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Judíos & Judaísmo

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Todos Como Uno – Meditación para el Día de Iom Kipur

13/09/2013 por Diego Edelberg 2 comentarios

 

Esta meditación que comparto para el día de Iom Kipur está inspirada en un texto que fue escrito por el Rabino Leo Baeck para ser leído en las Sinagogas de Alemania durante los servicios de Kol Nidre del 10 de Octubre de 1935. Parte de este texto es una transcripción literal del texto original y otras partes contienen mi propia voz (oculta entre las maravillosas lineas de Baeck).

En el momento que el texto original de Baeck fue escrito y diseminado por comunidades alemanas, Baeck  era el presidente de la revista Reichsvertretung der Juden in Deutschland. El texto completo mencionaba que la Comunidad Judía no debía quedar callada ante  todas las injurias y las mentiras que se estaban diciendo sobre los judíos. Por eso cuando la Gestapo descubre una copia de este texto arrestan al Rabino Baeck y lo envían a una prisión de la S.S. Baeck termina finalmente en el Campo de Concentración de Theresindstadt del cual se salva arribando a los Estados Unidos, lugar en el que permaneció como docente del Hebrew Union College hasta el momento de su muerte.

La lectura del texto del Baeck fue finalmente prohibido y solo 26 años más tarde, en 1961, esta plegaria fue leída públicamente y por primera vez, en el juicio realizado a Adolf Eichmann en Jerusalem.

 

Todos Como Uno

En esta hora toda la casa de Israel está delante de su Dios, el Dios de la Justicia y el Dios de la Misericordia. Vamos a examinar nuestros caminos delante de Él. Vamos a examinar lo que hemos hecho y lo que no hemos podido hacer; vamos a examinar hacia dónde hemos ido y hacia dónde no hemos podido llegar. Todo lo que hemos errado vamos a confesarlo: vamos a decir «hemos errado» y vamos a rezar con la voluntad del arrepentimiento ante el Señor y pedirle: «¡Señor por favor perdónanos!»

En esta hora toda la casa de Israel se une en una sola plegaria, una sola voz; todos los judíos en esta bendita tierra nos unimos por un día a través de la memoria y la esperanza. Sin miedo vamos a decirle a Dios: este pueblo que Tú formaste está vivo para hablar sobre Tú grandeza.

Estamos vivos para compartir Tus enseñanzas con los más jóvenes, nuestro antiguo y milenario viaje aún no ha llegado a su fin. La fe implantada en el nacimiento de nuestro pueblo sigue actualizándose de generación en generación- un pacto sagrado y eterno. Este pueblo, pequeño en número, sigue aventurándose en un camino solitario a través del desierto eterno de la vida; con sueños de viñedos e higueras, de justicia en los portales, de una tierra en paz.

Y seguimos haciendo nuestro camino por el desierto. Este pueblo que Tú has formado todavía vive y camina frente a Tí.

Exiliados en Babilonia aprendimos la Unidad de Dios; exiliados nuevamente a Roma aprendimos que la humanidad es una sola.

Shema Israel– Escucha Israel: todavía escuchamos el llamado. La eternidad está siempre despierta entre nuestros sueños; la herencia de un propósito sagrado en nuestros corazones. Tu pasado cuenta la historia de todos los pueblos; Tu futuro sostiene la promesa que aún se despliega.

En esta hora toda la casa de Israel se une en una sola plegaria, una sola voz; todos los judíos en esta bendita tierra nos unimos por un día a través de la memoria y la esperanza. Nos miramos los unos a los otros y sabemos en lo profundo de nuestras almas quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Miramos a nuestro Creador y reconocemos el orgullo de nuestra fortaleza milenaria.

En la búsqueda de la verdad honesta y profunda este pueblo sigue vivo, para servir Lo Más Grande, por el Bien de lo más sagrado que conocemos: la vida. Detrás nuestro arrastramos gloria y dolor, victorias y tristezas. Delante nuestro cargamos una sola tarea: el trabajo sagrado de la existencia. Palabras sin tiempo, nuevas y antiguas, eternamente sagradas hemos recibido de Tú Tora. En ellas contemplamos otro día más, en esta hora sagrada, la eternidad de nuestra misión.

