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Judíos & Judaísmo

antiguo, novedoso, sagrado.

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Introducción breve a la Crítica Bíblica

03/08/2015 por Diego Edelberg 31 comentarios

¡No te asustes! Prometo que esta información no va a lastimarte ni hacer que dejes de creer todo lo que crees. Simplemente espero poder expandir tu conocimiento sobre la Biblia y enriquecerte con una herramienta más que te permita relacionarte con el libro más importante de la historia. Antes de comenzar quiero dejar en claro que no pretendo para nada que pienses que lo que voy a compartir en esta publicación implica la única forma posible de leer la Tora. Esta herramienta interpretativa simplemente está a disposición y quiero que la conozcas. Ni yo mismo la uso todo el tiempo sino cada tanto. Pero, si te sirve puedes usarla y si no, no hay problema: tienes todo el derecho a descartarla y nunca más oír de ella.

¿A qué me estoy refiriendo con todo esto? Hace ya varios años que vengo escribiendo sobre la importancia que tiene reconocer el impacto de la modernidad en la tradición judía y la necesidad de asumir sin temor la posibilidad de una aproximación no tendenciosa hacia la Tora y los textos de la literatura rabínica. Una de estas posibles aproximaciones que supone ser menos tendenciosa (aunque inevitablemente también tiene sus tendencias) es la que comúnmente se conoce con el título de crítica bíblica.

Lamentablemente el título «crítica bíblica» esta saturado de malas interpretaciones ya que supone que lo que quiere es solamente “criticar” y demostrar así que el texto de la Biblia es falso, está lleno de errores y es un libro de fábulas escrito por seres humanos. Pero al argumentar que eso es lo que hace la crítica bíblica entonces se está disminuyendo el valor de la Biblia misma asumiendo que existe una forma para demostrar que la Biblia no es verdadera. Es muy fácil criticar sin sentarse a jugar el juego y debatir. La crítica bíblica puede ser un emprendimiento moderno, diferente a la orientación tradicional judía e incluso iniciado por no judíos y sin embargo mucho judíos tanto ortodoxos como reformistas y conservadores aseguran hoy que la misma viene a enriquecernos con mayor conocimiento sobre el texto que tanto amamos. Por eso lo que deberías saber es que el título «crítica bíblica» alude directamente a lo que deberíamos llamar el Estudio Académico de la Biblia. Y en grandes rasgos muchas de las ideas centrales de Judíos & Judaísmo giran en torno a la aproximación Académica y Rabínica (recomiendo leer “¿Y qué hace diferente este blog de otros?” en la sección Acerca del Autor). Ya he escrito incontables veces que este tipo de aproximación moderna no solo que no es peligrosa sino que es muy honesta si uno está siendo sincero en su búsqueda de la verdad en el mundo que vivimos. No hay para mi nada más triste que no estar viviendo el judaísmo de nuestro propio tiempo sino elegir permanecer congelado en el tiempo viviendo el judaísmo de generaciones pasadas.

 

 

 

¿Qué implica la aproximación Académica?

Implica básicamente aproximarse a la Biblia desde una posición un poco más “neutral” (¿alguna vez te preguntaste por qué crees lo que crees?). La idea es no asumir ciertas posturas sino por el contrario ablandar un poco los pre-conceptos sobre qué es lo que la Biblia debería decirnos (evitando así forzar el texto para que encaje con lo que a nosotros nos gusta y nos parece verdadero) y aceptar literalmente lo que está diciéndonos y los desafíos que nos propone. Esta es la manera más simple de explicar la idea central que gira en torno al Estudio Académico de la Biblia. Es más, si consideramos que el texto de la Biblia es autosuficiente, entonces nuestras propias convicciones no deberían importar demasiado a la hora de leerlo.

La buena noticia con respecto a la crítica bíblica es que estamos ante un gran momento histórico con respecto a esta orientación hacia la Biblia porque, si no lo sabes, el avance en el mundo moderno no solo se ha dado en el área de la tecnología aplicada a las computadoras y los teléfonos celulares sino también en el campo de investigación académica de las disciplinas religiosas. Muchísimo material que puedes leer y escuchar en J&J es una prueba de ello. Y como consecuencia de esto (y de los increíbles descubrimientos arqueológicos en materia de textos antiguos de los últimos 100 años) hoy sabemos muchísimo más sobre cómo la Biblia fue compilada de lo que sabíamos hace 50, 100, 200 o 1000 años atrás.

 

 

 

 Introducción breve (e informal) a la Crítica Bíblica

A diferencia de otras veces en las que me has escuchado o leído esta vez te invito a que me acompañes en un video mientras exploramos en forma muy informal y relajada el esqueleto de la Hipótesis Documentaria que sostiene el principio de la crítica bíblica (también llamada «método histórico-crítico»). Espero disfrutes la clase y puedas aprender algo nuevo.

RECOMENDACIÓN: si preferís ver este mismo video en HD (High Definition – Alta Definición) haz click aquí –> https://vimeo.com/134835213

Enlaces recomendados

Como menciono en el video, he escrito mucho sobre este método de lectura y lo que podemos aprender al utilizarlo. Aquí dejo las publicaciones que lidian con este tema para que puedas explorar más al respecto

  • PaRDeS y la Interpretación de la Biblia – Un Huerto Lleno de Deliciosas Palabras – Para conocer el método de lectura más clásico de la tradición judía.
  • Mi Revelación, Rebelión, Reconciliación y Revolución Bíblica – Mi viaje personal con respecto a la Biblia desde niño hasta la actualidad. Mi rechazo y aceptación de la crítica bíblica y cómo la misma volvió a acercarme a la Tora en forma renovada.
  • Mi Biblia Favorita – Presentación de la Biblia que utilizo para profundizar en el método histórico crítico y otra explicación sobre cómo leer la Tora
  • ¿Qué es la Tora? – Básicamente una explicación profunda sobre el primer libro de la Biblia
  • Todo lo que siempre quisiste saber sobre el libro de Génesis – Ya que estamos explorando en esta publicación el primer libro de la Biblia (¡además de ser la tercer publicación más leída del blog!)
  • Los Mitos de la Creación – Y ya que dentro del Génesis estamos explorando particularmente la Creación aquí están las diferentes formas en que la Creación misma ha sido entendida
  • ¿Cómo leer la Tora? – Un viaje por las diferentes formas en las que podemos acercarnos al texto y la importancia de reconocer nuestros propios prejuicios a la hora de leer (nuevamente, ¿alguna vez se preguntaron por qué creen lo que creen?)
  • Las 4 Premisas de la Interpretación Judía Tradicional – Esta publicación es muy importante puesto que implica la diferencia central entre los intérpretes antiguos y medievales con respecto a nosotros (¡o a nuestras desiciones sobre cómo leer la Tora hoy!)
  • El Impacto de la Imprenta en la Modernidad Temprana – al final de la clase menciono el impacto que tiene la imprenta al frenar el proceso de cambio y corrección que se encuentra en los manuscritos medievales así que esta publicación expande un poco esta idea

Archivado en: Biblia Hebrea: Tora, Profetas y Escrituras Etiquetado como: como leer la biblia, como leer la tora, critica biblica, hipotesis documentaria, metodo historico critico, wellhausen

¿Qué es la Tora?

11/02/2015 por Diego Edelberg 33 comentarios

 
En la publicación anterior presenté Mi Biblia Favorita que utilizaremos este año para ir explorando juntos la fusión del estudio tradicional y académico del judaísmo. Luego de dicha introducción, nos sumergimos ahora en el primer ensayo que voy a traducir y compartir escrito por el maravillo Zvi Brettler. De hecho, si vamos a explorar la Biblia tenemos que comenzar por el primer libro: la Tora.

 

 

¿Qué es la Tora?

La palabra Tora, «enseñanza o instrucción», deriva de la raíz hebrea ירה (iara) que significa literalmente «disparar (una flecha)» y por lo tanto etimológicamente se refiere a aquello que «da en el blanco». La tradición judía utiliza, ya desde el período final de la Biblia misma, la palabra «Tora» para referirse a la primera sección de la Biblia: los libros de Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. Estos mismos libros son llamados «Los Libros de Moisés» o «Pentateuco», una palabra derivada (a través del Latín) del griego penta (cinco) teuchoi (libros). Ya desde el siglo 1 de la Era Común (es decir, después de Jesús), estos cinco libros eran escritos en un solo rollo de papel señalizando que son una unidad. A diferencia de lo que ocurre con otras divisiones canónicas en las cuales hay diferencias e incluso controversias, tanto judíos como cristianos aceptan en forma unánime los libros del Génesis hasta Deuteronomio en este orden y como una unidad. La unanimidad de la tradición y el lugar inicial que ocupan estos cinco libros reflejan su importancia en la vida religiosa. En el judaísmo, la Tora posee el nivel más elevado de santidad, por encima de todos los demás libros.

 

 

¿Qué nos une?

Pero a pesar de la tradicional percepción que estos cinco libros constituyen una unidad, realmente no es muy obvia la coherencia que fundamenta esta unidad. Claramente la Tora no representa un solo libro del modo que nosotros entendemos lo que un libro es en la modernidad, es decir la obra de un solo autor. El academicismo ha argumentando en múltiples oportunidades que cada uno de estos libros refleja una variedad de tradiciones y fuentes muy diferentes (exploraremos esta idea en breve). Pero a medida que la trama progresa cronológicamente, desde la creación del mundo hasta el final del deambular por el desierto en la generación que sale de Egipto, una gran parte de esta misma historia ya es narrada nuevamente en el libro de Deuteronomio. No solo eso sino que la verdadera historia de este deambular no termina en la Tora misma sino en el libro de Josué (Iehoshua) y más adelante. Si bien Moisés es sin dudas el personaje central de la Tora, el mismo no es introducido hasta el capítulo 2 del Éxodo y está ausente durante todo el primer libro del Génesis. Por este motivo la Tora misma no puede ser definida de acuerdo a un tema particular sino muchos. De hecho, si consideraríamos como factores determinantes que la Tora representa el viaje desde la esclavitud hacia la liberación y la llegada y conquista de la tierra prometida, entonces deberíamos hablar del «Hexateuco» (los seis libros que van del Génesis hasta el libro de Josué) en lugar del «Pentateuco» o la Tora. La Tora termina con la llegada pero no el ingreso y conquista de la tierra prometida.

 

 

La Ley es La Ley

Los términos hebreos tora y torat moshe («La Tora de Moisés») utilizados desde la última parte de la Biblia misma para describir lo que luego sería llamado simplemente Tora, nos ofrece una pista más certera de por qué estos libros fueron considerados una unidad. La palabra Tora es entendida generalmente como «ley» y de hecho esta definición es una de las más frecuentes en la Biblia:

«Una sola ley (tora) habrá, para el nativo y para el forastero que mora en medio de vosotros».- Éxodo 12:49

La ley es el género predominante de la Tora la cual contiene no solo el decálogo (los Diez Mandamientos que en realidad son más de diez) sino una extensa colección de leyes en Éxodo 21-23, Levítico 17-26 y Deuteronomio 12-26. También posee otras leyes distribuidas a lo largo de las diversas narrativas tales como la ley de la circuncisión en la historia de Abraham (Génesis 17) y la ley concerniente a la herencia de tierra por mujeres en Números 36. Otra partes narrativas contienen también material de significado legalista. Por ejemplo, la primera historia de la creación en Génesis culmina con la «creación» del Shabat (Génesis 2.2-3) aún cuando esto solo sería legalizado como una institución dentro del ritual judío recién en Éxodo 16 y luego formaría parte del decálogo en Éxodo 20.8-11. Del mismo modo, la historia de la construcción del tabernáculo (Éxodo 25-40), un templo temporario para Dios en el desierto, no es solo narrado por si mismo; funciona como una introducción hacia las distintas tipos de leyes relacionadas con el sacrificio de animales del modo que es descripto luego en el comienzo de Levítico.

