Liderar para inspirar

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Uno de los momentos más emblemáticos en la historia de los hijos de Israel es el Cántico del Mar. Después de cruzar el mar y presenciar el milagro de la salvación, la Torá nos dice: «Entonces Moisés y los hijos de Israel entonaron este canto a Hashem» (Éxodo 15:1).

Es un instante de éxtasis y reconocimiento de la presencia divina en la historia. Pero los Sabios del Talmud se preguntan: ¿Cómo fue que todo el pueblo cantó al mismo tiempo una canción que no conocían?


El Talmud nos ofrece tres versiones distintas de cómo ocurrió:

  1. Rabí Akiva dice que Moisés cantaba cada verso y el pueblo solo respondía con un coro: Ashirá laHashem («Cantaré a Hashem»).
  2. Rabí Eliezer sostiene que Moisés cantaba cada línea y el pueblo la repetía exactamente.
  3. Rabí Nejemiá enseña que Moisés solo entonó la primera frase, y luego cada persona continuó el cántico de manera espontánea.


A primera vista, parece una discusión técnica sin mayor relevancia. Pero en realidad, estas tres versiones representan tres modelos de liderazgo.


1. Liderazgo de sumisión total (Rabí Akiva)

El primer modelo es el de un líder que concentra todo el mensaje en sí mismo. Moisés canta y el pueblo responde con una afirmación simple. No repiten el contenido, solo refrendan su apoyo.

Este tipo de liderazgo tiene una fuerza impresionante: une a la gente en un solo propósito, genera una identidad colectiva fuerte y elimina divisiones. En momentos de crisis, este tipo de unidad es crucial.

Pero hay un problema: es un liderazgo que no deja lugar a la autonomía del individuo. Es poderoso, pero no sostenible a largo plazo. Cuando desaparece el líder, la comunidad puede quedar sin dirección.

2. Liderazgo educador (Rabí Eliezer)


El segundo modelo es el de Moisés enseñando a su pueblo. Aquí, cada persona no solo escucha, sino que repite el mensaje palabra por palabra.

Este es el liderazgo del maestro: alguien que no solo inspira, sino que educa. No se limita a crear seguidores, sino discípulos que aprenden y hacen suyo el conocimiento.

Este modelo es más fuerte que el primero porque permite internalizar el mensaje y transmitirlo a la siguiente generación. Sin embargo, todavía depende del maestro. Mientras él esté presente, la enseñanza se mantiene. Pero, ¿qué sucede cuando ya no está?

3. Liderazgo Transformador (Rabí Nejemiá)


El tercer modelo es el más revolucionario. Moisés no canta todo el cántico, sino que solo dice la primera frase, y el pueblo entona el resto por sí mismo.

Este es el liderazgo que realmente transforma: el líder que no solo guía, sino que inspira a las personas a encontrar su propia voz. No crea seguidores ni solo discípulos, sino que forma líderes.

En este modelo, el mensaje no se apaga con la desaparición del líder, porque ha sido internalizado por cada persona. No hay dependencia de una autoridad externa, sino un compromiso profundo que nace desde el interior.

En la Familia


Los padres pueden criar a sus hijos con el modelo de Rabí Akiva (autoridad total), con el de Rabí Eliezer (enseñanza guiada) o con el de Rabí Nejemiá (autonomía y empoderamiento).

Si solo imponemos normas sin espacio para el crecimiento personal, corremos el riesgo de que nuestros hijos no aprendan a tomar decisiones. En cambio, si los educamos para que descubran su propio camino, habremos sembrado algo eterno.


En la Comunidad


Líderes comunitarios pueden enfocarse en tener miembros pasivos que siguen instrucciones, en educar a una comunidad con valores, o en inspirar a cada persona a asumir un rol activo. Las comunidades más fuertes no dependen de una sola persona, sino que cada miembro se siente responsable de su continuidad.


En la Vida Espiritual


No basta con seguir rituales sin entender su sentido. Tampoco es suficiente solo estudiar sin aplicar. La verdadera conexión con lo divino ocurre cuando hacemos nuestra la enseñanza, cuando transformamos lo que recibimos en una parte integral de nuestra vida.

¿Qué tipo de líder queremos ser?


Cada uno de nosotros tiene la capacidad de liderar en algún área de la vida. La pregunta es: ¿Queremos seguidores o queremos formar líderes?

Los líderes más trascendentes no son los que generan dependencia, sino los que enseñan a los demás a caminar por sí mismos.

Moisés nos muestra que el verdadero líder es aquel que enciende la chispa en los demás, permitiéndoles continuar la canción por sí mismos.


Así que hoy, preguntémonos:

➡️ ¿Estoy ayudando a otros a descubrir su propia voz?
➡️ ¿Estoy transmitiendo conocimientos o solo instrucciones?
➡️ ¿Estoy inspirando a la próxima generación para que continúe el legado, incluso sin mí?


La enseñanza del Cántico del Mar no es solo una historia del pasado. Es un mensaje para nuestra vida hoy: aprender a liderar dejando una huella duradera en el corazón de los demás.


Shabat Shalom.