• Saltar a la navegación principal
  • Saltar al contenido principal
  • Saltar a la barra lateral principal
  • Saltar al pie de página

Judíos & Judaísmo

antiguo, novedoso, sagrado.

  • ¿Nuevo en el Blog?
  • Acerca del Autor

Dios no juega a las escondidas

29/05/2014 por Diego Edelberg 2 comentarios

 

¿Donde está Dios?

Una de las frases más famosas atribuidas al Rabino de Kotzk dice que Dios está donde dejamos que entre. Muchas veces y en forma equivocada pensamos que esto solamente implica que debemos hacer cosas en nuestros hogares o comunidades para que se abra esa puerta. Por supuesto que podemos permitir que Dios entre en nuestros orígenes, en nuestros amigos, en esos momentos especiales en que acudimos a Su ayuda o incluso cuando sentimos aquellas experiencias únicas que no podemos reducir en palabras. 

Pero es fundamental que por encima de todas estas oportunidades en las que intentamos dejar entrar a Dios, cada uno de nosotros realmente entienda lo que significa encontrarse con su parte de Dios sintiendo esa unidad indivisible del cosmos dentro de uno mismo. Al sentir que somos parte del tejido universal donde todo lo bueno y lo malo forma parte de nuestra existencia dejamos que Dios entre del todo. En más de una oportunidad he escrito que la conciencia de esta totalidad con todo lo que conocemos e incluso con todo lo que no podemos ni siquiera imaginar es la intención del corazón que deberíamos articular al recitar el Shema Israel en nuestras plegarias.

 
 
 

Más cerca de lo que imaginas

Estoy convencido que todos nosotros experimentamos a Dios constantemente aún cuando tal vez no utilizamos esa palabra para definir nuestras experiencias. Tengo amigos que sin saberlo experimentan a Dios en lugares tan remotos y en experiencias tan diferentes que van desde cocinar una comida para gente querida como sentarse a tocar el piano o escribir una carta de amor. Hay gente que experimenta a Dios haciendo un deporte y hay quienes sienten a Dios en un abrazo. En esos momentos en los que sentimos la totalidad de nuestra existencia, utilizando el potencial que la vida nos ofrece para experimentar la sorpresa de estar vivos, nos acercamos a Dios. Mejor dicho, dejamos que Dios entre.

En el judaísmo existen incontables maneras de abrirle la puerta a Dios. Entre las más populares está el rezo (que no requiere sofisticación sino un corazón sincero y abierto), el estudio de la Biblia y la literatura rabínica, el compartir los ciclos de vida (nacimientos, benei mitzvah, casamientos y acompañamiento de quienes perdieron seres queridos) y por supuesto todas las festividades judías del calendario. Cuando realizamos todas estas acciones, aún cuando estamos cansados en nuestras rutinas y preocupados por cómo ganar más dinero o pagar una deuda que tenemos, el alma se arquea por un instante hacia lo Divino permitiéndonos recordar que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios. ¡Dios fluye constantemente por nuestra sangre!

 
 
 

Mirando hacia afuera miramos hacia adentro

Más allá de las prácticas judías, Dios entra en todos los hombres y mujeres de buena voluntad sin distinción cuando practican empatía, compasión y conciencia del otro. Es decir que Dios entra cada vez que nos ponemos en ‘los zapatos del otro’ intentando ayudarlo y entenderlo. Así nos encontramos con una de mis metáforas favoritas de Dios: Dios como un espejo. Cuando nos detenemos para mirar el espejo que es Dios en realidad nos estamos reflejando a nosotros mismos. Al igual que el espejo, cuando ‘miramos a Dios’ Dios nos devuelve una imagen momentánea de nuestra vida permitiéndonos apreciar lo increíble que es nuestra existencia. E incluso al igual que el espejo Dios no nos permite capturar la imagen total que buscamos de nosotros mismos puesto que nunca podremos ver el reflejo total de lo que está adentro nuestro. Solo se nos permite ver el reflejo material que somos por fuera y que si bien se irradia en los otros, dentro nuestro permanecerá siempre oculto. 

Este es el motivo por el cual debemos esforzarnos para ver nuestra imagen de Dios. No es fácil. Pero al mismo tiempo debemos entender que en ese mismo esfuerzo que ponemos para preparar esa rica comida para gente querida, las horas que pasamos intentando aprender una sonata de piano e incluso ese instante inexplicable en que imaginamos en nuestra mente la persona a quien le estamos escribiendo la carta de amor, estamos experimentando un despliegue instantáneo de nuestra habilidad para que Dios entre. De hecho cuando hacemos todas estas cosas en las que sentimos la plenitud no debemos hacer nada extra porque Dios ya ha entrado. Solo debemos sentir.

