El Judaísmo Conservador
Luego de escribir sobre los Ortodoxos y los Reformistas le toca el turno a los Conservadores.
El judaísmo Conservador se inició al igual que el Ortodoxo y Reformista en la Alemania del 1800. Los fundadores de esta corriente conocida originariamente como Histórico-Positivista, entendieron al judaísmo (igual que sus colegas Reformistas) como una evolutiva manifestación grupal de la evolutiva existencia humana. Pero a diferencia de los primeros Reformistas que fueron terriblemente radicales en su pensamiento, el grupo de los Histórico-Positivistas abrazaron fuertemente la halajá (Ley Judía) junto al carácter étnico del pueblo judío. Sin embargo tanto los componentes étnicos como los religiosos (los actos rituales) fueron comprendidos y analizados a la luz del academicismo histórico y contemporáneo. La segunda generación de este grupo transplantó sus ideales a los Estados Unidos donde el Judaísmo Conservador se convirtió en un movimiento.
La «Estrella» del siglo XIX
No hay dudas que el judaísmo Conservador ha sido la estrella del siglo XIX y es muy claro el porqué. Los primeros inmigrantes judíos que llegaron al continente Americano venían en su gran mayoría de Europa Oriental (Hungría, Lituania Polonia, la República Checa, Rumania, Rusia, etc.). Estos judíos querían ser modernos en el Nuevo Mundo, pero se sentían ajenos a los Templos Reformistas que no poseían la calidez y el estilo tradicional de las Sinagogas que ellos extrañaban de Europa. Además los judíos Reformistas venían en su gran mayoría de Europa Occidental (Alemania, Francia, Inglaterra, etc.) y rápidamente se habían integrado a la cultura americana. Por este motivo veían a sus hermanos de Europa Oriental como inferiores o menos sofisticados que ellos. Si bien muchos de los judíos que venían del shtetl (pequeña ciudad judía de Europa Oriental) no observaban todas las leyes judías, al menos las respetaban más que los Reformistas y no estaban dispuestos a abandonar el kashrut, la plegaria en hebreo y las regulaciones del Shabat y otras festividades.
El punto medio
Tanto en su filosofía, su academicismo e incluso su teología, el judaísmo Conservador se encuentra entre medio del Reformismo y la Ortodoxia. Al igual que los Ortodoxos y a diferencia de los Reformistas, los Conservadores aceptan la halajá como la expresión primaria del pueblo judío. Para ellos la halajá es una entidad viva que se adapta, cambia y evoluciona respondiendo a los diferentes desafíos históricos, geográficos e incluso políticos. Pero las decisiones finales en esta corriente no son “la conciencia individual” (como propone el Reformismo) sino el consenso de los rabinos y las instituciones centrales especializadas en Ley Judía. Esto hace que el cambio en esta corriente suceda en forma más lenta y organizada comparado con el Reformismo. Tomando un ejemplo, en el caso del feminismo la Reforma ordenó la primer mujer rabino en 1972 y al judaísmo Conservador le llevo más tiempo tomar esta decisión debido a una profunda investigación de la halajá por sus académicos y rabinos principales llegando a ordenar su primera rabino Conservador en 1985. Los Ortodoxos recién en los últimos años han logrado avanzar un poco con este mismo tema pero no falta mucho para que sea una realidad también en esta corriente (de hecho hay quienes discuten que ya ha sucedido: http://www.nci.org.uy/index.php?option=com_content&view=article&id=266:primera-mujer-rabina-ortodoxa-ordenada-en-ee-uu&catid=23:mujer-y-judaismo&Itemid=63). Curiosamente mientras escribo esto hoy salió esta nota en inglés: http://www.thedailybeast.com/articles/2013/06/17/a-historic-graduation-ceremony-for-orthodox-women.html
El Judaísmo Conservador y sus desafíos
Los Conservadores hoy definen sus Sinagogas, creencias y prácticas como tradicionales y modernas. En casi todas las comunidades Conservadoras las mujeres son consideradas en forma igualitaria en cuanto a la participación de los servicios religiosos. El estilo Conservador retiene el sabor tradicional en cuanto a la liturgia y el rezo pero su análisis de texto y teología están notablemente influenciados por el pensamiento moderno.
A pesar de la opinión general, ser un punto intermedio nunca es del todo fácil. Ser una posición intermedia nunca tiene la claridad y la fuerza ideológica que tiene el Reformismo o la Ortodoxia. En cualquiera de estos dos otros movimientos esta bien claro qué estamos practicando o en qué creemos. Por este motivo el judaísmo Conservador ha atravesado y sigue atravesando numerosas crisis institucionales. La primera de ellas sucedió cuando un ala más de izquierda se separó y creó la corriente Reconstruccionista. La problemática y a la vez riqueza del judaísmo Conservador es su tremenda ambigüedad. Y lo que ha surgido en los últimos años por lo tanto es una gran variedad de interpretaciones.
En los últimos años el judaísmo Conservador y en particular los rabinos Conservadores se han esforzado para articular mas claramente y forma coherente y cohesiva qué significa su posición intermedia. Pero como ustedes pueden apreciar lo que tenemos es la gran ventaja de estar en el centro y por ende poder asumir las fortalezas de cada una de las demás corrientes pero al mismo tiempo nos queda este tipo de confusión sobre ¿qué significa que el referente es la totalidad de la comunidad y quién es realmente la comunidad? ¿Qué modelo de comunidad tenemos en mente?
En los últimos años el JTSA (la Institución Central en Estados Unidos) y el Seminario Rabínico Conservador Latinoamericano son claramente instituciones mucho mas observantes y comprometidas con el judaísmo tradicional que las sinagogas y rabinos que se encuentran bajo su red. Hay una interesante situación sociológica que ha emergido de esta situación: por una lado cada congregación hace lo propio siguiendo cada rabino en forma particular mientras que la institución central y representativa del movimiento es mucho mas Conservadora.
Mi otra serie sobre el Judaísmo Moderno explora en una publicación entera el El judaísmo Conservador.