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Hablamos al final de nuestra publicación anterior sobre la paradoja acerca del Sionismo como un fenómeno nuevo y al mismo tiempo un fenómeno antiguo. Permitanme retornar una vez mas a esta paradoja y sugerir dos paradojas o contradicciones más para introducirnos en el pensamiento Sionista.
El Sionismo como algo nuevo y viejo al mismo tiempo
Si lo recuerdan la idea de volver a la tierra de Israel era algo que los judíos habíamos deseado desde la destrucción del Templo en el año 586 A.C y la expulsión de la tierra de Israel, pero lo paradójico era que esto recién se llevaba acabo en la modernidad gracias al impulso de los Nacionalismos y los Estados Modernos como fundamento para crear un nuevo Estado Moderno y democrático judío en la tierra de Israel.
La idea de juntar a todos los judíos del mundo (de los cuatro rincones de la tierra como expresa nuestra liturgia y rezo judío) y volver literalmente a Israel, a un espacio geográfico determinado, había sido el sueño de los judíos por miles de años. Tal vez era algo que se anhelaba o soñaba pero no se pensaba realmente llevar acabo. Realmente no esta claro hasta que punto la idea de volver era algo activo o pasivo, es decir algo que debía surgir desde una iniciativa por parte de los judíos mismos llevando acabo ese sueño volviendo a un punto geográfico determinado o si en realidad era una cuestión de fe o creencia en la cual Dios se encargaría de ello mediante la llegada del Mesías.
Pero claramente si uno lee la liturgia judía, los textos que usamos para rezar, aquello que estamos pidiéndole a Dios y lo que los rabinos escribieron a lo largo de la historia uno siente una pasión muy fuerte que la vida judía en forma plena está orientada hacia un espacio geográfico determinado siendo por supuesto ese lugar la tierra de Israel. El judaísmo no solo se define por fe (es decir los 13 principios de fe que redacta Maimonides por ejemplo) y por Ley (refiriendome a los 613 mandamientos o mitzvot) sino que también se define claramente por la tierra o por un territorio geográfico específico y determinado. No podemos sacar a la tierra de Israel la fórmula Dios, Tora e Israel que venimos utilizando desde el comienzo de nuestras publicaciones.
Al mismo tiempo el Sionismo no podría haber surgido solo porque se anhelaba que esto sucediera. Si hubiese sido así hubiese surgido en cualquier otro período histórico o antes de finales del siglo XIX y principios del XX. Hubiese surgido en la era medieval o en el 1200 por ejemplo. Pero por algo no sucedió en ese momento histórico determinado.
Y por lo tanto es correcto y válido sugerir que el Sionismo es un fenómeno post-emancipatorio y emerge como un Nacionalismo judío del sigo XIX a igual que los demás Nacionalismos que surgen en este período. En pocas palabras, esta dialéctica de lo nuevo y lo antiguo al mismo tiempo crea la pasión que lleva a los judíos a la creación del movimiento Sionista.
Israel y un nuevo tipo de judío: ¿un país más o un país especial?
Pero hay otra paradoja, contradicción o dialéctica de la que podemos hablar.
Por un lado los pensadores Sionistas desde los comienzos querían crear las condiciones normales de una vida judía en la tierra de Israel. El problema del modo en que ellos lo veían era que el antisemitismo existía porque los judíos estaban viviendo una vida anormal. Eran parásitos. Estaban ocupado tierras que no les pertenecían. Estaban usurpado la cultura de otras sociedades.
Entonces la propuesta Sionista decía que debíamos crear la propia cultura judía y así seríamos normales. La normalidad por lo tanto se convierte en la idea motora del sueño Sionista para un grupo de pensadores.
Pero para otro grupo de pensadores y esto lo mencionamos en la publicación anterior, esto implicaba crear un nuevo tipo de identidad y definición sobre lo que un judío es con una nueva cultura y una sociedad diferente. El Sionismo no tiene como objetivo solamente salvar a los judíos del antisemitismo sino que intenta crear una nueva y rejuvenecida cultura judía.
El Sionismo puede incorporar la idea de los judíos siendo el pueblo elegido y contribuir como un país entre tantos otros países hacía una nueva civilización mundial.
Al mismo tiempo el Sionismo es parte del sueño mesiánico y milenario del pueblo judío pero, a través de la creación de lo que en la modernidad se conoce como el Estado, los judíos iban a poder contribuir hacia la humanidad como un todo. Esto también es parte del sueño Sionista. Es decir ser normal por un lado pero ser anormal por otro lado. Ser como todos los demás y al mismo tiempo ser únicos entre todas las naciones. Una nación especial. Siendo esta una idea que los Sionistas obviamente construyen desde la teología bíblica judía.
