Luego del éxito de la publicación anterior sobre ¿qué son los judíos Ortodoxos? voy a intentar ser igual de justo con otras corrientes judías. La realidad es que mi serie sobre el Judaísmo Moderno explora mucho más en detalle cada uno de estos movimientos, sus inicios y su teología. Sin embargo esa serie la escribí en 2011 y cada publicación lleva aproximadamente 30 o 40 minutos de lectura o escucha. Tal vez ya sea una buena oportunidad para volver a reflexionar en algunos temas y hacer publicaciones más breves y más generales.
La historia afecta a la tradición
Los judíos Reformistas son los que creen que la tradición judía siempre se ha mantenido en un estado de fluidez constante. Esto significa que el judaísmo mismo (al igual que todo lo que existe) esta sujeto a las leyes físicas y en consecuencia cambia y se adapta a los desafíos de cada era. Estos judíos -al igual que los Ortodoxos y los Conservadores- son un producto del siglo XIX cuando los judíos son emancipados e intentan corresponder su tradición premoderna con el nuevo mundo moderno y sus desafíos.
Lo que pasa es que es «fashion»
Los judíos Reformistas están comprometidos seriamente con la validez de la tradición judía, pero (¡y este es un gran pero!) enfatizan la necesidad de interpretar esta tradición desde una perspectiva individual y comprometerse en forma personal y responsable con esa tradición. Por este motivo están convencidos que un judío debe estudiar y conocer sobre su tradición judía pero esta tradición -y en la medida que sea posible- debe ser adaptada a los ideales del mundo moderno. El desafío central aquí se convierte en cuál es la vara que mide la tradición. En la publicación anterior mencioné que para los Ortodoxos cuando las ideas modernas entran en conflicto con las enseñanzas tradicionales entonces (y generalmente) la decisión es que la tradición cobra prioridad. Sin embargo con los Reformistas no podríamos decir que esto está completamente invertido pero si podemos argumentar que esta visión les permite cuestionar practicas que consideran “anticuadas” o actitudes que resultan inconsistentes con la forma de vida de un ser moderno. Utilizando ese argumento el Reformismo los habilita a rechazar cualquier enseñanza premoderna que resuena contraria a la consciencia moral contemporánea.
Algunas cosas nunca pasan de moda…¿o si?
Para la mayoría de los judíos premodernos la esclavitud no era un problema o algo que hería sus sensibilidades. Esto sucedía porque el paradigma mundial aceptaba la esclavitud como algo dado. Pero con el paso del tiempo esta idea se tornó en algo repugnante para nuestras sociedades modernas (¡en Estados Unidos había judíos que defendieron la esclavitud hasta el siglo XVIII!). Les pido por favor que “den un paso hacia atrás” por un instante e intenten -como un juego teórico- “evaluar sin juzgar”. La esclavitud no era cuestionada porque nadie lo había indicado realmente como algo indebido.
Con este mismo espíritu, hasta la era premoderna las mujeres judías tenían prohibido leer ciertos textos de la tradición judía que solo estaban permitidos para hombres (por supuesto que eran hombres los que decidían esto por ellas) y así su educación era muy inferior a la de los hombres. No solo para los judíos sino para la humanidad en general, esto era normal. Sin embargo con el impacto del feminismo en la modernidad los Reformistas fueron los primeros en declarar que si bien las mujeres no son iguales que los hombres las mismas tienen los mismos derechos. Los Reformistas fueron los primeros en admitir mujeres como líderes, es decir como rabinos. Esta decisión no fue tomada porque la halaja (Ley Judía) sea igualitaria sino porque la vida del ser humano en la modernidad afecta nuestros niveles de consciencia de forma diferente informándonos que la desigualdad de géneros no puede ser algo que Dios realmente desea sino algo que algunos seres humanos desean.
¿Quién impone el estilo de la nueva temporada?
Una paradoja que mencioné en la publicación anterior se presenta con el curioso fenómeno que se ha dado con ciertos cambios que hoy realizan corrientes Conservadoras y Ortodoxas y que comenzaron en el Reformismo quien terminó salpicando e influenciando décadas más tarde estas otras corrientes. El Reformismo por ejemplo ordenó su primera mujer como rabino en 1972. El movimiento Conservador en 1985 y la Ortodoxia lo ha hecho más de 30 años luego (aún cuando el título “Rabino” como palabra hiere las sensibilidades de este movimiento – Ver Nota: http://www.nci.org.uy/index.php?option=com_content&view=article&id=266:primera-mujer-rabina-ortodoxa-ordenada-en-ee-uu&catid=23:mujer-y-judaismo&Itemid=63).
El Reformismo en etapas
El judaísmo Reformista debe ser comprendido dentro del encuadre que lo sostiene, es decir, en forma histórica o progresiva. Así el mismo se divide en dos etapas: el Reformismo Clásico (ya en extinción) y el postclásico (actual).
