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Judíos & Judaísmo

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El judaísmo hoy: tendencias y problemáticas en el siglo XXI

28/01/2012 por Diego Edelberg 9 comentarios

 

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(Duración 44:51 – 43.1 MB)

 

Hemos arribado finalmente a nuestra última publicación sobre el judaísmo y el pensamiento judío en la Modernidad y por lo tanto debemos ahora intentar resumir lo que estuvimos viendo en todas nuestras publicaciones para poder cerrar con unas reflexiones sobre el sentido de todo el material presentado.

Lo que hemos intentado hacer en nuestras publicaciones es trazar la evolución del desarrollo y el pensamiento judío en la Modernidad desde una perspectiva global, es decir parándonos desde las nubes mirando «desde arriba» lo que fue pasando con el pensamiento judío desde el 1500 d.C o EC hasta la actualidad. Moviéndonos en períodos de 100 años pudimos ver los cambios que afectaron la manera de pensar de los judíos hasta el día de hoy y dejamos en claro las diferencias significativas entre los judíos medievales y los judíos modernos.

Al hacer esto pudimos cubrir un territorio bastante amplio con muchos temas muy profundos, muchos pensadores con miradas diferentes sobre el significado de lo judío y así y todo debo confesarles que lo hemos hecho en forma superficial ya que cada uno de los pensadores que presentamos podrían haber recibido varias publicaciones más.

Pero considero muy valioso cada tanto dar un paso hacia atrás tratando de no comprometerse emocionalmente e intentar mirar “desde arriba y desde afuera” todo lo que una va aprendiendo.

Considero que en este último año hemos aprendido mucho más sobre las tendencias judías históricas de los últimos 400 años.

 

 

 

Los comienzos de la Modernidad Judía

Si lo recuerdan nuestro punto de partida para entender lo que hoy llamamos la “Modernidad Temprana”, es decir los comienzos de la Modernidad, fue el año 1492 cuando miles de judíos son expulsados de España en donde habían creado una importantísima cultura sefaradí viviendo allí por varios siglos. Muchos de estos judíos que son expulsados de España llegan a Italia y se instalan especialmente en Venecia transformando la sociedad veneciana de unos cientos de judíos a unos miles que se concentran en un solo punto geográfico en un período muy corto de tiempo.

Con este nuevo asentamiento en Venecia comenzamos nuestra tercera publicación lidiando con problemas sobre identidad y pertenencia judía ya en el 1500 en Italia y en el período de los ghettos con figuras como el rabino Simja Luzzato exigiendo los mismos derechos civiles para los judíos en Venecia, el médico Iosef Jamitz y las relaciones con los primeros judíos universitarios y también la creación por primera vez en la historia de música coral polifónica para ser utilizada en el rezo de la sinagoga utilizando técnicas de composición barroca tomadas de la Iglesia por parte del compositor judío Salomone de Rossi y siendo dichas obras encargadas por el rabino del ghetto llamado Leon de Modena. En efecto el tema central que pudimos ver al comenzar la Modernidad Judía en este período particular nos permitió entender que el ghetto no estaba separado sino por el contrario: los judíos y cristianos se relacionaban mucho más de lo que la mayoría de la gente cree y aprendían unos de los otros en forma constante.

Esto dejó en claro que temas como la integración, la asimilación, la ciudadanía, la educación secular y el compartir diversas experiencias estéticas -entre tantas otras cosas- comenzó en el 1500 aproximadamente y enfrentó a los judíos con una situación en la cual comenzaron a replantearse nuevamente lo que era ser judíos mucho antes del siglo XIX (1800). Es un error argumentar que todo comenzó el siglo XIX cuando surge el judaísmo Reformista, el Conservador, el Ortodoxo, el Sionismo, el Jasidismo, aparece Jabad Luvabitch, etc.

Definitivamente todos los cambios que suceden en el siglo XIX son la consecuencia de un proceso que comienza en el 1500.

 

 

 

El impacto de la Imprenta

Entre esas interacciones del período del ghetto vimos como fundamental el nacimiento de la Imprenta, es decir la aparición de la publicación de libros, siendo esto un emprendimiento que judíos y cristianos realizaban conjuntamente en Venecia en pleno período del ghetto. Descubrimos que los centros más importantes de Impresión estaban en Venecia y en especial nombramos la primera publicación en la historia del Talmud y la Biblia Rabínica en formato de libro ambos impresos en Venecia por un editor cristiano llamado Daniel Bomberg en pleno periodo del ghetto. Nuevamente esto nos demostraba que el ghetto no estaba tan aislado y separado como se creía, sino ¿cómo se explicaba la publicación de estas dos obras centrales para la historia judía en Venecia dónde los judíos vivían en el ghetto?

Y por supuesto con el nacimiento de la Imprenta insertamos justamente en ese momento histórico la explosión de conocimiento que sucede con la publicación de los primeros libros y los primeros textos publicados en hebreo los cuales transforman toda una cultura que durante siglos había sido oral (es decir transmitida de generación en generación en forma oral) en una tradición que es ahora netamente escrita y que esta dada y definida por aquel que lee el texto de acuerdo a su propia interpretación e historia personal.

Este cambio nos mostraba que anterior a la Imprenta los rabinos insertaban sus propios comentarios en los textos tradicionales pero justamente la creación de la Imprenta frena este proceso ya que el texto impreso se convierte en algo fijo dentro del papel y ya no puede ser cambiado.

Gracias a la imprenta también comienzan los judíos a descubrirse unos a los otros creando lentamente una especie de judaísmo globalizado (como ideal de la globalización moderna) donde el libro, como objeto que viaja por todas partes, sirve como catapulta para crear este nuevo judío “globalizado”.

Mencionamos que el libro judío que es el referente para comprobar esto es justamente el titulado Shuljan Aruj (literalmente “mesa servida”), un libro que presenta por primera vez la unión del Código de Leyes rituales que Todos los judíos del mundo (tanto ashkenazim como sefaradím) debían ahora cumplir por igual. Anterior a la publicación del Shuljan Aruj los judíos viviendo bajo dominación musulmana no necesariamente seguían exactamente las mismas Leyes que los judíos bajo dominación cristiana. Es decir, las problemáticas en cuestiones de Ley judía no eran exactamente las mismas para un judío viviendo en Cracovia que un judío viviendo en España. Justamente el texto del Shuljan Aruj nos muestra como un rabino le dice al “nosotros acá hacemos esto y ellos allá hacen lo otro y por mayoría vamos a dejar esto otro”.

 

 

 

1600 al 1700: Conversos, Mesianismo y Baruj Spinoza

Cerrando el 1500 nos movimos hacia el período histórico que iba del 1600 al 1700 y hablamos de dos experiencias que suceden en forma simultánea en ese período y que claramente se influencian entre ellas: el fenómeno de los judíos conversos y marranos junto con el impacto de Shavetai Tzvi y su mesianismo (y el mesianismo de otros judíos más que surgen en este siglo) haciendo desastres para la comunidad judía en el siglo XVII.

Junto con el impacto del mesianismo y los conversos presentamos también en el siglo XVII al destacado filósofo judío Baruj Spinoza quien promueve sus ideales durante el mismo período con la publicación en 1670 de su libro el “Tratado Teológico Político” poniendo por primera vez a prueba a la tradición judía frente a una crítica racional moderna que desarticula la particularidad judía a través de una relectura de los textos tradicionales.

Claramente Shavetai Tzvi y Spinoza argumentan, atacan y esencialmente intentan destruir y desarmar los dogmas y la tradición en general y la judía en particular. Shavetai Tzvi proclamandose Mesías desafiando la autoridad rabínica tradicional y Spinoza tomando la tradición judía y poniendola a prueba frente a una critica racional moderna.

Ambos son dos hombres modernos o “new-age”: uno lo hace en forma irracional (Shavetai Tzvi) y el otro en forma racional (Spinoza). Pero ambos están preocupados en los temas sobre el desarrollo judío de su tiempo y se atreven a atacar el pensamiento tradicional judío y la palabra autorizada de los rabinos.

 

 

 

1700 al 1850: Mendelssohn, la Ciencia del Judaísmo y las corrientes religiosas judías

Al entrar al período que va del 1700 al 1800 nos concentramos en Moisés Mendelssohn y del 1800 al 1850 en los pensadores subsiguientes como aquellos de la Ciencia del Judaísmo y los creadores de las corrientes Ortodoxas, Conservadoras y Reformistas que surgen en respuesta a los desafíos de Spinoza quien declaraba que había que trascender el particularismo judío y de las religiones en general y crear una especie de cultura moderna universal.

 

 

 

Dios. Tora. Israel

Hay muchas cosas más que podríamos decir pero para no revisar cada una de las publicaciones en detalle volvamos una vez más a las herramientas principales que introdujimos en las primeras publicaciones para así poder enforcarnos mejor y poder ver el judaísmo moderno como una totalidad.

Si lo recuerdan les dije en la primera publicación que hay 3 elementos que hay que tener en cuenta para estudiar a los pensadores judíos y el judaísmo en general y se encuentran  estos elementos vinculados unos con los otros.

Esos tres elementos o temas son: Dios, Tora e Israel.

Con el tema Dios las preguntas que resurgen en la modernidad desde una mirada distinta a la antigua y medieval es sobre la existencia de Dios. En la modernidad y con todos los cambios acontecidos renace la pregunta: ¿hay un Dios? ¿Cómo explicamos a Dios dentro de la tragedia?

Con el tema Tora nos referimos a lo largo de nuestras publicaciones a la naturaleza de las prácticas judías, leyes ceremoniales, preceptos, mandamientos o simplemente mitzvot. Esta era la cuestión sobre qué hacen los judíos para expresar su judaísmo como miembros de la comunidad judía.

Y finalmente con el tema Israel nos referimos al tema del particularismo judío preguntándonos qué significa ser judío ahora en un mundo que declara que existen “valores universales” que todos los seres humanos creemos por igual. La pregunta que se nos presentaba con los diferentes autores que trataban de resolver este último tema era cómo justificar la particularidad judía en un mundo que debido a la creación de los nuevos países y estados modernos homogeneizaba a sus individuos haciéndolos parte a todos de una misma bandera, un mismo idioma y una misma cultura que ahora es por ejemplo argentina, brasileña, chilena, francesa, alemana, etc.

Y lo importante es que la mayoría de los pensadores con los cuales lidiamos en nuestras publicaciones se enfrentaron de alguna manera u otra con estos 3 temas. Algunos no se dedicaron a los 3 temas pero al menos alguno de ellos.

 

 

 

1850: Sionismo, Socialismo y definiciones seculares de lo judío

Cuando llegamos al 1850 comenzamos a ver por primera vez en la historia definiciones seculares judías. Con esto nos referimos a pensadores judíos especialmente en el contexto del Sionismo y el Socialismo quienes daban ahora nuevas respuestas sobre la identidad y pertenencia judía que no tenían nada que ver con Dios o las practicas religiosas. Para estos pensadores ser judío era afirmar un lenguaje, una forma de pensar, una literatura o ser parte de una forma de vida ética que no tenía ya nada que ver con Dios y la Tora.

 

 

Sumarse a la sociedad sin asimilarse

Claramente lo que vamos viendo es una evolución en el pensamiento judío en la modernidad donde las primeras preguntas, al menos para Mendelssohn y sus colegas, son

  1. ¿cómo puedo argumentar que es importante la participación de lo judíos dentro de la cultura occidental moderna global sin que esto desarme mi propia herencia milenaria?
  2. ¿Cómo puedo realizar un argumento a favor de la condición universal de la cultura judía?
  3. ¿Cómo demuestra la cultura judía que está preocupada por aquellas cosas que le preocupan a toda la humanidad y no solo se preocupa de su propia supervivencia?
  4. Y a la vez ¿cómo puedo argumentar que los judíos no son inferiores sino que encajan perfectamente y deben ser integrados en las culturas mayoritarias sin exigirles que se asimilen a las mismas?

 

 

 

¿Qué hace de lo judío algo único?

Pero noten que para finales del siglo XIX y principios del XX cambiamos el espíritu de nuestras publicaciones y nuestras preguntas cuando introdujimos a Hermann Cohen y los pensadores que le siguen. Con esto nos referimos que a partir de Leo Baeck, Martin Buber, Franz Rosenzweig, Mordejai Kaplan y Abraham Heschel las preguntas ahora ya no son cómo justificar la identidad y pertenencia judía en la modernidad sino que el tema vuelve a ser la particularidad judía y las prácticas judías en particular. El tema ya no es más cómo demuestro que el judaísmo es universal y debe sumarse a la cultura occidental sino que la pregunta central se vuelve ahora ¿cómo puedo justificar hacer cosas judías? Y la cuestión ya no es si soy universal o particularista sino que la pregunta se hace mas compleja porque los judíos comienzan a preguntarse a si mismos si todas estas cosas siguen siendo relevantes.

En otras palabras, con el crecimiento de los judíos cada vez más seguros en los nuevos Estados Modernos y sintiéndose cada vez más “ciudadanos que practican el judaísmo” en lugar de “judíos que practican la ciudadanía de un país determinado” vemos que al absorber tanto la cultura a la cual llegan, las preguntas vuelven a cambiar y se formulan sobre la propia práctica y la propia continuidad judía.

En resumen los desafíos intelectuales y culturales van cambiando el tipo de preguntas que los judíos se hacen y sus respuestas son generalmente el reflejo de lo que va sucediendo en forma global en la historia.

 

 

La intrascendencia de la Biblia para la humanidad en la Modernidad

Los judíos europeos que crearon el movimiento Ortodoxo, el Reformista y el Conservador tenían otro tipo de interrogantes de las que tienen hoy estos judíos con la aceptación generalizada en las sociedades en las que viven sobre temas como por ejemplo la homosexualidad, los casamientos interreligiosos, el aborto, la donación de órganos y el feminismo.

No encontramos grandes debates entre los rabinos Medievales y los primeros rabinos Modernos sobre estos temas porque de hecho las sociedades generales en las que vivían no tenían grandes problemas con estos temas. Anterior a la Modernidad la homosexualidad por ejemplo era juzgada teniendo como referencia lo que dice la Biblia. Pero en la modernidad la mayoría de los seres humanos ya no siguen la Biblia como texto fundacional o condicionante de la existencia humana.

La Modernidad trae una nueva forma de entender las narrativas y los textos heredados transcendiéndolos de tal modo que el ser humano se convierte él mismo o ella misma en la personificación de la tradición. El ser humano en forma global ya no se pregunta “¿qué dice la Biblia con respecto este tema o este otro tema?” sino que la mayoría de los seres humanos hoy (tanto judíos, cristianos y musulmanes quienes compartimos textos fundacionales comunes) nos decimos “todos somos libres de hacer con nuestra vida lo que queramos y hay que respetar la vida y el derecho del otro para hacer lo que él o ella quiera”.

Por supuesto que no existe algo así como un ser humano cuyas acciones no se repliquen o generen impacto en la historia y en la sociedades en las que vivimos. Y por eso tenemos grandes debates sobre qué queremos como individuos y qué queremos como sociedad, cultura o humanidad. Esta tensión entre lo individual y lo colectivo no solo se encuentra en el centro del debate de nuestra humanidad sino también en el judaísmo actual en el cual diversos grupos tratan de definir constantemente lo judío para que el mismo sea más inclusivo o por el contrario exclusivo y en consecuencia contemplar qué precio se paga por tomar estas decisiones.

Pero lo importante que estamos mencionado es que uno de los cambios más importantes de la modernidad es que el ser humano moderno comenzará a ver la Biblia tan solo como un texto más de entre todos los que existen en la historia. Es decir que para muchos judíos y especialmente no-judíos la Biblia es ahora una historia, una narrativa, un cuento, una novela y nada más que eso. Y es esto más que cualquier otra cosa lo que cambiará completamente el escenario judío y religioso moderno ya que transfomará por completo el modo en que se juzga y se entiende la vida misma en la modernidad. No es lo mismo juzgar usando argumentos bíblicos que argumentos de una Constitución Nacional de un país determinado. En definitiva en la Modernidad cambian las definiciones con respecto a cómo definimos lo que un ser humano es.

 

 

 

La historia afecta a la tradición

Claramente el judaísmo o mejor dicho aquello que los judíos hacen va constantemente variado debido a que debe ir respondiendo a diferentes contextos y estados biológicos, psicológicos, sociológicos y culturales que obviamente no son iguales entre una generación y la otra o entre un abuelo y un nieto.

El bisabuelo de mi abuelo por ejemplo no tenía exactamente las mismas problemáticas existenciales que tengo yo: vivía en otra tierra que yo ni conozco, hablaba otro idioma, probablemente las distancias de espacio y tiempo se sentían diferentes debido a que no existían los aviones o el avance de las telecomunicaciones. En conclusión el intercambio de información era distinto e incluso cosas que eran consideradas aberraciones en su tiempo seguramente hoy son algo de todos los días y se aceptan y son vistas de forma distinta. La historia afecta a la tradición. Siempre lo ha hecho, siempre lo hará y siempre debería hacerlo.

 

 

 

Judios internos, externos y rechazadores

El otro grupo de 3 elementos que presentamos en nuestra segunda publicación servía como herramienta también para entender a los pensadores judíos y la forma en la que muchos judíos hoy entienden el judaísmo.

Si lo recuerdan hablamos del judío interno, el judío externo y el judío rechazador. Estas tres categorías son realmente apropiadas para definir al menos todos los pensadores con quienes lidiamos en nuestras publicaciones.

Muy pocos de los que presentamos fueron externos. Spinoza es el judío externo por excelencia. Hablamos de Marx. Podríamos haber dedicado una publicación a Freud y su judaísmo aunque no lo hicimos pero mencionamos su nombre como otro de los judíos externos quienes creían todos ellos que para ser parte de este nuevo mundo Moderno los judíos debían trascender sus particularidades judías.

Definitivamente la mayoría de los que hablamos fueron judíos internos. Eso significa que la mayoría de los pensadores con lo que lidiamos sintieron la necesidad de preservar el judaísmo de alguna forma u otra y necesitaron responderle a Spinoza y su asalto sobre la viabilidad del judaísmo en el nuevo escenario histórico. La pregunta central de Spinoza y que de hecho sigue siendo la pregunta central del judaísmo en la actualidad que aún no hemos podido responder en forma absoluta y seguimos arrastrando desde hace 400 años es: ¿puedo ser un ser moderno y al mismo tiempo un judío tradicional?

Si por moderno definimos lo secular, capitalista, racional, universal, globalizado y entendemos que nuestras acciones se encuentran definidas mucho más ahora por las leyes de los nuevos estados-nación, sus instituciones y las constituciones de los países modernos tal cual los conocemos en la actualidad se nos impone la pregunta: ¿es el judaísmo compatible con estos ideales de la modernidad? O al revés podemos preguntarnos ¿son los ideales de la modernidad compatibles con el judaísmo tradicional?

 

 

El caso del feminismo judío

Por ejemplo, cuando lidiamos en nuestra publicación anterior sobre el feminismo dentro del judaísmo, surgió la pregunta sobre ¿puede una mujer judía reclamar los mismos derechos que un hombre en la modernidad en todos los aspectos de la vida menos en su judaísmo? ¿Puede una mujer ser profesional, convertirse en líder de una comunidad, estudiar realmente lo que quiera, decidir de quién divorciarse y hacer todas estas cosas en todos los aspectos de la vida secular moderna menos en su judaísmo?

Por supuesto que estamos hablando en caso de ser una mujer judía ortodoxa para la cual la mayoría de estas cosas no estas permitidas. La mujer judía dentro de un contexto ortodoxo no puede estudiar lo quiera (ya que hay límites para eso) ni tampoco puede divorciarse puesto que es el hombre el que debe entregarle el divorcio a la mujer. No hay una igualdad de género ante la Ley judía en la ortodoxia ya que si aquellos que pueden tomar decisiones legales en el judaísmo ortodoxo son los rabinos y las corrientes ortodoxas estipulan que las mujeres no pueden ser Rabinas entonces lo que habíamos visto en la publicación anterior es que los hombres son los que definen qué es lo que ellas deben hacer.

Tal vez históricamente las mujeres aceptaban esto como algo dado. Pero en los últimos años el feminismo moderno ha comenzado a darse cuenta de esto y reclamar que las mujeres sean consideradas dentro de la tradición como iguales frente a Dios y la Ley.  Por lo tanto se impone la pregunta sobre ¿son los ideales de la modernidad tales como el feminismo compatibles con el judaísmo tradicional?

 

 

Las respuestas judías a la Modernidad

Y al querer responder esta pregunta central sobre si es posible ser moderno y ser un judío tradicional los judíos tuvieron que “reconstruir” (utilizando el término asociado con Kaplan y el judaísmo Reconstruccionista) lo que significaba ser judío o “reformar” (utilizando el término asociado con Geiger y el judaísmo Reformista) o simplemente repensar la naturaleza de la vida judía de tal modo que pueda encajar con los ideales de su tiempo ya sea que estos ideales reflejen una tendencia hegeliana o existencialista de acuerdo al espíritu de la época y a los pensadores e ideales de cada era.

Vimos por ejemplo como el judaísmo Neo-Ortodoxo parece estar influenciado por el pensamiento de Hegel y cómo otros pensadores judíos también van variado su pensamiento sobre el judaísmo de acuerdo a lo que otros intelectuales de su tiempo y sus alrededores también escriben y piensan.

Todos estos debates fueron dando lugar al nacimiento no de un judaísmo sino de judaísmos, en los cuales se llega una situación en la que parecería hoy que “hay tantas maneras de ser judío como judíos hay” y con esto nos referimos a una situación en la cual cada individuo declara ahora que es judío “a su manera” o según la manera que él o ella lo entiende trascendiendo la Ley que ya no tiene la fuerza que tenía hasta la modernidad.

Como respuesta a todos estos desafíos comenzamos a ver diferentes maneras de entender lo judío desde distintas agrupaciones y por eso definimos las diferencias entre el judaísmo Reformista, el judaísmo Conservador, el judaísmo Neo-Ortodoxo y aquel que definimos como “Ultra-Ortodoxo” o Haredí y también dedicamos una publicación entera al judaísmo Reconstruccionista.

Todas estas variedades fueron emergiendo para de alguna manera llegar a término con el modo de vida moderno y judío al mismo tiempo.

Vimos también con el nacimiento de los movimientos Nacionalistas del siglo XIX y el creciente Antisemitismo moderno respuestas a dichos eventos por parte de pensadores judíos para responder a dichos enunciados desde una óptica ya no religiosa.

Con esto nos referimos que bajo el poder de una fuerza ética secular con un rechazo y un repudio a la tradición rabínica, particularmente en Europa Oriental (Rusia, Hungría, Polonia, Lituania, etc.), pudimos entender el nacimiento de un grupo de judíos que declaraban “podemos ser éticos, podemos ser cultos, podemos estar comprometidos con los problemas del mundo en forma general, pero no necesitamos ser religiosos”.

Y de pronto Dios es eliminado de la definición de lo que un judío es por parte de estos pensadores. Los servicios religiosos también son eliminados y el judaísmo puede ser descripto ahora en términos seculares y en el caso del Bund Socialista como una especie de fe secular o un ideal mesianico secular que no incluye a Dios sino que toma la idea de la era mesianica y la convierte en algo meramente humano inspirada en el lenguaje yiddish y en la cultura yiddish.

O en el caso del Sionismo una especie de renacimiento de la lengua Hebrea y su cultura en un nuevo contexto de la historia. El hebreo iba ahora a crear al nuevo judío moderno, el judío secular, el judío como un constructor, el judío que vuelve a conectarse con la tierra en lugar de estar encerrado todo el tiempo leyendo libros. Ese nuevo judío ahora crearía una especie de granja igualitaria (que es el kibbutz) y ese nuevo judío ya no tiene como objetivo más elevado de la existencia el ser un rabino o ser un judío religioso sino que ser lo mas elevado de ser judío ahora es ser un soldado capaz de defender su país, ser un emprendedor, ser un hombre de negocios, ser un escritor o simplemente ser un ciudadano «normal» israelí dentro de una democracia moderna.

Y finalmente hablamos del Holocausto, su terror y su trauma. El desastre que hizo en la historia mundial moderna eliminado la confianza no solo en Dios sino principalmente en los seres humanos. El Holocausto nos mostró lo difícil que es para los seres humanos ya seguir confiando en los unos y en los otros y peor aún dejo en claro que es posible para algunas personas en la Modernidad seguir creyendo en forma mediocre que mi supervivencia depende del exterminio del otro.

