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Lo que vamos a comenzar a ver a partir de ahora es la respuesta a los argumentos de Hermann Cohen y su filosofía. Veremos aquellos que seguirán su linea de pensamiento pero más interesante aún serán aquellos que se separan de su pensamiento y lo utilizarán como un catalizador para repensar toda la naturaleza del judaísmo en la modernidad.
El primer individuo de este grupo de candidatos respondiendo a Hermann Cohen es Leo Baeck. Leo Baeck era claramente un discípulo de Hermann Cohen pero a diferencia de él no era un filósofo. Leo Baeck era un rabino y esto fue lo que le permitió de algún modo violar la integridad del sistema filosófico de Hermann Cohen. Los primeros escritos de Leo Baeck se encuentran completamente arraigados en Hermann Cohen y el idealismo alemán pero el será uno de los primeros en comenzar a alejarse de dicho sistema.
Leo Baeck escribió a comienzos del siglo XX un libro muy importante titulado “La esencia del judaísmo” el cual se encuentra claramente influenciado por los ideales de Cohen (los cuales definimos en nuestra publicación anterior) y Baeck toma estos ideales y también define el judaísmo como un “monoteísmo ético”. También escribe sobre el concepto de una “era mesiánica” entendida como el trabajo que debe ser realizado por toda la humanidad del mismo modo que Cohen lo había hecho. Podríamos argumentar que Cohen se sentiría orgulloso de la obra de Baeck como una continuación de su legado, su pensamiento y su filosofía.
Pero en un elemento muy significativo Baeck da un paso al costado y se separa de Cohen y su sistema llevando el judaísmo hacía otro polo en cuanto a su significado en la modernidad. Para Baeck la experiencia del ser judío implica mucho más que “monoteísmo ético” sino que ademas incluye una categoría que nunca hubiésemos podido encontrar en Cohen llamada “conciencia religiosa”. Este concepto de “conciencia religiosa” es crucial para entender la separación principal de Baeck de su antecesor Hermann Cohen.
¿Qué es este elemento de “conciencia religiosa” para Leo Baeck y por qué es tan importante para el pensamiento judío de la modernidad?
El nacimiento de esta idea surge en Baeck probablemente por parte del pensamiento de uno de los más destacados teólogos del siglo XX llamado Rudolf Otto (http://es.wikipedia.org/wiki/Rudolf_Otto) . Rudolf Otto publicó en 1917 un libro que tuvo una influencia muy importante en el tiempo de Baeck llamado “La idea de lo sagrado”. Para Otto la religión es la manifestación de la experiencia de aquello que llamamos “sagrado”. Para Otto lo sagrado es una síntesis entre la fascinación y el miedo. Según Otto cuando uno entra en una gigantesca catedral uno siente la presencia de Dios en la grandilocuencia de la arquitectura, el ambiente, las imágenes, en la atmósfera que esa Iglesia intenta crear. Esta experiencia personal es vital para apreciar el poder de la religión y la religiosidad.
Baeck tomará este concepto de Otto sobre la “conciencia religiosa” y lo complementará con el “monoteísmo ético” que hereda de Hermann Cohen. Es decir que para Leo Baeck la pasión religiosa que impulsa hacía el “monoteísmo ético” con el objetivo de hacer del mundo un lugar mejor también se encuentra unido al sentimiento inexplicable de asombro por el orden cósmico y el miedo ante el sentimiento de pequeñez y temporalidad efímera de la existencia humana.
Este elemento que Baeck va a introducir en su propia teología judía nubla y opaca todo ese aspecto racional del idealismo neokantiano de Hermann Cohen. Si recuerdan lo que mencionamos en nuestra publicación anterior, en el idealismo de Cohen Dios es una idea. Dios es esa idea que el hombre necesita sobre la eternidad que garantiza la unión entre aquello inexplicable y aquello relativamente explicable. Pero Cohen nunca aceptaría ese concepto de “conciencia y psicología del sentimiento por lo sagrado” puesto que estas categorías no tendrían sentido dentro del sistema racional que Cohen había producido.
