Preparando mi examen de Mishna para este semestre, estudiamos el seder nashim. En este seder, en el capítulo 3:12 del masejet kidushin, se encuentra la primera mención en la historia judía del momento en el cual los judíos dejaron de ser definidos como tales por parte del padre y comenzaron a serlo por parte de la madre. Es bien sabido desde hace miles de años que para ser judío hay que nacer del vientre de una madre judía. Ella es la que define el status judío de nacimiento y no el padre. Sin embargo, cualquiera que lee seriamente la Biblia sabe que esto no era así. En algún momento esto se cambió y así ha permanecido hasta la actualidad para quienes se adscriben a la tradición rabínica dentro del sistema halájico conformado por los textos autorizados. Si uno se posiciona fuera del sistema halájico y dichos textos la discusión no tiene mucho sentido, es equivalente a querer jugar al ajedrez usado un tablero de backgammon o damas.
A través del estudio sobre la Mishna guiado por el Rabino Doctor Kulp, descubrí una obra maravillosa del Rabino Doctor Shaye J.D. Cohen: The Beginnings of Jewishness: Boundaries, Varieties, Uncertainties – Los comienzos de la judeidad: límites, variedades, incertidumbres. En los tiempos modernos, varios grupos judíos han argumentado si el judaísmo es una función de la etnicidad, de la nacionalidad, de la religión o de las tres cosas. Estas concepciones fundamentales ya estaban en su lugar en la antigüedad. La peculiar combinación de etnicidad, nacionalidad y religión que caracterizaría el judaísmo tomó forma en el siglo II a.e.c. Este libro, brillantemente argumentado y accesible, revela uno de los temas más complejos de la antigüedad tardía al mostrar cómo estos elementos fueron comprendidos y aplicados en la construcción de la identidad y pertenencia judía por parte de los judíos, los gentiles (los no judíos) y el estado. Comenzando con el caso intrigante de la herencia judía de Herodes el Grande, Shaye J.D Cohen continúa discutiendo qué hizo o no hizo a la identidad judía durante el período: la cuestión de la conversión, la prohibición del matrimonio mixto, el descenso matrilineal y el lugar del converso en el mundo judío y los mundos no judíos. Su excelente estudio es único, ya que se basa en una amplia gama de fuentes: literatura judía escrita en griego, fuentes clásicas y textos rabínicos, tanto antiguos como medievales. También presenta una discusión detallada de muchos de los textos rabínicos centrales que tratan sobre la conversión al judaísmo.
Sin dudas recomiendo leer todo el libro. Lo que traduje a continuación es su epílogo el donde el autor teje la narrativa histórica de la identidad y pertenencia judía en forma clara y ordenada. Espero disfruten la lectura y epílogo de este libro el cual, insisto, es de lectura obligada para quienes quieran argumentar seriamente sobre patrinilinealidad y matrilinealidad en el judaísmo.
“Nosotros” y “Ellos”
La judeidad, la afirmación consciente de las cualidades que hacen que los judíos sean judíos, supone un contraste entre dos grupos diferentes: “nosotros” y “ellos”. Los judíos constituyen un “nosotros”, todo el resto de la humanidad, o, en el lenguaje judío, las naciones del mundo, los gentiles, constituyen un “ellos”. Entre “nosotros” y “ellos” hay una línea, un límite que no está dibujado en arena o piedra sino en la mente. La línea no es menos real por ser imaginaria, ya que tanto “nosotros” como “ellos” estamos de acuerdo en que existe. Aunque hay un límite que separa a los dos grupos, el límite es transitable, puede ser cruzado y no siempre permanece distintivo.
Este libro es un estudio de la creación de este límite durante el período formativo del judaísmo, desde el siglo II a.e.c hasta el siglo V. El tema de la parte 1 es que la frontera entre judíos y gentiles en la antigüedad no siempre estaba claramente marcada; el grado de interacción social entre judíos y no judíos era lo suficientemente grande para que no siempre fuera fácil saber quién era judío y quién no lo era. En la diáspora, especialmente, era relativamente fácil para un judío «hacerse pasar por» -o «ser confundido con»- un gentil. Asumimos que asociarse con judíos y observar los rituales y prácticas judías establecería una presunción de judaísmo pero eso no otorgaba certeza de judeidad. Como pasa hoy, algunos gentiles también se asociaban con los judíos e incluso observaban algunos rituales judíos. En la tierra de Israel los asuntos eran a veces igual de complicados. ¿Fue Herodes el Gran Judío? El rango de las respuestas dadas a esta pregunta por nuestras fuentes antiguas son bastante asombrosas, llamándolo «el portador de sangre de Judea» hasta Edomita , «medio-Judío» e incluso llegando hasta esclavo gentil. Estas respuestas reflejan la reputación póstuma de Herodes al menos tanto como lo reflejan las dudas persistentes acerca de su condición judía durante su vida, pero muestran claramente y no obstante, que el judaísmo no era una función de criterios objetivos empíricos. Para complicar aún más el problema tenemos la ambigüedad inherente de la palabra griega Ioudaios, que originalmente designaba a un miembro de la comunidad étnica de Judea (es decir, un judeano), pero posteriormente también vino a designar cualquier persona que venera al Dios cuyo templo está en Jerusalén (en decir, un judío).
El tema de la parte 1 es que el límite entre judío y gentil no está bien marcado; el tema de la parte 2 es que la frontera es transitable. El desarrollo de Ioudaios (judeano o de Judea) a “judío” (definido por su condición religiosa y cultural más allá de su lugar geográfico de origen) da testimonio de un desarrollo trascendental en la historia del judaísmo, el crecimiento de una concepción no étnica de la judeidad. Tal concepción no se certifica de manera segura hasta el siglo II a.e.c, cuando los hasmonaitas (los macabeos), bajo la influencia de las ideas políticas griegas, extendieron la ciudadanía en el “estado de Judea” a los edomitas e ituraeanos. Los nuevos ciudadanos seguían siendo edomitas e ituraeanos incluso cuando se convirtieron en judeanos. Con la apertura del límite en el siglo II a.e.c, los gentiles lo cruzaron y se convirtieron en judíos de diversas maneras, ya sea por medio de la libertad política, la conversión religiosa, la veneración del Dios judío, la observancia de los rituales judíos y/o la asociación con judíos u otros medios. El mismo período también proporciona la primera certificación segura de la noción de conversión para el judaísmo, la idea de que un gentil podía negar su politeísmo (no hay necesidad de decir “una gentil” en este período, porque la conversión al judaísmo se concibió por primera vez como una prerrogativa de varones) y aceptar al único Dios verdadero. Los rabinos en el siglo II e.c estandarizaron el proceso de conversión exigiendo que todos los conversos acepten los mandamientos de la Torá, que los hombres sean circuncidados, que todos los conversos se sumerjan adecuadamente en la mikve y que estos pasos se tomen públicamente y, por lo tanto, sean verificables. Cuando un gentil ha cumplido con todos los requisitos rabínicos y realizado la ceremonia prescrita, los rabinos lo declaran (o la declaran) como «un israelita en todos los aspectos». El gentil se ha convertido en un judío.
¿Los conversos eran considerados 100% judíos?
Aun cuando permitieron que los gentiles se convirtieran al judaísmo, los rabinos antiguos proscribieron todo contacto sexual abierto y posible, ya sea matrimonial o no, entre judíos y gentiles conversos. Este es el tema de la parte 3. Al declarar y justificar la prohibición, los rabinos seguían una tradición que se remontaba, de nuevo, a los hasmonaitas en el siglo II. Sin embargo, cuando se trató de las consecuencias de los matrimonios mixtos, los rabinos del siglo II e.c parecen haber sido totalmente innovadores. Establecieron el principio matrilineal que decretó que el estado de los hijos de los matrimonios mixtos sigue el de la madre. Así, una mujer no judía tiene hijos no judíos incluso si son engendrados por un hombre judío y una mujer judía tienen hijos judíos, incluso si son engendrados por un hombre no judío. Este principio aparece por primera vez en la Mishná pero sin explicación ni justificación. Probablemente este principio entró en la ley rabínica ya sea bajo la influencia de la ley romana de las personas, o como resultado de reflexión rabínica sobre la naturaleza de las mezclas y el cruzamiento de diversos tipos.
