Hay una palabra en hebreo que escuchamos a menudo en las comunidades judías y que se ha convertido en una especie de misión utópica: la palabra tikún. Sin embargo son pocos los que saben quién fue el que reinstaló este ideal en forma exponencial y novedosa dentro de nuestra tradición. Su nombre fue Isaac Luria y con él realmente nos referimos a una figura extraordinaria. Luria nos dejó un relato sobre la Creación y Redención Final de la historia que es diferente al que narra la Biblia. En la Biblia Dios crea un mundo completamente ordenado en 7 días y todo es literalmente bueno. Pero en el mito de Luria el mundo nace fallado, emerge desde el inicio de la historia en forma imperfecta o rota y ¡el culpable de todo esto es el mismo Dios! Para Luria si existen fallas en este mundo son las fallas de la mismísima esencia de Dios. Es decir que en realidad el mundo esta fallado porque Dios también lo está.
En consecuencia para Luria el mundo necesita ser reparado de su “Creación fallada original” y en forma increíble Dios también necesita ser reparado porque también está fallado o incompleto. La responsabilidad de corregir a Dios y al mundo recae ni más ni menos que sobre el pueblo de Israel. Y el medio necesario para realizar dicha tarea es realizar mitzvot o mandamientos. Cada mitzva que un judío realiza en este mundo (siempre que ésta sea acompañada con la intención apropiada) acerca la redención y repara el Universo, la Nación y al Individuo. Como el mundo y Dios forman un sistema cósmico completo, a medida que reparamos el mundo también reparamos la Unidad de Dios que se ha roto en la dislocación original de la Creación. Nuestra tarea de acuerdo a la Cabalá es liberar y restaurar a la divinidad viviendo ética y espiritualmente. Solo así elevamos las chispas rotas produciendo un tikún, una “reparación” del cosmos.
Justamente tikún es la palabra hebrea que Luria utiliza para describir la “reparación” o “corrección” del mundo dentro de su sistema cabalístico. Estoy seguro que la mayoría de ustedes han escuchado a su Rabino decir alguna vez las palabras tikún olám que significan literalmente “reparación del mundo”. Hoy se usa esta expresión para caracterizar las actividades sociales y políticas que los grupos judíos realizan con el propósito de hacer del mundo un lugar mejor. Pero la palabra tikún en realidad es muy antigua y aparece incluso en la primer obra de la literatura rabínica, la Mishná (por ejemplo en Guittín 4:3). Lo maravilloso de Luria es que el utiliza este mismo término y lo lleva mucho más allá de las referencias que aparecen en la antigua literatura rabínica. Ahora y gracias al pensamiento genial de Luria reparar al mundo significa también reparar a Dios.
Supongo que la idea de reparar al mundo no es tan difícil de comprender. Somos conscientes que en un punto el mundo está fracturado y Dios nos necesita para que lo arreglemos y lo hagamos cada día un lugar mejor. Debemos trabajar en arreglar nuestras propias quebraduras, nuestro tejido social y nuestro planeta, de la mejor manera que podamos. Pero según Luria lo fascinante es que al arreglar el mundo – social, económica y políticamente – vamos curando a Dios, cuyas chispas se encuentran dispersas por todas partes.
¿Qué significa todo esto de reparar y curar a Dios? ¿Acaso Dios no es perfecto? ¿En qué sentido Dios está fallado o incompleto según el pensamiento de Luria? ¿Cómo puede ser que seamos nosotros quienes reparamos la Unidad de Dios que se ha roto en la dislocación original de la Creación? ¿Qué es lo que se ha dislocado? En otras palabras, ¿cómo concebimos una idea judía que Dios nos necesita a nosotros cuando siempre se nos enseñó que somos nosotros los que necesitamos de Dios y no al revés?
Para responder estas complejas preguntas debemos entender dos cosas: (a) qué significa que la esencia de Dios está dislocada y (b) qué podemos hacer nosotros para restaurar esa dislocación.