Por eso para concluir quiero escuchar tu voz: ¿hay momentos en lo que sientes a Dios más cercano que otros momentos? ¿Por qué? ¿Qué Dios es más real en tus propias experiencias? ¿Sientes a Dios en la naturaleza o más bien en la interacción con otros seres humanos? Cada uno tiene en realidad preguntas y respuestas diferentes. Al relacionarnos con nuestras experiencias espirituales lo que estamos haciendo en esencia es ayudarnos a que no solo Dios entre sino que se quede.

Archivado en: Aforismos, Citas, Espiritualidad y Religión, Judaismo Hoy Etiquetado como: biblia, imagen de Dios, imagen y semejanza, los otros, shema israel

Una parte de Dios

22/11/2013 por Diego Edelberg 4 comentarios

 

Educar en preguntas

Extrañaba escribir publicaciones breves después de haber escrito un ebook tan largo. Así que aquí regreso a lo breve que como dicen, “lo bueno si breve, dos veces bueno”.

El domingo pasado en mi clase con alumnos y alumnas de 12 y 13 años discutimos sobre Dios. Estas clases son mis favoritas. Los chicos a esa edad aún no están condicionados totalmente por aquella doctrina que llamamos “educación” y que muchas veces cierra el proceso de descubrimiento en pos de ofrecer respuestas finales que lo hagan a uno útil en el sistema escolar y luego al buscar un trabajo. Generalmente educamos para que nuestros alumnos tengan respuestas. A mi me gusta educar para que mis alumnos tengan cada vez más preguntas y dudas porque estoy convencido que así se crece más y la vida se hace más divertida.

 

Una parte de Dios

Mientras discutíamos por qué Dios es tan difícil de capturar, una de mis alumnas me ofreció una de las mejores respuestas que he escuchado en los últimos años: “es difícil capturar a Dios porque somos parte de Dios”. ¡Espectacular! Sin embargo una frase así debe ser cuidadosamente explicada porque rápidamente podríamos caer en la conclusión que nosotros mismos somos Dios. Pero lo que la tradición judía enseña es que cada uno de nosotros tiene una parte de Dios.

No podemos separarnos completamente de Dios y verlo como un objeto. Por ese motivo nunca podemos ni podremos capturar su totalidad. Querer ver a Dios es como querer ver nuestros ojos sin un espejo adelante. En ese sentido mi alumna tenía razón: Dios es todo incluido nosotros mismos.

 

Tan grande como el mar, tan pequeño como sus olas

Una metáfora que leí hace poco y me parece muy a tono con toda esta idea es la que dice que Dios es como un océano y nosotros somos sus olas. Las olas parecen estar separadas del océano, subiendo y bajando a su voluntad. Pero aunque parecen estar separadas, las olas están hechas del mismo océano y no pueden existir sin el mismo. El océano a su vez es mucho más que la totalidad de las olas y sin embargo podemos aprender mucho del océano mirando el comportamiento de sus olas. Del mismo modo podemos aprender mucho de Dios mirando el comportamiento de sus criaturas, es decir mirando a otras personas.

 

Shema Israel

Así se hace evidente una de las expresiones más famosas y centrales del pueblo judío: Adonai Ejad (Dios es Uno). Repetimos el Shema Israel todos los días dos veces por día no porque no lo entendamos sino porque debemos recordarnos que Dios es parte de todo incluidos los seres humanos con los que estamos violentamente en desacuerdo. Cuando cerramos los ojos para recitar el Shema debemos por un instante hacer el esfuerzo más grande que podamos y recordarnos que toda la Creación (montañas, océanos, bosques, ciudades, hormigas, amigos, desconocidos, abrazos, canciones, besos, miradas, dientes, ¡todo!) comparte Una cosa en común. Dios, bendito sea Su nombre.

Archivado en: Aforismos, Citas, Espiritualidad y Religión, Judaismo Hoy Etiquetado como: adonai, chicos, duda, ebook, judaismo, shema israel

Todos Como Uno – Meditación para el Día de Iom Kipur

13/09/2013 por Diego Edelberg 2 comentarios

 

Esta meditación que comparto para el día de Iom Kipur está inspirada en un texto que fue escrito por el Rabino Leo Baeck para ser leído en las Sinagogas de Alemania durante los servicios de Kol Nidre del 10 de Octubre de 1935. Parte de este texto es una transcripción literal del texto original y otras partes contienen mi propia voz (oculta entre las maravillosas lineas de Baeck).

