En nuestra publicación anterior introdujimos un tema central del pensamiento teológico judío: los seres humanos cambian; pero Dios no. Este es el principio que da cierre a la discusión medieval filosófica sobre Dios y es Maimonides quien representa la culminación de este proceso cuando declara en su Mishné Tora que Dios es perfecto, eterno, no cambia ni muta. Además para Maimonides Dios no escucha porque no tiene oídos y ni siquiera ama porque no tiene sentimientos. Aunque nos resulta difícil reconocer esto al momento que uno reza, pide y agradece (puesto que según Maimonides parecería no haber nadie escuchando o preocupándose por nosotros) Maimonides mismo definió la plegaria como algo obligatorio.
Para nosotros los modernos este principio simplemente nos alerta de una limitación que ya somos conscientes: nuestra especulación racional, o mejor dicho nuestras palabras, tienen un límite al querer hablar acerca de Dios. Los humanos somos humanos y Dios es Dios. No tenemos acceso a Dios. No podemos conocer su esencia. No podemos saber cómo opera. No podemos saber qué planes tiene ni por qué elige que suceda lo que sucede. En el fondo no podemos saber nada con absoluta certeza. Y como no podemos objetivamente saber nada acerca de Dios ¿cómo podríamos declarar que Dios cambia de parecer frente a nuestros rezos?
Lo que si cambia son nuestras imágenes y metáforas. Estas pueden cambiar justamente gracias a que Maimonides declaró que son cosas cambiantes mientras que la esencia de Dios no lo es. Para nuestros antepasados Dios era un Papá, un Rey, un Señor o simplemente un Êl. Para Maimonides todos estas designaciones son simples metáforas, palabras que depositamos en lo innombrable e incognoscible. Por lo tanto si nuestras metáforas de Dios son simples expresiones subjetivas de nuestra limitada experiencia humana y si la naturaleza de los seres humanos es de hecho el cambio constante entonces nuestras imágenes y metáforas sobre Dios pueden ciertamente cambiar también. En pocas palabras lo que cambia son las metáforas e incluso a veces podemos llegar a ver estos cambios.
Comienza Shabat y al reflexionar sobre estos temas me pregunto ¿a qué o a quién le estoy rezando? Los dos más grandes teólogos modernos vienen en mi ayuda para lidiar con estas difíciles preguntas:
Rezar es tomar conciencia de lo asombroso, recuperar el sentido de aquello misterioso que anima a todos los seres, el margen divino en todos los logros. La plegaria es nuestra humilde respuesta a la inconcebible sorpresa de vivir.
Abraham Joshua Heschel
Como el poder que ordena el mundo y la salvación personal, Dios no es una personificación sino un Proceso. De todos modos nuestra experiencia de ese Proceso es enteramente personal…Aquellos que critican la concepción de Dios como un Proceso argumentan que es reducir la plegaria a una simple forma de “hablarse a uno mismo”. En un sentido eso es verdad pero debemos entender en qué sentido es verdad. Todo pensamiento – y la plegaria es una forma de pensamiento- es esencialmente un diálogo entre nuestro puro ego individual y nuestro ser en representación de un proceso que va más allá de nosotros mismos…
Mordecai Kaplan
En el fondo cuando hablamos de Dios no hay correcto o incorrecto. Cuando hablamos con Dios tampoco lo hay. El judaísmo ha vivido desde siempre con ambigüedad al momento de tener que lidiar con Dios. La mayoría de los judíos se imaginan un Dios completamente distinto incluso cuando están rezando juntos en la misma Sinagoga.
¿Dios escucha mis plegarias? Realmente no lo sé. Incluso si me escucha jamás esperaría que me responda del modo que mi esposa me responde cuando la llamo por teléfono. Mi conexión con Dios y mis metáforas de Dios son el producto de una respuesta a mi propia búsqueda personal enmarcada por la tradición judía y mi afirmación continua como miembro primeramente del pueblo judío y en forma más amplia de la comunidad humana como un todo. Mi plegaria es una manifestación de mi certeza absoluta que el pueblo judío al cual pertenezco es importante para la historia y en consecuencia yo también lo soy porque formo parte de dicha narración sin importar cómo me imagino a Dios en cada etapa distinta de mi vida. Al igual que Maimonides tengo muchos problemas para definir a Dios en palabras. Todo lo que digo termina siendo insuficiente para hacer justicia a mi fe y mis creencias. Pero rezo de todos modos todos los días y cuando lo hago generalmente (aunque confieso que no siempre) Dios se hace realidad y evidencia.
Muy buen comentario Diego!!
Gracias Alvaro!
no todos los sers humanos somos iguales en pensamiento . cada quien elabora a dios segun su formacion religiosa .creo que no estamos vagando en la nada.ese ser llamado dios creo firmemente que si tiene inters en sus hijos y que imagen o conceptualizacion que tengamos de el no debe estorbar el ejercicio de nuestra espiritualidad sea esta judia o cristiana o mesianica.shalom
Es indudable que la nota deja muchos interrogantes, pero también deja conceptos claros del preceso de D-s y de nosotros mismos, en lo personal creo, que cuando rezo o hago una plegaria, si estoy conectado con ese ser, al cual le puedo Llamar Creador
Gracias por tu comentario Rene,
coincido contigo que esa para ambigüedad es lo apasionante de la plegaria, del Creador (o Creadora) y de nuestra compleja relación con El/Ella.
Saludos!
Diego
que buenos temas pero como dige en principio , siempre falta algo y te pido que me ayude a ordenar un poco mi mente en cuestion , del tema personalmente que lo que llamas reso no es de todos para principio de cosas es de algunos que an decidido emprender el retorno a sus origenes porque somos sere espirituales pero tambien carnales , unos si resaan otros solo viven como seres animales o carnales y aesos no le importa resar o lo que llamamos oracion en otros credos si pudieras darme la definicion de ambos seres espirituales , y carnales , oracion y reso saludos tu brother franck
Hola Franciso,
gracias por tu comentario.
No he entendido del todo tu pregunta…
¿A qué te refieres con «la definición de ambos seres espirituales y carnales, oración y rezo»?