El principio matrilineal y la prohibición del matrimonio mixto son expresiones de la preocupación rabínica por el pedigrí adecuado y la pureza genealógica. Según los textos rabínicos la descendencia de matrimonios impropios es inferior a la descendencia de matrimonios adecuados, e incluso la descendencia de matrimonios adecuados puede clasificarse de acuerdo con una jerarquía genealógica (ver final de la Mishna Kidushin). En este sistema, los conversos, debido a su nacimiento fuera del grupo, tienen un rango inferior al nativo israelita. Un gentil puede convertirse en judío pero nunca puede borrar su nacimiento gentil (de hecho es siempre llamado hijo de Abraham o Sarah) y, en consecuencia, nunca puede alcanzar la igualdad total con el nativo (esto será un tema central para Iehuda Halevy en la Edad Media).
El límite entre “nosotros” y “ellos” es una combinación de religión o «cultura» (parte 2 del libro) y etnicidad o nacimiento (parte 3). En una serie de pasajes, Filón de Alejandría, Flavio Josefo y los rabinos reconocen explícitamente la dualidad de la frontera, pero no parecen darse cuenta de que sus dos aspectos son fundamentalmente irreconciliables. El sistema de identidad que alcanzaría una forma canónica en el judaísmo rabínico era una unión de elementos dispares, el judaísmo como una función de la religión y el judaísmo como una función de la descendencia.
Mantengamos las distinciones bien claras
La hegemonía rabínica y el entorno político de las comunidades judías desde la antigüedad tardía hasta los tiempos modernos tempranos aseguraron conjuntamente que el judaísmo no sería ni esquivo ni problemático. Muchos textos rabínicos imaginan que los judíos de nacimiento son distintivos, identificables, no asimilables; de hecho, los textos rabínicos son los únicos textos de antigüedad que hacen tales declaraciones. La ley rabínica fortaleció la frontera entre judíos y gentiles, y definió el proceso de conversión, el lugar del converso dentro de la sociedad judía, el estado de los descendientes de los matrimonios mixtos, y la capacidad de matrimonio de todos aquellos dentro de la comunidad de Israel. Los rabinos de la antigüedad no pudieron -de hecho no podían- resolver todas las ambigüedades y dudas sobre el judaísmo, la conversión y el matrimonio mixto; los rabinos de épocas posteriores dedicaron (¡y aún están dedicando!) mucha energía al ajuste fino del sistema rabínico y el esclarecimiento de preguntas que los rabinos de la antigüedad nunca habían considerado.
En particular, los rabinos de la Edad Media dedicaron mucha atención al estado del apóstata, es decir el judío que cruzó la frontera y devino en un gentil, el caso de aquel de “nosotros” que se convirtió en uno de “ellos”. La antigua ley rabínica prestaba poca atención a los apóstatas, pero en la Edad Media, tanto en el cristianismo como en las esferas islámicas, la apostasía era un problema serio y real que exigía atención. ¿Seguía el judío apóstata siendo un judío? Esta fue la única pregunta importante para la cual el legado antiguo fue totalmente inadecuado. Por el contrario, los rabinos de la antigüedad legaron a la posteridad un sistema que definía la membresía dentro de la comunidad de Israel y que claramente estableció el significado y los límites de la judeidad.
El entorno político de las comunidades judías de Europa, el Mediterráneo y el Cercano Oriente también contribuyó a la naturalidad e inevitabilidad de la judeidad. Los estados cristianos de Europa y los estados islámicos de África y el Lejano Oriente reconocieron a los rabinos como los líderes religiosos de sus comunidades judías y, lo que es significativo, apoyaron el mantenimiento de la frontera entre los judíos y sus vecinos cristianos o musulmanes. En sus periodos formativos tanto el cristianismo como el Islam se definieron a sí mismos en contraste con el judaísmo, y ese legado se mantuvo en la Edad Media. Así como los judíos estaban interesados en definirse como un “nosotros” en contraposición de los cristianos y musulmanes, los cristianos y los musulmanes estaban interesados en definirse a sí mismos también como un “nosotros” en contraposición de los judíos como «ellos». Los estados cristianos y musulmanes alentaron a los judíos a desertar, y una de las formas en que lograron ese objetivo fue asegurarse de que todos supieran quién era judío y quién no lo era. Por siglos, entonces, viviendo en estados cristianos y musulmanes bajo la hegemonía rabínica, los judíos sabían quiénes eran. La judeidad no era un problema.
La Modernidad: cuando las fronteras y diferencias se evaporan
La judeidad se convirtió en un problema cuando estos factores internos y externos desaparecieron. En el siglo XIX, la emancipación de los judíos y la reestructuración general de la sociedad europea a través de los procesos emancipatorios de las minorías junto al iluminismo tardío significó el colapso de las fronteras intelectuales, políticas y sociales que tradicionalmente habían mantenido a los judíos «dentro» y a los gentiles «fuera». En búsqueda de una mejor vida los judíos decidieron salir de sus guetos y entraron en la nueva sociedad occidental mayoritaria. Alimentados por un gran deseo de pertenecer, muchos judíos abandonaron su carácter étnico y religioso para convertirse en «buenos» alemanes, «buenos» franceses, etc. Incluso en Europa del Este, donde la Emancipación se produjo más tarde y con mucho menos efecto que en Europa Occidental, la vida judía en las aldeas y en las pequeñas ciudades estaba muy afectada por las últimas décadas del siglo XIX debido a las fuerzas corrosivas del antisemitismo, el empobrecimiento, las emigraciones y las revoluciones sociales. En los Estados Unidos y otras diásporas, la separación de la iglesia y el estado significó que los rabinos nunca tuvieron ningún poder legal ante los ojos del gobierno, y que la comunidad judía no tenía una posición legal mayor que la de una asociación de voluntarios. En todas partes, al parecer, la hegemonía rabínica había desaparecido, o se había reducido, y el estado ya no imponía la identidad judía. Este es el contexto que forzó en la modernidad el nacimiento de una nueva pregunta: «¿Qué es y Quién es Judío?» (realmente en el mundo medieval estas pregunta no era relevantes, los judíos y no judíos sabían muy bien quiénes eran y qué eran).
El siglo XIX fue la época de las grandes ideologías judías modernas. Reformismo, Ortodoxia, y (para usar un término que fue acuñado después) los pensadores Conservadores, definieron el judaísmo en términos de religión, similar al cristianismo y en contraste con él. Los pensadores reformistas fueron los más abiertos y los más lógicamente consistentes en su afirmación de que el judaísmo era solo una religión, no un pueblo y no una nación. Los judíos alemanes, dijeron, no tenían más en común con los judíos franceses que lo que los católicos alemanes tenían con los católicos franceses. Por otro lado el final del siglo vio el surgimiento de dos ideologías que definían el judaísmo en términos no religiosos. Los sionistas definieron el judaísmo como una nacionalidad: los judíos necesitaban un estado propio para poder alcanzar la normalidad que los eludía como un pueblo de la diáspora. Para la mayoría de los sionistas, el judaísmo como religión había muerto; el nuevo judaísmo era el nacionalismo judío. Entre los primeros sionistas había algunos que habrían acogido como miembros incluso a judíos que se habían convertido al cristianismo; si los alemanes pueden ser católicos o protestantes, ¿por qué los israelíes (para usar un término que fue acuñado mucho más tarde con el establecimiento del Estado Moderno de Israel) no podrían ser judíos o cristianos? Por el contrario los bundistas argumentaron que el judaísmo era la condición de pueblo, y que la solución al problema judío en Europa no era el nacionalismo sino el socialismo. A través del socialismo las masas de los judíos trabajadores pobres serían liberadas de su pobreza y ennoblecidas. En Europa occidental hubo luchas feroces entre las fuerzas del Reformismo y las fuerzas de la Ortodoxia, en Europa del Este entre los sionistas y los bundistas, y entre ambos grupos estaban los religiosos tradicionalistas. Religión, nacionalidad y etnicidad: lo que los rabinos siguiendo a los hasmonaitas (los macabeos) habían logrado unir, en la modernidad se habían vuelto a dividir.
