Continuando nuestra serie sobre el Judaísmo Medieval llegamos a un momento crítico y tremendamente complejo para el devenir histórico del pueblo judío.
100 años luego de la muerte de Isaac Luria (de quien hablamos en la publicación anterior) la comunidad judía experimenta una etapa caótica relacionada con el fervor mesiánico milenario enraizada en la figura de Shabetai Tzvi (1626-1676) quien se auto-declara el Mesías que viene a redimir a todo Israel en el año 1666. Nacido en Esmira, Shabetai Tzvi recorre diferentes partes del mundo hasta que llegue a Gaza donde encuentra a su mano derecha y guía: Natán de Gaza (1643-1680).
Su declaración de que era el Mesías levanta sospechas por las autoridades del Imperio Otomano y Shabetai Tzvi se ve forzado a demostrar su verdad o convertirse al Islam. Luego de convertirse al Islam sus seguidores intentaron construir una respuesta teológica utilizado las nociones de la Cabalá de Luria. Así argumentaron que su conversión como judío al Islam no era una herejía sino el acto más sagrado de fe: Shabetai había descendido hacia el reino del mal para liberar las chispas de la redención final.
Las implicancias del mesianismo
Los historiadores han intentado explicar por qué el emergente de esta ideología mesiánica particularmente en este período particular. No solo en Shabetai sino en las replicas que deja su figura en grupos como los Dönmeh dentro del Imperio Otomano sino también en los seguidores de otro bizarro personaje judío llamado Jacob Frank (1726-1791) quien en Polonia declara ser la reencarnación de Shabetai Tzvi y termina convirtiéndose al cristianismo.
Algunos argumentan que el sufrimiento y la desesperanza que estaba atravesando el pueblo judío propulsó el emergente de estas figuras; otros argumentan por la influencia del pensamiento de Luria que potencia el fervor mesiánico; y hay quienes insisten en la influencia de los judíos conversos viviendo en el Imperio Otomano quienes se inclinan por esta figura de un Mesías Judío al estilo Jesús que al igual que ellos estaba atravesando esta dualidad de su personalidad como un judío internamente pero un musulmán (o cristiano en el caso de los conversos) externamente.
Ya entrando al siglo XVIII la ideología de Shabetai Tzvi se convirtió en un sinónimo de toda práctica judía que parecía errada, desviada e incluso herética dentro de la comunidad judía. Esta situación presentará un gran desafío para todos los rabinos de este período y los siguientes con respecto a quién es la autoridad en el judaísmo y cuáles deberían ser las normas judías aceptadas socialmente.