Llegamos finalmente a la última Salvación o Redención Final de Dios, la salvación Individual. Si lo recuerdan toda nuestra exploración sobre la temática de la Redención según la tradición judía comenzó con una simple pregunta: los judíos rezamos todos los días pidiéndole a Dios que nos salve y nos redima, pero ¿de qué debería exactamente Dios salvarnos o redimirnos?
Todas las teorías sobre el fin de los tiempos (y la judía no difiere tampoco en esto) surgen de un problema o impulso central: la idea que las cosas del modo que están hoy presentes se encuentran seriamente falladas o son imperfectas. Justamente las especulaciones sobre la Redención Final describen cómo al final de los tiempos Dios va a transformar lo fallado en algo perfecto. Estas especulaciones hablan de un Dios que salva, rescata y corrige finalmente a todo el Universo de este estado imperfecto que nosotros conocemos y llamamos historia. Al intentar responder de qué debería Dios rescatarnos al final de la historia fuimos viendo cómo la tradición judía entendió esta Redención en tres planos:
- En plano mundial o universal Dios va a erradicar finalmente y en forma absoluta el “enemigo” clásico del judaísmo que se llama idolatría. Con el fin de la idolatría los seres humanos dejaran de tener ídolos que están sujetos a las leyes físicas del tiempo y el espacio (es decir otros seres humanos que idolatramos y seguimos ciegamente o incluso nuestro propio ego que nos hace creer a veces que nosotros mismos somos unos “ídolos”) para así tomar conciencia de esa verdad indivisible que los judíos hemos adorado desde tiempos inmemorables y llamamos Dios.
- En el plano Nacional Dios volverá una vez más a rescatar a Israel, liberarlo de la opresión de otras naciones y finalmente llevarlo nuevamente a su tierra prometida salvándolo así del yugo del exilio eterno. Jerusalem y Templo volverán a ser reconstruidos y volveremos al viejo sistema de sacrificios animales en un altar llevado a cabo únicamente por los Cohanim o Sacerdotes. Por supuesto que como mencionamos en la publicación anterior esta teología no es compartida en forma unánime por todos los judíos.
¿Y en el plano individual qué ocurrirá? en la Salvación Individual Final Dios va a rescatar a los seres humanos de aquella falla que inunda y traumatiza la experiencia humana: la muerte. Según la tradición judía los cuerpos van a resurgir de sus tumbas y reunirse con sus almas. La Muerte misma morirá en manos de Dios quien alcanzará así su poder último y total.
Este aspecto de la resurrección de los muertos fue el último en entrar históricamente dentro de nuestra teología. Si uno lee la Tora la muerte allí es entendida como el fin. Solo a partir de la incorporación en el TaNaJ (la Biblia Hebrea) del Libro de Daniel -uno de los últimos libros en ser incorporados- leemos en el capitulo 12 versículo 2 sobre la resurrección de los muertos. Sin embargo este último agregado tuvo una influencia notable en la creación de las plegarias por parte de los rabinos siglos más tarde. En la segunda bendición de la Amidá (la plegaria central del servicio religioso judío) Dios es alabado como mejaie meitim, es decir quien da “vida a los muertos”.
En la modernidad muchos judíos sienten que esta doctrina es repugnante (en realidad esto mismo había sentido Saadia Gaón miles de años antes mencionado en su libro sobre “Las Creencias y las Opiniones”). Por este motivo los Sidurim (libros de rezo) del judaísmo Reformista han reemplazado estas palabras por una frase más neutral que dice mejaie hakol, es decir quien da “vida a todas las cosas”. Cuando pregunté una vez con qué autoridad el movimiento Reformista modificaba las milenarias plegarias la respuesta que obtuve fue la siguiente: nuestras plegarias deben reflejar nuestros deseos y anhelos más profundos, ¿cómo podríamos rezar y pedir a Dios que haga algo por nosotros que en el fondo y honestamente no queremos? ¿O acaso queremos literalmente volver a matar animales en el Templo y deshacernos de los Rabinos y toda la magistral interpretación y literatura rabínica en pos de un regreso al sacrificio animal y a una casta judía que de alguna manera está por encima de todos los demás judíos?
Pero aún más audaz a esta respuesta es la idea que Dios va a matar a la Muerte. Puesto así parecería que la Muerte opera fuera del control de Dios. Y sin embargo la muerte de la Muerte emerge desde la Hagada de Pesaj cuando en la última frase del Jad Gadia el Santo Bendito Sea asesina al Ángel de la Muerte. Finalmente en la Redención Final ni siquiera la Muerte podrá desafiar el poder de Dios. Tampoco puedo olvidarme de mencionar que todo este drama final será guiado por una singular entidad (que para algunos es un rey y para otros una especie de semidiós) que ha sido nombrado según la historia como el Mesías. En realidad el término original hebreo es Mashiaj que significa «ungido» ya que en la antigüedad los soberanos eran coronados ungiéndolos con aceite. Dios es quien va a enviar cuando quiera al Mashiaj. Hasta ese entonces simplemente esperamos su llegada atrapados en este tiempo fallado o imperfecto que llamamos historia y que se encuentra entre la Creación y la Redención Final.
Todas las especulaciones sobre el fin de los tiempos son míticas, complejas, imaginativas y metafóricas. Pero no por eso son falsas. Todas ellas nos llevan a un reino que se encuentra mucho más allá de nuestra experiencia humana y mucho más allá de lo que alguna vez podremos ver con nuestros propios ojos. Como ocurre con cualquier narración mitológica, el objetivo no es ser históricamente precisos o literalmente certeros. El objetivo de estas narraciones o especulaciones es el de ayudarnos a influenciar nuestras vidas con un “sentido” que nunca podríamos alcanzar utilizando la razón. Solo al tomar conciencia de esto podemos entender que la Redención Final judía es profundamente religiosa y no científica. Su narrativa ofrece respuestas a la compleja naturaleza de la existencia humana que incluye el temor de nuestra finitud y la inevitable necesidad de sobrevivir en el mundo fallado que habitamos y conocemos. Todas las teorías sobre el Final de la historia son visiones o especulaciones que nadie realmente conoce. Todas las teorías generalmente intentan instaurar un orden total que responda a todos los temores e incertidumbres que constituyen nuestra imperfecta existencia. Estas especulaciones buscan en esencia ofrecer “sentido” ante aquello que todos nosotros no podemos tolerar: que en el fondo tal vez…nada tenga “sentido”.