 

 

 

El texto en el contexto

Como forma de resumir todo esto podemos decir que en cada caso y con cada pensador hay un intento sincero de extraer sentido desde la tradición judía en contraposición a las transformaciones radicales que han transformado la historia del judaísmo y el mundo en la Modernidad.

El objetivo del judío es siempre leer dentro de la tradición su propia voz participando en una conversación con la tradición y los judíos que lo antecedieron. La idea no es ignorar la tradición de la que uno viene sino poder exclamar “todo este pasado es parte de lo que soy” y apesar que mi condición presente es muy diferente de la que leo en mis antepasados, tengo la necesidad de conversar con este pasado, repensarlo y reformularlo de manera tal que se convierta en algo relevante y significativo para mi hoy.

De hecho una de mis definiciones favoritas para definir la tradición judía es: “el constante repensar del texto en el contexto”. Eso significa leer el texto del pasado o lo que escribieron aquellos que reflexionaron en su propia tradición y en su propio tiempo distinto al mío, confrontándolo constantemente con un nuevo contexto, un nuevo mundo, una nueva realidad social, un nuevo desafío cultural y enfrentar sin temor ese desafío cultural re-formulando la tradición dentro de ese desafío particular.

Lo que es esencialmente judío para mí es toda esta noción sobre repensar, reinterpretar, reformular el judaísmo al igual que cualquier otra tradición religiosa. La idea de reinterpretar cualquier tradición humana (desde la judía existencial hasta la artística) es esencial para que siga siendo vital evitando estancarse o hacerse estática convirtiéndose por el contrario en algo que debe estar constantemente cambiando y ajustándose a los desafíos de cada era. Como la vida misma.

 

 

 

Pensadores actuales

Debemos dejar en claro que hay varios pensadores judíos muy significativos que hemos dejado afuera de nuestras publicaciones no porque no sean importantes sino porque no conozco lo suficiente de ellos y porque serían demasiados para incluir en esta serie.

Con esto me refiero a pensadores como Emmanuel Levinas o el extraordinario Rabino Ortodoxo del siglo XX Iosef Soloveitchik quien nos dejó unas meditaciones maravillosas sobre el sentido del judaísmo ortodoxo en la modernidad. Soloveitchik fue claramente el heredero de la tradición de Samson Raphael Hirsch y es él, más que cualquier otro pensador dentro del molde ortodoxo, quien ha logrado interpretar el judaísmo tradicional dentro de un contexto moderno.

Podríamos nombrar otros grandes pensadores quienes mencioné a lo largo de nuestras publicaciones sin entrar en detalle en su pensamiento.

Uno de ellos es Eugene Borowitz quien es claramente el teólogo más destacado del Judaísmo Reformista en nuestro tiempo y su contribución al pensamiento judío moderno en especial su noción sobre el “pacto dinámico”, ese pacto con Dios que de alguna forma se va actualizando constantemente en diferentes contextos judíos. Borowitz esta claramente influenciado por Buber y Rosenzweig pero al mismo tiempo ha logrado crear una teología para el judaísmo liberal en el contexto de la modernidad.

También deberíamos mencionar a Irving Greenberg también llamado Yitz Greenberg quien siendo un judío Ortodoxo escribe en forma polémica sobre el Holocausto y la importancia del feminismo dentro de la ortodoxia judía.

Uno de mis pensadores favoritos que he nombrado al pasar en nuestra publicación del Judaísmo Conservador (aún siendo él un rabino ortodoxo) está presente constantemente en mi manera de ver el judaísmo.  Este pensador al que hago referencia es David Hartmann.

Hartmann no es solo un excelente rabino y filósofo que ha escrito varios libros sobre cómo entender a Maimonides y su pensamiento en el contexto de la modernidad sino que Hartmann es también un constructor de Instituciones. De hecho Hartmann comenzó su carrera siendo un rabino muy exitoso en una comunidad ortodoxa en Canada e hizo aliá, es decir se fue a vivir a Israel, y ahí fundó el Hartmann Institute que ha logrado en forma exitosa unir en debate distintas clases de judíos que generalmente no hablan entre ellos. Con eso nos referimos a diálogos entre judíos seculares israelíes con judíos ortodoxos o judíos ortodoxos con judíos reformistas e incluso juntar para dialogar a judíos con árabes y cristianos. Con estos encuentros Hartmann ha logrado poner en una misma mesa diferentes tradiciones para que conozcan unas sobre las otras y puedan intentar dialogar encontrado lo común en las diferencias particulares de cada grupo. Definitivamente toda la labor del Hartmann Institute ha contribuido con las nociones sobre la tolerancia religiosa y el diálogo aún el desacuerdo.

En lo personal recomiendo leer cualquier libro de Hartmann quien en sus escritos también nos ayuda reflexionar sobre la fe desde la visión ortodoxa judía tanto en el contexto de la diaspora por un lado como en el contexto de una Democracia Moderna en Israel por otro lado.

 

 

 

Pensadores israelíes

Deberíamos también mencionar que hasta hace muy poco tiempo la mayoría de la teología judía que hemos explorado en nuestras publicaciones provenía de Europa, en especial de Alemania donde nacen las diferentes corrientes como el Reformismo, la Ortodoxia y el Conservadurismo que aún continúan hasta la actualidad junto a los discípulos de Hermann Cohen (Baeck, Buber, Rosenzweig, Kaplan y Heschel).

Pero en los últimos años la teología judía se ha hecho más central en Estados Unidos y aún más interesante en Israel.

Hay tantos pensadores que podríamos pasarnos horas hablando de cada uno de ellos pero simplemente quiero dejar en claro que los judíos israelíes han también reflexionado profundamente en la naturaleza de su propio judaísmo.

Como todos Uds. saben la cultura judía en Israel está muy polarizada entre un grupo muy fuerte dentro de la ortodoxia por un lado y por otro lado un grupo igual de fuerte con ideales seculares. Pero dentro de esas posiciones polarizadas hay por supuesto términos medios que no son tan fáciles de identificar y definir como los extremos pero sabemos que están ahí.

Lo que ha crecido entre los intelectuales judíos israelíes no está tan relacionado con la escritura teológica sino con el género literario, es decir novelas y poesías en hebreo que son los géneros que se han convertido en el vehículo para expresar pensamientos teológicos y existenciales. Por lo tanto no es que Israel y los israelíes no se cuestionan su propia identidad y pertenencia en la modernidad sino que estas cuestiones están presente ahí también pero uno debe explorarlas en un tipo de literatura y expresión artística que es diferente al de los textos sistemáticos sobre teología y filosofía que hemos explorado en nuestras publicaciones.

 

 

 

¿Judaísmo o Judaísmos?

Un tema que también ha surgido como debate muy polémico en los últimos años tiene que ver con el concepto de Unidad dentro del pueblo judío. Los judíos en la actualidad están extremadamente separados habiendo demasiados “judaísmos” con tantas ideologías diferentes que separan a los judíos israelíes de los judíos del resto del mundo y por supuesto diferencias abismales entre la mas extrema ortodoxia en contra de la mas extrema reforma judía.

Todo esto nos lleva a las preguntas con las que abrimos nuestra serie de publicaciones sobre:

  1. ¿Cómo puede uno realmente hablar sobre la existencia de Una comunidad judía?
  2. ¿Cómo puede uno hablar de los judíos como un grupo que piensa en su totalidad de forma igualitaria?
  3. ¿Es esta disparidad judía algo que nos enriquece en las múltiples lecturas judías o nos perjudica?
  4. ¿Deberíamos todos los judíos pensar del mismo modo?
  5. ¿No es tal vez una riqueza que en la mayoría de las sociedades no se tolere al que piensa distinto y en una minoría como la judía si se lo hace?
  6. ¿Se respeta realmente al que piensa distinto dentro del judaísmo?
  7. ¿O acaso deberíamos limitar nuestra subjetividad y hacer que todos los judíos piensen y hagan exactamente lo mismo?
  8. ¿Es beneficioso o no el pluralismo en el judaísmo?

 

 

 

El judaísmo post-moderno

Algunos escritores más recientes han escrito libros reflexionado sobre el judaísmo en lo que se conoce como una era ya “post-moderna”.

No voy a intentar definir en esta última publicación lo que es el “post-modernismo” y menos el judaísmo “post-moderno” (si es que realmente existe algo así aún) pero en definitiva hemos entrado en un período de la historia judía que para algunos judíos significa entender lo judío desde una era post-holocausto y una era marcada por los meta-lenguajes, eso es haber alcanzado la conciencia que el modo que pensamos es a través de ideas y que si logramos desarmar esas ideas podemos hasta desarmar el significado de la palabra “judío”.

Pero el fenómeno “post” también significa esta idea sobre el post-modernismo judío como: (1) el judaísmo ya siendo algo intrínsecamente ligado al concepto de “ciudadano” de un Estado Moderno, (2) la problemática árabe-israelí trayendo nuevas interrogantes sobre qué deben creer los judíos o a qué deben aspirar o cuáles son los temas centrales y existenciales de su propia existencia como judíos en el mundo actual.

En consecuencia “unidad y diversidad” ha sido un tema central de los últimos años y la “espiritualidad judía” ha pasado a un segundo plano en esta era “post-moderna”.

O también las cuestiones sobre qué es o significa el Sionismo en las condiciones presentes.

¿Podríamos también hablar de una era Post-Sionismo en la cual el Sionismo mismo ha cambiado y ha transformado los ideales primigenios que le dieron origen? Es decir, los judíos Sionistas hoy, ¿siguen teniendo los mismos ideales que Theodor Herzl? Muchos autores recientes han sugerido debatir cuál es la naturaleza de lo que el Sionismo significa hoy y si esta palabra aún captura el sentido de lo que significa ser un judío israelí en el siglo XXI.

También hemos dedicado toda nuestra publicación anterior sobre el rol del feminismo dentro del judaísmo y las preguntas que éste nos enfrenta. ¿Es acaso el feminismo también un fenómeno que debe ser considerado ya como post-moderno?

 

 

Los problemas actuales y el judaísmo

En conclusión ya no hay ninguna duda que los judíos están preocupados y reflexionando dentro de su tradición sobre los temas que el resto de la humanidad también esta preocupada en estos años: matrimonios homosexuales, donación de órganos, aborto, feminismo, dialogo interreligioso, “valores universales”, la opresión en ciertas partes del mundo, el hambre y la pobreza en el mundo, la ecología, el medio ambiente, el mal trato de animales, las crisis económicas no solo mundiales sino también en comunidades e instituciones judías, etc.

Ademas para muchos judíos las celebraciones del ciclo anual del calendario judío tienen que ser sensibles a todos estos temas actuales ya. Muchos judíos se preguntan sobre ¿cómo podemos hablar de Pesaj y celebrar que somos libres aún cuando hay opresión muchas veces en la casa del vecino nuestro?

Uno puede claramente encontrar reflexiones por parte de pensadores y rabinos contemporáneos sobre todos estos temas tradicionales entendidos ahora bajo una mirada sensible a los temas centrales que conciernen al ser humano moderno.

 

 

El judaísmo nostálgico

Quiero ahora presentarles finalmente mí última reflexión sobre el Judaísmo Moderno y el judaísmo que vivimos hoy. Y quiero abrir esta reflexión con una simple pregunta que tal vez surge de dedicarse a pensar un tema por mucho tiempo.

La pregunta es ¿siguen siendo todos estos temas sobre el pensamiento judío Moderno realmente relevantes en la actualidad? ¿Puede ser que mucha de la práctica judía, de aquello que los judíos hacemos y llamamos judaísmo, ya no dependa ni importe si Dios lo comando o no?

Con esto nos preguntamos si para la mayoría de los judíos las preguntas sobre la búsqueda de Una Verdad y sobre la importancia de los rituales judíos son realmente llevados acabo reflexionando en profundidad al respecto de lo que se cree y se hace o simplemente se hace por costumbre y herencia.

¿Puede ser que la mayoría de los judíos ya no se pregunten por qué hacemos lo que hacemos sino que simplemente hacemos sin siquiera tener una afirmación clara sobre qué es lo que creemos? ¿Puede ser que simplemente hacemos porque es lo que nos dijeron históricamente que es lo que debíamos hacer?

El ejemplo que se me ocurre para cuestionar esto es definitivamente Pesaj. En Pesaj, sin importar cuan asimilado uno este o incluso si uno se ha casado con alguien que no comparte la misma fe, la cena de Pesaj sigue siendo algo fundamental y central. Para la mayoría de los judíos la cena de Pesaj y Rosh Hashana o ir al “shil” en Iom Kippur sigue siendo algo inexplicablemente importante.

Por algún motivo inexplicable para la mayoría de los judíos hoy la experiencia de la cena o el Seder de Pesaj –ese sentarse todos juntos como una gran familia junto a padres, abuelos, tíos, primos, hijos y nietos a comer “comida judía”- simboliza claramente un cruce generacional que celebra la estructura familiar más allá de la religiosidad de cada uno en aquello común que los hace familia teniendo el ritual judío como símbolo unificador y esperanzador sin importar cuan disminuido el judaísmo se encuentre en cada uno de los miembros de la familia.

Aún cuando las creencias parecerían ser poco importantes para la mayoría de los judíos lo que realmente importa (y justamente Pesaj es un claro ejemplo de ello) es la “nostalgia”. Eso significa realmente que para muchos judíos el judaísmo es la relación y la utilización de símbolos que nos permiten honrar a nuestros padres y abuelos recordando las generaciones pasadas y lo que nos legaron.

Esto quiere decir que más allá de lo que uno pueda creer sobre Dios, la Tora o Israel para muchos judíos lo único que realmente estamos celebrando al practicar el judaísmo es “nostalgia”. Simplemente sentimos que hemos cumplido con aquello que llamamos judaísmo al sentarnos en la mesa junto a nuestros padres y abuelos y de alguna manera honramos sus vidas participando en este evento judío que es realmente más importante para ellos que para nosotros.

¿Es posible que la experiencia de ser judíos en la modernidad, donde hemos logrado transcender el lenguaje mismo, nos sugiera que la práctica es mucho más importante y relevante que la teoría que sostiene dichas prácticas?

Si lo piensan gran parte de nuestras publicaciones lidiaron con el tema de la práctica judía en la modernidad. Los judíos modernos se dedicaron profundamente a cuestionar sobre el sentido y la relevancia de las mitzvot, es decir los preceptos o mandamientos, siendo esto aquello que definimos como Tora y se articula en la pregunta sobre qué hacen los judíos para expresar su particularidad judía o dicho de otra manera: qué acciones determinan si uno esta haciendo algo que es judío o no.

Las acciones judías son cruciales para activar el judaísmo haciendo algo judío mas allá de pensar sobre el judaísmo. Uno es lo que hace y no lo que dice. Los sentimientos y creencias claramente no son transferibles. Solo las acciones lo son. Si uno crece en un hogar donde los Viernes a la noche no sucede nada diferente de lo que sucede un Martes a la noche ¿qué posibilidades hay de explicar lo que es el Shabbat y que esa herencia continúe?

Al escribir estas publicaciones me pregunto a veces ¿quién lee esto? ¿A quién le importa realmente conocer su pasado judío? ¿A quién le preocupa entender el pensamiento judío?

En mis charlas con judíos de todas partes del mundo definitivamente la “nostalgia” es un factor mucho mas central para preservar su tradición y para pasarla a la siguiente generación. Muchos judíos hacen todo esto no porque se cuestionan sobre Dios, las prácticas judías y la particularidad única del pueblo de Israel sino porque simplemente “mi abuelo o mi padre lo hacía y eso me remonta a mi infancia o adolescencia y para honrar su memoria yo voy a hacer lo mismo y sentirme así cumplido con mi función dentro de esta cadena milenaria”.

En pocas palabras hablamos de un compromiso que no reflexiona en profundidad sobre todos estos temas que hemos presentado sino que simplemente expresa ese sentimiento nostálgico en el que a través de estas prácticas lo que intento hacer es evocar ese sentimiento de familiaridad y confort que da sentido a mi propia existencia y a mi ser y por eso voy a hacer todo esto.

Visto de esto modo podemos decir que el pensamiento judío es en realidad algo practicado por muy pocos judíos en la modernidad que hacemos estas cosas por nosotros mismos, nos hablamos a nosotros mismos y realmente somos irrelevantes para la comunidad judía en general. Muchas veces me pregunto como se preguntaba Ierushalmi “¿qué significa estudiar la historia judía?”, “¿a quién le estoy escribiendo o narrando la historia?” “¿quién lee esta historia sino le interesa conocer realmente lo que paso sino lo que le gusta que le digan que sucedió?”

Por supuesto que esto que estoy haciendo es lo que la mayoría de nosotros hacemos con respecto a cualquier tipo de pensamiento intelectual o incluso de textos académicos de cualquier profesión sean estos de historia, música, psicología, economía, etc. Cualquiera que elige una profesión sea la que sea descubre con el tiempo que es muy poca gente la que realmente le importa el academicismo o esos textos profundos y densos sobre lo que nos apasiona a cada uno de nosotros y en definitiva los académicos terminan escribiendo generalmente para un número muy reducido de seguidores. Los textos profundos sobre arte, filosofía o psicoanálisis no son realmente leídos por un público masivo sino por un par de fanáticos que les apasiona leer sobre un determinado tema.

 

 

 

Últimas reflexiones sobre el pensamiento judío Moderno

Pero llegando ya a esta última reflexión y considerando que estas preguntas presentadas así representan un desafío enorme para cerrar todas estas publicaciones, lo que quiero hacer ahora es polemizar en contra de esta postura que acabo de presentarles y darme y darles un final optimista.

Uno puede argumentar que los intelectuales no son los únicos que piensan o se preocupan por el sentido de la vida y sus propias vidas, sus creencias y su forma de entender el mundo en el que viven.

Yo ya no estoy seguro a esta altura de mi vida que solo los intelectuales piensan sobre el sentido de la vida, sus creencias o en el caso particular de los judíos sobre su judaísmo. Decir que solo los intelectuales se preocupan por estos temas es no tener en cuenta y desechar a la humanidad sea que hablemos de judíos o de cualquier otra religión. Es mi esperanza al haber escrito todo esto creer que hay mucha más gente que piensa sobre todos estos temas que solo los profesores en las Universidades y los rabinos metidos dentro de sus propias comunidades.

Uno también puede decir que la nostalgia no es más que un sentimiento pasajero. Este concepto lo aprendí de leer y estudiar con el Rabino y académico Fernando Szlajen. ¿Es la nostalgia suficiente para sostener el compromiso de los judíos para transmitir el judaísmo a la siguiente generación? Si todo lo que hacemos como judíos es por “nostalgia del pasado y lo que los otros judíos nos legaron” entonces debemos realmente aceptar que el judaísmo esta en extinción. La nostalgia como Uds. saben no es transferible y se evapora con el tiempo. De una generación a la otra la nostalgia va desapareciendo puesto que nadie sabe qué sentía realmente el abuelo de su bisabuelo al practicar su judaísmo. Y si lo único que voy a hacer como judío es recordar el judaísmo del modo que lo entendían mis abuelos el día que ellos mueran lo único que voy a tener como judaísmo es la religión que ellos tenían y no la mía propia dentro del judaísmo. Así cada generación va perdiendo cada vez más el contacto con el judaísmo anterior y en ese camino lo que nos queda de judaísmo es casi la nada.

Las creencias más firmes son el producto de las convicciones más firmes que están definidas por el auto-conocimiento honesto y la auto-reflexión sobre uno mismo y su herencia.

Y lo que quiero sugerir para cerrar todo este ciclo es que las reflexiones que hemos hecho en todas nuestras publicaciones son profundas, son relevantes y hablan a las condiciones de todos los judíos y de hecho de todos los seres humanos.

Todos estos pensamientos revelan los sentimientos y el coraje de los intelectuales judíos de los últimos 400 años confrontando el pasado en términos de su presente y proyectándolo hacia el futuro. Nos presentan el esfuerzo sincero de ofrecernos un “sentido” a la tradición desafiándola de diversas maneras y al hacerlo ofreciéndonos un proceso en el corazón de la creatividad judía.

El pensamiento judío Moderno es un pensamiento que continúa siendo importante hasta la actualidad aún con todas sus fallas y respuestas imperfectas puesto que no estoy sugiriendo aquí que todas las respuestas de estos pensadores nos han saciado o satisfecho ofreciéndonos respuestas finales que realmente eliminen los dilemas de nuestras vidas como judíos que viven en la modernidad.

Tal vez debo ser de los pocos que en forma naive o ingenua todavía tiene un respeto enorme por los grande líderes religiosos de todas las religiones y estoy convencido que la fe es importante y que el mundo sería mucho peor si no existiera la religión que históricamente nos ha dado valores sobre ética y moral. Por supuesto que hay que aprender a separar la religión de ciertos religiosos y de ciertas instituciones religiosas que muchas veces en nombre no de Dios sino de sus propias inseguridades e intereses denigran el mensaje de Dios y asesinan al que no ve la religión como ellos. Como dijo Heschel “¿Qué es un ídolo? Cualquier Dios que es mío pero no tuyo, cualquier Dios que esta preocupado por mí pero no por vos”.

Pero el pensamiento judío moderno con todas sus cuestiones, dudas, preguntas y articulaciones nos muestra que lo que tenemos aquí es una extensión auténtica de lo que podríamos llamar (utilizando una palabra hebrea) un midrash, es decir una “actividad interpretativa judía”. La palabra midrash significa “interpretar”. Interpretar el judaísmo a la luz del presente. Darle sentido a una fe antigua y una tradición basada en una herencia literaria en un tiempo complejo lleno de incertidumbres.

De hecho lo que hemos visto es que el pensamiento judío Moderno es un emprendimiento judío que se basa en tratar de interpretar y darle sentido a los textos milenarios judíos a luz de la situación presente en la que vivimos.

Hay en todas estas modestas expresiones del pensamiento judío una extensión auténtica del esfuerzo humano por darle un sentido a la vida entendiendo el pasado en el contexto del presente tratando así de alcanzar un futuro mejor, más optimista y más divino a la luz de estas interpretaciones.

Queridos amigos: en el contexto de un mundo presente lleno de incertidumbres sociales, políticas, económicas, artísticas y religiosas; en un mundo que sufre cada día más polarizaciones culturales entre extremismos que no toleran al que es diferente u opina de otro modo; en una sociedad donde el desacuerdo es una mala palabra, la duda es una crisis existencial y mi Dios ya no es tu Dios y por lo tanto debo eliminarte para poder yo vivir en paz conmigo mismo; el esfuerzo de todos estos pensadores y pensamientos que hemos compartido en este año explorando el judaísmo de los últimos 400 años no es un emprendimiento menor.

 

 

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Feminismo, teología feminista y el rol de la mujer judía en la Modernidad

18/01/2012 por Diego Edelberg 3 comentarios

 

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(Duración 39:42 – 38.1 MB)

Llegando al final de esta serie de publicaciones sobre el Judaísmo en el período Moderno tal vez algunos de Uds. se estarán preguntando por qué solo hemos hablado de hombres en el pensamiento judío de los últimos 400 años. ¿Dónde están las mujeres? ¿Acaso ellas no tienen una voz en el desarrollo del judaísmo en la modernidad? ¿Acaso ellas no son importantes en este extraordinario discurso del pensamiento judío y su historia?

Como podrán apreciar no las he ignorado sino que de hecho vamos a dedicar ésta, nuestra anteúltima publicación, enteramente al tema de las mujeres judías y su rol, su pensamiento y su teología feminista en la contemporaneidad.

Pero quiero dejar en claro que el motivo por el cual no hemos hablando de “pensadoras o académicas judías” hasta 1960 o 1970 es porque realmente sus voces no aparecen en forma destacadas durante el período histórico que hemos analizado hasta ahora en nuestras publicaciones (eso es aproximadamente 1492 hasta 1970).

Podemos decir que es correcto argumentar que sus voces no son centrales hasta 1960 ya que el pensamiento sobre la teología feminista y la voz de la mujer como una voz independiente en la tradición judía surge como reflejo de un proceso que sucede en una escala global mundial en la historia universal de los últimos 40 años.

A lo que hago referencia es que el movimiento feminista reclamando los mismos derechos que los hombres en todo el mundo occidental Moderno es un fenómeno que ocurre alrededor de 1960. Si bien tenemos ecos de voces femeninas en el judaísmo anterior a la Modernidad, esta voz se hace central, prominente y significativa recién en los últimos años.

