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Hemos arribado en esta publicación a uno de los desafíos teológicos más grandes para el pensamiento judío de la modernidad y para la fe judía en términos generales y eso es por supuesto el impacto del Holocausto Nazi en el pensamiento judío moderno, en las reflexiones judías y en el sentido de la vida judía particularmente para aquellos que sobrevivieron el Holocausto y necesitaron de alguna manera sobreponerse y seguir adelante en los años posteriores a 1945.
Shoah vs. Holocausto
No puedo evitar comenzar diciendo que a pesar que voy a usar la palabra Holocausto a lo largo de esta publicación (puesto que dicha expresión se ha convertido en parte de nuestro vocabulario) es técnicamente equivocado llamar Holocausto a los asesinatos en masa sucedidos en la Segunda Guerra Mundial por el partido Nazi.
El término Holocausto proviene de una palabra griega que hace referencia al sacrificio de animales ofrecidos a Dios. La palabra «Holocausto» fue utilizada históricamente para denotar grandes masacres pero desde la década de 1960 hasta la actualidad el término es utilizado generalmente por los académicos, los escritores y pensadores para referirse exclusivamente al genocidio de los judíos.
Por el contrario la palabra Shoah (שואה) (que significa «catástrofe» en hebreo) se ha convertido en el término estándar para referirse al Holocausto especialmente en Israel. La palabra hebrea Shoah es preferida por muchos judíos actuales debido a la naturaleza teológica y ofensiva que la etimología de la palabra «Holocausto» posee haciendo alusión a que “los judíos murieron como sacrificios ofrecidos a Dios” (lo cual sería una barbaridad de ser entendido así).
Pese a ser esto un error voy a usar de todos modos la palabra Holocausto en lo restante de esta publicación dejando en claro que es un error usarla.
Tal vez deberíamos proponer que Shoah se convierta en un neologismo, es decir una palabra nueva de nuestro vocabulario reemplazando con el paso del tiempo a la palabra Holocausto.
El silencio fue la primera respuesta
Es muy interesante ver cómo la discusión teológica sobre el Holocausto va evolucionando históricamente. Lo que muchas veces sorprende es que las respuestas judías al horripilante impacto del Holocausto no suceden inmediatamente. A excepción de algunos de los sobrevivientes quienes publicaron biografías personales e historias sobre su trágica experiencia, pocos pensadores, historiadores, filósofos y académicos judíos escribieron extensamente sobre este tema.
No es hasta el año 1966 que se publica un libro importante por parte de Richard Rubenstein cuando luego otros pensadores judíos comenzarán a escribir más y más acerca del impacto teológico que el Holocausto tiene sobre la fe en el judaísmo, Dios y el valor de otras religiones también.
Como veremos no es que la gente estaba totalmente callada por lo que habían vivido y lo que había sucedido sino que realmente podríamos argumentar que el trauma del Holocausto produjo un impacto tan increíble en la conciencia judía que la respuesta más apropiada por los judíos durante un tiempo fue el silencio. Definitivamente la experiencia fue una reflexión interior que surgió en lugar de escribir algo rápido que intentara explicar o entender qué había sucedido y por qué había sucedido.
La cuestión del Mal en el judaísmo
El judaísmo tiene en los miles de años vividos momentos fáciles y momentos no tan fáciles. La tradición judía tiene en su haber milenario muchísimas reflexiones sobre la cuestión de la existencia de Dios y la existencia del Mal. Esto claramente no es algo que solo comienzan a pensar los judíos en la modernidad. Incluso desde el libro de Job hasta la actualidad los judíos se han dedicado profundamente a tratar de entender y lidiar sobre el tema de su dolorosa fe.
La cuestión del monoteísmo, es decir la creencia en un solo Dios, inevitablemente conlleva la pregunta sobre la existencia del mal. Es decir cómo concebimos al Mal dentro de un paradigma que posee un sólo Dios. O dicho otra manera mas simple ¿cómo puede Dios destruir criaturas inocentes? Si uno cree que Dios está a cargo del devenir histórico y de los eventos que suceden ¿Cómo puede Dios asesinar niños?
Como dijimos en nuestra primera publicación el judaísmo antiguo y medieval ponía al hombre como responsable de los eventos históricos que sucedían. El hombre pre-moderno creía que todo lo que le pasaba era una recompensa o un castigo de Dios debido a su conducta. El hombre pre-moderno creía que si algo malo pasaba había una excusa para ello. Incluso aquello que nosotros llamamos hoy «accidentes» para un ser humano pre-moderno generalmente esta determinado por factores teológicos.
El judío antiguo y medieval se preguntaba ¿por qué los judíos hemos sido castigados una y otra vez en la historia? ¿Por qué Dios nos castiga tanto entre las naciones del mundo? Justamente Estas eran las preguntas de un judío que vivía antes de la modernidad en las épocas Bíblicas, Talmúdicas y medievales.