La pregunta por supuesto es ¿cómo explicamos este elemento del “sentimiento de lo sagrado” que separa a Baeck de Cohen y nos introduce en todo un nuevo tipo de pensamiento? A esto es a lo que nos dedicaremos en esta publicación.
Me gustaría comenzar hablando un poco más acerca de la propia biografía personal de Leo Baeck. Ante todo quiero volver a destacar el hecho que Baeck era un rabino. La diferencia con ser un filósofo como Cohen era que Baeck estaba realmente preocupado por la calidad de la vida religiosa. Cohen escribía acerca de religión. Baeck era un religioso. Baeck podía entender la diferencia entre la filosofía como un sistema de pensamiento racional de la realidad religiosa por un lado (que era de lo que hablaba Cohen) y por otro lado aquello que él experimentaba diariamente cada vez que charlaba con un creyente que entraba a la sinagoga a rezar.
Baeck fue el rabino liberal por muchos años de la Sinagoga principal de Berlín. A finales de 1930 fue capturado por los Nazis y se negó a abandonar a su comunidad y a diferencia de otros rabinos que ya habían abandonado Alemania fue finalmente deportado a un campo de concentración cerca de Praga llamado Theresienstadt (http://es.wikipedia.org/wiki/Campo_de_concentración_de_Theresienstadt). En el campo de concentración Baeck siguió ejerciendo como rabino acompañando a su gente y finalmente fue liberado y se fue a Londres y posteriormente a los Estados Unidos donde se convirtió en profesor del HUC en Cinccinati Ohio donde murió en 1956.
Claramente Baeck era más que un profesor de filosofía. Era una persona que no solo había sido un rabino por muchos años trabajando tranquilamente en Berlín sino que ademas acompaño a su comunidad en uno de los más trágicos momentos de sufrimiento para el pueblo judío en la contemporaneidad. El estuvo allí ayudando y teniendo un profundo impacto en un campo de concentración donde como imaginarán las dudas, el sufrimiento y el dolor eran terribles incluso no siendo Theresienstadt uno de los peores campos ni siquiera un campo de exterminio. Es en este sentido que podemos argumentar que Baeck entendió a la religión en forma totalmente diferente a Hermann Cohen.
Hablemos ahora sobre qué es lo que Leo Baeck realmente hace y aquí para poder desarrollar su propio pensamiento voy a leer parte de su propia obra. Vamos a concentrarnos en un ensayo que el escribe llamado “Misterio y Mandamiento” donde parece encapsular la esencia de su contribución al pensamiento judío moderno.
Lo que voy a hacer por lo tanto es leer y analizar algunos fragmentos de este ensayo.
Según Baeck hay dos experiencias para el alma humana en las cuales el sentido de su vida cobra significado: la experiencia del Misterio y la experiencia del Mandamiento. Noten desde un comienzo que Mandamiento aquí no son leyes rituales como comer casher, ponerse tefilín, comer matza, es decir mandamientos inexplicables o irracionales sino que, en el mismo sentido que Hermann Cohen le otorga, Mandamientos en este contexto y para Baeck significa “mandamientos éticos”, es decir ser una buena persona y actuar moralmente.
Baeck escribe que
“cuando el hombre quiere estar seguro del sentido de su existencia e intenta encontrar el sentido de su vida siente la presencia de una realidad que se encuentra presente en su día y día y que de algún modo parece tener un orden que solo puede experimentar como un “misterio”, como algo inexplicable. Toma conciencia que ha sido creado, que ha sido traído al mundo y experimenta eso que lo une con todos y con todo aquello que lo rodea y siente así el abrazo misterioso y temeroso de la eternidad. Pero cuando el hombre vive “más allá” del día a día, cuando cree que su vida tiene una dirección y debe ser guiada hacia un objetivo experimenta eso que también lo atrapa y lo obliga a un sentimiento de ética y responsabilidad confrontándolo al mismo tiempo con un sentimiento de mandamiento o mandato en su vida. Justamente el “mandamiento” (ético) es aquella tarea que siente que debe realizar más allá de la experiencia misteriosa de la existencia. El fundamento de la vida es el misterio pero el camino de la vida es aquello que se revela. El primero es de Dios y el segundo debe ser realizado por el ser humano. El primero es el misterio y el segundo es el mandamiento. Ambos, misterio y mandamiento, nos dan la certeza de la vida”.