Nuevamente y quiero que esto les entre como concepto o idea clave: los Sionistas tenían todos estos ideales como sueño de lo que Israel debería ser. Por un lado querían hacer todo esto para ser normales como todas las demás naciones o pueblos y por otro lado al hacer esto pensaban que podían unir el ideal mesiánico judío de construir una buena sociedad que contribuya con las ciencias y la acción social convirtiéndose en el modelo sobre un Estado Moderno ideal que tiene como objetivo dar el ejemplo ético de mejorar el mundo y hacerlo un lugar mejor. Por lo tanto el Estado Judío no solo sería una nación más sino lo que hebreo decimos una “or la goyim” es decir una “luz entre todos los pueblos”.
El nuevo judío que es un pacifista y un guerrero
Y finalmente tenemos que agregar una tercer paradoja o contradicción.
Hay dos temas centrales en la historia del pensamiento Sionista que son predominantes. El primer tema central es la visión del judío como un constructor. El constructor de una sociedad mas justa y un mundo mejor. Esto esta directamente relacionado con lo que acabo de mencionar sobre la pasión mesiánica. Los judíos europeos, ya sea que vinieran de experiencias socialistas y crearan los kibutzim o el kibutz, es decir asentamientos socialistas que eran parte de ese sueño mesiánico o la construcción de una ciudadanía mejor que la Europea sin guerras y destrucción, realmente buscaban llevar acabo ese ideal mesiánico de ser quienes guiarían a la humanidad hacia un mundo mejor. Y al mismo tiempo buscaban crear una buena sociedad religiosa. Construir es la misión que ha guiado al judío. Y en este caso el judaísmo debía reconstruirse nuevamente en algo cada vez mejor y por lo tanto la noción de construir la cultura judía se encontraba en el centro, en el corazón del emprendimiento Sionista.
Pero hay un segundo tema a veces complementario y a veces creando una tensión peligrosa que es la nueva imagen del judío ahora que no solo iba a ser el judío como el que construye sino la del judío como un guerrero.
El judío que ahora después de miles de años finalmente va a defenderse. El judío que ha vivido fuera de la tierra de Israel durante miles de años era según el pensamiento de los Sionistas una oveja frágil, dócil, pasivo y no era capaz de defenderse físicamente para sostener sus propios intereses. El nuevo Estado Sionista iba a crear al nuevo judío. Un judío que podía pelear usando su propia arma creada en Israel: la ametralladora Uzi automática. El judío que ahora podía defender su propia tierra.
Es realmente difícil decir estas palabras en el contexto actual de Israel pero es muy importante entender hasta que grado es esta una imagen totalmente nueva y moderna. Hasta la modernidad nadie tenía la imagen del judío como un guerrero!
Esto es muy importante frente a los comentarios actuales que dicen a veces que los judíos siempre han querido dominar el mundo cuando de hecho todo esto es una idea moderna. Durante miles de años los judíos fueron los pobrecitos de la historia. Por miles de años fueron discriminados, maltratados, asesinados, expulsados de todas partes del mundo y simplemente no se enfrentaban porque no tenían ejercito y bajaban la cabeza y se callaban la boca. Los judíos siempre fueron una minoría y no tenían la fuerza que tenía por ejemplo el ejercito de la Iglesia u otras naciones. Los judíos vivían entre la gente y no intentaban convertir a todos a su religión y dominar el mundo. De hecho no tenían la capacidad, las herramientas ni la logística para movilizar a los pocos judíos que había en el mundo e intentar dominarlo.
La idea de una Armada Israelí que es impresionantemente poderosa y respetada no es para nada una idea que forma parte de la historia judía hasta el siglo XX. Solo emerge esta idea en el siglo XIX y se convierte en una realidad solo en el siglo XX. Esto también era parte del proceso de reconstrucción del judaísmo en la modernidad pero era por supuesto una reconstrucción diferente. Y aquí tenemos dos imágenes del judío moderno como aquel que construye una sociedad más justa y esta preocupado por mejorar el mundo y el judío que al mismo tiempo se defiende ahora de quienes quieren destruirlo.
El tema de los arabes no existía como problema para los Sionistas
Noten en que todas estas escrituras y pensamientos Sionistas no hay mención de los Arabes. No voy a intentar explicar aquí el porque de eso pero simplemente quiero decirles que nadie en el siglo XIX estaba preocupado o hablando sobre Arabes en el mundo occidental moderno.
Nadie estaba demasiado preocupado por los grupos y minorías que vivían en el Medio Oriente en el siglo XIX.
Todo estos temas eran algo que los judíos estaban preocupados relacionado con sus propios dilemas y problemas y por lo tanto ni se les ocurrió reflexionar en el impacto que esto tendría. Tenían un punto ciego en este tema, no lo pudieron ver ni anticipar, pero de hecho no pensaron en este tema ya que en el mundo Europeo en general donde ellos vivían nadie estaba preocupado ni contemplaba los asentamientos colonizados de Medio Oriente. No se mencionaba este tema como algo significativo. Los judíos vieron este área como algo neutral o no pensaron que traería los problemas que trajo.
Las problemáticas del Sionismo
En síntesis crear un Estado en la tierra de Israel implicaba crear una nueva cultura y un nuevo judío que era un constructor y a la vez alguien que podía defenderse.