 

 

Moisés, ¡un Maestro!

Pero «ley» no es la única traducción posible de tora, y la Tora no debería ser tipificada como un libro de leyes. La palabra hebrea tora también significa «instrucción» o «enseñanza» y es utilizada de esta forma varias veces en la Biblia

«Escucha, hijo mío, la instrucción de tu padre y no abandones la enseñanza (tora) de tu madre«.- Proverbios 1.8

Enseñar no es solo insertar leyes; de hecho las narrativas, leyendas, cuentos e historias son increíblemente efectivas para producir comportamientos en la sociedad. Y dado que la predominancia de narraciones es muy significativa en la Tora (especialmente en Génesis, el principio de Éxodo y Números), es correcto entender el término bíblico torat moshe –el primero en ser utilizado en la historia para referirse a esta colección de libros- como «la instrucción de Moisés». Esta instrucción fue realizada a través de las narraciones y las leyes ya que ambas permiten elucidar las normas apropiadas de una forma de vida y el establecimiento de las relaciones entre Dios y el mundo. Que la Tora es más que leyes se hace explícito en el comentario de Rashi quien citando fuentes anteriores defiende la posición que la Tora comienza con las historias del Génesis en lugar de las leyes de Éxodo.

 

 

¿Qué dice la Tora de la Tora misma?

Los términos torat moshe y torat (ha)elohim «la Tora de Dios» aparecen en forma predominante en los últimos libros de la Biblia como los de Ezra, Nehemías (Nejemniah) y Crónicas. Estos libros sugieren que la Tora ya era entendida para ese entonces como una revelación divina mediada por Moisés (ver Ezra 7.6 o Nehemías 8.1). Sin embargo, es muy significativo aclarar que estos términos nunca aparecen entendidos de esta forma en la Tora misma. La Tora nunca sugiere que cuando nos encontramos con la palabra hebrea tora dentro de la Tora, nos estamos refiriendo a la Tora misma tal cual nosotros la entendemos hoy. Es más, en ningún pasaje la Tora nos dice literalmente que la misma fue compilada por Moisés (todos los rabinos y académicos coinciden en que cuando la Tora dice por ejemplo, «Esta es la tora que Moisés puso delante de los hijos de Israel» en Deuteronomio 4.44 nunca se refieren a la Tora completa sino a una enseñanza particular).

 

 

La visión tradicional (y algunos atrevimientos)

Luego que los libros fueron considerados una autoridad, naturalmente fueron entendidos como una obra completa e íntegra dictada por Dios a un solo «autor», Moisés. En muchos pasajes, la Biblia sugiere que Moisés pasó 40 días y 40 noches en la cima del Monte Sinai (Éxodo 24.18; 34.28; Deuteronio 9.9;10.10). Claramente, esto fue demasiado tiempo para escribir tan solo la colección de leyes como las de Éxodo 21-23. Por eso la tradición judía desarrolló la idea que Moisés recibió la totalidad de la Tora dictada por Dios en ese momento particular. Según los rabinos Moisés recibió simultáneamente en el Monte Sinai la tradición oral judía, la cual sirve como la única interpretación autorizada de la ley escrita. En otras palabras, el concepto de una Tora inspirada por Dios se expandió para incluir el texto escrito (Tora Escrita) y todo lo que se deriva de ella en la Tora Oral. La Tora Escrita de acuerdo a todas las fuentes rabínicas (las cuales también son respetadas por la Iglesia temprana) incluyen los eventos que sucedieron antes de Moisés – el libro del Génesis es entendido como Dios narrándole a Moisés todo su contenido desde la Creación hasta los diálogos que mantuvieron todos los personajes desde Adam hasta Iosef (José) con sus hermanos- hasta la muerte de Moisés. Algunas fuentes rabínicas sugieren que el último capítulo de la Tora (Deuteronomio 34) el cual narra la muerte de Moisés, fue dictado por Dios mientras Moisés lloraba. La creencia que la Tora es la palabra de Dios mediada a través de Moisés era la visión estándar hasta el Renacimiento.

Sin embargo esta visión medieval es explícitamente contradicha por la narrativa misma de la Tora, como fue reconocido algunas veces en la Edad Media. Así, Abraham Ibn (hijo de) Ezra, un exégeta judío del siglo 12 EC, notó que Génesis 12.6 declara

«Los Cananitas estaban entonces (אז) en la tierra«.-

La palabra entonces sugiere que cuando el autor de este pasaje escribió estas palabras los Cananitas ya no estaban en la tierra. En palabras más simples, este texto tiene que haber sido escrito o insertado luego del tiempo de Moisés porque durante la vida de Moisés los Cananitas estaban aún en la tierra (sino, ¿qué necesidad tiene el texto de darnos este detalle obvio? ¿quizás fue agregado para una generación posterior que no conocía lo que había pasado?). Otros comentarios medievales muestran que los rabinos en la Edad Media ya eran conscientes que quizás otra persona más que Moisés había escrito algunas partes de la Tora. Pero estas interpretaciones no fueron sistematizadas como una tesis que pudiera desafiar la visión dominante de la autoridad de Moisés sobre la Biblia. Solo la modernidad lograría dar ese salto.

 

 

El impacto del estudio académico

Lentamente, con el ascenso del racionalismo, particularmente asociado a figuras como Thomas Hobbes (1588-1679) y Baruj Spinoza (1632-1677), la visión de la Tora como una unidad de sentido escrita toda por Moisés comenzó a ser cuestionada. Este lento proceso culminaría con el desarrollo de la Hipótesis Documentaria del siglo XIX en Alemania según la cual la Tora (o el Hexateuco) está compuesto de cuatro fuentes o documentos que fueron editados o redactados en uno solo: J, E, P y D. Según esta teoría cada una de estas fuentes o documentos está insertado dentro de la Tora y puede ser distinguido por la utilización particular del vocabulario, el estilo literario y la perspectiva teológica.

J y E son llamadas así por cómo utilizan el nombre de Dios en Génesis: J utiliza el nombre Yahveh (en aleman «Jahwe» y por eso la «J») y generalmente se traduce como «El Señor» (en hebreo Adonai) aún cuando es un nombre propio cuyo significado exacto es desconocido (יהוה). La fuente E prefiere llamar a la deidad «Elohim» y generalmente se traduce como «Dios», un epíteto que también sirve para el término genérico de Dios o dioses en la Biblia. P, que también utiliza «Elohim», es una abreviación para indicar material Sacerdotal (o Presbiteral) y D se refiere a Deuteronómica, la fuente principal de Deuteronomio, el último libro de la Tora.

 

 

Sobre las historias entretejidas

Las diferencias en los nombres de la divinidad no son en realidad el criterio principal utilizado por los académicos para sugerir que la Tora no es una composición unificada. Mucho más complicado de entender son las redundancias y las contradicciones tanto en la narrativa como en el material sobre la ley. Por ejemplo, hace mucho que se ha notado que Génesis 1-3 narra dos veces la creación del mundo. La humanidad es creada primero en 1.27

«Creó Elohim al Ser Humano a Su Imagen, a la Imagen de Elohim le creó: macho y hembra Él los creó«.

y luego otra vez en 2.7

«Formó Adonai Elohim al Ser Humano del polvo de la tierra y le insufló en sus nares hálito de vida y se convirtió Adam en un ser viviente.»

Además, la segunda creación no solo refleja o repite la primera sino que difiere en forma, estilo y detalles. Génesis 1.1-2.3, el primer relato, narra la creación de un mundo perfecto y simétrico que se despliega incluso en el estilo literario ordenado por secuencia de días y párrafos que concluyen siempre con las mismas palabras (Y fue la noche y la mañana…). Es decir que hasta cómo esta escrito nos sugiere coherencia y orden absoluto. En este primer relato el mundo es creado por un poderoso Dios que ordena a través de la palabra. En este relato, por ejemplo, el hombre y la mujer son creados juntos (1.27) luego de la creación de todos los animales (1.25). En contraste, el segundo relato en 2.4-3.24 sugiere que el hombre es creado primero (2.7), luego los animales (2.19) y luego la mujer (2.21-22). Este segundo relato gira en torno a la creación de la humanidad, no del mundo como una totalidad, y Dios en forma antropomórfica «forma» diferentes seres en lugar de crearlos a través del uso de la palabra. Por lo tanto estas dos historias son diferentes, están claramente escritas por autores que entienden en forma distinta cómo el mundo fue creado y cuál es la naturaleza de la humanidad y Dios.

Las dos creaciones aparecen como dos bloques de material claramente separado entre 1.1-2.3 y 2.4-3.24. Pero en muchos casos las fuentes no aparecen tan claramente distinguidas sino entretejidas. Esto sucede con la historia del diluvio de Noé que mezcla documentos de J y P. Según P, dos de cada tipo de animal deberían entrar al arca (Génesis 6.19-20), pero J declara que de los animales puros 7 pares deberían entrar y de los impuros un solo par (Génesis 7.2). En forma similar, la historia de la plaga de sangre (Éxodo 7.14-24) contiene también dos relatos entretejidos. En el primero (J) Moisés es el protagonista y la sangre solamente afecta al Nilo (versículos 17-18). En el segundo relato entretejido (P) Aaron aparece en escena y la inundación afecta a todas las fuentes de aguas egipcias (versículos 19, 24). En dichos casos las narrativas se combinan con gran maestría, pero prestando cuidadosa atención a la trama y el vocabulario utilizado podemos discernir los cimentos originales y cómo las variaciones fueron construidas unas por encima de las otras.

 

 

La Ley es…¿cuál es la Ley entonces?

No solo la parte narrativa es el producto de diferentes fuentes sino también el material legal. Por ejemplo, las leyes concernientes a los esclavos Hebreos o Israelitas aparecen en Éxodo 21.1-6, Levítico 25.39 y Deuteronomio 15.12-18. Todas estas leyes no pueden ser reconciliadas en forma directa desde la Tora misma puesto que representan tres nociones muy diferentes de esclavitud. Más significativo aún es cómo Éxodo establece una diferenciación en el trato de esclavos masculinos y femeninos cuando Deuteronomio insiste que ambos deben ser tratados en forma similar. Si bien Éxodo y Deuteronomio coinciden que un esclavo que ama a su amo puede decidir permanecer esclavo «de por vida» (Éxodo 21.6) o «en perpetuidad» (Deuteronomio 15.17), Levítico 25 insiste que la esclavitud de los Israelitas realmente no existe ya que los esclavos deben ser tratados «como jornalero y extranjero morador de la tierra» y solo pueden servir «hasta el año del jubileo» (versículo 40). Tales diferencias legales no deberían sorprendernos si partimos desde la base que la Tora contiene diferentes fuentes entrelazadas las cuales son una colección que reflejan normas o ideales de diferentes grupos viviendo en distintos períodos de tiempo. Es importante aclarar que la interpretación tradicional judía, por otra parte, hace un esfuerzo monumental para intentar reconciliar todas estas diferencias a través de un proceso de armonización asumiendo, por ejemplo en este caso puntual, que «de por vida» o «en perpetuidad» debería ser interpretado o entendido como «hasta el año del jubileo».