Por lo tanto no es que las hemos ignorado sino que hemos esperado para poder presentarlas en el lugar cronológico indicado dentro del contexto de la Modernidad Judía.

De hecho y como podrán apreciar en breve uno de los aspecto más interesantes y desafiantes para el pensamiento judío contemporáneo es su reflexión sobre el lugar que ocupan las mujeres y el rol que ocupa el género femenino dentro de la cultura judía. Tan interesantes resultan estos desafíos que hoy en día, al momento en que presento esta publicación, están sucediendo eventos muy controversiales con respecto al reclamo de las mujeres ortodoxas judías cuyos reclamos van impregnando a su vez en otros temas dentro de esa corriente en Israel y en especial con aquellos judíos que hemos definido como Ulta-Ortodoxos o Haredim en nuestra publicación sobre el judaísmo ortodoxo. Estos reclamos femeninos han sido el disparador hacia otro tipo de reclamos económicos y políticos dentro del contexto de una democracia moderna como es el Estado actual de Israel que nada tiene que ver con una Teocracia bíblica o medieval (recordemos que una Teocracia es una forma de gobierno en la que el gobierno mismo afirma gobernar en nombre de Dios. Por ejemplo en el Antiguo Israel, cuando existía el Templo, los Cohanim y los Reyes gobernaban en nombre de Dios y sus posiciones eran hereditarias significando que no podían ser electos).

 

 

 

Mayor participación

Podríamos comenzar diciendo que las mujeres judías comenzaron a reclamar lo mismo que en sus alrededores otras mujeres reclamaban y en consecuencia comenzaron a acercarse a la cultura judía y sus instituciones argumentando que históricamente habían sido relegadas.

Las mujeres comenzaron a criticar que existía una jerarquía de poder político dentro del judaísmo como una institución de la religiosidad y la tradición judía esencialmente ignoraba su opinión. Justamente lo que ellas reclamaban eran más participación, poder y autoridad sobre sus propias vidas y sobre la vida de la comunidad judía en términos generales.

Los primeros reclamos surgieron primeramente de los círculos liberales y Reformistas judíos y posteriormente el movimiento Conservador judío y el Reconstruccionista también comenzaron a darles mas espacio a las mujeres.

En los últimos años han surgido grupos feministas ortodoxos como el JOFA (Jewish Orthodox Feminist Alliance – Alianza Feminista del Judaísmo Ortodoxo) trayendo los mismos reclamos a la comunidad ortodoxa.

Claramente el desafío del feminismo para el judaísmo ortodoxo es aún mayor debido a la la poca flexibilidad que esta corriente posee para realizar cambios dentro de su comprensión sobre la Ley Judía.

Pero incluso dentro de las facciones ortodoxas hay miles de voces hoy “peleando” para modificar ciertos aspectos sobre el rol de la mujer judía dentro de la tradición judía en la contemporaneidad.

Es evidente que ya no podemos negar ni ocultar que hay un Movimiento Feminista Internacional en el cual las mujeres judías están realmente modificando el devenir histórico del pueblo judío dejando un impacto enorme para la prosperidad y continuidad judía.

 

 

 

Mismos derechos rituales

Inicialmente estos grupos feministas criticaban las injusticias de género dentro de la participación en la vida judía. Querían mayor participación en el liderazgo comunitario y mayor participación en la tefila, es decir la plegaria o el rezo judío.

El tema sobre la ordenación de mujeres Rabinas fue un tema muy controversial en su momento y causo un impacto transcendental en la historia judía. La primera mujer judía ordenada como Rabina surgió del movimiento Reformista, luego el Reconstruccionismo y finalmente el movimiento Conservador también comenzó a ordenar mujeres.

El judaísmo Ortodoxo no ha ordenado todavía en forma oficial a ninguna mujer como “Rabina” aunque ha habido mucho revuelo en el caso del Rabino Ortodoxo Avi Weiss quien hace un años ordenó a una discípula suya, Sara Hurwitz, como Rabba.

En pocas palabras estas mujeres reclamaban dentro de la tradición judía que les den una voz más central en la vida comunitaria judía.

 

 

 

La Ley Judía es machista

Al principio las mujeres criticaron ciertas prácticas discriminatorias que afectaban a las mujeres debido a que la Ley Judía era debatida entre hombres sin darles espacio para escuchar su opinión femenina.

Podríamos nombrar algunas de estas quejas para entender a qué nos referimos.

Por ejemplo una de estas quejas era la imposibilidad que las mujeres sean parte del minian (eso es un mínimo de 10 adultos judíos que se necesitan para llevar acabo ciertas partes del rezo judío). ¿Por qué solo 10 hombres? ¿Por qué no 9 hombres y 1 mujer? ¿O 5 hombres y 5 mujeres? ¿Acaso su presencia no suma frente a Dios?

O ser llamadas a la Tora para decir las bendiciones o leer la Tora y recibir lo que se llama en hebreo una alia (literalmente “ascenso”) hacia la Tora. ¿Por qué las mujeres no tienen ese privilegio de leer de la Tora o la Haftara (los dos libros que se leen tradicionalmente en los servicios religiosos judíos)?

¿Qué hay del hecho de cambiar su propio estado matrimonial? Tradicionalmente es el hombre el que entrega el guet (divorcio en hebreo) a la mujer. ¿Por qué las mujeres no tienen un estado igualitario en el que puedan divorciarse de su marido si así lo desean? Y peor aún, ¿cómo puede seguir existiendo en la modernidad el caso del hombre que se va o desaparece y deja a la mujer en ese horrible estado llamado en hebreo aguná lo cual no le permite volver a casarse nunca más hasta que reciba el permiso y divorcio de su primer marido?

¿Y qué hay de su habilidad en términos generales para interpretar la Ley o escribir decisiones legales sobre la Ley o incluso escribir comentarios bíblicos, rabínicos o drashot (es decir prédicas o sermones)? ¿Acaso las mujeres no tienen los mismos derechos y habilidades que los hombres poseen?

Todos estos son temas realmente significativos para la mayoría de las mujeres judías y están hoy en el corazón de la “pelea” política femenina para transformar sus estatus en la vida judía.

 

 

 

 

El impacto del feminismo en el academicismo

Pero lo más destacado del feminismo es que además de haber dejado su impacto en el aspecto religioso y las formas de liderazgo ha también cambiado completamente el academicismo y el estudio del judaísmo en la modernidad.

Y con esto nos referimos a una transformación fascinante en la cual ninguno de nosotros podemos obviar nunca más, al hablar sobre la historia de la humanidad, la “opinión femenina” en cualquier tema que estemos estudiando o analizando dentro de la tradición judía.

Esto nos presenta con el desafío que gran parte de la historia judía debe ser ahora repensada considerando la herencia femenina.

Pero no es solo incorporar la historia de las mujeres ahora en la historia universal sino que el feminismo nos enfrenta a la pregunta sobre cómo entendemos el rol del género para intentar describir y comprender la cultura judía desde sus comienzos hasta el día de hoy.

Esto quiere decir que cuando analizamos el judaísmo no solo podemos analizarlo desde una visión social, económica, política, histórica, antropológica, hermenéutica (es decir analizando el texto en diferentes contextos históricos ya sea por parte de rabinos y pensadores medievales, modernos o antiguos) sino que ademas ahora deberíamos intentar comprender cómo responden los hombre frente a una determinada situación que generalmente es distinta al modo en que lo hacen las mujeres. Debemos ser sensibles ahora que la visión de las cosas no solo es diferente entre cada individuo sino que es particularmente diferente entre los hombres y las mujeres.  Por más que esto que digo puede resultar obvio para muchos de Uds. la realidad es que la opinión y voz femenina estuvo ausente durante mucho tiempo en la historia y en el discurso histórico.

Al comprender este concepto comenzamos a ver el mundo a través de otra mirada completamente distinta. Por ejemplo el rol de la familia y la madre judía en la historia es diferente desde una mirada masculina que una femenina. De golpe tenemos toda una nueva información y forma de ver la historia que estaba oculta no solo para los judíos sino para la humanidad puesto que la historia era generalmente narrada no solo por los que ganaban sino por hombres.

Y repentinamente el concepto de “la mujer invisible” que no es nombrada en nuestras fuentes literarias de repente se hace visible. Sorpresivamente las mujeres de los rabinos se empiezan a sentir más y más en sus opiniones.

Y no es que las mujeres eran “invisibles” porque no tenían mucho que decir o contribuir a la historia de la humanidad y la cultura judía sino que los historiadores no habían mirado la historia considerando qué opinaban las mujeres o dónde estaba esa voz femenina.

Hoy contamos con toda una nueva generación de historiadores feministas que nos ayudan a repensar el pasado y gracias a ello nuestra situación actual y presente comienza a cambiar con respecto a las mujeres judías y su rol en la historia. Como siempre esta revisión nos ayuda a ver el pasado en el contexto del presente y por supuesto entender nuestro presente en relación a un pasado diferente.

Permitanme compartir con Uds. algunos ejemplos de este nuevo tipo de academicismo.

En el área de la Modernidad Judía las interpretaciones más radicales e interesantes con respecto al feminismo judío han surgido por parte de las mujeres mismas como historiadoras.

 

 

 

Paula Hyman y la asimilación en la modernidad

Quiero comenzar hablando de Paula Hyman quien tristemente falleció recientemente y fue una excelente profesora en la Universidad de Yale en Estados Unidos.

Hyman escribió un libro muy interesante sobre el rol de la asimilación en la Modernidad Judía y su relación con el género.

Hyman argumenta que cuando uno mira la historia de los hombres y la asimilación con respecto al mundo occidental moderno uno obtiene una versión de la historia. Pero si uno mira el rol de las mujeres quienes se dedicaban la mayor parte del día a cuidar de la familia y la situación económica del hogar mientras sus maridos se pasaban el día estudiando en las yeshivot (escuelas judías tradicionales) uno tiene una versión diferente de la historia judía con respecto al tema de la asimilación.

En otras palabras, al mirar la historia desde la perspectiva de los diferentes géneros masculinos y femeninos, los temas sobre la “asimilación” y los procesos a través de los cuales los judíos fueron integrándose a las sociedades mayoritarias y los nuevos Estados y Naciones como franceses, argentinos, alemanes, etc. que practican una cierta religión y trabajan de lo que otros no-judíos también trabajan tenemos ahora una historia diferente de la que conocemos en términos generales.

Definitivamente la cuestión del género en el judaísmo nos ofrece una nueva herramienta que podemos utilizar ahora para estudiar esta tema central sobre la vida judía en la Modernidad.

 

 

 

Chava Weissler y la liturgia feminista

Otro caso es el de Chava Weissler sobre una literatura conocida como “tejines”, eso es poemas religiosos y litúrgicos escritos para mujeres y eventualmente por mujeres en yiddish. Weissler descubre que este genero emerge en el siglo XVII en Europa, es decir el 1600, y Weissler lo hace popular traduciéndolo al inglés. Al hacer estas traducciones de pronto re-descubre todo un nuevo mundo sobre poesía religiosa judía para mujeres que había sido invisible para la mayoría de los hombres judíos.

Expandiendo un poco más en este tema vemos que desde el 1600 hasta la generación de nuestras bisabuelas, las mujeres judías tenían sus propias oraciones y encontraban consuelo a través de esta forma literaria recopilada en yiddish en libros que era muy populares entre mujeres.

 

Originalmente tejines eran traducciones en yiddish de las oraciones conocidas en hebreo como Tajanun (es decir las súplicas, de la palabra hebrea jen que significa “gracia”) y forman parte del Siddur (el libro de rezo). Las tejines fueron producidas para remediar una grave laguna en la vida religiosa de las mujeres, que por lo general no sabían hebreo y por lo tanto no podía recitar ni comprender las oraciones y bendiciones del Siddur. Gradualmente estas tejines se fueron desarrollado y embellecido.

A lo largo de siglos de crisis y persecuciones hacia los judíos europeos, el tono personal, cordial y acogedor del contenido interno de las tejines hablaba en forma directa a las necesidades espirituales del día a día por varias generaciones a mujeres judías.

 

Esta literatura nos provee ademas de historias sobre las mujeres judías, narrativas y discusiones sobre el tema del nacimiento de niños y todos temas que son sensibles para las mujeres. Todo esto nos permite leer y conocer el mundo interno de las mujeres judías en este período de la historia y nos provee de un nuevo sentido litúrgico según la conciencia femenina que es por supuesto totalmente diferente de la masculina.

Gracias a Weissler y su descubrimiento vemos toda una parte de la historia que nunca había sido contada.

 

 

 

Elisheva Baumgarten y las nodrizas judías

También podríamos mencionar como un último ejemplo a Elisheva Baumgarten quien trabaja actualmente en la Universidad de Bar-Ilan en Israel.

Baumgarten escribió hace unos años una disertación sobre el lugar y rol de la mujer en la familia judía durante la Edad Media. Hasta este momento de la historia la mayoría de las investigaciones habían sido realizadas sobre la mujer judía en la Modernidad. Pero ahora las mujeres que poseen la capacidad, habilidad y las herramientas necesarias para poder leer textos rabínicos y entran en el mundo de los rabinos y sus estudios (que eran netamente masculinos) le permite por ejemplo a Baumgarten presentarnos una perspectiva novedosa en un ensayo extraordinario que publica sobre la función de las nodrizas judías. Con esto nos referimos a mujeres judías que actuaban como nodrizas estando a cargo del proceso del nacimiento de los los hijos e hijas e incluso de ayudar a otras mujeres a parir.

Lo que Baumgarten descubre es que las mujeres estaban mayoritariamente a cargo de todo esto (y claramente podríamos comprenderlo en el contexto de los maridos encerrados en las yeshivot estudiando la Ley Judía y no teniendo la menor idea sobre este tema) y estas mujeres no solo guiaban a otras mujeres en todo el proceso de parir sino que ademas les enseñaban a los rabinos sobre la anatomía de las mujeres y los procedimientos técnicos para ayudar y dirigir a alguien para “dar a luz”.

Pero lo más destacado es que en los textos que Baumgarten analiza ella descubre sobre la relación entre nodrizas judías y nodrizas cristianas en la Edad Media. Es decir, que Baumgarten descubre textos en donde se pasan información y experiencias entre las unas y las otras.

Todo esto es muy importante porque si bien hemos hablado sobre el diálogo y las peleas sobre el judaísmo y el cristianismo siempre lo habíamos hecho desde la literatura masculina pero nunca lo habíamos hecho desde el contexto femenino y sobre qué es lo que estaba sucediendo entre mujeres en su cotidianidad. Gracias estas relaciones las mujeres judías y cristianas parecerían estar más conectadas y en forma distinta de lo que hacían tal vez sus maridos en un plano de argumentación más intelectual entre ambas religiones.

En todo esto vemos una relación novedosa sobre la interacción entre los judíos y los cristianos desde una perspectiva ahora que es femenina y sobre lo que las mujeres intercambiaban entre ellas.

Hay muchos ejemplos más que podría nombrarles pero simplemente estos nos ayudan a ver que existe claramente un nuevo academicismo, una nueva forma de ver el pasado, una nueva forma de incorporar la visión femenina en nuestro discurso de la historia y claramente este academicismo va a tener en las próximas generaciones, si bien ya lo posee hoy en día, un impacto tremendo en el modo que entendemos a los hombres y las mujeres en la tradición milenaria judía.

 

 

 

 

Dios solo como una representación masculina

Tenemos desde la Creación Bíblica hasta la actualidad toda una literatura que lidia con el tema de las mujeres en personajes bíblicos como las matriarcas Sarah, Rebeca, Raquel y Leah, quienes están ahí y necesitan ser estudiadas y comprendidas en su propio contexto. Uno además debe comprender ahora cómo las actitudes rabínicas con respecto a las mujeres dio forma a la propia manera de ver la vida femenina.

Todos estos temas forman parte de una nueva exploración en la modernidad judía.

Pero de lo que hablamos aquí no es solo del estudio de la historia judía. Sino que estamos haciendo hincapié en cómo las mujeres pueden crear nuevas prosas, poesías y nuevos textos que reflejan sus propios intereses y sus propias preocupaciones.

Algo que claramente nos permite ver esto es el impacto que han tenido estos temas en el Siddur, el libro de rezos, de los movimientos Reformista, Reconstruccionista e incluso Conservador.

Estos movimientos han re-escrito algunas partes de la liturgia para que ésta sea sensible al género femenino. Si bien podríamos argumentar que la liturgia y el rezo no es literal sino metafórico es clarísimo que todo este género es netamente masculino. Es decir, la plegaria judía que fue escrita por los rabinos, se dirige a Dios o aquello indefinible por el ser humano siempre en términos masculinos como “Él, Señor, Rey o Padre”.

Peor aún ¿por qué siempre le rezamos literalmente en nuestras plegarias al Dios de Abraham, Isaac y Jacob? ¿Qué hay de Sarah, Rebeca, Raquel y Leah? ¿Acaso ellas no son importantes en la historia judía? ¿Acaso Dios no es el Dios también de ellas? ¿Por qué es solo el Dios de los hombres?

Y de hecho estos temas han movilizado tanto a los judíos liberales que en la actualidad cuando recitamos las plegarias en nombre de estos ancestros judíos como garantes del pacto con Dios, si estamos en una Sinagoga Reformista por ejemplo, también agregamos la frase “Dios de las matriarcas”.

Hay un tema que es aún mas controversial con respecto a Dios siempre entendido como hombre y eso es cómo se han impregnado ciertos títulos y fórmulas en nuestra herencia milenaria. Si uno lo piensa un instante uno de los piutim (piut significa literalmente “poema litúrgico”) más famosos de nuestra tradición se llama “Avinu Malkenu” lo cual significa literalmente “nuestro padre, nuestro rey”. Soy consciente que uno no debe ser un “literalista” con respecto a la plegaria porque de hecho las palabras humanas ni siquiera alcanzan para definir a Dios ni poder reducir su nombre en sonidos y fonemas. Tampoco quiero que se entienda que estoy proponiendo cambiar el texto del poema ni nada por el estilo. Simplemente estoy invitando a reflexionar ¿por qué creen que nunca nadie llamó a Dios “nuestra madre, nuestra reina”? ¿No hay acaso una necesidad de repensar esta liturgia de tal manera que tanto los hombres como las mujeres puedan sentirse que son participes de la tradición?

Tal vez uno de lo más interesantes aspectos de esta revolución litúrgica es el libro “The Book of Blessings” (“El libro de las Bendiciones”) escrito por la poeta judía Marcia Falk. En este libro Falk intenta “juguetear” en forma muy respetuosa y modesta con la liturgia que usamos para rezar invitándonos a repensar cada una de las antiguas plegarias que hemos acumulado a lo largo de los años en nuestro libro de rezos y darles un renovado sentido. Cuando uno puede hojear su libro uno entra en una nueva experiencia y de hecho lleva un tiempo acomodarse a esta nueva forma de rezar.

Toda esta creatividad esta surgiendo en forma respetuosa y muy seria por mujeres que realmente conocen en profundidad la liturgia, conocen muy bien los textos en hebreo y son capaces de expandirlos e interpretarlos de manera tal que puedan expresar sus preocupaciones femeninas en una forma espiritual que no ofenda a la tradición judía.

Así que hasta aquí vemos ya cómo tanto en el área de la liturgia por un lado y en el área de la historia y el academicismo femenino por otro lado, las mujeres y los movimientos feministas judíos han dejado un impacto en el judaísmo de la Modernidad hasta la actualidad.

 

 

 

El desafío del feminismo en el judaísmo ortodoxo

Quiero mencionar otro aspecto que considero que será muy significativo en los años siguientes y eso está relacionado con el tema del feminismo dentro de la ortodoxia judía. Si las mujeres judías ortodoxas van a comenzar a explorar aún más el feminismo intentando hacerlo dentro del cerco de la corriente ortodoxa van a tener que enfrentar duras críticas y argumentos con respecto a estos temas dentro de la liturgia y el modo en que la tradición judía ha contemplado su educación y su conocimiento judío hasta la Modernidad.

En lo personal lo que me resulta fascinante, y es algo que representa un reflejo extraordinario sobre lo que esta sucediendo en el mundo académico en general, es que aún cuando las mujeres ortodoxas todavía no han logrado ser ordenadas como Rabinas (a excepción del polémico caso de Sara Hurwitz y el Rabino Avi Weiss que ya hice mención) muchas de ellas han realizado en los últimos años Doctorados en Universidades Seculares sobre historia, filosofía, biología, medicina e incluso en “estudios judaicos” (con Doctorados en Talmud y en Biblia) en forma Académica. Esto les da a las mujeres ortodoxas un poder dentro de la tradición que les permite incluso volver a sus comunidades y hogares siendo expertas en áreas como la historia, la filosofía, la sociología, la antropología, la literatura, el estudio de religiones comparadas y convertirse no solo en grandes académicas judías que ayudan a re-pensar el pasado en relación con el presente en todo lo que hemos hablado hasta aquí sino que algunas de ellas pueden llegar a estar más formadas que sus propios maridos en materia de Ley Judía e historia judía. Esto modifica claramente el rol de la esposa del rabino, tradicionalmente llamada “rebbetzin” en yiddish, quien cobra ahora un protagonismo que puede llegar a ser más destacado que el de su marido.

Estas mujeres ortodoxas nos han enriquecido a todos ofreciéndonos un nuevo ejercito de académicas que ya han transformado el judaísmo ortodoxo y seguramente continuarán haciéndolo en los próximos años.

 

 

 

 

La teología feminista judía

Vamos a hablar ahora en forma más directa sobre el impacto del feminismo en el teología judía.

Y quiero comenzar refiriéndome a un ensayo que escribió Judith Plaskow en 1971 titulado “Standing again in Sinai” (literalmente “de pie nuevamente en Sinai”). Este ensayo claramente deja su marca en la tradición judía hasta el día de hoy y fue uno de los primeros ensayos en levantar una fuerte polémica sobre el feminismo judío.

Voy a leerles los primeros renglones del ensayo.

«No existe tal vez ningún otro verso en la Tora mas molesto para una mujer que la advertencia de Moises a su gente en el libro del Exodo (Shmot) 19:15. El texto dice «Hablo Moisés al pueblo diciéndoles: estén preparados para el tercer día. No se acerquen a una mujer.»

 

Estamos hablando del momento exacto en el cual el pueblo judío esta a punto de recibir la Tora. Y esto nos muestra que en el momento en que la Tora va a ser entregada al pueblo como un Todo, a la totalidad del pueblo de Israel,  Moisés se dirige a la totalidad de ese pueblo solo como “hombres”. El problema principal que tenemos aquí es lo que se conoce en el judaísmo como “impureza”.  Este tema se pone en primer plano para dejar en claro que la “impureza” no es apropiada al acercarse a lo sagrado o al vínculo con Dios (lo cual presenta otro tema muy interesante para otro debate) pero el verdadero problema para Plaskow es que el texto que tenemos no nos dice “hombres y mujeres no se acerquen los unos a los otros”. En el momento central de la revelación de Dios para la historia judía las mujeres según Plaskow no forman parte de la totalidad del pueblo.

Y este tema es terriblemente molesto para Plaskow que siente que en uno de los momentos centrales y trascendentales para la historia judía Moises se dirige a la totalidad de la comunidad solamente como hombres.

Además este tema se continúa luego, según Plaskow, en los capítulos siguientes y en las generaciones rabínicas posteriores donde las mujeres son contempladas como “objetos” dentro de la Ley y no como voces propias que pueden participar de las decisiones legislativas que las involucran directamente. Como sólo los hombres pueden ser Rabinos, de acuerdo a una interpretación pre-moderna, son ellos quienes deciden por ellas y determinan que es lo ellas deben hacer.

Todo esto para Plaskow representa una injusticia en una tradición que clama ser justa con las mujeres y contemplar sus necesidades.

Plaskow exclama que la Tora no es un libro de historia solamente. Es un libro que mantiene viva la memoria colectiva de lo que los judíos creemos y leemos todos los años. ¿Qué hacemos con este pasaje grabado para siempre en nuestra Tora? ¿Cómo debemos a partir de esta sensibilidad femenina transmitir este pasaje a las generaciones siguiente?

Creo que esta observación de Plaskow sobre dónde estaban las mujeres en el momento de la revelación de Dios es muy interesante para el futuro interpretativo de la Tora en el concepto de que en el preciso instante en que los judíos reciben la Tora, es decir la palabra de Dios, aquello que los hace parte de este pueblo, las mujeres no están presentes.