Según Luria la esencia de Dios se dislocó cuando la Creación falló. Luria argumentó en su teoría que hay dos facetas que hacen a la Unidad de Dios. Por un lado está la esencia de Dios en su estado más íntegro, trascendente e inalcanzable para los seres humanos. Esta esencia es eternamente incomprensible y oculta. Cuando decimos que Dios es Dios y nosotros somos humanos estamos utilizando esta faceta de Dios. Esta faceta está escondida y nunca podremos alcanzarla porque si así lo hiciéramos seríamos como Dios y eso es un absurdo. Esta faceta Luria la denominó Ein Sof (literalmente Sin Fin o lo Infinito). Por otro lado Dios tiene una segunda faceta relacionada con lo que se manifiesta en forma visible de la Creación. Esta segunda faceta Luria la denominó Shejiná (literalmente Presencia). Estas dos facetas son el producto de la catástrofe primordial de la “Creación fallada” según el mito de Luria. En el momento que las cosas salieron mal la Unidad de Dios se dislocó haciendo que esa Unidad se rompa en dos partes: Ein Sof por un lado y la Shejiná por otro lado.
Los judíos creemos literalmente que nuestro deber es unificar y restaurar esta dislocación llevándola nuevamente hacia la Unidad. Para hacer esto precisamos de nuestra kavaná, es decir nuestra “intención interior”. Así los místicos que siguieron a Luria escribieron toda una serie de kavanót (plural de kavaná, es decir “intenciones”) que deben ser recitadas antes de realizar ciertos mandamientos o mitzvot para asegurarnos que entendemos justamente con qué intención estamos realizando estos mandamientos. Y esa intención es literalmente reparar la separación de la Unidad de Dios.
No todos los Sidurim (libros de rezos judíos) poseen estas kavanót. Pero si nos fijamos por ejemplo en la página 5 del Sidur Artscroll nos encontramos que la primera oración dice “En aras de la unificación del Santo Bendito es Él, y de Su Presencia, con temor y amor para unificar el Nombre yud hei con vav hei en perfecta unidad, en nombre de todo Israel”. Esta declaración es increíblemente atrevida y audaz. Primero el nombre de Dios conocido como “Santo Bendito es Él” es uno de los nombres más tradicionales de Dios en la literatura rabínica donde lo conocemos en hebreo como Kadosh Baruj Hu (o en arameo Kudsha Brij Hu). En el pensamiento cabalístico este nombre es sinónimo de Ein Sof, el Dios como Infinito, trascendente y oculto. Por otro lado “Su Presencia” es la Shejiná, la faceta manifiesta de Dios. Lo que esto implica es que si recitamos esta “intención” lo que estamos a punto de realizar va a reparar o unificar esta dislocación de Dios.
Las cuatro letras yud hei vav hei forman el famoso nombre de Dios que nadie sabe como se pronuncia realmente y simplemente decimos Adonai que literalmente significa Mi Señor. La separación de la Unidad de Dios se ve reflejada entonces en la separación de las dos primeras letras (yud hei) y las dos últimas letras (vav hei) que forman completas el Sagrado Nombre de Dios. Al realizar el mandamiento con esta intención estamos ayudando a Dios haciendo que pueda reunirse simbólicamente con Sus dos facetas.
La conclusión final de todo esto nos deja con un sentido pleno para nuestra existencia, nuestra misión en este mundo, nuestras prácticas judías y el rol que jugamos los humanos en la Redención Final de la historia. Los judíos no solo somos socios con Dios en la redención del mundo sino que -más increíble aún- somos socios con Dios en la redención de Dios mismo. Dios nos necesita. Dios también necesita ser redimido porque está fallado o incompleto al igual que nosotros. El judaísmo posee así en forma asombrosa la declaración más literal de la dependencia de Dios en los seres humanos.
Es un tema fascinante y muy interesante.
