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Judíos & Judaísmo

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Las 3 Resoluciones Más Importantes Para El 2015

21/12/2014 por Diego Edelberg 29 comentarios

A esta altura de la vida y de la fecha en la que nos encontramos, la mayoría sabe qué es Januca. En Internet abunda información al respecto (aquí hay un excelente y breve resumen). Pero lo interesante no es solamente analizar qué eventos festejamos o conmemoramos los judíos  sino cuáles hemos decidido no festejar ni recordar. En Januca por ejemplo festejamos la recuperación del Gran Templo de manos enemigas y sin embargo no tenemos ninguna celebración en la que festejamos la construcción del primer Templo o la re-construcción del segundo Templo. ¿Por qué?

 

Cambiar sí, Volver ¡no!

La verdadera creación está fuera de nuestro alcance. Ninguno de nosotros recuerda cuándo su vida comenzó. Cuando tomamos conciencia que existimos ya hemos sido creados. Así como no nos está permitido ir más atrás de la Creación del Universo tampoco se nos está permitido ir más atrás de nuestra propia existencia. Por eso no celebramos la construcción sino la recuperación. Nadie puede empezar todo de nuevo. Solo puede intentar modificar el curso de lo que seguirá. Se nos ofrece la posibilidad de reajustar la brújula del alma. Pero contrario a la canción de Alejandro Lerner, no se nos permite realmente «Volver a Empezar» sino «Continuar Distintos». Volver a Empezar es una ilusión.

La verdad que la canción de Lerner y Januca nos enseñan es que cambiar es posible. Pero empezar de nuevo no lo es. Podemos modificar el curso de nuestras vidas. Podemos renovarnos. Pero no podemos volver a empezar de cero nuevamente. De hecho volver a empezar sería trágico para la visión judía: significaría no haber aprendido nada de nuestros errores en el proceso de hacernos mejores. El proceso de teshvua (retorno) no significa volver a empezar sino concientizar lo que hemos hecho mal para no repetirlo. Si olvidáramos, si empezaríamos de nuevo, probablemente volveríamos a transgredir.

No es casualidad que este es el motivo por el cual muchos se sienten inspirados por estas ideas llegando a estas fechas del calendario gregoriano que utilizamos simbólicamente para demarcar lo que queremos cambiar y así sentir que, de alguna manera, vamos a volver a empezar distintos el año que viene. En el espíritu de recuperación en Januca y para el nuevo año de 2015 que comienza en unos pocos días, quiero compartir tres resoluciones para mejorar nuestras vidas.

 

 

Resolución #1

Ganar dinero y desarrollar una carrera profesional o empresarial es tan solo una parte de lo que conforma la totalidad de nuestra milagrosa existencia.

La vida no se trata de obtener y vender sino de ser y devenir. La mayoría de las personas son juzgadas por lo que tienen y lo que pueden hacer. Pero nos olvidamos fácilmente que nada de lo que tenemos ni sabemos hacer es eterno. Por eso no he visto en toda mi vida una sola lápida en la que la persona sea recordada por la cantidad dinero o bienes que acumuló ni por ser un excelente abogado, médico o ingeniero.

La primera resolución para este 2015 es tener presente que ganar dinero y desarrollar una carrera profesional es muy importante, pero es tan solo una parte de vivir.

 

 

Resolución #2

Hacer más Shabbat

Para muchas personas Shabbat asusta por todo lo que no podemos hacer. Pero debemos cambiar la óptica de cómo entendemos esta maravillosa festividad. Aquí comparto una traducción de los Diez Mandamientos de Shabbat recetados por el genial Rabino Arthur Green:

