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En nuestra publicación anterior hablamos del surgimiento y asentamiento de las primeras comunidades judías en el Norte de Europa. Vamos a insertar en esta publicación un tema central para comprender el desarrollo de los siguientes siglos en esta zona geográfica durante la Edad Media. El tema central de esta publicación es la relación entre el judaísmo y el cristianismo comenzando mucho tiempo antes de la Edad Media. Mi intención es analizar esta relación desde sus orígenes para intentar así comprender el por qué de ciertas posturas teológicas que emergen luego del año 1096 (que es el año de las Cruzadas) y justamente comprender cómo estas posturas nos permitirán encuadrar el nacimiento del anti-judaísmo medieval por parte de la Iglesia.
Para comprender la hostilidad cristiana hacia la judía a lo largo de miles de años deberíamos sumergirnos en muchísimos textos antiguos y dedicar tal vez una vida entera de estudio para realmente poder hablar de este tema en profundidad. Y digo esto antes de comenzar porque mi idea es no pasarme mucho más de los 30 o 35 minutos en está publicación y compartir con ustedes ciertas ideas principales. Estoy abriendo el paraguas antes que llueva con respecto a este tema porque estoy convencido que es un tema muy muy complicado y a la vez delicado no solo porque el material y su interpretación son complejos sino porque está cargado de perspectivas teológicas con las cuales muchos de ustedes pueden estar en desacuerdo. No es mi intención ser extremadamente controversial o polémico aunque inevitablemente voy a terminar siéndolo para muchos. Lo que quiero honestamente hacer es presentarles una narrativa o trayectoria histórica que nos permitirá (eso espero) entender el por qué de mucho de lo que hablaremos sobre la relación entre judíos y cristianos a lo largo de toda la Edad Media. Particularmente tratar de entender el por qué del odio anti-judio cristiano hacia el judaísmo y los judíos.
El libro que vamos a utilizar para caminar juntos este tema es un libro escrito en el año 1974 por una teóloga cristiana llamada Rosemary Ruether. Su libro se titula “Fe y Fratricidio” y es un libro que debería ser leído por todos los judíos y no judíos también y en especial por aquellos que se dedican al diálogo interreligioso. Este es un libro que generó muchísima controversia cuando fue lanzando por primera vez y muchos otros autores han intentado responder a los desafíos que presentaba el libro. Pero a pesar de las imperfecciones el libro es realmente extraordinario y tremendamente dramático para presentar las actitudes de la Iglesia hacia los judíos y sobre todo para comprender el encuadre de la relación medieval entre judíos y cristianos que vamos a profundizar en nuestras publicaciones siguientes.
Ruether comienza escribiendo que si bien la hostilidad hacia los judíos y el judaísmo puede verse en muchos episodios anteriores a la aparición del cristianismo en la historia, el ascenso del cristianismo introduce un nuevo elemento de hostilidad hacia los judíos en la historia del anti-judaísmo. El punto crucial de esta hostilidad surge debido a la crucifixión de Jesús del modo que es descripta en los Evangelios, es decir los textos religiosos cristianos. Esta es la presentación psicológica que Ruether introduce para presentarnos el encuadre que no aparece en forma obvia dentro de los Evangelios.
Según Ruether los discípulos de Jesús tuvieron que enfrentarse a una gran crisis cuando su Mesías murió en la cruz. Si de hecho era el Mesías (y recuerden que la noción de Mesías hasta ese entonces era la noción judía de un Mesías) ¿por qué no se salvo a si mismo? ¿Cómo podemos explicar que el supuesto Mesías judío murió en una cruz?
Justamente para la mayoría de los judíos que vivieron en ese momento de la historia, la muerte de Jesús no ocasionó ningún milagro, no manifestó el fin de un mundo que estaba perdido y por el contrario el Imperio Romano siguió firme controlando todo el área como lo venía haciendo. Pero para los discípulos de Jesús esto era algo intolerable. Esto era realmente una crisis. Según Ruether los discípulos de Jesús se preguntaron ¿cómo explicamos desde una perspectiva mesiánica judía (puesto que como ya dije no existía otra noción de Mesías fuera de la que hasta ahora había sido introducida por el judaísmo en la historia) que nuestro supuesto Mesías acaba de morir crucificado por los romanos? Y lo que se necesitó para poder responder a esta crisis, fue una nueva explicación teológica que justamente explique la paradoja de la crucifixión. Los discípulos construyeron la siguiente explicación para justificar lo que había sucedido:
- primero dijeron que había sido ordenado que Jesús iba a sufrir,
- iba a ser rechazado por los líderes oficiales de la comunidad judía,
- iba incluso a ser asesinado por estos líderes judíos
- y ascendería al tercer día de su asesinato a los cielos.
Esta es de hecho la narrativa que se nos presenta en los Evangelios.
Ruether continúa explicándonos entonces que los Evangelios escritos luego de la muerte de Jesús no culpan a los verdaderos asesinos y culpables (que eran Poncio Pilato y el gobierno Romano en Judea quienes eran los únicos que podían crucificar) sino que culpan a los líderes de la comunidad judía. Justamente para Ruether la comprensión o interpretación que hicieron los discípulos de lo sucedido con Jesús no fue una reconstrucción histórica de la realidad sino polémica en contra de la tradición religiosa judía para así darle sentido a la crisis teológica que estaban enfrentando con la muerte de su Mesías. Este cambio en la culpa es el elemento crítico que Ruether enfatiza a lo largo de su libro.