Lo que sí podría criticar de tu exposición es «Pero según Luria lo fascinante es que al arreglar el mundo – social, económica y políticamente – vamos curando a Dios, cuyas chispas se encuentran dispersas por todas partes». Dudo mucho que Isaac Luria (o cualquier cabalista hasta bien entrado el siglo XX) haya interpretado el «Tikún» como «arrglar el mundo social, económica y políticamente». Ésa es una interpretación más bien tardía, que podemos encontrar quizás en Abraham Joshua Heschel.
Para Luria, «Tikún» significa cumplir las Mitzvot con la mayor devoción posible. Dudo que incluya los aspectos políticos o económicos dentro de su idea de «Tikún».
Estimado Ezequiel,
¡gracias por tus comentarios! Coincido con vos en ambas cosas, es un tema fascinante e interesante y además tu observación es correcta: Luria no escribió literalmente esto sino que es una interpretación mía.
Definitivamente el rol o significado que se le ha dado al concepto de tikún en la modernidad ha cambiado. No debemos olvidarnos que cuando Luria presentó su teoría el pueblo judío se encontraba en condiciones muy diferentes a las de hoy. Luria inyectó «sentido» al pueblo judío dándole una misión única y especial en el devenir histórico. Había que devolverle la esperanza a quienes padecían un nuevo exilio (habíamos sido expulsados de España) y la idea que nuestras acciones corrigen y acercan la Redención tuvieron su impacto en su época…lamentablemente el problema cuando Luria muere es que su sistema sería asimilado por movimientos mesiánicos (en especial el de Shavetai Tzvi) haciendo estragos en la comunidad judía. Todavía tenemos resabios de ese delirio mesiánico en algunas comunidades judías. El tema no es dar de baja esta esperanza sino entenderla dentro de su propio contexto histórico.
Con el alto precio que los judíos hemos pagado cada vez que se anuncia un Mesias falso, creo que eventualmente la palabra tikún necesitó ser más que solo la práctica de mitzvot para moverse al plano de lo social y lo político. La mayoría de los judíos de la modernidad se sienten más satisfechos con el impacto que generan sus acciones en ese plano que en el «cósmico» o «mesiánico». De alguna manera como operamos en el tiempo «histórico» entre la Creación y la Redención, en este «tiempo» los impactos sociales, políticos y económicos podemos verlos…son -para decirlo de alguna manera- mas concretos y menos abstractos.
Todas las cosas que hacemos, ya sea tzedaka, enseñar judaísmo, trabajar como madrij o madrija, ayudar en escuelas, sinagogas e instituciones judías tanto en forma financiera como ofreciendo nuestro tiempo como voluntario, estudiar Tora, acompañar a gente que perdió un ser querido, ir a visitar enfermos, estar preocupado por lo que sucede en Israel, reaccionar frente al antisemitismo, escribir un libro de chistes judíos y preocuparse por la continuidad del pueblo judío entre tantas otras cosas, no tiene menos mérito ni deja de ser significativo si no comemos kasher o no nos ponemos Tefilín. Claramente en el contexto de Luria quiza solo eso produciría un tikún para él.
Pero si lo pensamos un momento, ¿la razón de nuestra existencia judía es sólo para comer ciertas cosas que están permitidas, comer matzá, ponernos tefilín y respetar el shabat? ¿Eso sólo traerá la redención final? Quiero que quede claro que no estoy diciendo que no importa si uno come kasher ni que estas cosas no son importantes. Comer kasher y realizar TODAS las prácticas judías que uno puede es importante y necesario. Pero el punto aquí es entender qué significa tikún para nosotros hoy.
En tanto tu comentario es correcto. Tikún para Luria probablemente se reducía mucho más a la práctica de mitzvot y a la labor única del pueblo judío. Hoy en día algunas comunidades utilizan ese mensaje de «somos el pueblo elegido» y esta es nuestra misión. Curiosamente la Haftara que leemos este Shabat comienza diciendo que para Dios los judíos no somos más que los etíopes (creo que necesito escribir sobre esto! jajaja). Pero el mensaje de hacer el esfuerzo que cada uno puede hacer no debe ser minimizado. ¿Supongo que cada uno debe hacer el tikún de la manera que mejor puede?
