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Judíos & Judaísmo

antiguo, novedoso, sagrado.

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En caso de emergencia leer esta publicación

04/05/2013 por Diego Edelberg 6 comentarios

 

Este blog no deja de ser entre tantas otras cosas una “terapia” para mí. Quizás ninguno de ustedes se imagina al leer mis publicaciones que lo que leen detrás de cada oración es  literalmente lo que me va sucediendo en la vida. A veces siento que si bien me estoy abriendo demasiado con quienes me leen también me reconforta pensar que uno no está solo en sus inquietudes y temores. Y digo esto con orgullo puesto que en el mes de Abril llegamos a la mayor cantidad de visitas mensuales. Me alegra saber que incluso a la distancia seguimos compartiendo la vida juntos.

 

El jueves pasado fue “uno de esos días” en los que lo único que recibí fueron malas noticias. Noticias que me entristecieron muchísimo. Y mientras sigo digiriendo lo impredecible pensé escribir sobre cómo lidiar con esos momentos en los cuales las cosas definitivamente no “marchan sobre ruedas”. ¿Qué hacemos cuando la vida parecería que “no avanza”? Esos son los momentos que necesitamos alguna herramienta como las que hay en los transportes públicos y que dicen “en caso de emergencia…”.  ¡Cómo nos gustaría que alguien fácilmente nos de esa herramienta o fórmula mágica que nos libere de ese estado y haga que todo vuelva a la “normalidad”!

Y creo que no es casualidad que este Shabat leímos en la Tora que cada siete años debemos dejar descansar la tierra por un año. Dios nos dice que la Tierra es de Él y nosotros no somos más que huéspedes. El castigo por desobedecer este mandamiento implica que seremos separados y perderemos la Unidad como pueblo. En el contexto de la Biblia este castigo no es raro sino el más común. La Biblia asume que el peor castigo de hecho no es la muerte sino el abandono. El peor castigo en la Biblia es ser separado de la comunidad.

Pero hay otra lectura que podemos hacer de esta idea: sólo somos huéspedes en el Universo de Dios y olvidar eso provoca nuestro destierro. Cuando por un instante perdemos conciencia de esto último nuestra percepción del mundo pierde también la órbita. Las cosas de pronto parecerían ser totalmente aleatorias y sin sentido. Y yo -al igual que cualquier otro ser humano- me encuentro como un visitante, un huésped, alguien que está de paso en una tierra extraña llena de situaciones difíciles de comprender. Así pierdo mi conexión con esta tierra que ahora me exige aceptar lo inconcebible, poner a prueba mis creencias y buscar maneras diferentes de darle sentido a todo lo que enseño a mis alumnos.

Gracias a Dios no tenemos que recorrer la incertidumbre en soledad. Somos muchos los que podemos guiarnos mutuamente. Todos navegamos sin brújula esta tierra y en el fondo absolutamente nadie sabe con total certeza cual es el camino correcto. Lo que hacemos es abrazarnos para no hundirnos todos juntos y lograr así descubrir que la tierra es momentáneamente nuestra casa, nuestro hogar.

Cuando nos encontramos con situaciones inesperadas y tristes debemos siempre recordar algo que es esencial: no podemos controlar todo pero si podemos controlar cómo vamos a reaccionar frente a lo que nos acontece. Esta es una idea que me ha ayudado muchísimo en mi vida. Ante la muerte, el engaño, el sufrimiento y la injusticia tenemos que evitar la tentación de buscar respuestas fáciles que provocan confort inmediato pero no nos sostienen en el largo plazo. No hay respuestas simples en la vida y justamente acompañarnos con esa disconformidad es parte de la compleja y hermosa experiencia de vivir. Es la experiencia que todo aquel que existió ha tenido que enfrentar, es la experiencia que todos los que habitamos la tierra hoy enfrentamos y es la misma experiencia que aquellos que ni siquiera existen tendrán que enfrentar algún día.

En la tradición judía tenemos enseñanzas, rituales y mucho material para guiarnos. Cada uno encontrará en el torrente milenario de sabiduría judía algunas pistas para enfrentar las preguntas sin respuestas de la vida. Pero lo que no debemos hacer es volvernos rígidos en nuestra manera de pensar y sentir. La idolatría no es solo la adoración de objetos materiales sino -y más complejo aún- convertirnos en idolatras es convertirnos en fundamentalistas, absolutistas o simplemente reducir todo a una sola manera de ver las cosas. Idolatrar ideas o pensamientos es muchísimo peor que idolatrar personas u objetos.

