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Judíos & Judaísmo

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Los Mitos de la Creación

05/06/2015 por Diego Edelberg 20 comentarios

treeFinalicé esta semana mi última cursada de este semestre en mi maestría en educación judía. Estuvimos aprendiendo cómo enseñar literatura rabínica y me llevo de dicha materia más preguntas que respuestas (lo cual me dice que claramente aprendí mucho y estoy en el buen camino). Cuando uno explora la literatura rabínica no busca respuestas sino preguntas. La sensación que tengo hoy podría describirla con el siguiente ejemplo: cuando voy al médico espero respuestas para mis preguntas y cuando estudio judaísmo me llevo preguntas sobre temas que nunca había pensado existían.

En estos días tengo una breve ventana de tiempo hasta que comience la próxima cursada que me entusiasma muchísimo: cómo enseñar TaNaJ. Y entre medio de todo lo que estuve leyendo y escribiendo este semestre sigue entre mis favoritos Tree of Souls: The Mythology of Judaism, escrito por Howard Schwartz y publicado por Oxford University Press. Como mencioné en las publicaciones anteriores, este libro representa la primera y más completa antología de la mitología judía en inglés. Aquí continúo con la traducción e interpretación de la introducción a este espectacular libro. Hoy nos toca explorar los Mitos de la Creación.

LOS MITOS DE LA CREACI´ON

 

 

En los principios creo Dios…

Muchas personas creen que hay un solo relato sobre la Creación en el judaísmo, el de los siete días que se encuentra en el primer libro de la Biblia. Sin embargo, hace mucho que se ha notado que Génesis 1-3 narra dos veces la creación del mundo. La humanidad es creada primero en 1:27

Creó Elohim al Ser Humano a Su Imagen, a la Imagen de Elohim le creó: macho y hembra Él los creó

y luego otra vez en 2:7

Formó Adonai Elohim al Ser Humano del polvo de la tierra y le insufló en sus nares hálito de vida y se convirtió Adam en un ser viviente.

La segunda creación no solo refleja o repite la primera sino que difiere en forma, estilo y detalles. Génesis 1:1-2:3, el primer relato, narra la creación de un mundo perfecto y simétrico que se despliega incluso en el estilo literario ordenado por secuencia de días y párrafos que concluyen siempre con las mismas palabras (Y fue la noche y la mañana…). Es decir que hasta cómo esta escrito nos sugiere coherencia y orden absoluto. En este primer relato el mundo es creado por un poderoso Dios que ordena a través de la palabra. En este mismo relato, por ejemplo, el hombre y la mujer son creados juntos (1:27) luego de la creación de todos los animales (1:25).

En contraste, el segundo relato en 2:4-3:24 sugiere que el hombre es creado primero (2:7), luego los animales (2:19) y luego la mujer (2:21-22). Este segundo relato gira en torno a la creación de la humanidad y no del mundo como una totalidad. En este segundo mito Dios, en forma antropomórfica, forma diferentes seres en lugar de crearlos a través del uso de la palabra. Por lo tanto estas dos historias son diferentes, están claramente escritas por autores que entienden en forma distinta cómo el mundo fue creado y cuál es la naturaleza de la humanidad y Dios. Las dos creaciones aparecen como dos bloques de material claramente separado entre 1:1-2:3 y 2:4-3:24.

 

 

 

Otras creaciones en la Biblia

La existencia de dos mitos diferentes dentro de la Tora no debería sorprendernos. La Biblia además posee otras narrativas mitológicas sobre la Creación como la que se encuentra en el Salmo 104 la cual parecería un resumen de otras Creaciones. Algunos lectores pueden leer estos pasajes del Salmo como una reafirmación resumida del relato del Génesis pero leyendo el texto en forma atenta notamos que describe un mito de la creación alternativo.

Otro antiquísimo mito de la creación judía se basa en el mito babilónico del dios Marduk, el dios del cielo, pisoteando a Tiamat, el océano primigenio y la madre divina. Este mito es incluso mencionado en Isaías 51:9 «¿No eres tú el que cortó a Rajab e hirió al dragón?» El mito se narra luego en el Talmud en una versión que hace explícito el paralelo con el mito babilónico: «Cuando Dios quiso crear el mundo, dijo a Rajab, el Ángel del Mar, ‘Abre la boca y traga todas las aguas del mundo’. Rajab respondió ‘Señor del Universo, ya tengo suficiente’. Dios entonces pateó Rajab y lo mató» (Talmud Bava Batra 74b).

