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Judíos & Judaísmo

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Sexualidad, mujer y familia judía en la era medieval

03/03/2014 por Diego Edelberg 5 comentarios

 

ATENCIÓN: esta publicación contiene material que se recomienda no sea escuchado por menores de edad. 

 

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(Duración 40:27 – 37 MB)

Introducción al estudio del género

A partir de la próxima publicación haremos la última transición en esta serie de publicaciones donde comenzaremos a abandonar la edad media para ir moviéndonos lentamente hacia la modernidad temprana. El objetivo principal de toda esta serie ha sido no solo conocer la historia judía sino analizarla en comparación con el cristianismo y el islam viendo qué interacción tenían los miembros de dichas religiones con las otras y cómo se van influenciado mutuamente. Voy a hacer mucho hincapié para que puedan ustedes aprender a diferenciar entre el período medieval que estuvimos viendo hasta ahora con respecto a la modernidad temprana que es lo que se viene en las últimas publicaciones de esta serie. Por supuesto que vamos encontrar continuidad en algunos temas puesto que la historia es una sola y está atada con el pasado. Pero también veremos discontinuidades que son muy interesantes justamente porque permiten entender en qué sentido el judaísmo hoy es diferente al que se practicaba hace 1000 o 500 años atrás.

Pero antes de comenzar a hacer esta transición vamos a enfocarnos en un tema más sobre la vida de los judíos medievales que en lo personal es uno de los más fascinantes y de los que más me entusiasma al revisar el pasado. Este tema es realmente novedoso en la historiografía, es decir el estudio de la historia misma, pero justamente lo que cautiva del estudio académico es que está todo el tiempo cambiando y ajustándose. Y en especial esto ocurre con el estudio académico de la historia lo cual en sí mismo ya es todo un tema puesto que nos presenta con la necesidad de entender quién es el que está narrando la historia y qué le interesa que nosotros sepamos bajo su propia visión. En otras palabras, nuestra visión del pasado está siempre configurada y definida por el modo que nos vemos a nosotros mismos en el presente. Y este es el caso con todo este nuevo tipo de literatura que ha emergido en los últimos años sobre la historia de las mujeres, la historia del género, la sexualidad y la familia. Esta manera de ver la historia es apasionante justamente porque está filtrada no por los grandes nombres y textos sino por el estudio de la gente común y corriente, gente como cualquiera de nosotros. Esta aproximación a la historia nos presenta con una imagen mucho más real y humana de algo que sino es visto como ajeno o lejano. La idea de estudiar el pasado pensando en personas del mismo modo que pensamos en nosotros mismos, o en nuestros padres o abuelos cada uno de ellos y ellas con sus temores, ansiedades, certezas y desafíos nos permite aún más entender quiénes somos.

Esta aproximación ha sido ya explotada en las tradiciones cristianas e islámicas así que no estamos hablando de algo radicalmente nuevo pero lo cierto es que recién en los últimos años los historiadores han podido armar un material similar dentro del judaísmo para explorar historias familiares de los judíos medievales. El desafío principal por el cual esto llevó o lleva más tiempo es que muchas veces de donde se desprende este tipo de información es de comentarios a la Biblia y la literatura rabínica que no solo están en hebreo y se dedican a un contenido muy particular que no todos comprenden claramente sino que mucho de este material fue escrito con la idea que nunca iba a ser publicado o distribuido en forma masiva como vimos con RaShi y su escuela. Por lo tanto poder extraer de este tipo de literatura una realidad social, particularmente en las relaciones sobre hombres, mujeres y niños no es para nada una tarea sencilla. Precisa por parte del investigador un profundo conocimiento de la literatura rabínica y no es una casualidad que los especialistas en este área en los últimos años han sido mujeres. De hecho un fenómeno que se da cada vez con más frecuencia (lo cual presenta otro tipo de desafío) es que muchas de estas mujeres que tienen doctorados en Talmud e historia son mujeres ortodoxas para quienes el acceso a estos textos desde una perspectiva tradicional judía están prohibidos. Pero justamente las mujeres logran introducirse en todo este mismo material desde otra perspectiva diferente a la de sus maridos en las yeshivot y paradójicamente muchas de ellas terminan escribiendo disertaciones impresionantes y conocen tal vez más que sus propios maridos sobre la literatura rabínica misma. Y por supuesto que lo más interesante de todo esto es que la visión o lectura femenina es muy diferente a la masculina. La mujer es sensible a temas que los hombres pasamos por alto y puede leer muchas veces en forma diferente lo cual es una bendición dentro del mundo moderno que ha revolucionado el modo en que entendemos incluso el rol de la mujer judía en la historia.

Así que vamos a comenzar por meternos muy por encima en este nuevo tipo de aproximación y para eso voy a presentarles dos ejemplos de este tipo de literatura para que puedan apreciar el potencial que esto tiene al estudiar la historia judía desde la perspectiva del género, la familia y la sexualidad en la era medieval.

 

El estudio académico de la familia y la mujer judía medieval

Si recuerdan en nuestra tercer publicación mencioné algunas de las fuentes principales que estamos utilizando e hice hincapié en el Genizah del Cairo. En muchos textos del Genizah surge una imagen de la mujer judía completamente distinta a la que a veces la gente construye en la modernidad. Hay textos en el Genizah y otras fuentes donde se menciona a la mujer haciendo negocios o ayudando a sus maridos e incluso escuchamos de madres solteras lidiando con contratos comerciales. Por lo tanto la imagen de la mujer judía encerrada en la casa haciendo sopa de matzá es un estereotipo totalmente distorsionado o incluso moderno y no antiguo o medieval. De hecho las mujeres durante la historia también ganaban dinero o hacían sus negocios, trabajan la tierra si era necesario, contribuían claramente con la economía del hogar y la comunidad; viajaban si era necesario al hacer negocios importantes y ayudaban a sus maridos a ganar más dinero. Todo esto lo sabemos a partir de estos textos que realmente iluminan muchísimo más una época en la que imaginamos a la mujer como una simple compañera cuando en realidad era muchas veces la fuerza principal de la familia mucho más que los maridos. El Genizah como ya mencionamos es un material fascinante para descubrir todos estos temas y muchos más sobre la vida medieval bajo la órbita islámica.

Otro rol muy importante de las mujeres y que lo hablamos cuando analizamos la publicación sobre los judíos y las Cruzadas, es que las mujeres era muchas veces recordadas como mártires, dispuestas en momentos de crisis a asesinar a sus hijos y sus familias cuando sus maridos eran mas temerosos. No sé si esto es en realidad bueno o malo pero desde un punto de vista histórico nos muestra a la mujer como la encargada de afrontar las crisis familiares.

La historia de las mujeres desde un punto de vista histórico también ha sido realizado desde lo concerniente a la ley judía. En los últimos años ha surgido una material muy interesante sobre nida, eso es las leyes que involucran la menstruación analizando lo que separa el cuerpo femenino del cuerpo masculino. Particularmente lo que sería el “tiempo femenino” que se vive en forma distinta al masculino debido su ciclo mensual y cómo esto impacta en su estado de ánimo y sus decisiones. Este tema también se relaciona con lo que desde un punto de vista judío se define como pureza e impureza y es un tema que se absorbe también en el cristianismo y el islam. Por lo tanto también ha surgido una literatura muy especial sobre este tema comparando los ciclos femeninos desde distintos puntos de vista religiosos, ya sea cómo entiende el cristianismo o el islam este tema y se lo compara con el judaísmo y lo que sienten las mujeres judías mismas al respecto. De hecho las mujeres judías y las familias judías han sido comparadas en este último siglo con respecto a las mujeres cristianas y musulmanas.

 

(a) Las nodrizas judías

El estudio de las mujeres durante la edad media también nos ofrece una visión novedosa sobre la relación entre judíos, cristianos y musulmanes desde las relaciones que las mujeres tenían las unas con las otras lo cual era diferente a la relación que tenían los hombres. Podríamos mencionar como un ejemplo a Elisheva Baumgarten quien trabaja actualmente en la Universidad de Bar-Ilan en Israel.

Baumgarten escribió hace unos años una disertación sobre el lugar y rol de la mujer en la familia judía durante la Edad Media. Baumgarten nos presenta una perspectiva novedosa en un ensayo extraordinario que publica sobre la función de las nodrizas judías. Con esto nos referimos a mujeres judías que actuaban como nodrizas estando a cargo del proceso del nacimiento de los los hijos e hijas e incluso de ayudar a otras mujeres a parir.

Lo que Baumgarten descubre es que las mujeres estaban mayoritariamente a cargo de todo esto (y claramente podríamos comprenderlo en el contexto de los maridos no teniendo la menor idea sobre este tema o siendo espectadores como sucede generalmente hoy) y estas mujeres no solo guiaban a otras mujeres en todo el proceso de parir sino que ademas les enseñaban a los rabinos sobre la anatomía de las mujeres y los procedimientos técnicos para ayudar y dirigir a alguien para “dar a luz”.

Pero lo más destacado es que en los textos que Baumgarten analiza ella descubre sobre la relación entre nodrizas judías y nodrizas cristianas en la Edad Media. Es decir, que Baumgarten descubre textos en donde se pasan información y experiencias entre las unas y las otras.

Todo esto es muy importante porque si bien hemos hablado sobre el diálogo y las peleas sobre el judaísmo y el cristianismo siempre lo habíamos hecho desde la literatura masculina pero nunca lo habíamos hecho desde el contexto femenino y sobre qué es lo que estaba sucediendo entre mujeres en su cotidianidad. Gracias estas relaciones las mujeres judías y cristianas parecerían estar más conectadas y en forma distinta de lo que hacían tal vez sus maridos en un plano de argumentación más intelectual entre ambas religiones.

En todo esto vemos una relación novedosa sobre la interacción entre los judíos y los cristianos desde una perspectiva ahora que es femenina y sobre lo que las mujeres intercambiaban entre ellas.

Hay muchos ejemplos más que podría nombrarles pero simplemente estos nos ayudan a ver que existe claramente un nuevo academicismo, una nueva forma de ver el pasado, una nueva forma de incorporar la visión femenina en nuestro discurso de la historia y claramente este academicismo va a tener en las próximas generaciones, si bien ya lo posee hoy en día, un impacto tremendo en el modo que entendemos a los hombres y las mujeres en la tradición milenaria judía.