 

 

Las diferentes facetas de Dios en la Tora

Es posible incluso trazar distintos estilos y nociones teológicas que tipifican fuentes individuales dentro de la Tora. Por ejemplo, la fuente J es bien conocida por presentar un Dios increíblemente antropomórfico que tiene una relación directa con los humanos como podemos leer en Génesis 2.4-3.24. Estos pasajes incluyen descripciones de Dios (o su voz) «que paseaba en el jardín» (3.8) e incluso narran que «hizo el Eterno Dios para el hombre y para su mujer túnicas de piel, y los hizo vestirse» (3.21). Por otro lado, en las fuentes E, Dios es más distante de las personas comunicándose con ellos a través de sueños, mensajeros (ángeles) y profetas. La fuente P está caracterizada por un interés significativo en mantener el orden de la sociedad y delimitar las fronteras, como así también una preocupación central por la familia de la casta sacerdotal de Aaron y el sistema religioso basado en el sacrificio de animales orientado al Templo. Finalmente la fuente D está caracterizada por un estilo único de oratoria que insiste en repetidas oportunidades que Dios no puede ser visto del modo que intenta recordar la revelación Deuteronomio 4.12

«Y habló el Eterno con vosotros de en medio del fuego; una voz que hablaba oísteis, mas no visteis figura alguna, tan sólo una voz. «

Esto explica por qué la fuente D es la única que insiste que Dios no habita físicamente en el Templo o Tabernáculo sino que el Templo es

«el lugar que el Eterno, vuestro Dios, escogerá para hacer habitar en él Su nombre«.- Deuteronomio 12.11

Esta fuente también enfatiza que Dios debería ser adorado en un solo lugar siendo dicha locación Jerusalem.

 

 

¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Dónde?

El estudio académico de la Biblia hasta finales del siglo XX estaba muy convencido de las fechas aproximadas de cada una de estas fuentes y cuándo se habían incorporado cada una de las colecciones legales. La J se entendía como la más antigua seguida por la E, luego la D y finalmente la P. Los argumentos para delimitar las fechas de cada fuente estaban, en algunos casos, salpicadas de antisemitismo ya que vistas así tendían a devaluar el judaísmo rabínico considerándolo una degradación de una religión Hebrea más original o idealizada. Había también un elemento de superioridad cristiana entre los que proponían originalmente la Hipótesis Documentaria: el Israel Bíblico es considerado mejor; el judaísmo temprano (a finales del período bíblico y principios del post-bíblico) no lo es, ya que desde una perspectiva cristiana el mismo fue justamente sustituido por el Cristianismo. Por esta razón muchos académicos judíos permanecieron al margen de la Hipótesis Documentaria y recién han comenzado a explorarla desde una perspectiva judía en los últimos años.

Los académicos coinciden en la actualidad que las fechas asignadas a cada fuente son problemáticas y un debate muy interesante ha surgido con respecto al orden que las generaciones pasadas asignaron con tanta certeza. Además los académicos ya no consideran cada fuente como representativa de un autor particular escribiendo en un determinado momento puntual de la historia sino que reconocen cada fuente como el reflejo de un largo período de tiempo dentro de un grupo o «escuela» de pensamiento determinado. Por lo tanto lo mejor es hablar de líneas o corrientes de tradición y contrastar su fundamento en lugar de hablar de fuentes que reflejan un solo autor, período y locación geográfica. Por ejemplo, a pesar del desenredo sobre un consenso de las fechas exactas, sigue siendo válido contrastar la visión Deuteronómica sobre la santidad fundamental de Israel en el siguiente caso:

«Porque pueblo santo eres para el Eterno, tu Dios«.- Deuteronomio 7.6

con la visión P (Presbiteral) la cual sugiere que Israel no es santo sino que debería aspirar a ser santo

«Seréis santos«.- Levítico 19.2

Estas diferencias no pueden ser fácilmente reconciliadas. Pero, si bien la Hipótesis Documentaria no es 100% infalible, la misma nos ofrece otros métodos para entender aún mejor los textos de la Biblia.

 

 

Los Señores «R»

Académicamente hablando, nadie sabe cómo todas estas diferentes fuentes y colecciones legales que hoy forman la Tora acabaron juntas en un solo libro. Los académicos han sugerido que un editor o una serie de editores o redactores (a quien simplemente llaman «R» por redactores) combinaron todas estas diferentes tradiciones en etapas, a lo largo de un período de tiempo. Claramente no todas las tradiciones del antiguo Israel quedaron preservadas en la Tora. Mucho probablemente se perdió. Sin saber qué fue exactamente lo que se perdió, no podemos sugerir por qué el redactor(es), R, decidieron qué material preservar y cómo ordenaron todas las fuentes en una sola. Lo más importante es reconocer que, a diferencia de la edición moderna que apunta a la articulación de un solo punto de vista, los redactores de la Biblia no crearon una perspectiva consistente y singular sino que incorporaron una variedad significativa de voces y perspectivas muy diferentes.

El resultado final de la redacción tal vez terminó durante el exilio Babilónico (586-538 A.eC) o a comienzos del período de la conquista Persa. A partir de dicho momento se creó un libro muy largo narrando lo que debería haber sido entendido en su contexto histórico como el período formativo de Israel, desde la creación del mundo hasta la muerte de Moisés. Estos eventos narrados en Génesis 1-11 describiendo la creación del mundo y su población a través de diferentes naciones servía como una introducción para ubicar la destacada nación de Israel. Las historias de Abraham y su familia (los antepasados de Israel) forman la prehistoria nacional. Israel se convierte en una nación en Éxodo y los eventos más importantes de su historia como nación son justamente el éxodo de Egipto, la revelación en el Sinai y la llegada a la tierra prometida.

 

 

¿Cómo deberíamos leer la Tora?

El mundo antiguo del Cercano Oriente no logro producir ninguna obra comparable en longitud, en la brecha histórica que cubre, en la inclusión de diferentes géneros literarios y fuentes tan diversas como la que logró la Tora (¡ni que hablar de la Biblia en su totalidad!). Esta extensa e inclusiva naturaleza de la Tora crea desafíos muy grandes e interesantes al momento de decidir cómo interpretar lo que está escrito. ¿Deberíamos concentrarnos en interpretar cada una de las fuentes individuales, es decir, escuchar cada una de las voces que componen las partes del texto antes que fueran puestas todas juntas? ¿O deberíamos leer la Tora siguiendo el modelo tradicional en el cual la Biblia fue leída hasta la modernidad como un producto final (una aproximación que los académicos hoy llaman «holística»)? Mi Biblia Favorita ofrece una respuesta a esta pregunta y yo como fiel seguidor de Brettler también me sumo a su opinión: la respuesta es sí, es decir de ambas maneras (ver Mi Revelación, Rebelión, Reconciliación y Revolución Bíblica). La Tora misma es tan grande, verdadera y profunda que puede tolerar y superar cualquier aproximación. Creer que no podría hacerlo es disminuir su valor como verdad.

Archivado en: Biblia Hebrea: Tora, Profetas y Escrituras Etiquetado como: biblia, critica biblica, Los Cinco Libros de Moises, que es la tora, tora

Mi Biblia Favorita

05/02/2015 por Diego Edelberg 64 comentarios

41RSdqI4DmLHace un año que estoy enamorado de una Biblia: The Jewish Study Bible: Second Edition. Ya nombré esta obra en mi publicación 22 Libros y Podcasts sobre Judaísmo que utilizo diariamente y también cuando compartí Mi Revelación, Rebelión, Reconciliación y Revolución Bíblica. ¿Pero qué tiene esta Biblia que tanto me gusta? ¿Por qué voy a dedicarle una publicación solamente a ella?

Por dos razones. Primero, voy a comenzar a compartir más material de esta obra este año. Segundo, esta Biblia representa la unión de lo que forma la esencia de este blog y mi pensamiento: la fusión del estudio académico y la tradición rabínica. Y la palabra clave aquí es fusión. Porque la palabra fusión implica que ninguna aproximación es preferida por encima de la otra sino que ambas son utilizadas en forma honesta, potenciándose para descubrir la verdad más sincera en forma racional y emocional.

 

 

70 Caras para la Tora

Si hay algo que determina la lectura e interpretación de la Biblia por los judíos es el amor y la dedicación al estudio de la misma. La intensidad histórica con la que los judíos hemos estudiado esta obra nunca ha disminuido. Hasta el día de hoy -y especialmente con el estudio académico por parte de los judíos mismos- la Biblia ha recuperado su rol central en la modernidad.

La tradición de la interpretación bíblica, es decir el intento por comprender qué quiere decir el texto, ha sido fuente de una constante conversación (a veces en la forma de fuertes polémicas y controversias) entre participantes que atraviesan miles de años. En ningún momento la interpretación judía fue monolítica o unánime. Si hay una cosa que claramente demuestra la interpretación judía de la Biblia es la diversidad de aproximaciones y la multiplicidad de sentidos que la Biblia misma produce en lectores distribuidos por todo el mundo viviendo en condiciones sociales muy diferentes. La tradición misma declara que hay «70 caras para la Tora» (Bamidbar Rabba 13:15). Esto quiere decir que el texto está abierto a 70 interpretaciones diferentes siendo 70 un número que simboliza mucha cantidad además de integridad numérica.

En consecuencia no hay una interpretación judía oficial de la Biblia.

 

 

Características del Estudio Académico

Esta Biblia -que recomiendo comprar- se destaca por el hecho que todos los que han contribuido con sus comentarios no intentan armonizar sus opiniones con el fin que todo tenga una sola coherencia y manera unívoca de entender lo que el texto sugiere. Esta diferenciación es el sello fundamental del estudio académico que si bien no esta libre de subjetividad (¿qué cosa creada por humanos lo está?) es lo que lo diferencia justamente de la aproximación tradicional que posee lecturas «permitidas» y «prohibidas». Esta última visión «tradicional» con lecturas «válidas versus inválidas» es más tendenciosa y sucede con otras ediciones de la Biblia como las de Artscroll. Artscroll posee ediciones hermosas pero debemos ser siempre conscientes que es una editorial creada justamente con el objetivo de satisfacer el mercado del judaísmo Ortodoxo con obras que poseen comentarios sesgados que son un compendio de interpretaciones tradicionales las cuales evitan el estudio académico aún cuando sus editores hacen un esfuerzo enorme por cautivar al lector moderno con comentarios que parecen pseudo académicos pero están infundados y claramente no poseen elementos serios. Esto no quita que ciertas publicaciones de Artscroll son bellísimas: yo rezo en casa con el Sidur de esta editorial y tengo varios libros puesto que si bien muchas veces «salteo» los comentarios al pie de página, la compaginación y presentación de sus libros me gusta y mucho.