  1. Permanecer en casa y pasar tiempo cualitativo con familia y amigos.
  2. Celebrar el día con los demás, en la mesa, en la sinagoga, o con los que mejor pueden compartir la importancia de la presencia de Dios en el mundo.
  3. Estudiar o leer algo que nos edifique, nos desafíe, o nos haga crecer.
  4. Pasar un rato a solas. Tomarse un tiempo con uno mismo, revisar la semana y preguntarse dónde estamos y hacia dónde queremos ir con nuestra vida.
  5. Marcar el principio y el final de este tiempo sagrado con el encendido de velas y la recitación del Kidush en la noche del viernes y havdalá la noche del sábado.
  6. No hacer nada de lo que tenemos que hacer para nuestra vida laboral. Esto incluye evitar: la lectura de cosas que «tenemos» que leer por obligación, el cumplimiento de obligaciones sociales no deseadas, ayudar a nuestros hijos con las tareas del colegio e incluso avanzar en la preparación de una reunión o cualquier otra cosa para el trabajo de la semana entrante.
  7. No gastar dinero. La atmósfera de Shabbat está mejor protegida por una separación completa de la cultura comercial que nos rodea todo el resto de la semana.
  8. No haga negocios. Nada de llamadas al broker ni pago de facturas. Relájese; todo puede esperar.
  9. No viaje. Esto se refiere sobre todo a las grandes distancias que involucran tráfico excesivo, aeropuertos, check-ins en hoteles y otras situaciones comerciales y despersonalizadas similares. Permanecer libre de encuentros en los que la gente probablemente dirá: «¡Que tenga un buen día!» (¡Shabbat ya es un buen día!).
  10. No utilice entretenimiento comercial enlatado. Manténgase en situaciones donde se encuentre cara a cara con los que lo rodean, en lugar de mirar fijamente la pantalla de un monitor o una televisión. Desconéctese de Internet y no atienda el teléfono por un día.

 

 

Resolución #3

 Vivir el ahora y anticipar el mañana

Una buena resolución para el nuevo año es aprender a convivir con esta paradoja. Vivir el ahora significa prestar atención ya mismo porque solo se vive una vez. Recuerden la pregunta del Rabino, «Si pudieras viajar en el tiempo y encontrarte contigo mismo cuando tenías 18 años por unos instantes ¿Qué te dirías? Me diría simplemente ¡presta atención! Porque todo pasa demasiado rápido.» Sin embargo no podemos olvidar que cada decisión que tomamos en el ahora afecta nuestro mañana. La vida no es una sucesión de eventos desconectados sino un continuo a través del cual vamos definiendo a cada instante cómo es nuestro futuro. Una mala decisión no la pagamos en el presente porque al momento de suceder ya estamos en otro tiempo que es el futuro y tenemos que lidiar con sus consecuencias. Así y todo, consientes que lo que estamos a punto de elegir tendrá sus consecuencias mañana, negamos esta realidad pensando que nuestra decisión realmente no será para siempre porque no creemos en el futuro. Por eso en este nuevo año que ya comienza debemos recordar vivir el ahora y anticipar el mañana.

Archivado en: Actualidad Judía, Judaismo Hoy Etiquetado como: Arthur Green, comunidad, expectativa, januca, resoluciones 2015, sentido, volver a empezar

¿Es el judaísmo una religión?

30/04/2013 por Diego Edelberg 71 comentarios

 

Al final de la publicación anterior nos preguntamos ¿es realmente el judaísmo una religión? ¿Estamos conformes los judíos con la idea que el judaísmo es una más de las religiones que están disponibles en el mundo? Y la respuesta es no, no lo estamos. El judaísmo es mucho más que eso para nosotros. Hay componentes étnicos, nacionales e incluso geográficos que definen al judaísmo. El judaísmo compromete otras categorías que hacen que sea mucho más amplio y complejo de definir como tan solo una fe más.

Han habido incontables intentos fallidos de definir el judaísmo en una sola oración y justamente esto ya es un indicador que no es tan simple de definir. La dificultad y pluralidad para intentar definir el judaísmo es en esencia un tema central que veremos a lo largo de todas estas publicaciones. Esta pluralidad nos permitirá entender un elemento crucial para comprender el judaísmo: el judaísmo es uno solo pero los judíos que practicamos el judaísmo somos muchos y muy diferentes.

Estas diferencias son el producto del lugar en el que los judíos vivimos, la lengua que allí se habla, las interacciones que tenemos con las culturas circundantes que también son todas diferentes entre sí y no menos importante nos diferenciamos de acuerdo a la propia historia personal individual y única de cada uno de nosotros; de acuerdo a cómo fuimos educados de niños, de acuerdo a cómo nos dijeron que debíamos entender las cosas, de acuerdo a nuestras propias experiencias de vida, nuestros propios esquemas de referencia, nuestros propios prejuicios y nuestras expectativas. Cada judío además es diferente a cualquier otro judío que existió y existirá en la historia. Y por lo tanto cada judío hizo, hace y hará que un sólo judaísmo se convierta en realidad en múltiples «judaísmos» al momento de activarlo en forma práctica.