 

(b) La visión antropológica

La familia medieval judía ha sido también estudiada desde un punto de vista antropológico analizando las relaciones con otras religiones en relación a la vida ceremonial. Así tenemos obras como la de Ivan Marcus que describe distintos rituales medievales como por ejemplo el de la iniciación de los niños en el aprendizaje de la tradición judía donde se les regalaba una especie hoja con las letras hebreas y el profesor ponía miel sobre la hoja y los niños deben comer esa miel de ese modo relacionando la dulzura del aprendizaje. Marcus luego compara esto con la eucaristía cristiana y hace unos comentarios muy provocativos pero interesantes sobre cómo situar esta ceremonia en el contexto de la vida judía.

Por lo tanto contamos con todo un nuevo material en la actualidad sobre estas iniciaciones y otras costumbres medievales judías, libros sobre costumbres relacionadas con la muerte, de cómo los judíos vivían el día a día en sus hogares y como emergen todas estas costumbres desde el mundo antiguo y se van transformando en el período medieval.

 

(c ) Las metáforas femeninas de Dios

El tema del estudio contemplando el feminismo y el género también ha despertado todo un nuevo debate sobre la imagen de Dios como una representación solamente masculina. Tenemos desde la Creación Bíblica hasta la actualidad toda una literatura que lidia con el tema de las mujeres en personajes bíblicos como las matriarcas Sarah, Rebeca, Raquel y Leah, quienes están ahí y necesitan ser estudiadas y comprendidas en su propio contexto. Pero además uno debe comprender ahora cómo las actitudes rabínicas con respecto a las mujeres dio forma a la propia manera de ver la vida femenina.

Todos estos temas forman parte de una nueva exploración en la modernidad judía.

De lo que hablamos aquí no es solo del estudio de la historia judía. Sino que estamos haciendo hincapié en cómo las mujeres pueden crear nuevas poesías y nuevos textos que reflejan sus propios intereses y sus propias preocupaciones.

Algo que claramente nos permite ver esto es el impacto que han tenido estos temas en el Siddur, el libro de rezos, de los movimientos Reformista, Reconstruccionista e incluso Conservador.

Estos movimientos han re-escrito algunas partes de la liturgia para que ésta sea sensible al género femenino. Si bien podríamos argumentar que la liturgia y el rezo no es literal sino metafórico es clarísimo que todo este género es netamente masculino. Es decir, la plegaria judía que fue escrita por los rabinos, se dirige a Dios o aquello indefinible por el ser humano siempre en términos masculinos como “Él, Señor, Rey o Padre”.

Peor aún ¿por qué siempre le rezamos literalmente en nuestras plegarias al Dios de Abraham, Isaac y Jacob? ¿Qué hay de Sarah, Rebeca, Raquel y Leah? ¿Acaso ellas no son importantes en la historia judía? ¿Acaso Dios no es el Dios también de ellas? ¿Por qué es solo el Dios de los hombres?

Y de hecho estos temas han movilizado tanto a los judíos liberales que en la actualidad cuando recitamos las plegarias en nombre de estos ancestros judíos como garantes del pacto con Dios, si estamos en una Sinagoga Reformista por ejemplo, también agregamos la frase “Dios de las matriarcas”.

Hay un tema que es aún mas controversial con respecto a Dios siempre entendido como hombre y eso es cómo se han impregnado ciertos títulos y fórmulas en nuestra herencia milenaria. Si uno lo piensa un instante uno de los piutim (piut significa literalmente “poema litúrgico”) más famosos de nuestra tradición se llama “Avinu Malkenu” lo cual significa literalmente “nuestro padre, nuestro rey”. Soy consciente que uno no debe ser un “literalista” con respecto a la plegaria porque de hecho las palabras humanas ni siquiera alcanzan para definir a Dios ni poder reducir su nombre en sonidos. Tampoco quiero que se entienda que estoy proponiendo cambiar el texto del poema ni nada por el estilo. Simplemente estoy invitando a reflexionar ¿por qué creen que nunca nadie llamó a Dios “nuestra madre, nuestra reina”? ¿No hay acaso una necesidad de repensar esta liturgia de tal manera que tanto los hombres como las mujeres puedan sentirse que son participes de la tradición?

 

(d) La Shejina

Incluso se está recuperando hoy mucho más que antes (debido al auge de la Kabbalah en la modernidad) el lado femenino de Dios conocido en la tradición judía como la Shejina , es decir la Presencia Divina la cual es femenina. Y por lo tanto aquí vemos cómo es que los cabalistas construyen una sexualidad divina dentro de los textos del misticismo. Cuando analizamos las sefirot en nuestra publicación sobre Kabbalah en esta serie les dije que estas sefirot se encuentran en relación dialéctica e interactúan las unas con las otras. Dude de decirles en esa publicación -pero viene bien para lo que hablaremos en esta publicación- que dicha interacción sugiere una sexualidad. En otras palabras, muchos textos de la Kabbalah (e incluso fragmentos que Daniel Matt contaba que a veces no son traducidos del Zohar o de la literatura cabalística) lidian con una sexualidad cargada de imágenes y metáforas muy eróticas del mundo de la divinidad. Recordemos que según las enseñanzas de la Kabbalah, cada acción humana aquí en la tierra afecta el reino de la divinidad ya sea promoviendo o disminuyendo la unión (y nos referimos a una unión sexual metafórica) entre la Shejina y su pareja, el Hakadosh Baruj Hu, es decir el Santo Bendito es Él.

 

El legado ético de Eliezer ben Shmuel de Mainz

Todo esto hasta aquí ha sido una introducción para prepararnos al analizar los dos textos que voy a presentarles a continuación dentro de este campo fascinante de investigación que en los últimos años ha revolucionado el estudio académico del judaísmo.

Lo que quiero hacer es ilustrar las posibilidades que tiene este nuevo estudio ofreciéndoles dos textos que estoy seguro los van a intrigar y el segundo particularmente los va a sorprender y provocar puesto que muy inusual para el mundo medieval.

El primer texto que quiero presentarles fue escrito por un hombre llamado Eliezer ben Samuel de Mainz. Si lo recuerdan Mainz era donde estaba localizada una de las más importantes comunidades alemanas a lo largo del Río Rin (las otras dos eran Speyer y Worms donde había estudiado RaShI) y es en Mainz donde tan temprano como el siglo X emerge la primera academia rabínica de Rabeinu Gershom. Esta comunidad fue terriblemente afectada durante el período de las Cruzadas pero volvió a ser importante durante los siglos XII y XIII. Sin embargo cuando este texto fue escrito -y tenemos la fecha exacta que es el año 1357- esta comunidad estaba atravesando un declive importante. Una de las fechas que deben tener en cuenta mientras analizamos este texto es el año 1348 que es el año de la Peste Negra que diezmo no solo a la población europea sino también a esta comunidad judía de Meinz. Si lo recuerdan les comenté en la publicación anterior que los judíos había sido culpados por esta plaga, y por lo tanto esta comunidad en relación a la fecha del documento que vamos analizar había sido atacada y había perdido mucha gente como consecuencia de la peste por un lado y de los ataques hacia la comunidad por otras personas por otro lado.

El texto al que hago referencia pertenece a un judío que claramente conocía la obra de RaShI, de Maimonides, Rabeinu Tam, sabía de literatura rabínica y sin embargo no es un judío famoso. No tenemos nada más de esta persona que este texto que voy a leerlos y en consecuencia como dijimos al principio no pertenece a la literatura de elite que es la que leemos y conocemos generalmente sino que vamos a meternos en la visión del mundo de un judío común y corriente de la edad media viviendo en el norte de Europa.

El texto es lo que se conoce en hebreo como Tzvaa, eso es un legado ético. Un legado ético es un texto que encontramos en forma similar en el cristianismo, el islam y el judaísmo. En el judaísmo es un género literario que tiene una historia muy larga e históricamente siempre han sido hombres los que ha escrito estos textos. Cuando un hombre envejece en la tradición judía, escribe una especie de testamento ético que deja para sus hijos. Y esto se convierte en parte del legado que esta familia recibe junto con el dinero o los bienes materiales que esta persona ha logrado acumular durante su vida. En este texto el padre tiene la oportunidad de dejar el mensaje o el legado a través del cual quiere que ser recordado junto con las recomendaciones que quiere que sus hijos sigan en vida. Por supuesto que la mayoría de los legados éticos son idealizados y es muy común como parte de la naturaleza humana, tomar las palabras de la persona que partió como destacadas o más sabias que lo que en el día a día uno escucha. Y si encima de todo esto uno no tiene facilidad para transmitir un mensaje uno termina diciendo lo más esencial: se una buena persona, se obediente, no hagas daño, cuídate, etc. Es muy raro encontrar detalles específicos que describen las particularidades de una familia en este tipo de documento y del mundo circundante. Pero lo extraordinario de los fragmentos del texto que voy a compartir a continuación es que justamente hablan de temas mucho más amplios que tan solo consejos de vida.

Por lo tanto este es un texto escrito por un judío del cual no sabemos absolutamente nada más allá de lo que está escrito en este texto. Sabemos que el autor sobrevivió la Peste Negra y le deja un texto a sus hijos detallado cómo quiere que vivan el resto de sus vidas. Así que espiemos este mundo, que debo recordarles es un mundo muy privado y por eso estamos espiándolo. Eliezer no escribió este texto para que nosotros lo leamos públicamente en el siglo XXI. Está escrito solamente para miembros de la familia pero obviamente no hay familiares que puedan reclamar este texto y el mismo pertenece ahora como documento para la historia. Vamos a conocer así algo de la dinámica interna de la familia de Eliezer.

No voy a leerles todo el texto sino los comienzos de algunos párrafos y luego voy a leerles el último párrafo que es el más emotivo de todos. El texto comienza hablando en términos generales a todos sus hijos y luego se dirige a sus hijas. Eliezer escribe:

“Mis hijas deben obedecer escrupulosamente las leyes que se aplican a las mujeres: modestia, santidad, reverencia hacia sus esposos. Deben cuidadosamente cuidar los principios de su período menstrual y mantenerse separadas de sus maridos en dichos momentos. Las relaciones con sus maridos deben ser modestas, delicadas, con reverencia y silenciosas”.

Eliezer luego continúa detallado lo concerniente a los baños rituales, el rol de los maridos y en siguiente párrafo escribe una frase muy interesante que yo utilizo frecuentemente con mis alumnos hoy:

“Mis hijos e hijas deben vivir en comunidad evitando separarse de otros judíos para que sus hijos e hijas aprendan las formas del judaísmo”.

