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Judíos & Judaísmo

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Patrones culturales de la tradición rabínica medieval – Parte III: Jasidut Ashkenaz

06/12/2013 por Diego Edelberg Deja un comentario

 

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(Duración 36:51 – 34 MB)

 

La Kabbalah como externa e interna

Antes de hablarles del tercer y último patrón cultural de la tradición rabínica medieval quisiera hacer una revisión sobre los patrones que estudiamos en las publicaciones previas. Especialmente lo que analizamos en la publicación anterior sobre la Kabbalah ya que la misma es absolutamente relevante cuando analizamos el patrón de la devoción o piedad religiosa de la tradición ashkenazi, lo cual es el tema central de esta publicación.

Por lo tanto quería comenzar dejando algo muy en claro con respecto a lo que hablé en la publicación anterior y eso es que la Kabbalah emerge en forma pública y masiva alrededor del siglo XIII como una reacción a la posición dominante que la filosofía había impuesto al judaísmo de la mano principalmente de ciertos pensadores como Saadia Gaón y Maimonides. Justamente la aplicación del pensamiento filosófico había tenido tanta repercusión entre los más grandes pensadores judíos que mencionamos en las publicaciones previas, que los cabalistas estaban consternados que la tradición judía iba terminar convenciéndose que la filosofía aplicada al judaísmo era el único camino para acercarse a Dios y la espiritualidad. Pero si bien la Kabbalah misma absorbe muchísimo del pensamiento filosófico, la misma en su manifestación pública en siglo XIII intenta ofrecer un contrapunto que pueda balancear la racionalidad del pensamiento filosófico hacia una experiencia muchísimo más mística e irracional. Esta experiencia esotérica y mística constituía -según los cabalistas- el núcleo más duro, central y verdadero del judaísmo. Y justamente al declarar que la Kabbalah era la verdad más antigua y original del judaísmo, los cabalistas demostraban su autenticidad en la forma más legítima que ofrece el judaísmo en lugar de la filosofía que había sido importada de los griegos hacia el pensamiento judío.

Si bien ya hemos lidiado en este serie de publicaciones sobre el Judaísmo Medieval con la tensión entre la filosofía y la espiritualidad (o por decirlo de otra manera entre la razón y el sentimiento) cuando analizamos las dos posturas muy diferentes hacia la tradición judía  por parte de Yehuda Halevi por un lado y Moisés Maimonides por otro lado con sus posturas abiertas o cerradas hacia la utilización de fuentes externas al judaísmo, me gustaría dejar bien en claro la falacia que quizás pueden ustedes asumir de entender la Kabbalah como algo que emerge solamente desde adentro de la tradición judía sin influencias de ningún tipo y con el fin de ser solamente anti-cultural. En palabras más simples es un error creer que la Kabbalah es absolutamente un producto solo judío que no está influenciado por las culturas circundantes y ajenas al judaísmo. De hecho muchos creen que la Kabbalah es una proyección totalmente hacia el interior con el fin de encontrar las propias raíces espirituales. En un sentido esto es verdad. Pero la historia de la Kabbalah (al igual que la historia del judaísmo en general) es demasiado compleja como para ser reducida a un solo fenómeno interno mientras definimos a la filosofía como algo solamente externo. Como vimos en el caso de RaShi y los Tosafot (es decir sus seguidores): definirlos como aislados e independientes de la cultura y los ideales que los rodeaban también es un error. En nuestra publicación dedicada a RaShi hablamos sobre el final que sus escritos -y en especial parte de sus comentarios en materia de Ley Judía- estaban reaccionado al entorno cristiano en el desarrollo de su estudio sobre estos mismos temas desde la perspectiva del derecho canónico y la escolástica medieval cristiana.

En pocas palabras lo que intento decir con estos ejemplos es que no hay minoría que no constituya su existencia y sus prácticas respondiendo o dialogando con la cultura global que la rodea. No quiero sugerir que todo esto es simplemente un proceso de influencia o asimilación de costumbres o prácticas. Pero cada individuo que encontramos a través de la historia judía (sin importar si es un cabalista, un filósofo, un comentarista de textos bíblicos o rabínicos o un especialista en Ley Judía) está siempre siendo consciente del mundo que lo rodea y está reaccionando ante el mismo de una forma u otra tal como ocurre en la actualidad. Por eso es importante tener una visión más amplia que considere no solo lo que ocurre en el mundo judío sino también el cristiano y el musulmán (como también las otras culturas que existen). Así cuando miramos la historia de la Kabbalah nos encontramos con una historia que acontece en dos planos simultáneamente:

1) Por lado como un intento de desconexión con respecto al mundo circundante (es decir reaccionando de tal modo que intenta crear una propia versión judía de un fenómeno que originariamente no pertenece a la tradición). De hecho hay ciertas posturas e ideologías que terminan asumiéndose como anti-cristianas en la Kabbalah para consolidar así una visión diferente, única y ajena a la visión circundante. Y por eso una postura posible se consolida como reacción que a veces puede llegar a ser -como ya dijimos- anti-cristiana o anti-musulmana porque para ciertos cabalistas dar con la versión más original, verdadera y auténtica del judaísmo es la Única forma posible de encontrar autenticidad dentro de la tradición judía.

2) Por otro lado hay otros cabalistas que no ven el mundo circundante de esa manera en absoluto. Y de hecho si uno estudia algún texto sobre el desarrollo histórico de la Kabbalah en la España misma donde se hace pública y masiva, y más aún luego en la Italia del período renacentista, uno se encuentra con el emergente de configuraciones terriblemente complejas entre las formas de la espiritualidad cristiana asociadas con el Neoplatonismo y la Kabbalah. Y por eso en este segundo plano vemos que muchos de los cabalistas no estaban necesariamente separados del mundo que los rodeaba y sus inquietudes. Muchos textos sobre la Kabbalah medieval pueden asociarse con tendencias no-judías que se encuentran en el misticismo cristiano. En especial la Kabbalah en Italia. Si recuerdan les comenté que Abulafia termina en Italia. Otro caso famoso es el del cabalista Menajem Recanati. Todos estos cabalistas crean una Kabbalah en el contexto general del Renacimiento y en sus escritos ponen a la Kabbalah junto a otras formas místicas del Renacimiento tan extrañas como la magia. Y al poner todas estas piezas juntas en una misma obra tenemos un modelo integrador para entender la Kabbalah.