Es probable que estos fragmentos míticos en el libro de Salmos e Isaías fueran conocidos por los editores sacerdotales del Génesis (sobre la fuente P y los diferentes editores de la Biblia recomiendo leer ¿Qué es la Tora?). Estos editores optaron por preservar la versión de la Creación que se encuentra en el comienzo del Génesis en el que se retrata una creación a partir de las palabras habladas en lugar de las acciones de Dios. Esta es la primera expresión de un impulso en la mitología judía para presentar las acciones de Dios en forma verbal en lugar de términos físicos como en otros mitos circundantes.

 

 

 

Dime cómo entiendes la Creación y te diré qué crees

Lo más fascinante es que incluso los lectores más informados pueden sorprenderse al saber que hay más de 100 mitos diferentes sobre la Creación en el judaísmo. No sólo estos mitos ofrecen escenarios alternativos sobre cómo Dios creó el mundo sino que algunos de ellos también plantean la cuestión de si Dios creó el mundo de la nada (ex nihilo) o utilizando elementos preexistentes. Algunos incluso cuestionan si Dios fue asistido en la Creación por otros seres, y, en caso afirmativo, qué clase de seres eran los asistentes de Dios.

La necesidad de preservar una multiplicidad de mitos nos permite abordar temas teológicos muy diversos sobre la naturaleza de Dios y de los misterios de la creación, lo cual tuvo consecuencias fundamentales en la creencia de los seres humanos por miles de años. Por ejemplo, en Isaías 45:7 Dios dice «Yo formo la luz y creo la oscuridad«. Esto significa que Dios creó la oscuridad pero la luz no fue creada sino formada (en el hebreo original se utilizan aquí dos palabras diferentes, yotzer y boré). Es decir, ¿la luz existía antes que Dios? Si la luz  pre-existía, ¿quién la creó? ¿no implica esto que hay entonces otros seres divinos? ¿Es un Dios que da forma a los elementos preexistentes tan todopoderoso como un Dios quien los crea de la nada?

Se ve fácilmente que estos son temas cercanos al corazón del monoteísmo. Pero la proliferación de estos mitos sugiere fuertemente que hubo conflicto de opiniones entre las distintas sectas judías en la época del Segundo Gran Templo e incluso entre los rabinos que fueron los autores de los textos talmúdicos y midráshicos. No resulta difícil imaginar el por qué de tanta proliferación mítica sobre la Creación ni tanto desacuerdo: estamos lidiando con un tema que ningún ojo humano jamás ha visto. Y como nadie puede hablar con certeza sobre lo que sucedió en la Creación puesto nadie estuvo allí presente (del mismo modo que nadie puede hablar con certeza sobre el fin de los tiempos porque nadie ha estado «allí» aún) necesitamos recurrir al lenguaje mítico, poético, imaginario o metafórico cuando hablamos de estos temas.

 

 

 

La Creación mística

Por otro lado el advenimiento de la cábala en los siglos XII y XIII dio una nueva dirección a la implicación de los mitos de la creación. Hay un mito de la creación al comienzo del Zohar sobre cómo fue creado el mundo desde una semilla cósmica. Esto está muy lejos del mito que leemos en Génesis.

Lo que se sugiere en su lugar es que en vez de crear el mundo a través del habla, Dios nutre la semilla cósmica en un palacio que es descripto como un útero. Por lo tanto este mito hace hincapié en la crianza de Dios, lo cual nos remite a sus cualidades femeninas, como una madre. Por supuesto que esta simbología femenina dentro del Zohar no es una sorpresa. Es bien sabido que uno de los objetivos primarios de la cábala es recuperar o renovar lo femenino en el judaísmo (para más información sobre este último tema leer La Novia de Dios y otras capas de mitología judía, Los mitos judíos de Dios y 3 Lecciones Fundamentales de la Kabbalah).

¿Cuál fue el impacto de estos mitos tan remotos con respecto al mito de Génesis? En algunos casos fue muy profundo. Por ejemplo, el mito creado por el rabino Isaac Luria (conocido por su acrónimo Ari) sobre la ruptura de las vasijas y el reencuentro de las chispas divinas transformó la manera en que los judíos miraron sus vidas en el exilio durante el siglo XVI. El mito del Ari dio esperanza a los judíos que se encontraban en el exilio -repartidos como minoría por todo el mundo- explicándoles que Dios los había puesto en esos lugares lejanos para reunir las chispas sagradas en preparación para la llegada de la era mesiánica (para entender en profundidad este complejo tema recomiendo Cabalá en la comunidad judía de Tzfat durante el siglo XVI)

 

 

 

Los Mitos de la Creación del Ser Humano

Los Mitos sobre la Creación en el judaísmo relatan principalmente lo que ocurrió con el mundo natural. Sin embargo, hay otro tipo importante de Mitos sobre la Creación: los que giran en torno a la creación del ser humano. Una vez más, los relatos de Génesis sobre la creación de Adán y Eva sirven como base para una notable permutación mitológica sobre un mismo tema.