Lo que resulta fascinante es que a pesar de todas estas diferencias los judíos nos hemos visto a nosotros mismos como parte de una familia extendida por todo el mundo unida por nuestros propios textos, ideales y practicas comunes que imaginamos (en forma ingenua) como exactamente iguales sin ningún tipo de modificación desde hace 4000 años. Esta es la gran paradoja que hace imposible definir al judaísmo. Por un lado creemos que el judaísmo tiene una clara estructura que lo constituye; creemos además que los judíos somos más o menos gente que piensa igual porque tenemos textos comunes que conforman nuestra identidad; y creemos también que el judaísmo y los judíos son fácilmente reconocibles. Pero por otro lado somos conscientes que todo esta estructura que llamamos judaísmo no es de adamantio sino de plastilina. Es una estructura que se va amoldando de acuerdo al tipo de judío que la agarra. El judaísmo es uno pero cada uno lo entiende de forma distinta. Ese fue el motivo por el cual elegí el paradójico título de este blog: Judios y Judaismo (¿cómo se hace singular algo que en esencia es practicado en forma plural?).

Entonces, ¿cómo hacemos los judíos para mantener una cohesión grupal si cada uno entiende y practica el judaísmo a su manera? La semana que viene intentaremos responder esta pregunta.

Próxima Semana : El Secreto Oculto del pueblo judío: la flexibilidad de la tradición

En la tercera parte de esta serie veremos que para entender qué es el judaísmo tenemos que entender qué significa la palabra tradición dentro del judaísmo

¡Buena Semana!

Archivado en: Educación Judía Etiquetado como: diferencias, dios, esencia, expectativa, las religiones, religion

La Unidad que está escondida por todos lados

24/04/2013 por Diego Edelberg 1 comentario

 

En la búsqueda espiritual judía nuestro objetivo es lograr unirnos con la Unidad Total. En palabras más simples, lo que debemos alcanzar es la comunión, identificación y conciencia de una realidad última que podríamos llamar -entre otras infinitas posibilidades- Dios. De hecho en el judaísmo esa Unidad Total es llamada “Dios”.

Pero para entender en profundidad esta idea resulta imprescindible atravesar las suposiciones infantiles que tenemos sobre lo que la palabra “Dios” significa. Si por un instante pensamos que realmente Dios es un “Viejito de barba sentado en las nubes”, un “Súper Poder”, un “Padre que nos protege”, un “Rey que nos juzga”, un “Amor absoluto”, un “Judío Gigante que hace todo bien” o simplemente una “Energía”, entonces acabamos de cometer el pecado de reducir y definir a Dios en nuestro pequeñísimo y efímero diccionario mental. Acabamos de convertirlo en una simple idea que es tan cambiante y volátil como nuestro paso por este mundo.

Al encasillar a Dios en una definición tenemos asegurada la manera más eficaz de desprendernos del desarrollo espiritual y de convencernos que Dios es simplemente una palabra o una idea fantaseada por la mente humana para expresar aquello que todos sentimos pero ningún filósofo o científico puede explicar realmente. Y lo inexplicable que todos sentimos es que: todo lo que existe en el universo solo existe porque está en relación con todo lo demás. Nada existe separado de algo. Menos nosotros, los seres humanos.

Para evitar caer en la trampa mental de hacer de Dios una idea o una definición, la mayoría de los grandes hombre de fe crearon a lo largo de miles de años enormes cantidades de reflexiones, meditaciones, contemplaciones, repeticiones de ciertas palabras, encantaciones, recitaciones de nombres divinos, plegarias o simplemente aconsejaron aprender a permanecer en ese fascinante y al mismo tiempo aterrador estado que llamamos “silencio”.

Pero para quienes estos ejercicios o técnicas resultan extremadamente ajenas o anticuadas quería ofrecerles otro método que tal vez los ayude. Definitivamente somos muchos los que nos cuesta “apagar” el ruido de nuestra mente para “prendernos” y “perdernos” en la unión mística. No hay que sentirse mal por esto. No es necesario modificar toda nuestra esencia para unirnos con la Unidad Total. Solo basta comenzar con  perder el miedo de modificar nuestros prejuicios.