En el momento que el texto original de Baeck fue escrito y diseminado por comunidades alemanas, Baeck  era el presidente de la revista Reichsvertretung der Juden in Deutschland. El texto completo mencionaba que la Comunidad Judía no debía quedar callada ante  todas las injurias y las mentiras que se estaban diciendo sobre los judíos. Por eso cuando la Gestapo descubre una copia de este texto arrestan al Rabino Baeck y lo envían a una prisión de la S.S. Baeck termina finalmente en el Campo de Concentración de Theresindstadt del cual se salva arribando a los Estados Unidos, lugar en el que permaneció como docente del Hebrew Union College hasta el momento de su muerte.

La lectura del texto del Baeck fue finalmente prohibido y solo 26 años más tarde, en 1961, esta plegaria fue leída públicamente y por primera vez, en el juicio realizado a Adolf Eichmann en Jerusalem.

 

Todos Como Uno

En esta hora toda la casa de Israel está delante de su Dios, el Dios de la Justicia y el Dios de la Misericordia. Vamos a examinar nuestros caminos delante de Él. Vamos a examinar lo que hemos hecho y lo que no hemos podido hacer; vamos a examinar hacia dónde hemos ido y hacia dónde no hemos podido llegar. Todo lo que hemos errado vamos a confesarlo: vamos a decir «hemos errado» y vamos a rezar con la voluntad del arrepentimiento ante el Señor y pedirle: «¡Señor por favor perdónanos!»

En esta hora toda la casa de Israel se une en una sola plegaria, una sola voz; todos los judíos en esta bendita tierra nos unimos por un día a través de la memoria y la esperanza. Sin miedo vamos a decirle a Dios: este pueblo que Tú formaste está vivo para hablar sobre Tú grandeza.

Estamos vivos para compartir Tus enseñanzas con los más jóvenes, nuestro antiguo y milenario viaje aún no ha llegado a su fin. La fe implantada en el nacimiento de nuestro pueblo sigue actualizándose de generación en generación- un pacto sagrado y eterno. Este pueblo, pequeño en número, sigue aventurándose en un camino solitario a través del desierto eterno de la vida; con sueños de viñedos e higueras, de justicia en los portales, de una tierra en paz.

Y seguimos haciendo nuestro camino por el desierto. Este pueblo que Tú has formado todavía vive y camina frente a Tí.

Exiliados en Babilonia aprendimos la Unidad de Dios; exiliados nuevamente a Roma aprendimos que la humanidad es una sola.

Shema Israel– Escucha Israel: todavía escuchamos el llamado. La eternidad está siempre despierta entre nuestros sueños; la herencia de un propósito sagrado en nuestros corazones. Tu pasado cuenta la historia de todos los pueblos; Tu futuro sostiene la promesa que aún se despliega.

En esta hora toda la casa de Israel se une en una sola plegaria, una sola voz; todos los judíos en esta bendita tierra nos unimos por un día a través de la memoria y la esperanza. Nos miramos los unos a los otros y sabemos en lo profundo de nuestras almas quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Miramos a nuestro Creador y reconocemos el orgullo de nuestra fortaleza milenaria.

En la búsqueda de la verdad honesta y profunda este pueblo sigue vivo, para servir Lo Más Grande, por el Bien de lo más sagrado que conocemos: la vida. Detrás nuestro arrastramos gloria y dolor, victorias y tristezas. Delante nuestro cargamos una sola tarea: el trabajo sagrado de la existencia. Palabras sin tiempo, nuevas y antiguas, eternamente sagradas hemos recibido de Tú Tora. En ellas contemplamos otro día más, en esta hora sagrada, la eternidad de nuestra misión.

Archivado en: Calendario Hebreo (Luaj), Judaismo Hoy Etiquetado como: adolf eichmann, alemania, comunidad, esperanza, gestapo, hebrew union college, iom kipur, Jerusalem, kol nidre, la esperanza, leo baeck, misticismo, shema, shema israel, sinagogas, tora, yom kippur

10 Consejos Para Rezar Mejor

09/05/2013 por Diego Edelberg 16 comentarios

1. Menos inspiración y más concentración

Si escuchamos por primera vez una sinfonía de Beethoven es muy poco probable que logremos captar todas las sutilezas y genialidades del compositor. Beethoven es considerado uno de los más sofisticados “arquitectos musicales” de la historia pero solamente podremos reconocer esto si hacemos el esfuerzo de estudiar el “patrón” que ha decido utilizar en cada una de sus obras.

