En las últimas semanas he publicado sobre algunos libros de la Tora desde una perspectiva que fusiona el academicismo con la tradición rabínica. Para mi es un placer potenciar nuestro entendimiento sobre la Tora desde todos los ángulos posibles, por ejemplo el literal (cómo está escrita cada narrativa), el interpretativo (qué entendemos de nosotros mismos cuando leemos), el académico (cuándo fue escrito y qué entendían los antiguos israelitas al leer un pasaje en forma diferente a cómo lo entendemos hoy viviendo en otro contexto histórico), el místico, el filosófico, el alegórico, etc. Todas estas aproximaciones podríamos definirlas como orientaciones o posturas que asumimos al leer la Tora (recomiendo leer PaRDeS y la Interpretación de la Biblia – Un Huerto Lleno de Deliciosas Palabras para conocer más sobre la orientación más clásica hacia la Tora).
Lo importante es siempre recordar que la Tora es tan grande y verdadera que ninguna aproximación puede agotar la totalidad de la misma. La Tora puede tolerar y superar cualquier aproximación. Creer que no podría hacerlo es disminuir su valor como verdad. Más importante aún es entender que la postura, orientación o creencia que nosotros asumimos con respecto al texto antes de leerlo definirá en gran medida qué entenderemos, buscaremos o esperaremos que la Tora nos diga.
- Un persona que cree que Jesús es el Mesías va a leer la Tora en forma muy distinta de una persona que no cree eso.
- Otra persona que cree que todo el contenido de la Tora fue escrito por Moisés va intentar reconciliar todas las redundancias o repeticiones para que tengan sentido con la idea que la Tora es la obra de un solo autor.
- Y un académico tal vez no le interesan las predisposiciones emocionales de quien lee ni que rol juega Dios en la narrativa o historia de la humanidad sino analizar la etimología de las palabras del modo que quedaron preservadas junto al origen de un ritual particular en relación a lo que hacían otros pueblos circundantes.
El desarrollo de Empatía
El principio fundamental de la coexistencia humana se basa en comprender que: si pensamos que nuestro entendimiento de la Biblia (o de la vida en general) es el único posible y todos los demás son errados entonces no somos seres espirituales caracterizados por la empatía sino fundamentalistas. Esta última postura constituye lo que podríamos definir como una idolatría de ideas, posturas u orientaciones en la cual uno no idolatra un objeto sino un ideal propio convenciéndose que su postura u orientación es la única válida y todas las demás deben ser erradicas por el bien de la humanidad. El mundo necesita menos de estas personas y más de aquellas que están dispuestas a entender que todo el emprendimiento humano va ser siempre perfectamente imperfecto. La Biblia, Dios y las religiones van estar siempre filtradas por el entendimiento y la interpretación humana que nunca es objetiva sino subjetiva, construida a partir de un acuerdo común. Por eso lo mejor que podemos desarrollar en nuestro carácter es la habilidad de abrazar las diferencias y celebrarlas como parte de la Creación de Dios.
En cuánto a la forma en la que yo leo la Biblia, noto que para muchos la fusión de una aproximación académica con la tradicional rabínica -como la que he utilizado en las últimas publicaciones- puede llevar a la conclusión que esta postura u orientación hacia el texto es más «fría» o incluso «peligrosa». Muchos piensan que al academicismo solo le interesa desarrollar una faceta del entendimiento asociada con una perspectiva desapasionada y desinteresada y que la misma tiene como objetivo demostrar que la Biblia es tan solo un texto más. Para estas personas la Biblia debería siempre proveernos de un mensaje «espiritual» o «estimulante». En otras palabras, hay quienes necesitan escuchar o leer que la Biblia siempre nos dice algo que hace que nos sintamos mejores como seres humanos o que somos especiales (fundamentalmente como judíos en relación a la idea de pueblo elegido que recibió la Tora).
Al tomar conciencia de la orientación que uno asume, en otras palabras, al ser sincero con uno mismo con respecto a qué espera que la Tora le diga, uno no debería cerrarse a una sola visión sino destilar múltiples miradas que pueden parecer contradictorias para enriquecerse. La vida es muchas veces impredecible y contradictoria en muchos aspectos. En el Aforismo 125 Wittgenstein escribe:
“el hecho fundamental es que en el fondo creamos nuestras propias reglas…y luego cuando seguimos esas reglas las cosas no terminan como las habíamos asumido. Por lo tanto estamos enredados en nuestras propias reglas. Este enredo en nuestras propias reglas es lo que queremos entender”.
El entendimiento del conocimiento de uno mismo es fundamental porque demanda que nos cuestionemos honestamente cómo sabemos lo que sabemos, por qué creemos lo que creemos, cuáles son nuestros propios conocimientos y certezas. Esta disciplina requiere coraje y persistencia porque racionalizar nuestro entendimiento nos hace cuestionar y a veces tener que des-hacer nuestras creencias más profundas. De hecho, la idea que algo es «contradictorio» también es una idea humana. ¿Quién establece lo que es y lo que no es una contradicción? La respuesta es que depende de la coyuntura. En la publicación anterior demostramos que las diferencias legales (de la halaja) en la Tora no deberían sorprendernos si partimos desde la base que la Tora contiene diferentes fuentes entrelazadas las cuales son una colección que reflejan normas o ideales de diferentes grupos viviendo en distintos períodos de tiempo.
¿Cómo se puede leer la Tora?
