Una de las cosas más fascinantes del judaísmo es cómo se va construyendo su tradición. Tradición es una palabra que tiene mucha importancia para la mayoría de los judíos y de hecho las más grandes disputas comienzan cada vez que alguien dice “la tradición judía establece que…o el judaísmo dice que…”.
He visto gente ponerse muy a la defensiva si sienten que la tradición -o mejor dicho lo que ellos consideran tradicional- está siendo atacado o cuestionado. En lo personal creo que uno no debería ponerse tan nervioso si algunos presupuestos son desafiados. Al fin de cuentas, ¿para qué sirve una tradición si puede llegar a ser desarmada con un simple argumento?
Hace unos meses escribí una publicación titulada ¿Qué mantuvo viva la tradición judía? y luego reforcé estas ideas con la segunda publicación más leída de este blog, Tradición: ¿cambio o continuidad? Respuesta al judaísmo Ortodoxo. Entre esas dos publicaciones intenté demostrar que básicamente la tradición judía es el producto de una fusión de dos fuerzas que compiten constantemente y suceden en forma simultánea: continuidad y cambio. Estas fuerzas no son antagónicas sino que acontecen en un mismo instante, en un mismo soplo. Por ejemplo, el Estado Moderno de Israel es una continuidad de lo que siempre ha sido en el anhelo milenario del pueblo judío de retornar a la tierra prometida. Pero como volvimos a Israel en el siglo XX y no en la Edad Media, Israel es hoy el producto de algo completamente nuevo inspirado por un ideal completamente antiguo junto a la mezcla de judíos que regresaron de todas partes del mundo trayendo consigo milenios de interacción con otras culturas e idiomas. Con este simple ejemplo podemos apreciar la hermosura de la continuidad y el cambio en la tradición judía.
Con esta breve publicación quiero volver a repensar una vez más la naturaleza de aquello que llamamos tradicional y que sentimos como autentico.
El motivo por el cual me surge volver a escribir sobre este tema es porque la semana pasada un miembro de mi comunidad me comentó que su melodía judía favorita es el “Shalom Aleijem jasídico”. Cuando le dije que no conocía ninguna versión jasídica del Shalom Aleijem comenzó a cantar -no sin antes mirarme como si fuera un marciano- el Shalom Aleijem con la música escrita en 1918 por el Rabino Conservador Israel Goldfarb. Si ustedes no reconocen esta melodía de Goldfarb les recomiendo que vuelvan a chequear si son realmente judíos (¡es una broma eh!):
En mi vida como Jazan el tema sobre qué música es la tradicional sucede una y otra vez. A menudo me piden que haga la “versión tradicional” de algún salmo, plegaria o poema litúrgico sin saber que dichas melodías “tradicionales y autenticas” pueden llegar a tener menos de cincuenta o cien años de existencia. Más extraordinario para mí es lo que sucede con la música que frecuentemente es encasillada como “tradicional” al ser apropiada por movimientos judíos que no comparten los mismos ideales. Con esto me refiero a que muchas veces escucho melodías creadas por Jazanim Reformistas o Conservadores que son cantadas en comunidades Ortodoxas y cuando uno pregunta si saben de donde viene dicha melodía o quién la escribió la etiquetan generalmente de “tradicional”, proveniente del Sinaí.
Por eso quiero contarles en esta oportunidad algunas cositas del tradicional Shalom Aleijem que tal vez “nunca escucharon”. Voy a contarles acerca del texto y luego acerca de esta tradicional melodía que no vino desde el Sinaí ni tampoco es una melodía jasídica.
Supongo que muchos de ustedes saben que Shalom Aleijem es un poema que se canta los Viernes a la noche alrededor de la mesa en la que compartimos la primer comida del Shabat. El texto de Shalom Aleijem está literalmente dirigido a un grupo de ángeles que funcionan como mensajeros de Dios. El texto del poema (a) les da una bienvenida en paz a los ángeles, (b) los invita a ser parte del Shabat que se está celebrando, (c) les pide una bendición y (d) los despide para que partan en paz tal como llegaron.
Lo que tal vez no saben es que a pesar que muchos sienten este texto como algo muy tradicional, Shalom Aleijem no es tan antiguo. Hasta el día de hoy, la primera versión escrita que tenemos aparece en un libro titulado “Tikune Shabat” escrito por Abraham ben Eliezer ha-Levi Berukim. Dicho libro fue publicado en Praga en el año 1641. En la milenaria historia judía, encontrar un texto que fue escrito o publicado hace 371 años no resulta tan remoto. La verdad es que si los judíos cantaban Shalom Aleijem desde siglos antes y solo decidieron ponerlo por escrito en el siglo XVII es hoy algo difícil de comprobar.