Por lo tanto reducir a la Kabbalah como el resultado de una sola cosa u otra es realmente imposible. Creo que este es el motivo por el cual me perturba escuchar cuando alguien se para y dice “¡esto es lo que la Kabbalah dice!” del mismo modo cuando escucho frases como “esto es lo que el judaísmo dice” porque uno siempre debe prestar atención al desarrollo histórico y analizar los fenómenos desde diversos puntos de vista contemplando las diferentes escuelas cabalísticas y las diversas regiones del mundo y su contexto general. Incluso la palabra Kabbalah en sí misma no puede ser definida en una simple oración. Incluye todas estas tradiciones y la mayoría de las veces se encuentran en conflicto unas con las otras.

 

 Repaso de los patrones culturales medievales

Todo esto nos lleva a considerar otro patrón cultural de la tradición rabínica medieval que de alguna manera u otra persiste hasta nuestros días pero de formas totalmente diferentes. Nuevamente localicemos por un instante los dos patrones que mencionamos en las publicaciones previas.  Comenzando en Alemania y desarrollándose luego en el Norte de Francia vimos que el primer patrón general de la tradición rabínica medieval se constituye con la creación de todo un material sobre interpretación bíblica, talmúdica y legalista judía y que se encuentra asociado este patrón al gran rabino francés apodado RaShi y su escuela de seguidores conocidos como los Tosafot (literalmente “los agregados” al comentario de RaShi). El legado de este patrón cultural para la la historia del judaísmo ofrece métodos para estudiar la Biblia y la literatura rabínica centrándose en el corazón del judaísmo que para esta tradición de individuos es la Halajá, es decir la Ley del judaísmo, las practicas rituales, preceptos, mandamientos o lo que simplemente llamamos mitzvot. Todo este patrón sucede principalmente en el Norte de Francia aunque su influencia se expande en pocas generaciones por otras partes del mundo.

Luego, en la publicación anterior, hablamos de la Kabbalah como segundo patrón general de la tradición rabínica medieval y el emergente de dicho patrón cultural en las mismas locaciones geográficas en las cuales la filosofía había emergido e incluso había entrando en controversia con la Kabbalah lugares como Provenza y el área de Cataluña. Nos referimos a esta extraordinaria locación geográfica durante la Edad Media que se encontraba entre medio del sur musulmán y el norte cristiano. Realmente no he explorado mucho esta locación pero es muy especial porque muchísimas formas diversas de pensamiento se desarrollaron en este área. En Provenza había incluso traducciones de Maimonides y otros filósofos judíos al latín y en estas mismas áreas vimos en la publicación anterior que la Kabbalah emerge públicamente como un contrapunto o alternativa secundaria frente a la posición dominante de la filosofía.

 

Jasidut Ashkenaz

Ahora finalmente quiero introducirnos el tercer y último patrón cultural general de la tradición rabínica medieval y voy a presentarlo utilizando su nombre hebreo que es Jasidut Ashkenaz. Con la palabra Ashkenaz deberían ya estar familiarizados puesto que la hemos usando en publicaciones anteriores y se refiere a la región particular del Norte de Europa que asociamos con un estilo particular y una configuración cultural determinada que emerge en la Edad Media dentro del mundo cristiano.

Jasidut por otro lado es una palabra muy interesante que significa algo así como “devoción o piedad religiosa”. De hecho la traducción literal de una persona que es llamada Jasid en el judaísmo es “un piadoso”. Cuando utilizamos palabras como jasid, jasidut, jasidim o judíos jasídicos generalmente asociamos esa palabra con un desarrollo religioso judío del siglo XVIII en Europa del Este (en zonas como Lituania, Rusia, Polonia, Hungría, etc.). Si alguna vez visitan los llamados “barrios judíos” de ciertas ciudades del mundo (como por ejemplo Borough Park en Brooklyn, el barrio del Once o Almagro en Buenos Aires, la Rue de Rosiers en París, etc.) uno puede ver en estos lugares cientos o a veces miles de personas vestidas con ropas extrañas (al menos para quienes no los conocen) con sombreros negros y camisas blancas que llevan largas barbas. Estos judíos se declaran a sí mismos jasidim  o jasídicos. Pero no estamos para nada refiriéndonos a estos jasidicos. De hecho la palabra jasidim es un término genérico. Muchas personas se consideran a sí mismas piadosas. Tenemos incluso jasidim en el mundo antiguo judío dentro de la literatura rabínica con los primeros rabinos. Están estos jasídicos en Alemania que hablaremos en esta publicación alrededor del siglo XII y tenemos también los jasidim del siglo XVIII en Europa del Este. Por supuesto que hay conexiones entre todos estos jasidim pero sinceramente son muy vagas estas relaciones entre los distintos jasidicos de la antigüedad, los del medievo y los de la modernidad. Por lo tanto el jasidismo del que vamos a hablar en esta publicación no debería ser asociado con el jasidismo del siglo XVIII en Europa del Este. De todos modos el jasidismo de esta publicación tiene una clara influencia en los jasidicos del siglo XVIII y los de la actualidad aunque es una influencia muy sutil.

¿Por qué este grupo y este patrón tan importante? Primero y principal por la región que va a estar asociada con este jasidismo. Estamos ubicados a lo largo del Río Rin, en la misma zona donde analizamos el emergente de lo que definimos como tradición ashkenazí, pero luego de las Cruzadas. La mitad del siglo XII, es decir alrededor 1150 al 1250 de la Era Común. Estamos hablando de un grupo que emerge luego de las atrocidades acontecidas en las Cruzadas de 1096 que si recuerdan analizamos todo ese tema en nuestra publicación sobre los Los Judíos y Las Cruzadas que ustedes pueden volver a escuchar en el blog. Este grupo surge luego de los asesinatos y los suicidios en masa, cuando la comunidad judía está intentado recuperarse de las tremendas pérdidas, y luego que RaShi toma todas estas tradiciones que pertenecían a esta región que describimos en la publicación dedicada a él -y que eran la parte integral de las académicas rabínicas en Mainz, Speyer y Worms- y las transporta y las pone por escrito en el Norte de Francia.

 

La familia Kalanymus y el Sefer Jasidim

Este nuevo movimiento piadoso, es decir la forma medieval de esta Jasidut Ashkenaz, la devoción religiosa de los judíos ashkenazim, emerge en el siglo XII alrededor de una familia conocida como Kalanymus. Esta familia tiene sus orígenes en Italia y por lo tanto algunos historiadores han sugerido que este movimiento jasidico emerge primero en Italia en un período muy temprano de la Edad Media y en consecuencia sus raíces provienen del sur y se mueve eventualmente hacia el área del Rio Rin con la llegada de ciertos miembros de dicha familia a estas locaciones.