En otras palabras, no tenemos información exacta sobre qué fue lo que sucedió según diferentes textos de este período sino que solamente tenemos el relato que nos llega de los Evangelios y por supuesto estos textos no son objetivos sino que están cargados de teología y fundamentos religiosos. ¿Existió realmente un hombre llamado Jesús que fue crucificado? ¿Cuáles fueron las circunstancias de la crucifixión? A nivel histórico y objetivo lo único que sabemos es que la crucifixión era un castigo romano y no judío. Sabemos también que muchos otros hombres habían sido crucificados y que, nuevamente, los únicos que realmente tenían el poder para decidir crucificar a alguien o a Jesús particularmente en este caso, eran los romanos. ¿Tenemos algún otro texto además de los Evangelios cristianos que sea objetivo y que demuestre que hubieron judíos involucrados en todo esto de la crucifixión de Jesús? No, la verdad es que no poseemos más información al respecto. En la búsqueda del Jesús histórico y de los eventos a nivel histórico no podemos estar 100% seguros de todo lo que sucedió. Pero si podemos estar seguros que los que crucificaron, es decir los que hicieron el acto de la crucifixión fueron los romanos y no los judíos. Y como sabemos que esto es así la pregunta entonces es ¿por qué los Evangelios describen que los líderes de la comunidad judía son los culpables?¿Por qué según los Evangelios los líderes de la comunidad judía son los asesinos de Jesús y no los romanos? Y la respuesta según Ruether a todo esto que estamos describiendo, es que los discípulos de Jesús necesitaron construir y racionalizar la paradoja de la muerte de su supuesto Mesías.
Para que vean que Ruether no se está inventando todo esto quiero leerles de dónde construye ella su argumento. Para Ruether la esencia de esta justificación cristiana se encuentra claramente en la “parábola del viñedo” que encontramos en los tres Evangelios Sinópticos de Mateo, Marcos y Lucas. Así que permítanme leerles “la parábola del viñedo” para que ustedes mismos puedan ver que no estamos inventando nada aquí que no esté directamente escrito en los mismos Evangelios.
La parábola de los viñadores homicidas
Evangelio según San Marcos
12:1 Jesús se puso a hablarles en parábolas: «Un hombre plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero.
2 A su debido tiempo, envió a un servidor para percibir de los viñadores la parte de los frutos que le correspondía.
3 Pero ellos lo tomaron, lo golpearon y lo echaron con las manos vacías.
4 De nuevo les envió a otro servidor, y a este también lo maltrataron y lo llenaron de ultrajes.
5 Envió a un tercero, y a este lo mataron. Y también golpearon o mataron a muchos otros.
6 Todavía le quedaba alguien, su hijo, a quien quería mucho, y lo mandó en último término, pensando: «Respetarán a mi hijo».
7 Pero los viñadores se dijeron: «Este es el heredero: vamos a matarlo y la herencia será nuestra».
8 Y apoderándose de él, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña.
9 ¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá, acabará con los viñadores y entregará la viña a otros.
10 ¿No han leído este pasaje de la Escritura:
La piedra que los constructores rechazaron
ha llegado a ser la piedra angular:
11 esta es la obra del Señor,
admirable a nuestros ojos?».
Claramente no es muy difícil comprender el mensaje de esta parábola. Los judíos son los arrendatarios del viñedo. Dios va mandando sus profetas para recolectar los frutos que le corresponden de la tierra y los judíos maltratan, golpean y matan a cada uno de sus profetas. La culminación de todo este proceso consiste finalmente en mandar al hijo de Dios y según esta narrativa él también es asesinado. Esta narrativa sirve como base para argumentar que el asesinato de Jesús por los judíos no fue un evento aislado sino que es el producto de un acto recurrente por parte de los judíos en relación con todos sus profetas. Si leemos los textos proféticos judíos como Isaías, Jeremías, Ezequiel, etc. vemos que en cada libro de los profetas (siendo Jonas una de las grandes excepciones) que el ciclo con cada profeta es igual. El profeta viene, dice que el pueblo está haciendo todas las cosas mal y deben arrepentirse y generalmente el pueblo no los escucha. Voy a elaborar más esta idea en breve pero hasta aquí vimos el primer punto que quería compartir con ustedes sobre este tema del anti-judaísmo cristiano al intentar comprender la relación entre judíos y cristianos. En simples palabras el primer punto es el siguiente: los discípulos de Jesús necesitaron construir y racionalizar la paradoja de la muerte de un supuesto Mesías y en lugar de culpar a los romanos culparon a los judíos. Lograron construir este argumento de la culpa judía a partir de una interpretación de los textos proféticos en los cuales los judíos casi siempre rechazaron la palabra de sus propios profetas.
El siguiente punto para entender los inicios del anti-judaísmo cristiano se manifiesta en el creciente nivel de antagonismo entre los primeros cristianos y la comunidad judía a finales del siglo I, es decir alrededor del año 100 después de Cristo o de la Era Común.
Acá Ruether argumenta que en las escrituras de Pablo y los Evangelios Sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) se van marcando cada vez más y en forma mas agresiva las diferencias entre los primeros cristianos y judíos con respecto a la segunda generación de cristianos y los judíos.