Con la plegaria judía ocurre lo mismo. El Sidur (libro de rezos judíos) es una obra arte. Y como ocurre con cualquier obra de arte, el primer paso para saborearla es decidir indagar en su estructura y entender su poesía.  Para eso debemos separar entre “expresión” y “técnica” y entender que una cosa no va en detrimento de la otra sino que se complementan. Debemos estudiar los textos de nuestras plegarias fuera de los momentos en los que estamos utilizándolos para rezar. Así, cuando volvamos a utilizarlos, los mismos van a tener aún más sentido e inspirarnos mucho más.

Mi consejo es: del mismo modo que se sientan a leer un libro sobre historia u otros temas, siéntense con el Sidur a leerlo (¡incluso estudiar en el judaísmo es considerado como rezar!). Si consiguen el Sidur de la editorial Artscroll puede ser de gran ayuda por los comentarios.

 

 2. Debemos literalmente pedir y agradecer

Quizás pueda resultar obvio pero rezar es hablar con Dios. Y cuando uno habla con Dios no hay correcto o incorrecto. Solo hay que tener ganas de hacerlo. Uno tiene que pedir lo que quiere, anhela o desea. Pero también es fundamental reconocer y agradecer todo lo que uno ya tiene. No pienses la plegaria como algo que solo algunos saben y pueden hacer bien. Todos somos exactamente lo mismo ante el Creador: simples mortales que atraviesan momentos buenos y momentos no tan buenos.

 

 3. Relájate y no juzgues si lo estás haciendo bien o mal

Es muy difícil hablar con alguien en forma sincera si lo estamos juzgando. Lo mismo ocurre con nosotros mismos al rezar. Cuando hables con Dios no te juzgues. Simplemente deja que fluya. Lo que salga de tu boca o tus pensamientos es lo que tiene que salir (de todos modos Dios ya sabe lo que estás pensando en realidad así que no te preocupes por ser específico o políticamente correcto). Tampoco te desesperes si no conoces absolutamente todas las palabras del Sidur. Entrégate a lo que estás haciendo.

 

 4. Reza en comunidad

Tal vez en soledad podemos creer que nos conectamos más con Dios y en forma más personal o íntima. Pero para la tradición judía la conexión con Dios es aún más grande cuando rezamos con otras personas. Rezar mejor implica reconocer que es una responsabilidad hacerlo no solo por nosotros mismos y nuestras necesidades sino también por lo que los otros necesitan.

 

 5. Se humilde ante Dios

La vida del arrogante es terriblemente aburrida. No hay nada peor que creer que “las sabemos todas”. Pero la humildad no implica sentirse una insignificante criatura. Significa darse cuenta que todo el mundo fue creado para nuestro deleite y simultáneamente no somos más que polvo de la tierra. Sostener esta tensión es muy efectiva para entrar en un estado de humildad y reconocimiento ante lo efímero de nuestra existencia y la relativa pequeñez que a veces tienen “nuestros grandes problemas”.

 

6. Se apasionado

Estoy convencido que la pasión se transmite. Si han visto alguna vez las presentaciones de TED saben de lo que estoy hablando. Uno tiene que tener ese entusiasmo al rezar. Uno tiene que imaginar que literalmente se encuentra ante una Presencia que quiere lo mejor de nosotros. Aunque tengamos dudas sobre qué es realmente lo que estamos haciendo al rezar (o si realmente funcionan nuestros pedidos) no debemos perder el entusiasmo ni la pasión por lo que estamos haciendo. Por lo tanto debemos creer todo lo que estamos diciendo y haciendo en nuestras plegarias y no rezar solo por rutina o hábito.

 

7. Pedí ayuda

Todos sabemos lo mismo cuando llegamos al mundo: cero, nada. Ninguno de nosotros dijo Shema Israel como primera palabra. Rezar es otro arte más que debemos aprender en la vida. Pero no debemos caminar solos en la búsqueda. Todos hemos tenido maestros. Cualquier comunidad que tiene un Rabino ya tiene alguien capacitado para ayudarte a rezar mejor ¡pero tienes que pedir ayuda!