Hace un año escribí en otra publicación de este blog:

 

“La idea que la vida debería ser tranquila y libre de sufrimiento no es una idea judía. No existe algo así como un judío sereno. El conflicto es parte de la existencia humana y lo normal es tener esas cosas en nuestra vida que llamamos “problemas”. Pensar así parece ser pesimista pero no lo es. Los judíos no somos pesimistas pero tampoco somos optimistas: somos realistas…esto no significa que uno no tiene momentos pacíficos y llenos de alegría sino que significa que creer que Todo debería ser constantemente perfecto y nunca deberíamos tener problemas, fricciones, dudas, quejas, incertidumbres, desolación, aburrimiento, desesperanza y depresiones se contradice con las primeras narrativas del Libro de Génesis en la Tora e incluso se contradice con la esencia de la tradición judía. 

Las peleas, dificultades, adversidades y pruebas que vienen constantemente son parte de lo sagrado de la existencia humana y no están separadas de la vida. Los problemas no son invasores externos a la perfecta paz que deberíamos tener. Los problemas constituyen la esencia de la vida. Aceptarlos como tal es el desafío. Aceptar que la vida es una prueba hace de la misma algo mucho más significativo. Nos permite desarrollar aún más nuestra capacidad de aceptación”.

 

La vida es natural y en consecuencia cualquier respuesta o reacción ante la vida misma también es natural. Es natural estar triste. Es natural estar enojado. Es natural tener dudas. Es natural no sentir nada y también es natural simplemente preocuparse con otras cosas. Todo lo que sentimos es natural y merece ser respetado.

Pero debemos siempre estar abiertos hacia otras respuestas porque nuevamente: podemos controlar cómo vamos a reaccionar frente a lo que nos acontece. Si estamos tristes démonos lugar también a ser confortados. Si tenemos dudas también permitámonos buscar respuestas. Si estamos seguros también habilitemos la duda y la posibilidad. Mientras algunos lloren, otros rían, otros maldigan y otros conforten podemos estar seguros que la comunidad esta balanceada.

Concluyendo esta lectura semanal terminamos el Libro de Vaikrá para dar comienzo a Bemidbar. Este libro lleva el título de “Números” según la traducción de la Septuaginta debido a que comienza con un censo. Sin embargo la traducción literal de Bemidbar es “en el desierto” (haciendo referencia a un páramo). En el desierto nuestros antepasados aprendieron cómo enfrentar los desafíos de la vida y reafirmar sus relaciones mientras mantenían la esperanza de alcanzar esa distante tierra prometida. No tenían todas las respuestas. Tuvieron que ir adaptándose paso a paso, momento a momento.

Cada vez que terminamos un libro de Tora y nos preparamos para empezar el que sigue decimos “jazak jazak venitjazek” (fuerza fuerza y seamos fortalecidos). Mientras continuamos navegando el desierto de la vida debemos desplegar todas nuestras fuerzas para seguir adelante con nuestros seres queridos.

Archivado en: Aforismos, Citas, Espiritualidad y Religión, Judaismo Hoy Etiquetado como: abandono, creencia, dios, duda, el universo, esperanza, la biblia, la muerte, mandamiento, sentido, sufrimiento, tora

El Secreto Oculto del pueblo judío: la flexibilidad de la tradición

01/05/2013 por Diego Edelberg 38 comentarios

 

En nuestra exploración por intentar descubrir qué es el judaísmo fuimos resolviendo algunas preguntas fundamentales. Primero vimos que no hay un solo adjetivo que pueda definir el judaísmo en su totalidad. Luego pudimos ver que tampoco es simplemente una religión más entre todas las que están disponibles ya que hay componentes étnicos, nacionales e incluso geográficos que definen al judaísmo más allá de una simple creencia en algo.

Luego introdujimos la idea que si bien el judaísmo en esencia es uno solo, cada uno lo entiende de forma distinta porque cada uno de nosotros es diferente, particular y único. Entonces la pregunta que se impone es ¿cómo hacemos para mantener una cohesión grupal si cada uno entiende y practica el judaísmo a su manera?