De esta familia podemos identificar tres grandes figuras: Samuel el piadoso (Shmuel HaJasid; todos ellos se auto-declaran a sí mismos “piadosos”), luego está su hijo llamado Iehuda HaJasid que es muchísimos más importante y finalmente tenemos a Eleazar de Worms. Tres generaciones de la misma familia. Estos tres hombres fueron la fuerza principal en este renacimiento de la devoción y piedad religiosa en este período. De estos tres hombres Iehuda es aquel que ocupa el rol principal al aprovechar lo que parece ser una posición más extrema por parte de su padre Samuel transformado una ideología extrema hacia algo más respetable, más convencional y más general que luego es aceptado por un grupo de seguidores. Por lo tanto esta ideología se convierte de alguna manera en un movimiento social (ya que no podemos declarar que estamos hablando realmente de una corriente en esta instancia puesto que no tenemos nombres de los constituyentes sino solo los textos) pero parecería que el impacto de Iehuda fue tan importante que en el fondo afectó a más de tres individuos. Obviamente dejó una marca. Y el libro que escribe Iehuda HaJasid se convierte en un clásico de la literatura judía. Del mismo modo que en la publicación anterior hablamos del Sefer HaZoar podemos hablar del libro de los jasidicos titulado Sefer Jasidim como otro clásico de la literatura judía. No estoy seguro que exista una traducción de este libro al español aún. Sin embargo muchísimos autores y en especial aquellos que se interesan por la devoción religiosa y por ser piadosos han adorado este libro puesto que el mismo justamente narra sobre el comportamiento que un hombre piadoso judío debe mantener.

 

¿Qué es la Jasidut Ashkenaz?

Sin embargo y luego de toda esta presentación aún no les he explicado qué es la Jasidut Ashkenaz. Es esencialmente una filosofía social. A diferencia de los cabalistas -ya sea que sus prácticas fueran teosóficas o extáticas como explicamos en la publicación anterior-  no es tan simple determinar con precisión una doctrina unificadora dentro de la Jasidut Ashkenaz. Es más difícil hacer esto porque las ideas principales no están presentadas en orden sino esparcidas a lo largo de las páginas del Sefer Jasidim y otras obras penitenciales que escribieron (y de hecho escribieron muchísimas obras de este tipo además del Sefer Jasidim). Y por lo tanto uno debe extraer de una variedad importante de fuentes y textos para presentar una ideología dominante que tenga sentido. Al ser descripta como una filosofía social nos referimos al hecho que el énfasis en toda esta ideología no está puesto en la experiencia unificadora con el Creador (es decir fundirse uno mismo con Dios como vimos con los cabalistas). Si bien este fenómeno está claramente influenciado y relacionado con la Kabbalah que mencionamos en la publicación anterior en la búsqueda de la experiencia espiritual, la diferencia central es que la Jasidut Ashkenaz se produce no como una contemplación sino más bien como el resultado del modo en que es actuada esta práctica en el ámbito social.

Y si tuvieramos que describir Jasidut Ashkenaz en una sola palabra podríamos declarar que el jasidico, es decir el piadoso, intenta des-cubrir o develar el ratzón HaBoré eso significa la voluntad del Creador. En otras palabras, estos piadoso o jasidicos sentían que las prácticas convencionales y la moral del judaísmo eran insuficientes. Eso es bueno para las masas. Pero estos jasidicos creían que tenían que actuar y desarrollar su vida en un nivel más elevado. Tenían que alcanzar un nivel espiritual basado en el ascetismo (es decir la negación de los placeres materiales, la abstinencia, la conducta moral, etc.) y mantener un comportamiento moral que provee de un ejemplo para todo el mundo. Así los judíos piadosos se convencen que las demandas que Dios impone sobre ellos están en un nivel mucho más alto que aquello que Dios espera del judío común y corriente. Por lo tanto lo que tenemos aquí es claramente una noción de elitismo moral. El énfasis se pone en el renunciamiento del cuerpo y la vida en este mundo, el intento de alcanzar una serenidad absoluta de la mente y la imposición de demandas religiosas por parte del creyente muy por encima de lo mínimo indispensable que establece la Ley Judía original. Por lo tanto lo que estos piadosos están haciendo, noten que por ese motivo no sólo se llaman a sí mismo judíos sino jasidim, eso significa “piadosos”, es convencerse que están actuando por encima de los demás judíos a un nivel muy superior que cualquier otro ser humano siendo más moral y espirituales que cualquier otra persona. No tengan dudas que estas prácticas aún continúan en nuestros días en ciertas corrientes jasídicas modernas y no solo por supuesto en el jasidismo o el judaísmo.

Estos individuos al practicar ascetismo también predican humildad, moderación, abstinencia, negación de lo terrenal y especialmente enfatizan la noción de plegarias penitenciales. Estas plegarias penitenciales se refieren especialmente a una obsesión con aquello que es considerado errado o incluso podríamos llamar “pecado” dentro de la tradición judía aún cuando el judaísmo no posee la idea del pecado del modo que los cristianos entienden esta idea. Pero todas estas plegarias penitenciales tienen como objetivo o funcionalidad ofrecerle a los individuos la posibilidad de reconocer sus pecados o errores siguiendo una ley o práctica que es considerada la correcta como referencia para corregir justamente su accionar en una forma más moral o ética. Pero lo curioso es que a lo largo del Sefer Jasidim no tenemos órdenes, ni un listado o recomendaciones sobre qué hacer para actuar en forma piadosa o moral en forma abstracta sino por el contrario el libro ofrece historias, homilías y parábolas que describen distintos hombres piadosos involucrados en este movimiento quienes están interesados en esforzarse en seguir estos ideales para vivir una vida mejor de acuerdo a lo que ellos están convencidos que es lo correcto o lo que uno debería hacer. Con todo esto tenemos entonces un nuevo modelo sobre la experiencia religiosa en la cual a diferencia de lo que vimos con los cabalistas quienes intentaban unificarse con Dios, con la Jasidut Ashkenaz estamos llevado a la práctica ciertas costumbres dentro del ámbito social que intentan dichas acciones distinguir entre la moralidad convencional y la moralidad más elevada que el Jasid está convencido que está practicando. Sin dudas el jasid cree que está funcionando dentro del ámbito social en un nivel superior no solo del no-judío con el cual hay un abismo de diferencia sino y en especial en relación a otros judíos.

 

¿Por qué surge la Jasidut Ashkenaz?

La pregunta central que sigue es ¿cómo explicamos todo esto? ¿Por qué surge esta obsesión con las plegarias penitenciales y la necesidad de hacerse -por llamarlo de alguna manera- “más papista que el Papa”? Intentar responder estas preguntas es en realidad mucho más interesante y a la vez desafiante que intentar simplemente explicar de qué se trata el movimiento en sí mismo. Nuevamente estamos hablando de un movimiento que emerge en la Alemania medieval, a lo largo del Río Rin y luego de las Cruzadas de 1096. ¿Qué hipótesis ofrecen los historiadores sobre el emergente de estas prácticas jasidicas y por qué decimos que son diferentes en relación a la filosofía y la Kabbalah que analizamos en otras locaciones en las publicaciones previas?