Archivado en: Calendario Hebreo (Luaj), Judaismo Hoy Etiquetado como: adolf eichmann, alemania, comunidad, esperanza, gestapo, hebrew union college, iom kipur, Jerusalem, kol nidre, la esperanza, leo baeck, misticismo, shema, shema israel, sinagogas, tora, yom kippur

En caso de emergencia leer esta publicación

04/05/2013 por Diego Edelberg 6 comentarios

 

Este blog no deja de ser entre tantas otras cosas una “terapia” para mí. Quizás ninguno de ustedes se imagina al leer mis publicaciones que lo que leen detrás de cada oración es  literalmente lo que me va sucediendo en la vida. A veces siento que si bien me estoy abriendo demasiado con quienes me leen también me reconforta pensar que uno no está solo en sus inquietudes y temores. Y digo esto con orgullo puesto que en el mes de Abril llegamos a la mayor cantidad de visitas mensuales. Me alegra saber que incluso a la distancia seguimos compartiendo la vida juntos.

 

El jueves pasado fue “uno de esos días” en los que lo único que recibí fueron malas noticias. Noticias que me entristecieron muchísimo. Y mientras sigo digiriendo lo impredecible pensé escribir sobre cómo lidiar con esos momentos en los cuales las cosas definitivamente no “marchan sobre ruedas”. ¿Qué hacemos cuando la vida parecería que “no avanza”? Esos son los momentos que necesitamos alguna herramienta como las que hay en los transportes públicos y que dicen “en caso de emergencia…”.  ¡Cómo nos gustaría que alguien fácilmente nos de esa herramienta o fórmula mágica que nos libere de ese estado y haga que todo vuelva a la “normalidad”!

Y creo que no es casualidad que este Shabat leímos en la Tora que cada siete años debemos dejar descansar la tierra por un año. Dios nos dice que la Tierra es de Él y nosotros no somos más que huéspedes. El castigo por desobedecer este mandamiento implica que seremos separados y perderemos la Unidad como pueblo. En el contexto de la Biblia este castigo no es raro sino el más común. La Biblia asume que el peor castigo de hecho no es la muerte sino el abandono. El peor castigo en la Biblia es ser separado de la comunidad.

Pero hay otra lectura que podemos hacer de esta idea: sólo somos huéspedes en el Universo de Dios y olvidar eso provoca nuestro destierro. Cuando por un instante perdemos conciencia de esto último nuestra percepción del mundo pierde también la órbita. Las cosas de pronto parecerían ser totalmente aleatorias y sin sentido. Y yo -al igual que cualquier otro ser humano- me encuentro como un visitante, un huésped, alguien que está de paso en una tierra extraña llena de situaciones difíciles de comprender. Así pierdo mi conexión con esta tierra que ahora me exige aceptar lo inconcebible, poner a prueba mis creencias y buscar maneras diferentes de darle sentido a todo lo que enseño a mis alumnos.

Gracias a Dios no tenemos que recorrer la incertidumbre en soledad. Somos muchos los que podemos guiarnos mutuamente. Todos navegamos sin brújula esta tierra y en el fondo absolutamente nadie sabe con total certeza cual es el camino correcto. Lo que hacemos es abrazarnos para no hundirnos todos juntos y lograr así descubrir que la tierra es momentáneamente nuestra casa, nuestro hogar.

Cuando nos encontramos con situaciones inesperadas y tristes debemos siempre recordar algo que es esencial: no podemos controlar todo pero si podemos controlar cómo vamos a reaccionar frente a lo que nos acontece. Esta es una idea que me ha ayudado muchísimo en mi vida. Ante la muerte, el engaño, el sufrimiento y la injusticia tenemos que evitar la tentación de buscar respuestas fáciles que provocan confort inmediato pero no nos sostienen en el largo plazo. No hay respuestas simples en la vida y justamente acompañarnos con esa disconformidad es parte de la compleja y hermosa experiencia de vivir. Es la experiencia que todo aquel que existió ha tenido que enfrentar, es la experiencia que todos los que habitamos la tierra hoy enfrentamos y es la misma experiencia que aquellos que ni siquiera existen tendrán que enfrentar algún día.

En la tradición judía tenemos enseñanzas, rituales y mucho material para guiarnos. Cada uno encontrará en el torrente milenario de sabiduría judía algunas pistas para enfrentar las preguntas sin respuestas de la vida. Pero lo que no debemos hacer es volvernos rígidos en nuestra manera de pensar y sentir. La idolatría no es solo la adoración de objetos materiales sino -y más complejo aún- convertirnos en idolatras es convertirnos en fundamentalistas, absolutistas o simplemente reducir todo a una sola manera de ver las cosas. Idolatrar ideas o pensamientos es muchísimo peor que idolatrar personas u objetos.

