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Antes de abandonar el mundo de los académicos judíos del siglo XIX en Alemania vamos a dedicar una publicación entera a quien es tal vez la figura mas prominente de la escuela que hemos llamado Wissenchaft des Judentums es decir la Ciencia del Judaísmo.
Su nombre es Heinrich Graetz y lo mencionamos en nuestra primera publicación. Graetz es claramente el mas importante historiador judío del siglo XIX quien escribió una obra monumental sobre la historia de los judíos en 11 volúmenes ademas de escribir ensayos y contribuir notablemente en la cultura judía en la Alemania del siglo XIX.
Antes de considerar las diversas denominaciones que emergerán tales como el Reformismo, el Conservadurismo, la Neo Ortodoxia y sus pensadores mas representativos, creo conveniente ubicar a Graetz tanto para el desarrollo de su contexto histórico como en función a todos los desafíos ideológicos que afectaron al judaísmo entre 1800 y el 1900.
Dado Graetz vivió casi todo el siglo XIX, ya que nació en 1817 y murió en 1891, es significativo porque tenemos aquí un intelectual que emerge a principios del siglo escribiendo y reflexionando acerca de la historia de los judíos. Ya cercano al final de sus días fue desafiado por sus ideas que de alguna manera expresaban una superioridad judía con respecto a otras religiones.
La Historia de los judíos
La historia de los judíos por Graetz fue escrita originalmente en Alemán y traducida luego a varios idiomas incluidos el hebreo. Esta historia se convirtió en el modelo standard sobre la historia judía en la modernidad tanto para académicos judíos como cristianos. Pocos historiadores han logrado imitar esta obra. Hemos entrado ahora al mundo de la especialización, lo que significa que ya muy pocos historiadores son capaces de escribir una historia que comienza en la antigüedad y llega hasta el mundo contemporáneo pero justamente es eso el gran logro de Heinrich Graetz.
En la Introducción a su obra Graetz profesa escribir una historia objetiva, claramente siguiendo la noción de lo que hablamos en nuestra publicación anterior de la “actitud científica de la modernidad”. Pero claramente la historia de Graetz no es tan objetiva como el profesa. Y claramente el sentido crítico que el dice que va a presentar no aparece como tal.
Historia no objetiva
Graetz al igual que Mendelssohn es un judío tradicional. Eso quiere decir que este es un judío que cree y esta comprometido con la observancia y practica de todos los mandamientos o mitzvot del judaísmo. En este sentido es muy difícil para un historiador lidiar con ciertos aspectos como la “revelación divina”, es decir la noción sobre si la Tora era de origine Divino o no, y qué hacer con la “Critica Bíblica” recuerden que este era el legado de Baruj Spinoza.
En términos generales la historia de Graetz sobre el periodo bíblico y el periodo posterior llamado el periodo rabínico, es muy conservador y ortodoxo en su comprensión de la historia. Esto demuestra claramente que hay limites para un judío tradicional al escribir o estudiar la historia. Y de hecho si hay algún propósito para el judío tradicional en estudiar la historia de su pueblo es básicamente para embellecer y demostrar la santidad de la tradición judía.
Justicia a través de la Historia
La historia es también una manera de poner las cosas en orden juzgando el mundo no-judío y las civilizaciones del pasado y del mundo en relación a cómo se comportaron a lo largo de la historia con la minoría judía. Y vale la pena reflexionar un poco mas sobre este punto porque tenemos acá una noción muy interesante sobre lo que implica el estudio y revisión del pasado y la historia.
El historiador no solo archiva la historia sino que el historiador también se convierte en el juez moral del universo social contemporáneo. El va a decidir quienes son los buenos y quienes son los malos. Quienes merecen ser reconocidos por sus acciones morales y quienes no. No solo eso, sino que para Graetz cómo se trató a la minoría judía a través de la historia es lo que se convierte en la vara que define esta situación sobre quiénes son los buenos y quienes son los malos de la película. Lo cual presenta una manera interesante sobre como estudiar las civilizaciones cristianas y musulmanes preguntándose cómo trataban a los judíos. Si los trataban mal entonces reciben un critica sobre su moral porque no estaban haciendo lo que debían hacer. Por otro lado si trataban a los judíos de forma positiva entonces son una civilización mas respetada y admirada. Y este es básicamente el tipo de historia que va a hacer Graetz.