Pero los editores de mi Biblia favorita no declaran poseer la única versión correcta sino ofrecer una posibilidad más para relacionarnos con el texto. Todos estos editores son judíos y al igual que sus antepasados están seriamente comprometidos con el TaNaJ (la forma tradicional como llamamos a la Biblia). Este compromiso es una continuación natural de un proceso que todos los judíos han tenido, incluso desde el momento anterior a que los textos que hoy forman parte de un solo libro que llamamos «Biblia» (literalmente «colección de libros») fueran agrupados. Estas interpretaciones sobre todos estos textos han quedado preservadas en varias formas diferentes: traducciones tempranas al griego y arameo, los Rollos del Mar Muerto, la literatura rabínica y los comentarios medievales y modernos.

Los editores de esta Biblia continúan entonces con ese espíritu de interpretación respetando dos ideas centrales

  1. Ofrecer el mejor academicismo moderno de la Biblia reflejando el modo en el cual la misma es estudiada en las Universidades. Este deseo surge desde una profunda convicción que la aproximación académica no solo que no quebranta al judaísmo del modo que las generaciones previas argumentaron, sino que por el contrario lo potencia. De hecho, la Biblia misma es tan grande,  verdadera y profunda que puede tolerar y superar cualquier aproximación. Creer que no podría hacerlo es disminuir su valor como verdad.
  2. Preservar todo el abanico de interpretaciones posibles que reflejan el compromiso judío con la Biblia por los últimos 2000 años. Esto significa que para todos estos editores el comentario de los rabinos medievales no es considerado obsoleto o «fuera de moda» sino incorporado y estudiando con la misma seriedad con la cual se utilizan las herramientas modernas: contemplando en qué período histórico fue escrito cada comentario (es decir en qué año vivió quien escribió el comentario y cuál era el contexto social, político y religioso que lo llevó a interpretar de una manera y no otra).

 

 Counting Up The Oddities

 

La postura judía ante la Biblia

La esencia de la interpretación judía de esta obra está presente en el hecho que todos los académicos que han contribuido son judíos y comparten ciertas ideas en común:

  • Ven el Tanaj como una obra completa y no como una parte de algo más o el preludio del Nuevo Testamento. Para ellos la Biblia es el Tanaj, ni más ni menos.
  • Evitan palabras como «Bibla Hebrea» ya que es una redundancia desde la perspectiva judía: ¡los judíos no tenemos otra Biblia que la que está escrita en hebreo! Algunos cristianos la llaman «Biblia Hebrea» como sustituto de «Antiguo Testamento» para distinguir a la Biblia de las traducciones griegas o del «Nuevo Testamento».
  • Se toman muy en serio el texto tradicional masorético.
  • Utilizan solo los comentarios rabínicos como parte de la interpretación posicionándose así en el continuo más amplio de la exégesis judía
  • Explican cuando un pasaje bíblico ha influenciado una práctica judía y cómo cierta interpretación ha construido el sentido con el cual educamos en la comunidad judía

 

 

Cómo leer la Biblia

Así como no hay una sola interpretación autorizada, tampoco hay una sola traducción posible de la Biblia. De hecho, las traducciones han sido siempre menos importantes para los judíos que los cristianos porque las lecturas litúrgicas judías de la Biblia (incluso hasta el día de hoy) han sido siempre en el Hebreo original, un lenguaje que hasta hace unos siglos la mayoría de los judíos si bien no eran expertos en su gramática, al menos comprendían. Para los judíos la Biblia oficial es la versión del texto masorético; nunca ha sido reemplazado por alguna otra traducción oficial (como sucede por ejemplo con la Vulgata, la traducción oficial de la Iglesia Católica). De todos modos, como desde el período postbíblico muchos judíos ya no entendían el hebreo antiguo de la Biblia (para muchos ya en su propio contexto el hebreo era un idioma que no se utilizaba cotidianamente ni se entendía), comenzaron a surgir las primeras traducciones hechas por judíos para judíos.

Finalmente, uno de los desafíos más grandes al leer la Biblia de principio a fin es que, a pesar que parecería contener una historia que se desarrolla en forma cronológica, no hay una sola manera de leer esta obra en su totalidad. La Biblia es una colección de libros muy diferentes que fueron puestos todos juntos en uno solo por un grupo de editores quienes decidieron qué entraba y que no entraría. Esto se refleja ya en los diferentes órdenes que han sobrevivido en los manuscritos judíos y en los textos rabínicos. Hasta el día de hoy muchos prefieren leer material acerca de la Biblia antes de lidiar con el texto en si mismo. Para muchos judíos de ayer y hoy es más simple que alguien les lea y les interprete la Biblia en lugar de sentarse ellos mismos a intentar descifrar el significado por cuenta propia. En ese sentido mi Biblia favorita es maravillosa: posee ensayos sobre la historia de la interpretación judía, las traducciones judías, midrashim, el lugar de la Biblia en el pensamiento filosófico judío, el místico y en las tradiciones litúrgicas (cómo se utiliza la Biblia en el rezo y dentro del Sidur).

Aunque no trabajo para la editorial Jewish Publication Society que realizó esta espectacular versión de la Biblia, solo quiero nuevamente recomendar que adquieran una copia (¡si es que leen inglés!) porque voy a ir compartiendo mucho de lo que allí se encuentra. Es en este sentido que esta publicación persigue una doble finalidad: explicarles qué significa y distingue la aproximación académica de otras lecturas; y poder simplemente enlazar de ahora en adelante a esta misma publicación cada vez que siga utilizando mi Biblia favorita.

Me gustaría saber, ¿qué Biblia utilizan ustedes?

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Mi Revelación, Rebelión, Reconciliación y Revolución Bíblica

03/06/2014 por Diego Edelberg 36 comentarios

 

Mi primer contacto con la Biblia y el judaísmo

Al igual que le sucede a muchas personas, la Biblia no siempre significó lo mismo para mí. Si bien de niño conocía un poco de sus historias clásicas (entre ellas recuerdo el episodio de Caín y Abel, la historia de Iosef y sus hermanos y por supuesto el relato sobre el éxodo de Egipto con las 10 plagas y el milagro de la partición del mar) nunca me había sentado a leer dichas historias con detenimiento. Lo más cercano que estuve de la Biblia en mi juventud fue cuando me estaba preparando para celebrar mi Bar Mitzva. En ese entonces como le sucede a la mayoría de los niños (y las familias) durante ese periodo me sentía muy cerca del judaísmo. Durante un año entero iba dos veces por semana a practicar mi lectura extremadamente rudimentaria de Tora y aprender sobre qué significaba ser judío. Dado que no fui a escuela de estudios judaicos de niño (es decir no fui al “shule») sino a una excelente escuela bilingüe, mi inglés siempre fue mejor que mi hebreo y de hecho continúa siéndolo. Por dicho motivo durante el año que me preparaba para mi Bar Mitzva mis padres contrataron una morá (maestra) particular de hebreo para que me enseñara a leer enfocado en la porción de la Tora que me tocaba cantar. Si ya estaba potenciado mi judaísmo entre mis lecciones de hebreo semanales, mis prácticas de lectura de Tora y mis clases sobre qué era el judaísmo, más aún sentía mi conexión con esta tradición cada Viernes por la noche cuando -para aprenderme mejor las “canciones” que iba a tener que cantar en mi ceremonia- iba al “templo”. Mi comunidad era Amijai que por aquel entonces no tenía su propio edificio sino que llevaba a cabo sus servicios en el edificio del Seminario Rabínico Latinoamericano. La locación del Seminario me venía perfecto porque yo vivía a unas cinco cuadras de dicho lugar. Pese a que mis padres estaban enamorados del Rabino Reubén Nisemboim (un Rabino Reformista), cuando yo comencé mi viaje de exploración en el judaísmo me rodee de rabinos Conservadores que por ese entonces eran dos: Mario Rojzman, Rabino de Bet-El y Dario Feiguin, Rabino de Amijai (ambos Rabinos ya no forman parte de dichas instituciones).

Mirando hacia atrás tal vez el judaísmo en mí había ya crecido para el momento que inicié mi preparación para el Bar Mitzva ya que el año anterior a dicho evento viaje con mis padres y un grupo del colegio Bet-El a Israel junto al Rabino Mario Rojzman. Solo tengo hermosos recuerdos de dicho viaje y no puedo sino recomendar para quienes pueden hacerlo visitar Israel antes, durante o luego de los 13 años (12 para las niñas). Además el impacto de viajar a Israel con un grupo en lugar de ir uno por su cuenta hace que para un judío ir a Israel no sea un viaje turístico sino un peregrinaje (¡de hecho un judío nunca debería sentir que es un turista en Israel!). Y no es una casualidad que dado todo este escenario fue justamente por ese entonces -cuando tenía 13 años- que me dispuse finalmente un día a leer la Biblia. ¡Qué ingenuo que era! Pensé que podía sentarme solo en casa a leer la Biblia como si estuviera leyendo una novela y entender algo. El desafío era aún más grande cuando en casa la única Biblia en español que encontré era un libro de tapa dura verde con más de 1000 páginas y que tenía grabado en letras doradas “Santa Biblia – Versión Reina Valera” conteniendo el Antiguo y Nuevo Testamento. Realmente estaba perdido con todo este tema. Creo aún que esa copia de la Biblia sigue en casa de mis padres y recuerdo que leí las primeras páginas del Génesis y sin entender absolutamente nada de lo que estaba leyendo terminé cerrando el libro. No había en casa una Biblia con comentarios rabínicos que tal vez pudieran hacerme más fácil el acceso al texto más importante de mi tradición. Mi atención giró entonces (o mejor dicho continuó al igual que hoy también) con la música y los libros de filosofía, historia del arte, historia general y todos los otros temas tan variados que siempre me apasionaron.

 

 

La adolescencia y los “regresos”

Cuando terminé mi primaria inicié la secundaria en la Escuela Técnica ORT donde volví de alguna manera a relacionarme con la Biblia. En cierta medida fue una buena transición que luego de mi Bar Mitzva continuara mis estudios por primera vez en una escuela “judía” rodeado de chicos y chicas judías donde aprendía materias generales y técnicas además de hebreo, Biblia e historia judía (las cuales eran obligatorias dentro del curriculum de estudio). Pero si bien estas últimas tres materias (hebreo, Biblia e historia judía) se encuentran hoy entre mis pasiones, cuando estaba en la secundaria no me interesaban tanto como lo hacen hoy. Durante el secundario mis prioridades al igual que las de cualquier adolescente entre 14 a 18 años eran otras. En mi vida todo giraba en torno a la música, el basket en el club Hacoaj, las amistades y las primeras salidas. Fue también por esa época cuando en uno de mis últimos veraneos en Punta del Este con mis padres recuerdo que un amigo muy querido de nuestra familia llamado Dani Groisman (hoy ya reconocido como Rabino) contaba en la playa como había comenzado a estudiar Tora y estaba fascinado por su sabiduría. Incluso recuerdo un cuento que contó acerca de Dios y si bien yo seguía lejos de la Biblia o de conocer las fuentes del judaísmo que él estaba citando me sentí muy conmovido por sus palabras. Ahora pienso que en ese entonces Dani era uno de los primeros que yo personalmente conocía que comenzaba a sumarse a ese movimiento técnicamente mal llamado “baal teshuvá”. Luego lo seguirían muchísimas personas conocidas más, entre ellos varios amigos de nuestra familia a quienes tildábamos de estar atravesando un momentáneo “delirio místico”.