Hace un año escribí en otra publicación de este blog:

 

“La idea que la vida debería ser tranquila y libre de sufrimiento no es una idea judía. No existe algo así como un judío sereno. El conflicto es parte de la existencia humana y lo normal es tener esas cosas en nuestra vida que llamamos “problemas”. Pensar así parece ser pesimista pero no lo es. Los judíos no somos pesimistas pero tampoco somos optimistas: somos realistas…esto no significa que uno no tiene momentos pacíficos y llenos de alegría sino que significa que creer que Todo debería ser constantemente perfecto y nunca deberíamos tener problemas, fricciones, dudas, quejas, incertidumbres, desolación, aburrimiento, desesperanza y depresiones se contradice con las primeras narrativas del Libro de Génesis en la Tora e incluso se contradice con la esencia de la tradición judía. 

Las peleas, dificultades, adversidades y pruebas que vienen constantemente son parte de lo sagrado de la existencia humana y no están separadas de la vida. Los problemas no son invasores externos a la perfecta paz que deberíamos tener. Los problemas constituyen la esencia de la vida. Aceptarlos como tal es el desafío. Aceptar que la vida es una prueba hace de la misma algo mucho más significativo. Nos permite desarrollar aún más nuestra capacidad de aceptación”.

 

La vida es natural y en consecuencia cualquier respuesta o reacción ante la vida misma también es natural. Es natural estar triste. Es natural estar enojado. Es natural tener dudas. Es natural no sentir nada y también es natural simplemente preocuparse con otras cosas. Todo lo que sentimos es natural y merece ser respetado.

Pero debemos siempre estar abiertos hacia otras respuestas porque nuevamente: podemos controlar cómo vamos a reaccionar frente a lo que nos acontece. Si estamos tristes démonos lugar también a ser confortados. Si tenemos dudas también permitámonos buscar respuestas. Si estamos seguros también habilitemos la duda y la posibilidad. Mientras algunos lloren, otros rían, otros maldigan y otros conforten podemos estar seguros que la comunidad esta balanceada.

Concluyendo esta lectura semanal terminamos el Libro de Vaikrá para dar comienzo a Bemidbar. Este libro lleva el título de “Números” según la traducción de la Septuaginta debido a que comienza con un censo. Sin embargo la traducción literal de Bemidbar es “en el desierto” (haciendo referencia a un páramo). En el desierto nuestros antepasados aprendieron cómo enfrentar los desafíos de la vida y reafirmar sus relaciones mientras mantenían la esperanza de alcanzar esa distante tierra prometida. No tenían todas las respuestas. Tuvieron que ir adaptándose paso a paso, momento a momento.

Cada vez que terminamos un libro de Tora y nos preparamos para empezar el que sigue decimos “jazak jazak venitjazek” (fuerza fuerza y seamos fortalecidos). Mientras continuamos navegando el desierto de la vida debemos desplegar todas nuestras fuerzas para seguir adelante con nuestros seres queridos.

Archivado en: Aforismos, Citas, Espiritualidad y Religión, Judaismo Hoy Etiquetado como: abandono, creencia, dios, duda, el universo, esperanza, la biblia, la muerte, mandamiento, sentido, sufrimiento, tora

Si nos sentimos felices y plenos ¿necesitamos la salvación o redención del judaísmo?

22/04/2013 por Diego Edelberg Deja un comentario

 

En las últimas publicaciones escribí bastante sobre la Redención Final, aquella esperanza del pueblo judío que de alguna manera da sentido a muchas de nuestras plegarias, historia y existencia. Si no tuviéramos ese deseo de ser redimidos o salvados, ¿gran parte de nuestro rezo junto al Seder de Pesaj y la meta de nuestro destino final resultarían teológicamente vanos? Para hacer un breve resumen podríamos decir que la temática de la redención o salvación final según la tradición judía comienza con una simple pregunta: los judíos rezamos todos los días pidiéndole a Dios que nos salve y nos redima, pero ¿de qué debería exactamente Dios salvarnos o redimirnos?

En la búsqueda por contestar esta difícil pregunta partimos de la base que la teoría judía sobre el fin de los tiempos surge de un problema o impulso central: la idea que las cosas del modo que están hoy presentes se encuentran seriamente falladas o son imperfectas. Curiosamente vivir plenamente el judaísmo implica convivir con la idea que -nos guste o no- la tradición asume que “estamos fallados o incompletos”. En palabras más simples, podríamos declarar que irónicamente el judaísmo necesita de la idea de la imperfección para dar sentido a su constitución.