 

 8. Hay que desenchufarse un poco

En nuestra era esta idea ha recobrado un lugar muy importante. Cada día nos cuesta mas y más ponernos “offline” (fuera de línea) de nuestros teléfonos que ya son computadoras con Facebook, Email, Twitter, Linkedin y RSS que reciben actualizaciones cada medio segundo. Yo mismo padezco esa horrible rutina de mirar mi teléfono móvil cada un minuto aún ¡cuando no ha sonado ni he recibido nada! Por eso es importante aprender lentamente a soltar un poco la invasión de información. Hacerlo en el fondo es un acto de fe. Implica reconocer que el mundo sigue su curso aún cuando nosotros no estamos por unos instantes. Esto no significa que no nos importan los problemas del mundo y nos refugiamos en nuestras plegarias sino que por el contrario, el mundo nos necesita con nuestra mayor atención y dedicación posible. Justamente desenchufarnos es el acto que permite afilar y afinar nuestras conexiones para servir mejor en este mundo.

 

 9. Encuentra tú lugar físico

Dios es el mismo en todas partes. Pero nosotros no. Los lugares y la gente que nos rodea nos afectan en nuestras plegarias y concentración. Por eso en la tradición judía hay un concepto llamado makom kavua que no puede ser traducido literalmente al español pero lo más cercano sería algo así como “lugar permanente”. Este lugar no es simplemente una locación geográfica en el planeta sino que implica un estado presencial nuestro que se activa cuando estamos en determinados lugares y no otros. Hay mucha discusión en la tradición judía sobre qué constituye un makom kavua y si acaso la sinagoga en sí no es toda un makom kavua. Lo importante aquí es el mensaje que quiero transmitirles: si sienten realmente que hay lugares en los que se concentran y rezan mejor que otros entonces ¡úsenlos!

 

10. Simplemente sé quien eres

Si todas estas cosas te sobrepasan intentá estar (literalmente) donde estás. Sentí el peso de tu cuerpo sentado en la silla. Sentí tus pies conectando con la tierra. Sentí el aire que entra y sale de tu cuerpo. Sentí todas las emociones que pasan por tu mente. Cierra los ojos unos instantes. Entona alguna melodía tipo nigún (canción sin letra) que te haga sentir bien. Pregúntate quién hizo el mundo, quién eres tú, de dónde vienes, hacia dónde vas, qué quieres dejar como huella en este mundo, qué quieres que la gente recuerde cuando no estés más físicamente. Luego toma un respiro profundo y di gracias.

Pero no te quedes solamente con este último punto. Vuelve siempre al primero: menos inspiración y más concentración. Nuestro Sidur es una colección milenaria de deseos y agradecimientos que fueron creados por gente como vos y yo. Gente que tenía las mismas inquietudes y temores. El Sidur te está esperando. Siempre estuvo ahí. Solo necesita que lo leas.

Archivado en: Aforismos, Citas, Espiritualidad y Religión, Judaismo Hoy, Rezo Judío ayer y hoy Etiquetado como: comunidad, dios, duda, esencia, plegarias, shema israel, sinagoga

Todas las cosas están conectadas

25/04/2013 por Diego Edelberg Deja un comentario

 

Hay un cuento corto del Talmud que me gusta utilizar para iniciar el ciclo de formación a través del cual los chicos y chicas se preparan para convertirse respectivamente en Bar y Bat Mitzva. El estado de Bar o Bat Mitzva representa un antes y un después en el ciclo de vida judío. A partir de ese momento los judíos consideramos a los “chicos” como “adultos” en el sentido que según nuestra tradición ya son conscientes de sus propias decisiones asumiendo la responsabilidad de su propia existencia. Por supuesto que no nos referimos a que tienen que sustentarse económicamente ni casarse pero deben darse cuenta que sus vidas tienen ramificaciones y afectan a todo el mundo.

El cuento que utilizo para transmitirles esta idea es breve pero hermoso. Dice así:

 

Había una vez un sabio que estaba caminando por una carretera y vio a un anciano plantando un algarrobo. Le preguntó: «¿Cuántos años le tomará a este árbol dar su fruto?» El hombre respondió que necesitaría 70 años. Entonces el sabio le preguntó: «¿consideras que eres lo suficientemente sano como para vivir todo ese tiempo y comer de su fruto?». El hombre respondió: «Encontré un mundo fructífero porque mis antepasados lo plantaron para mí. Así, también plantaré para mis hijos». 