El Reformismo Clásico
El Reformismo Clásico fue el que predominó desde el siglo XIX hasta el año 1960. Se basaba en el coraje de un grupo de judíos por intentar hilar el ser judío con los nuevos ideales de la modernidad. Sin la necesidad de permanecer aislados en las sociedades modernas, estos judíos deseaban ahora trabajar codo a codo con sus vecinos no-judíos en la misión de hacer un mundo de justicia y paz. Por ese motivo comenzaron a releer la Biblia enfocándose en los Profetas quienes en su mayoría profesan un mensaje universal. Definieron el judaísmo como una religión monoteísta totalmente compatible con la verdad científica, la razón y la evolución. Estos fueron los primeros judíos en introducir “decoro” en el rezo en lugar de todos rezando a cualquier tiempo y en forma caótica. Crearon el “sermón” de los Viernes a la noche y le agregaron al rezo coros, música moderna, instrumentos musicales e incluso el recitado o lectura de plegarias no solo en hebreo sino en la lengua vernácula.
Pero los primeros Reformistas en su búsqueda de autenticidad fueron terriblemente extremistas y arrancaron de cuajo las prácticas más esenciales del judaísmo. Desecharon la tradición y gran parte de los rituales con la excusa que eran anacrónicos e irracionales. Lo único que dejaron como centro de su existencia fueron aquellas cosas que creían realmente eran importantes: la ética, el monoteísmo, la razón y el universalismo. Eliminaron muchas costumbres por considerarlas anticuadas o “fuera de moda”. Incluso estas decisiones no solo miraron al pasado sino al presente: llegaron a oponerse oficialmente al movimiento Sionista presentando la contradicción absoluta de fomentar el universalismo y negarle el derecho a otros judíos de tener su propio Estado.
Todas estas cosas fueron lentamente convirtiéndose en la vergüenza de las siguientes generaciones de Reformistas quienes agradecidos por el despertar de la conciencia moderna dentro de la tradición judía criticaron a sus predecesores por ser extremadamente radicales. Esto nos lleva ya al Reformismo postclásico o actual.
El Reformismo postclásico o actual
Esto va a sonar como un trabalenguas y espero que se entienda porque luego de 1960 y siguiendo el espíritu reformista, los rabinos reformistas comenzaron a “reformar” las reformas previas hasta la actualidad. Esta nueva etapa retenía los principios esenciales tales como la consciencia individual, la creencia que el judaísmo debe cambiar correspondiéndose con los pensamientos de cada generación y un fuerte compromiso con la acción social (trabajar para erradicar la pobreza, la hambruna, la discriminación y la guerra). Continuaron afirmando el monoteísmo ético y la idea que hay un solo y verdadero Dios que quiere paz, justicia, dignidad y libertad. Pero desde 1960 el Reformismo además ha revisado mucho de su teología y su práctica. Gran parte de lo que había sido descartado por los primeros Reformistas ha sido reactivado. Por ejemplo el pueblo judío ha vuelto a ser considerado algo único y especial en la historia mundial y el Sionismo hoy es 100% apoyado por los Reformistas (curiosamente sólo un grupo menor de los Ortodoxos y los jasídicos son los que no apoyan el Sionismo y el Estado Moderno de Israel en la actualidad…paradojas de la historia si las hay).
Cambios en la práctica y la liturgia
Pero por encima de todo esto el Reformismo ha modificado dramáticamente su plegaria y sus prácticas. Las plegarias son en hebreo salvo algunas lecturas alternadas y anuncios de páginas en la lengua vernácula. Su música alterna el nusaj tradicional con música moderna. Hay igualdad absoluta de géneros en sus sinagogas y lo mismo que hace un hombre lo puede hacer una mujer. En el período clásico el Reformismo se deshizo del talit, la kipa y el tefilin. Sin embargo hoy, en el período o fase postclásico, cuando rezan la mayoría de los hombres (y mujeres) cubren sus cabezas y usan talitot. El tefilin también se está volviendo a utilizar pero no en forma mayoritaria. Todas estas prácticas y muchas más (incluido el kashrut que una generación atrás era impensado en los reformistas) están siendo cada vez más observadas por esta corriente mientras se retiene el principio esencial que los reformistas deben hacer todas estas cosas dependiendo de sus necesidades espirituales (¡y este es el famoso gran pero!).
Debo concluir diciendo que el Judaísmo Liberal, Progresivo o Reformista hoy aún se encuentra -y tal vez siempre se encuentre- en un período de transición en muchos aspectos. Consonante con su propio nombre.
Un corazón con muchas habitaciones
Quiero finalizar con las mismas palabras que la publicación anterior.
Como siempre digo en este blog, la idea no es decir si el Reformismo es bueno o malo, correcto o incorrecto. Tampoco quiero sugerir que los diferentes movimientos judíos son unos mejores o peores que los otros ni que uno de ellos es “verdadero” y los demás son falsos o distorsionados. No creo que exista algo así en el esfuerzo sincero de todos los judíos por encontrar sentido a sus vidas. Si no fuera así tampoco entendería porque Dios permite la multiplicidad de opiniones en el judaísmo y estando Dios a cargo del devenir histórico parecería que está permitido que existan distintas maneras de entender lo judío. Dios no quiere un solo modo de ser, un solo modo de entender la vida, una sola manera de leer la Tora, una sola manera de entender la tradición judía e incluso una sola manera de entender lo que quiere porque si fuera así no nos hubiese creando tan diferentes los unos a los otros. Lo que estamos haciendo es intentar comprender las aproximaciones judías a la modernidad.