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Judíos & Judaísmo

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La Revelación de Dios según el judaísmo

11/03/2013 por Diego Edelberg 3 comentarios

 

Según la tradición bíblica la historia no es cíclica sino lineal. Más allá que las estaciones en el Calendario Judío se repiten año tras año y las festividades judías nos ofrecen un marco para mejorar y sentir así que “este Pesaj nos liberamos mejor de nuestros faraones que el Pesaj del año pasado” la realidad es que al fin de cuentas esperamos una redención final. Si la Creación marca el inicio la Redención o Salvación Final (en hebreo gueulá) marca la conclusión. El período entre medio de estos dos puntos es el que nosotros habitamos y llamamos “historia”.

La idea en esencia es que durante el tiempo entre medio de la Creación y la Redención hay un proceso histórico a través del cual la humanidad junto a la ayuda de Dios alcanzará la visión de un mundo ideal. A través de vivir plenamente este punto intermediario de la historia en el cual existimos, alcanzaremos la salvación tanto personal como comunitaria y mundial.

Nos resulta imposible pensar que Dios creó el mundo sin ningún objetivo. ¿Para qué hacerlo? ¿Estaba “aburrido”? Como la única forma que tenemos para relacionarnos con Dios es a través de nuestras propias experiencias humanas y como la mayoría de nosotros siente que debe “hacer algo con su vida”, entonces indefectiblemente Dios también hizo el mundo para algo. En otras palabras, nosotros depositamos en Dios la idea que el mundo tiene un sentido puesto que nos resulta imposible pensar que fuimos creados o traídos al mundo sin ningún objetivo. Si Dios creó al mundo y tiene la esperanza que este mundo alcance eventualmente su estado ideal, entonces Dios debería proveer a la humanidad de  los elementos necesarios para que ese estado ideal suceda.

Ese elemento que Dios proveyó para que los seres humanos logren estructurar su vidas individuales y comunales en el proceso hacia la Redención final es lo que los judíos llamamos Tora, literalmente “Instrucción”. Por ese motivo los judíos hemos entendido la Tora como la expresión del amor más elevado que Dios tiene por Israel ya que es el mejor regalo que nos fue dado. Las bendiciones de la mañana y la noche que anteceden a la recitación diaria del Shema Israel vinculan justamente a Dios con la Tora a través de una manifestación de amor.

Pero una de las controversias más grandes que vincula el amor de Dios por el pueblo de Israel es la doctrina del “pueblo elegido” que se desprende de esta relación. La conexión es explícita en la bendición que recitamos todas las mañanas y antes de la lectura de la Tora:

 

Bendito eres Tú…que nos ha elegido de entre todos los pueblos y nos ha concedido Su Tora   

 

Esta bendición es inevitablemente una formulación de exclusividad. Es importante dejar en claro que Dios no recita esta bendición sino los seres humanos. Al declarar estas palabras nosotros somos los que estamos definiendo esta relación con Dios. Pero es más importante aclarar que la idea que esta Tora es un regalo también representa la idea que es simultáneamente una responsabilidad y una carga enorme para el pueblo judío. La tensión entre la Tora como un regalo y la Tora como una carga es un tema recurrente en la literatura de la tradición judía.

Un Dios que crea y redime tiene que ser un Dios que se revela. Y la revelación de Dios es sin dudas el elemento crucial de todo el complejo sistema simbólico y metafórico a través del cual los judíos entienden y se relacionan con Dios y Su preocupación por el mundo.

Archivado en: Biblia Hebrea: Tora, Profetas y Escrituras, Dios de los judíos Etiquetado como: faraones, mundo ideal, pesaj, pueblo de israel, shema israel, tora

¿Qué mantuvo viva a la tradición judía?

12/04/2012 por Diego Edelberg 7 comentarios

En Pesaj recordamos no solo la salida de Egipto sino particularmente el sacrificio animal que se ofrecía cuando el Templo funcionaba en Jerusalem. A su vez, en el libro de Vaikra (o Levítico) de la Tora se nos describe el detallado sistema de sacrificios animales que se hacían en el Templo en Jerusalem y este  libro es justamente leído en esta etapa del año que coincide con Pesaj. En otras palabras Pesaj y Vaikra se enfocan en el tema de los sacrificios animales que eran ofrecidos a Dios. Pero curiosamente estos sacrificios animales han estado prohibidos por los últimos 2000 años de la historia judía. Sacrificar animales no es lo que mis bisabuelos ni tatarabuelos hacían ni llamaban “tradición judía”.