Las fuerzas del caos y la confusión no han disminuido en el siglo XX y XXI. Es cierto que los bundistas han desaparecido. El Reformismo que en sus inicios fue abierta y orgullosamente antisionista, hoy junto a prácticamente todas las expresiones organizadas del judaísmo como religión en la actualidad apoya al estado de Israel y reconoce que la nacionalidad es un componente de la identidad judía. Pero la creación del estado de Israel ha llevado a nuevos desafíos: hay una sensación creciente de que la identidad judía en el estado judío es diferente al sentimiento de la identidad judía en la diáspora, y que esta diferencia va en aumento. En los Estados Unidos y la diáspora, el crecimiento de los matrimonios mixtos y la atenuación de una identidad religiosa entre los amplios alcances de la población judía ha causado gran preocupación entre los rabinos, sociólogos, demógrafos y líderes comunitarios: ¿qué tipo de identidad judía tienen estos judíos? ¿Qué tan fuerte es? ¿Se puede transmitir a la siguiente generación? En la década de los 90, hay apenas unas pocas publicaciones judías que no tiene al menos un artículo sobre esta constelación de temas.
El desafío actual: Sin «ellos», ¿puede haber un «nosotros»?
La incertidumbre de la judeidad en la antigüedad prefigura curiosamente la incertidumbre de la judeidad en los tiempos modernos. En ese entonces, como ahora, los judíos individuales no son fácilmente reconocibles; simplemente son parte de la población general. En ese entonces, como ahora, la palabra Judío o Ioudaios ha llegado a tener una amplia gama de significados. Antes de que llegaran los rabinos y estandarizaran las reglas de conversión, había numerosas formas en que los gentiles cruzaban la frontera y se convertían en judíos. Antes de que los rabinos vinieran e inventaran el principio matrilineal, los hijos de padres judíos fueron considerados judíos y los hijos de padres gentiles fueron considerados gentiles. En nuestra época, fuera de las pequeñas pero influyentes comunidades que aún se adhieren a la ley rabínica tradicional, ya no se obtienen los estándares rabínicos para la conversión y el principio matrilineal rabínico. En algunas comunidades, los hombres ni siquiera necesitan ser circuncidados para ser aceptados como conversos (un grado de apertura que, como he argumentado varias veces en el libro, es incomparable en la antigüedad y toda la historia judía). Hoy, al igual que en las comunidades no rabínicas de la antigüedad, los gentiles se afilian a la comunidad judía de muchas maneras y por muchas razones. Hoy, al igual que en las comunidades de la antigüedad no rabínicas, los descendientes de padres judíos y madres no judías se consideran judíos (al menos en algunos círculos). Pero según la ley rabínica, no existe tal cosa como ser «medio judío». De todas maneras en la sociedad estadounidense y la diáspora existe una categoría creciente de personas que se consideran a sí mismas como «medio judíos». Incluso hay un pequeño pero creciente grupo de «temerosos de Dios» (algunos de ellos se definen como «Noájidas» aún cuando esta categoría es hoy un anacronismo histórico), gentiles que ya no se ven a sí mismos como cristianos, sino como gentiles en la periferia del judaísmo. Nuestro mundo post-rabínico refleja el mundo pre-rabínico de la antigüedad.
La principal diferencia entre nuestro mundo y el de ellos es que el contraste existencial entre “nosotros” y “ellos” era una realidad para los judíos de la antigüedad, incluso para los judíos pre-rabínicos y los judíos no rabínicos, mientras que ya no es una realidad para muchos judíos contemporáneos de la diáspora. La mayoría de los judíos de los Estados Unidos y la diáspora, tal vez la gran mayoría, no se sienta alienada de la sociedad gentil. Ciertamente nuestra sociedad neutral no hace nada para reforzar la identidad y pertenencia judía o para obligar a los judíos a permanecer judíos. El aumento dramático de la tasa de matrimonios mixtos muestra no solo que una gran cantidad de judíos no ven a los gentiles como “ellos”, sino que también una gran cantidad de gentiles ya no ven a los judíos como un “ellos”. El desarrollo de una «religión del Holocausto» entre los judíos que intenta invertir al judaísmo con un significado sobre la base de la destrucción de los judíos europeos, es un intento de darles a los judíos hoy un cierto sentido de alienación o de alteridad de la sociedad circundante. Si ha tenido éxito o puede continuar teniendo éxito no está claro. Los judíos estadounidenses simplemente se han vuelto estadounidenses: blancos de clase media. No hay ningún registro histórico de que cualquier grupo de judíos en la antigüedad haya alcanzado este nivel actual de integración en su sociedad, este nivel de aceptación y al mismo tiempo un nivel inaudito de auto-abnegación étnica.
Los líderes comunitarios judíos se preguntan y se preocupan: ¿la desaparición del “otro” presagia la desaparición del “sí mismo”? Sin «ellos», ¿puede haber un «nosotros»?
Nota personal y conclusiones
A lo largo de este libro yo, Shaye J.D Cohen he hablado en primera persona singular. Soy blanco, de clase media, heterosexual, diestro, estadounidense, judío, masculino, casado y padre de cuatro. Me encantaría compartir con el lector mi biografía personal y académica completa, excepto que imagino que el editor se opondría. Yo ofrezco esta información personal porque yo, como la mayoría de mis compañeros en el mundo académico, me doy cuenta de que todo el academicismo está condicionado por el entorno y la identidad de sus autores. De ahí tú, lector, deberías saber algo sobre mí, el autor.
En el Seminario Teológico Judío en Nueva York (JTS), fui ordenado como rabino Conservador y enseñé durante muchos años. Fui educado en la escuela «histórico-positiva» del judaísmo Conservador. Incluso si aprendiera la hermenéutica de la sospecha de Morton Smith, mi mentor doctoral en la Universidad de Columbia, sigo siendo un positivista: estudio el pasado para hacer afirmaciones positivas sobre lo que creo que sucedió o no sucedió. Estudio no solo las tradiciones históricas sobre un evento sino también el evento en sí. Como la mayoría de los historiadores, encuentro la discontinuidad y el cambio más interesante que la continuidad y la tradición. Por lo tanto, en este libro he enfatizado los puntos cruciales en los cuales una ley o idea dada recibe su testimonio más temprano. He esbozado una historia del judaísmo, desde la pertenencia a un pueblo hasta la ciudadanía en un estado, hasta la adhesión a una religión, y finalmente, como se evidencia en los textos rabínicos, como la pertenencia a una religión étnica. Si mi reconstrucción es correcta, esta es una historia muy interesante. Tal vez los historiadores que conocen el mundo antiguo mejor que yo encuentren más paralelos grecorromanos que yo para dilucidarlos; tal vez los historiadores de otras regiones del mundo encuentren paralelos con estos desarrollos en la historia de otros grupos; tal vez los historiadores de la experiencia judía mostrarán cómo cualquier número de estas ideas sobreviven y se desarrollan en los siglos posteriores; tal vez los historiadores que están más familiarizado con las ciencias sociales podrán iluminar estos desarrollos a través de la aplicación de la teoría y los modelos sociales. He hecho mi mejor esfuerzo como historiador.