Para Plaskow la Tora como Ley Judía ha definido a la mujer como un objeto periférico a la Ley relegándola de realizar mandamientos. Esto no solo sucede en el mundo bíblico y en Sinaí sino en todas las actividades centrales luego de la destrucción del Templo y que son llevadas acabo ahora en aquello que llamamos Sinagoga. Lo más duro es que estas actividades definen las prácticas judías y definen a sus vez lo que un judío hace. Las mujeres están relegadas de entrar en esta participación con Dios solo por ser mujeres.

Definitivamente el rol de la mujer para Plaskow es inferior en este aspecto puesto que su función esta vista desde una perspectiva masculina en la cual el objetivo de la existencia femenina es la de permitirle al hombre dedicarse al estudio de la Tora, el Talmud, la Halajá (Ley), el rezo y conectarse así con Dios.

De alguna manera Plaskow siente que los hombres construyeron un argumento teológico por el cual dicen que la mujer es “mas sagrada” que el hombre y por eso esta exenta de realizar la mayoría de las mitzvot. Esto para ella es un argumento inventado y poco serio. Justamente si fueran más sagradas deberían poder tener más acceso o incluso no debería asustar a los hombres que ellas exploren el Talmud, la Halaja y la literatura rabínica ya que siendo mas sagradas seguramente harían mejores interpretaciones que los hombres. Claramente el objetivo de no permitirles estudiar y conocer más sobre la Ley le preocupa a los hombres ya que ello puede llevarlas a ellas a abandonar lo que los hombres creen que debería ser la función de la mujer: criar a los hijos, cocinar y ocuparse del hogar. Lo cual no es poca cosa por supuesto. ¿Pero qué pasa si una mujer quiere aprender más?

De alguna manera para esta perspectiva la mujer judía existe para cumplir una función dentro de la tradición judía y lo peor es que esta función esta determinada por los hombres quienes definen que deben hacer ellas para poder ellos ocuparse de lo que les gusta o sienten más importante (que en la tradición judía es el estudio de la Tora). En pocas palabras al ocuparse la mujer de ciertos aspectos particulares de la vida le permite al hombre dedicarse, actuar, contar para el minian (que de hecho simboliza literalmente “contar o sumar” frente a Dios ya que desde una perspectiva tradicional diez mujeres no cuentan frente a Dios para rezar) y todo esta armado en el judaísmo para permitirles a los hombres estar presentes y mas cercanos de Dios estudiando todo el día sus textos los cuales como ya dijimos están prohibidos para las mujeres según la aproximación ortodoxa.

 

El problema para Plaskow de cuánto puede una mujer saber, educarse y hacer en la tradición judía se extiende aún más que en la Halajá (la Ley Judía).

Se trata en esencia para ella de una diferencia teológica sobre cómo los hombres han entendido históricamente a Dios como una personificación masculina (como ya mencionamos en el caso de la liturgia reformista) y cómo fueron siempre los Rabinos hombres que decidieron qué libros iban a entrar en el TaNaJ (es decir Biblia Hebrea) o por ejemplo qué debería decir el texto de la Haggada de Pesaj lo cual construiría la tradición en el devenir histórico desde una perspectiva masculina.

Lo que Plaskow ve detrás de todo esto es una clara jerarquía masculina en la estructura comunitaria judía. El judaísmo clásico ha sido dominado por hombres y esto no representa para nada algo que debería ser el orgullo de la tradición judía. Se trata para ella de definitivamente poner a los hombres por encima de las mujeres no permitiéndoles por ejemplo que sean Rabinas.

En resumen lo que Plaskow nos ofrece es una clara crítica sobre la noción de una visión tradicional ortodoxa judía que se define como patriarcal, orientada hacia los hombres y crea una tradición milenaria donde (1) en la liturgia Dios siempre es masculino, (2) la Ley es debatida solamente por hombres sobre lo que las mujeres deberían hacer y (3) todas las practicas más sagradas para la tradición (leer la Tora, estudiarla, participar en el rezo, estudiar los textos rabínicos, ser llamado a una alia es decir “un ascenso” a la Tora, ser ser contado, tenido en cuenta, sumar o simplemente existir para poder rezar o decir Kaddish, bailar con la Tora en Simjat Tora y todas estas practicas tradicionales) solo están restringidas a los hombres. Según Plaskow las mujeres desde una perspectiva tradicional y ortodoxa judía solo deben quedarse en casa cocinando y ocupándose de la crianza de los niños y si bien hacer eso es de gran ayuda para el hogar el motivo principal por el cual lo están haciendo es para que el hombre pueda dedicarse él solo a comprender el mensaje de Dios.

Las mujeres judías bajo esta perspectiva claramente no están contribuyendo en nada con el lado intelectual, teológico ni espiritual de la vida judía.

El tema que se esta criticando en forma tan dramática en el ensayo de Plaskow y en su libro que lleva el mismo título es: ¿puedo ser una feminista dentro del marco de esta tradición milenaria? ¿Puedo ser una feminista y al mismo tiempo una buena judía? Tal vez no se pueda. Tal vez es demasiado para esta tradición y traerá muchos problemas querer modificar todo esto. De hecho y como hemos visto esta no es mi opinión personal ya ni la de Plaskow sino que es el reflejo de algo que ya está sucediendo en las corrientes ortodoxas también.

Mencionamos ya dos veces el reciente caso de Sara Hurwitz, quien fue designada Rabba por el Rabino Ortodoxo Avi Weiss. Por el impacto que tiene todo esto la Rabba Sara Hurwitz tuvo que salir públicamente a declarar que la palabra Rabino tiene una connotación y simbología masculina tan impregnada en nuestra tradición que no hay necesidad de desarticular esa palabra siempre que se entienda que ella esta totalmente capacitada y formada en la Ley tanto o más que otros hombres ortodoxos no solo para enseñarla y argumentar sino para también ser la líder espiritual de una comunidad ortodoxa siendo mujer. De este modo Sara Hurwitz a logrado transcender la palabra Rabino como una simple construcción del vocabulario judío alegando que su significado y significante no van a variar con respecto a lo que ella es, sabe y hace.  (VER VIDEO EN INGLES SOBRE ESTE TEMA)

Este tema por supuesto ha sido resuelto en las corrientes Reformistas y Conservadores hace ya varios años. Pero como también dijimos, en su momento tampoco fue un tema menor o poco controversial para la historia judía.

Antes de dedicarnos a Rachel Adler quiero volver a hacer mención que no es una casualidad que esta queja femenina y las voces de las mujeres reclamando su lugar en la tradición no sea un tema que ocurre antes 1970 cuando aparece el ensayo de Plaskow.

Como hemos dejado en claro desde nuestra primera publicación la historia judía no puede ser entendida fuera de un contexto determinado y es obvio que todas estas quejas comienzan y coinciden con los movimientos feministas en los cuales las mujeres comienzan más y más a estudiar y ser ahora profesionales: médicas, psicólogas, ingenieras, arquitectas, abogadas e incluso dueñas de empresas y en los últimos años hasta presidentas de países, reclamando los mismos derechos que los hombres. Esto no quiere decir que las mujeres quieren hacerse iguales a los hombres puesto que es biológicamente imposible. Pero el tema es que tampoco quieren que los hombres sigan decidiendo por ellas qué deben hacer y saber.

Todo esto representa la crítica realmente extraordinaria de Judith Plaskow.

 

 

Rachel Adler y el feminismo respetando la tradición

Quiero hablarles ahora de un libro más reciente escrito por Rachel Adler titulado “Engendering Judaism” (literalmente “Engendrado el Judaísmo”) en el cual Adler refina la posición de Plaskow y otros pensadores intentando crear una teología judía que sea sensible tanto a los hombres como las mujeres.

Para Adler el compromiso que el judaísmo tiene con el concepto de Justicia y Ley lo obliga a resolver la injusta situación de la mujer judía. No se trata para Adler solo de hacer a la comunidad y la tradición más inclusiva hacia las mujeres. El judaísmo no debería seguir existiendo en la forma tradicional que esta siendo mantenido ya que si sigue permitiendo que las mujeres permanezcan fuera del saber, la educación y las prácticas religiosas dándoles este rol subordinado, el judaísmo es su naturaleza y esencia anti-ético. Y si el judaísmo no es ético ¿Qué clase de religión es?

En otras palabras, el tema desde una perspectiva teológica femenina es: ¿puede una feminista seguir siendo parte de una tradición que no es sensible al feminismo? ¿Puede el judaísmo ser desafiado y cambiado de tal manera que preserve su centro y sus valores milenarios heredados de generación en generación pero que al mismo tiempo abra sus puertas a una nueva era donde las mujeres reclaman más participación e importancia?

Podemos ver que desde esta perspectiva el simple hecho de nacer y ser ya una mujer de la modernidad en la cual los movimientos feministas han crecido y los derechos de las mujeres están a la altura de los hombres en la mayoría de los países democráticos del mundo, las obliga a hablar en voz alta y dejar en claro que sienten que el judaísmo las ha dejado afuera.

Tal vez esta pregunta sobre si uno puede ser un feminista y a la vez un judío tradicional esta relacionada con la Gran pregunta que nos hicimos en la publicación sobre Spinoza y que de hecho sigue siendo la pregunta central del judaísmo en la actualidad y esa pregunta que seguimos arrastrando desde hace 400 años es ¿puedo ser un ser moderno y al mismo tiempo un judío tradicional? ¿Son estas dos cosas compatibles? ¿Son todos los ideales de la modernidad compatibles con el judaísmo tradicional? ¿Puede una mujer reclamar los mismos derechos que un hombre en la modernidad en todos los aspectos de la vida menos en su judaísmo?

Y por lo tanto el gran desafío que Rachel Adler tiene es el de presentar el judaísmo de tal manera que pueda ser compatible con su feminismo mientras estos ideales modernos no lo modifican tanto que deja de ser judaísmo.

Y la gran fortaleza de Adler es la de interpretar textos clásicos judíos sin rechazarlos ni disculpándose por sus dichos ni cambiándolos.  En este sentido ella realiza un esfuerzo sincero y respetuoso desafiando la tradición rabínica sin destruir su legado. Su posición no es “está todo mal y hay que deshacerse de todo esto” sino que quiere encontrar la manera que esto también le hable a ella como mujer.

La aproximación que Adler hace con respecto a los textos judíos heredados es tomarlos seriamente desde el comienzo forzándolos a la idea que estos textos son la voz de mi pueblo y mi Dios y deben decirme algo a mi también como mujer. No voy descartarlos ni rechazarlos, nos dice Adler.

Lo que tenemos aquí es la visión de una feminista que es realmente directa con su pensar y nos dice que debe de alguna manera encontrar los medios para extraer sentido de estos textos de tal manera que se abra las posibilidades que permiten re-interpretarlos y poder sentirse incluida en esta historia. No voy a rendirme y ni decir que no son para mí. No voy a decir que estos textos que representan la voz del propio de Dios en la tradición de mi pueblo son patriarcales, masculinos, orientados solo para hombres y no están ni deberían estar dirigidos a las mujeres. No voy a aceptar que la palabra de Dios solo puede ser entendida por hombres.

Debemos comprender esta reflexión muy madura por parte de Adler dentro de un momento particular de la historia en el cual las feministas se están enfrentando a la tradición milenaria judía ya con conocimiento sobre fuentes, leyes, midrashim, exégesis bíblica y talmúdica del modo que ella puede hacerlo siendo una Rabina pero, al mismo tiempo, no rechaza ni dice que todos estos están mal sino que trae a estos textos su amor, su sensibilidad femenina y una apertura para confrontarlos y re-interpretarlos con el objetivo de hacerlos mas inclusivos.

El foco principal de Adler esta puesto en la hermenéutica y la interpretación de los textos tradicionales judíos con el objetivo de salir abiertamente al encuentro con lo que el texto dice y reclamar lo sagrado tanto para hombres como mujeres. Adler utiliza herramientas nuevas para leer los textos legales judíos y ofrece un nuevo aire: el aire femenino que comprende el mundo y la tradición en forma diferente. Y por lo tanto para ella una nueva ética emerge que no esta basada en la dominación y subordinación sino una que ofrece un compromiso entre hombres y mujeres.

 

 

 

Conclusiones

Podemos concluir diciendo que en estas nuevas formas de entender la relación en forma de pacto entre hombres y mujeres con Dios tenemos aquí una de las mas innovadoras y creativas re-lecturas de la tradición judía en los últimos años.

Hablamos de mujeres que aman la tradición judía e intentan sumarse a ella pero ya no pueden hacerlo sin reclamar que la tradición misma muchas veces no les habla a ellas ni las tiene en cuenta.

Finalmente podríamos decir que todo esto no es solo un tema femenino sino que representa la tarea ética que se está enfatizando aquí y que permite que cualquier ser humano sea incluido en el pacto comunitario judío con Dios haciendo del judaísmo algo más interesante, más humano y más Divino.

 

 

 

Para cerrar quiero compartir con Uds. una traducción personal del siguiente video realmente imperdible de JOFA (Jewish Orthodox Feminist Alliance – Alianza Feminista del Judaísmo Ortodoxo).

 

 

“Cuando éramos niñas las mujeres no tenían su propia voz ni hacían ni un sonido en la sinagoga.

Cuando yo crecí la mayoría de la literatura de la sagradas escrituras estaba cerrada para las mujeres y ni siquiera nos dábamos cuenta que esto era si y lo aceptábamos como algo dado.

Cuando mi hermana y yo dijimos Kaddish (plegaria recitada por el duelo) durante 11 meses fue en términos generales una experiencia terrible.

Cuando estoy en la mejitza (el balcón que separa hombres y mujeres) y miro hacia abajo soy una simple espectadora. No me hace sentir bien.

Las sinagogas ortodoxas son uno de los lugares menos amigables del mundo.

No puedo explicarles lo que se siente cuando una esta en un cuarto generalmente sola o con otra mujer y del otro lado de la mejitza alguien dice “¿alguien quiere un jiduv (literalmente “obligación” refiriéndose a una mitzva como ser llamado a la Tora)?” y la respuesta es “Nadie quiere”. No pueden imaginarlo. No pueden entender lo que se siente ser un adulto y literalmente no ser tenido en cuenta.

A través de los años de la tradición las mujeres no han sido tratadas de igual. Su vidas eran menos valoradas, su educación era menos desarrollada.

Si uno cree que debe darle el mayor potencial a sus hijos ¿por qué debería negar la mitad de las oportunidades solo porque es una niña?

No quiero ser como los hombres. Nosotras tenemos nuestro propio rol que cumplir. Pero tampoco quiero ser invisible.

Desde 1984 cuando fui a una Conferencia en Israel sobre “Mujeres y Halajá” se me ocurrió realizar una conferencia similar en New York.

Días antes de la Conferencia 5 rabinos declararon públicamente que grupos de rezo femenino estaban prohibidos y eso fue lo que se convirtió en un “grito en alto” tanto para hombres y mujeres.

Un grupo de amigas y yo fuimos y estábamos muy excitadas por la idea de poder hablar acerca de los temas que nos preocupaban a nosotras y tener la esperanza de realizar algún progreso sobre esos temas.

Nunca olvidaré entrar al Hyatt (Hotel donde se llevaba acabo la Conferencia) y ver tanta gente!

Me enamoré, me sentí en casa, sentí que estaba en una comunidad rodeada de gente que pensaba como yo: apasionadas por el judaísmo, apasionadas con ser religiosas y ser ortodoxas y cumplir la Halajá (Ley) pero a la vez estaban interesadas en crear nuevas formas que le permitieran a las mujeres tener su propia voz.

La gente llegaba de Saint Louis, Detroit e incluso creo que había alguien de Alaska.

Lo mas hermoso de ese día fue que ya no me sentía mas sola.

Y al final del día teníamos 1400 mujeres y la realidad es que la Conferencia dio nacimiento a JOFA (Jewish Orthodox Feminist Alliance – Alianza Feminista del Judaísmo Ortodoxo) como una organización.

Una Institución como JOFA era necesaria para unir los cabos que estaban evolucionando dentro del feminismo.

JOFA se ha convertido en una de la más prestigiosas organizaciones feministas de la comunidad judía.

Nadie hubiese tomado en cuenta seriamente a las mujeres ortodoxas judías a menos que JOFA estuviera ahí detrás de escena empujando y empujando.

La verdad es que me sorprendieron cuando me hicieron pensar de otro modo. Tenían Conferencias, liturgias, compilaron varios puntos de vista diferentes en materia de Halajá.

Es la voz ortodoxa de las mujeres que quieren tener una parte mas grande en la vida religiosa e institucional.

Las bodas ortodoxas son diferentes ahora gracias a nosotras.

Quieren aprender, quieren educarse, quieren celebrar la vida judía y pienso que eso solo puede ser un valor positivo para la tradición.

Las oportunidades de aprendizaje que hay ahora, los cambios litúrgicos que han ocurrido, las mujeres pudiendo decir Kaddish ahora.

JOFA esta tratando de darle una renovada forma al modo de pensar de los jóvenes siendo sensible a un programa que tienen en cuenta las diferencias de géneros en los cuales trabajé por muchos años.

Yo propuse hacer un Taller en el cual podamos hacer una aproximación totalmente diferente hacia la Halaja, una aproximación más amplia, una que tenga fuentes que de hecho ayude a las mujeres comprender qué es lo que están aprendiendo, y al finalizar esos cuatro días las mujeres que participaron se fueron transformadas con respecto al primer día que habían llegado.

Les ofrecemos a las mujeres la oportunidad de hablar y de escribir en forma pública.

La primera vez que pude daven (rezar) y decir Kaddish y me estaban respondiendo a mí me puse a llorar desconsoladamente. Era algo tan emocional para mí.

Uno de los momentos más importantes es cuando los chicos llegan a los 13 años y tienen una noche en la escuela en la que les enseñan qué hacer cuando son llamados para tener una aliá (ascenso a la Tora) y mi hijo subió a la Tora y les dio a quienes lo habían llamado su nombre hebreo, el nombre hebreo de su padre…y mi nombre hebreo.

El locutor pregunta: “¿Cómo te hizo sentir eso?”  La respuesta es: “Orgullosa”.

La posibilidad de la existencia del feminismo ortodoxo clama que todo nuestro ser sigue siendo parte de la ortodoxia y que no debemos contenernos más.

Yo hago un gran esfuerzo para enseñarle a las mujeres que no deben tener miedo de hablar y decir lo que sienten.

Nosotras somos madres, hijas y abuelas.

Nosotras somos el 51% de la población. Siempre fuimos importantes.

De lo que realmente se trata el feminismo es de la misma posibilidad de oportunidades, dignidad y contribuciones.

La igualdad es sobre la cualidad del ser humano. Ya que si un hombre puede llegar a encontrar una manera para “torturar” a su esposa a través de la Halajá eso no es justicia.

La existencia de una aguna (mujer que ha sido abandonada y no puede volver a casarse a menos que el marido la autorice) en el mundo ya es demasiado.

Es caso claro de injusticia social y necesitamos encontrar una solución.

Queremos hacer cambios pero como siempre decimos dentro de la Halajá ya que es Halajá y eso implica movimiento (la palabra Halaja literalmente significa “andar”).

La gente de mi edad e incluso más joven que yo tienen miedo de usar la palabra feminismo y me hacen esa pregunta todo el tiempo “¿eres una feminista?”. Y mi respuesta es que “si el feminismo significa crear una comunidad más cohesiva e inclusiva entonces absolutamente sí soy una feminista”.

Queda mucho más por hacer el trabajo aún no esta terminado.

Pero uno no puede evitar sentirse orgullosa por mucho de lo que hemos logrado.

No hay nadie más haciendo lo que hacemos nosotras.

Somos la voz del feminismo ortodoxo”

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Respuestas Judías Al Holocausto Nazi

12/01/2012 por Diego Edelberg 45 comentarios

 

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Podcast: Descargar (Duración 36:50 – 35.4 MB)

Hemos arribado en esta publicación a uno de los desafíos teológicos más grandes para el pensamiento judío de la modernidad y para la fe judía en términos generales y eso es por supuesto el impacto del Holocausto Nazi en el pensamiento judío moderno, en las reflexiones judías y en el sentido de la vida judía particularmente para aquellos que sobrevivieron el Holocausto y necesitaron de alguna manera sobreponerse y seguir adelante en los años posteriores a 1945.

 

 

Shoah vs. Holocausto

No puedo evitar comenzar diciendo que a pesar que voy a usar la palabra Holocausto a lo largo de esta publicación (puesto que dicha expresión se ha convertido en parte de nuestro vocabulario) es técnicamente equivocado llamar Holocausto a los asesinatos en masa sucedidos en la Segunda Guerra Mundial por el partido Nazi.

El término Holocausto proviene de una palabra griega que hace referencia al sacrificio de animales ofrecidos a Dios. La palabra «Holocausto» fue utilizada históricamente para denotar grandes masacres pero desde la década de 1960 hasta la actualidad el término es utilizado generalmente por los académicos, los escritores y pensadores para referirse exclusivamente al genocidio de los judíos.

Por el contrario la palabra Shoah (שואה) (que significa «catástrofe» en hebreo) se ha convertido en el término estándar para referirse al Holocausto especialmente en Israel. La palabra hebrea Shoah es preferida por muchos judíos actuales debido a la naturaleza teológica y ofensiva que la etimología de la palabra «Holocausto» posee haciendo alusión a que “los judíos murieron como sacrificios ofrecidos a Dios” (lo cual sería una barbaridad de ser entendido así).

Pese a ser esto un error voy a usar de todos modos la palabra Holocausto en lo restante de esta publicación dejando en claro que es un error usarla.

Tal vez deberíamos proponer que Shoah se convierta en un neologismo, es decir una palabra nueva de nuestro vocabulario reemplazando con el paso del tiempo a la palabra Holocausto.

 

 

El silencio fue la primera respuesta

Es muy interesante ver cómo la discusión teológica sobre el Holocausto va evolucionando históricamente. Lo que muchas veces sorprende es que las respuestas judías al horripilante impacto del Holocausto no suceden inmediatamente. A excepción de algunos de los sobrevivientes quienes publicaron biografías personales e historias sobre su trágica experiencia, pocos pensadores, historiadores, filósofos y académicos judíos escribieron extensamente sobre este tema.

No es hasta el año 1966 que se publica un libro importante por parte de Richard Rubenstein cuando luego otros pensadores judíos comenzarán a escribir más y más acerca del impacto teológico que el Holocausto tiene sobre la fe en el judaísmo, Dios y el valor de otras religiones también.

Como veremos no es que la gente estaba totalmente callada por lo que habían vivido y lo que había sucedido sino que realmente podríamos argumentar que el trauma del Holocausto produjo un impacto tan increíble en la conciencia judía que la respuesta más apropiada por los judíos durante un tiempo fue el silencio. Definitivamente la experiencia fue una reflexión interior que surgió en lugar de escribir algo rápido que intentara explicar o entender qué había sucedido y por qué había sucedido.

 

 

La cuestión del Mal en el judaísmo

El judaísmo tiene en los miles de años vividos momentos fáciles y momentos no tan fáciles. La tradición judía tiene en su haber milenario muchísimas reflexiones sobre la cuestión de la existencia de Dios y la existencia del Mal. Esto claramente no es algo que solo comienzan a pensar los judíos en la modernidad. Incluso desde el libro de Job hasta la actualidad los judíos se han dedicado profundamente a tratar de entender y lidiar sobre el tema de su dolorosa fe.

La cuestión del monoteísmo, es decir la creencia en un solo Dios, inevitablemente conlleva la pregunta sobre la existencia del mal. Es decir cómo concebimos al Mal dentro de un paradigma que posee un sólo Dios. O dicho otra manera mas simple ¿cómo puede Dios destruir criaturas inocentes? Si uno cree que Dios está a cargo del devenir histórico y de los eventos que suceden ¿Cómo puede Dios asesinar niños?

Como dijimos en nuestra primera publicación el judaísmo antiguo y medieval ponía al hombre como responsable de los eventos históricos que sucedían. El hombre pre-moderno creía que todo lo que le pasaba era una recompensa o un castigo de Dios debido a su conducta. El hombre pre-moderno creía que si algo malo pasaba había una excusa para ello. Incluso aquello que nosotros llamamos hoy «accidentes» para un ser humano pre-moderno generalmente esta determinado por factores teológicos.