Si uno observa estas tres dialécticas o paradojas uno puede entender claramente que es lo que une a los Sionistas en la actualidad con el mundo judío y no-judío pero al mismo tiempo uno puede entender qué es lo que crea tensión, desafíos y los problemas de la actualidad. Estos temas de ser normal y al mismo tiempo anormal, de ser tradicionalmente el pueblo del libro y no de las armas, de ser un constructor y no un guerrero, son todas tensiones que se encuentran en el corazón de la sociedad Israelí actual.
Las 3 visiones Sionistas
Lo que quiero hacer a continuación es ofrecerles tres ejemplos de pensadores sionistas que no solo son interesantes en el orden histórico en que vamos avanzando en nuestras publicaciones sino que ademas nos ayudan a pensar la identidad y pertenencia judía desde otra perspectiva incluso hasta el día de hoy.
En los tres casos continuamos hablando de pensadores judíos que son seculares, pensadores judíos que van a definir qué es ser judío sin lidiar con algunos de los elementos que mencionamos en nuestra primera tríada de la primer publicación. Si lo recuerdan la tríada que ha movilizado el pensamiento judío a lo largo de la historia es Dios, Tora e Israel.
Estos autores no hablaran de Dios, la religiosidad o la espiritualidad sino que están interesados en definir a los judíos como un grupo étnico, como una manifestación cultural y claramente para ellos eso es más que suficiente. Y creo que cada uno de ellos a su manera ha contribuido no solo al pensamiento Sionista sino a la historia de la conciencia judía moderna.
Hajad Ha’am: «los judíos leen libros y no usan armas»
El primer hombre que quiero mencionarles se conoce con el apodo hebreo de Hajad Ha’am que significa literalmente “uno del pueblo”.
Su verdadero nombre fue Asher Hirsch Ginsberg. Hajad Ha’am nació en Rusia y se convirtió en el líder de una de las corrientes del pensamiento sionista conocida como “Sionismo Cultural” en oposición al “Sionismo Político” que era claramente la linea que estaba asociada con Herzl y sus seguidores. Herzl si lo recuerdan de la publicación anterior fue el arquitecto de la idea del Estado Moderno Judío y fue quien se esforzó para presentar entre las naciones del mundo una solución política para resolver el problema de los judíos viviendo en Europa a finales del siglo XIX.
Hajad Ha’am vio la promesa y el pensamiento Sionista desde otra perspectiva. El criticó a los Sionistas políticos que enfatizaban la necesidad de los asentamientos masivos de judíos y la apertura a la ciudadanía judía para todos, favoreciendo en su lugar el aspecto cultural y espiritual del judaísmo. Para Hajad Ha’am estaba clarísimo que el Sionismo no era simplemente una agencia de rescate para los judíos que vivían en Europa sino que se trataba de rescatar la naturaleza acerca de qué era el judaísmo.
En este sentido estamos hablando de esa noción mesiánica sobre lo que un Estado Judío debería ser y proveer a las demás naciones del mundo. Así que aquí nos encontraremos con la primera ironía. Porque con Hajad Ha’am estamos hablando de un hombre que habla de valores espirituales y culturales pero como podrán ver es un agnóstico. No va a hablarnos de Dios, religión, teología, ley judía, etc. Y por lo tanto la pregunta que nos surge aquí y por eso les dije que había sido cuidadoso de utilizar la palabra secular o judío secular y comenzaré a usarla cada vez más, es que con Hajad Ha’am podemos preguntarnos: ¿Se puede ser espiritual sin creer en Dios? O más difícil aún ¿se puede ser religioso sin creer en Dios?
Esta es una pregunta muy compleja que nos surge con un caso como el de Hajad Ha’am. Hajad Ha’am creía que no importaba que todos los judíos fueran a vivir a Israel. Israel sería un lugar donde los intelectuales y las elites judías se asentarían para crear un modelo sobre lo que la sociedad y la cultura judía deberían ser.
Al hacer esto ellos irradiarían a través de sus escrituras y enseñanzas el impacto apropiado en las culturas generales para todos los demás judíos del mundo sea donde sea que se encontraran. Por lo tanto aquí tenemos un Sionista que no llamaba a una inmigración en masa hacia la tierra de Israel sino que de hecho estaba en contra con la idea que todos los judíos se instalaran en Israel ya que eso no crearía esta sociedad elitista de intelectuales que el estaba proponiendo. Crear un centro cultural significaba que debía ser creado por elites donde todos se verían beneficiados finalmente pero no todos vivirían allí. Por lo tanto el concepto sería que los judíos viviendo dispersos por todo el mundo o en la diáspora no solo crearían su propia cultura judía sino que ademas serían constantemente inspirados por el centro cultural y espiritual que emanaría de la sabiduría de la elite que vivía en la tierra de Israel. El centro cultural de esta elite de intelectuales que vivirían en Israel sería entonces la dirección y sentido para todos los demás judíos del mundo.
Nuevamente tenemos aquí, apesar que estas hablando del espíritu del pueblo judío, una definición secular acerca del judaísmo.