Soy un rabino, pero no estoy escribiendo como un rabino. Es decir, en este libro no estoy abogando conscientemente por la retención, reforma o eliminación de cualquier ley rabínica. Si mi enfoque histórico es correcto, la conversión al judaísmo, el principio matrilineal, la prohibición general del matrimonio mixto y el nexo de religión, etnicidad y nacionalidad no fueron reveladas al pueblo de Israel por Moisés en el Monte Sinaí, sino que fueron creadas por judíos históricos que vivían en el tiempo histórico. Por consiguiente, ¿este hecho implica que estas ideas y leyes no tienen autoridad sobre los judíos contemporáneos, que pueden ser enmendados o descartados a voluntad? La respuesta depende enteramente de la teoría de la revelación, autoridad, tradición y ley en el judaísmo:
- Los judíos tradicionalistas disputarán los principios sobre los cuales se basa mi erudición histórica. Los que sean intelectualmente honestos quizás aceptarán mis argumentos pero sostendrán que mis teorías históricas no tienen consecuencias para aquellos que desean ser fieles a la tradición y observar la ley rabínica normativa fuera de la historia. La historia es la historia, dirán, y la halajá (ley rabínica normativa) es la halajá.
- Los judíos reformistas pueden tomar mi argumentación histórica como justificación de la reforma de prácticas tradicionales, pero argumentan de esta manera solo porque ya han decidido previamente y por otras razones no halájicas ni tradicionales acomodar estas leyes a su decisión personal.
En otras palabras, el academicismo histórico no tiene consecuencias necesarias para la observancia judía. Los que desean mantener la tradición pueden hacerlo, los que desean reformar la tradición podrán hacerlo; el primero negará la relevancia de la erudición histórica para con la práctica judía, el último la afirmará como sustento y base teórica. Al fin de cuentas el tema crucial no es la historia, sino la predisposición en el abordaje del texto por parte de la susceptibilidad del lector y su deseo.
Espero que mi trabajo tenga un efecto en las costumbres de la comunidad judía contemporánea. Espero que las autoridades rabínicas contemporáneas den la bienvenida a los posibles conversos con la misma seriedad y postura moderada que forma la base de la ceremonia de conversión rabínica. Y, finalmente, espero que la sociedad judía contemporánea aprenda a considerar a los conversos como iguales a los nativos. Pero estas esperanzas no han dirigido mi erudición y sus conclusiones, al menos no conscientemente.
Juan Manrique dice
Hola mi buen hermano, hay muchas causas la mía por ejemplo, soy cuarta generación de Españoles en Argentina mi apellido fue comprado en el reino de Castilla España al conde Manrique de Lara para quedar bajo la protección de la corona para que los musulmanes quien te escribe siente el llamado a creer en el único Hashem mi Señor, la raíz judía está viva en mi corazón porque soy y seré creyente asta el día que D_is me llame.
Diego Edelberg dice
Hola Juan,
Según lo que describres entrarías en esa categoría de «temerosos de Dios» que no son judíos.
Según el libro siempre han estado presentes a través de los años.
Un abrazo
Manuel dice
Hilel y Shamai ¿tenían posición a este respecto?. La orden de Esdrás de despedir a las mujeres no judías, de los matrimonios de quienes reconstruían el Segundo Templo, ¿se inscribe en la ley halájica sobre la línea materna?. Muchas gracias!
Diego Edelberg dice
Con respecto a Hillel y Shamai sobre el tema no lo sé con certeza.
Intentaré leerlo nuevamente y darte una respuesta.
De alguna manera el desarrollo de la mujer como portadora de linaje judío tiene un desarrollo histórico también
Isabel dice
contrario. Gracias Diego.
Ana Luisa Kohon dice
Hola Diego, me hace mucho sentido este texto, mi padre es Judío, mi madre no lo es, pero yo siento el judaísmo en mi ADN.
Diego Edelberg dice
Hola Ana,
Gracias por compartir tu sentir genético.
Los rabinos nunca usaron la genética como referencia sino más bien el acto volitivo de aceptar la Tora y la forma de vida judía.
Si tienes interés, podrías rectificar ese sentimiento para que se adscriba dentro de la tradición normativa judía.
De todas maneras no tienes ninguna obligación de hacerlo.
Un abrazo
Sergio A Heckel dice
Hola, Diego!.
Suelo leer tus artículos pero no soy de comentarlos. Pero bueno esta ves lo hago.
Todos ellos me parecen muy interesantes y la forma que los abordas, a mi entender, buscando trasmitir la esencia del judaísmo desde un lenguaje ameno, observador y no religioso, tratando de comprender lo complejo de la judeidad.
No soy o por lo menos no lo se, si soy descendiente biológico de judios y aunque no es un tema que me preocupe, si se ha despertado una forma de amar el «judaísmo» (por así llamarlo – Amor x sentimiento-), de entenderlo y a partir de allí practicarlo.
Gracias por tus aportes que me son de ayuda para transitar y comprender un poco este camino, su historia, pensamiento y esencia.
Diego Edelberg dice
Un placer Sergio.
Gracias por tus palabras.
En lo personal soy una persona religiosa pero puedo escribir desde perspectivas diferentes.
Continúa la búsqueda y el aprendizaje…yo lo hago todos los días!
Un abrazo
JR dice
Muy interesante , es un repaso a mucho de lo que conocemos pero desde una perspectiva más estructurada, es inquietante entre otras cosas lo que señala el artículo sobre la postura que tienen algunos pensadores actuales y antiguos sobre el converso, quien nunca será considerado un judío por el asunto del linaje. Sin embargo aún queda esa sensación de neblina, de poca claridad sobre el porqué aún se mantienen decisiones rabínicas que estuvieron diseñadas para ciertos contextos y que producen una pérdida considerable de miembros en cada generación, gente valiosa que se pierde y que muchas veces no va a ninguna parte, pareciera que no hay autoridad con una estatura reconocida por todos que pudiera hacer algo al respecto, por otra parte, el “ellos” y “nosotros” tiene sentido cuando se trata de mantener el “nosotros” no contaminado, situación que no ha ocurrido tampoco con el “ellos”, respecto a los humanos, a sus capacidades de establecer relaciones , la realidad sugiere que mantener esa línea es una ilusión, es una línea que se desdibuja día a día. Hoy podemos hablar de humanidad, de especie, de un «todos», de una hermandad global ….y además, siempre en peligro de extinción. Suerte con el examen. Saludos.
Diego Edelberg dice
Hola Juan,
Tu comentario me invita a pensar algunas cosas:
1) El judaísmo rabínico no tiene una sola voz central que representa a todos los judíos. Por eso que se tome una decisión universal por parte de todos los rabinos no es algo que sucederá en un corto plazo.
2) El tema de ver como inferior al converso es algo hoy de la susceptibilidad de las personas y no del sistema halájico. La halaja es bien clara: uno es judío o no es judío. No se puede ser «medio, cuarto o casi judío». De todas maneras es cierto y lamentable que a pesar que una persona puede convertirse hay otros que van a creer que su genética es «superior». Por eso el artículo aboga sobre el final para una seriedad en tanto procesos de conversión serios y trata del converso con la misma seriedad. La subjetividad del sentimiento de superioridad o «pureza» no se discute en la aplicación práctica de la tradición.
3) Yo no creo en un «todos» en tanto como iguales. Creo que lo que nos hace iguales es que somos todos diferentes. Celebro profundamente la diversidad y abogo por un mundo como la creación es: diverso.
Un abrazo
Mauricio dice
Excelente artículo!
Yo vengo de un papá judío sefaradí de Marruecos y mi mamá no es judía. Mi madre sigue siendo respetuosa y admiradora del judaísmo, razón por la cual mi mamá estaba más convencida que mi papá para que me hicieran el Brit Milá al 8vo día de nacer. Y así yo me hice judío.
Hace un tiempo atrás, pasé por el Beit Din en el Seminario Rabínico.
Para sentirme judío, yo no necesito un «certificado » pero hay determinadas cuestiones que si las requieren.
Estoy casado, tengo 3 hijos (2 nenas y un varón), y mi hijo varón de 13 años es autista, y se está preparando para su Bar Mitzvah! Para un joven, con la patología del espectro autista, es todo un desafío intelectual, y con orgullo lo estamos haciendo.