Algunos historiadores ven todo esto como un fenómeno interno que surge desde el padre Samuel hacia su hijo Iehuda y luego se convierte en algo más masivo. Lo interesante de esta hipótesis es que si bien uno puede trazar un desarrollo en este sentido, más allá de hacer ciertas especulaciones, se hace muy difícil comprender las causas que llevaron al desarrollo de este tipo de filosofía social. Recientemente el historiador Robert Bonfil ha sugerido la influencia de los orígenes italianos en todo esto puesto que la familia Kalanymus era originariamente de Italia y llegó a Mainz trayendo quizás estas ideas desde la temprana cultura judía italiana de los siglos VIII, IX y X.

 

Hipótesis 1 – Soloveitchik – El desplazamiento de una elite intelectual

Pero tenemos especulaciones más provocativas e interesantes que podemos utilizar para intentar entender qué propulsa este tipo de jasidut medieval. Y tal vez la especulación más interesante es la que ofrece el historiador Haym Soloveitchik (http://en.wikipedia.org/wiki/Haym_Soloveitchik), uno de los historiadores más importantes en el campo de investigación sobre el judaísmo medieval ashkenazí.

Para él lo que tenemos en este movimiento es una reacción por parte de un grupo de intelectuales judíos que habían estado en el centro de la cultura judía mundial pero perdieron esa posición luego del efecto de las Cruzadas cuando RaShi se muda al Norte de Francia y se lleva todo lo que aprendió de Alemania hacia esa locación. Luego que RaShi pone por escrito toda esa tradición y logra que él y su escuela en el Norte de Francia se convierta en el centro de atención, los judíos de Alemania pierden esa fuerza magnética que atraía a miles de estudiantes hacia sus academias del modo que Rashi mismo había sido atraído hacia dicha locación cuando era un estudiante. Así Soloveitchik argumenta que lo que intenta lograr la Jasidut Ashkenaz es recuperar el prestigio de una locación geográfica y una escuela de tradición rabínica ofreciendo un modelo alternativo de espiritualidad judía que se basa más en una práctica social que contrarresta la dialéctica intelectual de la escuela francesa basada en la interpretación de textos y el agregado de comentarios a la Biblia y la literatura rabínica. En otras palabras lo que parecería ser entonces según esta especulación de Soloveitchik es que al intentar entender qué propulsa la Jasidut Ashkenaz quizás estamos lidiando con una aristocracia judía que ha sido desplazada o sobrepasada por una nueva elite intelectual y en su intento por recuperar su patrimonio, su poder y su estatura intelectual generan todo este movimiento que intenta ofrecer una alternativa con el fin de restablecerse como centro.

Por supuesto que todo esto es una especulación puesto que no tenemos cómo probar que esto es así. Sin embargo esta especulación nos ofrece una muy interesante yuxtaposición de estilos intelectuales: por un lado el de RaShi en la forma del rabino que es un interprete de textos y un legislador de la Ley Judía (justamente lo que anteriormente había sido la tradición de los primeros judíos alemanes de quienes RaShi absorbe este patrón cultural antes de las Cruzadas) y por otro lado la de estos individuos que argumentan por un nuevo tipo de devoción religiosa basada en la negación del cuerpo, las plegarias penitenciales (y todo lo otro que ya describimos) quienes proponen que ser judío no significa solamente enfocarse en una energía intelectual (incluso si esta energía intelectual era rabínica y no filosófica). En pocas palabras lo que intento decirles es que tenemos nuevamente aquí esa extraordinaria dialéctica entre razón y sentimiento que vimos en Maimonides y Yehuda Halevi, nos referimos al comportamiento moral versus el desarrollo intelectual, con la intención de definir cuál debería ser la prioridad en el judaísmo. Nuevamente si bien todo esto resulta muy interesante se hace difícil declarar que este es el factor principal por el cual emerge esta Jasidut Ashkenaz del modo que Soloveitchik propone.

Y finalmente tenemos otras versiones posibles a las cuales vamos a dedicarnos en lo que nos queda de esta publicación puesto que son realmente fascinantes.

 

Hipótesis 2 – Baer – Los Jasidim y los franciscanos

Hace ya algunos años el historiador Yitzjak Ber (http://en.wikipedia.org/wiki/Yitzhak_Baer) escribió sobre el paralelismo entre Jasidut Ashkenaz (que del modo que lo presenté hasta aquí podríamos creer que es un desarrollo interno dentro del judaísmo) y la espiritualidad franciscana. Estoy seguro que la mayoría de ustedes han escuchado alguna vez hablar sobre los franciscanos y de hecho el último y más reciente Papa manifestó su voluntad de ser conocido como “Francisco” en honor a San Francisco de Asís. San Francisco de Asís vivió durante el mismo período histórico que los seguidores de la Jasidut Ashkenaz. Y si uno empieza a mirar lo ocurría en el mundo cristiano durante este mismo período que estamos analizando uno descubre que alguien como San Francisco de Asís se comunicaba con la naturaleza, se relacionaba con el ser humano común y corriente, estaba también involucrado en la práctica del ascetismo (nuevamente, la negación de los placeres materiales, la abstinencia, la conducta moral, etc.), y principalmente se desarrollaba su misticismo o espiritualidad a través de las plegarias penitenciales mientras se identificaba con la gente más pobre y humilde. Todas estas son características típicas no solo de San Francisco de Asís, los franciscanos en general, del Papa actual que sorprende constantemente por su humildad, su afecto por los pobres y los enfermos sino que estas ideas son también centrales dentro del Sefer Jasidim y de la Jasidut Ashkenaz.

Por lo tanto tenemos aquí un paralelismo muy interesante. Recordemos que hablamos de un paralelismo en la escritura de textos legalistas judíos y canónicos cristianos cuando analizamos a RaShi y su propio contexto cristiano. Aquí vemos nuevamente otro paralelismo en el desarrollo espiritual de ambas tradiciones que se da en forma simultánea. Definitivamente tiene que haber algo en común debido a la liturgia penitencial que es realmente muy similar y acontece exactamente en el mismo período en ambas tradiciones. La gente durante esta etapa parecería estar totalmente obsesionada con el pecado, preocupados por mantener cierta pureza y en la búsqueda de una identificación con los más humildes manteniendo al mismo tiempo una moral elevada y particularmente practicando el ascetismo. Por supuesto que el ascetismo puede ser encontrado dentro de la tradición judía en un tiempo anterior a este período.