Por ejemplo Pablo enfatiza en sus escritos la materialidad del antiguo Israel en contra de la espiritualidad del nuevo Israel que es por supuesto la Iglesia. Recuerden que la Iglesia se vio a sí misma como la continuación del antiguo Israel a través del nuevo pacto o nuevo testimonio devenido en el Nuevo Testamento. Testamento, testimonio y pacto hacen referencia a la misma idea. Recuerden también que Pablo fue el primer cristiano en universalizar el cristianismo y por lo tanto diferenciar a la nueva comunidad de Israel con respecto a la antigua comunidad de Israel (que eran justamente los judíos) era algo que precisaba ser enfatizado en este período para consolidar el nuevo grupo. Nuevamente la noción de un testimonio o testamento antiguo, el de las antiguas leyes judías, debía ser superpuesto por el nuevo testimonio o nuevo testamento. No debemos olvidar que los primeros cristianos eran judíos y tuvieron que entender no solo su propia historia sino separarla de la historia anterior. Hablamos sobre este tema en nuestra primera publicación.
En todos estos primeros textos cristianos, si bien toda la culpa no recae solamente en los judíos, las expresiones hacia el Cohen Gadol es decir el Sumo Sacerdote judío, los líderes de la comunidad judía y los fariseos (que en hebreo los conocemos como prushim y eventualmente serán llamados Rabinos) son descriptos en forma cada vez mas negativa y son los culpables principales de la muerte de Jesús. Si bien en estos textos la culpa no recae en toda la comunidad judía al menos los líderes de la comunidad son considerados culpables.
Ya para finales del siglo I hay dos desarrollos muy importantes que hacen de esta historia anti-judía entre cristianos y judíos mucho más intensa. Este período es generalmente aquel que los académicos consideran como “el punto de separación”. En otras palabras, hasta finales del siglo I, es decir hasta alrededor del año 100, los judíos y los primeros cristianos estaban dentro de todo conectados entre sí. Los primeros cristianos como ya mencioné varias veces, se habían desprendido de la comunidad judía y eran una secta particular que desafió a otras sectas como la de los saduceos, los esenios y los fariseos.
Pero cuando en el año 70 el segundo Gran Templo es destruido y los judaísmo reorganizan su estructura en un lugar llamado Yavne consolidando así el judaísmo rabínico como forma de liderazgo que conocemos hasta la actualidad (recuerden que hablamos de todo esto en nuestra segunda publicación sobre el judaísmo Medieval que ustedes pueden volver a escuchar en este blog) vemos esta separación en forma definitiva entre la secta cristiana y la secta rabínica (por llamarlas de alguna manera). ¿Por qué decimos que en este punto finalmente se separan? Podemos decir esto por dos motivos principales:
- Primero leemos de los textos tradicionales judíos que en este período uno de los grandes líderes fariseos, el gran Raban Gamliel II que es el director de la academia rabínica en Yavne, le ordena a uno de sus sabios llamado
Shmuel Hakatan
- (o Samuel el pequeño en español), que escriba una maldición en contra de los sectarios. Esta maldición en hebreo es conocida como
Birkat haMinim
- que en realidad es un eufemismo porque
birkat
- quiere decir “bendición” y en consecuencia estamos “bendiciendo” a los “sectarios”. Por supuesto que esta bendición es de hecho una maldición. Y esta maldición que los judíos recitamos todos los días cuando rezamos a Dios en nuestras plegarias (a excepción del Shabat y las festividades) dice literalmente lo siguiente:
Y para los delatores no haya esperanza; y toda la maldad desaparezca en un instante; y todos tus enemigos rápidamente perezcan. Destruye, tritura, derriba y humilla con celeridad a todos los malvados, pronto en nuestros días. Bendito eres Tú que quebranta y humilla a los malvados
Hay una larguísima literatura sobre cómo fue que esta plegaria se originó y cómo deberíamos entenderla nosotros hoy pero el punto que me interesa destacar aquí es que los cristianos utilizaban este texto como prueba que los judíos los maldecían en sus plegarias. Si realmente esta maldición apunta a los primeros cristianos que eran parte de los judíos, siendo esta una teoría que muchos académicos sostienen, entonces esto era claramente un intento oficial por parte de los líderes en Yavne para remover a los judeo-cristianos de la comunidad judía. Ya que no iban a maldercirse ellos mismos recitando esta plegarias tenían que eventualmente separarse. Esta plegaria o maldición es el intento por parte de los primeros rabinos de dejar en claro que para el judaísmo Jesús no es el Mesías, ni el hijo de Dios y estas creencias no tienen nada que ver con el judaísmo. Así vemos por parte de los primeros rabinos y ante el clima de inestabilidad social de este período luego de la destrucción del Segundo Templo la necesidad de definir qué es judaísmo y que no es judaísmo. Y esta maldición funciona de separador.
- Segundo y al mismo tiempo de la aparición de la maldición rabínica aparece históricamente el cuarto Evangelio, el Evangelio según San Juan. En el Evangelio de San Juan vemos un nuevo nivel de antagonismo hacia los judíos. En otras palabras hay una clara diferencia a nivel anti-judío en este Evangelio escrito al mismo tiempo que la maldición rabínica y la separación de las sectas con respecto a los Evangelios anteriores. En el Evangelio según San Juan los culpables de la crucifixión de Jesús ya no son los líderes sino absolutamente toda la comunidad judía. Y esto significa no solo los judíos en el pasado sino en el presente y en el futuro.
A partir del Capitulo 8 verso 21 del Evangelio según San Juan la retórica se vuelve tremendamente agresiva. Además este es el Evangelio en el cualo los culpables ya no son los fariseos (es decir la secta de la que devino el judaísmo rabínico o el Sumo Sacerdote judío) sino literalmente “los judíos” lo cual marca una generalización muy interesante de toda la comunidad.