El judaísmo, ya sea que venga del padre y/o de la madre, es una herencia maravillosa!!!!!
Diego Edelberg dice
Mauricio querido,
Gracias por compartir tus palabras y tu propia experiencia personal junto con la de tu hijo.
Mazal tov en tu camino y tus decisiones y por continuar el legado de tus padres!
Un abrazo enorme!
Mordejay Halevy dice
Shalom, he leído tus artículos, uno a uno en cuanto los publicas, admirable labor de difusión sin atisbo de fanatismo o alienación de ningún tipo. Esta divulgación es cercana, muy valiosa, permite reflexionar sobre la propia identidad, sin enajenación. Este último de una claridad diáfana, es necesario leer el libro completo, pensar y reflexionar sobre nuestra identidad, afirmarnos, no solo en lo que creemos sino también por qué lo creemos. Gracias por tu esfuerzo y cada día aprender.
Diego Edelberg dice
Gracias Mordejay por tus palabras!
Es un gran libro!
Gonzalo dice
Yo creo que habría que ocuparse más en integridad humana y no tanto nosotros y ellos. Más integración, menos separación. Pero obviamente es interesante el texto; pero creo que tanta separación crea mayor destrucción de la propia raza humana, sea judía, cristiana, budista o musulmana.
Es mi simple opinión
Diego Edelberg dice
Entiendo lo que planteas Gonzalo.
Sin embargo debemos recordar que nada de lo que conocemos tiene esa característica de igual que describes.
Lo único en común que tenemos los humanos es que somos todos diferentes.
Lo mismo ocurre con el mundo animal y mineral.
No hay una sola especie de nada.
¿Por qué debería haber una sola especie de ser humano?
Abrazo
Oscar Enrique Gallego dice
Hola Diego, gracias por compartir tus informes. Estoy en un grupo Noájida y seguiré tras las enseñanzas que ofrece la Torá.
Diego Edelberg dice
Hola Oscar,
Un placer.
¿Qué hacen en el grupo Noájida?
Un abrazo
Hector Waisbein dice
actualmente existe un ADN judío y la UN acaba de publicar un artículo en el afirma que lo tienen 600 millones de personas. no se requiere asegurarse la herencia por la madre, la genética se basta por si sola.
Diego Edelberg dice
Interesante Hector, ¿y cómo determinamos las características del gen judío?
¿Tienes el artículo para leerlo y evaluar la seriedad académica de la investigación?
Un abrazo
Diego
Manuel dice
Gracias por compartir tu sentir genético.
Los rabinos nunca usaron la genética como referencia sino más bien el acto volitivo de aceptar la Tora y la forma de vida judía.
Si tienes interés, podrías rectificar ese sentimiento para que se adscriba dentro de la tradición normativa judía.
De todas maneras no tienes ninguna obligación de hacerlo.
Un abrazo
Read more at http://www.judiosyjudaismo.com/2019/07/la-impactante-verdad-sobre-los-judios-los-conversos-y-los-no-judios/#1cRIMb4SIt25x7GF.99
Diego Edelberg dice
¡Así es!
Juan Antonio Laguna Guerrero dice
Perdón por expresarme mal, dije a los judíos les dan cólicos, debí haber dicho a los judíos nos dan cólicos. Hay que aprovechar el lapsus de si la circuncisión se hace antes o después de la muerte. Tenemos que reconocer que a veces una circuncisión mal hecha destruye la vida de un hombre. Lo importante es estar con Dios. Nosotros = Humanidad + Dios
Diego Edelberg dice
No sé si entendí bien este comentario Juan.
¿A qué te refieres?
Marilu Suárez T. dice
Diego Edelberg
Gracias por compartir.
Diego Edelberg dice
Un placer Marilu.
Gracias
José T dice
Shalom Diego.
Como siempre, muy interesante la publicación que nos has hecho el favor de compartir. Te lo agradezco de corazón.
Agradezco también todos los comentarios de las personas adjuntos al texto y tus respuestas. Sin duda han enriquecido de una forma generosa el contexto mismo del tema.
Recibe un abrazo fuerte desde Zacatecas, México.
Diego Edelberg dice
¡Gracias José!
Yo también agradezco a todos los que comentan porque enriquecen y nutren cada publicación.
Aprendo mucho más compartiendo y debatiendo que escribiendo.
Un abrazo fuerte desde Chile
Anna Esther Helena Emdenborg dice
Pienso – siendo cristiana -ya que nuestra religion no es por linaje de sangre (aunque sí, en cierto modo, lo es debido a que todos los que iniciaron la religion nuestra fueron judíos observantes) y que por tanto, y definición todos somos injertos, conversos a nuestra religion.
Porque no se trata de costumbres, ni de ser parte de una nation, ni ser un pueblo que es una union entre linaje de sangre – sino de la fe ser cristiana.
Ser cristiano es ser persona de fe – no ser nacido como tal. Y lo que es interesante para mí es intentar de consolidar la idea de que un judío puede ser diferente – y no vivir de la Fe.
Por tanto para mí (viendo lo de «fuera») veo que el pueblo judío lo es – por la fe en Dios, por la sangre de la familia y la Torah. Te explico porque lo veo así – debido a «ser judío» es tener fe en el Dios de Abraham – el Dios de Isaac – el Dios de Jacob.
El mismo Dios, con tres diferentes (pero iguales) formas de deseos para con la persona que cumple con la Voluntad, de ese mismo Dios.
Y mi Dios (por vosotros) es el mismo Dios de Abraham, Isaac y Jacob – y te lo voy a explicar…
Ya que según you entiendo los Escrituras (Torah) una person – que no era judío – se hizo «un pueblo abrahamico» : Abraham. (A los cuales los judíos, cristianos y islam se piensan ser parte). O sea que Abraham es una persona de FE en Dios. Y a base de esa Fe – deja a su lugar de nacimiento, sus familiares, su casa y sus bienens y sé – va. Se va a donde Dios le manda. Eso para mí significa ser descendiente de Abraham. Hacer lo que hizo él. Obedecer a Dios (si aun es incomodo y pierdes todo lo que fue tuyo), y irse a donde Dios muestra que debes irte – si bien ni entiendes todo lo que Él desea en el momento. Y luego esperar… esperar… esperar … a que Dios cumpla Sus promesas. Contra toda lógica, contra todo que vean los demas, incluso a veces contra todo lo que tú mismo entiendes sea lo mejor para ti – lejos de tu «hogar».
Y veo en tu relato arriba que eso tambien ha sido lo que fisicamente pasó al pueblo judío – dispersos por todas partes del mundo constantemente diciendo «el año que viene en Jerusalem». Pero eso tambien (de forma corta y menos duro) – nos pasa a nosotros cuando nos convertimos del mundo a llegar a ser «hijos de Dios», dejar costumbres, pensamientos y formas de vivir que no son gratos a Dios. Convertirnos y dejar – para entrar en el Reino de Dios. Eso hacemos cuando recibimos de la Fe. Una fe de Abraham – donde los demas se ríen de nosotros y nos ridiculizan (como hacían con Abraham esperando a Isaac siendo un viejo con mujer vieja – Isaac significa eso: reírse).
Luego la segundo deseo de Dios para con nosotros. Deshacernos de lo que hemos esperado y pensado que Dios nos a dado – sacrificarlo. Como Abraham lo hizo con Isaac. Es una prueba de la Fe, darse para con los demas. Darse para que los demas puedan tener beneficio de que yo he tenido fe – mantenido mi fe.
Dios no nos quita lo que damos – sino nos da más… si podemos hacer «un Isaac» – debido a que somos personas muy apegadas a nuestras vidas y todo lo que allí hemos recibido de parte de Dios. Dios lo hace en el caso de Abraham y Isaac (el sacrificio) en el monte en un país _ Moria.
El nombre Moria (según entiendo) puede interpretarse de forma: lugar, donde Dios designa (escoge) – o se puede entender cómo: el lugar donde Dios se deja ver.