¿De dónde surgen todas estas ideas de Hajad Ha’am? Hajad Ha’am en sus escritos es muy similar a un Rabino del cual hablamos un par de publicaciones atrás y ese rabino es Luzzato. Si lo recuerdan en nuestra publicación sobre “Israel o Grecia” vimos que Luzzato tenía muchas dificultades con los Nacionalismos del siglo XIX enraizados en el poder y la fuerza. Tenía dificultades con ese Nacionalismo e ideal del siglo XIX que adoraba a los Griegos y la Cultura Griega que el llamaba “Aticismo”.
Del mismo modo Hajad Ha’am repudia la parte negativa de los Nacionalismos del siglo XIX porque se guiaba para entender estos Nacionalismos en aquellos que él veía en Alemania o el imperio Austro-Húngaro que del modo en que él los entendía era en entidades poderosas con un énfasis en el ejercito y la milicia, en los militares.
Hajad Ha’am creía que la genialidad única del pueblo judío era su aberración por la guerra y su pasión por el libro.
Los judíos son llamados, gracias al Islam y los musulmanes quienes les otorgaron este título, “El pueblo del Libro”, es decir el pueblo que posee una revelación en forma de escritura. La capacidad de permanecer y sobrevivir sin intención de conquistar o de ganar poder político era lo maravilloso del pueblo judío para Hajad Ha’am.
Con Hajad Ha’am tenemos una figura intelectual que sentado en Rusia mirando el mundo alrededor suyo, viendo el odio, repudio y hostilidad hacia esta minoría judía decide escribir una utopía intelectual y espiritual judía y llega a la conclusión que “los judíos leen libros y no usan armas”. Lo que mencionamos al principio de esta publicación del judío como un guerrero era algo que repugnaba a Hajad Ha’am, tal vez era algo ilusorio por parte suya dadas las condiciones que los judíos debieron afrontar desde el primer día que intentaron crear el Estado Moderno y defender sus propios intereses. Pero para Hajad Ha’am la cultura intelectual y espiritual es todo lo que a él le interesaba del judaísmo.
Al mismo tiempo que proponía esta cultura elitista y espiritual Hajad Ha’am era, como ya dijimos, un agnóstico. Un judío que no podía si quiera pronunciar la palabra Dios. Se sentía incómodo yendo a la Sinagoga. Y hablaba en cambio del poder espiritual y moral del judaísmo.
En otras palabras Hajad Ha’am creo en su propio lenguaje todos estos conceptos que no eran religiosos sino espirituales. Niega a Dios y sin embargo habla del “pueblo elegido”. Los judíos son un pueblo elegido. Son distinguidos de los demás pueblos para ser los líderes morales del mundo. Su legado espiritual es aquello que tendrá un impacto en la cultura del mundo como un todo. De todos para modos para Hajad Ha’am eso no vendrá de Dios.
Hajad Ha’am es leal a una espiritualidad que realmente nunca logra precisar. Y aquí es donde surge el problema con Hajad Ha’am como un teólogo. ¿Qué significa ese espíritu del judaísmo? ¿Qué es lo tan especial? ¿Por qué Hajad Ha’am no puede articular la palabra religión o Dios o rezo? ¿Qué es lo que los judíos han estado haciendo por dos mil años?
Pero Hajad Ha’am se siente incómodo con esa noción ya que el ya es en esta altura de la historia y de nuestras publicaciones un judío moderno secular y al hablar de la espiritualidad usa términos tremendamente ambiguos. Y esto es algo que vemos en el hombre secular moderno incluso hasta nuestros días donde mucha gente habla de espiritualidad, ecología, naturaleza, el espíritu de la tierra, la energía, el alma y muchos otros términos más pero no pueden utilizar la palabra Dios que forma parte del arsenal milenario de la cultura e historia judía (Recomiendo la publicación «Yo soy espiritual, pero no soy religioso«).
Por lo tanto ¿qué es lo destacado de la espiritualidad judía para Hajad Ha’am? Y la respuesta es su moralidad, su ética y sus ideales espirituales. Pero ¿qué es exactamente la ética judía? Y la respuesta de Hajad Ha’am es: “creemos primero el centro intelectual y espiritual en la tierra de Israel y aquellos intelectuales que allí residan nos proveerán de la moralidad, la ética, la espiritualidad y la esencia del judaísmo”.
Y acá tenemos la famosa metáfora del huevo y la gallina. ¿Qué hacemos primero? ¿Creamos el Estado y vemos que ideales van surgiendo de esta experiencia o primero creamos los ideales espirituales y los aplicamos? Y acá quedamos atrapados en una especie de contradicción ya que esos ideales intelectuales y espirituales realmente nunca son definidos por Hajad Ha’am.
Por lo tanto Hajad Ha’am es un excelente ejemplo de la pelea interna que acontece en la mente de un intelectual judío que por un lado repudia el pasado tradicional y religioso judío y por otro lado esta buscando un centro espiritual dentro de la cultura judía.