El Génesis contiene lo que los rabinos identificaron como un escenario alternativo sobre la creación del ser humano basado en el verso «hombre y mujer los creó» (Génesis 1:27). Dado que este versículo parece describir una creación simultánea de hombre y mujer, la misma esta en conflicto con la creación en forma secuencial de Adán y Eva que leemos más adelante. Esto llevó a los rabinos a la conclusión de que Adán tuvo una primera esposa antes de Eva. Esto a su vez inició un ciclo de leyendas acerca de la primera esposa de Adán, que a veces se la llama Primera Eva y otras veces es identificada como Lilit. Pero ese mismo versículo también fue utilizado como base de otro mito el cual narra que Adán y Eva fueron creados espalda con espalda y Dios tuvo que dividirlos en dos y luego crear nuevas espaldas para cada uno de ellos (confieso que la primera vez que leí este mito me sorprendí puesto que me recordaba el discurso de Aristófanes en el Banquete de Platon). El Zohar extrae sus propias conclusiones acerca de la pareja formada por hombres y mujeres: «Dios formó todas las cosas en la forma de hombre y mujer. En otra forma no pueden existir las cosas» (Zohar 3:29a)

De hecho, una lectura más atenta de estos mitos sobre la creación de Adán revela dos tradiciones separadas, una sobre un Adán celestial y una acerca de un Adán terrenal. También hay mitos sobre Adán como un gigante que llegó a los cielos antes de comer el fruto prohibido y se redujo -por su incumplimiento- al tamaño humano. Adán también se describe como hombre de confianza de Dios, como el juez celestial que separa a los justos de los pecadores y como una figura de tal magnitud que los ángeles empezaron a preguntarse si debían inclinarse ante el. Finalmente este mito de un Adán celestial evolucionaría hacia un complejo concepto cabalístico acerca de lo que se conoce como Adán Kadmon, el hombre primordial, que es la primera creación de Dios, una especie de interfaz divina a través de la cual toda la creación posterior se lleva a cabo.

 

 

 

¿Qué mito elegirías?

En el judaísmo hay más mitos sobre la Creación que sobre cualquier otro tema. En la publicación El Verdadero relato sobre la Creación exploré hace unos años varías alternativas muy diferentes basadas en la tensión entre lo que narra la Biblia y lo que los judíos rezamos todos los días. En esencia, los Mitos de la Creación han servido y sirven como un poderoso atractivo para los judíos. Por ese motivo fueron explorados en profundidad en todas las fases de la tradición judía, incluso hasta nuestros días. Muchas veces me preguntan, ¿debería creer que Dios creó el mundo en 7 días o que en realidad la creación salió mal del modo que nos enseño Isaac Luria y por lo tanto debemos aún ayudar a corregirla? En otras palabras, ¿qué mito debería elegir?

Antes de responder me gustaría escuchar tu voz: ¿qué mito de la creación elegirías? ¿por qué?

Archivado en: Actualidad Judía Etiquetado como: creacion, dos relatos de la creación, mitos de la creación en el judaísmo, relatos de la Creacion

Dios nos necesita: la importancia del ser humano según la Creación

28/02/2013 por Diego Edelberg Deja un comentario

En la publicación anterior iniciamos un ciclo de nuevas preguntas sobre Dios. Cambiamos la pregunta sobre qué es Dios por la pregunta qué es lo que Dios hace (o hizo). Nuestra exploración comenzó entonces con aquello que es considerado el pilar fundamental de la tradición judía: Dios hizo el mundo. Y al analizar el comienzo del relato de la Creación vimos que cuando decimos que Dios hizo el mundo estamos en realidad diciendo que lo ordenó. Al menos eso es lo que claramente se desprende del relato bíblico. Sin embargo los rabinos y filósofos medievales (tanto judíos como cristianos y musulmanes) decidieron imponer la doctrina que Dios creaba de “la nada” en lugar de ordenar material preexistente porque aceptar que había materia antes de la existencia de Dios ponía racional o lógicamente en peligro la idea del Poder Absoluto de Dios.