Si lo recuerdan y siguiendo la visión histórica tradicional que hablamos en nuestra primera publicación, vimos que los judíos anteriores a la modernidad, anteriores al 1500 aproximadamente, creían que habían sido exiliados de la tierra de Israel y castigados por no cumplir con su parte del pacto con Dios y como vemos esta respuesta hasta la modernidad era la respuesta aceptada por los judíos que simplemente decían que “no sabemos porque Dios nos hace lo que nos hace y por lo tanto tenemos que aceptar su voluntad y tener esperanza que lo mejor esta por venir”.
Tal vez esta explicación o modo de pensar medieval o pre-moderna le siga siendo útil a algún judío porque es una manera de evitar hacerse las preguntas más profundas que haremos a continuación y que cuestionan la fe judía y la creencia en Dios.
En lo personal me parece lamentable escuchar en algunos círculos judíos frases como “el Holocausto sucedió porque los judíos alemanes se estaban asimilando” o que “cuando suceden tragedias como el Holocausto significa que Dios nos esta mandando mensajes para volver hacia la Tora y las prácticas judías”. Decir algo así es muy mediocre puesto que de alguna manera justificaría que hay algo que deberíamos aprender o agradecer de la espantosa experiencia del Holocausto Nazi y la realidad es que no hay nada que debamos ni podamos aprender, justificar o agradecer de dicha experiencia. Además querer justificar por qué Dios realizó y permitió que dichos sucesos sucedieran es tener la arrogancia de decir que uno entiende lo que Dios hizo o hace y como todos sabemos nadie conoce a Dios porque Dios esta más allá de lo que los humanos podemos entender. De alguna manera el problema del Holocausto no es de Dios sino del hombre que no puede tolerar el sin sentido.
¿Donde estaba Dios?
En nuestra era, y la era a la cual nos hemos dedicado en estas publicaciones que es la Modernidad, el Holocausto Nazi nos enfrenta nuevamente con la pregunta teológica sobre la presencia o ausencia de Dios frente a la aniquilación en masa de judíos. La pregunta que se impone es ¿cómo puede uno ser un judío religioso luego del Holocausto? ¿Cómo puede uno creer en Dios luego del Holocausto? ¿Cómo podemos agradecerle a un Dios que asesina niños, destruye familias enteras y trae tanto odio y aniquilación masiva en el mundo? Si Dios es el encargado de Todo cómo puede existir tanto mal y tanta tragedia. Quizá Dios no estuvo presente en Auschwitz. Quizá Dios no existe. Estas son las preguntas con las que nos enfrentaremos en esta publicación.
¿Podemos confiar en los seres humanos?
Pero hay otras preguntas que debemos agregar a esta noción de la ausencia de Dios como resultado del Holocausto.
La pregunta que se nos presenta no solo es sobre la fe en Dios sino sobre la fe en la humanidad y los seres humanos. ¿Qué hay del futuro de la interacción humana? ¿Qué hay del diálogo, la tolerancia y apreciación del otro en el futuro? Si ya no podemos confiar en Dios luego del Holocausto ¿podemos confiar en el ser humano? ¿Cómo es posible que cualquier país y nación “civilizada” sea capaz de proponerse como objetivo el exterminio de otro ser humano aún en la modernidad?
Alemania era la nación mas «civilizada» de Europa. Alemania era la nación con la mayor producción de cultura, filosofía, arte, ciencia y música entre otras cosas de la historia en su momento y fue capaz de destruir judíos con un odio feroz y animal. No era que toda esta gente estaba actuando de ese modo porque eran incultos o no sabían lo que hacían. Eran humanos como cualquiera de nosotros. Los Nazis eran tal vez la gente más educada del mundo en su tiempo.
Pero no era un tema de conocimiento, información o cultura lo que los llevó a hacer lo que hicieron. Sino que era un tema sobre su escala ética y moral. Uno puede ser un pensador brillante y no por eso actuar éticamente. Los Nazis podían llorar hasta las lagrimas escuchando la Novena Sinfonía de Beethoven y al otro día asesinar niños en un Campo de exterminio. Cualquiera sea la explicación que uno quiera darle al Holocausto Nazi en definitiva la pregunta es ¿podremos llegar a comprender alguna vez cómo un ser humano es capaz de hacer lo que hicieron los Nazis? ¿Cómo podemos volver a confiar en la humanidad luego de una experiencia como el Holocausto? ¿Cómo podemos confiar que algo así no volverá a suceder? Que haya sucedido sólo nos enseña algo: puede volver a suceder en cualquier momento. Si sucedió significa que hay lugar para algo así en la experiencia humana. El Holocausto también nos muestra cómo frente a los momentos de crisis económicas, sociales y políticas reviven los nacionalismos y se busca muchas veces un culpable para darle sentido al mal.