Cuando el Templo en Jerusalem fue destruido y ya no se podían hacer mas sacrificios de animales lo que tuvimos que hacer para seguir adelante fue re-inventar lo que hasta ese momento llamábamos “tradición”. A partir de ese día dejamos de ser el tipo de personas que habíamos sido por cientos de años y tuvimos que enfrentarnos por primera vez en nuestras vidas con una pregunta que había sido impensada: ¿qué hacemos si destruyen el Templo de Dios Todopoderoso?

Y cuando me pregunto honestamente «¿por qué es esta noche diferente de todas las otras noches?» la respuesta que se me viene a la cabeza es que en esta noche me recuerdo una y otra vez lo que significa tener que cambiar todo lo que venía haciendo y todo lo que creía que era “mi vida”, “mi historia”, “mi tradición” y “lo que yo soy” para liberarme de mis faraones convirtiéndome así en una nueva persona. Un hombre libre.

La mayoría de la gente cree que la religión es algo que se mantiene siempre igual y no cambia. Todo aquello que no cambia esta muerto. La única manera de continuar viviendo es cambiando. Lo único constante es el cambio.

Los judíos nos hemos re-inventado a nosotros mismos una y otra vez. Nos hemos re-inventado en nuevos territorios, en nuevos idiomas, en diferentes condiciones sociales y por nuevas razones. Hace unos días volví de Shanghai donde un grupo de 20,000 judíos que escapaban de las persecuciones Nazis tuvieron que re-inventarse en un nuevo territorio totalmente opuesto a lo que habían conocido hasta entonces y no solo sobrevivieron sino que prosperaron fundado sinagogas, colegios, negocios, arte y hasta un diario. Pero lo más hermoso de esta historia es que lograron entablar relaciones con los locales encontrando lo común humano que trasciende incluso tradiciones diametralmente opuestas.

El país Israel es una continuidad de lo que siempre ha sido pero al mismo tiempo es algo completamente nuevo.

El judaísmo en su totalidad es un conjunto de prácticas y creencias que han sido las mismas de siempre y al mismo tiempo son algo completamente nuevo.

El mismo desafío que tenemos en forma individual es exactamente el mismo que tenemos como pueblo. Uno puede despertar mañana y seguir siendo exactamente la misma persona que es hoy…pero que desperdicio de vida!

Del mismo modo que todo el pueblo judío tuvo que re-inventarse una y otra vez, cada uno de nosotros tenemos la posibilidad de re-inventarnos a cada instante. Y paradójicamente al cambiar no vamos en contra de la tradición sino que -del mismo modo que hicieron los judíos cuando se quedaron sin el Templo- al cambiar estamos siendo lo más fieles posibles a lo que siempre fuimos y aquello que llamamos tradición. Porque tradición no significa  «aquello que no cambia». Por el contrario, «cambiar para ajustarte a las nuevas situaciones» es aquello que nos enseñaron los Rabinos que se quedaron sin el Templo. Es lo que deberíamos enseñarle a nuestros hijos. No vivas mi tradicion. Vivi la tuya.

La tradición no es algo estancado que no cambia y esta muerto clavado en un papel. Es algo activo que respira y está vivo. Y aquello que esta vivo y activo está constantemente cambiando, mutando y transformándose a cada segundo. Como nuestro cuerpo, nuestra alma y nuestra vida.

Esto es la tradición judía: continuidad y cambio en forma simultánea. Ambas cosas no son antagónicas. Acontecen en el mismo instante.

Comprender esto es asumir conscientemente que la palabra de Dios es la misma de siempre pero es entendida de formas diferentes de acuerdo al lugar y el momento  histórico de aquel o aquella que la está interpretando.

La tradición mantuvo viva a la tradición.

Y la tradición es el resultado de dos procesos: continuidad y cambio.

Archivado en: Judaismo Hoy Etiquetado como: dios, faraones, israel, Jerusalem, pesaj

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Acerca del Autor

 Hola, soy Diego Edelberg, el fundador del blog Judios&Judaismo.com. Me apasiona todo lo relacionado con la música, el judaísmo, la interpretación, la educación, la mitología, la filosofía, la religión, la ciencia, la historia, el arte, la física, la cosmología, la evolución, la sociología, la epistemología, la metafísica, la cabalá y en especial aquello que resulta contradictorio, paradójico y absurdo. Para conocer más sobre mi y de qué se trata mi blog visitá la sección Acerca del Autor

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