Cuando uno estudia algunas de las facciones o sectas antiguas que mencionamos en nuestra segunda publicación de esta serie sobre el Judaísmo Medieval, uno puede encontrar estas mismas practicas en épocas tan remotas como en los primeros encuentros entre las sectas judías con el mundo griego. Incluso hay una clara dimensión de ascetismo en el judaísmo rabínico en general. De hecho y en forma más amplia podríamos llegar a decir que el ascetismo es una parte integral de todas las religiones en algún punto. Pero en este mismo momento histórico que estamos analizando lo que resulta interesante es que en el mismo ámbito social por un lado están los franciscanos desplegando sus ideas y prácticas espirituales, morales y penitenciales y los jasidim haciendo lo mismo.  Por lo tanto la pregunta es ¿podemos establecer realmente una conexión? La realidad es que el judaísmo y el cristianismo en este período y en los períodos que analizaremos a continuación se encuentra en la peor relación histórica de ambas tradiciones. Si bien esto comienza con las Cruzadas lentamente llegará a situaciones aún peores. Ustedes mismos van a escuchar muy pronto de sobre discusiones públicas con el fin de humillar a los judíos, la quema por primera vez del Talmud y las expulsiones judías a lo largo de todo Europa Occidental durante los siglos XII y XIII. Al mismo tiempo parecería haber un paralelismo en este período con respecto a este tema de la espiritualidad.

Si bien no podemos ser definitivos en relación al por qué surge todo esto lo que estamos remarcando son dos paralelismos. Los historiadores son conscientes de la diferencia entre influencia y paralelismo. El paralelismo sugiere que hay una condición común por la cual ambas comunidades responden de forma particular. Y tal vez esa es la mejor manera de describir todo esto ya que hay una aproximación tan grande en los ideales religiosos y las prácticas en ambas tradiciones al mismo tiempo que sugerir que no hay ningún paralelismo entre ambas es problemático o es negar una realidad.

 

La problemática de la relación entre Jasidim y los franciscanos

Yiztjak Ber también agregó una problemática a este paralelismo que de hecho complica toda esta hipótesis. Y esa problemática es que entre los jasidim había una intolerancia enorme (aunque comprensible luego de las Cruzadas y otros eventos) hacia los no-judíos.  Por lo tanto la literatura jasídica posee de alguna manera una continuación de esas crónicas hebreas que mencionamos en nuestra publicación sobre Los Judíos y las Cruzadas y en especial la ideología de kidush hashem. Si recuerdan lo que hablamos en dicha publicación la noción de kidush hashem significa literalmente la santificación del Nombre de Dios que bajo la lectura de estos judíos del Norte de Europa implica morir como mártires santificando a Dios. Hicimos hincapié sobre el final de dicha publicación que una de las características centrales que constituye a la tradición ashkenazi y su legado es esta idea del sufrimiento y el mártir. Toda esta tradición implicaba que ante el encuentro agresivo con el mundo cristiano el judío debería asesinarse y matar a todo su familia muriendo como un mártir en nombre de la santificación del Nombre de Dios. El Sefer Jasidim es claramente una continuación de esa perspectiva puesto que dentro del mismo libro también nos encontramos con la glorificación de los ideales del mártir y una tensión muy grande entre el judaísmo y el cristianismo. Y esto es lo que complica el paralelismo que mencionamos. Por un lado, luego de las atrocidades de las Cruzadas tenemos un punto de inflexión y división en la relación fraternal entre judíos y cristianos. Sefer Jasidim es una continuación de esta misma historia expresada en el texto en las ideas del sufrimiento, el mártir y el odio hacia el mundo cristiano pero por otro lado las nociones centrales de la espiritualidad de los jasidim parecen estar en absoluta sincronía con la misma espiritualidad cristiana de este período.

Por lo tanto a pesar de todos estos paralelismos y diferencias que persisten en el antagonismo entre judíos y cristianos durante este período parecería haber un discurso común de valores y prácticas entre ambos grupos que va moviendo de un lado hacia el otro.

 

Conclusiones

En conclusión el movimiento jasidico ashkenazi medieval está ubicado en el exacto lugar geográfico en donde los Cruzados dejaron su marca más fuerte y puede ser comprendido como una reacción a las atrocidades de las Cruzadas. Puede ser también entendido basado en ciertos ideales que vienen de la tradición judía más antigua pero también en el contexto de una reacción hacia el estilo francés intelectual de RaShi y sus discípulos o incluso puede ser analizado comparado con el cristianismo y los ideales franciscanos. Todas estas explicaciones son posibles e incluso pueden coexistir como hipótesis. Lo que es claro es que tenemos una respuesta particular de cómo debería ser la vida judía que emerge en una región y no otra. No escuchamos de estos ideales jasidicos dentro de los judíos que vivieron en España y el Norte de Africa (lo que hemos definido como tradición sefaradí) y por lo tanto tenemos que ser conscientes de los eventos históricos circundantes y particulares de cada región que influencian el curso de la historia del judaísmo, sus ideales y prácticas en formas diferentes.

 

Musar

El libro Sefer Jasidim es una fuente extraordinaria de historias moralistas. Es una de las primeras obras judías en ser publicadas cuando se inventa la imprenta a finales del siglo XV y XVI y está íntimamente relacionado como mencioné al comienzo esta publicación con el jasidismo de Polonia y de Europa del Este en siglo XVIII aún cuando este jasidismo surge de otro contexto totalmente diferente, en otra parte del mundo y en otro tiempo completamente distinto al jasidismo que estamos analizando aquí en Europa del Oeste en la mitad del siglo XII y principios del XIII. A pesar que no puedo describir el mundo del jasidismo del siglo XVIII en Europa del Este en esta misma publicación puesto que se haría interminable, claramente necesito remarcar que los jasidicos del siglo XVIII conocían muy bien este texto y lo estudiaban como una guía sobre moral judía. De hecho para ser prolijos deberíamos definir este texto dentro de una categoría conocida como musar aún cuando muchas personas no están tan de acuerdo que este libro pertenece a esta misma categoría. En el judaísmo se conoce como musar a toda la categoría de libros que entran bajo las ideas del comportamiento ético y moral que los estudiantes en las academias rabínicas estudiaban particularmente en el siglo XIX. Es este contexto que el Sefer Jasidim se convirtió en una obra importante. Lo que tenemos entonces con Jasidut Ashkenaz es un estilo particular de religiosidad judía que emerge en un tiempo y lugar determinados pero lentamente influencia generaciones enteras de judíos en otras locaciones y en tiempos posteriores.