Debemos recordar que desde la segunda mitad del siglo XX, especialmente luego de la Segunda Guerra Mundial, los judíos contamos con un fuerte movimiento titulado baal teshuvá en el que dicho titulo es dado a aquellos (especialmente las personas jóvenes) que anteriormente estaban separados o eran ignorantes de la observancia judía plena y regresan a la forma de vida que propone el judaísmo Ortodoxo. El problema técnico con la utilización de este término es que la definición de baal teshuvá utilizado de este modo altera su significado original, que originariamente rayaba lo peyorativo, para referirse ahora a una especie de símbolo de estatus dentro del judaísmo. De hecho existen hoy en día yeshivot (academias rabínicas) especialmente diseñadas para la formación de este tipo de personas que se “reincorporan” al judaísmo. En dichas academias se los introduce poco a poco en todas las sutilezas de los rituales y observancias judías. No es raro ver que muchas de las personas que pertenecen a este movimiento (¡no todas!), una vez que han “visto la luz”, pasan a convertirse en judíos muy intolerantes hacia otras formas del judaísmo (en especial si crecieron en entornos Conservadores o Reformistas) y se convencen que su nueva visión o elección no es una más que está disponible sino que ahora debería ser la única que todos los demás judíos deberían también seguir.

Sin bien algunos judíos que se suman al proceso de “baal teshuva” creen (al igual que un profeta) que su nueva misión es ahora salvar o rescatar a otros judíos que están “perdidos” como lo estaban ellos antes utilizando ahora como referencia su propia nueva experiencia redentora, muchas veces estos jóvenes fallan en no contemplar la experiencia del otro porque están seguros que de ante mano y por el simple hecho de no estar de acuerdo con ellos ya está errado. Así se quiebra el diálogo y se comienza un monólogo donde no hay un interés sincero en escuchar al otro sino esperar que termine de hablar para inyectarle una respuesta. Pero el resultado de todo este proceso es que a veces estás personas terminan siendo vistas con sospecha y hostilidad por parte de sus padres, amigos, familiares e incluso sus antiguos profesores que están horrorizados por su fundamentalismo. Y esto último es importante mencionar porque paradójicamente muchos de los profesores de estas instituciones se esfuerzan por promover actitudes tolerantes por parte de sus alumnos instándoles a no menospreciar a aquellos que no tienen sus “ventajas”. Y la paradoja es que sorpresivamente la mayoría de las veces cuando uno estudia o conoce el maestro de un intolerante descubre que su maestro es tal vez una de las personas mas receptivas y tolerantes que hay. Lo curioso es que a veces ciertos alumnos que fueron recibidos con amor por parte del maestro no logran replicar o aprender del todo esta faceta. Y para complicar todo esto no existe peor ceguera que decirse que lo que a uno le está pasando (que todos notan que se está haciendo increíblemente intolerante hacia otras opiniones o interpretaciones) debe ser celebrado y entendido como un proceso normal ¡en el desarrollo del camino espiritual! Esto es tan errado como el argumento que el otro estará siempre equivocado porque no nació con Tora. Si yo parto con el presupuesto que mi entendimiento de Tora es el único correcto es muy probable que todo aquello que no encaje con mi visión esté mal o errado según esa visión. Por eso es importante ser un apasionado sin convertirse en un obsesivo porque al obsesionarnos quizás ganemos más adeptos y fanáticos que están de acuerdo con nosotros celebrando cada idea como la única verdad posible pero también descubriremos rápidamente que en ese camino la mayoría de los que nos acompañan parecerían ser increíblemente cálidos, amables, honestos y hasta pluralistas siempre y cuando nos mantengamos en la misma línea que ellos. Al mismo tiempo notaremos que lo irónico es que, aparentando todo esto, probablemente algunas de estas mismas personas sean terriblemente tiranas hacia el adentro del mismo grupo. Yo no dejo de sorprenderme por la cantidad de judíos que se apasionan con la sabiduría de gente intolerante. En el judaísmo una de las paradojas más grandes se presenta en aquellos que son tolerantes con todo lo que se practica fuera del judaísmo mientras que hacia el adentro del judaísmo su manera es la única legítima y correcta. Y quiero dejar en claro que esto no es exclusivo del judaísmo Ortodoxo o Jabad Luvabitch. Existen iguales niveles de intolerancia en otras corrientes que se constituyen bajo el paradigma del pluralismo religioso. Lo que es claro es que estas ideas son absolutamente destructivas en todos los niveles.

Pero aunque no lo crean no me he apartado del tema de la Biblia ya que el motivo por el cual he descripto todo esto es porque uno de los pilares centrales del movimiento baal teshuva es instalar o re-instalar (depende de qué lado uno lo mire) la idea que la lectura de la Biblia debe ser realizada de cierta manera y no otra. La mayoría (¡no todos!) de los jóvenes que atraviesan el proceso de lo que llaman de manera errada “teshuvá” reciben la instrucción que todo lo que necesitan saber sobre la Biblia está en la literatura rabínica (es decir el Talmud y el Midrash) y en el comentario de los grandes rabinos medievales (RaShI, Ramban, Ibn Ezra y otros). Recién en los últimos dos años ha comenzado a abrirse una nueva visión en la búsqueda de explorar también comentarios modernos para esta corriente pero sigue siendo controversial porque implica aceptar ciertos ideales que han estado desde siempre en los otros movimientos (Reformismo y Conservadurismo) que justamente la Ortodoxia ha atacado abiertamente como errados. Como pueden ver en mi camino por encontrar el sentido de la Biblia en mi vida fui atravesando distintas aproximaciones.

 

 

El reencuentro con la Crítica Bíblica

Entre mis viajes gracias al basket y la música la Biblia siguió escondida por un par de años hasta que durante el último año del colegio secundario comencé a estudiar en el Seminario Rabínico Latinoamericano con el objetivo de convertirme en Jazan (Cantor Litúrgico). Ahí me re-encontre con la Biblia en diferentes materias particularmente en el estudio de la cantilación bíblica (taamei hamikra ver la publicación J&J 005: La Música de la Biblia – ¿Cómo y por qué se cantan las Sagradas Escrituras?). Fue allí también cuando uno de los profesores me introdujo por primera vez en el concepto de lo que se conoce como Crítica Bíblica. Recuerdo un texto que explicaba un poco de qué se trataba esta idea pero también recuerdo que mi nivel no estaba a la altura suficiente como para entender lo que se estaba explicando. Sin embargo ya ahí noté que la Crítica Bíblica era uno de los pilares fundamentales del movimiento Conservador como corriente de pensamiento judío en la modernidad. Y pese a las diferencias hoy casi sutiles, estos mismos ideales pude encontrarlos en el Reformismo cuando luego de dos años y medio en el Seminario no pude continuar mis estudios debido a que también estaba haciendo el Conservatorio en Música y tenía que optar por una carrera y elegí música creyendo que mi experiencia como Cantor Litúrgico iba a quedar en el olvido pero me incorporé al equipo litúrgico del Rabino Sergio Bergman que se iniciaba con un nuevo proyecto ambicioso en la Congregación Israelita de la República Argentina (comúnmente conocida como “la sinagoga de la Calle Libertad”). Allí comencé a escuchar a Bergman también utilizando herramientas de la Crítica Bíblica cuando enseñaba o daba sus prédicas lo cual no debía sorprenderme del todo puesto que Bergman es un Rabino originariamente Reformista y luego Conservador.

Al poco tiempo de estar cantando en la Sinagoga Bergman me dijo que necesitaba que yo comience a estudiar en serio porque a partir del año entrante no solo iba a cantar sino que iba a enseñar. En la necesidad no solo de servir como instrumento para las plegarias sino tener que enseñar a jóvenes que se preparaban para sus ceremonias volví a abrir la Biblia y me puse a estudiar esta vez más en serio. Cuando me preguntan muchas veces dónde estudié siempre digo que mi viaje fue un poco inverso. La mayoría se encierra en una Universidad o yeshiva para luego aplicar todo lo estudiando en una comunidad. En mi caso yo me veía forzado semanalmente a oficiar en un casamiento, un Bar Mitzva, las festividades del calendario o teniendo que preparar una clase aprendiendo directamente todas estas cosas “en la cancha”. Por ese motivo mis estudios fueron siempre por mi cuenta, aprendiendo de otros Rabinos y colegas y junto a maestros privados (entre ellos el Jazan Oscar Flesicher). En mi paso por la sinagoga de la calle libertad aprendí el oficio de ser Jazan del modo más tradicional y anterior al momento en que ser Jazan se convirtiera en una profesión, es decir haciendo el famoso “learning by doing” (aprender haciendo). Las Instituciones son muy importantes y espero no se entienda que estoy menospreciando la importancia de hacer una carrera de estudio en un Institución reconocida (dicho sea de paso yo mismo siempre me moví por Instituciones oficiales como el Conservatorio de Música y en la actualidad el Hebrew College). Simplemente estoy compartiendo que en mi trayectoria religiosa ese no fue mi camino y esta es la razón por la cual decidí empezar mi Maestría en Educación Judía este año en el Hebrew College que es postdenominacional (está más allá de las diferencias entre Ortodoxo, Reformista y Conservador y yo mismo siento estas diferencias como algo ya de otra era). En el largo plazo quiero ir organizando mejor todo lo que fui aprendiendo como autodidacta. Honestamente me apasiona la devoción del judaísmo Ortodoxo, el academicismo del Conservador, la acción social del Reformismo, el judaísmo como Civilización de Mordejai Kaplan y la conexión con Dios del jasidismo. Por encima de todo esto amo la cultura moderna Israelí y ¡por eso no elijo un judaísmo sino todos! Para algunos todo esto es un signo de debilidad. No me importa demasiado. Soy extremadamente sincero en mi búsqueda e intento no separar entre un “Diego público” y un “Diego privado”. Soy igual en todos lados y en todos lados encuentro algo que me apasiona. Por eso tampoco creo realmente que existen cosas separadas en el judaísmo o el universo sino una Unidad total de un tejido cósmico que vincula absolutamente todo con todo.