¿Qué me pasa a mí cuando leo la Biblia? Me predispongo a sorprenderme acercándome al texto utilizando diferentes orientaciones o disposiciones. Aquí van algunas de mis orientaciones simultáneas que emergen al leer la Biblia:
- Instructiva: en la orientación instructiva el texto de la Biblia tiene para mí un sentido de lo sagrado que ilumina/inspira/instruye. Instructiva no necesariamente en el sentido prescriptiva, pero más bien hacia un sentido de la iluminación que uno experimenta. Un momento de «¡ajá!» o «esto me hace sentir que la vida tiene un propósito«. Esta orientación propone un compromiso significativo junto a un momento de encuentro con el texto y la tradición. Este es generalmente el enfoque más popular que se busca en la educación judía. Pero no es ni debería ser el único.
- Contextual: aquí es cuando me intereso en la comprensión de textos en un contexto, cómo llegaron a ser lo que son y cómo el contexto ayuda a determinar el significado. En esta orientación el academicismo revela verdades importantes sobre el texto, preguntas sobre cuestiones históricas. Este es a menudo el enfoque de los cursos universitarios.
- Halajá: bajo esta orientación veo a la Tora como una fuente para comprender el desarrollo de la halajá (la ley o práctica judía). Me refiero a una atención en los temas halájicos y su evolución en el tiempo (desde la Biblia hacia los comentarios posteriores). La orientación halájica se centra en los temas puntales y su desarrollo; en comprender mejor la constitución de un sistema; la lógica en el accionar (cuando es posible) y los conceptos que de allí se derivan.
- Literaria: aquí tomo el texto en su conjunto y atendiendo a sus características gramaticales y narrativas (por ejemplo, ¿por qué están ciertas partes escritas como un poema y otras como prosa?). El análisis sintáctico y literario no solo se relaciona con la narrativa sino también con pasajes legales. Cuando estoy alerta a estas ideas me enfoco en los aspectos literarios por el bien de los aspectos literarios en sí, ni más ni menos. No me pregunto «¿qué enseña este pasaje?» (del modo que hago con la orientación Instructiva) sino «¿Por qué fue escrito así y no de otra manera?». El objetivo es darme una idea de la forma de pensar de las personas que produjeron el texto.
- Cultural: la Tora nos proporciona una ventana a la cultura de su propio tiempo. Todos los textos que existen son el producto de un determinado tiempo y lugar funcionando como marcador de la cultura que los vio emerger originalmente. Esta orientación me incita a preguntar, ¿cuáles son los supuestos culturales de la Tora? Esto puede incluir por ejemplo los estudios de género dentro de la Tora. Así podemos intentar comprender la construcción del judaísmo en su tiempo y lugar original. En otras palabras, ¿qué podemos hacer para sentirnos menos alejados del mundo cultural en el cual estos textos fueron apareciendo?
- Histórica: la Tora nos proporciona evidencia de la historia social, política e intelectual de las comunidades judías de la antigüedad tardía. Son ventanas al pasado. Esta orientación lidia con la cuestión de cuánto podemos leer de historia en el texto, siendo los textos la única ventana al pasado que tenemos. Si la orientación Contextual es sobre el texto mismo y su producción, en la Histórica se trata de usar el texto para asomarse al mundo en el que fue producido.
- Interpretativa: Los aspectos interpretativos del texto (lo lúdico, pluralista, juegos de palabras, argumentativo) son los que definen esta orientación. El estudio de la Tora implica la lectura y la relectura de los textos. ¿Cuáles son los movimientos interpretativos formulados en el texto? Se puede dar prioridad a los textos midráshicos sobre la Biblia para mostrar movimientos interpretativos, sin embargo, no necesariamente de forma exclusiva. ¿Cómo funciona la interpretación? ¿Qué leemos cuando leemos? ¿Cuánto influyen nuestros esquemas de referencia (conocimientos y experiencias de vida) a la hora de darle sentido al texto? También podemos preguntarnos en esta orientación ¿cómo interpretamos nuestro mundo y cómo podemos llevar a cabo nuestro propio proceso creativo al interpretar?
¿Cuál es tu orientación al leer la Tora?
Finalmente quizás te estés preguntando, ¿qué orientación o postura asumo yo, Diego, al leer la Biblia? La respuesta es todas las que mencione arriba. Por su puesto que no al mismo tiempo aunque las mismas se van entrecruzando en mi mente al leer la Tora (o la Biblia). Esta lista no pretende ser exhaustiva con respecto a cómo deberíamos relacionamos con la Tora. Tampoco es una lista completa y absoluta de las orientaciones posibles (hay muchas más y seguro cada uno tiene la suya favorita).
Estas orientaciones son útiles para mí porque:
- Me permiten pensar cómo practico mi enseñanza de la Tora, es decir, mi filosofía educativa al enseñar la Biblia
- Proporcionan una oportunidad para sostener un espejo con respecto a mi propia práctica – ¿Es esto lo que yo hago y creo? Esto me permite revisar cuáles son las opciones disponibles en relación a cómo enseño lo que enseño.
- Me recuerda que NO debería adaptarme o forzarme siempre a una sola o misma orientación, sino ayudarme a pensar en forma diferente cada vez que me siento a leer y enseñar estos textos.
- Las orientaciones finalmente me permiten habilitar el potencial de la investigación futura en la enseñanza de la Tora.
Me gustaría me cuentes ahora en los comentarios de abajo: ¿Cuál es tu orientación al leer la Tora?