Si pensamos por un instante (y solo en la teoría) que nuestra vida es plena y no necesitamos de nada más porque nos sentimos satisfechos con todo lo que tenemos y somos ¿de qué debemos pedir ser salvados si en realidad estamos bien? ¿Es la redención judía una realidad que sentimos o una historia que hemos intelectualizado e integrado? ¿Por qué los judíos sentimos que nos falta el Mashiaj, la resurrección de los muertos, retornar a la tierra de Israel y al antiguo sacrificio de animales en el Templo llevado a cabo sólo por los Cohaim o Sacerdotes mientras que billones de otros seres humanos no sienten esta falta? ¿Qué nos constituye realmente: nuestra propia sensación o la que heredamos de nuestros textos? ¿Puede ser que a medida que estudiamos nuestros textos los mismos van configurando nuestras expectativas? Si cada nuevo niño/a judío/a que llega al mundo lo educamos utilizando todas estas ideas que van moldeando su identidad y pertenencia ¿es posible que nosotros mismos seamos los responsables de construirle la idea que su vida estará siempre en falta o incompleta?

Creo que justamente ahí está el “juego teológico” o existencial del judaísmo como religión. La mayoría de nosotros sentimos que la vida no es perfecta sino que está llena de aquellas palabras que nos asustan y llamamos «problemas», «dudas», «quejas», «incertidumbres», «desolación», «aburrimiento», «desesperanza» y «depresiones». Todas estas palabras son parte integral de nuestro vocabulario y las utilizamos para definir esos sentimientos que -de todos modos- nunca podemos reducir en palabras. Quizás apoyándose en estas palabras el judaísmo ofrece la salida que otorga sentido y consolación: la redención o salvación de Dios. Justamente las especulaciones sobre la Redención Final describen cómo al final de los tiempos Dios va a transformar lo fallado en algo perfecto. Las especulaciones hablan de un Dios que salva, rescata y corrige finalmente a todo el Universo de este estado imperfecto que nosotros conocemos y llamamos “historia”.

Mientras reflexiono sobre este tema también pienso en una publicación que escribí hace casi dos años y mira todo esto desde una perspectiva diferente: ¿Vale la pena seguir practicando el judaísmo?

Archivado en: Dios de los judíos Etiquetado como: destino, dios, el fin de los tiempos, esperanza, expectativa, fin de los tiempos, israel, meta, pesaj, plegarias, salvados

Socios con Dios en la Redención ¿qué debemos hacer para reparar el mundo?

15/04/2013 por Diego Edelberg 3 comentarios

 

Al final de la publicación anterior les comenté sobre una idea increíblemente radical del judaísmo. Esa idea es que pese a las contradicciones que esto supone, para la tradición judía Dios no “trabaja” en soledad sino que Dios depende de los seres humanos para manifestar su poder absoluto. Por supuesto que la pregunta que se impone es ¿acaso Dios no es perfecto? y la respuesta es sí, Dios es perfecto y no requiere de nada ni de nadie. Pero como hemos visto ya en repetidas oportunidades, los judíos convivimos con una imagen o metáfora de Dios que es extremadamente ambigua. En la teoría el poder de Dios es absoluto; en la práctica se encuentra aún reprimido. Al final de los tiempos el poder total de Dios va a hacerse manifiesto con la redención Universal, Nacional e Individual; pero hoy, aquí y ahora, en el tiempo histórico permanece dormido. Dios es (o puede ser que sea) el redentor final, pero el despliegue total de esa redención yace en el futuro.

La representación más clara de esta teoría que insiste en que Dios nos necesita fue articulada por el cabalista judío más importante que jamás haya existido: Isaac Luria. Luria enseñó Cabalá a toda una generación de judíos que se encontraban terriblemente decepcionados ya que habían sido expulsados nuevamente de otra parte del mundo, en este caso de España, luego de haber vivido allí por varias generaciones. Estos judíos volvían a experimentar el sabor amargo del exilio y la sensación que el mundo y el tiempo que ellos habitaban se encontraba realmente fallado. Recuerden que también les comenté que todas las teorías sobre el fin de los tiempos (y la judía no difiere tampoco en esto) surgen de un problema o impulso central: la idea que las cosas del modo que están hoy presentes se encuentran seriamente falladas o son imperfectas.

Luria logró inyectar esperanza en toda su generación presentando por primera vez en la historia una nueva y revolucionaria narrativa mitológica sobre el sentido de la historia, Dios y el pueblo judío. Su narrativa tejía las nociones básicas del judaísmo rabínico con las tradiciones del misticismo o la Cabalá que habían visto la luz en forma masiva unos 300 años antes. Es imposible resumir en una publicación todo el sistema cabalístico de Luria, pero la esencia de su pensamiento parte de la noción central que desde el comienzo mismo de la Creación, la Creación misma de Dios salió mal o fallada.