El impacto del Holocausto modifica realmente toda una generación de judíos y su propia conciencia al igual que lo hace con el resto de la humanidad hasta el día de hoy. Claramente existe en la historia mundial un antes y un después del Holocausto. Para peor el Holocausto nos deja con una “falta total de confianza en lo Divino y en lo humano”.
Intentar comprender la psicología de la víctima del Holocausto, aquel que finalmente sobrevivió, es comprender lo complejo que pueden llegar a ser sus sentimientos hacia la cultura humana, la interacción humana y hasta qué grado de información van a querer compartir con sus descendientes del horror que han vivido. A mucha gente le encanta hablar sobre su vida y sus experiencias vividas para enriquecer al mundo y educar a sus hijos. Pero muchos hijos e hijas de sobrevivientes del Holocausto Nazi realmente no saben qué sucedió durante un período de la vida de sus padres puesto que sus padres decidieron no compartir toda esa experiencia y esto es algo que no solo debe ser aceptado sino también respetado por los hijos.
El Holocausto y el Estado Moderno de Israel
Uno también puede preguntarse ¿qué implicancias tiene el Holocausto en el surgimiento del Estado Moderno de Israel, su seguridad hasta la actualidad y su lucha por seguir existiendo hasta el día de hoy?
Entender algo sobre el odio antisemita luego del Holocausto, la psicología de la víctima que ha sufrido el Holocausto y por qué Israel y muchos judíos reaccionan frente a los actos antisemitas evocando imágenes del Holocausto es realmente comprender el impacto inexplicable de este horrendo episodio del mundo contemporáneo.
Cada político extranjero que visita Israel es llevado a Yad Vashem, el Museo del Holocausto Judío, ya que de alguna manera es políticamente correcto para los israelíes mostrar eso como preámbulo para entender de dónde han renacido y sacado fuerzas los ciudadanos israelíes para seguir adelante. No hay ninguna cuestión que la sociedad y la cultura israelí moderna termina de formarse luego de la experiencia del Holocausto.
El judaísmo actual: ¿Holocausto + Estado Moderno de Israel?
Pero no solo es la cultura israelí la que se afectada por el Holocausto. Muchos historiadores sostienen que la imagen, el principio de identidad y pertenencia del judaísmo que la mayoría de los judíos poseen hoy es (1) el Holocausto y (2) el Estado Moderno de Israel.
Es decir que para muchos judíos la vitalidad del judaísmo en los últimos 100 años ha sido marcado por estas dos experiencias judías: la experiencia viva y esperanzadora de los judíos volviendo a la tierra de Israel y la experiencia dolorosa y trágica de los 6 millones de judíos que fueron asesinados durante el Holocausto Nazi.
Esta claro que al menos para los judíos norteamericanos el Holocausto juega un papel central siendo el motor para la creación de museos, libros, películas, monumentos y actos constantes que forman parte hoy del ciclo anual del calendario judío.
Recién en los últimos años solo unas pequeñas voces de rabinos se han atrevido a exclamar que el judaísmo es mucho más que estas dos experiencias o que el sufrimiento del Holocausto. Muchos rabinos actuales ven como trágico para la continuidad de la existencia judía que el Holocausto sea el principio de identidad número uno con el cual muchos judíos definen su ser judíos en la contemporaneidad. Por supuesto que este es un tema muy delicado y debido a la velocidad de nuestra tiempo el cambio se vive en forma tan veloz que muchos judíos exclaman que no han pasado ni 70 años (es decir ni una generación aún) de cuando uno tan solo por ser judío en Alemania no tenía el derecho a existir y por lo tanto no podemos minimizar la importancia del Holocausto. Estamos demasiado cercanos aún al Holocausto.
Sin dudas todo esto representa fuertes debates dentro de la comunidad. La realidad es que si hay algo que sabemos de ser judíos es que el judaísmo no olvida. De hecho la memoria del pueblo judío es impresionante. Durante el ciclo del año judío recordamos y conmemoramos eventos bíblicos (en Pesaj, Shavuot, Sukkot, Purim, Januka, etc.) y eventos más contemporáneos tales como El Día de la Independencia de Israel, el Día del Recuerdo, y por supuesto el Día del Holocausto.
Pero por otro lado hay judíos que argumentan que no debemos quedar atrapados en ciertos eventos por sobre los otros. Estos judíos dicen que lo que nos ha salvado es nuestra fuerza para seguir adelante y no olvidaremos a nuestros hermanos puesto que no esta en la naturaleza de los judíos olvidar y honraremos su existencia volviendo a reír, trayendo nuevas vidas judías al mundo, continuando enseñando nuestra tradición y celebrando tanto los momentos alegres como tristes que la vida como unidad indivisible nos propone. Los judíos hemos aprendido a responder a la destrucción con más construcción.