La Historia «lacrimosa» de Graetz
Y de aquí se desprende el tipo de historia que él va a hacer: una historia lacrimosa.
Este concepto sobre una historia lacrimosa fue mencionado por otro gran historiador que también escribió una obra monumental como Graetz y su nombre es Salo Baron. Salo Baron, a quien mencionamos brevemente en la publicación anterior, enseño en la Universidad de Columbia y fue uno de los primeros historiadores judíos dentro de un contexto norteamericano.
Para él el punto de partida fue Graetz y el fue quien creo la frase “la visión lacrimosa de la historia”. Esto significa que la historia judía, principalmente para Graetz quien va a juzgar quienes son los buenos y quienes son los malos, es una historia de persecuciones, atrocidades, asesinatos, pogroms y de la difícil vida para los judíos debido a sus opresores cristianos y musulmanes a lo largo de la historia.
Para Salo Baron al encontrarse viviendo en un escenario totalmente distinto al de Graetz en el contexto de 1930 en los Estados Unidos, la historia debía ser mas que “lacrimosa”. Debía ser una historia sobre como los judíos habían sido bien tratados también. De cuán creativos eran los judíos, de como había grandes períodos de tranquilidad entre los períodos de pogroms, persecuciones y opresión.
Por lo tanto cuando pensamos en Graetz hoy, especialmente a través de la visión de su seguidor Salo Baron, asociamos esa versión lacrimosa como la predominante para presentar la historia judía y juzgar incluso al mundo contemporáneo. Y como veremos en esta publicación sus contemporáneos y colegas cristianos se sintieron terriblemente ofendidos por estas posturas de Graetz y se preguntaran: ¿Con que derecho este judío arrogante tiene derecho para decirnos a nosotros sobre nuestras limitaciones éticas y morales?
La Historia de las ideas
La historia también significa algo mas para Graetz. No solo limita su versión de la historia a esta postura lacrimosa que estamos describiendo. Sino también en la noción que la historia para él es la historia de las ideas. Si bien lo que nosotros estamos analizando en estas publicaciones es la historia de las ideas modernas, estamos siendo cuidadosos en observar los contextos sociales, económicos y políticos en las cuales están ideas emergen. Pero para Graetz la única historia que es valiosa es la historia de los rabinos, su legado intelectual, sus escritos y sus ideas.
Y por lo tanto si uno esta buscando el contexto social y económico de los judíos en Graetz no va a poder encontrarlo. Salo Baron va a intentar crear una historia social, política y religiosa de los judíos que por supuesto da cuenta de las limitaciones de la historia de Graetz. Y por ende Graetz no solo es importante en su propio contexto sino como un estimulo para aproximarse a la historia desde una perspectiva diferente a la de él y que de alguna manera contemple un panorama mas elevado o macro e inclusivo teniendo en cuenta lo que él no tuvo.
Gratz y los historiadores cristianos
Lo que es mas interesante de Graetz es que el no es simplemente un historiador sino también un judío que vive en el contexto del siglo XIX en Alemania y critica públicamente al cristianismo y su moral. Claramente el siglo XIX en Alemania representa un mundo tremendamente sensible y si uno se va a poner obsesivo en este tema se va meter en serios problemas.
Si bien el cristianismo estaba completamente secularizado ya para el siglo XIX aquellos que intentaban comprender el cristianismo y la historia eran principalmente cristianos, muchos de ellos de hecho cristianos piadosos y observantes de su religión. Incluso para el cristiano secular, la noción que un judío en Alemania publique una historia que claramente critica al cristianismo y su moral fue algo que no podían tolerar.
