Ha pasado un mes desde mi última publicación sobre la Crítica Bíblica. Muchos de ustedes me han escrito para saber si estaba todo bien o por qué no habían recibido novedades mías durante todo este tiempo. Primero y principal, ¡gracias por preocuparse! Segundo, no he podido escribir porque este ha sido un mes increíblemente intenso lleno de exploración, planificación y descubrimiento personal.

¿A qué me refiero? ¿Por dónde estuve? En el último mes estuve en Hong Kong, Frankfurt (por unas horas), Buenos Aires, Chile, Barcelona y ahora de nuevo en Frankfurt esperando el vuelo de regreso a Hong Kong donde en unos días iniciaremos la maratón espiritual del mes de Tishrei. Pero si piensan que sólo me he dedicado a pasear estarían muy equivocados: mientras realicé todos estos viajes cursé una materia más de mi Maestría en Educación Judía titulada «Enseñando TaNaJ«, di clases a niños, jóvenes y adultos, tuve entrevistas de trabajo y de formación profesional y, por encima de todo esto, estuvimos planificando muchas más cosas que les contaré en breve. Honestamente, el único lugar donde nos hemos tomado unos días de descanso fue Barcelona donde pude tomarme un cafe y reflexionar sobre el futuro del judaísmo con el Dr. Mario Sabán. El resto ha sido tiempo dedicado a la decisión más importante sobre lo nuevo que se viene en nuestras vidas (las vidas de Laila, Hannah y la mía).
Cuando nos hacen LA pregunta que esperamos
Hace unos meses comenzamos a contemplar con Laila la posibilidad de dejar físicamente nuestra amada Hong Kong. La despedida es física porque espiritual y emocionalmente Hong Kong siempre estará con nosotros por muchísimas razones imposibles de reducir en una sola publicación. Por sobre todas las cosas Hong Kong siempre será un lugar especial puesto que allí nació nuestra hija Hannah Galit.
La vida es increíblemente impredecible y por eso debemos planear pero no anticipar demasiado. Parte de creer profundamente en Dios es confiar que nos está llevando adonde debemos ir aún cuando menos lo esperamos o lo entendemos. Es parte de aceptar lo que Lynne Twist llama en su libro The Soul of Money: Reclaiming the Wealth of Our Inner Resources lo suficiente. Lo suficiente es lo opuesto de la escasez. En lugar de mirar el mundo y nuestra vida como una constante falta (nos falta siempre tiempo, dinero, conocimiento, salud, etc.) debemos comenzar a percibir lo suficiente que ya tenemos (el tiempo es siempre el mismo, tener suficiente dinero implica estar feliz con lo que poseemos, si nos aceptan es porque sabemos lo que es necesario hoy y si estamos leyendo esto ya deberíamos sentir la suficiencia de nuestra salud). Fue con este espíritu de apertura y suficiencia que Laila y yo comenzamos a indagar e investigar cuál debería ser la próxima aventura y destino. Cada uno empezó a buscar lugares y ofertas de trabajo. Si bien yo estaba buscando una posición como Jazán (cantor litúrgico), entre las búsquedas recibí un email con una pregunta inesperada (o tal vez no tanto): Diego, ¿te gustaría ser el guía espiritual de nuestra comunidad?
Así fue como la pregunta que hace unos años me vengo haciendo me lo hacía de pronto una comunidad. Mi pregunta interna se tradujo en: Diego, para ser lo que consideras un buen guía espiritual para una comunidad, ¿te gustaría ser un rabino?
Ruaj Ami, Chile y el inicio de una nueva etapa
Hace ya 16 años que trabajo en comunidades judías como cantor litúrgico y educador. Hace dos años fui aceptado para realizar la Maestría en Educación en el Hebrew College de Boston la cual aún continuo. Escribo desde hace cinco años este blog que recibe más de 15,000 visitantes mensuales y ha superado los 3000 suscriptores de email. Dios mediante a la vorágine de cosas que hago se suma ahora el proyecto de comenzar, a partir del primero de Enero de 2016, el proyecto de formación rabínica en tres locaciones: Buenos Aires, Chile e Israel. Guiado por rabinos y educadores del Seminario Rabínico Latinoamericano (en donde muchos años atrás cursé mis primeras materias como Jazán) tengo el entusiasmo ahora de dar mis primeros pasos en un camino que espero me haga crecer en todos los sentidos con el único objetivo final de irradiar más judaísmo en el mundo. Es mi viaje personal pero es en realidad el viaje cósmico del pueblo al que pertenezco. No estudio para mí sino para servir, para inspirar a otros. Por eso también escribo tanto.

Lo más importante del proyecto que viene es el reconocimiento y agradecimiento a la comunidad en la cual voy a desarrollarme como guía espiritual a la vez que me formaré como rabino. Si bien he escrito sobre mí, en el fondo nada es sobre nosotros mismos sino algo mucho más grande. En este caso mi desarrollo va estar enfocado en hacer crecer (también en todos los sentidos) a Ruaj Ami, la hermosa comunidad localizada en la espectacular ciudad de Santiago en Chile donde anhelamos continuar sirviendo el proyecto iniciado hace siete años por un grupo de familias y su primer rabino Jaim Koritzinsky.