Las relaciones con otras religiones
Aún podemos hacernos otra pregunta más en la modernidad luego del impacto del Holocausto. En la era post-holocausto ¿qué tipo de relación tienen ahora los judíos con los cristianos y con las demás religiones?
Educar un niño judío luego de la experiencia del Holocausto es educarlo con una intención de abrazar a cualquier ser humano y a la vez también la desconfianza con respecto a las demás religiones. Una pregunta acerca del mal que surge muchas veces en mis clases con chicos de 12 o 13 años es no solo dónde estaba Dios sino ¿dónde estaba la Iglesia como Institución y el Papa como el representante de dicha Institución durante el Holocausto? ¿Ellos no sienten culpa? ¿Deben los judíos confiar en la religión Cristiana y que ésta va a protegerlos también como hijos del mismo Dios si algo así vuelve a suceder? ¿Deben los judíos trabajar en el diálogo interreligioso luego de haber tenido tan horrenda experiencia? Estas son todas preguntas muy serias y difíciles de responder.
Como vemos cuando hablamos del Holocausto no solo nos referimos al asesinato espantoso grabado en la mente de la conciencia judía a través de imágenes y recuerdos que han sobrevivido sino que se disparan muchísimos temas más acerca de la auto-imagen de la sociedad israelí, la auto-imagen del judío post-holocausto, las relaciones que los judíos van a tener ahora con el resto del mundo y la humanidad, su fe, su actitud hacia las otras religiones en especial el cristianismo y su relación con Dios. En pocas palabras el modo en el cual el judío post-holocausto piensa y articula su fe esta intrínsecamente relacionado con todos estos eventos que sucedieron hace aproximadamente 66 años.
Todo esto hasta aquí ha sido una introducción sobre lo que hablaremos en esta publicación y la relación del Holocausto con el pensamiento judío moderno.
Antes de meternos en profundidad con Richard Rubenstein y Emil Fackenheim, los dos autores que analizaremos en esta publicación, hagamos una revisión sobre algunos de los pensadores que analizamos en nuestras publicaciones hasta ahora y tratemos de extraer de ellos su reacción o pensamiento sobre el Holocausto.
Baeck, Kaplan, Heschel y Buber sobre el Holocausto
Si lo recuerdan Leo Baeck fue prisionero en el Campo de Concentración de Theresinstadt donde ejerció como Rabino. Baeck finalmente sobrevive al campo de Concentración y uno esperaría que alguien que ha pasado por una experiencia como esa tenga algo que decir o escribir al respecto. Pero si uno lee lo que Baeck escribe antes del Holocausto y después del Holocausto parecería no haber diferencias. Si bien es cierto que Baeck escribe un libro acerca del pueblo judío luego del Holocausto la noción de su optimismo moral, sus ideas de “Misterio y Mandamiento – Misticismo y Ética” permanecen intactas. Leo Baeck quien experimentó el Holocausto en forma personal siendo prisionero dentro de un campo de concentración no nos dice nada a través de sus escritos sobre alguna reflexión de esa experiencia.
Mordejai Kaplan a quien dedicamos toda una publicación sobre el judaísmo Reconstruccionista claramente comprende el Holocausto de una manera muy particular debido a su definición de Dios. Si recuerdan lo que mencionamos en nuestra publicación sobre Kaplan para él Dios es un “proceso” y no una personificación y por ende no puede estar asociado ni al bien ni al mal ya que esas son ideas humanas y no divinas. Dios por lo tanto no es responsable del mal ni del bien. Y por lo tanto para Kaplan el mal (que podría ser definido como una ausencia del bien) está allá afuera entre la gente y su condición humana y en las fuerzas de la naturaleza que “destruyen” (según una visión humana). Pero en definitiva para su pensamiento y dentro de su sistema racional el mal y el bien no pueden ser explicados en forma ontológica (es decir como una existencia en si misma sino que deben ser siempre definidos dentro de un contexto determinado) y por ende el Holocausto tampoco puede ser explicado.
Pero para Kaplan si puede entenderse el mal entre seres humanos. Eso significa que los humanos tienen una tendencia hacia el mal y hacia los actos de la propia supervivencia como el asesinato del otro de ser necesario. Para Kaplan de alguna manera lo que puede entenderse del Holocausto es que es una prueba de lo que el humano, usando en forma negativa su poder e ignorando su pasado ético, puede llegar a hacer. En este sentido preguntarse por Dios dentro de la tragedia no es un tema que tenga sentido puesto que Kaplan define de antemano a Dios como un proceso y no como algo asociado al ser humano o su historia. Por eso cuando Kaplan habla del Holocausto su énfasis esta puesto en la responsabilidad humana y eso es en definitiva la razón del odio Nazi.