O sea… hasta ahora:
1. el Dios de Abraham significa para el individuo: tener fe y dejar todo, confianza aun si no entiendes y esperar en la promesa de Dios para un hijo único
2. el Dios de Isaac significa para el individuo: ser designado o donde Dios te deja verle
Pero Isaac tambien significa casarse. Con la persona que Dios ha elegido – para la «herencia» de fe. Y el servidor – Elieser – cumple con esa tarea para con Isaac y encuentra para Isaac la mujer adecuada. Rebeca es elegida no solo por ser muy bella – sino por su carácter.
Así que vemos hasta ahora un hijo – de una promesa de Dios y no según la carne – y vemos una mujer elegida – no por su belleza solo sino por su carácter. Su forma de ser – cuando no se cree observada!
🙂
Eso es el Dios de Abraham y Isaac – y por tanto lo que designa los que son como ellos … viven como ellos (un pueblo).
Lo que ahora falta es Jacob y Egipto… 🙂 vivir donde no es «el país» ser «vendido» por los hermanos que te tienen envidia – perdonarles y ayudarles — 🙂 cuando tienen problemas en su país.
En fin… lo ultimo : ser (creer en, tener fe en el Dios de) Jacob y cumplir con ello – lo dejo abierto.
Pero para mi es justamente lo que significa ser judío y tambien por tanto ser cristiano – porque nosotros los cristianos – no podemos ser algo SIN los judíos. Ya que nuestra fe, nuestra religion nace de, viene de, se basa en, esta fundada sobre, se nutre de las «aventuras de los judíos con Dios».
Tal veo mi fe: basada en la fe del pueblo judío. Con el Dios que les hizo «pueblo»: el Dios de Abraham, Isaac y Jacob.
Otro no tengo, ni quiero tener.
Diego Edelberg dice
Gracias Anna por compartir tu elaboración teológica con nosotros.
Realmente muy interesante toda la conexión que nos ofreces.
En tanto a lo que plantea el artículo, entiendo que tu posición sería (quizás por tu tradición cristiana) de ver al judaísmo como una religión. Yo pienso igual que tú. También pienso que es un pueblo, una tribu, una etnia y un lenguaje; un territorio y ningún territorio. Mi propia intención es expandir lo judío y amor la judeidad más allá de las interpretaciones particulares y dinámicas de cada generación. Al fin de cuentas es el intento de amar a los judíos (¡y los no judíos también!) más allá de si creen o no creen en algo. Te confieso aquí que yo no creo que la gente no crea…todos creen en algo. Mi propio llamado que siento es contribuir a que quienes no creen que creen descubran que creen y así vivir una vida de gratitud y humildad.
Anna dice
Diego, Dios te ha bendecido abundante para esa labor tuya. Y tambien es mi firme esperanza que tu pueblo lleguen a reanudar con vuestra fe en Dios – tal como ha sido antaño y en periodos.
Te doy gracias por responderme en mis comentarios y lamento que mi castellano no es mejor.
Me falta practica.
/ Anna
Diego Edelberg dice
Gracias Anna.
¿A qué te refieres con «reanudar vuestra fe en Dios»?
Nunca la hemos «detenido».
Y no te preocupes por el castellano, se entiende bien!
Un abrazo
Jorge Sanchez dice
Shalom Diego.
Primeramente desearte lo mejor para tu examen de Mishna…
Y segundo, decirte: como siempre un artículo interesante y con una perspectiva única. Ya había visto el título del libro en Internet… pero, no le había tomado algún tipo de sentido lógico para mi.
He tratado de ir estudiando Torah, a lo largo de un par de años atrás, no he estudiado Mishna, Zohar o Guemará… Y de acuerdo al autor del libro, las leyes rabinicas de alguna manera, se contraponen a la Torah… con lo cual, estoy de acuerdo… pues, hay en dos versículos de la Torah donde habla específicamente de la conversión… y dice algo así: se circuncidará y será como un nativo entre ustedes… por el momento no recuerdo los versículos bíblicos, pero, en uno de ellos es donde habla de la fiesta de Pesaj…
Bueno es solo un pequeño punto de vista particular mío de mí. Gracias Diego por este aporte y voy a tratar de conseguir el libro para leerlo… y nuevamente suerte en el examen…
PD. Por mi parte yo no sé si tengo ascendencia judía, pues, mis apellidos son sefardíes… lo que si soy es un discípulo de Yeshuá.
Nuevamente gracias por está reflexión.
Diego Edelberg dice
Shalom Jorge.
Lo que planteas es interesante y mi respuesta puede dividirse en dos partes.
Primera parte, efectivamente la tradición bíblica presenta la herencia por parte de padre y los rabinos cambiaron esa tradición.
Segunda parte, desde la propia perspectiva rabínica no hay nada que hacemos con el espíritu de «contraponerse» a la Tora sino entender que así es cómo se aplica en nuestras vidas lo que la tradición demanda.
Sé que es confuso lo que estoy escribiendo. Lo que intento aclarar es que «nosotros» (siguiendo el artículo) no sentimos que lo que hacemos viene a «contraponerse» a la Tora sino que viene a explicar cómo entender lo que en ella está escrito. Por supuesto que Cohen aquí dice que no está escribiendo como rabino sino como académico y por eso lo que puse en la primera parte se sostiene. Desde un punto de vista académico los rabinos establecieron una forma diferente de ser y pertenecer al pueblo judío de lo que leemos en los textos. Así y todo, los rabinos no sintieron que estaban «cambiando» ni haciendo nada «en contra de» sino a favor.
¿Se entiende? Es un planteo fascinante el que trae tu pregunta.
Margarita Ollivier dice
Gracias Diego por tus siempre ilustrativos informes, que ahora fueron sobre la judeidad. Sigue estudiando para compartir con nosotros tus cada vez más fuertes conocimientos sobre tu pueblo, religión, reglas sobre la misma y sobre todo, por tu amor al Creador.
Diego Edelberg dice
Un placer Margarita.
Gracias por tus palabras de aliento!
Manuel dice
Hola Diego,
He leído algunas publicaciones tuyas, y la verdad es que son muy interesantes y de gran apredizaje. No soy de comentar, pero esta vez me atrevo a señalar que «coincidentemente» estoy leyendo un escrito de Mario Saban «Causas y consecuencias de la ruptura entre el
judaísmo y el cristianismo en el siglo II» y que se alinea con lo que Tu señalas, más bien, con el libro que compartes, ya que una de las principales causas de esta separación y ruptura fue el tema de la identidad judía, de aquellos que estaban en la diáspora en aquellos entonces y los que estaban en Judea. Uno de los principales obstaculos y de gran discusión fue el tema de la circunsición. Estaban aquellos judios que solo aceptaban la incororacion de los «gentiles» solo si se habían circuncidado y estaba el otro «bando» que creían que solo bastaba la Fé en el Mesías Yeshua para si incorporación; y porque solo bastaba la Fé en Yeshua? porque entendian ellos que había llegado el tiempo de la redención mesianica y habia que actuar según la profeciía de Isaias 2:2 que dice «Acontecerá en los postreros días que El Monte de la casa de Adonay será establecido en la cima de los montes, Y se alzará sobre collados y acudirán a Él TODAS las naciones….» Es decir, el pensamiento de la redención mesianica es que ya no había distinción entre Griego o Judio, entre esclavo o libre ni hombre ni mujer…porque TODOS serán aceptos para llegar a Adorar al Padre.
Shavua Tov!
Diego Edelberg dice
Hola Manuel,
Tu comentario coincide con mi lectura estos días del seder Nashim como comenté al comienzo.
En el masejet Nedarim 3:11 la Mishna justo toca este tema. Te recomiendo leerla.
En lo que respecta al brit milah, para los judíos es el acto más elevado de conexión con Abraham a quién Dios llamó íntegro solamente después de pedirle que realice el pacto de circunsición.
No hay dudas que el brit milah es un gran diferenciador entre «nosotros» y «ellos» (siguiendo el estilo del artículo).
