Voy hacerles una pregunta tremendamente atrevida: ¿Dios es ético? Probablemente la respuesta a esta pregunta sea depende a qué nos referimos con la palabra ética. Me imagino que la mera articulación de esta pregunta o tipo de pensamiento es una herejía para algunos de ustedes. La ética es una de las definiciones sobre qué es Dios y la verdadera ética es lo que Dios “hace” y no lo que los humanos consideramos ético y luego depositamos en Dios. En otras palabras la tradición estipula que por definición Dios es obviamente ético. Si no fuera así la pregunta sería ¿cómo le doy autoridad a mi propia ética humana? Como pueden ver esta pregunta resulta impensada o incluso prohibida para ciertos sectores del judaísmo porque es considerada una pregunta sin sentido. Para una visión particular Dios es quien determina lo que es justo y correcto en cada situación particular y no los seres humanos.
De todos modos Dios nos dio un enorme regalo que nadie se atrevería a negar o minimizar: nuestra conciencia. Pero justamente tener conciencia es lo que nos permite juzgar a Dios y lidiar con nuestras sensibilidades humanas del modo que Abraham lo hizo con los posibles inocentes de Sodoma y Gomorra. Y por eso me gustaría presentarles en esta publicación un escenario de la Tora para que ustedes mismos me digan si se sienten a gusto con la decisión ética de Dios y por extensión de Moisés como sirviente directo de Dios.
En el libro de Bamidbar (o en español Números 31:1-18) Dios le ordena a Moisés: “Venga a los hijos de Israel de los Madianitas”. El motivo de esta venganza está basado en un evento anterior en el cual se nos cuenta que mujeres Moabitas actuando bajo las órdenes de los Madianitas habían seducido sexualmente a los Israelitas logrando así llevarlos hacia el mal camino de la inmoralidad sexual y la adoración de sus dioses. El pueblo de Israel está entonces listo ahora para tomar venganza contra los Madianitas. Moisés arma un ejercito y este ejercito asesina todos los hombres Madianitas pero toma cautivas a todas las mujeres y a sus pequeños y los traen de vuelta al campamento. Cuando Moises los ve exclama enojado:
¡Dejaron con vida a todas las mujeres! He aquí que ellas, por consejo de Balaam, fueron el motivo para que los hijos de Israel prevaricaran contra el Eterno… Ahora pues, maten a todo varón entre los pequeños y a toda mujer que haya conocido carnalmente hombre; pero a todas las niñas de entre las mujeres que no han conocido carnalmente varón, guárdenlas vivas para vosotros.
Números 31:15-18
Esto está escrito literalmente en la Tora y no nos queda otra cosa que interpretarlo o tratar de entenderlo. Pero resulta imposible para mí justificarlo. Esta resolución por parte de Moisés hiere mis sensibilidades humanas. ¿Acaso el asesinato en masa de mujeres es de algún modo moralmente justificable? En el contexto de la Tora el texto mismo nos da la justificación explicándonos que fueron precisamente las mujeres las que guiaron al pueblo hebreo hacia el pecado. Esta respuesta me dispara una pregunta obvia: ¿y eso qué tiene que ver? Y si fue así, ¿por qué asesinar a todos los hombres Madianitas? ¿Por qué matar a todos los pequeños? ¿Es este crimen un castigo que podemos orgullosamente justificar? Es más, ¿se justifica de alguna manera el asesinato en masa de personas?
Para ser justos con la Tora como género literario, podríamos argumentar que el aniquilamiento en masa de mujeres, hombres y niños era totalmente aceptable en el encuadre bíblico. Incluso la tradición judía misma podía justificar este acto argumentando que el mal debe ser erradicado a cualquier precio y en tanto la Tora y por extensión la literatura rabínica tiene un solo objetivo: la supervivencia del pueblo judío a cualquier precio. Como judío que se toma el trabajo de pensar hoy esta narrativa me pongo del lado de los judíos mismos que defendieron la tradición con todos los medios posibles. Pero además de judío soy humano y mirando este texto como un sujeto de la modernidad no puedo dejar de pensar que en nuestra era post-Holocausto los Nazis también justificaban sus actos convencidos que el aniquilamiento en masa tenía una razón de ser. Justamente una de las cosas más difíciles luego de la Segunda Guerra Mundial fue juzgar a los Nazis quienes decían que ellos habían actuado según su propia ética y según sus propios valores. ¡Bajo su propia creencia muchos Nazis no habían hecho nada malo!
Para los hebreos en la Biblia asesinar en masa a aquellos que podían llevarlos hacia la idolatría estaba totalmente justificado. Para los Nazis en la contemporaneidad aniquilar millones de judíos también estaba justificado. ¿La diferencia depende del hecho que podemos justificar un acto utilizando solamente la Biblia como escudo y razón? El problema realmente es que yo puedo ponerme del lado del judío y estar convencido que la Tora es Verdad y puede ser utilizada para justificar mi forma de vida. ¿Pero qué pasa con los billones de seres humanos que no comparten esa visión conmigo? ¿Dios es ético para ellos también? O mejor dicho, ¿Dios es ético con ellos también? La Tora y por extensión la Biblia no está en los cielos. Está aquí en la tierra y depende de nosotros ahora.
Tal vez debo ser de los pocos que en forma ingenua todavía tiene un respeto enorme por los grandes líderes religiosos de todas las religiones y estoy convencido que la fe es importante y que el mundo sería mucho peor si no existiera la religión que históricamente nos ha dado valores sobre ética y moral. Por supuesto que hay que aprender a separar la religión de ciertos religiosos y de ciertas instituciones religiosas que muchas veces en nombre no de Dios sino de sus propias inseguridades e intereses denigran el mensaje de Dios y asesinan al que no ve la religión, la verdad o la vida como ellos la ven.
El Rabino Heschel, tal vez el más grande teólogo del siglo XX, viene a mi mente mientras mastico todas estas difíciles preguntas. Heschel dijo “¿Qué es un ídolo? Cualquier Dios que es mío pero no tuyo, cualquier Dios que esta preocupado por mí pero no por vos”.