A esta altura de la vida y de la fecha en la que nos encontramos, la mayoría sabe qué es Januca. En Internet abunda información al respecto (aquí hay un excelente y breve resumen). Pero lo interesante no es solamente analizar qué eventos festejamos o conmemoramos los judíos sino cuáles hemos decidido no festejar ni recordar. En Januca por ejemplo festejamos la recuperación del Gran Templo de manos enemigas y sin embargo no tenemos ninguna celebración en la que festejamos la construcción del primer Templo o la re-construcción del segundo Templo. ¿Por qué?
Cambiar sí, Volver ¡no!
La verdadera creación está fuera de nuestro alcance. Ninguno de nosotros recuerda cuándo su vida comenzó. Cuando tomamos conciencia que existimos ya hemos sido creados. Así como no nos está permitido ir más atrás de la Creación del Universo tampoco se nos está permitido ir más atrás de nuestra propia existencia. Por eso no celebramos la construcción sino la recuperación. Nadie puede empezar todo de nuevo. Solo puede intentar modificar el curso de lo que seguirá. Se nos ofrece la posibilidad de reajustar la brújula del alma. Pero contrario a la canción de Alejandro Lerner, no se nos permite realmente «Volver a Empezar» sino «Continuar Distintos». Volver a Empezar es una ilusión.
La verdad que la canción de Lerner y Januca nos enseñan es que cambiar es posible. Pero empezar de nuevo no lo es. Podemos modificar el curso de nuestras vidas. Podemos renovarnos. Pero no podemos volver a empezar de cero nuevamente. De hecho volver a empezar sería trágico para la visión judía: significaría no haber aprendido nada de nuestros errores en el proceso de hacernos mejores. El proceso de teshvua (retorno) no significa volver a empezar sino concientizar lo que hemos hecho mal para no repetirlo. Si olvidáramos, si empezaríamos de nuevo, probablemente volveríamos a transgredir.
No es casualidad que este es el motivo por el cual muchos se sienten inspirados por estas ideas llegando a estas fechas del calendario gregoriano que utilizamos simbólicamente para demarcar lo que queremos cambiar y así sentir que, de alguna manera, vamos a volver a empezar distintos el año que viene. En el espíritu de recuperación en Januca y para el nuevo año de 2015 que comienza en unos pocos días, quiero compartir tres resoluciones para mejorar nuestras vidas.
Resolución #1
Ganar dinero y desarrollar una carrera profesional o empresarial es tan solo una parte de lo que conforma la totalidad de nuestra milagrosa existencia.
La vida no se trata de obtener y vender sino de ser y devenir. La mayoría de las personas son juzgadas por lo que tienen y lo que pueden hacer. Pero nos olvidamos fácilmente que nada de lo que tenemos ni sabemos hacer es eterno. Por eso no he visto en toda mi vida una sola lápida en la que la persona sea recordada por la cantidad dinero o bienes que acumuló ni por ser un excelente abogado, médico o ingeniero.
La primera resolución para este 2015 es tener presente que ganar dinero y desarrollar una carrera profesional es muy importante, pero es tan solo una parte de vivir.
Resolución #2
Hacer más Shabbat
Para muchas personas Shabbat asusta por todo lo que no podemos hacer. Pero debemos cambiar la óptica de cómo entendemos esta maravillosa festividad. Aquí comparto una traducción de los Diez Mandamientos de Shabbat recetados por el genial Rabino Arthur Green:
- Permanecer en casa y pasar tiempo cualitativo con familia y amigos.
- Celebrar el día con los demás, en la mesa, en la sinagoga, o con los que mejor pueden compartir la importancia de la presencia de Dios en el mundo.
- Estudiar o leer algo que nos edifique, nos desafíe, o nos haga crecer.
- Pasar un rato a solas. Tomarse un tiempo con uno mismo, revisar la semana y preguntarse dónde estamos y hacia dónde queremos ir con nuestra vida.
- Marcar el principio y el final de este tiempo sagrado con el encendido de velas y la recitación del Kidush en la noche del viernes y havdalá la noche del sábado.
- No hacer nada de lo que tenemos que hacer para nuestra vida laboral. Esto incluye evitar: la lectura de cosas que «tenemos» que leer por obligación, el cumplimiento de obligaciones sociales no deseadas, ayudar a nuestros hijos con las tareas del colegio e incluso avanzar en la preparación de una reunión o cualquier otra cosa para el trabajo de la semana entrante.
- No gastar dinero. La atmósfera de Shabbat está mejor protegida por una separación completa de la cultura comercial que nos rodea todo el resto de la semana.
- No haga negocios. Nada de llamadas al broker ni pago de facturas. Relájese; todo puede esperar.
- No viaje. Esto se refiere sobre todo a las grandes distancias que involucran tráfico excesivo, aeropuertos, check-ins en hoteles y otras situaciones comerciales y despersonalizadas similares. Permanecer libre de encuentros en los que la gente probablemente dirá: «¡Que tenga un buen día!» (¡Shabbat ya es un buen día!).
- No utilice entretenimiento comercial enlatado. Manténgase en situaciones donde se encuentre cara a cara con los que lo rodean, en lugar de mirar fijamente la pantalla de un monitor o una televisión. Desconéctese de Internet y no atienda el teléfono por un día.
Resolución #3
Vivir el ahora y anticipar el mañana
Una buena resolución para el nuevo año es aprender a convivir con esta paradoja. Vivir el ahora significa prestar atención ya mismo porque solo se vive una vez. Recuerden la pregunta del Rabino, «Si pudieras viajar en el tiempo y encontrarte contigo mismo cuando tenías 18 años por unos instantes ¿Qué te dirías? Me diría simplemente ¡presta atención! Porque todo pasa demasiado rápido.» Sin embargo no podemos olvidar que cada decisión que tomamos en el ahora afecta nuestro mañana. La vida no es una sucesión de eventos desconectados sino un continuo a través del cual vamos definiendo a cada instante cómo es nuestro futuro. Una mala decisión no la pagamos en el presente porque al momento de suceder ya estamos en otro tiempo que es el futuro y tenemos que lidiar con sus consecuencias. Así y todo, consientes que lo que estamos a punto de elegir tendrá sus consecuencias mañana, negamos esta realidad pensando que nuestra decisión realmente no será para siempre porque no creemos en el futuro. Por eso en este nuevo año que ya comienza debemos recordar vivir el ahora y anticipar el mañana.