Aunque no queramos serlo, somos tremendamente prejuicios no solo para juzgar a otros sino peor aún a nosotros mismos y nuestras ideas. El primer paso (que no requiere de mucha sofisticación ni de ejercicios de respiración o “poner la mente en blanco”) es simplemente decidir en forma voluntaria destruir nuestros prejuicios, ablandar nuestras expectativas, aceptar lo inconcebible y no creernos todo lo que pensamos.

Así comienza el viaje que transforma todo lo que experimentamos. Si estamos abiertos a desarrollar estas posturas frente a la vida descubrimos que rápidamente nos conectamos con la Unidad Total. Descubrimos que lo maravilloso y misterioso esta escondido por todas partes y por eso no es invisible sino presente. Al igual que nuestros pensamientos, todo lo que vemos, olemos, escuchamos, sentimos y experimentamos del mundo (árboles, animales, océanos, estrellas, seres humanos) son parte de la Unidad. Una mesa  de madera es así un árbol que ha sido procesado. El árbol sigue estando allí. En última instancia, la materia no es distinta de la energía sino que simplemente es energía que ha asumido temporalmente un patrón particular. La materia es básicamente energía en forma tangible y por lo tanto ambos (materia y energía) son en definitiva estados diferentes de un mismo continuo, nombres distintos para dos cosas que en esencia son la misma cosa: ¡la misma Unidad!

El mundo no es otra cosa que Dios ya que esta energía divina se oculta dentro de todas las formas que existen. Dios no es un ser independiente que hasta “allí afuera y arriba”. Ella está aquí, en la corteza de un árbol, en la voz de un amigo, en el ojo de un extraño. El mundo está lleno de Dios. Puesto que Dios está en todo uno puede servir a Dios a través de todo. En la búsqueda de la chispa divina descubrimos que lo común es realmente espectacular. Este es quizás y sólo quizás…el verdadero camino hacia la experiencia espiritual.

Archivado en: Aforismos, Citas, Espiritualidad y Religión, Judaismo Hoy Etiquetado como: conciencia, dios, el universo, expectativa, hombre de fe, la mente humana, pensamiento, plegaria, silencio

Si nos sentimos felices y plenos ¿necesitamos la salvación o redención del judaísmo?

22/04/2013 por Diego Edelberg Deja un comentario

 

En las últimas publicaciones escribí bastante sobre la Redención Final, aquella esperanza del pueblo judío que de alguna manera da sentido a muchas de nuestras plegarias, historia y existencia. Si no tuviéramos ese deseo de ser redimidos o salvados, ¿gran parte de nuestro rezo junto al Seder de Pesaj y la meta de nuestro destino final resultarían teológicamente vanos? Para hacer un breve resumen podríamos decir que la temática de la redención o salvación final según la tradición judía comienza con una simple pregunta: los judíos rezamos todos los días pidiéndole a Dios que nos salve y nos redima, pero ¿de qué debería exactamente Dios salvarnos o redimirnos?

En la búsqueda por contestar esta difícil pregunta partimos de la base que la teoría judía sobre el fin de los tiempos surge de un problema o impulso central: la idea que las cosas del modo que están hoy presentes se encuentran seriamente falladas o son imperfectas. Curiosamente vivir plenamente el judaísmo implica convivir con la idea que -nos guste o no- la tradición asume que “estamos fallados o incompletos”. En palabras más simples, podríamos declarar que irónicamente el judaísmo necesita de la idea de la imperfección para dar sentido a su constitución.

Si pensamos por un instante (y solo en la teoría) que nuestra vida es plena y no necesitamos de nada más porque nos sentimos satisfechos con todo lo que tenemos y somos ¿de qué debemos pedir ser salvados si en realidad estamos bien? ¿Es la redención judía una realidad que sentimos o una historia que hemos intelectualizado e integrado? ¿Por qué los judíos sentimos que nos falta el Mashiaj, la resurrección de los muertos, retornar a la tierra de Israel y al antiguo sacrificio de animales en el Templo llevado a cabo sólo por los Cohaim o Sacerdotes mientras que billones de otros seres humanos no sienten esta falta? ¿Qué nos constituye realmente: nuestra propia sensación o la que heredamos de nuestros textos? ¿Puede ser que a medida que estudiamos nuestros textos los mismos van configurando nuestras expectativas? Si cada nuevo niño/a judío/a que llega al mundo lo educamos utilizando todas estas ideas que van moldeando su identidad y pertenencia ¿es posible que nosotros mismos seamos los responsables de construirle la idea que su vida estará siempre en falta o incompleta?