 

Repaso de los patrones culturales medievales y la fusión en la Modernidad Temprana

Mirando hacia atrás entre las dos publicaciones anteriores y ésta en que analizamos los tres patrones generales de la cultura medieval rabínica vimos lo que emerge en el Norte de Europa en relación a RaShi y la tradición intelectual de la interpretación y el agregado de comentarios a la Biblia, la literatura rabínica y la tradición legalista judía; por otro lado analizamos la historia de la influencia de la filosofía en el judaísmo y la Kabbalah que emerge públicamente en el Sur de Francia en Provenza y Cataluña en España absorbiendo y respondiendo a los desafíos de la filosofía; y finalmente analizamos en esta publicación a los piadosos o jasidim que emergen también desde el Norte de Europa en Alemania y dejan una marca importante en el estilo en el que entendemos la religiosidad judía como una renunciación ascética del mundo.

El motivo por el cual mencionamos y analizamos por separado estos tres patrones culturales en las últimas publicaciones no solo es por el impacto que dejarán en la tradición judía hasta nuestras días sino que a partir de la próxima publicación vamos a comenzar a explorar ya los finales de la edad media y los comienzos de la modernidad temprana. Y lo que quiero que recuerden o presenten atención a medida que avancemos con las próximas publicaciones es que una de la maneras en las que podemos diferenciar claramente el período medieval de el período de la Modernidad Temprana que es lo que se viene en esta serie, es cómo todas estas variaciones regionales comienzan a desintegrarse o fundirse como resultado de las migraciones judías debido a las expulsiones de Europa del Oeste. De hecho lo que constituye la esencia del judaísmo en la actualidad es la mezcolanza de todas estas tradiciones particulares que comienzan realmente en fundirse entre ellas lentamente justamente en ese período que hoy llamamos la Modernidad Temprana y que se encuentra aproximadamente entre 1492 y 1750. Si bien no es una forma muy elegante de decirlo, podríamos argumentar que el judaísmo de la Modernidad Temprana y en extensión el judaísmo que se vive en la actualidad es el resultado de una mezcolanza cuando todas estas variaciones regionales comienzan a interactuar y las distinciones particulares de cada uno de estos patrones culturales que analizamos hasta ahora si bien no se evaporan lo cierto es que se hacen menos visibles y van constituyendo un nuevo judaísmo que absorbe y justamente mezcla todas las diferentes tradiciones particulares.

Voy a intentar ir mostrándoles esto mismo a medida que avancemos pero un último ejemplo que puedo dejarles es que piensen por ejemplo de dónde son las melodías que escuchan hoy en sus propias sinagogas y van a descubrir que en la mayoría de los casos estamos hablando de una fusión entre estilos sefaradim con ashkenazim, a veces mizrajim (es decir de judíos de Medio Oriente y ya no de una tradición europea) e incluso composiciones modernas de autores que aún viven. Por lo tanto aquí tienen y para concluir la publicación un claro ejemplo de la mezcolanza en la tradición musical judía relacionada justamente con la fusión de los patrones generales de la cultura rabínica medieval que analizamos hasta aquí y que veremos diluirse a medida que sigamos avanzando en las próximas publicaciones.

Archivado en: Judaismo Medieval, Podcast Historia Judía Medieval, Podcasts Etiquetado como: alemania, el cristianismo, kabbalah, las cruzadas, plegarias, rashi, sufrimiento, tosafot

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29/11/2013 por Diego Edelberg 6 comentarios

 

La vida misma es Dios

Como Dios es parte de todo, la vida misma es parte de Dios. Este es el motivo por el cual existir implica sentir la presencia de Dios. Muchas veces debido a lo rutinario, nuestros prejuicios, nuestra extrema racionalidad combinada con esos momentos tristes en los que sentimos que no todo tiene sentido, la presencia de Dios se torna en ausencia para nosotros aún cuando Dios sigue ahí. Sin embargo sentimos una conexión muy directa con Dios cuando nace un bebé o cuando muere un ser querido. Esto último no quiere decir que lo único que Dios causa es que una persona muy amada por nosotros muera o un bebé nazca. Significa que la vida es en esencia la conciencia de la existencia de Dios.

En mi ebook “Dios está presente en este lugar y yo no lo sabía” escribí que:

“La noción que todas nuestras conversaciones sobre Dios están compuestas por metáforas creadas por seres humanos puede hacernos creer que los seres humanos hemos “inventado” a Dios. La respuesta a esta idea es un rotundo ¡no! Los seres humanos hemos des-cubierto a Dios y luego inventado metáforas para intentar caracterizar el Dios que experimentamos. Las metáforas mismas nacen desde un acto profundo que intenta des-cubrir esa experiencia genuina de realidad que nos transciende y que todos sentimos pero ningún filósofo puede explicarnos”.

Dios está donde lo dejamos entrar

Las formas en las que Dios opera están más allá del entendimiento humano. Nadie sabe cómo es Dios ni cuáles son Sus planes. Pero solo la experiencia de la existencia puede proveernos de Dios. En dicha experiencia rápidamente comprendemos que las fórmulas simples como “la gente que es buena y practica mitzvot (preceptos) va a ser recompensada” mientras que “la gente mala va a ser castigada” no parecen ser absolutamente ciertas.

En el Libro de Job se nos enseña sobre el sufrimiento y el misterio de Dios. El personaje ficticio de dicha historia sufre las peores desgracias imaginables aún cuando es considerado un hombre justo y recto. Job nunca maldice a Dios. Sus amigos creen que lo que le sucede es un castigo de Dios porque seguramente algo malo hizo. Solamente al final del Libro Dios comienza a hacerle una serie de preguntas sobre el mundo y la vida (Job 38:4). Así Job acepta que ser humano implica entender muy poquito sobre los misterios de la creación y por qué sucede lo que sucede. Ser humano comienza con la conciencia que es maravilloso simplemente el hecho de respirar y vivir. Al comprender esto Job se siente bendecido y agradecido por el solo hecho de poder amar, aprender, crecer y vivir. Una vez que esto sucede la felicidad y las bendiciones vuelven a ser activadas aún cuando siempre estuvieron ahí pero ante las dificultades no podían ser vistas o sentidas.

 

La recompensa en sí

Cuando niños aprendemos que nuestros padres nos castigan cuando hacemos algo malo   y nos recompensan cuando hicimos algo bueno. Cuando crecemos nos duele entender que esto no siempre es así. Sin embargo cuando uno alcanza un cierto nivel de madurez intelectual aprende que hacer el bien es la recompensa en sí misma. Se siente bien hacer el bien.

Lo mismo nos ocurre con Dios cuando crecemos. Alcanzar cierto nivel de madurez intelectual en nuestra relación con Dios implica aceptar (o sentir la necesidad de creer) que Dios nos quiere, está preocupado por cada uno de nosotros y nuestras vidas. Pero no castiga solamente a los malos y recompensa a los buenos.