La idea no es instalar un modelo superador en este artículo. Eso nos llevaría de nuevo a la edad media con las cruzadas, inquisiciones, conversiones forzadas o incluso la espera que los judíos «vean la luz alguna vez» así salvan sus almas. La Iglesia logró avanzar desde esa posición y hoy los judíos y cristianos nos vemos como hermanos.
El objetivo es celebrar las diferencias y respetarlas.
Un abrazo
Hugo Alejandro Alvarez dice
Hola Diego,shalom. con respecto a todo este comentario es algo que siempre nos va a poner a pensar,son muchas las cosas que hay que analizar,porque como lo decías al principio del texto,la descendencia en la antigüedad provenía de parte del padre,entonces hay mucho que analizar;pero mi concepto personal es este: el judaísmo es un pueblo y no una religión,es un pueblo demasiado especial ya que es el pueblo de Dios,escogido por encima de todas las naciones del mundo;porque esta escrito bendeciré a quien te bendijere y maldeciré a quien te maldijere.
Diego Edelberg dice
Hola Hugo,
Así es, la intención del artículo es mostrar la complejidad de la judeidad.
Muchos creen como tú que es un pueblo.
Yo a veces creo que es una tribu…
Depende del día que me lo preguntes 😀
Un abrazo
Ruth Prem dice
Hola Diego, siempre leo tus artículos y admiro tu sabiduria e imparcialidad para escribirlos, gracias por enviarlos y hacerme parte de ellos cuando poco a poco voy entendiendo las profundidades del judaìsmo. Tengo parientes lejanos judios, tanto del lado paterno como materno, pero sobre todo, mi alma, mi corazón y mi mente son judios. Durante muchos años mi anhelo más grande era convertirme pero en mi paìs, la comunidad judia es muy cerrada y no conté con el apoyo para hacerlo. Con el correr de los años, he ido desistiendo de la conversiòn, no así de las prácticas, estudio y forma de vida judia. Creo que HaShem ha de tomar en cuenta mi amor a EL, a Su Torah y al esfuerzo diario por cumplir sus mandamientos, pero al final, no sé que soy. Te felicito de todo corazón, por tu constante estudio y amor. El compartirnos tus conocimientos, es esa expresión de amor para nosotros.
Diego Edelberg dice
Hola Ruth,
Gracias por tus palabras.
Si realemente sientes que no puedes vivir sin Tora te invito a que sigas adelante como sea.
Cuando hay un deseo hay una manera.
Un abrazo y adelante!
JOSE PABLO FERNANDEZ dice
Hola Diego
Como siempre, encantado con tus artículos sólo que en este caso me llama la atención tu afirmación de
“Si uno se posiciona fuera del sistema halájico y dichos textos la discusión no tiene mucho sentido, es equivalente a querer jugar al ajedrez usado un tablero de backgammon o damas”.
Claro, comprendo tu afirmación, pero aquellos que dicen seguir su vida de acuerdo con la halajá ( y que no lo hacen, porque somos humanos y nos resulta imposible ) ni siquiera nos consideran judíos a quienes tenemos un pensamiento liberal de forma que, para ellos, estos temas no pasan de ser un monólogo frente a una pared sorda porque si hay algo que los judíos sabemos hacer bien, es jugar ajedrez en un tablero de backgamon.
Habiendo dicho esto, mi amado, amadísimo amigo, me gustaría comentar lo dicho por Yeshayahu Leibowitz a quien cito con una traducción libre: “ A pesar de que el que repudie la idolatría aun no haya conocido la Torá, de alguna forma sí lo ha hecho. Aunque su conocimiento de la Torá aun debe cristalizar, es reconocido por los sabios como una persona que reconoce al Dios de Israel. “Alquien que repudie la idolatría es visto como si hubiera reconocido toda la Torà ( BT Kid. 40ª) De forma que aunque formalmente no se haya convertido en Judío, de alguna forma es es digno de ser reconocido como tal: “Cualquiera que repudie la idolatría es llamado Judío ( Meg. 13ª) .
Entre todos tus escritos, este ha sido uno de los artículos que mas me ha gustado pero, de alguna forma también ha sido el que mas pesar me ha provocado porque relatás el desarrollo histórico de ideas que han evolucionado “en el mundo de las ideas” pero no en el mundo “real”. No son pocos los judíos que buscan el pedigrí de tu linaje. Recuerdo en mi conversión qué tan importante era la firma de los tres rabinos que firmarían mi certificado; parecía mas importante que mi amor por la nación judía, por mi visión del judaísmo… todo porque para que mi certificado “tuviera mas valor” que otros y fuera “mejor reconocido” que otros, debía tener firmas de rabinos “especiales”.
Claro, mi amado, todos somos judíos, no hay medio judíos, eso yo lo sé, pero ¿lo saben todos? Mi conversión es “conservadora”; eso ya me hace diferente. Los neo ortodoxos me aceptan a regañadientes porque los rabinos que firmaron mi certificado eran reconocidos como “conservadox” – aunque uno ya se pasó al lado oscuro de la fuerza y se hizo Reform ( bien por él) pero vivo bajo la lupa de sus análisis con exigencias que ni ellos mismos cumplen. Y en mi línea de pensamiento actual, racionalista, historicista con un pensamiento liberal de “extrema izquierda” ahora, hasta los Conservadores de Derecha me ven de reojo ..
Y lo único que requiero para ser judío – y soy judío gracias infinitas a Dios – es repudiar la idolatría e identificarme con mi pueblo aunque prefiera las tortillas con frijoles refritos y no soporte el sabor del gefilte fish y predique que no existe una línea genealógica real entre los patriarcas y que se te tratan de tres mitos de tres tribus que se unifican para la creación de un arquetipo que nos convierte en un pueblo con un deber que va mas allá de cualquier otro; amar al prójimo
Shabat Shalom javer de mi corazón
Ruth Prem dice
No se si estoy respondiendo a Jose Pablo ó a Diego, como sea, el párrafo …»Y lo único que requiero para ser judío y soy judío gracias infinitas a Dios – es repudiar la idolatría e identificarme con mi pueblo aunque prefiera las tortillas con frijoles refritos y no soporte el sabor del gefilte fish y predique que no existe una línea genealógica real entre los patriarcas y que se te tratan de tres mitos de tres tribus que se unifican para la creación de un arquetipo que nos convierte en un pueblo con un deber que va mas allá de cualquier otro; amar al prójimo» _ me llena de esperanza y de la certeza que por ascendencia aunque sea lejana, convicción, odio a la idolatría, identificación con el judaísmo, amor al prójimo y aunque tampoco me guste el gefilte fish, soy judía.
jose pablo dice
Ruth, shalom v’ubraja ( paz y bendición ). El comentario es mío. Quiero indicarte que Diego y yo nos amamos como hermanos, pero no siempre estamos de acuerdo. De hecho, creo que en lo que mas estamos de acuerdo, es en nuestros desacuerdos. Pero nos tenemos un profundo respeto entre nosotros. Habiendo dicho esto, quería decirte que mi comentario se da en el marco de aquellos que hemos pasado el tamiz de la adopción del pueblo de Israel que, mas que una adopción, es un reencuentro con Am Israel. Si tu corazón, tu alma sabe que es judía pues ya lo sos ! , sin embargo, tu judaísmo puede ser que aun esté en el centro de muchas capas que hay que limpiar, y hay mucho que aprender y si aun no has cumplido con el proceso de mikve ( inmersión) posterior a un Beit din, pues, debes cumplir ese requisito para lo que te debes acercar a la congregación en donde el Rabino tenga la habilidad y la humildad de leer tu corazón judío. El ser judío no es un proceso automático en donde el simple hecho de abrazar una fe o bien, pasar por un filtro bautismal es suficiente. Pertenecer a una nación que todos amamos requiere un proceso, un tiempo, un nivel de compromiso que este proceso llamado «conversión» te va a ayudar a profundizar. Ahora, quiero que sepas que si has logrado comprender que hay un algo Creador del Universo único que merece nuestro amor ya, con eso, diste el primer gran paso y quisiera que este post sea una invitación para que inicies el camino mas importante y bello ( y a veces desanimaste) de tu vida. Bruja Haba ( bienvenida ) a Am Israel. Y si ya eres judía halajica, pues que mis palabras sirvan para que no abandones el estudio y aproveches la grandiosa oportunidad que te da el judaísmo de ser libre en tu pensamiento; libertad que te debe llevar a amar a tu prójimo como la mayor y mas noble de las metas. Shalom
Diego Edelberg dice
AMEN!