El judío antiguo y medieval se preguntaba ¿por qué los judíos hemos sido castigados una y otra vez en la historia? ¿Por qué Dios nos castiga tanto entre las naciones del mundo? Justamente Estas eran las preguntas de un judío que vivía antes de la modernidad en las épocas Bíblicas, Talmúdicas y medievales.

Si lo recuerdan y siguiendo la visión histórica tradicional que hablamos en nuestra primera publicación, vimos que los judíos anteriores a la modernidad, anteriores al 1500 aproximadamente, creían que habían sido exiliados de la tierra de Israel y castigados por no cumplir con su parte del pacto con Dios y como vemos esta respuesta hasta la modernidad era la respuesta aceptada por los judíos que simplemente decían que “no sabemos porque Dios nos hace lo que nos hace y por lo tanto tenemos que aceptar su voluntad y tener esperanza que lo mejor esta por venir”.

Tal vez esta explicación o modo de pensar medieval o pre-moderna le siga siendo útil a algún judío porque es una manera de evitar hacerse las preguntas más profundas que haremos a continuación y que cuestionan la fe judía y la creencia en Dios.

En lo personal me parece lamentable escuchar en algunos círculos judíos frases como “el Holocausto sucedió porque los judíos alemanes se estaban asimilando” o que “cuando suceden tragedias como el Holocausto significa que Dios nos esta mandando mensajes para volver hacia la Tora y las prácticas judías”. Decir algo así es muy mediocre puesto que de alguna manera justificaría que hay algo que deberíamos aprender o agradecer de la espantosa experiencia del Holocausto Nazi y la realidad es que no hay nada que debamos ni podamos aprender, justificar o agradecer de dicha experiencia. Además querer justificar por qué Dios realizó y permitió que dichos sucesos sucedieran es tener la arrogancia de decir que uno entiende lo que Dios hizo o hace y como todos sabemos nadie conoce a Dios porque Dios esta más allá de lo que los humanos podemos entender. De alguna manera el problema del Holocausto no es de Dios sino del hombre que no puede tolerar el sin sentido.

 

 

¿Donde estaba Dios?

En nuestra era, y la era a la cual nos hemos dedicado en estas publicaciones que es la Modernidad, el Holocausto Nazi nos enfrenta nuevamente con la pregunta teológica sobre la presencia o ausencia de Dios frente a la aniquilación en masa de judíos. La pregunta que se impone es ¿cómo puede uno ser un judío religioso luego del Holocausto? ¿Cómo puede uno creer en Dios luego del Holocausto? ¿Cómo podemos agradecerle a un Dios que asesina niños, destruye familias enteras y trae tanto odio y aniquilación masiva en el mundo? Si Dios es el encargado de Todo cómo puede existir tanto mal y tanta tragedia. Quizá Dios no estuvo presente en Auschwitz. Quizá Dios no existe. Estas son las preguntas con las que nos enfrentaremos en esta publicación.

 

 

¿Podemos confiar en los seres humanos?

Pero hay otras preguntas que debemos agregar a esta noción de la ausencia de Dios como resultado del Holocausto.

La pregunta que se nos presenta no solo es sobre la fe en Dios sino sobre la fe en la humanidad y los seres humanos. ¿Qué hay del futuro de la interacción humana? ¿Qué hay del diálogo, la tolerancia y apreciación del otro en el futuro? Si ya no podemos confiar en Dios luego del Holocausto ¿podemos confiar en el ser humano? ¿Cómo es posible que cualquier país y nación “civilizada” sea capaz de proponerse como objetivo el exterminio de otro ser humano aún en la modernidad?

Alemania era la nación mas «civilizada» de Europa. Alemania era la nación con la mayor producción de cultura, filosofía, arte, ciencia y música entre otras cosas de la historia en su momento y fue capaz de destruir judíos con un odio feroz y animal. No era que toda esta gente estaba actuando de ese modo porque eran incultos o no sabían lo que hacían. Eran humanos como cualquiera de nosotros. Los Nazis eran tal vez la gente más educada del mundo en su tiempo.

Pero no era un tema de conocimiento, información o cultura lo que los llevó a hacer lo que hicieron. Sino que era un tema sobre su escala ética y moral. Uno puede ser un pensador brillante y no por eso actuar éticamente. Los Nazis podían llorar hasta las lagrimas escuchando la Novena Sinfonía de Beethoven y al otro día asesinar niños en un Campo de exterminio. Cualquiera sea la explicación que uno quiera darle al Holocausto Nazi en definitiva la pregunta es ¿podremos llegar a comprender alguna vez cómo un ser humano es capaz de hacer lo que hicieron los Nazis? ¿Cómo podemos volver a confiar en la humanidad luego de una experiencia como el Holocausto? ¿Cómo podemos confiar que algo así no volverá a suceder? Que haya sucedido sólo nos enseña algo: puede volver a suceder en cualquier momento. Si sucedió significa que hay lugar para algo así en la experiencia humana. El Holocausto también nos muestra cómo frente a los momentos de crisis económicas, sociales y políticas reviven los nacionalismos y se busca muchas veces un culpable para darle sentido al mal.

El impacto del Holocausto modifica realmente toda una generación de judíos y su propia conciencia al igual que lo hace con el resto de la humanidad hasta el día de hoy. Claramente existe en la historia mundial un antes y un después del Holocausto. Para peor  el Holocausto nos deja con una “falta total de confianza en lo Divino y en lo humano”.

Intentar comprender la psicología de la víctima del Holocausto, aquel que finalmente sobrevivió, es comprender lo complejo que pueden llegar a ser sus sentimientos hacia la cultura humana, la interacción humana y hasta qué grado de información van a querer compartir con sus descendientes del horror que han vivido. A mucha gente le encanta hablar sobre su vida y sus experiencias vividas para enriquecer al mundo y educar a sus hijos. Pero muchos hijos e hijas de sobrevivientes del Holocausto Nazi realmente no saben qué sucedió durante un período de la vida de sus padres puesto que sus padres decidieron no compartir toda esa experiencia y esto es algo que no solo debe ser aceptado sino también respetado por los hijos.

 

 

El Holocausto y el Estado Moderno de Israel

Uno también puede preguntarse ¿qué implicancias tiene el Holocausto en el surgimiento del Estado Moderno de Israel, su seguridad hasta la actualidad y su lucha por seguir existiendo hasta el día de hoy?

Entender algo sobre el odio antisemita luego del Holocausto, la psicología de la víctima que ha sufrido el Holocausto y por qué Israel y muchos judíos reaccionan frente a los actos antisemitas evocando imágenes del Holocausto es realmente comprender el impacto inexplicable de este horrendo episodio del mundo contemporáneo.

Cada político extranjero que visita Israel es llevado a Yad Vashem, el Museo del Holocausto Judío, ya que de alguna manera es políticamente correcto para los israelíes mostrar eso como preámbulo para entender de dónde han renacido y sacado fuerzas los ciudadanos israelíes para seguir adelante. No hay ninguna cuestión que la sociedad y la cultura israelí moderna termina de formarse luego de la experiencia del Holocausto.

 

 

 El judaísmo actual: ¿Holocausto + Estado Moderno de Israel?

Pero no solo es la cultura israelí la que se afectada por el Holocausto. Muchos historiadores sostienen que la imagen, el principio de identidad y pertenencia del judaísmo que la mayoría de los judíos poseen hoy es (1) el Holocausto y (2) el Estado Moderno de Israel.

Es decir que para muchos judíos la vitalidad del judaísmo en los últimos 100 años ha sido marcado por estas dos experiencias judías: la experiencia viva y esperanzadora de los judíos volviendo a la tierra de Israel y la experiencia dolorosa y trágica de los 6 millones de judíos que fueron asesinados durante el Holocausto Nazi.

Esta claro que al menos para los judíos norteamericanos el Holocausto juega un papel central siendo el motor para la creación de museos, libros, películas, monumentos y actos constantes que forman parte hoy del ciclo anual del calendario judío.

Recién en los últimos años solo unas pequeñas voces de rabinos se han atrevido a exclamar que el judaísmo es mucho más que estas dos experiencias o que el sufrimiento del Holocausto. Muchos rabinos actuales ven como trágico para la continuidad de la existencia judía que el Holocausto sea el principio de identidad número uno con el cual muchos judíos definen su ser judíos en la contemporaneidad. Por supuesto que este es un tema muy delicado y debido a la velocidad de nuestra tiempo el cambio se vive en forma tan veloz que muchos judíos exclaman que no han pasado ni 70 años (es decir ni una generación aún) de cuando uno tan solo por ser judío en Alemania no tenía el derecho a existir y por lo tanto no podemos minimizar la importancia del Holocausto. Estamos demasiado cercanos aún al Holocausto.

Sin dudas todo esto representa fuertes debates dentro de la comunidad. La realidad es que si hay algo que sabemos de ser judíos es que el judaísmo no olvida. De hecho la memoria del pueblo judío es impresionante. Durante el ciclo del año judío recordamos y conmemoramos eventos bíblicos (en Pesaj, Shavuot, Sukkot, Purim, Januka, etc.) y eventos más contemporáneos tales como El Día de la Independencia de Israel, el Día del Recuerdo, y por supuesto el Día del Holocausto.

Pero por otro lado hay judíos que argumentan que no debemos quedar atrapados en ciertos eventos por sobre los otros. Estos judíos dicen que lo que nos ha salvado es nuestra fuerza para seguir adelante y no olvidaremos a nuestros hermanos puesto que no esta en la naturaleza de los judíos olvidar y honraremos su existencia volviendo a reír, trayendo nuevas vidas judías al mundo, continuando enseñando nuestra tradición y celebrando tanto los momentos alegres como tristes que la vida como unidad indivisible nos propone. Los judíos hemos aprendido a responder a la destrucción con más construcción.

 

 

 Las relaciones con otras religiones

Aún podemos hacernos otra pregunta más en la modernidad luego del impacto del Holocausto. En la era post-holocausto ¿qué tipo de relación tienen ahora los judíos con los cristianos y con las demás religiones?

Educar un niño judío luego de la experiencia del Holocausto es educarlo con una intención de abrazar a cualquier ser humano y a la vez también la desconfianza con respecto a las demás religiones. Una pregunta acerca del mal que surge muchas veces en mis clases con chicos de 12 o 13 años es no solo dónde estaba Dios sino ¿dónde estaba la Iglesia como Institución y el Papa como el representante de dicha Institución durante el Holocausto? ¿Ellos no sienten culpa? ¿Deben los judíos confiar en la religión Cristiana y que ésta va a protegerlos también como hijos del mismo Dios si algo así vuelve a suceder? ¿Deben los judíos trabajar en el diálogo interreligioso luego de haber tenido tan horrenda experiencia? Estas son todas preguntas muy serias y difíciles de responder.

Como vemos cuando hablamos del Holocausto no solo nos referimos al asesinato espantoso grabado en la mente de la conciencia judía a través de imágenes y recuerdos que han sobrevivido sino que se disparan muchísimos temas más acerca de la auto-imagen de la sociedad israelí, la auto-imagen del judío post-holocausto, las relaciones que los judíos van a tener ahora con el resto del mundo y la humanidad, su fe, su actitud hacia las otras religiones en especial el cristianismo y su relación con Dios. En pocas palabras el modo en el cual el judío post-holocausto piensa y articula su fe esta intrínsecamente relacionado con todos estos eventos que sucedieron hace aproximadamente 66 años.

Todo esto hasta aquí ha sido una introducción sobre lo que hablaremos en esta publicación y la relación del Holocausto con el pensamiento judío moderno.

Antes de meternos en profundidad con Richard Rubenstein y Emil Fackenheim, los dos autores que analizaremos en esta publicación, hagamos una revisión sobre algunos de los pensadores que analizamos en nuestras publicaciones hasta ahora y tratemos de extraer de ellos su reacción o pensamiento sobre el Holocausto.

 

 

Baeck, Kaplan, Heschel y Buber sobre el Holocausto

Si lo recuerdan Leo Baeck fue prisionero en el Campo de Concentración de Theresinstadt donde ejerció como Rabino. Baeck finalmente sobrevive al campo de Concentración y uno esperaría que alguien que ha pasado por una experiencia como esa tenga algo que decir o escribir al respecto. Pero si uno lee lo que Baeck escribe antes del Holocausto y después del Holocausto parecería no haber diferencias. Si bien es cierto que Baeck escribe un libro acerca del pueblo judío luego del Holocausto la noción de su optimismo moral, sus ideas de “Misterio y Mandamiento – Misticismo y Ética” permanecen intactas. Leo Baeck quien experimentó el Holocausto en forma personal siendo prisionero dentro de un campo de concentración no nos dice nada a través de sus escritos sobre alguna reflexión de esa experiencia.

Mordejai Kaplan a quien dedicamos toda una publicación sobre el judaísmo Reconstruccionista claramente comprende el Holocausto de una manera muy particular debido a su definición de Dios. Si recuerdan lo que mencionamos en nuestra publicación sobre Kaplan para él Dios es un “proceso” y no una personificación y por ende no puede estar asociado ni al bien ni al mal ya que esas son ideas humanas y no divinas. Dios por lo tanto no es responsable del mal ni del bien. Y por lo tanto para Kaplan el mal (que podría ser definido como una ausencia del bien) está allá afuera entre la gente y su condición humana y en las fuerzas de la naturaleza que “destruyen” (según una visión humana). Pero en definitiva para su pensamiento y dentro de su sistema racional el mal y el bien no pueden ser explicados en forma ontológica (es decir como una existencia en si misma sino que deben ser siempre definidos dentro de un contexto determinado) y por ende el Holocausto tampoco puede ser explicado.

Pero para Kaplan si puede entenderse el mal entre seres humanos. Eso significa que los humanos tienen una tendencia hacia el mal y hacia los actos de la propia supervivencia como el asesinato del otro de ser necesario. Para Kaplan de alguna manera lo que puede entenderse del Holocausto es que es una prueba de lo que el humano, usando en forma negativa su poder e ignorando su pasado ético, puede llegar a hacer. En este sentido preguntarse por Dios dentro de la tragedia no es un tema que tenga sentido puesto que Kaplan define de antemano a Dios como un proceso y no como algo asociado al ser humano o su historia. Por eso cuando Kaplan habla del Holocausto su énfasis esta puesto en la responsabilidad humana y eso es en definitiva la razón del odio Nazi.

Heschel, de quien hablamos en nuestra publicación anterior, se encontraba muy cercano a la experiencia del Holocausto ya que perdió familiares en el Holocausto. Heschel había vivido en Polonia que fue destruida completamente tanto física como espiritualmente y conocía todo ese mundo en forma personal.

La respuesta de Heschel es que lo único que podemos hacer como judíos es comprometernos más con la observancia de los mandamientos o mitzvot del judaísmo. El horror del Holocausto a removido a Dios del escenario y por eso para Heschel seguir practicando el judaísmo y haciendo mitzvot nos volverá a traer la presencia del bien en lugar de la presencia del mal. Nuevamente no hay nada particularmente inusual en esa respuesta ya que surge desde una comprensión tradicional e histórica del cumplimiento de los mandamientos judíos y la fe judía y eso es todo lo que encontraremos en Heschel con respecto al tema.

Y por último nos queda la opinión de Buber quien inicialmente define al Mal dentro de su sistema como la ausencia de la relación “Yo-Tú”. La incapacidad humana de sentir a Dios y la espontaneidad del sentimiento de apreciar a Dios en la vida de uno es lo que para Buber representa el Mal. Por lo tanto esta definición pone la absoluta responsabilidad de la relación en el ser humano y no en Dios. ¿Pero por qué no es Dios responsable? Si Buber nos dice que Dios es un compañero en esta relación en forma de diálogo como el “Tú eterno”, ¿acaso Dios no tiene que hacer algo? ¿Dios solo responde cuando los seres humanos lo buscan? ¿Es realmente el Holocausto una responsabilidad solamente humana? Buber parecería así manifestar la ausencia de Dios. Buber parecería indicarnos que a veces Dios no responde incluso cuando uno esta abierto y listo para “escuchar su llamado”. Y por lo tanto Buber acepta una ausencia y dice que volverá esa presencia cuando el ser humano se disponga a hacerlo.

Así que en forma resumida y breve estas son cuatro respuestas por parte de pensadores judíos que hemos considerado en nuestras publicaciones.

 

 

Las dos posturas actuales frente al Holocausto

En lo restante de esta publicación quiero enfocarme en dos pensadores judíos que se han dedicado exclusivamente a la cuestión del Holocausto Nazi y de alguna manera representan las dos voces opuestas que escuchamos en la actualidad en la mayoría de las personas: aquellos que dicen que (1) luego del Holocausto ya no es posible creer en Dios y aquellos otros que (2) pese a la adversidad que presenta esta tragedia en nuestra historia dicen que debemos seguir adelante con la tradición como sea.

 

Richard Rubenstein

El primer autor del que quiero hablarles es Richard Rubenstein.

Rubenstein publicó en 1966 un libro titulado “Luego de Auschwitz: teología radical y judaísmo contemporáneo”.

Simultáneamente un grupo de teólogos cristianos debatían lo que ellos llamaban “la muerte de Dios”. En la década de 1960 se puso de moda entre los intelectuales escribir y declarar que ya no quedaba ninguna duda que Dios no seguía siendo parte de la historia y por lo tanto vivimos realmente en un tiempo en el que Dios ya se ha retirado de su participación en el mundo y los seres humanos.

Cuando Rubenstein publicó su libro fue inmediatamente vinculado con ese grupo de teólogos cristianos y se convirtió en el representante judío de ese grupo y esos ideales.

Richard Rubenstein aún vive y es un rabino Conservador que enseñó por muchos años en la Universidad de Florida en Estados Unidos.

Cuando publicó su libro “Luego de Auschwitz” su carrera y su vida cambiaron definitivamente ya que decir públicamente lo que el dijo y la forma en que lo dijo enojó a muchos judíos quienes no pudieron tolerar su respuesta y comprensión con respecto al Holocausto.

Su desafió fue un desafío que todos los judíos debían ahora responder aún cuando no les gustaba que alguien se los expusiera tan claramente.

¿Qué publicó Rubenstein que ofendió tanto a los judíos?

En la primera parte de su libro Rubenstein expone claramente cómo el Holocausto había transformado el pensamiento judío moderno. Para Rubenstein luego de Auschwitz ningún judío puede seguir creyendo en la omnipotencia de Dios (es decir el poder sin límites e infinito) para controlar el devenir histórico ni tampoco pueden los judíos seguir creyendo en la idea de ser “el pueblo elegido” por Dios.

Para Rubenstein Auschwitz nos muestra que ya no podemos aceptar más la tradicional imagen rabínica de Dios ni tampoco podemos sostener la idea que los judíos son “el pueblo elegido” ya que esto no tiene sentido porque las pruebas muestran que están librados a su propia suerte y Dios ya no esta para protegerlos.

Y por lo tanto esta experiencia según Rubenstein nos índica que debemos dejar de leer la Biblia en forma literal como hemos hecho por siglos y debemos entenderla como una gran metáfora ya que claramente Dios ya no esta más presente en esa narrativa.

Algo ha cambiado en la historia. Este es un momento único en la historia judía y la historia de la humanidad y por lo tanto tenemos que lidiar con el Holocausto en forma profunda puesto que es lo que va  a determinar ahora gran parte de nuestra identidad judía y el modo en que entendemos lo que es ser judíos. Para Rubenstein el Holocausto deja en claro que ya no se puede ser judío ni pensar el judaísmo del modo que se venía haciendo.

En definitiva para Rubenstein desde el Holocausto y hasta ahora los judíos viven en un tiempo donde Dios ha muerto. Vivimos en un mundo que ahora es frío, sin sentimientos reales por el otro y ya no contamos con ningún poder mayor o fuerza que no sea nosotros mismos. Al fin de cuentas para este autor todas las cosas terminan en la nada que es de hecho el principio y final de la Creación.

Por supuesto que esta es la opinión de un autor aunque a veces es el pensamiento de muchas personas con las que hablo acerca del Holocausto. Toda esta descripción es bastante depresiva y de alguna manera nos dice que no queda mas esperanza en el mundo. Este ya es un mundo oscuro donde a nadie realmente le importa lo nos sucede. Estamos solos en este oscuro y frío mundo.

Esta es una visión de la vida que aprendemos según Rubenstein del Holocausto: la vida no es lo que nos imaginamos, soñamos ni queremos. La vida es una lucha constante por la supervivencia del día y a día y finalmente nos morimos y ya a nadie mas le importa. En dos o tres generaciones seremos olvidados y la salvación para este autor no esta en las ideas de un “mundo venidero” o un paraíso al que volvemos sino que la salvación finalmente sucede cuando morimos y se aliviana la experiencia del sufrimiento que experimentamos en lo que llamamos vida.

 

 

El lado positivo de Rubenstein

De todos modos y aunque los sorprenda Rubenstein no es del todo pesimista en su libro. El mismo reconoció que la gente no se sentía ni se siente atraída a este tipo de forma de ver la vida y menos los judíos que cada vez que brindamos decimos “le jaím” que quiere decir “por la vida”.

Lo positivo para Rubenstein debido a esta experiencia que nos deja el Holocausto y al sin sentido de la vida es que los judíos debemos darnos cuenta luego de esta tragedia  en nuestra historia que ya es tiempo, mucho más que antes, de dejar de pelear internamente por nuestras diferencias teológicas y religiosas (dejar de pelear entre ortodoxos, conservadores, reformistas, sionistas, jasadicos, etc.) y abrazarnos y compartir la vida y nuestras diferencias en la experiencia comunitaria judía.

En sus propias palabras “la comunidad judía debe servir como institución en la cual esa condición del sin sentido puede ser compartida para justamente aliviar la experiencia trágica”.

Realmente si bien es linda la forma en que el expresa esta idea no creo en lo personal que sea novedosa. De alguna manera los judíos siempre hemos sabido eso y podríamos argumentar que de hecho uno de los sentidos más fuertes que une a la comunidad judía no es lo vivido sino también aquello inexplicable y sufrido de la vida que el judío sabe que es así y sabe que la manera de transcenderlo no es en soledad sino compartiéndolo y acompañándose con sus semejantes.

En otras palabras, debido a que nos sentimos solos muchas veces, nos suceden cosas que no nos gustan debilitando nuestras esperanzas y la vida parecería muchas veces no tener sentido, más aún frente a una tragedia como fue el Holocausto, y por lo tanto lo mejor que podemos hacer para responder a todas estas dificultades es juntarnos con otra gente que también sabe lo que es la experiencia de ser humanos. Más aún rodearnos de gente que comparte nuestra historia, nuestro pasado compartido y nuestra fe y en consecuencia en estos tiempos oscuros y difíciles la “comunidad judía” se hace aún más importante ya que es lo mejor que podemos hacer como judíos para lidiar con nuestras crisis existenciales y compartir nuestro dolor en compañía.

Rubenstein continuó escribiendo sobre el Holocausto e incluso hizo varias revisiones de su libro hasta el año 1992. Su pensamiento cambia constantemente y es realmente un pensador muy creativo utilizando la historia para tratar de entender históricamente que pudo haber llevado al origen del Holocausto cruzándolo a menudo con la Sociología y el Psicoanálisis como medios que lleven a una respuesta que pueda sobreponerse a este sentimiento de soledad, miedo y sin sentido de este momento difícil en la historia judía.

En sus revisiones posteriores Rubenstein no solo revisó su postura tan negativa que tuvo en su primer libro sino que también trato de responderle a todos sus opositores como Emil Fackenheim de quien hablaremos a continuación. Claramente es legítimo hablar de un Rubenstein de la década de 1960 aún cuando parecería ser otro tipo de teólogo en la década de los 90.

Tratemos a continuación de lidiar con el desafío que recibió Rubenstein particularmente por parte de Emil Fackenheim.

 

Emil Fackenheim

Emil Ludwig Fackenheim nació 1916 en Alemania y murió en Israel en el año 2003. Fue un filósofo judío y un Rabino Reformista.

Nacido en  Alemania, fue arrestado por los nazis en la noche del 9 de noviembre de 1938, conocida como la “Kristallnacht” (la noche de los cristales). Fue internado en el campo de concentración de Sachsenhausen y logró escapar con su hermano menor, Wolfgang a Gran Bretaña, donde sus padres más tarde se unieron a él. El hermano mayor de Emil se negó a abandonar Alemania y fue asesinado en el Holocausto.