Estos es literalmente lo que escribe Baeck en su ensayo.
Noten que claras que son estas dos categorías y que dialécticas que son. Ser judío significa abrazar el misterio y el mandamiento. Ser judío para Beack es celebrar esta dualidad entre aquello misterioso que nunca podremos comprender y sin embargo sentimos la necesidad ética de seguir con la historia de nuestros antepasados y la conducta moral en este mundo.
Como pueden apreciar hasta ahora no hay nada particularmente judío en Leo Baeck. Pero es luego en este mismo ensayo donde comienza ya más directamente a hablarlos acerca del judaísmo.
Para Baeck el judaísmo representa mejor que ningúna otra religión la síntesis de estas dos experiencias que deben ser experimentadas como una perfecta unidad. Del mismo Dios vienen el misterio y el mandamiento. En un interesante juego de palabras en que contrasta estos dos fenómenos de misterio y mandamiento, Baeck escribe que
“cada misterio significa y sugiere un mandamiento y cada mandamiento significa y sugiere un misterio. La humildad sugiere reverencia y la reverencia sugiere humildad. La fe sugiere ley y la ley sugiere fe, toda conciencia nos permite apreciar que hemos sido creados y nos sugiere que también debemos crear”.
Espero que puedan comprender la dialéctica entre estas dos polaridades. Dios requiere la tarea ética que es infinita pero más allá de lo ético hay un reino misterioso de la presencia de Dios que es a la vez trascendente y personal. Para Baeck solamente la tarea ética no es suficiente ya que lo deja al creyente con algo frío. Acá esta claramente la crítica a Hermann Cohen y su racionalidad que falla en capturar su sentimiento religioso. Pero por otro lado la conciencia religiosa también es insuficiente ya que el sentimiento religioso debe ser chequeado por el mandamiento ético para que no se convierta simplemente en romanticismo y espiritualidad personal. Uno debe pensar y debe sentir. Uno debe sentir que ha sido creado y al mismo tiempo debe sentir la obligación de recrear uno mismo. De este modo el “misterio y el mandamiento” trabajan en consonancia.
Como para Beack el judío debe aceptar esta polaridad entre el misterio y el mandamiento él decide expandir esta idea en su ensayo sustituyendo luego estas dos palabras por otras dos que sugieren lo mismo y le permiten desarrollar aún mas esta idea. Me refiero al misticismo (entendido como el misterio) y la ética (entendida como el mandamiento o el mandato heredado) . Es decir que ahora misticismo reemplazará a misterio y ética reemplazará a madamiento. Baeck a continuación escribirá acerca de la oposición entre el misticismo y la ética argumentando que esa oposición es justamente inexistente.
Cuando pensamos en el místico y luego lo comparamos con aquel que es impulsado por la tarea ética, según Baeck descubrimos que en el judaísmo son la misma cosa. Uno no puede entrar en un estado místico y olvidarse de lo que sucede en el mundo. Al mismo tiempo uno no puede preocuparse por lo que ocurre en el mundo sin sentir un profundo sentido de espiritualidad y misticismo. Lo místico y lo ético se articulan simultáneamente en el judaísmo. En el judaísmo toda ética sugiere misticismo y todo misticismo sugiere una ética. Según Baeck la historia del judaísmo desde sus inicios hasta la actualidad podría haber sido escrita como una historia del misticismo o también la historia del judaísmo desde sus inicios hasta la actualidad podría haber sido escrita como la historia de la Ley Judía y hubiese sido, en ambos casos, la misma historia. Y de hecho hubiese sido la historia del mismo tipo de hombre.