Espectacular este comentario querido José Pablo.
Y de eso se trata el majloket leshem shamayim (el desacuerdo en aras del cielo): no coincidir en todo pero de todas maneras quererse y respetarse mutuamente!
JP diste en el blanco con respecto a mi visión: si uno quiere ser judío, ¿qué mejor forma que hacerlo observando mitzvot como mikve, brit mila y estudio? Justamente eso es parte de ser judío!
Abrazo grande!
Diego Edelberg dice
fue una respuesta a JP.
Es una buena frase que trasciende lo cultural judío.
Un abrazo
Diego Edelberg dice
Querido JP,
Como siempre hay tanto aquí que me veo en la obligación de separar para contestar sin antes mencionar que me encantan tus comentarios! Bien aquí vamos
1) “Si uno se posiciona fuera del sistema halájico y dichos textos la discusión no tiene mucho sentido, es equivalente a querer jugar al ajedrez usado un tablero de backgammon o damas”. Me dediqué un semestre entero a cursar una materia en mi maestría titulada «Interfaith Family Engagement».
Es esencial que uno elija entre «un» sistema halájico o «el» sistema halájico para avanzar con estas ideas. Si uno quiere vivir dentro de «un» sistema halájico, entonces debe elegir Reformismo o Reconstruccionismo. Si desea vivir dentro «del» sistema halájico, debe elegir Conservador u Ortodoxia. El judaísmo posdenominacional parece estar más en «un» sistema halájico.
Los defensores de «el» sistema halájico insisten en que ser coherente y consistente con el sistema es una condición sine qua non de legitimidad, mientras que los defensores de «un» sistema halájico probablemente lo encuentren «agradable», pero no del todo esencial, para tomar decisiones, ser consonante y consistente con el sistema halájico clásico. Una vez que uno haya decidido mudarse a vivir de acuerdo con «un» sistema halájico, no necesita volverse loco construyendo argumentos, ya que ha decidido trabajar fuera de «el» sistema rabínico tradicional.
Hasta ahora nunca he podido entender cómo los defensores de «un» sistema halájico, por cualquier nombre que puedan llamar esos defensores a su sistema, no pueden dejar de ver que se han convertido en Dios. Determinan que el mandato legal judío X es inmoral o poco ético, y dado que Dios no puede ser inmoral o poco ético, ni Dios ordenaría lo que es inmoral o poco ético, X debe ser eliminado de la tradición judía. Dichos defensores a menudo afirman que son ellos los que están realmente constreñidos, mientras que los que viven en «el» sistema halájico, cuyo poder dentro del sistema es muy grande, son los que no tienen restricciones. Ese punto de vista parece estar al borde del absurdo. Aquellos que trabajan solo desde «el» sistema halájico se ven obligados a reconsiderar la validez o la innegabilidad de sus juicios morales sobre X si no pueden encontrar una forma dentro del sistema para lograr una modificación o abrogación de él, mientras que los defensores de «un» sistema halájico no tiene absolutamente tal restricción. Deciden que X es inmoral y se convierten en Dios al determinar que «el» sistema clásico debe estar equivocado en su comprensión de la voluntad de Dios, y dado que están obligados solo por «un» sistema y no «el» sistema, no se requiere más justificación para lograr el cambio.
Para los defensores de «la» comunidad halájica, si las autoridades del sistema no pueden encontrar la justificación sistémica defendible para celebrar matrimonios interreligiosos, la autenticidad exige que la comunidad esté vinculada por la posición clásica, independientemente de la conveniencia percibida, tal vez incluso la superioridad percibida. Para esa comunidad, la incapacidad de «defender desde adentro» el derecho al cambio significa que no existe tal derecho. La voluntad de los miembros de la comunidad, tal vez incluso compartida por sus líderes, debe diferir a la voluntad de Dios, como lo entiende «el» sistema halájico, ya que solo proporciona autenticidad. Por otro lado, los defensores de «un» sistema halájico, determinan» que la voluntad de Dios podría permitir ahora los matrimonios interreligiosos porque es la comunidad la que determina cuál es la voluntad de Dios, y no «el» sistema halájico. Si los defensores del «un» sistema halájico alguna vez definieron con precisión si existen reglas reales que gobiernan ese sistema, esas reglas podrían reemplazar la voluntad de la comunidad. Hasta ahora nunca he escuchado a ningún defensor de tal sistema afirmar que, de hecho, hay reglas que lo gobiernan. Si alguna vez lo hicieran, se volvería crítico para ellos definir por qué esas reglas son mejores que las reglas que gobiernan el sistema halájico clásico.
Claramente, las respuestas a las preguntas para esta discusión están considerando «un» sistema halájico. Desde esta perspectiva, hoy estoy más convencido por la imposibilidad de realizar bodas interreligiosas si quiero permanecer dentro de «el» sistema halájico rabínico. Dicho todo esto de otra forma, como estudiante rabínico, mantengo abiertas las puertas de mi comunidad y creo que sirvo a mejor a las familias interreligiosas al respetar al compañero no judío como él o ella es y no lo obligo a hacer nada que no tienen ganas de hacer. Además, permito participar en casi todo lo que está permitido halajicamente y mi experiencia, al menos en Argentina y Chile, es que crea más respeto por la integridad del sistema religioso (en lugar de ajustarse para hacer que «usted» se sienta cómodo).
2) Coincido con que reconocer la idolatría es un paso. Ahora, si uno quiere ser judío debería después regirse bajo «el» sistema halájico y no «un» sistema halájico para poner en práctica su judeidad
3) Estoy contigo que sería ideal que todos reconocieran tu conversión. Me apresuro a decir que a veces es más un tema político que religioso lo que se está evaluando. Más de organización institucional o movimientos que medir «tu alma judía». Pero estoy de acuerdo que el sistema merece un ajuste ahí.
Abrazo
Ruth Prem dice
Shalom José Pablo, gracias por tu respuesta y sugerencias. Como dijo Rut la moabita a Noamí: «tu pueblo será mi pueblo y tu D-OS será mi
D-OS» así he dicho yo también muchas veces. Con la ayuda de HaShem trataré de cumplir con el proceso que se requiere para abrazar el judaísmo , y en ese camino, agradezco muchísimo los artículos de Diego; a tí por tus sugerencias y a todos los Rabinos que están siendo «luz para las naciones» y abriendo los ojos espirituales de tantas y tantas personas sinceramente equivocadas. Shalom v´ubrajot.
Diego Edelberg dice
Un placer contribuir.
Quiero aclarar que mi pluralismo me recuerda que no necesariamente hay que creer lo que yo creo para dejar de estar equivocado.
Pero de todos modos me alegra saber que puedo contribuir de alguna forma a refinar ideas que uno siente no resuenan con las creencias más viscerales de uno mismo
Abrazo
Jose Pablo dice
Hay un algo que te llama y destruye tu desinterés, una pasión inevitable y un amor incendiario por abrazar el judaísmo. Para algunos es la voz De Dios, otros creen que es jutzpá ( mejor traducido como testarudez judía ) y otros, como yo, pensamos que es un amor loco por un “algo” que nos hace sentir mejor siendo judíos que no siéndolo. Bendita sea la hora de tu mikve y le pido al creador del Universo que te permita ser luz
Diego Edelberg dice
¡me encantó este comentario!
No tiene que ser perfecto. Tiene que ser auténtico.
Abrazo