Heschel, de quien hablamos en nuestra publicación anterior, se encontraba muy cercano a la experiencia del Holocausto ya que perdió familiares en el Holocausto. Heschel había vivido en Polonia que fue destruida completamente tanto física como espiritualmente y conocía todo ese mundo en forma personal.
La respuesta de Heschel es que lo único que podemos hacer como judíos es comprometernos más con la observancia de los mandamientos o mitzvot del judaísmo. El horror del Holocausto a removido a Dios del escenario y por eso para Heschel seguir practicando el judaísmo y haciendo mitzvot nos volverá a traer la presencia del bien en lugar de la presencia del mal. Nuevamente no hay nada particularmente inusual en esa respuesta ya que surge desde una comprensión tradicional e histórica del cumplimiento de los mandamientos judíos y la fe judía y eso es todo lo que encontraremos en Heschel con respecto al tema.
Y por último nos queda la opinión de Buber quien inicialmente define al Mal dentro de su sistema como la ausencia de la relación “Yo-Tú”. La incapacidad humana de sentir a Dios y la espontaneidad del sentimiento de apreciar a Dios en la vida de uno es lo que para Buber representa el Mal. Por lo tanto esta definición pone la absoluta responsabilidad de la relación en el ser humano y no en Dios. ¿Pero por qué no es Dios responsable? Si Buber nos dice que Dios es un compañero en esta relación en forma de diálogo como el “Tú eterno”, ¿acaso Dios no tiene que hacer algo? ¿Dios solo responde cuando los seres humanos lo buscan? ¿Es realmente el Holocausto una responsabilidad solamente humana? Buber parecería así manifestar la ausencia de Dios. Buber parecería indicarnos que a veces Dios no responde incluso cuando uno esta abierto y listo para “escuchar su llamado”. Y por lo tanto Buber acepta una ausencia y dice que volverá esa presencia cuando el ser humano se disponga a hacerlo.
Así que en forma resumida y breve estas son cuatro respuestas por parte de pensadores judíos que hemos considerado en nuestras publicaciones.
Las dos posturas actuales frente al Holocausto
En lo restante de esta publicación quiero enfocarme en dos pensadores judíos que se han dedicado exclusivamente a la cuestión del Holocausto Nazi y de alguna manera representan las dos voces opuestas que escuchamos en la actualidad en la mayoría de las personas: aquellos que dicen que (1) luego del Holocausto ya no es posible creer en Dios y aquellos otros que (2) pese a la adversidad que presenta esta tragedia en nuestra historia dicen que debemos seguir adelante con la tradición como sea.
Richard Rubenstein
El primer autor del que quiero hablarles es Richard Rubenstein.
Rubenstein publicó en 1966 un libro titulado “Luego de Auschwitz: teología radical y judaísmo contemporáneo”.
Simultáneamente un grupo de teólogos cristianos debatían lo que ellos llamaban “la muerte de Dios”. En la década de 1960 se puso de moda entre los intelectuales escribir y declarar que ya no quedaba ninguna duda que Dios no seguía siendo parte de la historia y por lo tanto vivimos realmente en un tiempo en el que Dios ya se ha retirado de su participación en el mundo y los seres humanos.
Cuando Rubenstein publicó su libro fue inmediatamente vinculado con ese grupo de teólogos cristianos y se convirtió en el representante judío de ese grupo y esos ideales.
Richard Rubenstein aún vive y es un rabino Conservador que enseñó por muchos años en la Universidad de Florida en Estados Unidos.
Cuando publicó su libro “Luego de Auschwitz” su carrera y su vida cambiaron definitivamente ya que decir públicamente lo que el dijo y la forma en que lo dijo enojó a muchos judíos quienes no pudieron tolerar su respuesta y comprensión con respecto al Holocausto.
Su desafió fue un desafío que todos los judíos debían ahora responder aún cuando no les gustaba que alguien se los expusiera tan claramente.
¿Qué publicó Rubenstein que ofendió tanto a los judíos?
En la primera parte de su libro Rubenstein expone claramente cómo el Holocausto había transformado el pensamiento judío moderno. Para Rubenstein luego de Auschwitz ningún judío puede seguir creyendo en la omnipotencia de Dios (es decir el poder sin límites e infinito) para controlar el devenir histórico ni tampoco pueden los judíos seguir creyendo en la idea de ser “el pueblo elegido” por Dios.
Para Rubenstein Auschwitz nos muestra que ya no podemos aceptar más la tradicional imagen rabínica de Dios ni tampoco podemos sostener la idea que los judíos son “el pueblo elegido” ya que esto no tiene sentido porque las pruebas muestran que están librados a su propia suerte y Dios ya no esta para protegerlos.