Esto significa que en estas pequeñas ciudades, destruidas por los ataques de las Cruzadas y la Peste, la necesidad de una comunidad era fundamental. No vivan solos, es el consejo de Elizer a sus hijos, vivan en comunidad. Hay algo de la experiencia religiosa que sólo puede ser sentido en el contexto de una comunidad social. Y por eso es interesante que ya en el siglo XIV (y en especial mirándolo desde la mirada actual con los desafíos de nuestro tiempo en las comunidades judías modernas) que Eliezer enfatice esto y nos los deje como un consejo: no vivas solo, busca otros judíos y viví con ellos celebrando la vida juntos.

Una de las obsesiones que aparece una y otra vez de aquí en adelante en el texto -y es clarísimo en el contexto de la Peste Negra- es la necesidad de estar limpio. Y esta limpieza material para Eliezer lleva a una limpieza espiritual. Eliezer es muy hábil al escribir y logra unificar y demostrar que ambas limpiezas están relacionadas. Pero esta obsesión por parte de Eliezer por la limpieza también está relacionada con la idea de estar saludable. Para él, estar bien de salud física y mental requiere que uno esté limpio.  Así continúa escribiendo:

“Cada Viernes por la mañana mis hijos e hijas deben bañarse y limpiarse para honrar el Shabbat. Prender las velas en el momento adecuado y en invierno recordar de encender el fuego temprano antes que anochezca para evitar desacralizar el Shabbat. Para cumplir como corresponde con el Shabbat las mujeres deben preparar hermosas velas y evitar los juegos de apuestas. De hecho mis hijos nunca deberían relacionarse con dichos pasatiempos. Durante la semana y los tiempos libres pueden jugar e incluso mis hijas pueden hacerlo con sus amigas en Rosh Jodesh pero nunca por dinero”.

Por lo tanto el tema de hacer apuestas, a pesar de las horribles condiciones en las que vivían, es claramente un pasatiempo popular tanto como lo es hoy. Pero volviendo a la limpieza:

“Sean muy cuidadosos de mantener sus casas limpias y ordenadas. Yo siempre fui muy escrupuloso con respecto a esto. Porque bien sabido es que la enfermedad siempre se encuentra en los lugares más sucios«.

Luego de enfatizar la limpieza comienza a describir las demandas mínimas que un judío debería poseer. Recordemos que Eliezer no es un Rabino ni un intelectual. Sin embargo noten que interesante lo mucho que conocia Eliezer luego de una vida de estudio:

“Sean cuidadosos con la pronunciación de Bendiciones. Cada una de estas cualidades se vuelve un hábito para aquel que estudia Tora ya que el estudio de la Tora lleva a la nobleza del carácter. Así que estudien la Ley, obsérvenla, salúdenla y semana tras semana lean al menos la lectura semanal con el comentario de RaShI.”

“Manténganse alejados de conversaciones frívolas que comienzan siempre con tribulaciones y terminan en destrucciones. Tampoco se rodeen de aquellos que hablan sobre temas poco serios. En las festividades y principalmente en Shabbat hagan felices a la gente más pobre de la comunidad, los menos afortunados, las viudas y los huérfanos. Todos ellos deberían ser los invitados principales de sus mesas”.

Eliezer introduce aquí una frase que es fascinante, una especie de prescripción o receta para sobrevivir como judío en la edad media:

“Sean siempre aquellos que ven y no son vistos. Que escuchan y no son escuchados. No levanten sospechas. No acepten invitaciones a grandes banquetes excepto que sea por motivos de un casamiento, un comida en casa de quien está atravesando un período de duelo, en la celebración de un nuevo miembro en el pacto de Abraham o en una reunión en honor a los sabios de la comunidad”.

Finalmente llegamos al último párrafo. Esto es lo último que su padre quiere decirle a sus hijos antes de abandonar este mundo. Eliezer escribe el detalle de cómo quiere ser enterrado. Hemos llegado al momento más íntimo en la relación entre este padre y sus hijos e hijas. Esta es la parte que cuando la leo por un lado siento vergüenza de estar entrando en la privacidad de esta familia mientras la espío ya que claramente no fue escrito para nosotros. Al mismo tiempo siento una terrible atracción por lo profundo que es este texto y muchas veces les confieso que se me llenan los ojos de lagrimas cuando leo las últimas líneas.

“Le ruego a mi esposa, mis hijos e hijas y a toda la congregación, que no se recite ningún discurso funerario en mi honor. No carguen mi cuerpo en un transporte caro. Límpienme bien, peinen mi pelo, corten mis uñas del modo que siempre hice en mi vida para que pueda ir limpio a mi descanso eterno del mismo modo que fui limpio a la Sinagoga cada Shabbat de mi vida. A una distancia de 30 cúbitos de mi tumba deben poner mi cajón (o sarcófago) en en el suelo y llevarme hasta mi tumba tirando de una soga atada al cajón. Cada 4 cúbitos deben detenerse y esperar un momento. Haciendo esto 7 veces permitirán que mi alma pueda encontrar disculpas por mis errores en esta vida. Pónganme en el suelo al lado derecho de mi padre. Y si el espacio es muy pequeño estoy seguro que me ama lo suficiente para hacerme un lugar a su lado. Si esto es realmente imposible póngame a su izquierda o cerca de mi abuela Yuta. Si todo esto no termina resultando práctico, por favor entiérrenme al lado de mi hija”.

Asumo que han notado que al final estaba describiendo la pérdida de una hija que seguramente fue muy doloroso para nuestro querido Eliezer. Ella ya estaba enterrada y por eso estaba refiriéndose a ella. Sin animo de adivinar podemos especular que tal vez falleció durante la Peste Negra.

No todos los textos tienen el potencial que tiene este texto pero lo que es interesantísimo aquí es que tenemos una mezcla entre lo mundano y lo espiritual de un judío común y corriente (por llamarlo de alguna manera).

 

La sexualidad judía versus la sexualidad cristiana por el Rabino Itzjak ben Yedidiah

Ahora quiero ofrecerles algo que es muchísimo más provocador. Este segundo texto puede ser incluso utilizado desde el punto de vista de la historia de la sexualidad pero lo que me interesa es que veamos como un judío particular veía a su prójimo cristiano y el mundo cristiano en general. En otras palabra aquí también vamos a lidiar con otro texto sobre las relaciones entre judíos y cristianos.

El texto es bastante controversial y a pesar que jamás imaginé decir algo así en este blog sobre Judíos y Judaísmo, si hay menores de edad probablemente no deberían escuchar el siguiente fragmento. Mi excusa para presentarlo aquí es que está escrito en hebreo originalmente, es un comentario rabínico a la Biblia y fue escrito en el siglo XIII por el Rabino Itzjak ben Yedidiah que vivió en Provenza al sur de Francia. El texto que voy a traducir supongo por primera vez al español pertenece a una investigación que hizo el Rabino y Académico Marc Saperstein sobre este Rabino del siglo XIII y figura en su libro titulado ‘Decoding the Rabbis: A Thirteenth-Century Commentary on the Aggadah’ y fue publicado por Harvard University Press en 1980 así que este material ya tiene más de 30 años desde que fue encontrado y presentado al público en general.  Lo más interesante de este texto es que quizás la mayoría de nosotros pensaría que los hombres y mujeres del medioevo no hablaban sobre sexo pero como verán a continuación lo hacían y bastante. Aquí va el texto:

Un hombre no circuncidado en la carne desea acostarse con una mujer de aspecto hermoso que le habla en forma seductora para atraerlo. Se impacienta su mente para estar con ella día tras día, cada vez más cansado en su intento de cumplir su deseo de acostarse con ella.

Ella finalmente va a la cama con el hombre que no ha sido circuncidado en la carne y apoya sus senos contra su pecho con gran pasión mientras él se mete dentro de ella repetidas veces a causa de su prepucio que es una barrera contra la eyaculación en el acto sexual. Así ella siente el placer y alcanza su orgasmo primero. Cuando un hombre no circuncidado se acuesta con ella y luego tiene que regresar a su casa, ella descaradamente lo agarra, aferrándose a sus genitales le dice: «Vuelve a hacer el amor conmigo». Esto es por el placer que ella encuentra en la relación sexual con él, desde los nervios de sus testículos – fuerte tendón de hierro y eyaculación-  como la de un caballo que tira su esperma como una flecha. Ellos están unidos sin separarse y él le hace el amor dos veces y tres veces en una noche, sin embargo, el deseo no se sacia.

  Y así actúa con ella noche tras noche. La actividad sexual le enflaquece su grasa corporal afectando su carne mientras dedica su cerebro por completo a la mujer, la cual es una cosa mala. Así su corazón se muere dentro de él, entre sus piernas se hunde y cae cada vez más profundo. Él es incapaz de ver la luz del rostro del Rey (Dios) porque los ojos del intelecto son revocados por las mujeres de manera que ahora no pueden ver la luz.

 Pero cuando un hombre circuncidado desea la belleza de una mujer y se une a su esposa o otra mujer gentil en su apariencia, él se encontrará realizando su tarea de forma rápida, emitiendo su descendencia en cuanto inserta su corona. Si él se acuesta con ella una vez, duerme satisfecho. Y no sabrá ella de nuevo durante otros siete días. Esta es la forma en que un hombre circuncidado actúa una y otra vez con la mujer que ama. Él tiene un orgasmo primero y no se contiene su fuerza. Tan pronto como se inicia la relación sexual inmediatamente llega a su clímax.

 Ella no tiene placer de él cuando se acuesta ni cuando se despierta. Incluso sería mejor para ella si él no la conociese ni se acercara a ella porque despierta su pasión en vano permaneciendo ella en un estado de deseo de su marido, avergonzada y confundida mientras que la semilla se encuentra todavía en su «reserva». Ella no tiene más que un orgasmo al año, excepto en raras ocasiones, a causa del gran calor y el fuego que arde en su interior. Así el hombre que dice: «Yo soy del Señor» no va a vaciar su cerebro a causa de su esposa o la esposa de su amigo. Ese hombre encontrará la gracia y buen favor puesto que su corazón es fuerte buscando a Dios. No temerá a la vista lo que está fuera y cuando Él le hable, él no se desviará. (Rabbi Isaac ben Yedaiah. Traducción del hebreo original por: Marc Saperstein. Decoding the Rabbis: A Thirteenth-Century Commentary on the Aggadah. Cambridge, Mass, and London, England: Harvard University Press, 1980: pp.97-98).