De hecho esto evoca una poderosa respuesta por el historiador que lidera la historia del cristianismo en el siglo XIX. Su nombre es Heinrich von Treitschke. En una obra que publica en 1818 titulada “Nuestros Judíos” no solo se las agarra con Graetz sino con todos los judíos de su generación que el siente que han ofendido el judaísmo.
Los judíos según von Treitschke han entrado al mundo occidental europeo del modo equivocado. Han entrado imponiendo su autoridad por sobre los cristianos en forma soberbia y arrogante presumiendo que son la conciencia moral de la humanidad. Y por lo tanto en esa arrogancia moral que acusa al cristianismo, estos escritos polémicos de Graetz no son buenos en absoluto y por ende para von Treitschke hay una necesidad de corregir estas criticas y presentar al cristianismo en forma positiva.
La Historia como campo de batalla
Lo que resulta interesante es que en este periodo del academicismo europeo la historia comienza a convertirse, incluso muchas veces y lamentablemente hasta el día de hoy, en el campo de batalla en donde se enfrentan los intelectuales para definir cual es la verdadera o mejor religión. En este caso al hacer esto estos dos historiadores reconstruyen y resucitan el debate medieval entre judíos y cristianos en el mundo contemporáneo!
Esto demasiado importante como para dejarlo pasar por alto sin antes leerles algo. Déjenme leerles von Treischke en sus propias palabras y tratar de analizar un párrafo de sus escritos los cuales sugieren de hecho el espíritu en el que el ataca a Graetz.
Voy a leer solo un pequeño párrafo pero la esencia de lo que estamos describiendo se hace muy clara. “Pienso de todos modos”, dice von Treischke, “ que algunos de mis amigos judíos admiten” (noten que cuando cualquiera habla de “mi amigo el judío” ya sabemos lo que se viene) “con mucha tristeza que recientemente un peligros espíritu de arrogancia ha renacido en sus círculos judíos para con respecto a nuestro nacionalismo que en tiempos pretéritos había sido beneficioso es ahora peligroso. Me refiero lector a la historia de los judíos por Graetz” (noten que no lo llama Heinrich Graetz o Profesor Graetz sino simplemente Graetz) “que furia fanática en contra su archienemigo el cristianismo. Que odio tan profundo hacia el carácter alemán. Desde Lutero hasta Goethe y Fichte. Que presumida y ofensiva critica. Acá se nos dice que toda la sabiduría y riqueza de nuestra tradición educada por Kant fue en realidad adjudicada a la humanidad por los judíos. El lenguaje de Lessing y Goethe se convierte en bello, sensible y espiritual gracias a personajes como Heine”.
Esta ultima linea requiere una explicación. A lo que von Treischke hace referencia es el Volumen 11, el ultimo Volumen de la historia de los judíos en cual Graetz finalmente presenta su entendimiento sobre la naturaleza de la civilización occidental y en particular la cultura alemana y cual es el rol que tienen los judíos en esta historia.
Hay unos capítulos realmente interesantes en este ultimo volumen. Particularmente el que habla de Heinrich Heine. Este individuo nació como judío pero se convirtió al cristianismo. Si recuerdan, a Heine lo nombramos en nuestra publicación anterior sobre la Ciencia del Judaísmo como uno de los miembros originales de la Verein for Wissenchaft der Juden quien abandona el judaísmo pero de todos modos su asociación con su pasado judío continuo a lo largo de toda su vida.
Lo que interesante es que Graetz toma a este individuo sin mencionar el hecho que se convirtió al cristianismo y lo convierte en el arquetipo judío. Y presenta todo un capitulo en el Volumen 11 en donde promociona los ideales de Heine, que son esencialmente liberales, y los establece como el paradigma, el corazón y el alma de la cultura alemana.
Que arrogancia hacer algo así según la perspectiva de von Treischke. Que desubicado es tomar gente que eligió abandonar el judaísmo para hacerse cristianos y volver a hacerlos judíos nuevamente y usarlos como ejemplos para presentar la moral, la belleza y el espíritu de la cultura alemana. De hecho este Volumen 11 es acerca de la contribución judía a la cultura occidental. Pero desde la perspectiva de von Treischke esto lo llevo a Graetz al modo equivocado de entender las cosas haciendo que un judío de alguna manera le quiera enseñar a sus contemporáneos cristianos sobre moral, ética e incluso su cultura y su pasado.