Saludos y Shabat Shalom!
Diego.
Además quería agregar que entiendo que tu observación se refiere puntualmente a mi interpretación y no a lo articulado literalmente por Luria. En otras palabras, entiendo que tal vez coincidas conmigo en la respuesta que figura arriba de esta y no por eso tu crítica deja de ser correcta. Tu crítica es acertada y mi interpretación puede ser también bien recibida…o no 😛
A ver…Si bien estoy de acuerdo con vos a grandes rasgos, creo que justamente el problema a veces con el concepto de «Tikún» es que puede ser utilizado para justificar prácticamente cualquier acción. El ejemplo que se me ocurre es el problema de Irael y el mesianismo de determinados grupos de la ortodoxia ultranacionalista. Aunque creo que Rav Kook nunca hubiese podido imaginar las implicancias que traería su pensamiento en cuanto a territorios ocupados, sacrilización de la Tierra de Israel, conflictos entre lo que sería el Estado de Israel actual y el idealizado por los ortodoxos ultranacionalistas, entre muchos otros, estas ideas son derivadas de un concepto tan simple como: «El Estado de Israel es parte del Tikún Olam y, por ende, acelera la venida del Mashiaj».
No estoy diciendo que no hay que activar políticamente, hacer Tzedaká, ayudar al necesitado, etc. Personalmente, hago trabajo voluntario y milito en un partido político pero entiendo que etiquetar eso bajo el rótulo del «Tikún» puede llevar a la sacralización de esos actos, lo cual no creo que lleve a ningún bien.
Por otro lado, no creo que escribir un libro de chistes judíos tenga el mismo valor que comer Kasher. Ahora mismo se me ocurren dos diferencias: la primera, que pensemos qué hay de trasmisión en escribir un libro de chistes judíos (¿trasmito algo a mis hijos con ese acto? ¿Me uno a una larga cadena de antepasados que también lo hicieron? Lo cierto es que lo que nos une a los judíos a lo largo de la historia es el cumplimiento de Mitzvot, no escribir libros de chistes judíos); la segunda, que pensemos qué diferencia hago en mi vida cotidiana escribiendo un libro de chistes judíos (si como Kasher, debo cuidarme en todo momento qué ingiero y dónde, hacer las Berajot correspondientes, comer de determinada manera, etc; si escribo un libro de chistes judíos, ¿qué parte del judaísmo estoy aplicando a mi día a día?).
Querido Ezequiel,
estoy absolutamente de acuerdo con tu respuesta. De alguna manera esto es exactamente lo que digo cuando escribo que “Hoy se usa esta expresión para caracterizar las actividades sociales y políticas que los grupos judíos realizan con el propósito de hacer del mundo un lugar mejor”. Quizás hemos llegado a una época en la que deberíamos preguntarnos en qué contexto estamos utilizando la palabra tikún cada vez que la nombramos o a qué nos estamos específicamente refiriendo. Es innegable que la palabra tikún ha atravesado distintas connotaciones de acuerdo a los diferentes contextos históricos y al intentar utilizarla para significar una cosa probablemente dejemos afuera otras acepciones (la publicación en inglés de Wikipedia sobre este tema traza toda la evolución de esta palabra desde la Mishná pasando por Luria y llegando hasta el Reformismo y la manera que es comprendida por la mayoría de los judíos en la modernidad – http://en.wikipedia.org/wiki/Tikkun_olam).