Y por lo tanto esta experiencia según Rubenstein nos índica que debemos dejar de leer la Biblia en forma literal como hemos hecho por siglos y debemos entenderla como una gran metáfora ya que claramente Dios ya no esta más presente en esa narrativa.
Algo ha cambiado en la historia. Este es un momento único en la historia judía y la historia de la humanidad y por lo tanto tenemos que lidiar con el Holocausto en forma profunda puesto que es lo que va a determinar ahora gran parte de nuestra identidad judía y el modo en que entendemos lo que es ser judíos. Para Rubenstein el Holocausto deja en claro que ya no se puede ser judío ni pensar el judaísmo del modo que se venía haciendo.
En definitiva para Rubenstein desde el Holocausto y hasta ahora los judíos viven en un tiempo donde Dios ha muerto. Vivimos en un mundo que ahora es frío, sin sentimientos reales por el otro y ya no contamos con ningún poder mayor o fuerza que no sea nosotros mismos. Al fin de cuentas para este autor todas las cosas terminan en la nada que es de hecho el principio y final de la Creación.
Por supuesto que esta es la opinión de un autor aunque a veces es el pensamiento de muchas personas con las que hablo acerca del Holocausto. Toda esta descripción es bastante depresiva y de alguna manera nos dice que no queda mas esperanza en el mundo. Este ya es un mundo oscuro donde a nadie realmente le importa lo nos sucede. Estamos solos en este oscuro y frío mundo.
Esta es una visión de la vida que aprendemos según Rubenstein del Holocausto: la vida no es lo que nos imaginamos, soñamos ni queremos. La vida es una lucha constante por la supervivencia del día y a día y finalmente nos morimos y ya a nadie mas le importa. En dos o tres generaciones seremos olvidados y la salvación para este autor no esta en las ideas de un “mundo venidero” o un paraíso al que volvemos sino que la salvación finalmente sucede cuando morimos y se aliviana la experiencia del sufrimiento que experimentamos en lo que llamamos vida.
El lado positivo de Rubenstein
De todos modos y aunque los sorprenda Rubenstein no es del todo pesimista en su libro. El mismo reconoció que la gente no se sentía ni se siente atraída a este tipo de forma de ver la vida y menos los judíos que cada vez que brindamos decimos “le jaím” que quiere decir “por la vida”.
Lo positivo para Rubenstein debido a esta experiencia que nos deja el Holocausto y al sin sentido de la vida es que los judíos debemos darnos cuenta luego de esta tragedia en nuestra historia que ya es tiempo, mucho más que antes, de dejar de pelear internamente por nuestras diferencias teológicas y religiosas (dejar de pelear entre ortodoxos, conservadores, reformistas, sionistas, jasadicos, etc.) y abrazarnos y compartir la vida y nuestras diferencias en la experiencia comunitaria judía.
En sus propias palabras “la comunidad judía debe servir como institución en la cual esa condición del sin sentido puede ser compartida para justamente aliviar la experiencia trágica”.
Realmente si bien es linda la forma en que el expresa esta idea no creo en lo personal que sea novedosa. De alguna manera los judíos siempre hemos sabido eso y podríamos argumentar que de hecho uno de los sentidos más fuertes que une a la comunidad judía no es lo vivido sino también aquello inexplicable y sufrido de la vida que el judío sabe que es así y sabe que la manera de transcenderlo no es en soledad sino compartiéndolo y acompañándose con sus semejantes.
En otras palabras, debido a que nos sentimos solos muchas veces, nos suceden cosas que no nos gustan debilitando nuestras esperanzas y la vida parecería muchas veces no tener sentido, más aún frente a una tragedia como fue el Holocausto, y por lo tanto lo mejor que podemos hacer para responder a todas estas dificultades es juntarnos con otra gente que también sabe lo que es la experiencia de ser humanos. Más aún rodearnos de gente que comparte nuestra historia, nuestro pasado compartido y nuestra fe y en consecuencia en estos tiempos oscuros y difíciles la “comunidad judía” se hace aún más importante ya que es lo mejor que podemos hacer como judíos para lidiar con nuestras crisis existenciales y compartir nuestro dolor en compañía.
Rubenstein continuó escribiendo sobre el Holocausto e incluso hizo varias revisiones de su libro hasta el año 1992. Su pensamiento cambia constantemente y es realmente un pensador muy creativo utilizando la historia para tratar de entender históricamente que pudo haber llevado al origen del Holocausto cruzándolo a menudo con la Sociología y el Psicoanálisis como medios que lleven a una respuesta que pueda sobreponerse a este sentimiento de soledad, miedo y sin sentido de este momento difícil en la historia judía.