Debemos admitir que estamos frente a un texto realmente fascinante incluso si esto hubiese sido escrito hoy el siglo XXI. ¡Pero estamos hablando de un texto que fue escrito en siglo XIII, es decir el 1200! Este Rabino escribe sobre sexualidad en términos tan explícitos, describiendo las diferencias entre un hombre circuncidado y un hombre no circuncidado e incluso escribiendo cómo imagina él que un hombre y una mujer se satisfacen sexualmente en forma individual. Es tan increíble este texto que desde la modernidad podríamos incluso analizarlo desde un punto de vista psicológico.

Analizando este texto vemos que compara no solo la sexualidad sino la relación con Dios entre el judío que ha sido circuncidado en relación a un hombre que no ha sido circuncidado. En lo que respecta a lo sexual notamos que el texto celebra al judío por encima del cristiano puesto que realiza el acto sexual en forma rápida y eficiente. La idea central aquí es que el judío debe tener sexo rápido, disfrutar y satisfacerse sin importar lo que su esposa siente puesto que ella no es la importante aquí sino que lo más importante es que el hombre haga lo que tiene hacer y luego vaya a dedicarse a estudiar Tora o dedicarle el tiempo a lo más importante que es su vida espiritual o religiosa. Si bien el acto sexual es necesario es algo que de todos modos debe hacerse rápido para no prolongar demasiado el placer ya que según el Rabino Itzjak ben Yedidiah hacer eso es lo que lo mete a uno en problemas.

Lo más paradójico de toda esta descripción es que asume cierto estereotipo que termina siendo contrario a lo que generalmente asumimos de la sexualidad judía en relación a la sexualidad cristiana. El hombre cristiano es presentado aquí como un animal sexual con la fuerza de un caballo. Así es como este Rabino imagina a un cristiano. Mientras tanto el judío que está supuestamente siendo halagado aquí, es presentado como el amante poco afectuoso a quien no le interesa si su esposa está satisfecha sino que la misma es tratada como un objeto que está ahí solamente para satisfacerlo a él. El cristiano desde un perspectiva moderna sale mejor parado de todo este escenario: no está circuncidado y por eso puede aguantar más y hacer más feliz a la mujer permitiendo que ella llegue al orgasmo y desde la perspectiva femenina parecería ser mejor tener sexo con un cristiano que con un judío.

Y lo que es paradójico de todo esto es la presentación de este cristiano que es totalmente opuesto a la imagen tradicional que nosotros tenemos del cristianismo en general con el celibato por parte de los sacerdotes y la abstinencia sexual como un valor que está muy presente dentro del pensamiento cristiano. La visión convencional que siempre se compara con este tema es que los judíos disfrutan del sexo y los cristianos se abstienen lo más que pueden y el tema de la sexualidad para los cristianos si bien no es tabú o está prohibido hablar del tema, en términos generales es mucho más reservado. Más allá si es verdad o no que alguien podría realmente argumentar que los judíos disfrutan más del sexo que los cristianos -puesto que los judíos no le ponen ningún estigma real a la sexualidad mientras que el cristianismo si lo hace- este texto parecería contrariar ese estereotipo y dar completamente vuelta la imagen convencional. Lo que quiero decir con todo esto es que desde nuestra visión del siglo XXI y con la moral presentada en el crecimiento del feminismo, el cristiano (sexualmente hablando) termina siendo mejor que el judío a pesar que este texto está escrito con la idea ennoblecer al judío por encima del cristiano.

El texto obviamente tiene poco interés en la satisfacción sexual de la mujer y está más preocupado por el placer del hombre quien alcanza su orgasmo rápido mientras que ni si quiera importa si la mujer alguna vez disfruta de su sexualidad. La circuncisión entonces desde la perspectiva de este autor disminuye el encuentro sexual (de hecho esto es algo que Maimonides también había notado antes) y limita la sexualidad solamente a la procreación en favor de dedicar el tiempo hacia cosas más espirituales.

Por supuesto que no podemos generalizar ni al judío, ni al cristiano, ni q la sexualidad de ambos basándonos solamente en este texto. Pero lo que nos revela realmente este texto es la posibilidad de apreciar que hay diferentes puntos de vista sobre todos estos temas incluso en la edad media. Antes que definamos en una sola visión cuál es la opinión judía del sexo y cuál es la cristiana en la modernidad, este texto medieval nos revela que esa visión no siempre fue así. Lo que este texto nos ofrece entonces es el potencial de encontrar discusiones abiertas sobre la sexualidad incluso en el entorno obscuro del comentario rabínico. Es en ese sentido que nos encontramos frente a un tema que vale la pena considerar y reflexionar para superar la idea ingenua que muchos tienen que la gente del medioevo era diferente de nosotros. Hablaban abiertamente de un tema como la sexualidad que es tan preciado para nosotros como lo era para ellos.

En conclusión vemos que estos dos textos nos revelan la posibilidad y la potencialidad de introducirnos en una nueva o diferente manera de ver la cultura judía y la historia judía. Es mi deseo que presentándoles estos dos temas ustedes se sientan provocados a profundizar aún más en esta aproximación fascinante hacia la historia medieval judía.

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Feminismo, teología feminista y el rol de la mujer judía en la Modernidad

18/01/2012 por Diego Edelberg 3 comentarios

 

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(Duración 39:42 – 38.1 MB)

Llegando al final de esta serie de publicaciones sobre el Judaísmo en el período Moderno tal vez algunos de Uds. se estarán preguntando por qué solo hemos hablado de hombres en el pensamiento judío de los últimos 400 años. ¿Dónde están las mujeres? ¿Acaso ellas no tienen una voz en el desarrollo del judaísmo en la modernidad? ¿Acaso ellas no son importantes en este extraordinario discurso del pensamiento judío y su historia?

Como podrán apreciar no las he ignorado sino que de hecho vamos a dedicar ésta, nuestra anteúltima publicación, enteramente al tema de las mujeres judías y su rol, su pensamiento y su teología feminista en la contemporaneidad.

Pero quiero dejar en claro que el motivo por el cual no hemos hablando de “pensadoras o académicas judías” hasta 1960 o 1970 es porque realmente sus voces no aparecen en forma destacadas durante el período histórico que hemos analizado hasta ahora en nuestras publicaciones (eso es aproximadamente 1492 hasta 1970).

Podemos decir que es correcto argumentar que sus voces no son centrales hasta 1960 ya que el pensamiento sobre la teología feminista y la voz de la mujer como una voz independiente en la tradición judía surge como reflejo de un proceso que sucede en una escala global mundial en la historia universal de los últimos 40 años.

A lo que hago referencia es que el movimiento feminista reclamando los mismos derechos que los hombres en todo el mundo occidental Moderno es un fenómeno que ocurre alrededor de 1960. Si bien tenemos ecos de voces femeninas en el judaísmo anterior a la Modernidad, esta voz se hace central, prominente y significativa recién en los últimos años.

Por lo tanto no es que las hemos ignorado sino que hemos esperado para poder presentarlas en el lugar cronológico indicado dentro del contexto de la Modernidad Judía.

De hecho y como podrán apreciar en breve uno de los aspecto más interesantes y desafiantes para el pensamiento judío contemporáneo es su reflexión sobre el lugar que ocupan las mujeres y el rol que ocupa el género femenino dentro de la cultura judía. Tan interesantes resultan estos desafíos que hoy en día, al momento en que presento esta publicación, están sucediendo eventos muy controversiales con respecto al reclamo de las mujeres ortodoxas judías cuyos reclamos van impregnando a su vez en otros temas dentro de esa corriente en Israel y en especial con aquellos judíos que hemos definido como Ulta-Ortodoxos o Haredim en nuestra publicación sobre el judaísmo ortodoxo. Estos reclamos femeninos han sido el disparador hacia otro tipo de reclamos económicos y políticos dentro del contexto de una democracia moderna como es el Estado actual de Israel que nada tiene que ver con una Teocracia bíblica o medieval (recordemos que una Teocracia es una forma de gobierno en la que el gobierno mismo afirma gobernar en nombre de Dios. Por ejemplo en el Antiguo Israel, cuando existía el Templo, los Cohanim y los Reyes gobernaban en nombre de Dios y sus posiciones eran hereditarias significando que no podían ser electos).

 

 

 

Mayor participación

Podríamos comenzar diciendo que las mujeres judías comenzaron a reclamar lo mismo que en sus alrededores otras mujeres reclamaban y en consecuencia comenzaron a acercarse a la cultura judía y sus instituciones argumentando que históricamente habían sido relegadas.

Las mujeres comenzaron a criticar que existía una jerarquía de poder político dentro del judaísmo como una institución de la religiosidad y la tradición judía esencialmente ignoraba su opinión. Justamente lo que ellas reclamaban eran más participación, poder y autoridad sobre sus propias vidas y sobre la vida de la comunidad judía en términos generales.

Los primeros reclamos surgieron primeramente de los círculos liberales y Reformistas judíos y posteriormente el movimiento Conservador judío y el Reconstruccionista también comenzaron a darles mas espacio a las mujeres.

En los últimos años han surgido grupos feministas ortodoxos como el JOFA (Jewish Orthodox Feminist Alliance – Alianza Feminista del Judaísmo Ortodoxo) trayendo los mismos reclamos a la comunidad ortodoxa.

Claramente el desafío del feminismo para el judaísmo ortodoxo es aún mayor debido a la la poca flexibilidad que esta corriente posee para realizar cambios dentro de su comprensión sobre la Ley Judía.

Pero incluso dentro de las facciones ortodoxas hay miles de voces hoy “peleando” para modificar ciertos aspectos sobre el rol de la mujer judía dentro de la tradición judía en la contemporaneidad.

Es evidente que ya no podemos negar ni ocultar que hay un Movimiento Feminista Internacional en el cual las mujeres judías están realmente modificando el devenir histórico del pueblo judío dejando un impacto enorme para la prosperidad y continuidad judía.

 

 

 

Mismos derechos rituales

Inicialmente estos grupos feministas criticaban las injusticias de género dentro de la participación en la vida judía. Querían mayor participación en el liderazgo comunitario y mayor participación en la tefila, es decir la plegaria o el rezo judío.

El tema sobre la ordenación de mujeres Rabinas fue un tema muy controversial en su momento y causo un impacto transcendental en la historia judía. La primera mujer judía ordenada como Rabina surgió del movimiento Reformista, luego el Reconstruccionismo y finalmente el movimiento Conservador también comenzó a ordenar mujeres.