Hajad Ha’am era un hombre tremendamente culto que dominaba el hebreo bíblico en forma brillante. Como escritor judío su judaísmo fluía por sus venas, sus dedos y sus maravillosos ensayos. Amaba la cultura y al ser judío. Pero no podía llevar todo ese torrente de sabiduría y pasión por el judaísmo hacia un centro judío donde la religión, Dios, la Tora y la Ley judía -que habían sido por miles de años el espíritu de este pueblo- formaran parte de la dimensión de la experiencia judía.
¿Se puede definir un Estado Moderno Judío sin hacer referencia a Dios y al legado religioso del pueblo judío? No voy a responder a esta pregunta pero si voy a ofrecerla para tratar de pensar si esto sería posible y si de hecho no es algo que hoy acontece así. ¿No es tal vez esta la paradoja que hemos planteado desde el comienzo? Si recuerdan la tríada como elemento que hemos estado utilizando a lo largo de todas nuestras publicaciones y que es realmente muy útil para encuadrar las respuestas sobre la Modernidad judía, esta tríada esta compuesta por Dios, Tora e Israel. La pregunta que surge con Hajad Ha’am es ¿se puede definir lo judío sin Dios y Tora? ¿Es decir eliminando estos dos elementos de la tríada y quedándose solo con Israel? De hecho, ¿se puede hablar de Israel sin hablar de la Tora y Dios?
Yacov Klatzkin: ser un país y un ciudadano «normal»
Pero ahora quiero ofrecerles una persona que tal vez puede responder esta pregunta y el es el segundo pensador que quiero introducir en esta publicación.
Hajad Ha’am tuvo por supuesto muchos adversarios. El Sionismo cultural fue una de las tantas opciones que los pensadores Sionistas crearon con respecto al Sionismo. Pero uno de los pensadores mas radicales con respecto al Sionismo se convirtió de hecho en uno de los rivales mas destacados de Hajad Ha’am.
Su nombre fue Yacov Klatzkin. Klatzkin fue un ensayista que terminó viviendo en Alemania y también escribió sus ensayos en un maravilloso hebreo. Al igual que Hajad Ha’am era un brillante académico judío del lenguaje hebreo y escribió ensayos realmente excelentes y estaba tan formado como Hajad Ha’am mismo.
Pero para Klatzkin la idea del Sionismo era radicalmente diferente. Para Klatzkin el único objetivo del Sionismo era reconquistar la tierra de Israel y normalizar a la gente que allí habita.
Ya hemos discutido esa paradoja sobre normalidad versus anormalidad en el Sionismo. Por un lado teníamos un grupo de pensadores Sionistas empujando el Sionismo hacia la idea del pueblo elegido y de una nación única siendo un ejemplo sobre ética para toda las civilización y por otro lado teníamos otro grupo que realmente lo único que quería era ser como todos los demás y no tener que vivir mas discriminado, con miedo de ser asesinado o de no poder hacer negocios y no poder sumarse a la sociedad por el simple hecho de ser judíos. El primer ejemplo de esta idea espiritual y ética de una misión especial es claramente Hajad Ha’am y el extremo opuesto es como veremos a continuación Yakov Klatzkin.
Klatzkin fue uno de los primeros Sionistas que lo único que quería era una vida normal.
No le interesaba todo el tema espiritual de una misión especial. No le gustaba esta idea de caminar por el mundo sintiéndose diferente o mejor que todos los demás y que todas las demás naciones del mundo debían admirar el mensaje ético y moral que esta nación proponía. Klatzkin simplemente quería tener un Departamento de Policía, Bomberos, un Shopping comercial con tiendas de negocios, un lugar donde se puedan alquilar películas, un cine, una biblioteca pública, un teatro, un estadio de deportes, transporte público, prostitutas judías, etc. Lo que Klatzkin quería era ser como todos los demás ciudadanos del mundo. Normal. Sin ningún tipo de problemáticas existenciales constantes.
Incluso decir esto en este punto de la historia del Estado de Israel y los desafíos que esta viviendo con las luchas con Palestina es pensar en términos de una fantasía por supuesto. En lo personal creo que la mayoría de la gente en el Medio Oriente, ya sean judíos o no judíos quieren ser normales. Obviamente es fácil hablar y opinar de todo esto cuando uno no vive allí.
Pero acá tenemos a Klatzkin escribiendo a comienzos del siglo XX diciendo que nos olvidemos de todo este tema de la espiritualidad y la misión judía. No necesitamos ser espiritualmente únicos. No necesitamos poseer un destino divino o secular con respecto a las demás naciones del mundo. Nadie le exige eso a ningún otro país. Ningún país del mundo se siente en la demanda de tener que ser el ejemplo de ética y moral para todos los demás. Todas estas ideas de sentirse especiales, argumenta Klatzkin, es el resabio de una definición anormal de lo que la nación judía debería ser.
Aquí esta el problema del judaísmo para Klatzkin. Según Klatzkin en un momento de la historia el pueblo judío llevaba una vida “normal” dentro de un contexto histórico donde poseía un Rey, un Templo, un espacio geográfico determinado y una vida rural marcada por el ciclo del año y en ese entonces éramos, encuadrados en el marco de la vida descripta según la Biblia, una nación normal como todas las demás. Teníamos cosas buenas y cosas malas. Eramos una ciudad más entre otras de la antigüedad como los sirios, los babilonios, los persas y los griegos.