Pero volviendo a mi historia con la Biblia, uno siempre debe estudiar y estudiar porque nunca sabe en qué momento precisará de las herramientas que posee. Así fue que el inglés que todos sienten como un lenguaje importante para hacer negocios y moverse en el mundo en general cobró un renovado significado cuando me puse a estudiar judaísmo un poco más en serio puesto que el mejor material que encontraba estaba todo en inglés y yo podía leerlo mejor que cualquier otro lenguaje. No es una sorpresa que el mejor nivel académico sobre judaísmo esté escrito en inglés puesto que en Estados Unidos un académico (incluso un rabino) puede dedicarse toda la vida a investigar o escribir libros ayudado por una economía que le permite dedicar su tiempo al pensamiento y la investigación. Esto es un desafío para otros países que tienen problemas de base que no permiten la sustentabilidad del pensamiento y como enseñan los rabinos sin harina no hay Tora y sin Tora no hay harina (la persona que no tiene las necesidades básicas satisfechas no puede dedicarse seriamente a la espiritualidad). Así comencé a leer en Argentina los primeros textos de la espectacular biblioteca que tiene Sergio Bergman. Me llevaba semanalmente libros de Lawrence Hoffman, David Ruderman, David Hartmann y otros autores que nombré en mi publicación 22 Libros y Podcasts sobre Judaísmo que utilizo diariamente. Con toda la confianza que nos tenemos muchas veces me llevaba un libro sin pedirle permiso creyendo que no se daría cuenta (por supuesto con la intención de devolverlo a la semana) y sin embargo Sergio me preguntaba “¿vos te llevaste el libro de…?”. ¡Increíble, tenía miles de libros y en un instante se daba cuenta cuando le faltaba uno!

Así fue que durante más de diez años me pasé leyendo libros de académicos, rabinos Ortodoxos, Conservadores, Reformistas, Reconstruccionistas y como soy de la generación de Internet aproveche el auge de la Ortodoxia Judía que copó toda la red con videos, audio y muchísimo material para estudiar (hay mucho más en inglés que en español pero aquí tienen varios enlaces para investigar y divertirse: Los Mejores 19 sitios para aprender sobre judaísmo y Tora en español). Durante esa etapa comencé a escuchar los primeros Podcasts de David Ruderman sobre Historia Judía que fui traduciendo y compartiendo en este blog en los últimos 4 años (todavía me quedan 4 publicaciones para concluir la serie sobre el Judaísmo Medieval basado en sus Podcasts). Fue también en ese período que finalmente conocí a mi primer académico judío en Argentina que hoy también ya es Rabino: el Rabino Dr. Fernando Szlajen. Para el año que lo conocí a Szlajen estaba por presentar su libro Filo-Sofía del Judaísmo y comenzando un proyecto con Sergio Bergman para desarrollar una Yeshiva Liberal. Así junto a un grupo de estudiantes Szlajen nos dio unas clases sobre temas fascinantes como el amor desde las distintas visiones tanto griegas como judías y nos invitó a que seamos co-creadores de aquello que queríamos estudiar. Por aquel entonces le dije que me interesaba el tema de la asimilación y compartió conmigo un texto sobre la lógica de las almas versus la lógica de los números en la construcción comunitaria. La verdad es que me encantaban sus clases y algo parecido a lo que personalmente escuché durante ese año pueden ustedes escucharlo hoy en los Podcast que están en la página de Szlajen donde grabó muchísimas clases realmente espectaculares para un programa de Radio Jai (click aquí para acceder al Website del Rabino Dr Fernando Szlajen). El programa de la Yeshiva Liberal no prosperó pero yo seguí estudiando por un año más en forma privada en la casa de Szlajen con un pequeño grupo que eventualmente tampoco continuó.

 

 

Cuando uno cree que se ha perdido…

Fue por ese entonces (alrededor del 2008) cuando comencé a revisar mi relación con mi judaísmo nuevamente. Seguía leyendo todo lo que encontraba en el camino (en especial si era material académico) pero Bergman ya estaba más metido en política y no enseñaba tanto como antes y sin Szlajen me encontraba bastante perdido en mi relación con la Biblia. Estudiaba los Shabatot a la mañana Mishna con el Rabino Guido Cohen antes de los servicios religiosos y si bien más de una vez Guido me decía que para entender en profundidad el Talmud uno debe conocer el TaNaJ (la Biblia Hebrea) porque los rabinos utilizan citas de la misma para presentar sus argumentos, la Biblia seguía siendo en gran medida un misterio para mí: un libro enorme del cual no podía organizar en mi mente su estructura. De alguna manera seguía estudiando pero estaba sin maestros que puedan orientarme mejor. Ya había conocido a Laila (mi esposa) y parte de su familia estaba “haciendo teshuva” lo cual me invitaba a más confusión puesto que los Viernes salía del servicio de Kabalat Shabat de la Sinagoga Conservadora en la que cantaba e iba hasta la casa de Laila para compartir la mesa con su hermano que es Ortodoxo Moderno y mi cuñado que es Luvabitcher. Pese a las diferencias en teología y entendimiento el amor familiar es más fuerte y aunque decidimos no implícitamente acordar estar en desacuerdo con respecto a nuestros entendimientos, muchas charlas hacían que al terminar Shabat yo me replanteara sobre qué creía y cuál era la mejor forma de ser un judío que vive el judaísmo de su propio tiempo. Y ahí empecé a vincularme un poco más con el judaísmo Ortodoxo y Jabad Luvabitch. Asistí a charlas de rabinos de Jabad Luvabitch e incluso fui a la tumba del Rebbe Menajem Mendel Scheerson y  le escribí una carta (¡algo que mi cuñado Ortodoxo Moderno tampoco entendía del todo e incluso creía peligroso!). Por eso también fui a hacer tefilá una mañana con mi cuñado Ortodoxo Moderno al minián de la yeshiva de la sinagoga ubicada en la calle Moldes donde en el rezo no solo el silencio era increíble sino que sorpresivamente me senté al lado de un irreconocible Dani Groisman que yo conocía de antes sin barba, en cuero y en la playa tomando sol (¡hacía más de 15 años que no lo veía!). En la comunidad de mi cuñado conocí al Rabino Daniel Oppenheimier y fue por aquel entonces cuando llegó a mis manos su libro Emet VeEmuná en el cual sin ningún tipo de sutileza el autor atacaba el Reformismo y el movimiento Conservador por generar muchísima confusión en sus seguidores y en especial en relación a la Crítica Bíblica la cual producía según su opinión que los judíos se convencieran que el texto estaba lleno de contradicciones y era poco serio.

Ya en ese momento no sabía realmente qué pensar sobre la Crítica Bíblica ni cuál era la manera más honesta de ser yo mismo en relación a lo que creía que era la Biblia en general. Por un lado me parecía fascinante el pensamiento de los movimientos liberales pero por otro lado veía que era algo que solo las corrientes liberales creían mientras que la Ortodoxia como una unidad declaraba que quien no creía lo siguiente era un apikoros (básicamente un hereje):

La Revelación que se describe en la Tora es una prueba de la autoridad de la Tora. Esta descripción debe ser entendida literalmente. El contenido de la Tora son las palabras explícitas y literales que Dios transmitió primero a Moisés y más tarde a Israel en ese día específico en ese punto de la tierra. Lo que la Tora relata es historia real, una crónica del evento fundacional en la historia de Israel. Debido a esto, todo lo que está en la Tora es vinculante eternamente para todos los judíos en la historia hasta el fin de la historia.

He tratado de articular de la mejor manera posible en esa cita lo que estoy seguro que Oppenheimer y la mayoría de los Rabinos Ortodoxos que leí y conocí asentarían como la única verdad. La Tora o la Biblia Hebrea (es decir el TaNaJ) fue entregado por Dios a Moisés y esto es literal. Dios le dijo a Moisés que anote y lo que está escrito fue tirado de una vez desde los cielos. Cuestionar esto en un encuadre Ortodoxo es una herejía que no tiene lugar. Pero justamente lo que critica la Crítica Bíblica es eso mismo. Que el texto no es literal y la descripción de la Revelación del modo que es narrada en la Tora tampoco sucedió literalmente así. Así que eventualmente me convencí que ambas posturas eran irreconciliables. O bien uno debía elegir entre ser un judío liberal (es decir no-ortodoxo) y creer que la Crítica Bíblica también es una posibilidad o sino debía creer en el judaísmo Ortodoxo y rechazar de pleno cualquier aproximación que la Ortodoxia no acepte.

Pero entonces apareció Hong Kong en mi vida y mi relación con la Biblia desde hace 4 años cambió nuevamente.

 

 

La revolución bíblica de Hong Kong

Cuando después de 10 años al lado de Sergio Bergman acepté el puesto de Jazan en Hong Kong lo que más me preocupaba era encontrarme con una comunidad mucho más Reformista de lo que yo estaba acostumbrado. Pero nuestra comunidad en Hong Kong es la única no-ortodoxa de todo el país y por eso somos un cruce entre Conservadurismo y Reformismo. Mucha gente que viene a nuestra comunidad no es Reformista e incluso el Rabino que es Reformista se parece muchísimo a los Rabinos Conservadores que yo conocía de Argentina. El Rabino Reformista de Hong Kong anda todo el día con kippa, come kasher y nuestros servicios religiosos no utilizan ni micrófonos ni instrumentos musicales (¡esto es aún más Conservador de lo que yo conocía en Argentina y por supuesto que leer esto para un Ortodoxo debe parecer un chiste!). Pero lo que más me emocionó de Hong Kong fue que en los últimos cuatro años desde que llegué pude volver (o mejor dicho finalmente) establecer una relación con la Biblia que me hace bien y me hace sentir honesto en mi interpretación al menos hoy. Esta relación se la debo al Rabino con el cual trabajo aquí: el Rabino Zamek.

Todos los Shabatot estudiamos Tora con el Rabino Zamek aquí en Hong Kong. Recuerdo claramente el día que mi aproximación a la Biblia halló su lugar cuando en una de las primeras clases estábamos estudiando Bereshit (el libro del Génesis, es decir la Creación) y el Rabino Zamek comenzó leyendo las primeras partes en hebreo original y analizó la traducción de Onkelos haciendo una especie de análisis etimológico de las palabras utilizadas en el relato de la Creación entre el hebreo original y el arameo de Onkelos. Acto seguido presentó las interpretaciones de Rashi y de otros rabinos medievales del Mikraot Guedolot. Ofreció luego midrashim e interpretaciones del Talmud sobre el relato de la Creación y finalmente presentó diferentes versiones sobre como entienden otras religiones este mismo relato utilizando textos del Corán y del Cristianismo. Ya si todo esto me parecía increíble, finalmente dijo que era hora que veamos qué dice la Crítica Bíblica sobre la Creación. Y entonces explicó como Bereshit Capítulos 1 al 3 no consiste de una sola historia sino dos que son fundamentalmente diferentes. El orden de la creación en Bereshit Capitulo 1 donde Dios creó a los animales de la tierra seguido por el hombre y la mujer está en contradicción con el Capítulo 2 en el que se creó al hombre primero y luego los animales de la tierra y al final de todo la mujer (si no me creen que los dos primeros capítulos cuentan historias diferentes vuelvan a leer el texto cuidadosamente). Y las diferencias no terminaban ahí: cada historia de la Creación tiene un estilo diferente de utilización gramatical e incluso ciertas palabras favoritas del mismo modo que cada autor en la modernidad tiene palabras que más le gusta utilizar que otras: si bien forma parte esencial del Capítulo 1, la palabra hebrea ברא (generalmente traducida como “crear“), está ausente en el Capitulo 2 (es decir en el segundo relato) y si bien las coincidencias ocurren, esto parecía una coincidencia bastante inusual.