El judaísmo Ortodoxo no ha ordenado todavía en forma oficial a ninguna mujer como “Rabina” aunque ha habido mucho revuelo en el caso del Rabino Ortodoxo Avi Weiss quien hace un años ordenó a una discípula suya, Sara Hurwitz, como Rabba.

En pocas palabras estas mujeres reclamaban dentro de la tradición judía que les den una voz más central en la vida comunitaria judía.

 

 

 

La Ley Judía es machista

Al principio las mujeres criticaron ciertas prácticas discriminatorias que afectaban a las mujeres debido a que la Ley Judía era debatida entre hombres sin darles espacio para escuchar su opinión femenina.

Podríamos nombrar algunas de estas quejas para entender a qué nos referimos.

Por ejemplo una de estas quejas era la imposibilidad que las mujeres sean parte del minian (eso es un mínimo de 10 adultos judíos que se necesitan para llevar acabo ciertas partes del rezo judío). ¿Por qué solo 10 hombres? ¿Por qué no 9 hombres y 1 mujer? ¿O 5 hombres y 5 mujeres? ¿Acaso su presencia no suma frente a Dios?

O ser llamadas a la Tora para decir las bendiciones o leer la Tora y recibir lo que se llama en hebreo una alia (literalmente “ascenso”) hacia la Tora. ¿Por qué las mujeres no tienen ese privilegio de leer de la Tora o la Haftara (los dos libros que se leen tradicionalmente en los servicios religiosos judíos)?

¿Qué hay del hecho de cambiar su propio estado matrimonial? Tradicionalmente es el hombre el que entrega el guet (divorcio en hebreo) a la mujer. ¿Por qué las mujeres no tienen un estado igualitario en el que puedan divorciarse de su marido si así lo desean? Y peor aún, ¿cómo puede seguir existiendo en la modernidad el caso del hombre que se va o desaparece y deja a la mujer en ese horrible estado llamado en hebreo aguná lo cual no le permite volver a casarse nunca más hasta que reciba el permiso y divorcio de su primer marido?

¿Y qué hay de su habilidad en términos generales para interpretar la Ley o escribir decisiones legales sobre la Ley o incluso escribir comentarios bíblicos, rabínicos o drashot (es decir prédicas o sermones)? ¿Acaso las mujeres no tienen los mismos derechos y habilidades que los hombres poseen?

Todos estos son temas realmente significativos para la mayoría de las mujeres judías y están hoy en el corazón de la “pelea” política femenina para transformar sus estatus en la vida judía.

 

 

 

 

El impacto del feminismo en el academicismo

Pero lo más destacado del feminismo es que además de haber dejado su impacto en el aspecto religioso y las formas de liderazgo ha también cambiado completamente el academicismo y el estudio del judaísmo en la modernidad.

Y con esto nos referimos a una transformación fascinante en la cual ninguno de nosotros podemos obviar nunca más, al hablar sobre la historia de la humanidad, la “opinión femenina” en cualquier tema que estemos estudiando o analizando dentro de la tradición judía.

Esto nos presenta con el desafío que gran parte de la historia judía debe ser ahora repensada considerando la herencia femenina.

Pero no es solo incorporar la historia de las mujeres ahora en la historia universal sino que el feminismo nos enfrenta a la pregunta sobre cómo entendemos el rol del género para intentar describir y comprender la cultura judía desde sus comienzos hasta el día de hoy.

Esto quiere decir que cuando analizamos el judaísmo no solo podemos analizarlo desde una visión social, económica, política, histórica, antropológica, hermenéutica (es decir analizando el texto en diferentes contextos históricos ya sea por parte de rabinos y pensadores medievales, modernos o antiguos) sino que ademas ahora deberíamos intentar comprender cómo responden los hombre frente a una determinada situación que generalmente es distinta al modo en que lo hacen las mujeres. Debemos ser sensibles ahora que la visión de las cosas no solo es diferente entre cada individuo sino que es particularmente diferente entre los hombres y las mujeres.  Por más que esto que digo puede resultar obvio para muchos de Uds. la realidad es que la opinión y voz femenina estuvo ausente durante mucho tiempo en la historia y en el discurso histórico.

Al comprender este concepto comenzamos a ver el mundo a través de otra mirada completamente distinta. Por ejemplo el rol de la familia y la madre judía en la historia es diferente desde una mirada masculina que una femenina. De golpe tenemos toda una nueva información y forma de ver la historia que estaba oculta no solo para los judíos sino para la humanidad puesto que la historia era generalmente narrada no solo por los que ganaban sino por hombres.

Y repentinamente el concepto de “la mujer invisible” que no es nombrada en nuestras fuentes literarias de repente se hace visible. Sorpresivamente las mujeres de los rabinos se empiezan a sentir más y más en sus opiniones.

Y no es que las mujeres eran “invisibles” porque no tenían mucho que decir o contribuir a la historia de la humanidad y la cultura judía sino que los historiadores no habían mirado la historia considerando qué opinaban las mujeres o dónde estaba esa voz femenina.

Hoy contamos con toda una nueva generación de historiadores feministas que nos ayudan a repensar el pasado y gracias a ello nuestra situación actual y presente comienza a cambiar con respecto a las mujeres judías y su rol en la historia. Como siempre esta revisión nos ayuda a ver el pasado en el contexto del presente y por supuesto entender nuestro presente en relación a un pasado diferente.

Permitanme compartir con Uds. algunos ejemplos de este nuevo tipo de academicismo.

En el área de la Modernidad Judía las interpretaciones más radicales e interesantes con respecto al feminismo judío han surgido por parte de las mujeres mismas como historiadoras.

 

 

 

Paula Hyman y la asimilación en la modernidad

Quiero comenzar hablando de Paula Hyman quien tristemente falleció recientemente y fue una excelente profesora en la Universidad de Yale en Estados Unidos.

Hyman escribió un libro muy interesante sobre el rol de la asimilación en la Modernidad Judía y su relación con el género.

Hyman argumenta que cuando uno mira la historia de los hombres y la asimilación con respecto al mundo occidental moderno uno obtiene una versión de la historia. Pero si uno mira el rol de las mujeres quienes se dedicaban la mayor parte del día a cuidar de la familia y la situación económica del hogar mientras sus maridos se pasaban el día estudiando en las yeshivot (escuelas judías tradicionales) uno tiene una versión diferente de la historia judía con respecto al tema de la asimilación.

En otras palabras, al mirar la historia desde la perspectiva de los diferentes géneros masculinos y femeninos, los temas sobre la “asimilación” y los procesos a través de los cuales los judíos fueron integrándose a las sociedades mayoritarias y los nuevos Estados y Naciones como franceses, argentinos, alemanes, etc. que practican una cierta religión y trabajan de lo que otros no-judíos también trabajan tenemos ahora una historia diferente de la que conocemos en términos generales.

Definitivamente la cuestión del género en el judaísmo nos ofrece una nueva herramienta que podemos utilizar ahora para estudiar esta tema central sobre la vida judía en la Modernidad.

 

 

 

Chava Weissler y la liturgia feminista

Otro caso es el de Chava Weissler sobre una literatura conocida como “tejines”, eso es poemas religiosos y litúrgicos escritos para mujeres y eventualmente por mujeres en yiddish. Weissler descubre que este genero emerge en el siglo XVII en Europa, es decir el 1600, y Weissler lo hace popular traduciéndolo al inglés. Al hacer estas traducciones de pronto re-descubre todo un nuevo mundo sobre poesía religiosa judía para mujeres que había sido invisible para la mayoría de los hombres judíos.

Expandiendo un poco más en este tema vemos que desde el 1600 hasta la generación de nuestras bisabuelas, las mujeres judías tenían sus propias oraciones y encontraban consuelo a través de esta forma literaria recopilada en yiddish en libros que era muy populares entre mujeres.

 

Originalmente tejines eran traducciones en yiddish de las oraciones conocidas en hebreo como Tajanun (es decir las súplicas, de la palabra hebrea jen que significa “gracia”) y forman parte del Siddur (el libro de rezo). Las tejines fueron producidas para remediar una grave laguna en la vida religiosa de las mujeres, que por lo general no sabían hebreo y por lo tanto no podía recitar ni comprender las oraciones y bendiciones del Siddur. Gradualmente estas tejines se fueron desarrollado y embellecido.

A lo largo de siglos de crisis y persecuciones hacia los judíos europeos, el tono personal, cordial y acogedor del contenido interno de las tejines hablaba en forma directa a las necesidades espirituales del día a día por varias generaciones a mujeres judías.

 

Esta literatura nos provee ademas de historias sobre las mujeres judías, narrativas y discusiones sobre el tema del nacimiento de niños y todos temas que son sensibles para las mujeres. Todo esto nos permite leer y conocer el mundo interno de las mujeres judías en este período de la historia y nos provee de un nuevo sentido litúrgico según la conciencia femenina que es por supuesto totalmente diferente de la masculina.

Gracias a Weissler y su descubrimiento vemos toda una parte de la historia que nunca había sido contada.

 

 

 

Elisheva Baumgarten y las nodrizas judías

También podríamos mencionar como un último ejemplo a Elisheva Baumgarten quien trabaja actualmente en la Universidad de Bar-Ilan en Israel.

Baumgarten escribió hace unos años una disertación sobre el lugar y rol de la mujer en la familia judía durante la Edad Media. Hasta este momento de la historia la mayoría de las investigaciones habían sido realizadas sobre la mujer judía en la Modernidad. Pero ahora las mujeres que poseen la capacidad, habilidad y las herramientas necesarias para poder leer textos rabínicos y entran en el mundo de los rabinos y sus estudios (que eran netamente masculinos) le permite por ejemplo a Baumgarten presentarnos una perspectiva novedosa en un ensayo extraordinario que publica sobre la función de las nodrizas judías. Con esto nos referimos a mujeres judías que actuaban como nodrizas estando a cargo del proceso del nacimiento de los los hijos e hijas e incluso de ayudar a otras mujeres a parir.

Lo que Baumgarten descubre es que las mujeres estaban mayoritariamente a cargo de todo esto (y claramente podríamos comprenderlo en el contexto de los maridos encerrados en las yeshivot estudiando la Ley Judía y no teniendo la menor idea sobre este tema) y estas mujeres no solo guiaban a otras mujeres en todo el proceso de parir sino que ademas les enseñaban a los rabinos sobre la anatomía de las mujeres y los procedimientos técnicos para ayudar y dirigir a alguien para “dar a luz”.