Permítanme que les lea unas lineas del Evangelio según Juan en las cuales Jesús se dirige a los judíos para que vean así claramente lo que les estoy diciendo:
Jesús les respondió: «Si Dios fuera vuestro Padre, me amaríais a mí, porque yo he salido y vengo de Dios; no he venido por mi cuenta, sino que él me ha enviado.
¿Por qué no reconocéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi Palabra.
Vosotros sois de vuestro padre el diablo y queréis cumplir los deseos de vuestro padre. Este era homicida desde el principio, y no se mantuvo en la verdad, porque no hay verdad en él;cuando dice la mentira, dice lo que le sale de dentro, porque es mentiroso y padre de la mentira.
Evangelio según San Juan 8:42-44
Este texto es muy importante de analizar porque nos presenta el origen de la imagen e iconografía diabólica del judío. La idea que los judíos son los hijos del demonio o el diablo emerge desde este texto cristiano y esa imagen particular inunda toda la iconografía cristiana. Si alguna vez viajan por Europa y pueden entrar a una Iglesia o Catedral noten las pinturas. Durante toda la Edad Media cristiana la mayoría de los feligreses y el mundo en general no sabía leer ni escribir. Solo los padres de la Iglesia podían hacerlo y para educar a los analfabetos se utilizaban dibujos que mostraban escenas bíblicas y de los Evangelios mismos.
Así en la Edad Media vemos por ejemplo la representación de la Iglesia en contra de la representación de la Sinagoga donde la Sinagoga es representada como una mujer con figuras diabólicas a sus alrededores, apoyada sobre un bastón partido y con los ojos vendados e incluso a veces con una serpiente alrededor de su cuello (Más información aquí también http://es.wikipedia.org/wiki/Judensau). Y por supuesto muchas de estas imágenes muestran a los judíos como diablos con cuernos y colas largas.
Todo esto no representa una imagen poco importante en el inconsciente colectivo de la iconografía y en el legado literal de la Iglesia sino por el contrario va en aumento a lo largo de la Edad Media pero emerge desde este punto tan temprano desde el Evangelio según San Juan.
Así podemos ir rastreando un nuevo estadio histórico en la relación de los judíos con los primeros cristianos. Originalmente los Evangelios Sinópticos culpaban a los líderes de la comunidad judía por ser los asesinos de Cristo y con la aparición del Evangelio según San Juan el tema se vuelve más abstracto y complejo culpando ahora a todos los judíos en general y percibiéndolos por primera vez como los hijos del diablo.
Por lo tanto desde finales del siglo I vemos este “punto de separación”. Aunque tal vez debería corregirme y refinar lo que estoy diciendo ya que muchos académicos actuales dicen que en realidad nunca terminaron de separarse del todo y la separación completa nunca sucedió del modo que yo se las estoy presentado. De hecho muchos textos revelan que siempre hubo interacción, cruces desde un lado hacia el otro mucha más mezcla de la que imaginamos incluso hasta los siglos 4 y 5 de la Era Común. Vemos un eco de esto en el Talmud Ierushalmi desde la perspectiva judía pero sobre todo en la literatura que voy a compartir a continuación que corresponde a los Padres de la Iglesia. Así que los diálogos parecen continuar entre ambos grupos pero de todos modos en el siglo I algo dramático sucedió porque vemos el emergente del Evangelio de San Juan y la maldición de los rabinos apareciendo en forma simultánea.
El próximo estadio de esta relación nos lleva desde el siglo 2 al siglo 6, eso es del año 100 al 500 de la Era Común. Esta es la era que conocemos como Patrística o de los Padres de la Iglesia. Esto nos presenta con el surgimiento de una Iglesia ya mucho más establecida y poderosa que consigue convertir en el siglo IV a su religión al mismísimo Imperio Romano y en paralelo con esto vemos el declive de la comunidad judía dentro del Imperio Romano.
Durante este período de tiempo tenemos toda una literatura escrita por los Padres de la Iglesia y lo que Ruether nos muestra en su libro es toda una categoría que constituye grandes secciones conocida como Adversus Judaeos literalmente “en contra del judaísmo”. Dentro de este segmento de literatura Patrística encontramos los siguientes temas: los judíos son rechazados mientras que los gentiles son elegidos como el Nuevo Pueblo Elegido. La Ley judía, es decir la Halajá, y la práctica judía es vista como algo carnal, inferior y materialista mientras que la Ley Espiritual de la Iglesia es enfatizada. Por ejemplo leemos sobre la diferencia entre la circuncisión de la carne (obviamente refiriéndose a los judíos) en contra de la circuncisión del corazón por parte de los cristianos. Y todo esto muchas veces lo seguimos presintiendo hasta nuestros días. Muchos de mis amigos no-judíos me preguntan del porque de la obsesión con no comer cerdo, o no mezclar leche con carne y ven todo eso como algo de sumisión o de más bajo nivel que la espiritualización intelectual y del corazón con respecto a la religión. Por supuesto que mis amigos no lo hacen en forma agresiva sino por el contrario para tratar de entender más acerca de la elección propia de limitarse como judío y seguir ciertas conductas que lo hacen a uno perteneciente a un grupo y no otro. Claramente los judíos no comemos lo mismo que los cristianos y otros grupos y nos constituimos justamente a partir de ciertas prácticas que nos caracterizan y nos diferencian de otros grupos y otras prácticas. Pero en nuestros tiempos de hoy y perdonen que me aleje un poco de la Edad Media, sigo percibiendo muchas veces esta idea que seguir ciertas prácticas lo hacen a uno un dogmático o un ser más cerrado en contra de este nuevo New Age o esta idea latente sobre la necesidad de trascender todas las limitaciones y hermanarnos mas allá de cualquier separación con la fuerza universal del amor que supuestamente atraviesa todas estas barreras.¿Es esto realmente así? Pero hay claramente una tendencia en nuestros días que busca universalizar la experiencia humana. Personalmente presiento que hay una polarización social, económica y religiosa cada vez mas extrema. Los ricos se hacen cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres y en la religión tenemos justamente el mismo fenómeno los dogmáticos se hacen cada vez más fanáticos y por el contrario el otro del otro lado de la balanza cada vez más los liberales ven a la religión como algo malo y del pasado, algo que nos deja ser de verdad.