Estas ideas junto con las presentaciones anteriores que Graetz nos ha presentado sobre pogroms, persecuciones y atrocidades hacia el pueblo judío fue demasiado para von Treischke. Por supuesto que Graetz va luego a contestar y en varias ideas y vueltas toda esta situación llevo a Graetz, como ya mencionamos al comienzo de esta publicación, a un final no muy feliz cercano al final de sus días.
El cambio histórico en la vida de Graezt
Graetz no solo estaba sufriendo en carne propia los ataques de un historiador hacia su persona si no que estaba padeciendo los cambios de un nuevo mundo. Recuerden que mencionamos esto ya, y es que las primeras décadas del 1800 eran tiempos de mucha esperanza para los judíos con la creación de la Verain que hablamos en la publicación anterior, el comienzo de la emancipación, los primeros judíos que podían “trabajar” de lo que quieran y sumarse a las sociedades. Pero para finales del 1800 ya cercanos a 1880 1890 y como escucharemos posteriormente en nuestras próximas publicaciones, con el crecimiento del antisemitismo, con las nuevas reacciones de nuevos partidos políticos que tenían claramente lineas antisemitas, con una Alemania que comenzaba a moverse fuera de todos los derechos y privilegios que originalmente le habían ofrecido a los judíos y que llevaran finalmente el espantoso antisemitismo del siglo XX, Graetz estaba viendo un rechazo, un final a esa apertura que tanta esperanza traía. Las posibilidades que parecían positivas volvían a cerrarse.
Y por lo tanto este interesante debate no es solo un debate para la historia, sino es un debate acerca cómo ve uno a los judíos y el judaísmo el contexto de la Alemania contemporánea y la civilización occidental contemporánea.
La Historia judía como guia para crear un judío ideal moderno
Hablemos ahora del otro aspecto de Graetz que es su manera de ver la historia y el tipo de pensador racional que él era. Como ya mencione su historia no es una historia social, ni política, ni cultural del modo en que nosotros entendemos la historia hoy. Es una historia muy limitada sobre el pensamiento rabínico y sus escritos. Y del mismo modo que Leopold Zunz, a quien mencionamos en nuestra publicación anterior, ambos compartían una misma manera de entender el pasado judío.
Graetz tenía intenciones de relevar toda la moral y las enseñanzas éticas de los judíos a todo un grupo que de lectores judíos y cristianos que realmente ignoraban la literatura rabínica. Queda muy claro ahora que cuando uno escribe una obra en alemán o en una lengua vernácula no solo esta escribiendo cristianos sino que también esta escribiendo para judíos porque de hecho ya para el siglo XIX la mayoría de los judíos alemanes no podían leer hebreo. El hebreo era una lengua elitista una lengua que solo los intelectuales dominaban y por lo tanto escribir en alemán era una manera de educar a la humanidad y ya vimos esto en el caso de Mendelssohn quien escribió su comentario de la Tora en alemán para poder educar principalmente a los judíos alemanes.
Y por lo tanto Graetz tiene en mente no solo polemizar con los cristianos y poner las cosas en orden sino darle a los judíos un sentido de su valor en la historia, de su dignidad, sobre quienes son y porque deben conocer su pasado. Como racionalista Graetz era un fanático de Mendelssohn y de los judíos que se interesaban por la filosofía. Spinoza no es uno de sus favoritos y de hecho casi no lo va a mencionar en su historia pero la representación de la tradición judía, de lo mas elevado que para él es ser judío es el intelecto, el judío culto, el prototipo de Mendelssohn, aquel judío que esta comprometido con la observancia de mandamientos es decir las mitzvot y a la vez conoce en profundidad la filosofía y el conocimiento de las ciencias en general, el arte y el estudio académico. El típico judío erudito.