Pero de golpe todo se terminó con la destrucción del Templo y de una entidad independiente en la tierra de Israel y a partir de ese momento todo este conjunto de sobrevivientes comenzó a fantasear por miles de años mientras vivió en la diáspora, es decir fuera de la tierra de Israel. En lugar de ver la supervivencia del pueblo como el producto de una resistencia cultural en la que el pueblo logró continuar gracias a la continuidad de sus prácticas en lugar de enfrentarse militarmente a otras naciones o asumir todas las costumbres de su entorno y asimilarse por completo, el pueblo judío según Klatzkin, comenzó a fantasear con la idea que su supervivencia se debía a un factor teológico y de allí se derivó a la idea de una misión especial en el mundo.
Para Klaztkin, debido a la necesidad de racionalizar y comprender todo esto, los judíos construyeron una idea totalmente ridícula de ser “elegidos o especiales”. Algo así como que hay un simbolismo que conecta ser una minoría que sufre constantemente y pese a que no tenemos poder hemos sobrevivido debido a que Dios tiene una misión especial para todo este grupo sin importar si cada uno de esto esta disperso por cualquier parte del mundo haciendo cualquier cosa o si de hecho cree en Dios. Y en esa necesidad de compensar esta dura realidad reforzamos la idea que éramos mejores, únicos o especiales y nuestra nación debía ser distinta de todas las demás naciones del mundo. Construimos así la idea que seríamos nosotros finalmente los que salvaríamos el mundo entero con nuestra misión mesiánica y proveeríamos el ejemplo moral para toda la humanidad. Todo esto era un sin sentido para Klatzkin. Una basura. Un invento de los judíos mismos en la necesidad de sentirse especiales. Para Klatzkin el judaísmo depende de la forma y no del contenido.
Un centro espiritual no es el objetivo del Estado Sionista. El objetivo es nada mas que una vida nacional judía en paz y libertad. Y este es el motivo por el cual Klatzkin repudiaba a Hajad Ha’am ya que su idea que la moralidad era la clave que hacía de este pueblo algo único le resultaba una tontería. ¿A qué nos referimos realmente cuando hablamos de la moral o la ética mas elevada? Cuando hablamos de ser realmente y profundamente éticos y morales hablamos claramente de la noción de amar a todos los seres humanos por igual. De ser justos con todos los seres humanos. De ser correctos con todos los seres humanos. El poder de una persona ética es su capacidad de trascender las barreras nacionalistas. Ser el sujeto más ético o moral del mundo es volverse universalista y no defender solo los intereses de un solo grupo o una minoría. No me digan que los judíos tienen una misión ética especial. Tienen la misma responsabilidad ética que los cristianos, los musulmanes, los budistas, que cualquier otra persona del mundo. La noción que alguien o algo es ético es la noción que de hecho es universal en su naturaleza y no solo con el fin de beneficiar unos por sobre los otros. Y por ende el argumento que lo que hace único a los judíos y al Estado Judío del modo en que Hajad Ha’am lo presentaba no tiene para Klatzkin ningún sentido en el contexto del mundo moderno en el que ahora vivimos.
La definición espiritual del Judaísmo para Klaztkin no debería negar el pensamiento libre. Uno debería poder pensar lo que uno quiere y no hay que tener una idea monolítica de lo que la mente judía debería ser. El Estado Judío para Klatzkin debería ser habitado por cualquier tipo de persona: agnósticos, éticos, religiosos, seculares, judíos y no judíos también y permitirles a todas estas personas pensar y hacer y vivir su vida del modo que les de la gana.
Un Estado liberal es lo que realmente necesitamos según Klaztkin ya que sino fomentamos esta idea, la otra idea, la idea opuesta a esta que proponía Hajad Ha’am nos lleva al narcisismo que es de hecho lo anti-ético y lo anti-moral. Tenemos que evitar esto según Klatzkin y tenemos que simplemente tener como objetivo ser como cualquier otro país más.
Noten que en este contexto Klatzkin es el verdadero liberal mostrando la contradicción sobre cuál es la ética mas elevada en contra de la posición que Hajad Ha’am esta sosteniendo. Nuevamente, la práctica que demuestra que uno es la persona más ética y moral en el mundo es aquella que es universal y no beneficia a un grupo por sobre otro. Es esa ética universal que el gran Rabino Hillel articuló cuando dijo: “¿qué es el judaísmo? Lo que no te gustan que te hagan a vos no se lo hagas a los demás. El resto es comentario ahora ve y estudia”.