Con el paso del tiempo el estudio con este rabino y la utilización de la Crítica Bíblica multiplicaba observaciones similares. Por ejemplo agarren una Biblia o busquen una Biblia online y respondan:

  • ¿Es Israel santo (Devarim 7:06) o se supone que Israel debería ser santo (Vaikrá 19:2)?
  • ¿Es la festividad de Sucot siete (Devarim 16:15) u ocho días (Vaikrá 23:26)?
  • ¿Quién vendió a Iosef? ¿Los hermanos (Bereshit 37:27) o los madianitas (Bereshit 37:28)? Y de paso ¿quién trajo a Iosef a Egipto? ¿Los madianitas (Bereshit 37:36 ) o los ishmaelitas (Bereshit 39:1)?
  • ¿Quién era el suegro de Moshé? ¿Reuel (Shemot 2:18) Itro (Shemot 3:01) o Jovav (Bemidbar 10:29)? Además, era su suegro un madianita (Shemot y Bemidbar recién mencionados) o fue un keini (Shoftim 1:16 y 4:11)?
  • ¿Cuál es el nombre de la montaña de Dios? ¿Es el Sinaí (Shemot 19:20, 24:16, Vaikra 7:38, 25:1, Bemidbar  3:0) o Joreb (Shemot 33:6, 5:06,18:16, Melajim I 19:08, etc.)?
  • ¿Es la inundación causada por la lluvia (Bereshit 7:12) o se trata de la desconexión de los cielos y las profundidades (Bereshit 7:11)?  Dicho se de paso, ¿se supone que Noé debía tomar siete parejas de animales limpios y una pareja de animales impuros (Bereshit 7:2-3) o un par de cada animal (Bereshit 6:19-20)? ¡Ah! y otra pregunta sobre Noé, ¿tiene la lluvia/inundación una duración de 40 días (Bereshit 7:17) o 150 días (Bereshit 7:24)?

La estructura y los detalles de muchos textos literarios aparecen como si estuviéramos leyendo relatos de ficción. Por ejemplo, hay motivos literarios que sustentan muchas historias. Tenemos el motivo literario del hijo más joven que se convierte en líder: Isaac es el hijo menor de Abraham, Jacob es el hijo menor de Isaac, José y Benjamín son los hijos más jóvenes de Jacob, David es el hijo más joven de Ishai. Tenemos también el motivo de la mujer estéril que se embaraza: Sara era estéril, Rebeca era estéril, Leah era estéril, Raquel era estéril y Jana era estéril. En varios salmos se alaba a Dios como el que otorga niños a las mujeres estériles (Samuel I  2:05 y Salmos 113:9) y este motivo parece ser una expresión narrativa de elogio. ¿Es todo pura coincidencia o hay un tropo literario detrás de todo esto?

Incluso hay juegos de palabras por personajes que, aparentemente, ¡ni siquiera hablaban hebreo! La hija del faraón nombra al bebé “Moshe” porque ella lo sacó del agua (meshitihu) (Shemot 2:10).  El Faraón dice en broma que Moisés y Aaron molestan (tafriu) al pueblo (Shemot 5:04) utilizando un juego de palabras con la palabra hebrea faraón misma. En ambos casos ¡realmente hay que poseer un excelente hebreo como para poder hacer juegos de palabras de este categoría!. Y tomando otro ejemplo, ¿de qué otra manera si no es una ficción podría Rajab, la ramera, citar de la Canción del Mar en su discurso a los espías (Iehoshua 2:09 = Shemot 15:15)?

Pero las contradicciones, inconsistencias o casualidades no solo aparecían a nivel histórico sino incluso en la leyes:

  • ¿Los esclavos quedan libres en el séptimo año (Shemot 21:1-6, Devarim 15:12-18) o queden libres en el jubileo (50) años (Vaikra 25:39-55)?
  • ¿Deberían los israelitas cubrir la sangre de los animales sacrificados (Vaikra 17:13) o simplemente derramarla en el suelo (Devarim 12:16, 24,15:23)?
  • ¿Está permitido comer animales no sacrificados (Devarim 12:15) o es necesario sacrificar todos los animales con derecho a ser sacrificados (Vaikra 17:3-4)?

Otras revelaciones siguieron a estas. El texto bíblico que recito todos los Viernes copiado desde el segundo capítulo de Bereshit al Sidur dice: «Dios cesó en el día séptimo la obra que había hecho” (en hebreo וַיְכַל אֱלֹהִים בַּיּוֹם הַשְּׁבִיעִי מְלַאכְתּוֹ אֲשֶׁר עָשָׂה). Siempre creí que esto indicaba que Dios descansó en el séptimo día sin hacer ningún tipo de trabajo en dicho día. Por supuesto que estaba al tanto de las respuestas tradicionales que se pueden dividir en dos campos: וַיְכַל debe leerse como un pluscuamperfecto “había dejado por (el séptimo día)» o sino la creación de Shabat había sido algún tipo de trabajo tal vez espiritual (la tradición rabínica sugiere la creación del alma especial del día de Shabat). Pero estas respuestas no eran satisfactorias para mí puesto que la explicación gramatical no era fiel a la gramática hebrea y la creación del Shabat no debía considerarse trabajo en el mismo sentido que el trabajo realizado por Dios en los anteriores seis días de la creación era nombrada utilizando las mismas palabras. Allí fue cuando la Septuaginta vino a mi rescate.

La Septuaginta es la traducción estándar griega de la Biblia que se inició en el siglo III antes del cristianismo en Alejandría, Egipto, para una comunidad judía que no sabía hebreo (sí, nuestra generación no es la primera que necesita traducciones al estilo “Artscroll» para entender la Biblia y el Sidur). La versón de la Septuaginta es una traducción muy literal que presenta el versículo como «Dios cesó en el sexto día» muy probablemente desde la lectura de un texto hebreo que decía הַשִּׁשִּׁי (“el sexto”) y no הַשְּׁבִיעִי (“el séptimo”). Los errores suceden y la palabra הַשִּׁשִּׁי (“el sexto”) conservado en nuestro texto hebreo estándar probablemente representa la perpetuación de un antiguo error. Sabemos por la Rollos del Mar Muerto que el texto bíblico de la época del Segundo Templo no había sido fijado por ese entonces y a menudo circulaban diferentes versiones con diferentes palabras y frases. Una de estas versiones fue finalmente elegida como el texto bíblico judío estándar. No era un texto perfecto y otras versiones (ya sea la de los Rollos del Mar Muerto o de traducciones antiguas que se representan a partir de un texto que no es el que usamos en nuestros rollos de la Tora y en nuestros TaNaJim) tienen valor histórico también.

Se han ofrecido justificaciones para algunos de estos ejemplos que mencioné y en un momento dado intenté yo mismo creerme este tipo de justificaciones también. Sin embargo, al intentar responder estas preguntas también me di cuenta que no estaba siendo intelectualmente honesto forzando defender mi punto de vista a toda costa. Oppenheimer y los Ortodoxos que había leído no podían todos estar mintiéndose a sí mismos si eran personas que estaban tras la búsqueda de una verdad sincera negando todo esto que está ahí a la vista de cualquiera que lee con detenimiento estos textos. La otra opción posible era que las personas que negaban todo esto estuvieran engañándose y por razones psicológicas necesitaran creer que todo había sido dictado de una sola vez por Dios a Moisés porque eso les daba cierta tranquilidad de espíritu. Por esta razón, finalmente me decidí por un enfoque completamente diferente. Y esto era o es lo que me revelaba la Crítica Bíblica. Para mi la conclusión ya era ineludible: la Biblia no es un documento único y uniforme. Tiene una historia que se compone de las fuentes escritas antes que fueran finalmente combinadas por un editor, redactor o incluso un grupo de editores. Finalmente se abría la puerta que me permitía unir la tradición rabínica con la Crítica Bíblica e intentar ponerlas en sincronía no para unificarlas sino para apreciar mucho más el texto favorito de mi tradición.

 

 

Los libros que leo hoy sobre la Biblia

En mi intento de los últimos cuatro años por ordenar o comprender mejor todo esto me compré los siguientes libros recomendados por el Rabbi Zamek: Etz Hayim: Torah and Commentary, The Jewish Study Bible: Featuring The Jewish Publication Society TANAKH Translation, Reading the Book: Making the Bible a Timeless Text y How to Read the Jewish Bible. En la actualidad utilizó todos estos libros constantemente. Utilizo mi copia hebrea con la traducción de la Jewish Publication Society y voy comparando interpretaciones medievales y modernas en forma simultánea. Me gusta ver qué interpretaban mis antepasados y qué podríamos interpretar hoy. Pero lo último que quiero compartir llegando al final de todo esto es que una nueva revolución aconteció cuando descubrí que el autor de How To read the Jewish Bible es ¡un judío Ortodoxo! Esto literalmente me “partió la cabeza” puesto que de golpe veía que no todos los Ortodoxos temen a la Crítica Bíblica. Sin embargo cuando lo comenté con el Rabino Zamek me dijo que son tan solo unos pocos los que recién se están atreviendo a utilizar lo que para el Conservadurismo y el Reformismo ha sido una parte integral de su aproximación a la tradición y de hecho este tema está generando muchísima tensión dentro de la Ortodoxia. Como todo en la Ortodoxia, los cambios son más lentos y declarar que la Biblia no fue dictada por Dios a Moisés representaría en esta corriente realmente generar un quiebre histórico y reconocer que los otros movimientos tenían razón…esto no es fácil para el ego de cualquier movimiento. Me imagino a veces qué escribirían los rabinos Ortodoxos que he leído hasta ahora (como Oppenheimer) y que han atacado la Crítica Bíblica en sus obras: ¿una especie de disculpa? ¿Cambio de opinión? Somos todos igualmente humanos y podemos cambiar así que tampoco sería un problema. Tal vez muchos rabinos nieguen siempre la Crítica Bíblica y de hecho no serían los primeros en hacerlo. Al fin de cuentas es una decisión personal terminar creyendo lo que uno quiere creerse.

Pero justamente al investigar más sobre los primeros Ortodoxos que comienzan a utilizar la Crítica Bíblica llegué a un sitio Web que fue lanzado hace menos de un año y que ha causado un revuelo importante dentro de esta corriente. El sitio se llama TheTorah.com  y está compuesto por ensayos desde una perspectiva que une la visión tradicional de la Ortodoxia judía con la Crítica Bíblica. Entre los nombres más destacados del proyecto están Zvi Brettler (alumno de Nahum Sarna y autor de How To Read the Jewish Bible) y el Dr y Rabino Zev Farber. Si leen inglés le recomiendo exploren el sitio y si quieren conocer un poco más sobre el tema lean mi publicación El mayor desafío para la supervivencia del Judaísmo Ortodoxo donde explico un poco más sobre las publicaciones de Zev Farber.