Quedan pocos judíos de este tipo que describe Graetz en la actualidad. Estos son judíos que pueden pasearse con mucha altura por el campo de la filosofía occidental, que conocen a fondo el terreno de las ciencias, el academicismo y a la vez son judíos devotos, observantes de mitzvot y practicantes del judaísmo. En este sentido Graetz es un seguidor a su vez de Maimonides, ya que el también intento capturar el espíritu de su tiempo. Pero a diferencia de Maimonides, en lugar de hacerlo en el terreno de la filosofía lo hace en el de la historia y el historicismo. La historia se convertirá en uno de lo modelos para educar a los judíos y darles su identidad y pertenencia en el siglo XIX del modo que la filosofía había sido el modo utilizado para educar a los judíos en su identidad en el siglo XII en España.
Greatz y el misticismo
Así como Maimonides se convierte en el héroe de esta historia, los enemigos de Graetz no son solo los arrogantes historiadores cristianos, sino un tipo particular de judío con el que se siente tremendamente incomodo. Este judío es por supuesto el judío místico. El cabalista, el judío que es irracional.
En el tiempo de Graetz la mayor concentración de judíos de esta clase vivan en Europa Oriental ( es decir judíos que vivían en Rusia, Lithuania, Polonia, Ucrania, Hungría, Rumania, etc) y eran conocidos como los “jasidim“. Estos eran judíos que al igual que Graetz y Mendelsoh estaban comprometidos con las mitzvot es decir la observancia de las practicas rituales judías. Pero a diferencia de Graetz, estos judíos no vestían como el alemán contemporáneo sino como la nobleza polaca contemporánea, es decir que usaban sombrero negro, un traje oscuro, anteojos con marcos redondos y bastón. Estos judíos ademas poseían su propias costumbres y tradiciones que iban desde el terreno de la música hasta el de la cocina. Estos judíos amaban a sus Rabinos a un punto casi fanático y lo llamaban el tzadik (que quiere decir “el justo” en hebreo) quien representaba una especie de hombre cuasi milagroso que hacia cosas increíblemente extrañas o milagrosas y creía de hecho que la plegaria o el rezo era mas importante que el estudio y la racionalización y la ciencia que el promovía.
Cuando uno lee lo que el jasidismo significa para Graetz, uno puede leer a un historiador con todos sus prejuicios y sus propensiones y de golpe su historia ya no es mas esa historia objetiva que el propone y la clase de historiador que él dice ser. Para Graetz hay buenos judíos y malos judíos. Hay buenos cristianos y hay malos cristianos. El esta todo el tiempo asignado una especie de evaluación moral sobre cada individuo o grupo que esta describiendo. Y en este caso para Graetz los jasidicos son los judíos malos. Son judíos que según Graetz están atrasados y enfrascados en una especie de existencia tipo ghetto y para poder contribuir con la humanidad, sumarse al mundo moderno y a la cultura general tienen que salir al mundo general desechando estos patrones de identidad judía por otros patrones que esta representados por los judíos modernos e intelectuales de Alemania como es él y su propio tiempo.
Graetz utiliza por lo tanto la historia para enfrentarse al cristianismo y otros judíos.
Ortodoxo si, jasidico no
Deberíamos agregar una dimensión mas a la historia según Graetz que es sumamente interesante y eso es que él era parte de un bloque de académicos conservadores que decían que los judíos reformistas habían usado la historia del modo incorrecto con la excusa de justificar su propia interpretación sobre el sentido del cambio y el devenir histórico que ellos reclamaban como el autentico judaísmo. No hemos hablado del judaísmo reformista en estas publicaciones lo haremos en la próxima publicación, pero quiero que tengan en mente que cuando Graetz escribe no solo se opone al jasidismo sino que se opone al reformismo.
Los reformistas según Graetz eran judíos que habían roto el pacto (el brit) con Dios y la tradición. Eran judíos que habían abandonado su compromiso con las mitzvot, las practicas judías y por lo tanto lo que tenemos acá no es solo una critica a la ortodoxia sino al mismo tiempo al reformismo. Esta clase de judaísmo es muy interesante porque acá todavía no estaban tan definidas las diversas corrientes del judaísmo que conocemos hoy y por ende Graetz resulta una figura sumamente interesante porque critica cualquier postura extrema.