En el año 1970 Fackeheim escribió un libro titulado “La presencia de Dios en la historia”. Fackenheim no comienza dando una explicación sobre la “ausencia de Dios” en el Holocausto. Eso para él resulta imposible de explicar. No tiene forma de explicar porqué sucedió el Holocausto ni tampoco se siente capacitado para entender la presencia o ausencia de Dios. Pero hay algo que si sabemos según Fackenheim con respecto al Holocausto. Y eso es que debemos responder en forma absoluta con lo que paso y sin términos medios. Tenemos certeza de esa experiencia que no podemos confiar en una moral relativa y en el famoso “esta todo bien, no hay problema”. Debemos dejar de pensar el Holocausto en forma intelectual. Debemos responder en forma clara y precisa. Debemos dejar en claro que algo debe ser diferente a partir de ahora y debemos reaccionar y responder del modo que Dios nos ha comandado a través de la historia y eso es a través de la acción.

Fackenheim decía que los judíos luego del Holocausto escucharon un nuevo mandamiento de Dios. Dios no estaba ausente. Dios estaba presente. El judaísmo sigue vivo y hay judíos que han sobrevivido al Holocausto. Dios en el Holocausto nos dio un mandamiento más que suman ahora 614. Si lo recuerdan los rabinos extrapolaron tradicionalmente 613 mandamientos de la Tora pero para Fackenheim los judíos tenemos un nuevo mandamiento que no se escucho en Sinaí pero si en Auschwitz. En Auschwitz Dios nos dio el mandamiento 614 que dice “nunca le otorguen a Hitler cualquier tipo de victoria póstuma”.

De este mandamiento 614 los judíos aprendemos que debemos de ahora y para siempre:

  1. sobrevivir
  2. recordar y contar a las futuras generaciones qué fue lo que sucedió
  3. no desesperarnos
  4. nunca volvernos locos y permanecer en control y con la cabeza fría aún cuando no podamos razonar que existe algo así en el mismo mundo de Dios

 

Este es el gran legado que Fackenheim nos trae. Los judíos debemos aceptar que vamos a ser algo separado o diferente en la historia de la humanidad para siempre. Debemos aceptar las contradicciones teológicas que eso implica sobre un solo Dios en el que creemos y con el cual nos enojamos, peleamos, nos amigamos, le lloramos, le agradecemos, volvemos a enojarnos y pelearnos, etc. Esto es así y esto es lo que debemos aceptar y sostener sin desesperarnos ni volvernos locos.

Creo que Fackenheim estaba trayendo una respuesta para todos los judíos que no eran teólogos. Los judíos seguían trayendo hijos e hijas al mundo. Los judíos estaban por fundar el Estado Democrático Moderno de Israel. Los judíos estaban respondiendo a la tragedia y destrucción con más construcción tratando de sostener los valores milenarios que nos han sostenido. Fackenheim estaba articulando o poniendo en palabras lo que ya era una respuesta que los judíos habían tomado.

Pero lo importante es que entendamos que esto no es una explicación sino una respuesta. No entiendo nada de lo que sucedió nos dice Fackenheim, pero si entiendo que no debo permitirle a Hitler ninguna victoria póstuma. Necesito dejar en claro que es absolutamente horrendo tener cualquier tipo de Holocausto. Y como resultado de esta respuesta puedo rearmar el rompecabezas del sin sentido. ¿Podré alguna vez entender porqué sucedió lo que sucedió? La respuesta de Fackenheim es no. Pero si puedo reaccionar, seguir adelante y seguir creyendo.

 

 

Conclusión de las visiones de Rubenstein y Fackenheim

Lo que tenemos con estos dos autores son dos visiones opuestas que con el tiempo y como mencioné en las revisiones de Rubenstein se hacen menos opuestas y de hecho Rubenstein va aceptando cada vez más y más la posición de Fackenheim. Pero en las décadas del 60 y el 70 emergen como dos repuestas diferentes.

Estas dos respuestas son asumidas por muchos judíos y no judíos también en la actualidad: (1) una es la del Rubenstein de los 60 que dice que el Holocausto es una muestra más que Dios no existe, es todo un invento del hombre y no hay que tener más fe en Dios ni creer que Dios se esta preocupado de la continuidad del pueblo judío ya que el pueblo judío depende de si mismo para continuar y (2) la otra respuesta es la de Fackenheim que nos dice que debemos aceptar la condición judía y creer firmemente que hay un Dios y que lo que nos queda por hacer es responder en forma positiva a la vida y no volvernos locos ni abandonar nuestra fe milenaria.

 

Otros pensadores importantes del Holocausto

Claramente estos no son los únicos dos autores de quien podríamos hablar sobre el Holocausto pero son dos de los que han creado las respuestas teológicas más importantes. Muchos han seguido a Fackenheim y han ofrecido un sentimiento de esperanza y fe en la era post Nazi y creo que deberíamos nombrar algunos de estos autores aún cuando no entraremos en sus pensamientos.

Uno de ellos es Elie Wiesel quien es extremadamente conocido por su obra acerca del Holocausto y como sobreviviente del mismo. En sus primeras novelas Wiesel se enfrenta con estos mismos dilemas que hemos presentado aquí. Wiesel es ahora mundialmente reconocido como un luchador por las causas humanitarias y no solo las judías recibiendo un Premio Nobel de la Paz en el año 1986.

Si bien no podemos considerarlo un teólogo el problema del Holocausto es claramente mencionado en sus novelas.

Podríamos nombrar dos otros grandes pensadores sobre el tema. Uno de ellos es Irving Greenberg conocido también como Yitz Greenberg. Greenberg es un rabino neo-ortodoxo descendiente de la linea de Samson Raphael Hirsch y en Estados Unidos de Soloveitchik. Greenberg ha escrito extensamente sobre el tema y en particular lo que el llama un “teísmo problemático”. Greenberg utiliza mucho una noción que el llama “fe en forma de diálogo” y la utiliza para expresar la idea que existen momento de fe y momentos donde no hay fe, momentos de mucha desesperanza y momentos de mucha esperanza enfatizando que en el mundo que percibimos luego del Holocausto no podemos esperar más que estas dos fuerzas contradictorias que habitan en el ser humano y por lo tanto el “teísmo problemático” debe ayudarnos a sostener estas tensiones en la vida que sigue. Lo que hace interesante a Greenberg es que siendo Neo-Ortodoxo el experimenta con los textos tradicionales para encontrar una respuesta judía al trauma del Holocausto.

Eugene Borowitz es un teólogo liberal que también se ha dedicado en profundidad al tema y al igual que Fackenheim argumenta que debemos responder en forma total al Holocausto. Y aún cuando podemos tener problemas para comprender por qué sucedió lo que sucedió nuestra actitud para no “matar” a Dios y el judaísmo es afirmar aún más nuestra fe y prácticas para la continuidad.

 

Conclusiones

Por supuesto que todo esto que estamos viendo en un panorama mundial tanto en Europa como en América y otros continentes nos permite apreciar una repuesta mucha más grande que solo la de estos pensadores y estas respuestas teológicas.

Hoy hablamos de una cantidad de libros que es casi incontable sobre el campo que se conoce como “Estudios del Holocausto” donde hay hasta especializaciones y especialistas dedicando una vida entera a la investigación de ese campo de investigación. Con esto nos referimos a lo que mencionamos al comienzo de esta publicación: museos en todas partes del mundo sobre el tema del Holocausto, películas, documentales, testimonios de sobrevivientes e incluso actos durante el ciclo del año conmemorando fechas trágicas del Holocausto. Definitivamente ha habido una suerte de obsesión en los últimos 25 años con respecto al tema del Holocausto dentro de la cultura de los judíos norteamericanos particularmente y en otros países también.

El Holocausto se ha convertido en un evento central en la experiencia de la historia Occidental Moderna para los judíos, para los pocos sobrevivientes y para el mundo en general. Hay quienes incluso argumentan que se ha llevado a tal extremo esto que los judíos estamos comercializando el Holocausto y que hemos ido demasiado lejos convirtiendo el tema en una obsesión y esto también es parte de una respuesta frente al debate sobre qué lugar debe ocupar el Holocausto en la vida judía en la modernidad.

Sea lo que sea que podamos decir u opinar esta claro que tanto en el caso de Rubenstein como en el de Fackenheim hemos encuadrado el discurso para el pensamiento judío, para la fe judía tan solo a unos 60 años de este trágico, horripilante e imborrable suceso del mundo moderno.

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Abraham Heschel: místico y activista social

05/01/2012 por Diego Edelberg 7 comentarios

 

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(Duración 30:51 – 29.6 MB)

 

No es una casualidad que haya elegido presentarles a Abraham Heschel luego de habernos dedicado a Mordejai Kaplan en la publicación anterior. De hecho y aunque pueda sorprenderlos ambos enseñaron en la misma institución por un período de tiempo a pesar de que como Uds. podrán apreciar en breve, estamos hablando de dos pensadores diametralmente opuestos.

Kaplan enseño en el JTSA en New York y tuvo un impacto muy importante, como mencionamos en nuestra publicación anterior, entre los rabinos Conservadores y el movimiento Conservador en general.

Luego apareció Heschel en el escenario norteamericano recién llegado de Europa Oriental a los Estados Unidos y enseñó primero en HUC del movimiento Reformista y luego se asentó también en el JTSA, la misma institución en la que enseñaba Kaplan, donde Heschel enseño por muchos años.

Es muy interesante ver como el Judaísmo Conservador pudo apropiar e incluir entre sus facciones dos individuos con un trasfondo e ideales totalmente diferentes. En mi opinión personal esto nos sugiere no tanto una debilidad sino una fortaleza por parte del movimiento Conservador Judío.

 

 

Comienzos e influecias tempranas en la vida de Heschel

Vamos a intentar presentar ahora Abraham Heschel de tal manera que pueda ofrecernos otra nueva forma de ver la tradición judía en la modernidad tanto en Europa, donde comenzó su carrera, como en los Estados Unidos donde terminó dicha carrera.

Heschel nació en Polonia y fue educado de niño como un judío ortodoxo en el molde jasídico. De adolescente se mudó a Alemania donde continuó sus estudio y realizó su doctorado identificándose con la “filosofía del idealismo alemán”. Finalmente se instaló en Estados Unidos donde volvió a transformarse nuevamente en un nuevo tipo de judío que logra encajar y realmente revolucionar la cultura judía norteamericana.

Con Heschel tenemos a un hombre que si bien está claramente influenciado por los pensadores modernos que lo antecedieron (en especial Buber, Rosenzweig y la tradición idealista alemana) al mismo tiempo es realmente único debido a su exposición al judaísmo de Europa Oriental (el judaísmo que se practicaba en Rusia, Polonia, Lituania, etc.) articulado a través del jasidismo, el misticismo y la cabalá. Es notable como toda esta mezcla entre razón y mística impacta e influencia su propia actividad teológica.

Comencemos comprendiendo su estilo de vida como judío viviendo en Europa Oriental para ir comprendiendo su camino hasta su llegada a los Estados Unidos.

Mencioné las influencias jasidicas y místicas en Heschel pero no podemos ignorar que estamos lidiando con un pensador que crece envuelto a su vez en las ideologías Sionistas y Socialistas de 1930 en Europa Oriental.

Considerar este trasfondo puede ofrecer una forma inusual y diferente de presentarles a Heschel pero no puedo dejar de sentirme atraído por algunos de sus primeros escritos. Particularmente sus poesías que tendrán un impacto muy importante en su teología.

Cuando leemos a Heschel claramente leemos a un teólogo que se encuentra lo más cercano posible de un poeta. Heschel es realmente un excelente escritor que escribe teología con una prosa espectacular que realmente entusiasma a muchos de sus seguidores.

Al mismo tiempo como ya mencionamos, Heschel también escribió poesías.

 

 

Heschel y la poesía como recurso teológico

Heschel escribió un libro de poesías en 1949 en su lengua materna que era el yiddish titulado “La Tierra es del Señor: el mundo interno de un judío de Europa Oriental”. Este libro está dedicado a su recuerdo de lo que fue crecer en la comunidad judía de Europa Oriental. Inicialmente este libro había sido escrito en yiddish para una audiencia que leía y hablaba el yiddish. Si recuerdan nuestra publicación sobre el Judaísmo y el Socialismo mencionamos que el yiddish era la lengua que usaban en el Bund (literalmente Unión o Gremio). El yiddish era el idioma preferido de los judíos Socialistas en oposición al Hebreo que era la lengua que habían adoptado los Sionistas. Es decir que originalmente el libro esta dirigido a un publico yiddish secular. De hecho el libro original escrito en yiddish es muy secular evocando memorias del pasado.

El libro nos cuenta sobre las instituciones y la comunidad judía de Europa Oriental y trata de subrayar especialmente la pérdida enorme que ha sufrido el judaísmo mundial ahora que debe aceptar un tipo de liderazgo que esta basado en una cultura norteamericana que es completamente distinta a la que ha dominado la historia judía hasta el siglo XX enfocada en Europa.

La importancia de este libro de poesías de Heschel anticipa claramente el tipo de pensador y judío que Heschel es.  Educado al igual que Buber y Rosenzweig en el mundo del idealismo alemán hay una dimensión totalmente diferente en este pensador que esta semi-oculta hasta que Heschel comienza su carrera en el JTSA .

Con Heschel tenemos una persona que representa la tradición judía: es un académico del pensamiento judío, del misticismo judío y de la Biblia. Pero al mismo tiempo es un judío observante y practicante de mitzvot. Con su larga barba y su forma de entender la tradición judía realmente deja una marca enorme en toda una generación de rabinos Conservadores que todavía se siente hasta el día de hoy.

Pero lo que es particularmente sorprendente de Heschel son sus libros donde leemos a una especie de alma poética mezclada con academicismo. Con Heschel tenemos un judío místico totalmente diferente a los pensadores judíos modernos que hemos analizado hasta ahora. Tal vez lo mas parecido a Heschel es Franz Rosenzweig quien también escribe en un tono místico y estaba influenciado por el misticismo si bien sigue siendo un pensador profundamente racional.

Pero en Heschel este aspecto místico en relación a su aspecto racional esta potenciado mucho más que en los demás pensadores. Así y todo Heschel se gana un lugar muy grande en un mundo que, como vimos en nuestra publicación anterior, ya era totalmente racionalista. Heschel escribe en un lenguaje que es notablemente diferente al modo que Kaplan escribe.

Cuando uno lee a Kaplan uno lee a un racionalista, un pragmático, un filósofo. Con Kaplan leemos argumentos: primero esto, segundo lo otro, tercero aquello, etc.

Pero cuando uno lee a Heschel el mismo esta tratando de evocar un estado emocional en el lector. Al leer a Heschel uno entra en un estado de piedad, pasión y respeto por las generaciones pasadas. Realmente a uno le sucede algo diferente cuando lee a este pensador y es eso lo que lo separa de los demás pensadores.

En otras palabras, con Heschel estamos hablando de un judío místico que nos habla pasionalmente del judaísmo y su tradición. Heschel conmueve al judío no ortodoxo celebrando y entendiendo el judaísmo de tal manera que no resulta una “amenaza” o algo tan irracional que uno se avergüenza de lo que cree, a pesar de ser él mismo un judío mucho mas Ortodoxo que Conservador. Heschel puede claramente explicarnos y hacernos sentir que somos judíos tradicionales a pesar de estar viviendo rodeados de un nuevo mundo que es completamente diferente al de los judíos que vivían en el shtetl (literalmente “pequeña ciudad”) de Europa Oriental.

Realmente debo sincerarme en decir que lo que me fascina de Heschel es la dificultad que uno tiene para encasillarlo en los movimientos o corrientes que hemos analizado hasta ahora. Heschel nos contradice puesto que tiene una mezcla en que acepta lo que para algunos podrían ser ideas contradictorias. De alguna manera Heschel representa una especie de síntesis entre el judaísmo Conservador, Ortodoxo y hasta el Reformista.

 

 

Heschel y el activismo social

Y digo esto porque hay un aspecto más de Heschel que nos deja más perplejos y fascinados por su persona. Tal vez uno imagina que un místico y académico como él que observa la Ley Judía debería ser un judío cerrado en su cerebro, su propio mundo judío y solo se relaciona con semejantes a él en las cuatro paredes del Seminario en el que enseña.

Pero por el contrario Heschel es reconocido en la historia judía como uno de los más famosos “activistas sociales”. Es famoso por apoyar los Derechos Humanos, su oposición a la Guerra de Vietnam y su pelea a favor de los judíos en Rusia. Para Heschel no existía una distinción entre causas sociales y causas que afectaban particularmente al pueblo judío.

Lo que resulta fascinante con Heschel es que nos referimos a un hombre que transciende su ser judío más allá de un Seminario o la comunidad judía. Ser judío para Heschel significa también marchar junto a Martin Luther King y de hecho para Heschel uno no debe ser el rabino de una comunidad sino el rabino de una sociedad. Heschel nos enseña que un rabino debe salir de la institución judía y hablarle a la conciencia religiosa de todo un país.

Es importante destacar que anterior a Heschel el activismo social judío pertenecía exclusivamente al Judaísmo Reformista. Mencionamos en nuestra publicación sobre el judaísmo Reformista que el primer Centro de Acción Social en los Estados Unidos es aquel creado en Washington por los judíos Reformistas. Mencionamos también que los Judíos Reformistas son los que lideran como judíos generalmente las causas sociales mundiales y están preocupados por las nociones de separación de Iglesia y Estado, las causas humanísticas, etc.

Pero aquí tenemos a Heschel que nos confronta y nos contradice declarando que no hace falta ser un judío Reformista para ser un liberal que también esta preocupado por la moral y la ética del país en el que uno vive. Uno puede ser un rabino y andar con la kippa, la barba larga y al mismo tiempo tocar el corazón, el alma de los ciudadanos del país en el que vive y estar preocupado por los derechos humanos. Esta noción que comienza con los Reformistas se incorpora a los Conservadores con Heschel y finalmente en forma inesperada se irá lentamente esparciendo incluso hacía el judaísmo ortodoxo.

 

 

Activismo social en el judaísmo ortodoxo

Haciendo un breve paréntesis, podemos hasta ver que este ideal llegará ni mas ni menos que a Jabad Luvabitch donde con la asunción de un nuevo Rebbe a su dinastía (Menachen Mendel Schneerson) Jabad sufrirá una transformación en su teología y su misión comenzando a crear centros de ayuda social y abriendo el judaísmo en forma pública (manifestándose abiertamente en plazas públicas) y demostrando que este grupo está preocupados por el bien de una sociedad y el país en que viven y no solamente de un grupo particular como ser los judíos.

Esto con el último Rebbe se convierte de hecho en una de las misiones centrales de este tipo de jasidismo que cree que a través de acciones de este calibre y la practica de mitzvot se acelera la llegada del Mesías. Es importante también entender que Jabad mismo como un tipo de jasidut (jasidismo) particular entre todos los que existen se irá también transformando más y más hasta nuestros días. No debemos olvidar que Jabad y el jasidismo judío comienza también en la modernidad siendo un movimiento radical y revolucionario en el judaísmo del año 1700 (una especie de Reformismo Ortodoxo que es rechazado por los mitnagdim -opositores intelectuales- quienes se oponían a todos los cambios irracionales que los jasídicos y luvabitchers estaban realizando) y finalmente y paradójicamente esa revolución jasidica termina convirtiéndose en una de las facciones de la mas ultra-ortodoxia judía de la modernidad.

 

 

Heschel, el judío ideal moderno

Pero volviendo a Heschel recuerden lo que hablamos cuando analizamos a Leo Baeck. Si recuerdan la noción de “Mística & Mandamiento”, de estar comprometidos con ambas formas de ser judíos, era el paradigma ideal judío para Baeck. Para Baeck Iosef Caro, a quien mencionamos en nuestra publicación sobre “El Impacto de la Imprenta en el Judaísmo”, representaba el emblema de ese tipo de judío ideal. Un judío que era un legalista y a la vez un místico. Iosef Caro era un Rabino que había escrito el compendió mas importante de Ley Judía de la Modernidad y a la vez un libro sobre un ángel que lo visitaba de noche y le susurraba al oído. En nuestras mentes racionales ese sujeto sonaría como un ser contradictorio. Imaginen una especie de abogado que a la vez es un místico todo en la misma persona. Eso era Iosef Caro y para Baeck eso no era un judío atípico sino el judío que todos debían ser. En ese balance entre Misterio y Mandamiento que Baeck anhela Heschel es un representante ideal: un judío comprometido con la Ley Judía que adora el misticismo.

En síntesis con Heschel hablamos de un judío que (a) esta comprometido con la acción social, es decir el compromiso cívico por los derechos humanos, (b) al mismo tiempo es un académico judío que puede leer la Tora y la Biblia contemplando el academicismo siendo sensible a aspectos históricos, antropológicos y filológicos en el texto y hasta puede (c) delirarse en el aspecto más místico de la Cabalá mientras es observante de los 613 mandamientos de la Ley Judía (por supuesto que en forma metafórica ya que como Uds. saben es imposible cumplir con los 613 Mandamientos ya que algunos de ellos no pueden ser realizados porque ya no existe la figura del Cohen Gadol, ni el Rey, ni está el Templo en pie, entre otras cosas).

Tal vez para muchos sea esto el ideal judío en la modernidad. Un judío que ha atravesado las fronteras entre el mundo académico y el mundo rabínico. Un judío que puede practicar mitzvot mientras hace una lectura tradicional judía y a la vez expone el texto al academicismo moderno. A la vez todo esto representa la esencia de ser un judío cruzando las fronteras entre lo judío particular y lo humano en forma universal. Heschel es de alguna manera un representante de este tipo de ideal judío que encontró tantos seguidores.

Pero lo que quiero argumentar es que esto nace en Heschel debido al componente norteamericano y su experiencia de vivir en Estados Unidos. Heschel ya no es más aquel judío que vive aislado en una pequeña ciudad perdida en Polonia sino que con los ideales norteamericanos debemos ahora salir de nuestra existencia tipo “ghetto” y mezclarnos e influenciar socialmente a la cultura general ya que inevitablemente, para finales del siglo XX, somos seres ya totalmente modernos, universales en muchos aspectos, “globalizados”, valemos monetariamente de acuerdo a la oferta y demanda de lo que hacemos y la política del país en que vivimos nos afecta nos guste o no.

Con Heschel tenemos uno de los primeros representantes judíos que se dirige al pueblo norteamericano y les dice “estoy preocupado por las limitaciones morales de este país y no solo de mi propia comunidad. Juntemonos para transformar esta sociedad juntos por el bien de todos los seres humanos”.

Todo esto representa el tipo único y particular de judío que Heschel es y por eso comprendemos el impacto enorme que tendrá su figura.

 

El Dios de Heschel

Concentrémonos ahora en la Teología de Heschel.

Utilizando nuestra famosa tríada de Dios, Tora e Israel comenzaremos tratando de comprender o mejor dicho “no comprender” cómo entiende Heschel a Dios.

¿A qué me refiero con esto de “no comprender” a Dios?

Al igual que Buber y Rosenzweig Heschel no nos habla sobre “conocer” a Dios sino de “experimentar” a Dios. Para Heschel Dios esta más allá de la comprensión de la mente. Dios es inefable. Dios para Heschel es una “certeza” que sabemos sin conocimiento. Una realidad que esta más allá de aquello que podemos nombrar.

Para Heschel la revelación más importante de la vida es cuando experimentamos momentos que no podemos explicar o reducir a palabras. Instantes que usando nuestro reducido vocabulario de palabras llamamos “asombro, miedo, amor, reverencia, fascinación, universo, seres humanos, energía, etc”.

Cuando nos sentimos sobrepasados por todas esas cosas que podemos sentir pero no podemos filtrar por nuestra mente, verbalizar, explicar, poner en palabras o comprender estamos sintiendo según Heschel la presencia de Dios. Esos momentos en que descubrimos lo desconocido, nos apasionamos por lo incierto y abrazamos lo inexplicable de nuestra vida son los momentos de mayor plenitud y cercanía a Dios según Heschel. Todos sabemos que cuanto más tratamos de definir el Amor como sensación menos podemos hacerlo. Simplemente esta ahí. Lo sentimos.

Es un desafío definir todo esto pero de alguna manera es el mundo al que Heschel nos transporta en sus libros y en su definición de Dios. Este de hecho es el modo que Heschel escribe. Para muchos de los seguidores de Heschel este tipo de literatura, prosa y el modo en que él escribe los fascina, los atrapa y los transporta. Para otra gente Heschel es demasiado metafórico.