Pero lo más destacado es que en los textos que Baumgarten analiza ella descubre sobre la relación entre nodrizas judías y nodrizas cristianas en la Edad Media. Es decir, que Baumgarten descubre textos en donde se pasan información y experiencias entre las unas y las otras.

Todo esto es muy importante porque si bien hemos hablado sobre el diálogo y las peleas sobre el judaísmo y el cristianismo siempre lo habíamos hecho desde la literatura masculina pero nunca lo habíamos hecho desde el contexto femenino y sobre qué es lo que estaba sucediendo entre mujeres en su cotidianidad. Gracias estas relaciones las mujeres judías y cristianas parecerían estar más conectadas y en forma distinta de lo que hacían tal vez sus maridos en un plano de argumentación más intelectual entre ambas religiones.

En todo esto vemos una relación novedosa sobre la interacción entre los judíos y los cristianos desde una perspectiva ahora que es femenina y sobre lo que las mujeres intercambiaban entre ellas.

Hay muchos ejemplos más que podría nombrarles pero simplemente estos nos ayudan a ver que existe claramente un nuevo academicismo, una nueva forma de ver el pasado, una nueva forma de incorporar la visión femenina en nuestro discurso de la historia y claramente este academicismo va a tener en las próximas generaciones, si bien ya lo posee hoy en día, un impacto tremendo en el modo que entendemos a los hombres y las mujeres en la tradición milenaria judía.

 

 

 

 

Dios solo como una representación masculina

Tenemos desde la Creación Bíblica hasta la actualidad toda una literatura que lidia con el tema de las mujeres en personajes bíblicos como las matriarcas Sarah, Rebeca, Raquel y Leah, quienes están ahí y necesitan ser estudiadas y comprendidas en su propio contexto. Uno además debe comprender ahora cómo las actitudes rabínicas con respecto a las mujeres dio forma a la propia manera de ver la vida femenina.

Todos estos temas forman parte de una nueva exploración en la modernidad judía.

Pero de lo que hablamos aquí no es solo del estudio de la historia judía. Sino que estamos haciendo hincapié en cómo las mujeres pueden crear nuevas prosas, poesías y nuevos textos que reflejan sus propios intereses y sus propias preocupaciones.

Algo que claramente nos permite ver esto es el impacto que han tenido estos temas en el Siddur, el libro de rezos, de los movimientos Reformista, Reconstruccionista e incluso Conservador.

Estos movimientos han re-escrito algunas partes de la liturgia para que ésta sea sensible al género femenino. Si bien podríamos argumentar que la liturgia y el rezo no es literal sino metafórico es clarísimo que todo este género es netamente masculino. Es decir, la plegaria judía que fue escrita por los rabinos, se dirige a Dios o aquello indefinible por el ser humano siempre en términos masculinos como “Él, Señor, Rey o Padre”.

Peor aún ¿por qué siempre le rezamos literalmente en nuestras plegarias al Dios de Abraham, Isaac y Jacob? ¿Qué hay de Sarah, Rebeca, Raquel y Leah? ¿Acaso ellas no son importantes en la historia judía? ¿Acaso Dios no es el Dios también de ellas? ¿Por qué es solo el Dios de los hombres?

Y de hecho estos temas han movilizado tanto a los judíos liberales que en la actualidad cuando recitamos las plegarias en nombre de estos ancestros judíos como garantes del pacto con Dios, si estamos en una Sinagoga Reformista por ejemplo, también agregamos la frase “Dios de las matriarcas”.

Hay un tema que es aún mas controversial con respecto a Dios siempre entendido como hombre y eso es cómo se han impregnado ciertos títulos y fórmulas en nuestra herencia milenaria. Si uno lo piensa un instante uno de los piutim (piut significa literalmente “poema litúrgico”) más famosos de nuestra tradición se llama “Avinu Malkenu” lo cual significa literalmente “nuestro padre, nuestro rey”. Soy consciente que uno no debe ser un “literalista” con respecto a la plegaria porque de hecho las palabras humanas ni siquiera alcanzan para definir a Dios ni poder reducir su nombre en sonidos y fonemas. Tampoco quiero que se entienda que estoy proponiendo cambiar el texto del poema ni nada por el estilo. Simplemente estoy invitando a reflexionar ¿por qué creen que nunca nadie llamó a Dios “nuestra madre, nuestra reina”? ¿No hay acaso una necesidad de repensar esta liturgia de tal manera que tanto los hombres como las mujeres puedan sentirse que son participes de la tradición?

Tal vez uno de lo más interesantes aspectos de esta revolución litúrgica es el libro “The Book of Blessings” (“El libro de las Bendiciones”) escrito por la poeta judía Marcia Falk. En este libro Falk intenta “juguetear” en forma muy respetuosa y modesta con la liturgia que usamos para rezar invitándonos a repensar cada una de las antiguas plegarias que hemos acumulado a lo largo de los años en nuestro libro de rezos y darles un renovado sentido. Cuando uno puede hojear su libro uno entra en una nueva experiencia y de hecho lleva un tiempo acomodarse a esta nueva forma de rezar.

Toda esta creatividad esta surgiendo en forma respetuosa y muy seria por mujeres que realmente conocen en profundidad la liturgia, conocen muy bien los textos en hebreo y son capaces de expandirlos e interpretarlos de manera tal que puedan expresar sus preocupaciones femeninas en una forma espiritual que no ofenda a la tradición judía.

Así que hasta aquí vemos ya cómo tanto en el área de la liturgia por un lado y en el área de la historia y el academicismo femenino por otro lado, las mujeres y los movimientos feministas judíos han dejado un impacto en el judaísmo de la Modernidad hasta la actualidad.

 

 

 

El desafío del feminismo en el judaísmo ortodoxo

Quiero mencionar otro aspecto que considero que será muy significativo en los años siguientes y eso está relacionado con el tema del feminismo dentro de la ortodoxia judía. Si las mujeres judías ortodoxas van a comenzar a explorar aún más el feminismo intentando hacerlo dentro del cerco de la corriente ortodoxa van a tener que enfrentar duras críticas y argumentos con respecto a estos temas dentro de la liturgia y el modo en que la tradición judía ha contemplado su educación y su conocimiento judío hasta la Modernidad.

En lo personal lo que me resulta fascinante, y es algo que representa un reflejo extraordinario sobre lo que esta sucediendo en el mundo académico en general, es que aún cuando las mujeres ortodoxas todavía no han logrado ser ordenadas como Rabinas (a excepción del polémico caso de Sara Hurwitz y el Rabino Avi Weiss que ya hice mención) muchas de ellas han realizado en los últimos años Doctorados en Universidades Seculares sobre historia, filosofía, biología, medicina e incluso en “estudios judaicos” (con Doctorados en Talmud y en Biblia) en forma Académica. Esto les da a las mujeres ortodoxas un poder dentro de la tradición que les permite incluso volver a sus comunidades y hogares siendo expertas en áreas como la historia, la filosofía, la sociología, la antropología, la literatura, el estudio de religiones comparadas y convertirse no solo en grandes académicas judías que ayudan a re-pensar el pasado en relación con el presente en todo lo que hemos hablado hasta aquí sino que algunas de ellas pueden llegar a estar más formadas que sus propios maridos en materia de Ley Judía e historia judía. Esto modifica claramente el rol de la esposa del rabino, tradicionalmente llamada “rebbetzin” en yiddish, quien cobra ahora un protagonismo que puede llegar a ser más destacado que el de su marido.

Estas mujeres ortodoxas nos han enriquecido a todos ofreciéndonos un nuevo ejercito de académicas que ya han transformado el judaísmo ortodoxo y seguramente continuarán haciéndolo en los próximos años.

 

 

 

 

La teología feminista judía

Vamos a hablar ahora en forma más directa sobre el impacto del feminismo en el teología judía.

Y quiero comenzar refiriéndome a un ensayo que escribió Judith Plaskow en 1971 titulado “Standing again in Sinai” (literalmente “de pie nuevamente en Sinai”). Este ensayo claramente deja su marca en la tradición judía hasta el día de hoy y fue uno de los primeros ensayos en levantar una fuerte polémica sobre el feminismo judío.

Voy a leerles los primeros renglones del ensayo.

«No existe tal vez ningún otro verso en la Tora mas molesto para una mujer que la advertencia de Moises a su gente en el libro del Exodo (Shmot) 19:15. El texto dice «Hablo Moisés al pueblo diciéndoles: estén preparados para el tercer día. No se acerquen a una mujer.»

 

Estamos hablando del momento exacto en el cual el pueblo judío esta a punto de recibir la Tora. Y esto nos muestra que en el momento en que la Tora va a ser entregada al pueblo como un Todo, a la totalidad del pueblo de Israel,  Moisés se dirige a la totalidad de ese pueblo solo como “hombres”. El problema principal que tenemos aquí es lo que se conoce en el judaísmo como “impureza”.  Este tema se pone en primer plano para dejar en claro que la “impureza” no es apropiada al acercarse a lo sagrado o al vínculo con Dios (lo cual presenta otro tema muy interesante para otro debate) pero el verdadero problema para Plaskow es que el texto que tenemos no nos dice “hombres y mujeres no se acerquen los unos a los otros”. En el momento central de la revelación de Dios para la historia judía las mujeres según Plaskow no forman parte de la totalidad del pueblo.

Y este tema es terriblemente molesto para Plaskow que siente que en uno de los momentos centrales y trascendentales para la historia judía Moises se dirige a la totalidad de la comunidad solamente como hombres.

Además este tema se continúa luego, según Plaskow, en los capítulos siguientes y en las generaciones rabínicas posteriores donde las mujeres son contempladas como “objetos” dentro de la Ley y no como voces propias que pueden participar de las decisiones legislativas que las involucran directamente. Como sólo los hombres pueden ser Rabinos, de acuerdo a una interpretación pre-moderna, son ellos quienes deciden por ellas y determinan que es lo ellas deben hacer.

Todo esto para Plaskow representa una injusticia en una tradición que clama ser justa con las mujeres y contemplar sus necesidades.

Plaskow exclama que la Tora no es un libro de historia solamente. Es un libro que mantiene viva la memoria colectiva de lo que los judíos creemos y leemos todos los años. ¿Qué hacemos con este pasaje grabado para siempre en nuestra Tora? ¿Cómo debemos a partir de esta sensibilidad femenina transmitir este pasaje a las generaciones siguiente?