Pero la pregunta central aún continúa y otra vez nos lleva a nuestra publicación sobre Spinoza: ¿puede un ser moderno que sostiene valores universales afirmar la continuidad judía? ¿Puede uno ser un buen judío y al mismo tiempo tiempo ser un ser liberal con una ética universal y no particularista que beneficia o eleva a un grupo por sobre los demás? Si lo recuerdan en nuestra publicación sobre Spinoza vimos que aquí estaba el gran desafío y la contradicción. Por un lado ser liberal significa hacer lo que uno quiere. Pero ser judío implica asumir las responsabilidades y las reglas que lo hacen a uno parte de una comunidad particular cualesquiera sean esas reglas. ¿Cómo puede uno sostener ambas ideas de ser liberar y de tener ordenes impuestas? ¿Cómo puede uno hablar de ética y moral mas elevadas cuando esta defendiendo los propios intereses más allá que estos sean correctos o no?
Lo que Klatzkin quiere es un encuadre judío para hacer lo que le de las ganas. Con una tierra determinada y gente viviendo allí, aquello en lo que ese Estado se convierta es lo que tiene que suceder y es lo que tenemos que aceptar. Klatzkin no quiere definir el Estado ideal judío Moderno de antemano del modo en que Hajad Ha’am intentaba hacer.
Klatzkin es un excelente ejemplo de una persona que es escribe maravillosamente en hebreo y conoce muy bien la cultura hebrea pero claramente y en todo respecto es un liberal sin ninguna definición sobre lo que el judaísmo es o debería ser. Y así podemos ahora apreciar las posturas extremas en la corriente de seguidores de Hajad Ha’am por un lado y las de Klatzkin por otro lado.
Louis Brandeis: el Sionismo refuerza el patriotismo de otra nación
Queda un ejemplo más que quiero ofrecerles sobre el pensamiento Sionistas que es diferente a estos otros dos puntos de vista. De alguna manera estoy intentando cubrir el espectro de posibilidades que uno puede tener frente al Sionismo y las diversas posturas que de hecho el mismo ha experimentado.
Con este último pensador nos movemos por primera vez en todas nuestras publicaciones hacia un hombre que no nació en Europa sino en los Estados Unidos. Su nombre es Louis Brandeis quien no solo es una figura destacada para los Estados Unidos por haber sido un juez en la Suprema Corte de Justicia sino que ademas se involucró seriamente con el Sionismo dentro de un contexto Norteamericano.
Lo que tenemos con Brandeis es una visión Norteamericana del Judaísmo y ese el motivo por el cual creo que es muy interesante terminar esta publicación contrastado la visión Sionista desde otro lugar que no sea de autores, pensadores y académicos europeos que hemos considerado hasta ahora.
No solo eso sino que me atrevo a decir que Brandeis nos ofrece una respuesta a aquella pregunta que muchos judíos enfrentamos cotidianamente cuando nos preguntan ¿qué rol o significado tiene Israel para los judíos que no viven allí? ¿Es cierto que todos los judíos tenemos una especie nacionalidad doble que es: argentino-israelí o norteamericano-israelí o judío de cualquier parte del mundo y de Israel? ¿Por qué los judíos que no nacimos en Israel y nunca vivimos en Israel tenemos un vínculo especial, espiritual, inexplicable muchas veces con lo que sucede allí? ¿Es solo un fenómeno histórico que nos relaciona con Israel? ¿O realmente los judíos tenemos algo particular con esa locación geográfica determinada?
Brandeis era claramente un discípulo de Herzl. Brandeis no era un teólogo y por lo tanto no esperen discusiones acerca Dios, religión y Tora en sus escritos. A Brandeis le importaba el Sionismo debido al objetivo político del mismo de crear un lugar adecuado para todos los judíos que eran perseguidos en el mundo y no podían vivir en paz.
El amaba la noción que Israel podría proveer un refugio para toda la gente que había sufrido tanto en las manos del antisemitismo europeo.
Escribiendo por supuesto antes del Holocausto Brandeis ya describía los desafíos que los judíos enfrentaban en Europa y se mostraba a favor de superar esos desafíos con el ideal de crear un hogar nacional donde los judíos puedan hacer su judaísmo sin ser odiados y perseguidos. Y por lo tanto con su poder como figura política norteamericana Brandeis utilizó este argumento para defender al movimiento Sionista.
¿Qué es el Sionismo para Brandeis? El Sionismo es un movimiento para salvar a los desaventajados que como minoría sufren constantemente de la opresión proveyéndolos así de un lugar para que ellos puedan vivir pacíficamente sin ser atacados por fuerzas externas.
Pero lo más importante aquí es que el Sionismo para Brandeis no significa el fin del judaísmo en la diáspora. Brandeis cree que los judíos continuarán teniendo un impacto importante en la diáspora, es decir fuera de Israel, y particularmente en los Estados Unidos de Norteamérica. Pero estos judíos que viven fuera de Israel van y deben contribuir con aquellos que deciden irse a Israel tanto en forma política como financiera. Por lo tanto lo que tenemos aquí es el paradigma del Sionista que no vive en Israel y como verán en un instante este paradigma es de hecho el de la mayoría de los judíos que en la actualidad no viven en Israel. Dije la mayoría porque no todos piensan así pero en gran mayoría si lo hacen.