También es interesante notar que a pesar que la costumbre de cantar Shalom Aleijem en la noche del Viernes antes del Kidush es una práctica casi universal en la actualidad, la opinión no fue siempre la misma. El Rabino Jacob Emden, uno de los rabinos Ortodoxos más respetados del siglo XVIII, escribió en su Sidur “Beit Iacov” que hay ciertos problemas con respecto al tema de estar pidiendo bendiciones extras en Shabat y ¡peor aún hacer estos pedidos no directamente a Dios sino a los ángeles! Si uno se detiene a pensar un poco la crítica de Emden de algún modo es real que cada vez que uno canta Shalom Aleijem esta violando el quinto principio de los “Trece Principios de Fe” establecidos por Maimonides que establece que sólo corresponde rezar a Dios y no corresponde rezar a nada ni nadie más.
En forma simpática el Sidur de la editorial Artscroll (tal vez el Sidur más utilizado y aceptado por la mayoría de las comunidades Ortodoxas de la actualidad) nota este pequeño detalle y agrega un comentario explicando cómo debemos entender este pedido de bendición a los ángeles. En una interpretación propia del editor, el Sidur Artscroll nos indica que “la ‘bendición’ a los ángeles es en realidad una expresión de deseo que nuestros esfuerzos por cumplir con los preparativos sabáticos sean aceptados”. ¿Es eso lo que dice el texto literal de Shalom Aleijem? ¿Es esa la conclusión a la que cualquiera arribaría al leer el poema? La respuesta es no y por eso el editor de Artscroll sintió la necesidad de inventar una interpretación a este extraño pedido de bendición a los ángeles.
Pero si el texto no es tan antiguo como parece más increíble aún es la melodía “tradicional” que no tiene ni cien años. La mayoría de los judíos dispersos por todo el mundo han estado cantando la melodía de Shalom Aleijem escrita por Goldfarb creyendo que se trata en muchos casos de una melodía jasídica. El rabino Conservador llamado Israel Goldfarb (quien curiosamente fue ordenado Rabino en 1902 en la misma clase que Mordejai Kaplan, el fundador del judaísmo Reconstruccionista) escribió la siguiente carta el 10 de mayo de 1963 en respuesta a una investigación «sobre el origen de la melodía de Shalom Aleijem«. La carta original está en la Biblioteca del Centro Ratner en el JTS.
«Querido Jazan Pinjas Spiro,
Tenga la seguridad de que la melodía se originó en mí y solamente en mí.
Yo compuse la melodía cuarenta y cinco años atrás durante este mes (1918), sentado en un banco cerca de la estatua Alma Mater, frente a la Biblioteca de la Universidad de Columbia en Nueva York. Allí comencé por primera vez a tararear esta melodía. En ese instante saqué una hoja pentagramada de mi maletín y la escribí. Era un viernes por la mañana y tal vez este fue el motivo por el cual la melodía y las palabras vinieron a mi mente al mismo tiempo. Además, yo estaba trabajando en ese momento en mi libro «Melodías para el viernes por la noche» que se publicó en 1918 y en dicho libro fue impresa por primera vez esta melodía para Shalom Aleijem. La popularidad de la melodía ha viajado no sólo en este país sino en todo el mundo, por lo que mucha gente llegó a creer que la canción fue emitida desde el monte Sinaí por Moisés.
He recibido innumerables solicitudes por parte de rabinos, cantores y compositores para darles permiso para utilizar la melodía en sus colecciones de música y he sido lo suficientemente generoso para dar dicha concesión. Algunos fueron lo suficientemente generosos a su vez para reconocer la autoría. Pero un gran número de editores, algunos en Israel, sin saber el origen de la melodía simplemente escribieron «tradicional» o «jasídica». Pero el hecho es que yo soy el compositor y la melodía ha sido patentada por mí en la Biblioteca del Congreso en 1918.
Me tomé el trabajo de responderle por escrito a usted con esta longitud con el fin de silenciar de una vez por todas las muchas afirmaciones en sentido contrario con respecto al origen de esta melodía”.
Reflexionar sobre el sentido de un texto o el origen de una melodía no debería disminuir nuestra pasión religiosa ni tampoco destruir una tradición. Para mí resulta ahora mucho mas bello y profundo cantar Shalom Aleijem sabiendo que tanto el texto y su música (sea cual sea que elijamos ponerle) son parte de una hermosa tradición judía que fusiona lo antiguo y lo novedoso, lo de ayer con lo de mañana. Esto es lo que mantiene viva a una tradición: hacer de lo antiguo algo nuevo y de lo nuevo algo sagrado.
¿Qué otras melodías de Shalom Aleijem conocen?