Para Graetz ser judío implicaba estar comprometido totalmente con las practicas judías (nuevamente las mitzvot o mandamientos, es decir comer kasher, ponerse tefilin, etc) y por ende los judíos reformistas habían utilizado de forma incorrecta el Wissenchaft des Judentums, La Ciencia del Judaísmo que hablamos en nuestra publicación anterior, utilizándola para justificar sus propios ideales.
Y acá Graetz se esta refiriendo específicamente a Abraham Geiger quien será la figura central de nuestra próxima publicación. Estos son judíos que Graetz dice están utilizando mal la historia. Para Graetz una buena utilización de la historia es la de estudiarla para defender la tradición judía. Y por ende Geiger esta haciendo una lectura completamente errónea de la historia y legitimando un judaísmo que no es autentico. El reformismo por ende para Graetz es inaceptable y la historia debe promover un judaísmo que permita cumplir las mitzvot y al mismo tiempo ser parte del mundo académico moderno.
El legado de Graetz
Finalmente quiero enfocarme sobre el legado de Graetz y de lo que hemos hablado en esta publicación. Graetz es importante por supuesto es su propio tiempo. Pero Graetz eleva muchas preguntas que resuenan en nosotros hasta el día de hoy.
Y acá quiero introducirnos en los minutos que nos quedan en un debate mas reciente entre dos historiadores que nos sugieren el legado de Graetz y los desafíos de escribir acerca de la historia judía siendo judíos en el contexto del siglo XXI.
Un importante intercambio de opiniones sucedió entre dos historiadores contemporáneos recientemente. Ambos viven en New York. Uno es Iosef Ierushalmi profesor de Historia Judía en la universidad de Columbia y el otro es Ismar Schorsch que es profesor también de historia judía en el Jewish Theological Seminary.
Estos dos historiadores entraron en un interesante debate acerca de la historia en general, la judía en particular y el lugar que ocupa Graetz como el padre de la historia judía y que rol juega este estudio en el devenir histórico judío contemporáneo.
Ierushalmi ha escrito un libro muy importante llamado Zajor acerca de la memoria colectiva.
Zajor significa “recuerdo” en hebreo y es la palabra bíblica utilizada para recordar. Ierushalmi en su libro hace una yuxtaposición entre la memoria y el recuerdo colectivo judío con la historia judía.
Los judíos según Ierushalmi han siempre recordado. Los judíos recuerdan el éxodo en la fiesta de Pesaj cuando fueron liberados de la opresión egipcia, los judíos recuerdan todo el tiempo el pacto que hicieron en el Monte Sinaí con Dios y recibieron la Tora; en pocas palabras desde la entrega de la Tora hasta el día de hoy lo que los judíos han hecho y hacen es recordar todo el tiempo su pasado y los eventos históricos y conmemorarlos a través de ciertas costumbres o actos puntuales.
Recordar es una manera de ser judío. De hecho cada una de las fiestas judías actuales se trata de recordar el pasado y relacionarlo con el presente. Y nuevamente el ejemplo por excelencia tal vez de esto que estamos describiendo es Pesaj o la Pascua judía.
Pero esa memoria colectiva, ese tipo de sacro recuerdo nos dice Ierushalmi es completamente distinto a lo que hace un historiador moderno. El historiador moderno tiene una postura en la cual debe secularizar la historia. Separarla de la aproximación judía tradicional de la que hablamos en nuestra primera publicación.
El historiador moderno debe mirar el pasado y asumir lo bueno y lo malo. Todo lo que allí aparece. No debe presuponer que una verdad o un grupo es el mejor o el peor. Debe pensar que todos son igualmente buenos y malos y estudiar lo mas objetivamente posible lo que sucedió. Mientras que la historia judía para muchos judíos se basa en seleccionar aquellas cosas que son significativas para el presente y para lo que ellos les conviene o les cierra, el historiador no tiene puede darse el lujo de tener limitaciones. Debe asumir y ver todo lo que hay allí fuera. Todo debe ser presentado para que sea una historia de verdad. Para Ierushalmi el mas consistente esfuerzo intelectual para los judíos de la modernidad es justamente escribir la historia debido a la ignorancia principal no solo de judíos sino del mundo con respecto a los judíos y por lo tanto Graetz es un gigante entre tantos otros de los grandes.