 

Cada generación está literalmente anclada a la siguiente a través de sus acciones. Nosotros dependemos de los que vinieron antes y eventualmente algún día las generaciones que siguen dependerán de lo que nosotros hagamos hoy.

Pero lo más importante es reconocer que del mismo modo que estamos conectados a través de diferentes generaciones también estamos conectados los unos con los otros ahora mismo. Cada persona que conocemos es parte de nosotros. Cada uno de nosotros forma parte del equipo más importante del mundo: el equipo de la humanidad. Por lo tanto cada uno debe contribuir con lo mejor que puede y contagiar al resto en ese proyecto. Solo cuando todos agregamos lo mejor que tenemos logramos ver la totalidad de la obra como si fuera realizada por una sola persona. Así el todo se hace más grande y transcendente que las partes.

Estamos unidos no solo con quienes ya no se encuentran físicamente sino también con quienes nunca podrán conocernos físicamente a nosotros. Simultáneamente estamos unidos con todas las personas que conocemos personalmente y más increíble aún con aquellas que no conocemos. Nada existe en aislamiento. Todo, absolutamente todo, está conectado con todo lo demás. Somos parte de un gran organismo que nos une.

Está lección les enseña a los Benei Mitzva (plural de Bar y Bat Mitzva), que al ser ellos los futuros “hombres y mujeres” de nuestra tradición -y del resto del mundo también- no hay nada más importante que la relación entre dos personas. No importa si estas personas son miembros de la misma familia o extraños totales. Cuando dos individuos toman conciencia que dependen uno del otro, que están conectados uno con el otro y que tienen una relación con el otro, se funden en una Unidad y se acercan más y más a lo que los judíos llamamos Dios.

Cuando decimos el Shema Israel estamos declarando que absolutamente todo está conectado. Y al mirar el mundo con esta visión tomamos conciencia que la perfección de las relaciones es tan extraordinaria que no hay dudas que representa la culminación de un plan maestro.

Archivado en: Aforismos, Citas, Espiritualidad y Religión, Judaismo Hoy Etiquetado como: adonai, adultos, antepasados, bat mitzva, chicos, conciencia, dios, judaismo, los otros, shema israel, talmud

  • Página 1
  • Página 2
  • Página 3
  • Página siguiente »

Lo más leído

  • Como Recuperar el Propósito y Renovar el Compromiso con las Sinagogas
  • Esto es lo que necesitas recordar para nunca quedarte solo
  • El Mejor Comentario de RaShi a Toda la Tora - Humildad, Ignorancia, Curiosidad y Asombro
  • Qué pregunta debes cambiar para no tener miedo a la muerte
  • La Impactante Verdad sobre los judíos, los conversos y los no judíos
  • ¿Estás seguro que quieres ser libre para pensar y hacer lo que quieres?
  • "El Violinista en el tejado estaba equivocado": porqué el judaísmo está espiritualmente ascendiendo más que nunca
  • Las #11 Lecciones Judías Más Importantes de la Vida: la #7 es mi preferida
  • ¡No mandes a tus hijos a ese colegio! La educación infinita y el juego del miedo educativo en Chile
  • ¿Se puede ser inteligente y ser una persona de fe? Una respuesta al ateo arrogante

¡EXPANDÍ TU SABIDURIA!

 

diostapa




Acerca del Autor

 Hola, soy Diego Edelberg, el fundador del blog Judios&Judaismo.com. Me apasiona todo lo relacionado con la música, el judaísmo, la interpretación, la educación, la mitología, la filosofía, la religión, la ciencia, la historia, el arte, la física, la cosmología, la evolución, la sociología, la epistemología, la metafísica, la cabalá y en especial aquello que resulta contradictorio, paradójico y absurdo. Para conocer más sobre mi y de qué se trata mi blog visitá la sección Acerca del Autor

Todas las Publicaciones

Nube de Etiquetas

antisemitismo biblia comunidad conciencia conservador conversos diferencias dios duda edad media educación judía el cristianismo el siglo xx en la Modernidad esencia existencia de dios expectativa hong kong israel Jerusalem judaismo judios kabbalah la biblia las religiones maimonides mandamiento midrash misticismo misticismo judío modernidad ortodoxo pesaj plegaria pueblo de israel rabino reformista religion sentido shema israel siglo xvi Sionismo spinoza talmud tora

No me sigas, conversemos

  • Correo electrónico
  • Facebook
  • Google+
  • Twitter

Copyright © 2019 · Aspire Theme en Genesis Framework · WordPress · Iniciar sesión