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En caso de emergencia leer esta publicación

04/05/2013 por Diego Edelberg 6 comentarios

 

Este blog no deja de ser entre tantas otras cosas una “terapia” para mí. Quizás ninguno de ustedes se imagina al leer mis publicaciones que lo que leen detrás de cada oración es  literalmente lo que me va sucediendo en la vida. A veces siento que si bien me estoy abriendo demasiado con quienes me leen también me reconforta pensar que uno no está solo en sus inquietudes y temores. Y digo esto con orgullo puesto que en el mes de Abril llegamos a la mayor cantidad de visitas mensuales. Me alegra saber que incluso a la distancia seguimos compartiendo la vida juntos.

 

El jueves pasado fue “uno de esos días” en los que lo único que recibí fueron malas noticias. Noticias que me entristecieron muchísimo. Y mientras sigo digiriendo lo impredecible pensé escribir sobre cómo lidiar con esos momentos en los cuales las cosas definitivamente no “marchan sobre ruedas”. ¿Qué hacemos cuando la vida parecería que “no avanza”? Esos son los momentos que necesitamos alguna herramienta como las que hay en los transportes públicos y que dicen “en caso de emergencia…”.  ¡Cómo nos gustaría que alguien fácilmente nos de esa herramienta o fórmula mágica que nos libere de ese estado y haga que todo vuelva a la “normalidad”!

Y creo que no es casualidad que este Shabat leímos en la Tora que cada siete años debemos dejar descansar la tierra por un año. Dios nos dice que la Tierra es de Él y nosotros no somos más que huéspedes. El castigo por desobedecer este mandamiento implica que seremos separados y perderemos la Unidad como pueblo. En el contexto de la Biblia este castigo no es raro sino el más común. La Biblia asume que el peor castigo de hecho no es la muerte sino el abandono. El peor castigo en la Biblia es ser separado de la comunidad.

Pero hay otra lectura que podemos hacer de esta idea: sólo somos huéspedes en el Universo de Dios y olvidar eso provoca nuestro destierro. Cuando por un instante perdemos conciencia de esto último nuestra percepción del mundo pierde también la órbita. Las cosas de pronto parecerían ser totalmente aleatorias y sin sentido. Y yo -al igual que cualquier otro ser humano- me encuentro como un visitante, un huésped, alguien que está de paso en una tierra extraña llena de situaciones difíciles de comprender. Así pierdo mi conexión con esta tierra que ahora me exige aceptar lo inconcebible, poner a prueba mis creencias y buscar maneras diferentes de darle sentido a todo lo que enseño a mis alumnos.

Gracias a Dios no tenemos que recorrer la incertidumbre en soledad. Somos muchos los que podemos guiarnos mutuamente. Todos navegamos sin brújula esta tierra y en el fondo absolutamente nadie sabe con total certeza cual es el camino correcto. Lo que hacemos es abrazarnos para no hundirnos todos juntos y lograr así descubrir que la tierra es momentáneamente nuestra casa, nuestro hogar.

Cuando nos encontramos con situaciones inesperadas y tristes debemos siempre recordar algo que es esencial: no podemos controlar todo pero si podemos controlar cómo vamos a reaccionar frente a lo que nos acontece. Esta es una idea que me ha ayudado muchísimo en mi vida. Ante la muerte, el engaño, el sufrimiento y la injusticia tenemos que evitar la tentación de buscar respuestas fáciles que provocan confort inmediato pero no nos sostienen en el largo plazo. No hay respuestas simples en la vida y justamente acompañarnos con esa disconformidad es parte de la compleja y hermosa experiencia de vivir. Es la experiencia que todo aquel que existió ha tenido que enfrentar, es la experiencia que todos los que habitamos la tierra hoy enfrentamos y es la misma experiencia que aquellos que ni siquiera existen tendrán que enfrentar algún día.

En la tradición judía tenemos enseñanzas, rituales y mucho material para guiarnos. Cada uno encontrará en el torrente milenario de sabiduría judía algunas pistas para enfrentar las preguntas sin respuestas de la vida. Pero lo que no debemos hacer es volvernos rígidos en nuestra manera de pensar y sentir. La idolatría no es solo la adoración de objetos materiales sino -y más complejo aún- convertirnos en idolatras es convertirnos en fundamentalistas, absolutistas o simplemente reducir todo a una sola manera de ver las cosas. Idolatrar ideas o pensamientos es muchísimo peor que idolatrar personas u objetos.

Hace un año escribí en otra publicación de este blog:

 

“La idea que la vida debería ser tranquila y libre de sufrimiento no es una idea judía. No existe algo así como un judío sereno. El conflicto es parte de la existencia humana y lo normal es tener esas cosas en nuestra vida que llamamos “problemas”. Pensar así parece ser pesimista pero no lo es. Los judíos no somos pesimistas pero tampoco somos optimistas: somos realistas…esto no significa que uno no tiene momentos pacíficos y llenos de alegría sino que significa que creer que Todo debería ser constantemente perfecto y nunca deberíamos tener problemas, fricciones, dudas, quejas, incertidumbres, desolación, aburrimiento, desesperanza y depresiones se contradice con las primeras narrativas del Libro de Génesis en la Tora e incluso se contradice con la esencia de la tradición judía. 

Las peleas, dificultades, adversidades y pruebas que vienen constantemente son parte de lo sagrado de la existencia humana y no están separadas de la vida. Los problemas no son invasores externos a la perfecta paz que deberíamos tener. Los problemas constituyen la esencia de la vida. Aceptarlos como tal es el desafío. Aceptar que la vida es una prueba hace de la misma algo mucho más significativo. Nos permite desarrollar aún más nuestra capacidad de aceptación”.

 

La vida es natural y en consecuencia cualquier respuesta o reacción ante la vida misma también es natural. Es natural estar triste. Es natural estar enojado. Es natural tener dudas. Es natural no sentir nada y también es natural simplemente preocuparse con otras cosas. Todo lo que sentimos es natural y merece ser respetado.

Pero debemos siempre estar abiertos hacia otras respuestas porque nuevamente: podemos controlar cómo vamos a reaccionar frente a lo que nos acontece. Si estamos tristes démonos lugar también a ser confortados. Si tenemos dudas también permitámonos buscar respuestas. Si estamos seguros también habilitemos la duda y la posibilidad. Mientras algunos lloren, otros rían, otros maldigan y otros conforten podemos estar seguros que la comunidad esta balanceada.