En sus revisiones posteriores Rubenstein no solo revisó su postura tan negativa que tuvo en su primer libro sino que también trato de responderle a todos sus opositores como Emil Fackenheim de quien hablaremos a continuación. Claramente es legítimo hablar de un Rubenstein de la década de 1960 aún cuando parecería ser otro tipo de teólogo en la década de los 90.
Tratemos a continuación de lidiar con el desafío que recibió Rubenstein particularmente por parte de Emil Fackenheim.
Emil Fackenheim
Emil Ludwig Fackenheim nació 1916 en Alemania y murió en Israel en el año 2003. Fue un filósofo judío y un Rabino Reformista.
Nacido en Alemania, fue arrestado por los nazis en la noche del 9 de noviembre de 1938, conocida como la “Kristallnacht” (la noche de los cristales). Fue internado en el campo de concentración de Sachsenhausen y logró escapar con su hermano menor, Wolfgang a Gran Bretaña, donde sus padres más tarde se unieron a él. El hermano mayor de Emil se negó a abandonar Alemania y fue asesinado en el Holocausto.
En el año 1970 Fackeheim escribió un libro titulado “La presencia de Dios en la historia”. Fackenheim no comienza dando una explicación sobre la “ausencia de Dios” en el Holocausto. Eso para él resulta imposible de explicar. No tiene forma de explicar porqué sucedió el Holocausto ni tampoco se siente capacitado para entender la presencia o ausencia de Dios. Pero hay algo que si sabemos según Fackenheim con respecto al Holocausto. Y eso es que debemos responder en forma absoluta con lo que paso y sin términos medios. Tenemos certeza de esa experiencia que no podemos confiar en una moral relativa y en el famoso “esta todo bien, no hay problema”. Debemos dejar de pensar el Holocausto en forma intelectual. Debemos responder en forma clara y precisa. Debemos dejar en claro que algo debe ser diferente a partir de ahora y debemos reaccionar y responder del modo que Dios nos ha comandado a través de la historia y eso es a través de la acción.
Fackenheim decía que los judíos luego del Holocausto escucharon un nuevo mandamiento de Dios. Dios no estaba ausente. Dios estaba presente. El judaísmo sigue vivo y hay judíos que han sobrevivido al Holocausto. Dios en el Holocausto nos dio un mandamiento más que suman ahora 614. Si lo recuerdan los rabinos extrapolaron tradicionalmente 613 mandamientos de la Tora pero para Fackenheim los judíos tenemos un nuevo mandamiento que no se escucho en Sinaí pero si en Auschwitz. En Auschwitz Dios nos dio el mandamiento 614 que dice “nunca le otorguen a Hitler cualquier tipo de victoria póstuma”.
De este mandamiento 614 los judíos aprendemos que debemos de ahora y para siempre:
- sobrevivir
- recordar y contar a las futuras generaciones qué fue lo que sucedió
- no desesperarnos
- nunca volvernos locos y permanecer en control y con la cabeza fría aún cuando no podamos razonar que existe algo así en el mismo mundo de Dios
Este es el gran legado que Fackenheim nos trae. Los judíos debemos aceptar que vamos a ser algo separado o diferente en la historia de la humanidad para siempre. Debemos aceptar las contradicciones teológicas que eso implica sobre un solo Dios en el que creemos y con el cual nos enojamos, peleamos, nos amigamos, le lloramos, le agradecemos, volvemos a enojarnos y pelearnos, etc. Esto es así y esto es lo que debemos aceptar y sostener sin desesperarnos ni volvernos locos.
Creo que Fackenheim estaba trayendo una respuesta para todos los judíos que no eran teólogos. Los judíos seguían trayendo hijos e hijas al mundo. Los judíos estaban por fundar el Estado Democrático Moderno de Israel. Los judíos estaban respondiendo a la tragedia y destrucción con más construcción tratando de sostener los valores milenarios que nos han sostenido. Fackenheim estaba articulando o poniendo en palabras lo que ya era una respuesta que los judíos habían tomado.
Pero lo importante es que entendamos que esto no es una explicación sino una respuesta. No entiendo nada de lo que sucedió nos dice Fackenheim, pero si entiendo que no debo permitirle a Hitler ninguna victoria póstuma. Necesito dejar en claro que es absolutamente horrendo tener cualquier tipo de Holocausto. Y como resultado de esta respuesta puedo rearmar el rompecabezas del sin sentido. ¿Podré alguna vez entender porqué sucedió lo que sucedió? La respuesta de Fackenheim es no. Pero si puedo reaccionar, seguir adelante y seguir creyendo.
Conclusión de las visiones de Rubenstein y Fackenheim
Lo que tenemos con estos dos autores son dos visiones opuestas que con el tiempo y como mencioné en las revisiones de Rubenstein se hacen menos opuestas y de hecho Rubenstein va aceptando cada vez más y más la posición de Fackenheim. Pero en las décadas del 60 y el 70 emergen como dos repuestas diferentes.