El motivo por el cual se me vino todo este tema encima sobre nuestros días es porque de alguna manera todos estos textos tanto judíos como cristianos nos guste o no condicionaron nuestro tejido social. Y nosotros arrastramos milenios de tradición basados en la manera en que leemos estos textos. Tal vez esta construcción de los Padres de la Iglesia de ver al judaísmo como algo material debido a su práctica legal o halájica sobre qué bendición decir y cómo decirla y a qué hora, etc. toda esta parte que los judíos tenemos sobre cómo cumplir correctamente con nuestra tradición siguiendo una Ley, salpica o influencia incluso al no creyente en general que la Ley o sumisión a una práctica religiosa es algo inferior o incluso estúpido.
Pero volviendo a los textos de los Padres de la Iglesia tenemos el desarrollo de esta dicotomía entre los “buenos y los malos” ahora, es decir los “cristianos versus los judíos“. Los padres de la Iglesia también enfatizaron el tema de los dos pueblos con respecto a lo que cristianos consideran el Antiguo Testamento que como ya dijimos significa Testimonio. Los judíos no tenemos dos Testamentos sino uno solo que llamamos Tora y en extensión con la obra de los profetas y las escrituras llamamos TaNaJ. Los académicos llaman al TaNaJ Biblia Hebrea (aun cuando tampoco es correcto ya que no todo el TaNaJ está escrito en Hebreo) y los cristianos llaman a estos mismos textos con una reagrupación distinta que los hacemos los judíos el Antiguo Testamento. Pero los cristianos tomando parte del Antiguo Testamento como parte de su propia teología ya tenían armados todos los textos proféticos llenos de castigos en contra de los judíos. Esto lo mencione el primer punto sobre como los primeros cristianos releyeron a los profetas para demostrar que no era novedoso que los judíos mismos no escuchen y maltraten a sus profetas. Los profetas amaban al pueblo judío pero eran también muy frontales y exigentes diciéndoles al pueblo judío una y otra vez que estaban haciendo las cosas mal. La temática repetitiva de los profetas es que el pueblo judíos es el elegido pero están infringiendo la Ley de Dios. Por lo tanto los profetas siempre cumplían dos roles en forma simultánea: por un lado eran reconciliadores que intentaban fortalecer a la comunidad y al mismo tiempo eran fuertes críticos y metían el dedo ahí donde a la sociedad le molestaba y le dolía.
Lo interesante de estos textos desde una perspectiva psicológica es que incorporan dentro de su dominio como Sagradas Escrituras una tradición de criticismo personal. Cuando los judíos leemos nuestras Sagradas Escrituras generalmente no nos sentimos tan orgullosos. Las familia de Abraham en la Biblia y su descendencia posee engaños y mentiras que la hacen una familia completamente disfuncional y no perfecta. De hecho a mi gusto personal eso es justamente lo que la hace apasionante y real. Ninguno de nosotros venimos de familias absolutamente perfectas sino muy por el contrario. Con los textos proféticos ocurre lo mismo. Cuando leemos a los profetas los judíos nos sinceramos que tenemos cosas buenas pero también tenemos un montón de cosas malas. Esta posición que tenemos de criticarnos todo el tiempo es de algún modo positivo. Vemos las dos caras de quienes realmente somos. Somos seres humanos imperfectos con cosas buenas y cosas malas.
Pero la lectura de los Padres de la Iglesia de estos mismos textos del Antiguo Testamento remueve completamente esta noción de autocrítica judía. Porque ahora tenemos dos pueblos y uno de ellos es el verdadero heredero y es el bueno de la película mientras que el otro es el malo. Y entonces según los Padres de la Iglesia y bajo este nuevo encuadre todas las profecías de castigo corresponden a los judíos mientras que todas las profecías de reconciliación y cosas positivas refiere a los cristianos. En otras palabras ese concepto de autocrítica ha sido ahora removido bajo una lectura cristiana. No quiero sugerir que el cristianismo es un resultado psicológico de este fenómeno pero lo que si quiero sugerir es que el Antiguo Testamento visto desde esta óptica cristiana se convierte en un texto anti-judío por un lado y al mismo tiempo un texto de adulación cristiana por otro lado. Y esto es clarísimo cuando vemos cómo leen los Padres de la Iglesia el mismo texto que leemos los judíos. Por supuesto que la discusión teológica sobre el verdadero sentido del texto llega generalmente a un callejón sin salida porque si uno hace una lectura diferente del que hace un cristiano, la respuesta cristiana va a terminar diciéndonos que eso nos pasa “porque no lo estamos leyendo con el espíritu del Señor Jesucristo”. Y si esa es la última respuesta ya no hay lugar para el debate y nos encontramos frente a la posición filosófica que analizamos con Saadia Gaon (si lo recuerdan Saadia Gaón limitaba de antemano qué es y que no es el judaísmo o qué es y que no es la verdad). Haciendo esto o sea limitando mi propia búsqueda, lo que estoy haciendo es engañándome a mi mismo y dejo de hacer un estudio sincero para convertirlo en un estudio tendencioso en el cual el texto debe ajustarse a lo que yo considero de antemano que es la verdad y no lo que el texto tal vez me sugiere o incluso me confronta.