Los más grandes legalistas judíos han sido también los más grandes místicos como por ejemplo el autor del Shuljan Aruj. El autor del Shuljan Aruj es un hombre llamado Iosef Caro que vivió en el siglo XVI y de hecho representa un perfecto ejemplo de la unión entre estos dos componentes de misterio (o misticismo) y mandamiento (o ética) – http://es.wikipedia.org/wiki/Joseph_Caro. Caro fue por un lado el autor de una importante obra literaria que se convirtió en la mas autorizada guía de la Ley judía en la modernidad: el Shuljan Aruj (la mesa servida). Esta obra representa el compendio mas autorizado de Ley judío incluso hasta el día de hoy y por lo tanto Iosef Caro es claramente un rabino que se dedica a la Ley, el mandamiento o la ética. Pero al mismo tiempo Caro escribe una obra llamada Maguid Mesharim que es una especie de autobiografía en el cual el Maguid es una especie de ángel o espíritu que le habla al oído. Caro dice que hay una especie de voz del cielo que le habla y lo envía a un estado místico. Esto es realmente extraordinario! Estamos hablando de un judío que es a la vez un místico que esta enraizado en la Ley judía y es un especialista en conocer y practicar la Ley Judía con extrema rigurosidad. ¿Quién puede concebir en la actualidad a una persona que es un abogado y un místico al mismo tiempo? Eso es Iosef Caro! Maravilloso!
Esto que Baeck describe sobre Iosef Caro es totalmente cierto puesto que en el judaísmo existe claramente una conexión entre lo místico y lo ético. El verdadero místico judío nunca pierde el control, nunca se delira individualmente en su propia experiencia mística sino que siempre se encuentra atado a esa tarea ética que debe realizar.
En resumen lo que Baeck ha hecho es volver a darle un toque de chispa irracional al judaísmo abrazando lo misterioso o místico como algo intrínseco e inseparable del judaísmo y sacarlo (por decirlo de algún modo) de esa construcción racional que había heredado de Hermann Cohen y que tanto había influenciado a su generación.
Finalmente el último punto que Baeck escribirá en su ensayo tiene como objetivo hacer notar que esta dialéctica entre el misterio y el mandamiento no aparece jamás en el cristianismo. Presentando este último punto volveremos a esos temas que vimos con Abraham Geiger y los primeros judíos reformistas en estas publicaciones, y eso es la necesidad de definir el judaísmo atacando, comparando y mostrando la superioridad frente a las otras religiones.
Quiero leerles del ensayo lo que Baeck escribe sobre Pablo, el discípulo más destacado de Jesús. Baeck escribre
“…este es el motivo por el cual Pablo (que había nacido judío por supuesto) abandonó el judaísmo y predicó en nombre solo de la fe quedándose solo con el dogma. El misterio se convirtió en el Todo para él. Pablo intentó hacer que lo místico pueda prevalecer sin el mandamiento y por lo tanto la fe exista sin la ley”.
Es decir que para Baeck Jesús seguía siendo un buen judío que podía balancear lo ético con lo misterioso. Pero es Pablo, su discípulo, quien comienza a predicar su propia doctrina en donde lo místico sobrepasa lo ético reemplazándolo y finalmente quebrando ese balance necesario según Baeck entre el misterio y el mandamiento.
Otra manera de entender este desafío que Baeck esta presentándole al cristianismo se debe a que él conocía muy bien los excesos del romanticismo alemán. Hemos encontrado algo similar a esto cuando hablamos de Luzzato en nuestra publicación sobre Israel o Grecia. Básicamente lo que estamos diciendo es que cuando uno hace de lo místico la totalidad de su religión uno dejar de filtrar o chequear lo ético y entonces la religión se convierte en un problema puesto que el espacio para el debate y diálogo interreligioso se ve totalmente nublado por los fundamentalismos dogmáticos de la fe.