Este Dios que describe Heschel es una definición que no es definición. La definición de Dios justamente para Heschel es que no puede ser definido. Para Heschel la idea de Dios y el judaísmo no puede explicarse a menos que uno este “metido dentro” y así se evita ver a Dios y al judaísmo “desde afuera” como si fuera algo que uno esta disecando.

Pero lo complejo en el mundo de Heschel es que a pesar que las palabras imponen un límite y no alcanzan para explicar lo inexplicable, según Heschel debemos hacer el esfuerzo más grande que podamos para convenir y compartir esta experiencia utilizando palabras porque es en el fondo lo que tenemos como herramienta. Nosotros pensamos en palabras. El lenguaje se antepone al pensamiento. Y por eso es muy importante entender el poder y fuerza que tienen las palabras no solo para nuestra vida sino para la construcción de nuestras ideas. Las palabras combinadas se convierten en oraciones y esas oraciones en ideas. Las ideas son lo que tenemos como especie para compartir justamente nuestras ideas.

Y por lo tanto como el lenguaje es limitado en su esencia Heschel no utiliza las palabras para desarrollar argumentos descriptivos ni ideas (del modo que Kaplan lo hace) sino que usa las palabras para crear “emociones”, “poesías”, “experiencias y sentimientos” que nos llevan a aquello inexplicable que todos sentimos pero nadie puede explicar.

 

 

La revelación, la Tora y las mitzvot en Heschel

Pero el aspecto más fascinante de la Teología de Heschel no es tanto su descripción de Dios puesto que esta idea podemos remontarla incluso a Maimonides en la idea que de hecho no hay nada en palabras que podamos decir sobre Dios sino que lo interesante es su descripción sobre la Tora y específicamente cómo Dios revela su enseñanza y sus mandamientos al pueblo judío.

Así que ahora veremos qué nos dice Heschel sobre la segunda categoría de nuestra tríada que es Tora entendida como texto y como manual que guía al pueblo judío y sus prácticas, es decir las mitzvot, preceptos o mandamientos.

Al igual que Rosenzweig quien se enfoca principalmente en la revelación, este tema en nuestra tríada “Dios, Tora e Israel” se convierte en algo principal para Heschel.

¿Cómo entiende Heschel la revelación de Dios?

En un libro que escribe titulado “Los Profetas” Heschel intenta describir qué sucede cuando Dios se dirige a los profetas y como ellos responden a Dios. Heschel intenta describir el fenómeno de la profecía para intentar comprender cómo Dios se comunicó con los profetas (ya que tenemos escrito los libros mismos de los profetas dándonos sus experiencias). Para Heschel intentando comprender esa forma de comunicación y cómo ocurre ese fenómeno podremos recrear esa experiencia en nuestras vidas hoy. Para Heschel así podremos entender cómo es que Dios se “comunica” con nosotros también.

 

 

El hombre afecta a Dios

Lo revolucionario es que para Heschel Dios se ve afectado por la conducta y la fe de los seres humanos. Y esta idea es muy importante de comprender ya que para Heschel lo que hacen los humanos no solo afecta su propia vida sino que afecta “la vida de Dios”.

Heschel llama esta idea en otro libro “Dios en la búsqueda del hombre”. Esta idea trata de demostrarnos que no solo los humanos se inspiran en la Biblia y los profetas sino que existe al mismo tiempo otra dimensión que Heschel toma del misticismo y la Cabalá y que intenta argumentar que Dios mismo se inspira en las acciones humanas.

Permitanme expandir esta idea.

En el misticismo judío y en la Cabalá hay una preocupación principal sobre por qué el místico cumple con los mandamientos o mitzvot. El místico no lo hace solamente porque lo hace sentir mejor ya que esta cumpliendo aquello que Dios ordenó sino que lo hace por Dios mismo ya que Dios, para esta visión, necesita la actividad humana. Esto presenta una especie de sinergía entre Dios y el ser humano. Esto significa que al hacer los mandamientos o mitzvot no solo me siento mejor cumpliendo con mi deber como judío sino que al mismo tiempo aumento el poder de Dios y lo “hago sentir bien” a Dios también.

Para esta idea a Dios le “falta” algo. Por supuesto que esta es una idea terriblemente arrogante ya que la noción que Dios es imperfecto y necesita de los seres humanos contradice la idea que Dios es perfecto y completo según la tradición judía.

Pero esta falta de perfección que Heschel esta trayendo es utilizada para darle sentido al sentimiento de pacto entre Dios y el pueblo judío: al cumplir el hombre con lo que Dios ordenó el hombre se fortalece a si mismo y fortalece a Dios, la Tora e Israel. Es un pacto basado en una relación que va y viene entre el pueblo judío y Dios en forma de pacto en el cual uno le da algo a Dios y Dios nos da otra cosa en retorno.

“Dios en la búsqueda del hombre” implica que Dios necesita que el hombre cumpla con lo que se comprometió en el pacto para satisfacer aquello que Dios necesita.

Esta noción de este tipo relación con Dios es para Heschel lo que el hombre debe sostener. Al describir la revelación de Dios de este modo Heschel tiene la esperanza de revitalizar la idea tradicional de Dios y recapturar el corazón de los judíos de la contemporaneidad encontrando ese equilibrio entre lo explicable y lo inexplicable de ser judío en el siglo XX.

Por lo tanto Heschel nos dice que cuando uno cumple con los mandamientos uno entra en un mundo que tiene sentido no solo para uno mismo sino que uno esta haciendo algo que tiene sentido para Dios. Dios se ve afectado y responde a esta relación que está viva y es dinámica. No esta muerta. No es la Ley de la letra muerta del papel sino que es algo que es dinámico y es conmovedor y afecta a quienes deciden participar de esta relación.

 

Es más importante quién lee la Tora que la Tora misma

Tal vez podríamos decir que en Heschel encontramos mucho más que simplemente una aproximación tradicional judía. ¿Es Heschel un judío tradicional? Heschel se siente muy cómodo en el mundo Conservador y me atrevo a argumentar que el motivo por el cual se siente mas cercano a los Conservadores no es tan solo por su placer por el academicismo sino justamente por su entendimiento de la revelación y lo que la Tora como texto revelado significa.

Para Heschel el significado de la Tora no fue develado de una sola vez para siempre sino que cada hora que pasa un nuevo aspecto, una nueva intuición y una nueva revelación acontece. El texto fue entregado una sola vez pero el esfuerzo para comprenderlo debe seguir adelante para siempre ya que la Tora es una invitación hacia la percepción. Hacia una comprensión continúa. Para Heschel la autoridad no es la palabra que aparece escrita en el texto sino la comprensión por parte del pueblo de Israel de lo que esa palabra significa.

Y esta última idea es claramente una idea y teología Conservadora que creo yo cualquier Rabino Conservador estaría de acuerdo. Zejarias Frankel seguramente hubiese estado de acuerdo con esta definición de Heschel sugiriendo que de hecho lo que el pueblo de Israel entiende de ese texto en cada generación es tan o más importante que aquello que un rabino medieval o antiguo entendió en su propio tiempo. Esto no significa que no importa lo que nuestros ancentros judíos entendieron cuando leían la Tora en el pasado. El judío siempre lee la Tora leyendo lo que otros han entendido e interpretado antes que él y de hecho así debería ser porque esa es la tradición. Pero Heschel nos aclara que el judío busca en la Tora algo que le sea significativo hoy. Si recuerdan la importancia de la “totalidad del pueblo” que vimos en nuestra publicación sobre el judaísmo Conservador ese es el criterio esencial que determina la Ley y lo que el pueblo judío hace para los Conservadores.

Y por lo tanto para Heschel debemos ver la Biblia como algo que fue ordenado por Dios y nunca puede ser cambiado pero Heschel nos sugiere que es el interpretante, es decir aquel que interpreta con su propio bagaje histórico, su propio esquema de referencia, prejuicio y expectativa es finalmente más importante que el texto en si mismo. La pregunta crucial es cómo vemos o leemos de acuerdo a nuestras propias experiencias de vida. Nuevamente este es el gran descubrimiento de Spinoza que nos hace conscientes que nunca más podremos tener una lectura objetiva sino subjetiva de un texto que leemos de acuerdo a nuestras propias experiencias de vida.

Pero debo destacar que no podemos empujar esta idea mucho más dentro de Heschel ya que de hacerlo sería demasiado y estaríamos forzando algo que el no enfatiza. Heschel sigue siendo en sus entrañas un judío ortodoxo y tradicional con respecto a la Tora y la observancia de mitzvot. Heschel esta comprometido con la practica de todas las mitzvot del judaísmo y por lo tanto sugerir que es algo más que eso es leerlo en forma incorrecta.

Pero Heschel a pesar de ser un judío observante de mitzvot no disfruta escribiendo textos legales sino místicos. Para entender aún mejor esto basta con solo leer su libro “El Shabbat”. En ese libro Heschel evoca la belleza, la riqueza, la textura de lo que significa parar de trabajar en el séptimo día y relajarse y ser espiritual reflexionando en la vida de uno a través de la semana que pasó. En este sentido Heschel no escribe sobre qué debemos hacer y qué no debemos hacer en Shabbat sino que simplemente esta evocando un estado emocional. Ese estado emocional es lo que más le preocupa a Heschel y no específicamente lo que podemos y no podemos hacer o cuál es el mecanismo de cambio en el judaísmo o qué significa Dios, etc. sino que aquí Heschel se nos presenta como un poeta del judaísmo que nos permite entender cómo entiende él lo que ser judío significa y hace eso para sensibilizarnos a cumplir con las prácticas judías.

 

 

Israel para Heschel

Con respecto al tercer elemento de nuestra tríada que es Israel podemos argumentar que Heschel parece transcender la particularidad judía de ser un pueblo elegido y la lleva y transporta a la sociedad universal como un todo.

Pero un último aspecto vale la pena mencionar sobre Heschel antes de cerrar esta publicación y eso esta relacionado con el hecho que para Heschel el judaísmo surge de una experiencia reveladora y es un religión relacionada con el tiempo más que con el espacio. En este aspecto quiero comparar a Heschel con Rosenzweig. Si lo recuerdan Rosenzweig a diferencia de Buber no era un Sionista y claramente entendió el judaísmo como una experiencia “diaspórica” que se articulaba a través del tiempo.

Lo que mantenía a los judíos a pesar de las distancias de espacio era la celebración de las Leyes Judías y las festividades. Podríamos llegar a decir que en este aspecto Heschel opina como Rosenzweig excepto que nos deja, en uno de sus últimos libros, con una visión diferente sobre el Sionismo e Israel. Y nuevamente este es el motivo por el cual vemos como Heschel rompe todas las fórmulas en las cuales buscamos muchas veces encerrarlo.

En su libro “Israel, un eco de la eternidad” escrito como resultado de la guerra de los seis días en Israel en 1967 Heschel despliega una pasión extraordinaria por la tierra de Israel. Para Heschel la tierra de Israel es importante en la conciencia judía pero nuevamente Heschel trata de poner esto en un primer plano en el mismo sentido retórico en que ha expresado la pasión  por el Shabbat en su libro y escribe sobre la “mística” que posee la tierra de Israel.

 

Conclusión

Para concluir podemos decir que si bien la Tierra de Israel tiene un lugar muy pequeño en la totalidad de su obra lo que resulta maravilloso de este “viejo-nuevo” pensador que llega desde la Europa del pasado y articula su judaísmo en el presente norteamericano es su preocupación por cómo el judío moderno puede entender y aceptar la Ley revelada de Dios. Cómo puede el judío moderno hacer de la Ley Judía el centro de su actividad como judío y como ser humano encontrando en ella un mensaje de espiritualidad mucho más que de rigurosidad por la Ley.

Esta es en definitiva la preocupación de Heschel y a través de sus largos años de enseñanza este es el mensaje que legará para el corazón y el alma del judaísmo en el siglo XX.

 

Archivado en: Modernidad Judía, Podcast Historia Judía Moderna

El Judaísmo Reconstruccionista: civilización, nacionalidad, religión y ciencia

20/12/2011 por Diego Edelberg 2 comentarios

 

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(Duración 41:14 – 39.6 MB)

 

Al introducir por primera vez a Mordejai Kaplan estamos haciendo otra transición en esta serie de publicaciones sobre el Judaísmo Moderno. Con Kaplan entramos a otro mundo ya que con su pensamiento abandonamos por primera vez el mundo Europeo, el mundo de los judíos alemanes que exploramos sobre los siglos XVIII, XIX y el siglo XX anterior al Holocausto y nos metemos en el mundo de la cultura judía norteamericana entre los años 1920, 1930 e incluso 1940. Estos fueron claramente los años en los cuales las ideas de Kaplan revolucionaron el judaísmo en Norteamérica y creo que podríamos afirmar que Kaplan fue el más prominente teólogo judío norteamericano. Uno realmente debe reconocer la particularidad y el impacto de esta posición teológica que Kaplan desarrolla en contraste de otros judíos que hemos hablando hasta ahora mientras nos aproximamos a los últimos estadios de estas publicaciones más cercanos ya a nuestros días.

 

El objetivo de Kaplan

El nombre de Kaplan es sinónimo de otra corriente en el judaísmo que ha tenido su impacto en Norteamérica pero no así en el resto del mundo. Esta corriente se la conoce como “Judaísmo Reconstruccionista”. A diferencia de otros movimientos que nacen en la modernidad en Alemania tales como el judaísmo Reformista, el Ortodoxo y el Conservador, el judaísmo Reconstruccionista nace en Estados Unidos con el intento de responder a todas estas corrientes y teologías. La finalidad del Judaísmo Reconstruccionista es de corregir las deficiencias que presentan las corrientes Ortodoxas, Reformistas y Conservadoras al ser exportadas desde Europa a Norteamérica. Pero no es solo corregir el cambio geográfico el objetivo del Reconstruccionismo sino que por sobre todo intenta ofrecer una respuesta a las nuevas generaciones de judíos nacidos ahora en un nuevo continente y en particular en los Estados Unidos. Por eso como ya mencioné este movimiento o corriente no tendrá un impacto fuerte fuera de los Estados Unidos ya que de alguna manera esta enfocado en responder a los desafíos de dicha cultura.

El objetivo de Kaplan en Estados Unidos en 1930 aproximadamente es poder dirigirse a la segunda generación de judíos que han nacido ya en otro continente que no tiene nada que ver con el Europeo.

En otras palabra, Kaplan esta preocupado por el hijo de aquel judío que llego a Norteamérica desde Europa y ha crecido y estudiado en una escuela norteamericana. Habla inglés en lugar de alemán o yiddish y ha abandonado gran parte de su particularidad judía mientras intenta triunfar y hacer una carrera profesional ahora en un nuevo mundo. Según Kaplan ese individuo tiene problemas judíos y de identidad ya que debe preguntarse cómo puede mantener el legado de sus padres y abuelos europeos e inmigrantes en el contexto de este nuevo mundo que es totalmente científico ya, racional, empírico y moderno, en todos los sentidos que esta palabra implica. ¿Cómo puedo ajustar esos viejos estilos europeos con esta nueva y dinámica cultura que enseña ciencia, objetividad y se desarrolla totalmente en un contexto secular como es el de los Estados Unidos de Norteamérica?

Esta situación social es aquello que Kaplan intentará resolver y de hecho intentará ofrecer una respuesta judía acorde con esta nueva realidad social. Apreciar el dilema que vive este nuevo tipo de judío ahora, en este específico momento de la historia judía, nos permitirá entender hacia quién esta Kaplan dirigiéndose con toda su propuesta Reconstruccionista.

 

Kaplan también le habla a la segunda generación en América Latina

Si bien y como ya mencionamos Kaplan esta enfocado en Estado Unidos, en mi opinión los hijos de aquellos judíos que llegaron también a Mexico, Colombia, Chile, Venezuela, Bolivia, Brasil, Costa Rica, La República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haiti, Honduras, Paraguay, Puerto Rico, Uruguay, Argentina, etc. (es decir America en general mucho más que solo los Estados Unidos) experimentaron algo similar a lo que vamos a describir en esta publicación. De hecho en mi caso personal y particular los judíos a quienes se dirige Kaplan serían mis abuelos (puesto que mis bisabuelos fueron los primeros en llegar a Argentina por parte de ambas familias) y por supuesto mis padres. Dos generaciones que enfrentaron nuevos desafíos en una tierra diferente a la de sus abuelos y bisabuelos y un paradigma social también diferente.

 

Una teología racional

En el contexto de los años 1920 y 1930 la palabra sucia en el vocabulario de Kaplan es la palabra“super-natural”. ¿A qué me refiero con esto?

Cualquier cosa que es “super-natural” esta fuera de moda en la teología de estas nuevas generaciones para Kaplan. Aquello que es “super-natural” o incluso podríamos llamarlo “milagroso o inexplicable” es obsoleto o avergüenza a las nuevas generaciones que son ahora totalmente racionales y científicas en el contexto del mundo en que viven.

En 1930 o 1940 en Norteamérica el mundo ya es totalmente secular (pese a que los calendarios aún se rigen por festividades cristianas del calendario gregoriano), pero para ese entonces ya vivimos en un mundo “natural” (sea lo que sea que esto se refiere) y resulta obsceno, anticuado o poco serio desde el punto de vista de estas sensibilidades modernas presentar el judaísmo como algo que esta basado en lo inexplicable y lo “super-natural”.

Por lo tanto la misión que se pone sobre los hombros Kaplan es la de “reconstruir” el judaísmo para que pueda encajar con aquellas asunciones científicas y modernas de esta nueva generación.

A lo largo de todas nuestras publicaciones mencionamos una tríada que atraviesa el judaísmo en la historia y principalmente en la modernidad. Esa tríada esta compuesta por Dios, Tora e Israel. Todos los pensadores y rabinos históricos y principalmente modernos se han enfrentado con estas tres categorías en formas diversas.

Comencemos explorando a Kaplan con aquel problema que resulta el más difícil de todos: el problema del pueblo judío como el “pueblo elegido”. Este es el elemento “Israel” de nuestra tríada. Mas adelante nos meteremos con Dios y la Tora según Kaplan.

 

El judaísmo como religión grupal

Noten que en las últimas dos publicaciones cuando hablamos de Buber vimos que él esta dirigiéndose al mundo en general y su falta de creencia en Dios debido a la falta de creencia en los seres humanos, es decir en los unos y en los otros. Con Buber fuimos desde la condición general humana hacia la particular judía.

Con Kaplan esto está invertido y Kaplan comienza tu teología con el tema sobra la particularidad judía en este nuevo contexto del mundo. La pregunta que dispara aquello que Kaplan quiere resolver es nuevamente en este nuevo contexto y con estas nuevas generaciones ¿para qué ser judío? ¿para qué ser diferente? ¿para qué mantener esta membresía en este conjunto llamado “judíos”? La pregunta es ¿por qué limitarse uno mismo? ¿Por qué no sumarse a este nuevo mundo que ahora es abierto y recibe a todos por igual y me permite por primera vez en miles de año ser un abogado ahora, un médico socialmente reconocido, un diseñador, un arquitecto, un ingeniero y poder trabajar donde yo quiera de lo que quiera recibiendo los mismos derechos y obligaciones que otro ciudadano (algo que como ya sabemos no existía en la Edad Media?

Para poder comprender la respuesta que dará Kaplan debemos mencionar que Kaplan estudia en la Universidad de Columbia en New York y se ve fuertemente influenciado por la antropología de uno de los más prominentes antropólogos también de origen judío llamado Émile Durkheim (http://es.wikipedia.org/wiki/Émile_Durkheim). Lo que Kaplan aprende de la antropología de Durkheim lo utilizará con el fin de crear una “base científica” para describir a la comunidad judía.

Utilizar ese tipo de pensamiento científico es lo que de alguna manera está de moda para la nueva generación de 1930 y eso lo percibimos claramente en el crecimiento de judíos afiliándose a las carreras humanísticas tales como la sociología y las ciencias sociales en general.

Kaplan comienza analizando la visión antropológica de la religión de aquellos que en forma retrospectiva el llama “los salvajes”.

Al usar la palabra “salvajes” quiero recordarles que la antropología lidia con el mundo más antiguo que conocemos anterior al nacimiento de la escritura o los primeros textos que hemos encontrado en la historia y nos estamos refiriendo de hecho a esos hombres y mujeres que se manifestaban por ejemplo haciendo dibujos de animales que querían cazar dentro de las cavernas en las que habitaban. Estos primeros seres humanos utilizaban herramientas y armas precarias y según la antropología representan los primeros prototipos seres humanos con sapiencia y por ende se los llama “homo-sapiens” (hombre-sabio). De hecho en la actualidad se argumenta “cuán salvajes” eran estas personas que desarrollaron realmente cambios tan extraordinarios llegando a ser los primeros en aprender a cosechar la tierra y domesticar animales (algo que a nuestros ojos modernos parece una tontería al lado del desarrollo de la computación e Internet).

Sin entrar en ese debate, lo que nos interesa aquí es que según Kaplan uno aprende del tipo de religión que tenían “los salvajes” que la religión no es más que la sublimación o proyección de la tribu. Para Kaplan si estudiamos culturas “primitivas” o “salvajes” vemos que la esencia de la religión para estos grupos es la “emoción grupal”. Aquellos que han estudiado en profundidad antropología sostienen que esta no es la única definición ya que también hay teorías sobre la religión individual ademas de la grupal, pero Kaplan descubre esta teoría sobre la “emoción grupal” y le resulta muy útil para sus propósitos e inmediatamente la toma de prestado para aplicarla al judaísmo.

La esencia de la religión para Kaplan sigue siendo la misma que vemos en el mundo mas antiguo, eso eso: la emoción grupal.

Kaplan argumenta que hay una clara relación entre grupo y religión ya que uno no puede tener una religión individual, sin un grupo, sin una colectividad, sin una comunidad la religión no existe ni tiene sentido. Recuerden que estamos intentando responder porqué necesitamos una identidad colectiva en lugar de solo ser individuos.

Ya que para Kaplan la religión es una emoción grupal que reconoce una fuerza superior que provee de lluvias o de animales del modo que las tribus primitivas entendían esas fuerzas de la naturaleza, Kaplan concluye que solo siendo miembros de una sociedad podemos llegar a conocer a Dios. Individualmente no podemos tener acceso a Dios porque Dios se manifiesta por la voluntad de una sociedad. Para decirlo de otra forma, la “función de Dios” es la de hacer sagrado o consagrar la “voluntad de la nación o la tribu”.

Por supuesto que esto suena lindo pero la pregunta que se nos impone es ¿cómo hace uno eso? ¿Es realmente esta una visión científica que es sensible para estos nuevos judíos?

Para llegar a esta conclusión uno debe asumir lo siguiente que Kaplan esta proponiendo: la religión primitiva es la religión típica y de alguna manera sigue siendo la misma que nosotros sentimos hasta el día de hoy.

 

Religión como algo científico

Esto resulta complejo porque las ciencias sociales y en especial la antropología son ciencias descriptivas. Donde nos estamos dirigiendo con esta mezcla que hace Kaplan es realmente muy interesante ya que estamos haciendo dos movimientos simultáneos.

El primer movimiento es argumentar que aquello que era típico para los primitivos “salvajes” hace miles de años atrás es típico de nuestra generación también y de alguna manera el instinto mas humano con respecto a lo inexplicable no ha cambiado en la historia. Por lo tanto este primer movimiento es cronológico y se cuestiona cómo hacer para tomar un modelo que es muy antiguo y se lo aplica ahora a una situación que es muy moderna.

El segundo movimiento es cómo hacemos para convertir una disciplina descriptiva (como lo es la antropología) en una que es preceptiva (como lo es la religión judía). En otras palabras Kaplan argumenta que aquello que es típico de la condición humana que se ve reflejado desde los “salvajes”, es aquello que es deseado y es bueno en la actualidad. Esto es algo para Kaplan que debemos seguir. “Aquello que el salvaje primitivo hizo, es el ideal que debemos establecer para nuestra propia generación”.

En conclusión para Kaplan cada vez que nos enfrentamos a la experiencia religiosa tenemos que articularla dentro de un marco comunitario. En efecto, ese marco comunitario es el que consagra la ideología religiosa que estamos articulando y por lo tanto la religión en forma “natural” y no “super-natural” o “inexplicable” se desarrolla en toda sociedad humana y por lo tanto lo deseado es que en la situación presente de 1930 en Norteamérica la religión debe desarrollarse del mismo que cada tribu había desarrollado su propia religión hace miles de años.