Creo que justamente ahí está el “juego teológico” o existencial del judaísmo como religión. La mayoría de nosotros sentimos que la vida no es perfecta sino que está llena de aquellas palabras que nos asustan y llamamos «problemas», «dudas», «quejas», «incertidumbres», «desolación», «aburrimiento», «desesperanza» y «depresiones». Todas estas palabras son parte integral de nuestro vocabulario y las utilizamos para definir esos sentimientos que -de todos modos- nunca podemos reducir en palabras. Quizás apoyándose en estas palabras el judaísmo ofrece la salida que otorga sentido y consolación: la redención o salvación de Dios. Justamente las especulaciones sobre la Redención Final describen cómo al final de los tiempos Dios va a transformar lo fallado en algo perfecto. Las especulaciones hablan de un Dios que salva, rescata y corrige finalmente a todo el Universo de este estado imperfecto que nosotros conocemos y llamamos “historia”.

Mientras reflexiono sobre este tema también pienso en una publicación que escribí hace casi dos años y mira todo esto desde una perspectiva diferente: ¿Vale la pena seguir practicando el judaísmo?

Archivado en: Dios de los judíos Etiquetado como: destino, dios, el fin de los tiempos, esperanza, expectativa, fin de los tiempos, israel, meta, pesaj, plegarias, salvados

Socios con Dios en Su Revelación

25/03/2013 por Diego Edelberg 1 comentario

Cuando analizamos nuestra relación con la Creación de Dios en publicaciones previas, vimos que el estatus especial que recibieron los seres humanos en el segundo relato bíblico inspiró la formulación rabínica que los humanos somos socios con Dios en la Creación. Para los Rabinos el hecho que Dios “puso al hombre en el jardín del Edén para trabajarlo y cuidarlo” (Génesis 2:15) implica que Dios no creó (u ordenó) el mundo en forma total y perfecta sino que el mundo precisa de nuestra ayuda y por eso fuimos creados y asignados el primer trabajo que es mencionado en la Biblia: esforzarnos para cuidar al mundo y hacerlo un lugar mejor.

 

Así, luego de haber explorando las diferentes formas en la que los Rabinos y los judíos han entendido la Revelación de Dios y la Tora en las últimas publicaciones, podemos arribar a otra conclusión fascinante: también somos socios con Dios en Su Revelación.

Los primeros Rabinos eran totalmente conscientes del hecho que su propia expansión de la Ley Judía iba mucho más allá de aquello que estaba explícitamente escrito en la Tora que leemos semanalmente en las Sinagogas. Por tomar un solo ejemplo entre los miles disponibles, toda la elaboración del sistema concerniente a las leyes alimenticias en lo que respecta a no mezclar carne con leche se apoya tan solo en una sola oración bíblica repetida tres veces en la Tora: “no cocinarás un cabrito en la leche de su madre”. Incluso Dios mismo le dice a sus ángeles en un famosísimo relato que se preserva en el Talmud Ierushalmi (Rosh Hashana 1:3) que la determinación anual del día que se festejará Rosh Hashana cada año depende del decreto de las cortes humanas. Es decir que si los humanos decidimos cambiar la fecha de Rosh Hashana o posponerla un día ¡Dios se ajusta a nosotros y nuestras decisiones!

Por supuesto que el calendario y las fechas de las festividades judías ya han sido matemáticamente calculadas por los antiguos rabinos y por eso podemos saber con precisión desde hoy hasta la llegada del Mesías en qué día caerá cada festividad. Pero lo importante del relato del Talmud es la enseñanza que nos deja sobre la audacia de la interpretación rabínica. Escribí un poco sobre este tema en dos publicaciones sobre el concepto de tradición en el judaísmo: ¿qué mantuvo viva a la tradición judía? y Tradición: ¿cambio o continuidad? Respuesta al judaísmo Ortodoxo. La primera de ellas es muy propicia para Pesaj que aquí en Hong Kong comienza esta misma noche.