El proyecto absolutamente desafiante que se viene por delante implica un cambio radical en mi servicio a la comunidad judía hasta ahora. No solo seguiré ofreciendo mi voz en melodía para Dios y el pueblo de Israel sino también compartiré mis palabras (en vivo y no solo por escrito en el blog) pero por sobre todo mi presencia en forma diferente con una nueva comunidad judía y un nuevo grupo de educadores y oficiantes maravillosos que posee esta comunidad chilena.
Rosh Hashana: cambio y celebración de la vida
Tomar la decisión de cambiar nunca es fácil. Se despiertan ansiedades y preguntas de todo tipo. Pero cambiar es necesario porque es allí dónde realmente crecemos y nos hacemos mejores. Justamente esta es la esencia de los días que se acercan. La palabra clave del año nuevo que iniciamos este domingo es teshuva: un proceso a través del cual reflexionamos en lo bueno y lo no tan bueno para hacerlo y hacernos mejores. Salimos de la zona de confort y volvemos a preguntarnos esas preguntas que duelen pero nos fortalecen: ¿qué es lo que debería hacer con mi vida? ¿qué huella voy a dejar en este mundo? ¿cuál va a ser mi legado? ¿he disfrutado del mundo a la vez que he intentado dejarlo mejor que lo encontré? ¿he realizado lo máximo del potencial que Dios me ha dado? ¿he sido auténticamente yo? ¿cómo he ayudado a otras personas? ¿qué voy a cambiar y qué voy a continuar celebrando como parte de mi vida en el año entrante?
Hace 5 años cuando decidí irme de Buenos Aires a Hong Kong tuve que atravesar un período de mucha reflexión interna. Mi primo Gustavo me lo había anticipado luego de haber vivido un año en Mexico después de dejar Argentina: «en el fondo el viaje siempre es para adentro«. Así es, cuando nos cambiamos de lugar nos cambiamos a nosotros mismos con el lugar y aunque parezca increíble también cambiamos a la gente y al lugar al que llegamos. En lo nuevo enfrentamos situaciones desconocidas que pueden en un principio descolocarnos pero con fe y esperanza reconocemos que siempre es lo que Dios está constantemente determinando para nosotros. Dios quiere siempre lo mejor y nos lleva donde tenemos que ir.
Lo más importante de todo el proceso de cambio no es qué nos pasa a nosotros solos sino el reconocimiento a quienes nos acompañan y hacen que ese proceso de transformación sea más preciado. En el último mes he contado con la bendición de reconocer una vez más lo generoso que es Dios al darme no solo salud y proyectos sino una maravillosa compañera de vida que me apoya en todo, una familia hermosa (incluyendo padres, hermanos, tíos, primos, cuñados, yernos, nueras y sobrino/as) que se ocupa por que siempre estemos bien, amigos que siempre están ahí para ayudarnos, escucharnos y desafiarnos y maestros que son guías espirituales en el camino de la vida ayudándonos a pelar las capas de nuestro ser en busca de aquella luz creada a imagen y semejanza de lo divino que cada uno posee para irradiar y traer más luz. Además y nunca dejo de nombrarlo, están ustedes que me acompañan en cada paso, me leen, me escuchan, me hacen preguntas difíciles y me permiten ser parte virtual de sus historias.
Enfrentando el mayor desafío de la vida
Concluyo deseándoles a todos Shana Tova Umetuká (un año bueno y dulce) y gracias por acompañarme en el viaje de la vida. Mi deseo para este nuevo año es poder transitar con salud y entereza todos los desafíos que la vida me va proponiendo sin temor y con fe. Deseo poder seguir escribiendo para este espacio en el cual todos ustedes me han visto crecer desde mis primeros pasos hacía mi Maestría y Dios mediante el inicio de mis estudios rabínicos. Deseo poder seguir aprendiendo para seguir compartiendo y aprovecho para disculparme con todos aquellos que alguna vez ofendí o se sintieron atacados por mis publicaciones e ideas controversiales. Sepan que con una mano en el corazón hago todo lo que hago con un profundo amor hacia mi tradición judía, mis antepasados y con la honestidad que merece la búsqueda de la verdad de Dios, la Tora e Israel en cada generación. En el fondo lo que quiero es lo que considero mejor para mi pueblo , para cada uno de ustedes y para la humanidad toda
Para hacer teshuva me despido con este video sobre aquello que no nos permite cambiar: el miedo. Dediquen unos minutos a mirar el video y les prometo se sentirán mucho mejor y listos para atreverse a cambiar y empezar un nuevo año.
¡Los queremos mucho a todos y les deseamos lo mejor para este nuevo año!