Creo que esta observación de Plaskow sobre dónde estaban las mujeres en el momento de la revelación de Dios es muy interesante para el futuro interpretativo de la Tora en el concepto de que en el preciso instante en que los judíos reciben la Tora, es decir la palabra de Dios, aquello que los hace parte de este pueblo, las mujeres no están presentes.

Para Plaskow la Tora como Ley Judía ha definido a la mujer como un objeto periférico a la Ley relegándola de realizar mandamientos. Esto no solo sucede en el mundo bíblico y en Sinaí sino en todas las actividades centrales luego de la destrucción del Templo y que son llevadas acabo ahora en aquello que llamamos Sinagoga. Lo más duro es que estas actividades definen las prácticas judías y definen a sus vez lo que un judío hace. Las mujeres están relegadas de entrar en esta participación con Dios solo por ser mujeres.

Definitivamente el rol de la mujer para Plaskow es inferior en este aspecto puesto que su función esta vista desde una perspectiva masculina en la cual el objetivo de la existencia femenina es la de permitirle al hombre dedicarse al estudio de la Tora, el Talmud, la Halajá (Ley), el rezo y conectarse así con Dios.

De alguna manera Plaskow siente que los hombres construyeron un argumento teológico por el cual dicen que la mujer es “mas sagrada” que el hombre y por eso esta exenta de realizar la mayoría de las mitzvot. Esto para ella es un argumento inventado y poco serio. Justamente si fueran más sagradas deberían poder tener más acceso o incluso no debería asustar a los hombres que ellas exploren el Talmud, la Halaja y la literatura rabínica ya que siendo mas sagradas seguramente harían mejores interpretaciones que los hombres. Claramente el objetivo de no permitirles estudiar y conocer más sobre la Ley le preocupa a los hombres ya que ello puede llevarlas a ellas a abandonar lo que los hombres creen que debería ser la función de la mujer: criar a los hijos, cocinar y ocuparse del hogar. Lo cual no es poca cosa por supuesto. ¿Pero qué pasa si una mujer quiere aprender más?

De alguna manera para esta perspectiva la mujer judía existe para cumplir una función dentro de la tradición judía y lo peor es que esta función esta determinada por los hombres quienes definen que deben hacer ellas para poder ellos ocuparse de lo que les gusta o sienten más importante (que en la tradición judía es el estudio de la Tora). En pocas palabras al ocuparse la mujer de ciertos aspectos particulares de la vida le permite al hombre dedicarse, actuar, contar para el minian (que de hecho simboliza literalmente “contar o sumar” frente a Dios ya que desde una perspectiva tradicional diez mujeres no cuentan frente a Dios para rezar) y todo esta armado en el judaísmo para permitirles a los hombres estar presentes y mas cercanos de Dios estudiando todo el día sus textos los cuales como ya dijimos están prohibidos para las mujeres según la aproximación ortodoxa.

 

El problema para Plaskow de cuánto puede una mujer saber, educarse y hacer en la tradición judía se extiende aún más que en la Halajá (la Ley Judía).

Se trata en esencia para ella de una diferencia teológica sobre cómo los hombres han entendido históricamente a Dios como una personificación masculina (como ya mencionamos en el caso de la liturgia reformista) y cómo fueron siempre los Rabinos hombres que decidieron qué libros iban a entrar en el TaNaJ (es decir Biblia Hebrea) o por ejemplo qué debería decir el texto de la Haggada de Pesaj lo cual construiría la tradición en el devenir histórico desde una perspectiva masculina.

Lo que Plaskow ve detrás de todo esto es una clara jerarquía masculina en la estructura comunitaria judía. El judaísmo clásico ha sido dominado por hombres y esto no representa para nada algo que debería ser el orgullo de la tradición judía. Se trata para ella de definitivamente poner a los hombres por encima de las mujeres no permitiéndoles por ejemplo que sean Rabinas.

En resumen lo que Plaskow nos ofrece es una clara crítica sobre la noción de una visión tradicional ortodoxa judía que se define como patriarcal, orientada hacia los hombres y crea una tradición milenaria donde (1) en la liturgia Dios siempre es masculino, (2) la Ley es debatida solamente por hombres sobre lo que las mujeres deberían hacer y (3) todas las practicas más sagradas para la tradición (leer la Tora, estudiarla, participar en el rezo, estudiar los textos rabínicos, ser llamado a una alia es decir “un ascenso” a la Tora, ser ser contado, tenido en cuenta, sumar o simplemente existir para poder rezar o decir Kaddish, bailar con la Tora en Simjat Tora y todas estas practicas tradicionales) solo están restringidas a los hombres. Según Plaskow las mujeres desde una perspectiva tradicional y ortodoxa judía solo deben quedarse en casa cocinando y ocupándose de la crianza de los niños y si bien hacer eso es de gran ayuda para el hogar el motivo principal por el cual lo están haciendo es para que el hombre pueda dedicarse él solo a comprender el mensaje de Dios.

Las mujeres judías bajo esta perspectiva claramente no están contribuyendo en nada con el lado intelectual, teológico ni espiritual de la vida judía.

El tema que se esta criticando en forma tan dramática en el ensayo de Plaskow y en su libro que lleva el mismo título es: ¿puedo ser una feminista dentro del marco de esta tradición milenaria? ¿Puedo ser una feminista y al mismo tiempo una buena judía? Tal vez no se pueda. Tal vez es demasiado para esta tradición y traerá muchos problemas querer modificar todo esto. De hecho y como hemos visto esta no es mi opinión personal ya ni la de Plaskow sino que es el reflejo de algo que ya está sucediendo en las corrientes ortodoxas también.

Mencionamos ya dos veces el reciente caso de Sara Hurwitz, quien fue designada Rabba por el Rabino Ortodoxo Avi Weiss. Por el impacto que tiene todo esto la Rabba Sara Hurwitz tuvo que salir públicamente a declarar que la palabra Rabino tiene una connotación y simbología masculina tan impregnada en nuestra tradición que no hay necesidad de desarticular esa palabra siempre que se entienda que ella esta totalmente capacitada y formada en la Ley tanto o más que otros hombres ortodoxos no solo para enseñarla y argumentar sino para también ser la líder espiritual de una comunidad ortodoxa siendo mujer. De este modo Sara Hurwitz a logrado transcender la palabra Rabino como una simple construcción del vocabulario judío alegando que su significado y significante no van a variar con respecto a lo que ella es, sabe y hace.  (VER VIDEO EN INGLES SOBRE ESTE TEMA)

Este tema por supuesto ha sido resuelto en las corrientes Reformistas y Conservadores hace ya varios años. Pero como también dijimos, en su momento tampoco fue un tema menor o poco controversial para la historia judía.

Antes de dedicarnos a Rachel Adler quiero volver a hacer mención que no es una casualidad que esta queja femenina y las voces de las mujeres reclamando su lugar en la tradición no sea un tema que ocurre antes 1970 cuando aparece el ensayo de Plaskow.

Como hemos dejado en claro desde nuestra primera publicación la historia judía no puede ser entendida fuera de un contexto determinado y es obvio que todas estas quejas comienzan y coinciden con los movimientos feministas en los cuales las mujeres comienzan más y más a estudiar y ser ahora profesionales: médicas, psicólogas, ingenieras, arquitectas, abogadas e incluso dueñas de empresas y en los últimos años hasta presidentas de países, reclamando los mismos derechos que los hombres. Esto no quiere decir que las mujeres quieren hacerse iguales a los hombres puesto que es biológicamente imposible. Pero el tema es que tampoco quieren que los hombres sigan decidiendo por ellas qué deben hacer y saber.

Todo esto representa la crítica realmente extraordinaria de Judith Plaskow.

 

 

Rachel Adler y el feminismo respetando la tradición

Quiero hablarles ahora de un libro más reciente escrito por Rachel Adler titulado “Engendering Judaism” (literalmente “Engendrado el Judaísmo”) en el cual Adler refina la posición de Plaskow y otros pensadores intentando crear una teología judía que sea sensible tanto a los hombres como las mujeres.

Para Adler el compromiso que el judaísmo tiene con el concepto de Justicia y Ley lo obliga a resolver la injusta situación de la mujer judía. No se trata para Adler solo de hacer a la comunidad y la tradición más inclusiva hacia las mujeres. El judaísmo no debería seguir existiendo en la forma tradicional que esta siendo mantenido ya que si sigue permitiendo que las mujeres permanezcan fuera del saber, la educación y las prácticas religiosas dándoles este rol subordinado, el judaísmo es su naturaleza y esencia anti-ético. Y si el judaísmo no es ético ¿Qué clase de religión es?

En otras palabras, el tema desde una perspectiva teológica femenina es: ¿puede una feminista seguir siendo parte de una tradición que no es sensible al feminismo? ¿Puede el judaísmo ser desafiado y cambiado de tal manera que preserve su centro y sus valores milenarios heredados de generación en generación pero que al mismo tiempo abra sus puertas a una nueva era donde las mujeres reclaman más participación e importancia?

Podemos ver que desde esta perspectiva el simple hecho de nacer y ser ya una mujer de la modernidad en la cual los movimientos feministas han crecido y los derechos de las mujeres están a la altura de los hombres en la mayoría de los países democráticos del mundo, las obliga a hablar en voz alta y dejar en claro que sienten que el judaísmo las ha dejado afuera.

Tal vez esta pregunta sobre si uno puede ser un feminista y a la vez un judío tradicional esta relacionada con la Gran pregunta que nos hicimos en la publicación sobre Spinoza y que de hecho sigue siendo la pregunta central del judaísmo en la actualidad y esa pregunta que seguimos arrastrando desde hace 400 años es ¿puedo ser un ser moderno y al mismo tiempo un judío tradicional? ¿Son estas dos cosas compatibles? ¿Son todos los ideales de la modernidad compatibles con el judaísmo tradicional? ¿Puede una mujer reclamar los mismos derechos que un hombre en la modernidad en todos los aspectos de la vida menos en su judaísmo?

Y por lo tanto el gran desafío que Rachel Adler tiene es el de presentar el judaísmo de tal manera que pueda ser compatible con su feminismo mientras estos ideales modernos no lo modifican tanto que deja de ser judaísmo.

Y la gran fortaleza de Adler es la de interpretar textos clásicos judíos sin rechazarlos ni disculpándose por sus dichos ni cambiándolos.  En este sentido ella realiza un esfuerzo sincero y respetuoso desafiando la tradición rabínica sin destruir su legado. Su posición no es “está todo mal y hay que deshacerse de todo esto” sino que quiere encontrar la manera que esto también le hable a ella como mujer.