O para ponerlo incluso en otras palabras: una de las historias favoritas de Baeck para explicar este concepto es el modo en que los judíos y los cristianos leen en forma diferente la escena en la que Dios le ordena a Abraham sacrificar a su hijo, su único hijo Isaac. Al final de la historia y este es el punto crítico para Baeck, Dios interrumpe el asesinato y de alguna manera enseña que no debemos violar la ética: es un error que un padre asesine a su hijo y por lo tanto el mensaje del texto nos enseña que no debemos hacer eso.
Comparemos esta lectura con la famosa lectura de la misma historia por el famosísimo filósofo y teólogo cristiano Soren Kierkegaard quien no enfatiza el acto de Dios deteniendo el asesinato sino la voluntad de Abraham como un soldado de la fe que no duda en asesinar a su propio hijo si Dios se lo demanda. Para Kierkegaard esto presenta el hecho que cuando Dios lo exige uno tiene el derecho de quebrar la ética. Lo ético sería jamás asesinar a mi hijo pero en esta caso particular estaba permitido puesto que el propio Dios así lo había requerido. Esta lectura del texto se convierte para Kierkegaard en un modelo de la fe cristiana mientras que Baeck aborrece por completo esa idea, esa lectura e interpretación del texto. Baeck no puede concebir un Dios que comanda algo que esta fuera de lo ético.
Si uno comprende ahora este balance entre el misterio y el mandamiento, esa comprensión lo provee a uno de un nuevo sentido de energía hacia el judaísmo donde ser judío significa creer en los mandamientos y al mismo tiempo en lo misterioso e inexplicable.
Pero al mismo tiempo que este argumento de Baeck ilumina el judaísmo, lo oscurece cuando Baeck lo utiliza también para polemizar con el cristianismo. Al hacerlo nos encontramos con otro caso más de un judío liberal que al igual que Geiger y los primeros reformistas se pasará años argumentando en contra del cristianismo.
Desde sus primeros escritos Baeck presenta al judaísmo en contraste con el cristianismo. “La esencia del judaísmo” su primer libro, fue escrito en respuesta a un teólogo cristiano llamado Adolf von Harnack ( http://es.wikipedia.org/wiki/Adolf_von_Harnack) quien escribió antes que él un libro titulado “La esencia del cristianismo”. De hecho en este libro von Harnack intenta promover la superioridad del cristianismo por sobre el judaísmo. Por lo tanto desde el comienzo de su carrera literaria Baeck se siente en la necesidad de responder a las polémicas de su propio tiempo que atacan al judaísmo y lo hace defendiendo la esencia del judaísmo e intentando a su vez también demostrar la superioridad del judaísmo por encima del cristianismo.
De hecho para Baeck el judaísmo era positivo, activo y ético mientras que para su propia opinión el cristianismo era pasivo, individualista y dogmático. Baeck de este modo intenta polemizar constantemente con el cristianismo que según él no poseía esa dialéctica particular entre fe y práctica y como ya hemos explicado, para Baeck el problema persiste cuando uno prioriza el misterio por encima del mandamiento puesto que eso lleva al sentimiento pero no a la acción y por ende lo que queda es una religión que según Baeck es inferior.
Por supuesto que para poder hablar sobre estos temas hoy y lidiar con estas peleas religiosas uno debe verlas a la luz de su propio tiempo. De nada sirve hoy seguir utilizando argumentos para pelear entre las religiones cuando de hecho las religiones cada día más están aceptando y celebrando sus diferencias sin imponer nada a nadie. Puesto en su propio contexto histórico Baeck polemiza con el cristianismo porque se siente atacado por la publicación de libros como el de von Harnack.