Voy a ofrecerles brevemente un ejemplo de un texto de esta naturaleza escrito por un Padre de la Iglesia. El texto es de Juan Crisóstomo de Antioquía quien es considera uno de los cuatro grandes Padres de la Iglesia que vivió alrededor del siglo IV. He escogido para leerles una homilía, es decir un comentario que sigue a la lectura de las Sagradas Escrituras (una especie de sermón digamos) que es bastante ofensiva. Si bien este tipo de texto no es típico de todos los Padres de la Iglesia al menos es típico de Juan Crisóstomo quien escribió 8 homilías de este calibre. Les leo el principio de la homilía 2 por Juan Crisóstomo:
No se sorprendan de que llamé a la judíos detestables. Son realmente detestables y miserables. Cuando tantas bendiciones del cielo llegaron a sus manos, ellos las empujaron a un lado e hicieron un gran esfuerzo para rechazarlas. El Sol mañanero de la Justicia surgió para ellos pero ellos hicieron a un lado sus rayos y todavía viven en las tinieblas. Nosotros que hemos sido nutridos por su oscuridad, sacamos a la luz para nosotros mismos y fuimos liberados de la oscuridad de su error. Ellos eran las ramas de la raíz santa, pero las ramas se rompieron. Nosotros no teníamos ninguna participación en la raíz, pero sí en el fruto de la piedad. Desde su infancia leyeron a los profetas pero ellos lo crucificaron a él quien los profetas habían predicho. No escuchamos las profecías divinas pero lo adoramos a él quien profetizó. Y por lo tanto son detestables porque rechazaron las bendiciones que habían sido enviadas a ellos, mientras que otros se apoderaron de estas mismas bendiciones y las atrajeron hacia ellos mismos.
Podría continuar leyendo pero se pone cada vez peor y creo que con esto es suficiente para darles una idea de la agresividad de estos textos. Este es un ejemplo típico de cómo los Padres de Iglesia toman los temas del diablo, los hijos de las tinieblas y la crucifixión de Jesús que ya estaban presentes en el Evangelio según San Juan y ahora lo elaboran y desarrollan mucho más.
Como ya dije este no es el único tema de la literatura de los Padres de la Iglesia pero es un tema recurrente que le sirve a los Padres de la Iglesia para definir a la Iglesia y sus principios en contra de aquellos otros que son considerados “los herejes”. Y enfatizando lo que Ruether explica en su libro lo que vemos aquí es que en la necesidad de definir el cristianismo como algo nuevo que se desprende del judaísmo, los judíos mismos son los que terminan saliendo más lastimados gracias a la necesidad cristiana de definir su propia fe y religión. En otras palabras según Ruether el mecanismo que utilizaron los Padres de la Iglesia para definir y constituir al cristianismo y la Iglesia fue el de aplastar o demostrar la falsedad de los judíos y el judaísmo. Y eso es lo que vemos a lo largo de toda esta temprana literatura cristiana.
El último gran evento en toda esta tensión entre judíos y cristianos anterior al año 1096 es cuando finalmente el cristianismo consigue convertirse en la religión oficial del Imperio Romano. El peligro de esto es que la teología cristiana podía ahora convertirse en legislación social en contra de los judíos. Pero lo que emerge de esta situación es importante de dejar en claro: si bien los judíos comienzan ahora a perder derechos civiles luego de que el Imperio Romano se convierte al cristianismo y entonces deben por ejemplo construir Sinagogas más pequeñas, no mostrarse durante fiestas cristianas, no ocupar cargos oficiales, etc. debemos dejar en claro que no podemos decir que la literatura de los Padres de la Iglesia generó en su propio momento histórico agitación y violencia física. Por supuesto que habían repentinos ataques hacia los judíos pero en términos generales no debemos enfatizar que la realidad social estaba a la misma altura o era tan agresiva como los textos. Lo que intento decirles y debe ser enfatizado es que no debemos imaginar que lo que leemos en estos textos dentro de su propio contexto histórico necesariamente despertó ataques masivos hacia la comunidad judía (aunque eventualmente lo hará después de la Primer Cruzada en el año 1096 y ese va a ser justamente el tema de nuestra próxima publicación).
Finalmente quiero cerrar con un último punto que es muy importante de recordar. Otro de los grandes Padres de la Iglesia llamado San Agustín de Hipona y que murió en el año 430 de la Era Común también predicó sobre los judíos. Pero su posición frente al judaísmo y los judíos parece convertirse en la Edad Media y hasta el año 1096 en la posición oficial o dominante de la Iglesia. Y está postura o posición frente a los judíos debe ser enfatizada y recordada antes que demos cierre a esta publicación. “La tolerancia agustiniana” o también llamada “la tolerancia de San Agustín” se convierte en la postura eclesiástica hasta el año 1096.