Estas dos respuestas son asumidas por muchos judíos y no judíos también en la actualidad: (1) una es la del Rubenstein de los 60 que dice que el Holocausto es una muestra más que Dios no existe, es todo un invento del hombre y no hay que tener más fe en Dios ni creer que Dios se esta preocupado de la continuidad del pueblo judío ya que el pueblo judío depende de si mismo para continuar y (2) la otra respuesta es la de Fackenheim que nos dice que debemos aceptar la condición judía y creer firmemente que hay un Dios y que lo que nos queda por hacer es responder en forma positiva a la vida y no volvernos locos ni abandonar nuestra fe milenaria.
Otros pensadores importantes del Holocausto
Claramente estos no son los únicos dos autores de quien podríamos hablar sobre el Holocausto pero son dos de los que han creado las respuestas teológicas más importantes. Muchos han seguido a Fackenheim y han ofrecido un sentimiento de esperanza y fe en la era post Nazi y creo que deberíamos nombrar algunos de estos autores aún cuando no entraremos en sus pensamientos.
Uno de ellos es Elie Wiesel quien es extremadamente conocido por su obra acerca del Holocausto y como sobreviviente del mismo. En sus primeras novelas Wiesel se enfrenta con estos mismos dilemas que hemos presentado aquí. Wiesel es ahora mundialmente reconocido como un luchador por las causas humanitarias y no solo las judías recibiendo un Premio Nobel de la Paz en el año 1986.
Si bien no podemos considerarlo un teólogo el problema del Holocausto es claramente mencionado en sus novelas.
Podríamos nombrar dos otros grandes pensadores sobre el tema. Uno de ellos es Irving Greenberg conocido también como Yitz Greenberg. Greenberg es un rabino neo-ortodoxo descendiente de la linea de Samson Raphael Hirsch y en Estados Unidos de Soloveitchik. Greenberg ha escrito extensamente sobre el tema y en particular lo que el llama un “teísmo problemático”. Greenberg utiliza mucho una noción que el llama “fe en forma de diálogo” y la utiliza para expresar la idea que existen momento de fe y momentos donde no hay fe, momentos de mucha desesperanza y momentos de mucha esperanza enfatizando que en el mundo que percibimos luego del Holocausto no podemos esperar más que estas dos fuerzas contradictorias que habitan en el ser humano y por lo tanto el “teísmo problemático” debe ayudarnos a sostener estas tensiones en la vida que sigue. Lo que hace interesante a Greenberg es que siendo Neo-Ortodoxo el experimenta con los textos tradicionales para encontrar una respuesta judía al trauma del Holocausto.
Eugene Borowitz es un teólogo liberal que también se ha dedicado en profundidad al tema y al igual que Fackenheim argumenta que debemos responder en forma total al Holocausto. Y aún cuando podemos tener problemas para comprender por qué sucedió lo que sucedió nuestra actitud para no “matar” a Dios y el judaísmo es afirmar aún más nuestra fe y prácticas para la continuidad.
Conclusiones
Por supuesto que todo esto que estamos viendo en un panorama mundial tanto en Europa como en América y otros continentes nos permite apreciar una repuesta mucha más grande que solo la de estos pensadores y estas respuestas teológicas.
Hoy hablamos de una cantidad de libros que es casi incontable sobre el campo que se conoce como “Estudios del Holocausto” donde hay hasta especializaciones y especialistas dedicando una vida entera a la investigación de ese campo de investigación. Con esto nos referimos a lo que mencionamos al comienzo de esta publicación: museos en todas partes del mundo sobre el tema del Holocausto, películas, documentales, testimonios de sobrevivientes e incluso actos durante el ciclo del año conmemorando fechas trágicas del Holocausto. Definitivamente ha habido una suerte de obsesión en los últimos 25 años con respecto al tema del Holocausto dentro de la cultura de los judíos norteamericanos particularmente y en otros países también.
El Holocausto se ha convertido en un evento central en la experiencia de la historia Occidental Moderna para los judíos, para los pocos sobrevivientes y para el mundo en general. Hay quienes incluso argumentan que se ha llevado a tal extremo esto que los judíos estamos comercializando el Holocausto y que hemos ido demasiado lejos convirtiendo el tema en una obsesión y esto también es parte de una respuesta frente al debate sobre qué lugar debe ocupar el Holocausto en la vida judía en la modernidad.
Sea lo que sea que podamos decir u opinar esta claro que tanto en el caso de Rubenstein como en el de Fackenheim hemos encuadrado el discurso para el pensamiento judío, para la fe judía tan solo a unos 60 años de este trágico, horripilante e imborrable suceso del mundo moderno.