En TheTora.com el Rabino David Steinberg declaro que después de pasar los últimos quince años haciendo kiruv (expresión utilizada para captar judíos hacia facciones del judaísmo Ortodoxo) ha llegado el momento de reconocer que los enfoques actuales utilizados en algunas organizaciones judías para fortalecer la identidad judía son a-históricos (en el mejor de los casos) y en ocasiones incluso deshonestos. Son muchos los judíos que temen estudiar el TaNaJ de una manera honesta al punto tal que en algunas academias y comunidades el estudio del TaNaJ es inexistente. Presionados para responder en forma sincera muchos judíos descubren que no han leído realmente en forma personal a los Profetas ni las Escrituras (Neviim y Ketuvim) sino es a través de alguna clase (shiur) o la utilización de una cita de los mismos con el fin de transmitir un mensaje inspirador. Aunque se trata de algo digno de ser realizado, los shiurim (clases) no deberían sustituir el estudio de la Tora o el TaNaJ a libro abierto con la utilización de comentarios y la mayor cantidad de herramientas posibles para encarar la verdad de la Biblia. Como la Biblia es verdad no deberíamos tener miedo de exponerla a ningún tipo de  lectura. Y no atreverse justamente a confrontar la Biblia con diferentes lecturas es una muestra clara de debilidad intelectual.

¿Cuál es la razón de este abandono total y honesto de la Tora, Neviim y Ketuvim? ¿Debemos creer que hay un secreto profundo que estamos tratando de ocultar acerca de la Tora y por eso evitamos ser sinceros en nuestras aproximaciones? Lamentablemente muchos han llegado exactamente a esa conclusión. Y con este tipo de miedo ¿es del todo sorprendente que el rabino David Steinberg haya escrito que Jaim Dovid Zwiebel (vicepresidente ejecutivo de Agudat Israel en Estados Unidos) recientemente identificó que el mayor desafío que enfrenta la comunidad Ortodoxa es el creciente número de «adultos en situación de riesgo» que se encuentran luchando en la mitad de la vida con el significado de la observancia religiosa?

Personalmente creo que la Tora es divina. Creo que Dios quiere que nosotros estudiemos en forma honesta y por eso nos dio todo el potencial para hacerlo. Nos dio la capacidad de pensar e incluso pensar cómo es que pensamos con el objetivo final de poder hacernos preguntas terriblemente difíciles que ponen al descubierto entendimientos que creemos pero no entendemos. Y finalmente creo que el estudio académico de la Biblia es una de las muchas herramientas más que están disponibles y que nos pueden ayudar en nuestra búsqueda del sentido tratando justamente de entender aún mejor de qué se trata la vida.

Hablar abiertamente de estas cuestiones y la exploración de las explicaciones históricas y críticas no sólo nos libera de la vorágine de miedo que aliena a los “judíos religiosos” sino también añade una capa nueva a la tradición que hay 70 «caras (facetas) de la Tora” (Bemidbar Rabá 13:15). Mantener una actitud de mente abierta (en lugar de ciega aceptación o rechazo) frente a los estudios bíblicos en forma académica y sus conclusiones ofrece un enfoque matizado muy necesario para comprometerse con Dios y la Tora en el mundo moderno que vivimos hoy.

 

Palabras Finales…

Primero y antes que nada quiero decirles que si han leído todo esto ¡los felicito por la paciencia y gracias por acompañarme en este viaje de descubrimiento personal que en realidad comparto con todos los que leen el blog!

Releyendo todo lo que escribí creo que esta publicación despertará diferentes reacciones. Algunos concluirán que definitivamente soy un hereje y estoy totalmente perdido. Incluso pienso que para algunos debo ser una desgracia para la comunidad judía. Quizás para otros esto sea una revolución y una aceptación final de la importancia de ser honesto en su aproximación a la religión sin importar las incertidumbres aprendiendo a vivir en paz con ese famoso “realmente no lo sé”. Aunque no me crean no fue mi intención ser un egocéntrico que escribe sobre sí mismo (al fin de cuentas no puedo dejar de ser yo el que escribe) sino que quería honestamente compartir mi experiencia con el libro más importante de la historia judía y tal vez de la humanidad. Por sobre todo quiero dejar en claro una vez más lo que escribí en la sección “Acerca del Autor”:

No estoy diciendo que mi manera de entender al judaísmo o leer la Biblia es la única posible. De hecho mucha gente tiene miedo de abrazar mi manera de ver la tradición judía porque es una que se atreve a cuestionar lo incuestionable. Pero no considero esto un ataque hacia la viabilidad del judaísmo en la actualidad. ¡Todo lo contrario! Mi intención no es desarmar la tradición sino hacerla cada día más significativa, apasionante y multifacética. Soy de hecho una persona muy religiosa. Estudio textos judíos todos los días. Rezo. Creo absolutamente en Dios y la Tora y estoy completamente comprometido con la tradición judía y su continuidad. La Biblia como texto es algo muy serio para mi y lo considero mi manual de vida. Puedo confesar que soy lo más auténtico posible en mi aproximación a la tradición y lo mejor es que creo que ya no soy más el único.

Si bien he escrito mucho sobre la Crítica Bíblica no he explicado bien que es. Hacerlo me llevaría otra publicación entera. Pero en breves palabras la Crítica Bíblica es aproximarse a la Biblia desde una posición “neutral”. La idea es no asumir ciertas posturas sino por el contrario ablandar un poco los pre-conceptos sobre qué es lo que la Biblia debería decirnos (evitando así forzar el texto para que encaje con lo que a nosotros nos gusta y nos parece verdadero) y aceptar literalmente lo que está diciéndonos y los desafíos que nos propone. Esta es la manera más simple de explicar la idea central que gira en torno al Estudio Académico de la Biblia.

El desafío central para concluir es compartir cómo navego hoy ambos mundos (el del judío tradicional y el moderno) en mi vida. Esta expresión es un verbo inacabado, no es un ser estático sino un devenir dinámico. Mis interpretaciones y entendimientos van constantemente mutando y espero poder sostenerlos en paz en los años que siguen. Mi aproximación a la Biblia hoy se basa en la misma aproximación que siempre ha tenido la tradición rabínica: los judíos no somos literalistas ni fundamentalistas bíblicos. En otras palabras, cuando leo un texto de la Biblia trato de entenderlo de múltiples maneras distintas entre ellas enfatizando qué significado tienen las palabras bíblicas en el propio tiempo y lugar en el que fueron escritas. Esta idea incluye el hecho que hay guiños lingüísticos (metáforas o imágenes) que un antiguo israelita comprendía claramente al escuchar la lectura de la Biblia hace 2000 años y nosotros hoy debemos hacer un esfuerzo para develar y “contextualizar” con el objetivo de entender lo que originalmente significaban estas mismas palabras cuando las leemos. Al hacer esta aproximación intento enmascarar mis creencias personales. De hecho si uno intenta no ser tendencioso, las creencias personales no deberían intervenir en cómo uno entiende la Biblia dentro de su ambiente o contexto original.

En pocas palabras y para no expandirme demasiado en esta idea, lo que intento decir es que como judío la Biblia es para mí un “libro de consulta” que yo (y la comunidad de la que formo parte) hacemos un “libro de texto”. Un “libro de consulta” no es igual a un “libro de texto”. El “libro de consulta” presenta muchas perspectivas diferentes mientras que un “libro de texto” adopta un punto de vista particular para ser congruente. Un ejemplo muy simple de todo esto podemos verlo si comparamos dos libros diferentes de economía. Un “libro de texto” sobre economía que presenta simultáneamente teorías keynesianas y marxistas sería terriblemente confuso, como resulta la Biblia misma si es vista solamente desde esta perspectiva. Por otro lado un profesor de economía con una visión más amplia es muy probable que escriba un “libro de consulta” mostrando una variedad de aproximaciones a la economía incluyendo teorías keynesianas y marxistas dentro de su clase sobre “Introducción a la Economía”. Un “libro de consulta” puede contener diferentes y hasta conflictivas tradiciones que tienen como objetivo ofrecer la mayor cantidad de datos posibles.

La Biblia es, siguiendo este simple ejemplo, un “libro de consulta” para mi. Es una compilación de muchos textos diferentes, autores distintos, tiempos y lugares particulares. Presenta los intereses de diferentes grupos en diversos escenarios históricos a través de miles de años. Dentro de la Biblia misma podemos encontrar más de una sola opinión sobre casi cualquier tema que elijamos analizar y en especial esto sucede con Dios, Su naturaleza, Su corporalidad y los castigos inter-generacionales que son operativos según los 13 atributos de Dios y luego dados de baja por los profetas mismos. Dentro de estas diferencias centrales a lo largo de toda la Biblia vemos también diferencias en las relaciones entre hombres y mujeres, la actitud hacia los extraños, etc. Es en este sentido que nadie podría negar que la Biblia no es un “libro de texto” sino un “libro de consulta”. Contiene múltiples autores y muchas ideas conflictivas dentro del mismo texto producto de paradigmas sociales diferentes al momento que todos los textos fueron puestos todos juntos en uno solo que llamamos Biblia o TaNaJ.

Por supuesto que para que el mismo texto tenga sentido en mi experiencia religiosa (digamos como una “guía judía”) tengo que convertirlo en algo más autorizado. Para lograr esto cambio mi aproximación y convierto a la Biblia -con todas las dificultades que esto sugiere- en un “libro de texto” en lugar de “libro de consulta”. La forma más simple que utilizo para lograr esto es a través de un proceso de selección. Cómo y por qué hago una selección sobre el significado “judío” del texto por sobre otras opciones que ofrece la Biblia es un tema enteramente personal definido principalmente por mi respeto a mi tradición y la comunidad a la que pertenezco. De hecho elegir entre diferentes fuentes bíblicas no es nada nuevo. En el período mismo en el cual la Biblia era puesta por escrita y compilada, los autores y editores hicieron estas selecciones. El editor del libro de Crónicas sabía que había más de una manera para cocinar el sacrificio de Pesaj. Al declarar que debía ser hervido (Crónicas II 35:13), ese autor seleccionó Deuteronomio 16:7 por encima de Exodo 12:9. Si lo pensamos un instante y honestamente, el midrash y el comentario rabínico medieval funcionó siempre de forma similar (siempre hemos sido selectivos en nuestras lecturas y de alguna manera eso es lo que muchas veces ofrece el midrash y el comentario para que algo que no nos cierra del todo tenga sentido). Así yo también al enfrentarme con la Biblia considero diferentes textos, interpretaciones y tradiciones seleccionando aquellos que son más significativos para mí.

Ésta es mi relación con la Biblia hoy…¿qué sentiré o pensaré mañana? Solo Dios sabe. ¿Ustedes qué sienten?

Archivado en: Actualidad Judía, Biblia Hebrea: Tora, Profetas y Escrituras Etiquetado como: critica biblica, diego edelberg, mi judaismo, revelacion

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Acerca del Autor

 Hola, soy Diego Edelberg, el fundador del blog Judios&Judaismo.com. Me apasiona todo lo relacionado con la música, el judaísmo, la interpretación, la educación, la mitología, la filosofía, la religión, la ciencia, la historia, el arte, la física, la cosmología, la evolución, la sociología, la epistemología, la metafísica, la cabalá y en especial aquello que resulta contradictorio, paradójico y absurdo. Para conocer más sobre mi y de qué se trata mi blog visitá la sección Acerca del Autor

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