Shabat
Cuando uno mira un rollo de Tora descubre que el hebreo está escrito sin vocales. Lo único que tenemos son las consonantes y por lo tanto debemos mentalmente completar las palabras a medida que vamos leyendo. La persona que sabe hebreo puede generalmente intuir las vocales e insuflar el sentido que tiene el texto. Pero cada tanto nos encontramos con alguna palabra que puede ser vocalizada de distintas maneras dependiendo de las vocales que le pongamos a las consonantes.
Esto ocurre con una palabra del Génesis 2:1. Ahí nos encontramos con las consonantes vav, yud, jaf, lamed, vav a las cuales generalmente se les asigna una determinada combinación de vocales que hacen que dicha palabra se pronuncie vaiejulu. Vaiejulu significa “fueron terminados”. En dicho contexto lo que se refiere en ese verso es que “el cielo y la tierra fueron terminados…”. Esta cita de la Tora es recitada por los judíos cada Viernes por la noche durante el servicio de Shabat en el cual nos suspendemos en el espacio por un tiempo consagrando el instante.
Un Juego de Palabras
En el Talmud leemos que el Rabino Hamnuna nota que, agregando una combinación diferente de vocales, las mismas letras pueden ser leídas como vaiejalu. Vaiejalu significa “y terminaron”. En dicho contexto lo que se refiere en ese verso con estas otras vocales es que “y terminaron el cielo y la tierra” (Shabat 119b).
Por supuesto que la pregunta que sigue es, ¿quiénes son los que terminaron el cielo y la tierra? Hamnuna llega a la conclusión que se refiere a Dios y los seres humanos. Por lo tanto no solo ayudamos a Dios cuidando y reparando Su Creación sino que nos unimos con Dios cada Shabat dando por terminada nuestra tarea.
El Poder del Ahora
¿Por qué es tan importante dar por terminada la tarea? Tal vez porque cada cosa que dejamos sin terminar (algo de nuestro trabajo, nuestros estudios, la casa sucia, alguien que necesita de nuestra ayuda, un hobby que nos entusiasma) demanda de nuestra atención. Cada cosa que sentimos que hemos dejado sin terminar nos tira hacia el ayer, haciendo que nos preocupemos por lo que no hicimos, o también nos empuja hacia el mañana preocupándonos por lo que aún tenemos que realizar. Y cuando estamos en los problemas del ayer o fantaseamos las adversidades del mañana descubrimos que estamos en cualquier lado menos en el único lugar donde deberíamos estar y donde realmente estamos: el aquí y ahora. Nuestros cuerpos están aquí pero nuestra atención se ha fugado a otra dimensión.
Hacer Shabat entonces va mucho más allá de observar los mandamientos correspondientes. Significa unirse con Dios en la Creación terminando literalmente nuestra tarea o diciéndonos: “aún cuando no he terminado voy a pretender que lo he hecho”. En Shabat no deberíamos preocuparnos por aquello que ayer no terminamos ni por todo lo que tenemos que hacer mañana. Debemos estar presentes en el momento en el que estamos.
*Esta publicación está inspirada en «Being Here» del libro «The Book of MIRACLES» por Lawrence Kushner