La aproximación que Adler hace con respecto a los textos judíos heredados es tomarlos seriamente desde el comienzo forzándolos a la idea que estos textos son la voz de mi pueblo y mi Dios y deben decirme algo a mi también como mujer. No voy descartarlos ni rechazarlos, nos dice Adler.

Lo que tenemos aquí es la visión de una feminista que es realmente directa con su pensar y nos dice que debe de alguna manera encontrar los medios para extraer sentido de estos textos de tal manera que se abra las posibilidades que permiten re-interpretarlos y poder sentirse incluida en esta historia. No voy a rendirme y ni decir que no son para mí. No voy a decir que estos textos que representan la voz del propio de Dios en la tradición de mi pueblo son patriarcales, masculinos, orientados solo para hombres y no están ni deberían estar dirigidos a las mujeres. No voy a aceptar que la palabra de Dios solo puede ser entendida por hombres.

Debemos comprender esta reflexión muy madura por parte de Adler dentro de un momento particular de la historia en el cual las feministas se están enfrentando a la tradición milenaria judía ya con conocimiento sobre fuentes, leyes, midrashim, exégesis bíblica y talmúdica del modo que ella puede hacerlo siendo una Rabina pero, al mismo tiempo, no rechaza ni dice que todos estos están mal sino que trae a estos textos su amor, su sensibilidad femenina y una apertura para confrontarlos y re-interpretarlos con el objetivo de hacerlos mas inclusivos.

El foco principal de Adler esta puesto en la hermenéutica y la interpretación de los textos tradicionales judíos con el objetivo de salir abiertamente al encuentro con lo que el texto dice y reclamar lo sagrado tanto para hombres como mujeres. Adler utiliza herramientas nuevas para leer los textos legales judíos y ofrece un nuevo aire: el aire femenino que comprende el mundo y la tradición en forma diferente. Y por lo tanto para ella una nueva ética emerge que no esta basada en la dominación y subordinación sino una que ofrece un compromiso entre hombres y mujeres.

 

 

 

Conclusiones

Podemos concluir diciendo que en estas nuevas formas de entender la relación en forma de pacto entre hombres y mujeres con Dios tenemos aquí una de las mas innovadoras y creativas re-lecturas de la tradición judía en los últimos años.

Hablamos de mujeres que aman la tradición judía e intentan sumarse a ella pero ya no pueden hacerlo sin reclamar que la tradición misma muchas veces no les habla a ellas ni las tiene en cuenta.

Finalmente podríamos decir que todo esto no es solo un tema femenino sino que representa la tarea ética que se está enfatizando aquí y que permite que cualquier ser humano sea incluido en el pacto comunitario judío con Dios haciendo del judaísmo algo más interesante, más humano y más Divino.

 

 

 

Para cerrar quiero compartir con Uds. una traducción personal del siguiente video realmente imperdible de JOFA (Jewish Orthodox Feminist Alliance – Alianza Feminista del Judaísmo Ortodoxo).

 

 

“Cuando éramos niñas las mujeres no tenían su propia voz ni hacían ni un sonido en la sinagoga.

Cuando yo crecí la mayoría de la literatura de la sagradas escrituras estaba cerrada para las mujeres y ni siquiera nos dábamos cuenta que esto era si y lo aceptábamos como algo dado.

Cuando mi hermana y yo dijimos Kaddish (plegaria recitada por el duelo) durante 11 meses fue en términos generales una experiencia terrible.

Cuando estoy en la mejitza (el balcón que separa hombres y mujeres) y miro hacia abajo soy una simple espectadora. No me hace sentir bien.

Las sinagogas ortodoxas son uno de los lugares menos amigables del mundo.

No puedo explicarles lo que se siente cuando una esta en un cuarto generalmente sola o con otra mujer y del otro lado de la mejitza alguien dice “¿alguien quiere un jiduv (literalmente “obligación” refiriéndose a una mitzva como ser llamado a la Tora)?” y la respuesta es “Nadie quiere”. No pueden imaginarlo. No pueden entender lo que se siente ser un adulto y literalmente no ser tenido en cuenta.

A través de los años de la tradición las mujeres no han sido tratadas de igual. Su vidas eran menos valoradas, su educación era menos desarrollada.

Si uno cree que debe darle el mayor potencial a sus hijos ¿por qué debería negar la mitad de las oportunidades solo porque es una niña?

No quiero ser como los hombres. Nosotras tenemos nuestro propio rol que cumplir. Pero tampoco quiero ser invisible.

Desde 1984 cuando fui a una Conferencia en Israel sobre “Mujeres y Halajá” se me ocurrió realizar una conferencia similar en New York.

Días antes de la Conferencia 5 rabinos declararon públicamente que grupos de rezo femenino estaban prohibidos y eso fue lo que se convirtió en un “grito en alto” tanto para hombres y mujeres.

Un grupo de amigas y yo fuimos y estábamos muy excitadas por la idea de poder hablar acerca de los temas que nos preocupaban a nosotras y tener la esperanza de realizar algún progreso sobre esos temas.

Nunca olvidaré entrar al Hyatt (Hotel donde se llevaba acabo la Conferencia) y ver tanta gente!

Me enamoré, me sentí en casa, sentí que estaba en una comunidad rodeada de gente que pensaba como yo: apasionadas por el judaísmo, apasionadas con ser religiosas y ser ortodoxas y cumplir la Halajá (Ley) pero a la vez estaban interesadas en crear nuevas formas que le permitieran a las mujeres tener su propia voz.

La gente llegaba de Saint Louis, Detroit e incluso creo que había alguien de Alaska.

Lo mas hermoso de ese día fue que ya no me sentía mas sola.

Y al final del día teníamos 1400 mujeres y la realidad es que la Conferencia dio nacimiento a JOFA (Jewish Orthodox Feminist Alliance – Alianza Feminista del Judaísmo Ortodoxo) como una organización.

Una Institución como JOFA era necesaria para unir los cabos que estaban evolucionando dentro del feminismo.

JOFA se ha convertido en una de la más prestigiosas organizaciones feministas de la comunidad judía.

Nadie hubiese tomado en cuenta seriamente a las mujeres ortodoxas judías a menos que JOFA estuviera ahí detrás de escena empujando y empujando.

La verdad es que me sorprendieron cuando me hicieron pensar de otro modo. Tenían Conferencias, liturgias, compilaron varios puntos de vista diferentes en materia de Halajá.

Es la voz ortodoxa de las mujeres que quieren tener una parte mas grande en la vida religiosa e institucional.

Las bodas ortodoxas son diferentes ahora gracias a nosotras.

Quieren aprender, quieren educarse, quieren celebrar la vida judía y pienso que eso solo puede ser un valor positivo para la tradición.

Las oportunidades de aprendizaje que hay ahora, los cambios litúrgicos que han ocurrido, las mujeres pudiendo decir Kaddish ahora.

JOFA esta tratando de darle una renovada forma al modo de pensar de los jóvenes siendo sensible a un programa que tienen en cuenta las diferencias de géneros en los cuales trabajé por muchos años.

Yo propuse hacer un Taller en el cual podamos hacer una aproximación totalmente diferente hacia la Halaja, una aproximación más amplia, una que tenga fuentes que de hecho ayude a las mujeres comprender qué es lo que están aprendiendo, y al finalizar esos cuatro días las mujeres que participaron se fueron transformadas con respecto al primer día que habían llegado.

Les ofrecemos a las mujeres la oportunidad de hablar y de escribir en forma pública.

La primera vez que pude daven (rezar) y decir Kaddish y me estaban respondiendo a mí me puse a llorar desconsoladamente. Era algo tan emocional para mí.

Uno de los momentos más importantes es cuando los chicos llegan a los 13 años y tienen una noche en la escuela en la que les enseñan qué hacer cuando son llamados para tener una aliá (ascenso a la Tora) y mi hijo subió a la Tora y les dio a quienes lo habían llamado su nombre hebreo, el nombre hebreo de su padre…y mi nombre hebreo.

El locutor pregunta: “¿Cómo te hizo sentir eso?”  La respuesta es: “Orgullosa”.

La posibilidad de la existencia del feminismo ortodoxo clama que todo nuestro ser sigue siendo parte de la ortodoxia y que no debemos contenernos más.

Yo hago un gran esfuerzo para enseñarle a las mujeres que no deben tener miedo de hablar y decir lo que sienten.

Nosotras somos madres, hijas y abuelas.

Nosotras somos el 51% de la población. Siempre fuimos importantes.

De lo que realmente se trata el feminismo es de la misma posibilidad de oportunidades, dignidad y contribuciones.

La igualdad es sobre la cualidad del ser humano. Ya que si un hombre puede llegar a encontrar una manera para “torturar” a su esposa a través de la Halajá eso no es justicia.

La existencia de una aguna (mujer que ha sido abandonada y no puede volver a casarse a menos que el marido la autorice) en el mundo ya es demasiado.

Es caso claro de injusticia social y necesitamos encontrar una solución.

Queremos hacer cambios pero como siempre decimos dentro de la Halajá ya que es Halajá y eso implica movimiento (la palabra Halaja literalmente significa “andar”).

La gente de mi edad e incluso más joven que yo tienen miedo de usar la palabra feminismo y me hacen esa pregunta todo el tiempo “¿eres una feminista?”. Y mi respuesta es que “si el feminismo significa crear una comunidad más cohesiva e inclusiva entonces absolutamente sí soy una feminista”.

Queda mucho más por hacer el trabajo aún no esta terminado.

Pero uno no puede evitar sentirse orgullosa por mucho de lo que hemos logrado.

No hay nadie más haciendo lo que hacemos nosotras.

Somos la voz del feminismo ortodoxo”

Archivado en: Modernidad Judía, Podcast Historia Judía Moderna Etiquetado como: comunidad, diferencias, el rol de la mujer judía, en la Modernidad, Feminismo, movimiento feminista, teología feminista

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 Hola, soy Diego Edelberg, el fundador del blog Judios&Judaismo.com. Me apasiona todo lo relacionado con la música, el judaísmo, la interpretación, la educación, la mitología, la filosofía, la religión, la ciencia, la historia, el arte, la física, la cosmología, la evolución, la sociología, la epistemología, la metafísica, la cabalá y en especial aquello que resulta contradictorio, paradójico y absurdo. Para conocer más sobre mi y de qué se trata mi blog visitá la sección Acerca del Autor

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