Concluyendo esta lectura semanal terminamos el Libro de Vaikrá para dar comienzo a Bemidbar. Este libro lleva el título de “Números” según la traducción de la Septuaginta debido a que comienza con un censo. Sin embargo la traducción literal de Bemidbar es “en el desierto” (haciendo referencia a un páramo). En el desierto nuestros antepasados aprendieron cómo enfrentar los desafíos de la vida y reafirmar sus relaciones mientras mantenían la esperanza de alcanzar esa distante tierra prometida. No tenían todas las respuestas. Tuvieron que ir adaptándose paso a paso, momento a momento.

Cada vez que terminamos un libro de Tora y nos preparamos para empezar el que sigue decimos “jazak jazak venitjazek” (fuerza fuerza y seamos fortalecidos). Mientras continuamos navegando el desierto de la vida debemos desplegar todas nuestras fuerzas para seguir adelante con nuestros seres queridos.

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El Secreto de la Felicidad – Parte II

29/01/2013 por Diego Edelberg 1 comentario

El Libro de Salmos es uno de los más utilizados por el Judaísmo y el Cristianismo. Según la tradición judía el autor de algunos Salmos es ni más ni menos que el Rey David. ¿Creen ustedes que el Rey David estaba capacitado para hablar sobre el sufrimiento?
Su suegro intentó matarlo, su propio hijo intentó asesinarlo, sus mejores amigos e incluso su esposa se volvieron en su contra. Así y todo el Rey David venció al gigante Goliat y se convirtió en el Rey más importante de Israel. David es el músico y poeta por excelencia. Cuando uno lee los Salmos de David ¿qué encuentra ahí?

La mayoría de los Salmos atribuídos al Rey David comienzan “cuando me estaba escapando de mi hijo Abshalom…” o “cuando estaba siendo perseguido y querían matarme…» Ahora, ¿qué esperarían ustedes que continúe a un principio como este? Esperaríamos que nos cuente hacía qué dirección fue o donde se escondió o qué hizo para salvarse y sin embargo si continuamos leyendo vamos a ver cómo agradecía y esperaba la salvación. Cómo se concentraba en lo único que todavía poseía: la vida, gracias al misterio inexplicable de lo divino.

¿Por qué piensan que el Libro de Salmos tuvo tanta influencia incluso para dos religiones totalmente distintas? Y la respuesta es porque la emoción humana para responder a la adversidad es demasiado real en David. El pobre David que sufre constantemente y tiene sufrimientos reales con respecto a su existencia repite una palabra una y otra vez a lo largo de todos sus Salmos: ¡HALLELUIA! que literalmente significa ¡Alabado Sea Dios! Alabado sea Dios porque su bondad es infinita. Esa es la formula literal que más encontrarán si revisan el Libro de Salmos. La bondad de Dios no tiene límite. David agradece lo único que nadie puede tocar: su propia relación con Dios, el misterio, la energía, lo divino o como más les guste llamarlo.

Nuestra convicción de la existencia de lo divino en nuestras vidas esta proporcionado por nuestra decisión de que lo divino participe y forme parte de nuestra rutina. Como decía el Rebbe de Kotzker ¿dónde está Dios? Donde quiera que lo dejemos entrar. Cuanto más significados le encontremos a nuestra vida, buscando no la queja sino la bendición, incluso y a pesar de las adversidades y los sufrimientos, podremos crecer y madurar. ¿Cuántas veces nos decimos que debido a esa relación o esa situación hemos crecido y nos sentimos ahora más maduros y fuertes que antes? Nietzsche tenía una forma muy fácil de decir esto: “lo que no me mata me fortalece”. Y es real que después de esas experiencias duras nos decimos que nunca más permitiremos que alguien nos haga algo así .

Ser Feliz comienza simplemente con el acto de decir Gracias. Como cantaba Mercedes Sosa gracias a la vida que me ha dado tanto. Estoy seguro que si se sientan en silencio por unos instantes y respiran hondo descubrirán que tienen mucho más que agradecer a la vida que quejarse. Ser agradecidos es reconocer el bien que somos. Y esta es una elección que se basa en concentrarse en lo bueno que sí nos esta pasado y tenemos. De ese modo nos vamos entrenando cotidianamente para ser felices pese a las adversidad y frente a los problemas que inevitablmente forman parte de lo que llamamos vida. Los problemas no son invasores externos a la perfecta paz que deberíamos tener. Los problemas constituyen la esencia de la vida. Aceptarlos como tal es el desafío. El conflicto es parte de la existencia humana y lo normal es tener esas cosas en nuestra vida que llamamos “problemas”.  Es más si no tienen problemas chequeen el pulso para corroborar que siguen con vida.

Todo lo bueno que agradecemos es solo lo que vemos, pero la bondad infinita que no se ve esta mas allá de toda explicación. Cualquier médico puede entender a qué me estoy refiriendo. Millones de reacciones químicas que permiten que existamos están sucediendo dentro de nuestro cuerpo constantemente a lo largo de nuestra vida. Un día de la vida dentro del cuerpo humano eliminaría por completo la ficción como género. Lo que sucede todo el tiempo dentro de nosotros es impresionante. El aire que respiramos y nos permite estar vivos, el corazón que late sin que hagamos ningún esfuerzo y la comida que entra y es digerida sin nuestra intervención conciente. Tal vez por eso la tradición judía tiene una bendición que se recita cada vez que uno sale del baño y concluye diciendo “gracias Dios que curas y haces milagros”. Poder ir al baño es un milagro. ¿Quién no ha experimentado la horrible sensación de no poder ir al baño? Y sin embargo algo tan básico y cotidiano como poder hacer nuestras necesidades ya nos resulta algo obvio y sin misterio. Bien sabemos que si no pudiéramos hacer nuestras necesidades podríamos estar en peligro.

Esto es un entrenamiento para reconocer lo que ya es bueno en nuestras vidas. Lo que nos está sucediendo hoy ¿es realmente más malo que bueno? Debemos desarrollar la capacidad para desdramatizar nuestra vida. Lo que sea que este yendo mal en nuestras vidas, en nuestras casas, en nuestras relaciones, en nuestros cuerpos, en nuestra salud siempre puede estar peor. Todo se remite a una cuestión sobre dónde elegimos que esté la felicidad. ¿Está dentro de lo bueno que ya tengo y estoy construyendo o voy a concentrarme en lo que me falta y esta allá afuera? Yo elijo.

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Acerca del Autor

 Hola, soy Diego Edelberg, el fundador del blog Judios&Judaismo.com. Me apasiona todo lo relacionado con la música, el judaísmo, la interpretación, la educación, la mitología, la filosofía, la religión, la ciencia, la historia, el arte, la física, la cosmología, la evolución, la sociología, la epistemología, la metafísica, la cabalá y en especial aquello que resulta contradictorio, paradójico y absurdo. Para conocer más sobre mi y de qué se trata mi blog visitá la sección Acerca del Autor

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