Por otro lado tenemos que recordar que cualquier tipo de ataque religioso de este tipo va siempre a favorecer los intereses personales del que escribe y es obviamente poco objetivo y serio hacer este tipo de polémicas en la actualidad. Las comparaciones que estamos viendo en esta publicación tienen una clara intención de establecer una superioridad entre una religión y la otra. Esto ya no sucede en nuestros días. La mayoría de los judíos no creen que su religión es mejor o peor que otras. Creen que es distinta. Simplemente creen en su religión y por eso no intentan convencer ni convertir a nadie a sus creencias.
Lo importante para mí es poder ir por encima de estas polémicas e intentar apreciar a Baeck por sus otras ideas. Su comprensión del concepto de “misterio & mandamiento” y la forma en que lo presenta realmente capta una parte esencial del judaísmo y no solo una teología que tiene como objetivo mostrar la superioridad del judaísmo por sobre el cristianismo sino de funcionar como catalizador de nuevas ideas y nuevas formas de entender lo judío en la modernidad.
Quisiera concluir mencionando brevemente qué pasa con Baeck cuando escapa del Holocausto, del campo de concentración y llega a los Estados Unidos. Vamos a dedicarnos más sobre el final de estas publicaciones a pensadores que van a escribir acerca del Holocausto. Pero en un caso como el de Baeck que ha sobrevivido a un campo de concentración uno tal vez esperaría una transformación radical de su persona luego de esa experiencia y lo sorprendente es que esto no sucede.
Ya radicado en los Estados Unidos Baeck escribe una obra a comienzos de 1950 titulada “Este pueblo Israel” en donde por encima de sus otras obras Baeck enfatiza el rol de la comunidad judía promoviendo la dialéctica ente el misterio y el mandamiento en el judaísmo. Por lo tanto sus ideas sobre el misterio y el mandamiento son ahora proyectadas desde lo personal hacia lo comunitario pero incorporando un elemento que ya debería ser familiar para Uds. debido a nuestras publicaciones sobre Mendelsohn y Geiger. Baeck finalmente va a articular la idea de Misterio & Mandamiento con la famosa idea que esboza Mendelssohn y potencia Geiger bajo el título de “la misión de Israel” (más sobre «la misión de Israel»). Baeck vuelve a enfatizar la importancia del pueblo judío de retener ese carácter especial como una misión ética que debe ser llevada acabo por cualquier parte del mundo en el cual los judíos se encuentren. Esta idea claramente la toma de Hermann Cohen. Baeck al igual que Cohen no era un sionista. Para él el sionismo no tiene un rol principal. Es justamente la presencia de los judíos llevando acabo esa tarea ética por todo el mundo lo que va a impactar en esa “misión de Israel” en todo el mundo para transformarlo en lugar mejor que traiga la era mesiánica. Por lo tanto respecto a este tema comparte sus ideales con su mentor Hermann Cohen en su compromiso por un mundo mesiánico.
El último tema sobre Baeck es destacar que al igual que para la mayoría de los judíos liberales del siglo XIX cuando habla de mandamientos esta hablando de mandamientos éticos (de ser una buena persona) y no de mandamientos rituales relacionados con comer casher, comer matza y realizar actos rituales irracionales. Baeck casi ni menciona este tema. Sin embargo este tema se convertirá en un tema central para los pensadores que veremos en las próximas publicaciones. Baeck en este tema sigue las corrientes del siglo XIX aún cuando ya es un pensador del siglo XX. Las leyes rituales para Baeck son importantes, dan un sentido de pertenencia al grupo, mantienen al colectivo judío unido pero claramente su énfasis en el mandamiento moral, sin negar el mandamiento ritual, es de su mayor interés. Para el la conciencia religiosa, esa categoría que lo separa de Cohen surge de su propia experiencia del asombro de sentirse y ser judío. Y por ende su mensaje universal del judaísmo por encima de las acciones particulares del judaísmo crea este especial tipo de vida judía.
Veremos una separación enorme con respecto a esta postura cuando profundicemos en la obra de Martin Buber, Franz Rosenzweig y aquellos que seguirán en nuestras próximas publicaciones.