Yo no tengo ninguna duda que la práctica de mitzvot es esencial. Yo mismo les digo muchas veces a los padres de los chicos y chicas que preparo para sus ceremonias de Bar o Bat Mitzva que si en casa no pasa nada distinto un Viernes a la noche que lo que pasa un Martes es más difícil instalar, desarrollar y enamorar a un alumno sobre la tradición judía que debe ser vivida y no solo intelectualmente comprendida. Coincido con vos y reconozco que mi ejemplo es demasiado trivial (por no decir tonto). Poner a la misma altura comer kasher o escribir un libro de chistes judíos como garante de la tradición o continuidad judía es una exageración (por no decir una estupidez). Pero lo que me inclinó a escribir ese comentario es el desafío con el que tengo que lidiar desde hace 13 años porque trabajo con judíos para quienes tikún olam significa solamente “acción social”. En los círculos en los que yo me muevo (judaísmo Reformista y Conservador) la práctica de mitzvot está sujeta a muchísima racionalidad. Estoy seguro que muchos judíos (incluso los que no practican el judaísmo pero creen que los ortodoxos son “los verdaderos”) se sentirían bastante sorprendidos si les decimos que deben practicar las mitzvot en aras de la unificación entre la Shejiná y el Kudsha Brij Hu con el fin de elevar las chispas acercando la redención mesiánica. Cuando comparto estos significados del concepto de tikún y la práctica de mitzvot en lugar de pasión encuentro muchas veces rechazo o miradas que dicen “este tipo se volvió loco”. Sinceramente no creo que porque uno cumpla mitzvot eso va a contagiar al resto a que haga lo mismo. Mucha gente tiene esta idea ingenua que hasta el siglo XIX todos los judíos del mundo eran observantes de la Ley Judía y que comenzando el 1800 dejaron de practicar el judaísmo por culpa de la emancipación y el pensamiento racional moderno. Este no es solamente un tema de nuestra era…pero si creo que en nuestra era se ha potenciando debido al pensamiento de la modernidad que difiere en muchos aspectos del pensamiento medieval.
Por eso mi intención al utilizar el ejemplo de los chistes judíos es motivar la participación dentro de la tradición. Creo que hay que empezar por algún lado y si ese lado no es comer kasher, ponerse tefilin, rezar tres veces por día o contar el omer entonces prefiero (y esta es una decisión absolutamente personal y no institucional) captar al judío dentro del judaísmo y la comunidad por el lado que más lo atraiga. Eventualmente si cumplirá o no mitzvot está más allá de mi dominio. Todos conocemos judíos que asisten a instituciones donde la práctica es “ortodoxa” y sin embargo no son literalmente shomer mitzvot. Por eso ellos tal vez entiendan que su manera de hacer un tikun sea de la manera que lo entienden. Por ahora prefiero bienvenirlos como son y entienden su judaismo a decirles “si no hacen mitzvot entonces ni se molesten”. No estoy diciendo que vos creas eso sino mi propia opinión sobre todo este tema.
Querido Ezequiel: ¡gracias por ayudarme a seguir reflexionando! Me encantan tus comentarios y desearía escuchar opiniones como las tuyas todos los días sobre estos temas. Sin dudas los debates que compartimos en nuestras respuestas no solo nos enriquecen a nosotros dos sino a todos los lectores de J&J. Gracias por ayudarme a pensar estos temas y articular mejor mi pensamiento. Dicho sea de paso acabo de darme una vuelta por tu blog: me encantó :)! Me alegra saber que no soy el único escribiendo sobre estos temas!
Shavua Tov!
Diego
Es un tema complejo. Como dice el dicho: «Dos judíos, tres opiniones».
Como bien vos decís, hay que desarraigar el falso concepto de «La Enmancipación es culpable de que haya judíos que no cumplen las Mitzvot y los Reformistas lo único que hacen es alejar al judío de la Torá». Ya antes de la Modernidad existían judíos que no cumplían Mitzvot, que se convertían o se asimilaban; la diferencia fundamental que veo entre el «antes y el despúes» de la Enmancipación es que todo esto (no cumplir Mitzvot, convertirse o asimiliarse) pasa de ser algo, aunque quizás deseable en ciertos círuclos, rechazado por la mayoría (judía y no judía) a algo aceptable y hasta positivo. En el fondo, la Modernidad no hace más que legalizar lo que ya era un hecho: los judíos querían salir al mundo. Por eso es que siempre remarco que no era lo mismo un judío polaco o ruso que uno alemán: tendemos a pensar que todo el judaísmo se reducía al ghetto, la pobreza, etc y es un concepto 100% erróneo.