Según Luria Dios creó el mundo emanando de Su propia esencia, utilizando (por decirlo de otro modo) a Dios mismo como materia. El plan era que esta emanación divina iba a estar contenida en “vasijas” que Dios mismo había creado para que contengan Su esencia permitiendo que el mundo y Su Creación emergieran así en forma estructurada y ordenada. Pero algo salió mal en este proceso…las “vasijas” no fueron lo suficientemente sólidas como para contener la emanación de Dios y se quebraron generando un evento catastrófico. De ese modo todas las chispas del impulso creativo de Dios se esparcieron a lo largo de todo el cosmos.

El resultado final de este mito sobre la creación es totalmente opuesto al de la Biblia. En la Biblia Dios crea un mundo completamente ordenado en 7 días y todo es literalmente bueno. Pero en el mito de Luria el mundo nace fallado, emerge desde el inicio de la historia en forma imperfecta o rota y ¡el culpable de todo esto es el mismo Dios!

Si ya nos resulta asombrosa la idea de culpar a Dios por haber creado un mundo fallado (que en consecuencia lo hace también responsable de la existencia del mal) Luria no se detuvo ahí sino que dio un paso más en su teoría. Como la Creación surgió de la emanación que constituye la esencia del mismo Dios, con todas sus fallas, esta emanación es por lo tanto una parte de Dios. Por este motivo si existen fallas en este mundo son las fallas de la mismísima esencia de Dios. En palabras más simples: ¡el mundo esta fallado porque Dios también lo está!

Pero el mito no podía terminar así porque el objetivo era volver a inyectar esperanza y sentido. Luria lo logró en forma extraordinaria. Primero argumentó que había dos facetas que hacían a la Unidad de Dios. Por un lado estaba la esencia de Dios en su estado más íntegro, trascendente e inalcanzable para los seres humanos. Esta esencia era eternamente incomprensible y oculta. Cuando decimos que Dios es Dios y nosotros somos humanos estamos utilizando esta faceta de Dios. Esta faceta está escondida y nunca podremos alcanzarla porque si así lo hiciéramos seríamos como Dios y eso es un absurdo. Esta faceta Luria la denominó Ein Sof (literalmente Sin Fin o lo Infinito). Por otro lado Dios tenía una segunda faceta relacionada con lo que se manifiesta en forma visible de la Creación. Esta segunda faceta Luria la denominó Shejiná (literalmente Presencia). Estas dos facetas eran el producto de la catástrofe primordial de la «Creación fallada» según el mito de Luria. En el momento que las cosas salieron mal la Unidad de Dios se dislocó haciendo que esa Unidad se rompa en dos partes: Ein Sof por un lado y la Shejiná por otro lado. Así la Shejiná misma se había exiliado porque si Israel estaba en el exilio también lo estaba Dios.      

Finalmente Luria agregaría el mito de la Redención. El mundo necesita ser reparado de su Creación fallada original y en forma increíble Dios necesita lo mismo. La responsabilidad de corregir a Dios y al mundo recae ni más ni menos que sobre el pueblo de Israel. Y el medio necesario para realizar dicha tarea es realizar mitzvot o mandamientos. Cada mitzva que un judío realiza en este mundo (siempre que ésta sea acompañada con la intención apropiada) acerca la redención y repara el Universo, la Nación y al Individuo. Como el mundo y Dios forman un sistema cósmico completo, a medida que reparamos el mundo también reparamos la Unidad de Dios que se ha roto en la dislocación original de la Creación. Nuestra tarea de acuerdo a la Cabalá es liberar y restaurar a la divinidad viviendo ética y espiritualmente. Solo así elevamos las chispas rotas produciendo un tikkun, una “reparación” del cosmos.

Archivado en: Dios de los judíos Etiquetado como: dios nos necesita, ego, el redentor, el universo, esperanza, fin de los tiempos, isaac luria, judaismo, la biblia, misticismo, mitzvot, pueblo de israel

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Acerca del Autor

 Hola, soy Diego Edelberg, el fundador del blog Judios&Judaismo.com. Me apasiona todo lo relacionado con la música, el judaísmo, la interpretación, la educación, la mitología, la filosofía, la religión, la ciencia, la historia, el arte, la física, la cosmología, la evolución, la sociología, la epistemología, la metafísica, la cabalá y en especial aquello que resulta contradictorio, paradójico y absurdo. Para conocer más sobre mi y de qué se trata mi blog visitá la sección Acerca del Autor

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