¿Cuál es la posición de San Agustín? Su posición es que los judíos han recibido el decreto de vivir una existencia miserable debido a su rechazo de Cristo. Su condición y existencia sirve para demostrar la victoria de la Iglesia. No se si para muchos de ustedes esto es tolerancia y por eso la presente entre comillas. Pero la realidad es que la idea que los judíos seguirán existiendo en forma miserable implica según esta “tolerancia” que los judíos no deben ser atacados ni forzados a convertirse al cristianismo. Solo Jesús en el Día del Juicio Final va a quitarles a los judíos sus anteojeras o cegueras y guiarlos para que abracen la verdadarea fe cristiana.
Nuevamente, llamar a esto “tolerancia” es tal vez una exageración para muchos de ustedes pero lo que quiero destacar aquí es el elemento positivo que tiene esta formulación. Y ese elemento positivo es que si bien los judíos deben ser aislados y considerados sirvientes de los cristianos, según Agustín no deben ser lastimados ni molestados. Va en contra de la Ley Católica lastimar y torturar brutalmente a los judíos o en extensión a cualquier ser humano. Y lo más importante es que nadie tiene el derecho para obligarlos a convertirse al cristianismo. Bajo esta óptica de San Agustín los judíos son los testigos de la verdad de Cristo. Para esta “tolerancia” los judíos que están repartidos por todo el mundo durante la Edad Media y viven vidas miserables cumplen la función de hacer sentir mejor al cristiano. En otras palabras San Agustín declara que podemos ver a los pobres judíos para sentirnos mejor como cristianos que poseemos la verdad de Cristo y ellos no, pero no tenemos ningún derecho para tocarlos ni lastimarlos. Solo con la intervención super-natural de Dios los judíos verán la luz del día y caminarán solos hacia el bautismo. Esta postura asume que finalmente los judíos se convertirán al cristianismo pero no está en el poder de los cristianos el obligar a los judíos a que se conviertan.
Quizás muchos puedan creer que en efecto esta “tolerancia” es medio cínica pero al mismo tiempo al menos argumenta que no hay que molestar al judío y dejarlo solo.
En conclusión analizamos en esta publicación, guiados por el libro de Rosemary Ruether, la trayectoria del antijudaísmo cristiano versus la “tolerancia” cristiana desde los inicios del cristianismo hasta al año 1096. Vimos que los textos son extremendamente hostiles hacia los líderes judíos, los fariseos que eventualmente se convertirán en los rabinos, posteriormente hacia toda la comunidad judía en general y finalmente serán asociados con el diablo y las tinieblas dando comienzo al emergente de la iconografía demoníaca judía por parte del cristianismo a lo largo de toda la Edad Media. Pero también destacamos un elemento extremadamente importante y eso es que los textos parecen en el fondo ser mucho más violentos que la realidad social e histórica -lo cual para muchos no justifica nada puesto la hostilidad sigue escrita y ya no podemos borrarla- pero al menos hasta las Cruzadas, hasta el año 1096 los judíos no fueron violentamente atacados sino que incluso les permitieron vivir bajo su propia Ley, su propio Calendario y su propia estructura comunitaria.
Pero todo eso comienza a cambiar con la primer Cruzada en el año 1096 y justamente ese el tema central de nuestra próxima publicación
La culpabilidad de la muerte de Cristo según las enseñanzas del Antiguo y Nuevo Testamento, es por toda la raza de Adán; es decir, toda la humanidad.
Tanto los líderes del Sanedrín, como el pueblo instigado por sus líderes, pidieron la crucifixión de Cristo.
Los registros de los evangelios señalan que el pueblo judío gritaba: «Crucifícale, crucifícale» Esto se lo pedían a Pilato el encargado por parte de Roma de la decisión de dar la vida o la muerte de un condenado.
La muerte de Cristo ejecutada por un legislador foráneo, estaba profetizada en Génesis 49:10 «No será quitado el cetro de Judá. Ni el legislador de entre sus pies, hasta que venga Siloh; y a El se congregarán los pueblos». La profecía se cumplió perfectamente, Judá perdió su capacidad de juzgar cuando cuando vino Siloh (el Mesías) No tenía el derecho de quitar la vida Ese derecho estaba en manos de Roma. Queda claro que Jesús pasó por el tribunal del Sanedrín; allí fue juzgado por asuntos teológicos, según ellos blasfemia contra Dios de parte de Jesús al decir que era el Hijo de DIos. Jesús fue juzgado, interrogado y torturado por cuatro líderes judíos: Anás, Caifás,, Pilatos y Herodes.
Diego pone en duda la historicidad de Jesús ¡pondrá en duda la historicidad de Herodes o el Sumo sacerdote Caifás? La historia de Cristo se da con datos contextuales históricos de personajes que la historia secular no tiene dudas que existieron ¿Se duda de la existencia de los Césares de Roma? Es poco serio y falto de objetividad a los textos, ponerlo en duda. El Antiguo Testamento tiene más de 800 citas respecto del Mesías y todas ellas concuerdan con Jesucristo. ¿Será que los cristianos somos tan poco serios y carecemos de objetividad al estudiar los textos que atribuimos cumplimiento de los textos en Cristo sin fundamento alguno? ¿podrían los discípulos de Cristo haber tenido tanta capacidad intelectual para inventar una teología cristo céntrica valiéndose de los textos del Antiguo Testamento? Humanamente hablando es muy poco probable dado al nivel de formación académica de ellos; ninguno había sido postulante al rabinato excepto Pablo.