En cuanto a la división, «ortodoxo, «conservador», «reformista», me parece que no le hace ningún bien al judaísmo. Si me preguntan, siempre intento evitar etiquetarme en «soy esto», «soy lo otro». Creo que lo esencial del judaísmo es cumplir Mitzvot; eso no implica que no haya otros elementos culturales (canciones, comidas, hablar yiddish o ladino, sionismo, etc) que no sean importantes. Creo que el problema es cuando suprimimos lo esencial (el cumplimiento de Mitzvot) e intentamos crear una nueva definición de judaísmo en torno a conceptos ajenos a nuestro acervo cultural (por ejemplo: usamos los términos «religioso» y «laico» para definir a los judíos; sobre eso estoy escribiendo para mi blog).
La última semana estaba en la Yeshiva y no me acuerdo cómo empezamos a hablar de los conservadores y los reformistas (creo que por las elecciones de AMIA) y yo dije: «Esperen, muchachos, no es lo mismo un reformista que un conservador». Y nadie entendía. Expliqué las diferencias entre los dos movimientos (al menos en lo que entiendo). «Y hay conservadores que cumplen Shabat y comen Kasher, tal cual la Halajá», me atreví a decir. Ahí ya no entendían nada…Y tuve que explicar de vuelta que no hay que confundir y que los ortodoxos no tienen la llave mágica y el resto son unos pecadores.
En resumen, como dije antes, sigo considerando que las Mitzvot son la esencia del judaísmo. El resto, digámoslo así, no es más que un comentario al pie de página. Pero a veces sin el comentario a pie de página no entendés nada de lo que te está diciendo el libro…
Estoy de acuerdo con vos si voy y le digo a alguien que no conoce nada de judaísmo «Rezá Shajrit, Minjá y Arvit, ponete los Tefilin, usá Tzitzit, comé Kasher, respetá Shabat, separá el Maaser, etc», me va a contestar «No me molestes» (cuanto menos). Obviamente que es mejor que escriba un libro de chistes judíos (estoy poniendo el caso más extremo) a que no sepa nada de judaísmo, ni se involucre en la comunidad, ni practique nada de judaísmo. El problema es que esa persona piense que, por escribir un libro de chistes judíos, ya tiene su judaísmo firmemente establecido. Es decir, si el libro de chistes es un primer paso, bienvenido sea; si es un fin en sí mismo, entonces es inútil.
» Sinceramente no creo que porque uno cumpla mitzvot eso va a contagiar al resto a que haga lo mismo.» 100% de acuerdo con esto. A lo que voy es que cumplir Mitzvot me hace estar todo el tiempo pendiente de mi judaísmo; y eso sí se transmite. Si quiero salir a comer una pizza, no como en cualquier lado; si trabajo, el Shabat no forma parte de mi jornada laboral. Un ejemplo personal: fui a una secundaria laica y en la misma división éramos dos chicos judíos (yo respeto Mitzvot; él, a pesar de tener identidad, ni siquiera va a un club judío). Una vez un compañero (no judío, obviamente) me hizo una pregunta que me dejo reflexionando: «No entiendo algo. Él y vos son judíos, ¿no? Entonces, ¿por qué sé que vos sos judío desde hace 3 años y de él me enteré ayer?»
Leer a Ezequiel y a ti Diego y asistir a vuestras «charlas»…..es NOTABLEMENTE ALECCIONADOR!!!!!!!–Saludos,,Beatriz.-
El tema es muy amplio, Diego y se presta para mucho, por el momento me conformo, con seguir el hilo de la lectura, para sacar conclusiones basadas en mi experiencias vividas a traves de la práctica del Judaismo.
Rene De Leon