Aquello que estamos enfrentando con Brandeis por primera vez es el tema de esta lealtad doble. Si uno es un Sionista ¿es acaso un peor patriota del lugar en que nació? ¿Como puedo defender la bandera del lugar en que nací que tal vez no es Israel y a la vez defender a un lugar donde no nací, no me eduqué, no crecí, ni tampoco vivo actualmente? ¿Cómo puedo ser un buen patriota y a la vez ser un buen Sionista? Este el tema que Brandeis va a enfrentar en el ensayo que escribe en 1915.
Permitanme leerles un párrafo escrito por Brandeis mismo para responder esta pregunta.
“No dejemos que ningún norteamericano imagine que ser Sionista es ser inconsistente con ser un patriota. Múltiples lealtades deben ser desarmadas solo si son inconsistentes. Una persona es un mejor ciudadano del Estado al ser al mismo tiempo leal a su propio pasado inmigrante. Al ser leal a sus raíces, su familia, su trabajo y su fe. Al ser leal a su pasado, sus amigos y su gente como sentido para ser leal a su presente. Todo Irlandés que ha contribuido en los orígenes de los Estados Unidos con el fin de ayudar a sus hermanos irlandeses era de hecho un mejor hombre y un mejor norteamericano por el esfuerzo que había hecho. Todo judío americano debe favorecer el asentamiento judío en la tierra de Israel aún cuando sienta que ni él ni sus descendientes algún día vivan allí y al hacerlo se convertirá en un mejor patriota y en un mejor ciudadano de los Estados Unidos al mostrar como se interesa por su historia y así todo contribuye al bien de otra nación. De hecho la verdadera lealtad hacia Norteamérica demanda que cada judío nacido en Estados Unidos sea un Sionista. Ya que debido al noble esfuerzo de preocuparse por otros que viven en otros lados va a ser que queramos contribuir aún más por la prosperidad de este país”.
Noten como Brandeis ha dado vuelta el mensaje. Para Brandeis estar a favor del Sionismo no significa que los judíos de todo el mundo están obligados a emigrar a Israel ya que tal vez el Estado en el que habitan hoy (para Brandeis era Estados Unidos por ejemplo) ya les había proveído de un lugar sin persecuciones, odio y animosidad hacia ellos. Los judíos no van a ser desleales al lugar en el que viven si al mismo tiempo apoyan el Estado de Israel.
Ayudando a sus hermanos que no poseen los mismos privilegios que ellos si poseen los judíos estaban haciendo lo más patriótico que uno podía hacer. Del mismo modo que los irlandeses estaban ayudando a sus hermanos en Irlanda o como los italianos o españoles se preocupaban por sus familias en Europa. Esto es lo que ser patriota en un país de inmigrantes significa. Si uno quiere ayudar a sus hermanos de todo el mundo ya sea que vivan en Italia, Grecia, España o Israel uno va a hacer todos los esfuerzos posible para que el lugar en donde uno vive prospere y así pueda contribuir política y financieramente para el bien de esa nación.
En otras palabras para Brandeis al preocuparme y ayudar a mis hermanos necesitados haciéndome Sionista (en el caso particular de los judíos que no viven en Israel) me convierto en un mejor norteamericano o en un mejor argentino, venezolano, brasileño, español o lo que sea. Y por ende los judíos de la diáspora deben sentirse orgullosos de contribuir con el Estado de Israel y no deben sentir vergüenza por ello.
Lo que es interesante acerca de esta idea que Brandeis nos propones es que esta visión no es únicamente judía. Cualquier persona que entienda esta idea puede llegar a entender el concepto del Sionismo como un ideal que propone que ser patriota no es simplemente morir por la patria sino ofrecer ayuda, libertad y mejores condiciones sociales a otras patrias porque al hacerlo uno estimula ese ideal en su propia patria y por ende no hay una doble lealtad sino una búsqueda de paz que es trascendente a un territorio determinado pero en este caso es el nacimiento de un Estado independiente judío el que sirve de catapulta para esta idea. El ideal Sionista nos enseña la importancia de dar ayuda a otras naciones o minorías para ser en efecto mejores ciudadanos de nuestra propia ciudad.
Puesto en este contexto el Sionismo se define completamente distinto a las corrientes europeas que hemos descripto anteriormente. El Sionismo se convierte en manos de Brandeis en una especie de utopía que toda civilización debe alcanzar desprendida del Estado de Israel, sino como un ideal. Algo así como si dijéramos que ahora existe una palabra para definir el ser patriota que se preocupa por las minorías del mundo y esa palabra es Sionismo.
Esta es realmente una idea diferente comparada con el Sionismo de Herzl, Hajad Ha’am o Klaztkin. En un contexto como el de Brandeis la palabra Sionismo significa ahora contribuir con la gente que necesita ayuda y de ese modo no solo fortalecer a aquellos que necesitan nuestra ayuda sino a la vez fortalecer el propio lugar en donde uno nació, creció, se educó y vivió.
Y con estas estas tres visiones podemos ahora tener mas argumentos para entender y pensar el Sionismo judío.