Pero la pregunta mas importante que surge es si es esto lo que necesitan los judíos. ¿Acaso los historiadores y el estudio moderno de la historia judía ayudan al crecimiento y la continuidad de los judíos o por el contrario este estudio de la historia y estos historiadores que ven la historia judía de este modo generan un corte?
Es decir, ¿Se interrumpe ese apego de la memoria sagrada judía de la historia con el recuerdo y festejo de cada festividad histórica judía utilizando la aproximación moderna del estudio académico del judaísmo que contempla lo negativo o esas cosas que muchos deciden meter debajo de la alfombra? O para ponerlo en el lenguaje de Ierushalmi “los judíos no buscan generalmente el historicismo del pasado sino su contemporánea interpretación emocional”. Esta ultima frase es muy interesante. En simples palabras dice que los judíos miran al pasado en forma selectiva, subjetiva y emocional, mientras que los historiadores miran el pasado en forma total, objetiva y desapasionadamente. Y por ende Ierushalmi se hace a si mismo la pregunta “¿qué significa que soy un historiador judío?”, “¿a quién le estoy escribiendo o narrando la historia?” “¿quién lee esta historia sino le interesa conocer lo que paso sino lo que le gusta que le digan que sucedió?”
Schorsch esta en desacuerdo con Ierushalmi. Y Schorsch es en esencia el gran historiador y seguidor de Heinrich Graetz. Schorsch justamente utiliza a Graetz como un ejemplo para sugerir que Wissenchaft des Judentums, es decir la Ciencia del Judaísmo, es de hecho un emprendimiento que nace del corazón de los judíos.
Como vimos en el caso de Leopold Zunz y sus colegas y ahora en el caso de Heinrich Graetz, estos no eran historiadores objetivos de ninguna manera. Estos no eran historiadores que veían el pasado tan solo para ver el pasado. El academicismo que hicieron fue claramente subjetivo y estaba comprometido en entender el presente judío y proyectar el futuro judío. Todos ellos vieron su estudio judío y lo que hacían en correspondencia con lo que le pasaba al pueblo judío.
Y por lo tanto para Schorsch el estudio de la historia judía no daña la fe sino que por el contrario la fortalece. Del mismo modo que Mendelssohn siguiendo a Maimonides habían utilizado la filosofía y las corrientes contemporáneas para fortalecer y acercar al judaísmo incluso a los que mas alejados se encontraban y no encontraban el camino para acercarse, lo que yo estoy haciendo al enseñar historia judía, nos dice Schorsch, es hacer lo mismo. Hoy no es la filosofía lo que atrapa y cautiva a los judíos sino la historia. A través de conocer la historia los judíos se van a volver mas conscientes de su propia identidad y pertenencia y no a través del procedimiento lógico racional que propone la filosofía. Por lo tanto al conocer objetivamente la historia su fe no va a resquebrajarse sino por el contrario va a hacer mas poderosa a través de este proceso de utilizar la historia como un medio para comprender la identidad y pertenencia judía.
Esta es una cuestión realmente interesantísima. Y el hecho que haya aparecido este debate hace pocos años y en nuestra era sugiere claramente que el legado de Graetz y el estudio de la historia y el historicismo judío continua siendo algo central en nuestros días.
Nosotros somos el producto del historicismo, de la conciencia intelectual moderna, y por ende el tema sobre si un historiador al hacer historia aumenta o sostiene la fe en lugar de dañarla y disminuirla sigue siendo una cuestión en nuestro tiempo.
La pregunta podemos asignársela o debérsela a Graetz pero también podríamos hacerlo como lo haremos en nuestra próxima publicación a Abraham Geiger.