En la modernidad el academicismo bíblico plantea una diferencia aún más interesante y controversial sobre la Creación. Y esta diferencia se nutre en la idea que el Capitulo 2 y 3 del Génesis preserva un segundo relato, una especie de alternativa al Capitulo 1. La evidencia de esta conclusión es que tanto en sustancia y estilo hay claras diferencias en la forma narrativa que a partir del Capitulo 2 deja de ser estructuralmente entre un día y el otro para dar paso a una forma literaria más cercana a lo novelesco. Las diferencias son realmente sorprendentes: en el Capitulo 1 la Creación es cósmica mientras que en la segunda el Ser Humano es el centro del relato; en el primer relato Dios crea absolutamente todo y al final a un ser hermafrodita -“hombre y mujer los creó”- (Génesis 1:27) mientras que en el segundo relato solamente un hombre es creado primero y luego todo lo demás incluida la primer mujer que se desprende finalmente “del costado” del hombre.

Los comentadores bíblicos medievales entendieron estos dos relatos como una sola historia conformada por una primera parte que va de lo macro a lo micro, es decir de la Creación Cósmica del Universo a la creación minúscula y detalla de los primeros seres humanos. Así la segunda parte era entendida como una extensión de la primera. Incluso para aquellos que necesitan preservar la integridad y coherencia del texto como una totalidad, esta solución parece ser la más razonable. Sin embargo los académicos modernos argumentan que las contradicciones son demasiado claras como para ser ignoradas.

Estas contradicciones son anticipadas en las palabras que abren los dos relatos diferentes. En el primer relato Dios crea “el cielo y la tierra” (Génesis 1:1) y en el segundo Dios crea “la tierra y el cielo” (Génesis 2:4). Este cambio sutil es en realidad muy significativo. El primer relato se preocupa por contarnos desde lo más amplio (cielo, tierra, plantas, sol, estrella, luna, peces, pájaros, animales) hacia lo más pequeño (los humanos). En el segundo relato Dios está más preocupado con lo que pasa en la tierra y particularmente con los seres humanos que según el texto ¡anteceden la creación de todo los demás! (Génesis 2:4-7).

¿Qué es realmente lo que preocupa a Dios?¿El mundo como un todo o los seres humanos? Si las dos narrativas parecen estar preocupadas por temas distintos también nos permite ver a qué le da más valor Dios en Su Creación. Según el primer relato Dios está preocupado por el orden cósmico del mundo, la naturaleza y los seres humanos como una parte más de todo eso. Pero en el segundo relato Dios se preocupa mucho más por los seres humanos, cómo son creados, cómo se comportan y luego por el resto de la Creación.

El estatus especial que recibieron los seres humanos en el segundo relato inspiró la formulación rabínica que los humanos somos socios con Dios en la Creación. Para los Rabinos el hecho que Dios “puso al hombre en el jardín del Edén para trabajarlo y cuidarlo” (Génesis 2:15) implica que Dios no creó (u ordenó) el mundo en forma total sino que precisa de nuestra ayuda y por eso nos creó y nos asignó el primer trabajo que es mencionado en la Biblia: esforzarnos para cuidar al mundo.

Nuestra experiencia cotidiana refuerza esta hermosa idea. El mundo requiere de nuestra contribución. Dios no hace el pan; nosotros lo hacemos gracias a lo que Dios provee. Dios no crea la medicina; nosotros utilizamos plantas y otras substancias que Dios provee. Más importante es recordar que nuestro esfuerzo para cuidar el mundo no solo se refiere a acciones medicinales, ecológicas o culinarias ya que Dios tal vez creó la Justicia pero su aplicación depende absolutamente del intercambio y la responsabilidad de los seres humanos.

En forma más simbólica los Rabinos notan que Dios podría crear al hombre circuncidado pero no lo hace. Es nuestra propia responsabilidad y compromiso judío completar esta tarea también y así hacernos socios del pacto del Creador.

Dios no creó u ordenó un mundo perfecto. Tampoco lo hizo absolutamente justo. Dios necesita de nuestra ayuda tanto para crear como para revelar y redimir al mundo. Toda esta tarea, nos guste o no, nos fue asignada. Rabí Tarfón solía decir: “no estás obligado a terminar el trabajo pero no estás libre de eximirte de él” (Pirkei Avot 2:21)

Archivado en: Biblia Hebrea: Tora, Profetas y Escrituras, Dios de los judíos Etiquetado como: dios nos necesita, dios te necesita, dos creacios Génesis, existencia de dios, hermafrodita, hombre y mujer, relatos de la Creacion

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 Hola, soy Diego Edelberg, el fundador del blog Judios&Judaismo.com. Me apasiona todo lo relacionado con la música, el judaísmo, la interpretación, la educación, la mitología, la filosofía, la religión, la ciencia, la historia, el arte, la física, la cosmología, la evolución, la sociología, la epistemología, la metafísica, la cabalá y en especial aquello que resulta contradictorio, paradójico y absurdo. Para conocer más sobre mi y de qué se trata mi blog visitá la sección Acerca del Autor

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