Y la respuesta es que curiosamente lo logramos de todos modos a través de un proceso oculto a simple vista que va ajustando lo antiguo hacia lo novedoso y lo novedoso hacia lo sagrado, un proceso que llamamos tradición. Por supuesto cuán flexible es esta estructura o tradición tampoco es algo que los judíos podemos ponernos de acuerdo y sin embargo seguimos adelante sosteniendo todas estas luchas internas.

Las más grandes disputas entre los judíos suceden cuando algunos creemos que lo tradicional esta siendo atacado. Pero en forma extraña defendemos la tradición y sin embargo cuando nos preguntan cuál es exactamente la tradición generalmente no estamos seguros que la conocemos en forma absoluta o que podemos definirla en una sola oración. También somos conscientes que -nos guste o no- la tradición se va constantemente ajustando a las realidades sociales, culturales, políticas e históricas. La ventaja de reconocer esto es que nosotros mismos vamos constantemente revaluando nuestra propia tradición y por extensión nuestra propia vida dentro de lo que consideramos tradicional.

Si bien el judaísmo está constituido por determinadas creencias y prácticas particulares los judíos sentimos que es una definición muy limitada la de declarar el judaísmo solo como una religión más que esta disponible dentro del espectro de las religiones del mundo.

En la Biblia por ejemplo, el “judaísmo” no existe como tal sino la historia de un individuo llamado Abraham y su familia que primero son presentados como los hebreos. Luego esta familia va extendiéndose hasta que el nieto de Abraham llamado Jacob (en hebreo Iacov) es renombrado Israel durante un extraño episodio en que lucha con un ángel. Así pasamos de hebreos a ser israelitas (los hijos de Israel, es decir los hijos de Iacov). Cuando seguimos leyendo la Biblia nos damos cuenta que los hijos de Israel poseen ciertas categorías que los constituyen y que están más allá de una simple creencia o fe.

Si bien los israelitas de la Biblia creían que su destino estaba determinado por su relación con Dios (una relación bastante complicada de por cierto), la realidad es que estaban mucho más preocupados por llegar a la Tierra prometida por Dios a Abraham y a su descendencia que cualquier otra cosa. Por lo tanto leyendo la Biblia podemos llegar a concluir que el judaísmo es la historia de un pueblo y un territorio particular en el mundo.

Por otro lado la estructura tribal de los israelitas en la Biblia se mantuvo por miles de años al punto tal que cuando finalmente llegaron a la tierra prometida la dividieron según estas mismas tribus. Por lo tanto ahora podríamos llegar a la conclusión que lo que constituye a los judíos es en realidad una demarcación étnica.

Por muchos años durante el período que narra la Biblia Israel fue gobernado por una monarquía. Y por lo tanto podríamos argumentar que el judaísmo originariamente era parte de una nación o un reino.

El punto aquí es el siguiente: todo esto que acabamos de describir es mucho más que lo que entendemos por religión. El diccionario define a la religión como un conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos de veneración y temor hacia ella, de normas morales para la conducta individual y social y de prácticas rituales, principalmente la oración y el sacrificio para darle culto. Nosotros acabamos de ver que el judaísmo en sus orígenes no solo posee todo lo que define el diccionario sino también posee asociaciones con un territorio geográfico determinado, una distinción étnica particular e incluso una constitución nacional o monárquica. Todo esto es mucho más que una religión.

Próximamente: ¿Cuál es el origen de la palabra judío?

En la cuarta parte de esta serie veremos el origen y significado de las palabras judío y judaísmo. ¡No te la pierdas!

¡Buena Semana!

Archivado en: Educación Judía Etiquetado como: abraham, creencia, dogmas, judaismo, judios, la biblia, las religiones

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Acerca del Autor

 Hola, soy Diego Edelberg, el fundador del blog Judios&Judaismo.com. Me apasiona todo lo relacionado con la música, el judaísmo, la interpretación, la educación, la mitología, la filosofía, la religión, la ciencia, la historia, el arte, la física, la cosmología, la evolución, la sociología, la epistemología, la metafísica, la cabalá y en especial aquello que resulta contradictorio, paradójico y absurdo. Para conocer más sobre mi y de qué se trata mi blog visitá la sección Acerca del Autor

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