El desafió sobre el concepto de tradición y Revelación se presenta en la manera en la que los judíos hemos entendido la noción de ser socios con Dios en Su Revelación: por un lado los primeros rabinos creían en la aceptación incondicional de la Revelación de Dios y la Tora y por eso en la literatura rabínica dicha Revelación no puede ser negada o revocada por ninguna autoridad individual. Por otro lado cuando uno comienza a explorar seriamente la literatura rabínica uno descubre una enorme libertad interpretativa y una maestría extraordinaria sobre el texto revelado. Al fin de cuentas, como dice el relato del Talmud, Dios debe rendirse a los procesos y las reglas de las academias rabínicas humanas. Nosotros terminamos siendo la autoridad máxima y los que tienen la última palabra para decidir qué significado tiene el mensaje del texto sujeto a los múltiples y variados contextos.

Los pensadores tradicionalistas que son serios (generalmente agrupados en la categoría “Judíos Ortodoxos”) aceptan en su mayoría que los rabinos expandieron y expanden las leyes judías mucho más allá de lo que figura literalmente escrito en los primeros cinco libros de la Biblia. De hecho negarlo sería inútil o incluso mediocre. Pero para no limitar el Poder de Dios y la Revelación recurren a una interpretación muy divertida y al mismo tiempo profunda: Dios mismo es el que está guiando estas deliberaciones de las autoridades rabínicas y cualquier cosa que parecería ser una innovación en realidad no lo es ya que fue revelada también a Moisés quien no solo la transmitió oralmente a sus sucesores y a los rabinos del Talmud (dicho sea de paso estos Rabinos del Talmud vivieron miles de años más tarde y en otra geografía) sino e incluso en forma más increíble ¡a los rabinos contemporáneos! De todos modos estos pensadores sostienen que esta comprensión sobre la Revelación no afecta en absoluto la Revelación bíblica de Dios en el Sinaí en donde Dios reveló en forma completa la Tora que nosotros poseemos.

Por otro lado los teólogos y pensadores liberales (generalmente agrupados en la categoría “Judíos Conservadores” o “Reformistas”) insisten en una substancial contribución humana en la Tora desde la revelación misma del Sinaí. Para la mayoría de estos judíos el factor humano y la multifacética forma de entender un mensaje o vivir una experiencia fue determinante desde el primer momento. Todos nosotros podemos experimentar un mismo suceso y sin embargo comprenderlo de infinitas formas distintas de acuerdo a nuestra historia personal que es única y diferente de todas las demás. Dios sin dudas se reveló pero la pregunta no es esa sino ¿qué entendieron de dicho suceso cada uno de los que estuvieron presentes? ¿Es posible que la Revelación haya sido experimentada de formas diferentes de acuerdo a nuestras experiencias condicionas por la forma en que fuimos educados, nuestro bagaje histórico, nuestros esquemas de referencia, nuestros prejuicios y expectativas?

La tensión entre estas dos posturas puede ser resuelta de diferentes maneras. ¿Debemos seguir la palabra literal de Dios o la palabra interpretativa de los rabinos? La respuesta a esta pregunta es muy simple: si. El rango de soluciones posibles enriquece nuestra propia lucha para seguir debatiendo la Revelación de Dios.

 

Archivado en: Dios de los judíos Etiquetado como: conservador, cortes, expectativa, festividades judías, hong kong, las leyes, omnipotencia, ortodoxo, reformista, rosh hashana, sinagogas, talmud, tora

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Acerca del Autor

 Hola, soy Diego Edelberg, el fundador del blog Judios&Judaismo.com. Me apasiona todo lo relacionado con la música, el judaísmo, la interpretación, la educación, la mitología, la filosofía, la religión, la ciencia, la historia, el arte, la física, la cosmología, la evolución, la sociología, la epistemología, la metafísica, la cabalá y en especial aquello que resulta contradictorio, paradójico y absurdo. Para conocer más sobre mi y de qué se trata mi blog visitá la sección Acerca del Autor

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