La odiocidad hacia nuestros semejantes no tiene respaldo alguno en Dios. Jesús describió a los judíos como hijos del diablo; pero eso no solo lo hace con los judíos, sino con toda la raza de Adán. Pablo dice que eramos «hijos de ira» lo mismo que todos los seres humanos, «hijos de perdición» lo dice para todos; Los cristianos aceptamos que eso eramos ¿Por qué ustedes los judíos no lo aceptan si todos somos pecadores llenos de perversidad? Acaso no vemos la corrupción del ser humano en todas las épocas de la historia y en todas las esferas de la sociedad? Alemania, la más intelectual de todas las naciones hizo lo que hizo con los judíos y lo mismo han hecho con los cristianos en Rusia, en China y en Turquía.Les han dado muerte tan solo por su fe. Eso es el «HOMBRE» ¿¿Dirán que ustedes no son así?
La buena noticia del evangelio de Dios en Cristo invita a todos, judíos y gentiles a formar parte de un ser colectivo teniendo a Cristo como cabeza y sus miembros formando el cuerpo. Este es el un solo y nuevo hombre referido en la carta a los Efesios. Cristo derribo en su carne la pared intermedia de separación. e hizo de ambos pueblos un solo y nuevo Hombre. Los judíos no están excluidos del llamado a formar parte de este Hombre colectivo; solo si no creen en él, no hay forma de pertenecer; no obstante desde los primeros días, muchos judíos han entrado en esta fe.
Ahora, la buena nueva del evangelio, invita a todos los «hijos del diablo» (lo son todos los seres humanos) a ser Hijos de Dios por medio de Jesucristo, Ya no «hijos de perdición» sino «Hijos de salvación», «hijos de la luz», «hijos de la sabiduría» ¡Qué transformación! Dios no excluye a nadie…
Los judíos estaban habituados a matar gente a pedradas: lo hacían con las mujeres que cometían adulterio y lo hicieron airados contra Esteban el primer mártir de Cristo. Con esto no quiero decir que cristianos y judíos están equiparados. Solo quiero mostrar que a la hora de mostrar los defectos de las etnias, no queda nadie fuera de los juicios de Dios a las naciones y especialmente a Israel porque al que se le da más, más se le pide.
Gracias por su exposición hermano, la apoyo, creo que estos comentarios no ayudan en nada a amarnos los unos a los otros, sino que sólamente aumenta la odiosidad.
Muchos de nosotros los Cristianos amamos la Torá y somos guardadores de los mandamientos del Señor, y creemos con completa fe en que Jesúa o Yeshúa, como quieran llamarle, Es El Mesias anunciado en Las Sagradas Escrituras, incluso creemos en que La Luz del Bereshit 1:3-5 es el Mesías, sólo que para nosotros El Mesias-Mashiaj tiene un nombre y su nombre es Yeshúa o Jesús o Iesous, y ÉL nos manda – a todos – a amarnos e incluso dice: «SI TU ENEMIGO TUVIERE SED, DALE DE BEBER, Y SI TU ENEMIGO TUVIERE HAMBRA, DALE DE COMER», cuestión ésta última que se aleja claramente del «Ojo por Ojo», y también nos dice: «Misericordia quiero y no sacrificio».
Amados hermanos, cumplamos la Torá del Mesías y amemonos entrañablemente, pues El Velo ya se rompió y ya no hay separación.
Que el Amor de Dios y La Luz de Su Hijo Jesús sea en todos nosotros
Bueno amigo Diego que pronto encontréis vuestro Mesias yo ya lo encontré y es ejemplo vivo de la Torá. Para mi no hay odio en mi corazón para los judios y lo que otros hayan no es culpa mía, HaShem juzgará a cada uno individualmente y no al conjunto de cristianos por creer en Jesucristo.
Que El Creador te bendiga y abra tus ojos y veas el amor de Jesús, el Hijo de Di-s, el Todopoderoso, nuestro Padre de los Cielos, la enseñanza de dar amor al prójimo que es lo que importa, lo demás no me importa.
Creer en un SER que solo dio su amor al mundo y abrió nuestros ojos no judios la Palabra del Todopoderoso, la más maravillosa que jamás se ha escrito ni se va a escribir hace que mi agradecimiento sea por siempre y para siempre.
Si tú corazón está lleno de odio en la Tora encontrarás odio.
No metas a todos los cristianos en el mismo saco, porque yo no meto a todos los judios en el mismo cajón.
Permíteme contarte lo que en una ocasión me paso: Un día me acerqué a una Sinagoga a rezar, a estar en la Casa e Di-s. En primer lugar tuve que llamar a un timbre. A continuación me preguntaron que qué es lo que quería. Dije que rezar. Me abrieron la puerta y como en un banco con cristales blindados y una ventanilla me volvieron a preguntar que qué es lo que quería. Tuve que identificarme, tuve qué rellenar un impreso con todo tipo de preguntas y luego salió uno de seguridad para interrogarme, todo eso en la entrada rodeado de cristales como dije blindados ¿y todo para qué? Para nada me dijeron que ya me podía ir. Si tú eres judio y quieres ir a una Iglesia no pasas la vergüenza que yo pase. ¿Entonces, quien odia a quién?
Los judios, puede ser que tú no, Di-s lo quiera, se excluyen del país que son acogidos. Y luego dices que los cristianos odian a los Judios, no será al revés?