Si piensan que esto suena rídiculo para Uds. es importante que entiendan que esta visión de Kaplan no es particularista. Para que puedan entender hasta qué punto Kaplan expande esta idea tenemos que apreciar como con su colega Ira Einsestein escribió para el “día de acción de gracias” (que se celebra en los Estados Unidos) un libro de plegarias para la “colectividad norteamericana” y para que todos los norteamericanos puedan rezar juntos en dicha fecha. Al hacer esto no solo intentaba encontrar un vínculo en los individuos judíos que comenzaban a celebrar dicha festividad para que puedan hacerlo en forma colectiva sino que de hecho quería llevarlo al plano del ciudadano norteamericano creando una especie de “religión común norteamericana”. Haciendo esto Kaplan imaginaba una especie de ritual común que toda la colectividad de ciudadanos norteamericanos podrían celebrar por encima de sus religiones particulares.

 

 

El judaísmo como civilización: nacionalidad, religión y ciencia

Por supuesto lo que debemos ahora explorar es la justificación de porqué sostener el judaísmo como algo único ya que esto parecería llevarnos fuera del judaísmo lo cual es algo que Kaplan intentará evitar.

El judaísmo para Kaplan es una Civilización. De hecho el título de su libro más famoso es “El Judaísmo como una Civilización”. Esto significa para Kaplan que el judaísmo representa la fusión entre “nacionalidad, religión y ciencia”.  Por lo tanto desde las ciencias sociales (entre ellas la antropología) nace ahora con Kaplan un judaísmo que es racionalmente justificable para explicar la razón de la existencia del pueblo judío. El judaísmo es mucho más que una religión. Es una civilización. Ser una civilización judía implica que cualquier aspecto de la experiencia humana esta amparada bajo el término judaísmo. Esto expande la definición sobre lo que el judaísmo es. El judaísmo bajo esta denominación no es solo lo que los judíos hacen en Shabbat en la Sinagoga o comer kasher o las prácticas rituales judías, sino que abarca ahora cada aspecto del Ser y la existencia judía: desde jugar al ajedrez hasta tocar el violín.

Ser una civilización judía para Kaplan permite tener una definición inclusiva en lugar de exclusiva. Bajo esta definición las actividades que nosotros consideramos “seculares” y que no tienen una carga religiosa sino que son parte de la experiencia colectiva de la existencia humana pueden ser definidas también ahora y según Kaplan como judaísmo. Para Kaplan el judaísmo Reformista, Conservador u Ortodoxo es limitado y restringido. Ser una civilización representa una categoría mucho más grande.

Como Kaplan es un naturalista (ya que como mencionamos ha rechazado la noción de lo “super-natural”) la idea de ser “el pueblo elegido” es un absurdo para él. La idea que Dios eligió este pueblo para realizar cosas únicas y diferentes a todos los demás seres humanos del planeta tierra y los judíos deben guiar a todas las naciones y pueblos hacia un mundo perfecto ya que tienen una existencia única o especial ordenada por el mismo Dios, no tiene sentido para Kaplan ya en el mundo de 1930.  Kaplan se opone seriamente a la arrogancia de las naciones y las religiones auto-declarándose cada una a si misma la elegida por Dios (ya que tanto los judíos como los cristianos y los musulmanes se creen cada uno de ellos elegidos por sobre los otros). Esta idea de ser “elegidos” por Dios  para el mundo natural de Kaplan de 1930 debe ser reemplazada. Estos anticuados conceptos del judaísmo hay que encuadrarlos ahora bajo la noción de civilización.

Para Kaplan la antropología ha finalmente eliminado este pacto “super-natural” del pueblo judío con Dios y ha reemplazado en su lugar una teoría científica que esta enraizada en la idea del colectivo judío como una civilización.

 

La creación del JCC como reflejo de la civilización judía

Una de las más grandes creaciones de Kaplan que de hecho para muchos judíos ortodoxos resulta algo monstruoso es lo que en inglés se conoce como JCC, eso es Jewish Community Center y en español sería algo así como Centro Comunitario Judío. Esta idea de Kaplan comenzó en 1930 aproximadamente y se expandió por todo el mundo en la forma de “clubes judíos” habiendo incluso un JCC en Hong Kong que es de hecho donde actualmente sucede toda la actividad central de la comunidad judía de Hong Kong en la que me encuentro trabajando yo hoy.

Un JCC o Centro Comunitario Judío es un lugar donde uno puede ir a rezar (en nuestro JCC esta la comunidad Liberal y la Ortodoxa), hay una biblioteca maravillosa, hay 3 restaurantes con comida kasher y si uno quiere después de rezar o estudiar en el mismo lugar, en el mismo edificio uno puede ir a jugar al tenis, hacer natación, gimnasia o ir al sauna, etc. Todas estas actividades realizadas dentro de este marco, contexto o club se consideran actividades judías. Estamos refiriéndonos a todos los aspectos de la vida judía tanto hacer deportes como rezar y todos van de la mano en este encuadre de Kaplan del Centro Comunitario como el reflejo del judaísmo como civilización con diferentes maneras de entender lo judío en la modernidad. La noción del judaísmo como una civilización puede ser representada en la forma de un Centro Comunitario Judío donde uno puede hacer todas estas cosas y esto era parte del emprendimiento de Kaplan para reestructurar y revitalizar la vida judía de esta nueva generación.

Así que hasta aquí nos hemos enfocado principalmente en definir la noción de particularidad judía según Kaplan en el contexto norteamericano. Y el modo en que Kaplan lo hace es tomando las nociones de la antropología para descartar la idea que el pueblo judío es el pueblo elegido y en su lugar nos ofrece una propuesta que dice que es natural, normal y deseado ser judío ahora como parte de una civilización en la cual uno puede vincularse tanto yendo a la sinagoga como yendo a jugar al football en un club judío y ambas nociones son constitutivas de ser judío. Kaplan se hace “querer” de este modo ya que el “ser judío” bajo esta nueva noción tiene significado y relevancia para los judíos 1930 y en las nuevas generaciones que ya ven el judaísmo como algo mucho mas amplio que sólo cumplir mitzvot ir al la Sinagoga y rezar.

Hasta aquí es la idea sobre lo que Israel representa para Kaplan. Siguiendo nuestra tríada vamos a movernos al otro punto el cual Kaplan va a presentar su teología que es el tema de Dios.

 

El Dios de Kaplan

Un judío que cree en el judaísmo debe tener alguna noción o definición sobre Dios. Y la pregunta que debemos enfrentar con la ideología de Kaplan es cómo construimos una fe en Dios que no es “super-natural” e irracional sino que puede ser apreciada por una nueva generación que no siente vergüenza de ese Dios.

Si Kaplan tiene que ser consistente con su sistema y de hecho es consistente ya no es posible creer en la modernidad, según él, en el Dios bíblico ni tampoco creer en el modo en el cual un judío medieval creía en Dios. Tampoco es posible para él, dado el tipo de pensador racional que es, pensar en un tipo de Dios buberiano. Esto significa salir al encuentro con un Dios que experimentamos en una especie de relación del modo que vimos en las publicación de Martin Buber. El concepto de sentir a Dios como “alguien” o “algo” con que el uno tiene una “relación personal”  del modo que Buber plantea no describe para Kaplan ni representa una noción que tenga sentido en el mundo de esta nueva generación de judíos.

Consideremos que con Kaplan seguimos en el plano de la teología racional que trata de explicar cosas a través de la mente. Por supuesto que este es otro tipo de racionalidad que la de Hermann Cohen y el idealismo alemán. Esta es la racionalidad que encontramos hasta el día de hoy en el hombre moderno que ya no puede exclamar como lo hacía un judío medieval por ejemplo que el Holocausto sucedió porque los judíos habían pecado o estaban asimilándose y entonces Dios hizo eso. Querer justificar ese tipo de situación histórica de ese modo, diciendo que los judíos se merecían que Dios les hiciera eso, representa tener una ideología completamente mediocre para Kaplan y para el hombre moderno en términos generales también puesto que si así fuera deberíamos agradecer y condecorar a Hitler por lo que hizo o deberíamos  estar agradecidos que eso sucedió. Yo no creo que exista ni un solo judío que se atreva a decir que Hitler y los nazis le hicieron un bien a la comunidad judía. Ya exploraremos esto cuando lidiemos con el Holocausto en una de las próximas publicaciones.

Con Kaplan estamos hablando de un tipo de racionalidad basada en la ciencia y el modelo pragmático y empírico en el contexto de 1930 en Estados Unidos.

De todos modos seguimos en el mismo plano de una definición de Dios que pueda explicar a Dios como construcción de la mente en oposición a un sentimiento o emoción que viene del corazón.

Kaplan busca, del mismo modo que hizo con la particularidad judía, una base científica para justificar o explicar a Dios que no ofenda las sensibilidades modernas y que los judíos puedan decir creo en Dios sin sentir vergüenza de ello puesto que Kaplan va a intentar, según su visión, darnos una definición que no es irracional sobre Dios.

Esta es una de las tantas definiciones que Kaplan usa para definir a Dios: “Dios es la suma de todos los factores y relaciones en el universo que hacen la unidad, la creatividad y el sentido de la vida”. Ignoro si esto significa algo para Uds.

En otras palabras el Dios de Kaplan no es “super-natural”, no “hace milagros”, no es algo más poderoso que la experiencia humana y de hecho los humanos para Kaplan ni siquiera podemos experimentar a Dios. Dios no puede ser ni siquiera vinculado con la conciencia humana. Dios entonces no es “super-natural” y ni siquiera es una construcción humana creada por la mente. Dios es la suma total de todas las fuerzas que trabajan hacia la unidad.

Dios para Kaplan es un proceso.

Disculpen si es que realmente he logrado confundirlos es que a mi gusto personal la noción de Dios es tremendamente ambigua en Kaplan. Kaplan esta intentando definir a Dios al mismo tiempo como un teólogo y como un científico. Dios es más que aquello que el hombre ha intentando comprender o definir a lo largo de la historia y de hecho no podemos definirlo ni sentirlo. ¿Entonces qué es? Sabemos que para Kaplan no es el Dios “super-natural” de la tradición judía. Es decir que el Dios que escuchamos nombrar en la Biblia, en todos los escritos rabínicos durante el medioevo y la historia es ahora reducido ahora a un nombre que esta dado por “la suma total de todos los procesos que buscan el bien del ser humano”. Esta último es otra definición de Dios según Kaplan.

La pregunta que a uno le surge por supuesto es la siguiente: cuando uno entra a una sinagoga siguiendo esta definición de Dios ¿a qué o quién le estoy rezando? ¿A “la suma total de todos los procesos que buscan el bien del ser humano”?

Si Dios ya no es “personal” ¿necesitamos la plegaria? Nuevamente ¿a qué o quién le estoy rezando?

Lo interesante es que Kaplan pasa mucho tiempo de su vida escribiendo liturgia con sus colegas y produce su propio Siddur Reconstruccionista que ha sido revisado varias veces ya. Obviamente Kaplan creía que era necesario rezar. ¿Pero rezarle a qué? ¿A un conjunto impersonal de fuerzas? ¿Fuerzas que trabajan solas hacia el bien?

Lo más interesante de esto es que Kaplan tiene una respuesta para esta pregunta. Y su respuesta en lo personal me ha gustado desde una perspectiva más psicológica y humanística que teológica. Pero de hecho parte de su respuesta es a mi gusto muy interesante y muy cierta.

Para Kaplan la plegaria y el rezo son necesarios debido a que los seres humanos tenemos una necesidad de transferir u otorgar una “personalidad” a aquello que es abstracto e impersonal. Para Kaplan en la plegaria la civilización judía aumenta su conciencia colectiva.

En otras palabras, hay dos propósitos para la plegaria según Kaplan.

El primero es que a pesar que cuando uno se dirige a Dios Dios no escucha del modo que escucharía otro ser humano ya que Dios no es definido así sino como una fuerza impersonal que no responde individualmente sino en forma colectiva, de todos modos uno se siente mejor cuando reza. Uno siente una especie de meditación creativa. Lo que uno ha hecho es escuchar los deseos de la propia mente. Nos hemos hablado a nosotros mismos. Lo que hacemos constantemente en nuestra vida es dialogar internamente con nosotros mismos. Nos decimos cosas sin hablarlas hacia afuera como “tengo que hacer esto o lo otro, etc”.

Para Kaplan esto es lo que hacemos al rezar. Nos escuchamos a nosotros mismos. Nuestra propia voz interior. Nos escuchamos pidiéndonos salud, bendición o lo que sea y eso nos ayuda a afilar aquello que anhelamos.

Y cuando hacemos esto nos sentimos bien con nosotros mismos y con la civilización judía en forma psicológica porque sentimos que hemos hecho algo que es bueno y ahora tenemos más fuerzas para construir nuestras vidas en una forma mejor. Cuando uno sale de la sinagoga uno se siente mejor con uno mismo, con lo que la vida de uno significa y en especial como judío. Claramente nos afecta psicológicamente escucharnos hablar y deseándonos cosas para nosotros y nuestros seres queridos.

Y el segundo propósito es justamente que cuando uno lo hace con un grupo (recuerden el concepto del judaísmo como una civilización y no en forma individual y por eso el JCC y toda la idea de hacer judaísmo todo el tiempo en forma social) aumentamos la solidaridad del grupo y la conciencia de grupo rezando juntos.

Kaplan argumenta que como una necesidad básica de la existencia humana necesitamos sentir que no somos los únicos en el planeta haciendo lo que hacemos. Tal vez este es el motivo por el cual hay tanta fascinación entre foristas en Internet. Gente que descubre que hay “otro loco como yo” que le gusta coleccionar tal o cual cosa. Las meditaciones colectivas que recitamos cuando rezamos en comunidad nos hacen mejores individuos dentro de un grupo y una civilización.

Por lo tanto la plegaria se convierte en algo central para nuestro estado emocional y sociológico. Nos sentimos mejor incluso cuando según Kaplan y su entendimiento nuestra plegaria no puede modificar aquellos que Dios ha decidido puesto que no tenemos esa fuerza para modificar la voluntad divina. Dios en este contexto no es una “personalidad” y no va a recibir nuestras plegarias del modo que nuestros ancestros creían que era posible.

 

Espero poder haberles transmitido algo de esa experiencia que en lo personal encuentro maravillosa y hoy a mis 30 años cercana a mi propia experiencia personal. Tal vez cambie esto en unos años…seguramente así sea. De todos modos y si bien he intentado mantenerme alejado de mi opinión personal a lo largo de estas publicaciones debo confesar que aunque suene contradictorio muchas veces me siento más cercano al Dios de Buber, aquel Dios que es una “personalidad” a la cual puedo hablarle como si fuera un Padre o un Rey y al mismo tiempo un Amigo o Amiga que me escucha, me aconseja y me ayuda. Pero mi lado más racional también siente que la descripción que hace Kaplan coincide con mi sentimiento al rezar muchas veces. Cuando rezo me siento psicológicamente mejor y sociológicamente más cercano al pueblo y la historia judía. Claramente ambas ideas de hablarle a Dios y saber que me estoy escuchando a mi mismo pidiendo lo que pido definen hoy mi propio rezo frente a Dios.

Habiendo hablado ya de la noción de Kaplan sobre Israel como civilización y su Dios y la plegaria como un “proceso” llegamos finalmente a la última categoría que tenemos que analizar con respecto a Kaplan y eso es su interpretación sobre la Ley Judía. Mencionamos brevemente algo al respecto en nuestra publicación anterior pero vamos ahora a tratar de explicarlo en forma más profunda.

 

Kaplan, la Tora y las mitzvot o mandamientos

Ya que di mi opinión personal hasta aquí y confesé que me siento a gusto con cierta parte de la definición que Kaplan hace de lo que significa rezar e incluso rezarle a Dios, debo admitir que no me siento a gusto con su visión de la Tora entendida como las mitzvot o mandamientos que los judíos debemos hacer…espero que mi visión personal no los mal predisponga a Uds. así que a partir de ahora intentaré ser menos subjetivo y más justo con Kaplan.

¿Cuál es la respuesta de Kaplan frente a esos 613 mandamientos que son requeridos como parte de la colectividad judía? Esto como vimos en la publicación anterior es la pregunta central del judaísmo en el siglo XX y todavía tenemos resabios de esto en la actualidad. Este es el tema que como vimos en la publicación anterior había separado a Buber de Rosenzweig en ese maravilloso debate acerca de si puedo ser judío sin practicar la Ley judía y que consecuencias acarrea esa decisión.

Habiendo rechazado lo “super-natural”, del modo que Kaplan había hecho, Kaplan esta rechazando también el sistema de Leyes que hacen a la práctica del judaísmo. Para Kaplan pensar en el rabino como un legislador, como una especie de árbitro que decide y ordena a los demás qué hacer y qué no hacer no tiene ningún sentido en la modernidad.

Para Kaplan, que rechaza lo “super-natural”, es un absurdo pensar que un ser humano puede saber más que otro lo que Dios quiere que hagamos. Para Kaplan nadie sabe realmente lo que Dios quiere porque eso implicaría que uno esta a la altura de Dios lo que cual no tendría ningún sentido y menos en el judaísmo que Kaplan había definido.

Y al meterse con este tema de esta forma Kaplan estaba claramente metiéndose en un territorio arriesgado y difícil.

Por muchos años Kaplan enseño en el JTSA, la Institución central del Judaísmo Conservador en los Estados Unidos. Como vimos la diferencia que separaba a los Conservadores de los Reformistas era que los Conservadores creían en la importancia sería de la practica de la Ley judía. Para los Conservadores la Ley judía cambiaba a través del tiempo debido a que el devenir histórico así lo requería empezando desde el día en que se destruyó el Templo de Jerusalem. Pero no podía cambiar drásticamente y de un día para el otro del modo que el Reformismo inicial estaba proponiendo. Para los Conservadores los Rabinos son Rabinos. Son Maestros y a la vez Jueces y son los que determinan si la Ley debe ser repensada o no de acuerdo de acuerdo a alguna contingencia. En otras palabras para los Conservadores la Ley seguía siendo La Ley.

Para Kaplan por el contrario, y aquí fue cuando se separó del movimiento Conservador, las practicas y rituales judíos no tienen el peso de una Ley en nuestra vida que debemos hacer porque de lo contrario Dios va a matarnos o enviarnos maldiciones. Para Kaplan las mitzvot son “costumbres” que necesitan ser constantemente re-interpretadas. En otras palabras, si vamos a definir el judaísmo como una civilización, estos rituales son importantes porque nos otorgan sentido y conciencia grupal pero no podemos experimentarlos como data que ha sido legislada en forma impuesta sobre nuestras vidas.  Según Kaplan no estamos obligados a hacer estas prácticas debido a que un Dios “super-natural” nos los ha dicho utilizando unos seres humanos que llamamos Rabinos como mediadores sino que podemos hacerlas si queremos porque son “costumbres” que pueden agregar algo lindo y significativo a nuestras vidas pero también pueden alejarnos del judaísmo ya que a veces no nos gustan y nos resultan ajenas. Es decir que según Kaplan es una decisión nuestra si queremos hacer estas “costumbres”. Con esta noción que estamos mencionando incluso podemos descartar aquellas “costumbres” que no nos gustan y de hecho incorporar nuevas “costumbres”.

Por ejemplo con la creación del Estado Moderno de Israel, los rikudim, los bailes con música folk israelí y esas canciones tipo “Jerusalem de Oro”, “Aleluya” o “Al Kol Eile” que emanaban de Israel en sus comienzos y emocionaban a todos los judíos del mundo tenían santidad religiosa y un sentido profunda dentro de civilización judía que debían abrazar estas formas como nuevas “costumbres”.

La pregunta que nos surge si estas manifestaciones artísticas se encuentran a la altura de la importancia que tiene comer kasher es ¿cómo determinamos que “costumbres” por lo tanto son significativas y cuales no? La respuesta para Kaplan se debe a su “valor funcional” dentro de al civilización y la comunidad judía. Por lo tanto prácticas del pasado pueden ser o no relevantes para el grupo y nuevas “costumbres” pueden ser constantemente inventadas. En otras palabras Kaplan abre el juego para una inmensa creatividad que debe ser contemplada con tanta seriedad como se hace por ejemplo con el kashrut haciendo que el ritual no se vuelva algo viejo y del pasado que tenemos la obligación de hacer sino que según él hay que seguir aumentando aquello que llamamos ritual en nuestra civilización judía llevándolo a un plano más elevado de acuerdo con lo que se hace significativo para todos los judíos en cada generación.

Tomemos otro ejemplo.

El Shabbat es algo que es esencial en la practica del pueblo judío. Pero Kaplan se interesa en “cuál es la funcionalidad del Shabbat” y dice que no solo hay que cerrarse a la funcionalidad del pasado sino en forma creativa ver la funcionalidad del Shabbat en el presente. Kaplan se pregunta ¿cuál es la funcionalidad del Shabbat en el pasado? Para Kaplan la funcionalidad que el Shabbat tenía para una mente judía en la antigüedad era el de asegurar la salvación del pueblo judío. Pero para Kaplan en 1930 en Norteamérica la función del Shabbat es ahora otra. La salvación ahora es “natural” y no “super-natural” para la conciencia judía moderna. El hombre moderno no cree que por no observar el Shabbat Dios va a matarlo o castigarlo porque de hecho Kaplan hace notar que existen judíos que jamás en su vida observan el Shabbat ni ninguna Ley del Judaísmo y así todo viven una larga vida y son seres queridos por sus amigos, hijos, nietos. Al mismo tiempo hay gente que sigue al pie de la letra todos los mandamientos y tienen vidas miserables. Por lo tanto lo que Kaplan propone es re-interpretar el ritual y la costumbre y hacerla relevante para el hombre moderno. Si en la antigüedad el Shabbat significaba la “salvación” porque Dios castigaba si alguien no cumplía, entonces si esto ya no ocurre porque hay judíos que no cumplen el Shabbat y no son castigados entonces tomemos simplemente el concepto de “salvación” judía y hagámoslo relevante para el judío de hoy.

En conclusión observar el ritual o estas costumbres tiene aquí también una función doble. Psicológicamente ayuda a satisfacer la necesidad del individuo para sentir que esta cumpliendo con lo que tiene que cumplir y no esta en falta con la tradición y al mismo tiempo y en forma sociológica cumple con las necesidades del grupo.

Pero bajo ninguna manera tenemos que entender que para Kaplan estas Leyes son prescripciones impuestas desde arriba por la decisión de uno o varios Rabinos.

 

Conclusión

El Judaísmo Reconstruccionista como movimiento o corriente atrajo poca gente en comparación con el Judaísmo Reformista, Conservador u Ortodoxo. Pero el pensamiento de Kaplan logró transcender hacia los demás movimientos como una forma para repensar muchas definiciones principalmente sobre Dios y el sentido del rezo judío. El judaísmo entendido como una civilización atrajo a muchos Rabinos liberales como una forma para desarrollar una especie de Red que permitía tener dentro de su propio definición judíos que se sentían parte del grupo pero de formas distintas y no solo rituales o religiosas.

De todas formas con el tiempo sus nociones sobre todas estas cosas fueron perdiendo fuerza y de hecho se convirtieron en algo deficiente. Pero claramente el Judaísmo Reconstruccionista no ha desaparecido ya que luego de la generación de Kaplan comenzó a adoptar nuevas posiciones aceptando principalmente el rol de la mujer y el feminismo dentro de la tradición judía del modo que Kaplan insistía. De hecho el primer Bat Mitzvah celebrado en la historia en los Estados Unidos fue el de la hija de Kaplan, Judith, en 1922. El impacto de esto ha repercutido con el tiempo a tal punto que algunos Movimientos del judaísmo Ortodoxo consideran hoy a importancia del Bat Mitzvah tanto como el del Bar Mitzvah.

Podríamos cerrar diciendo que cambiar el judaísmo para poder ajustarse a las necesidades de su propio tiempo y las nuevas direcciones fue de hecho aquello que Kaplan esperaba lograr desde el comienzo y que alguna manera y en forma humilde logró su objetivo.

 

 

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Acerca del Autor

 Hola, soy Diego Edelberg, el fundador del blog Judios&Judaismo.com. Me apasiona todo lo relacionado con la música, el judaísmo, la interpretación, la educación, la mitología, la filosofía, la religión, la ciencia, la historia, el arte, la física, la cosmología, la evolución, la sociología, la epistemología, la metafísica, la cabalá y en especial aquello que resulta contradictorio, paradójico y absurdo. Para conocer más sobre mi y de qué se trata mi blog visitá la sección Acerca del Autor

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