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Judíos & Judaísmo

antiguo, novedoso, sagrado.

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22 Libros y Podcasts sobre Judaísmo que utilizo diariamente

16/09/2013 por Diego Edelberg 7 comentarios

 

En Honor a Todos mis Maestros

El otro día noté -gracias a un comentario a una publicación de este blog- que muchas de las fuentes, textos, ideas y material de este blog no reconocen del modo que se merecen a los autores, libros y otros tipos de material que utilizo para formar mis ideas.

Quería dedicar una publicación entera a este tema para darle el merecido respeto y honor que merecen mis Maestros (tanto los que conozco personalmente como aquellos que me inspiran a través de sus obras). Quisiera así demostrar y confirmar que muchas veces traduzco material de otros autores pero incorporo mi propia voz en cada traducción y comentario que hago.

Como excusa extra, justamente se me ocurrió dejarles una lista de libros y podcasts que he utilizado para crear gran parte del contenido de este blog para que ustedes mismos puedan indagar en cada tema por su cuenta. El problema principal para quienes no leen inglés es que aproximadamente el 90% de lo que leo sobre judaísmo está escrito en ese idioma y por eso tal vez mis fuentes no sean una ayuda sino una limitación para otros.

Pero acá va mi homenaje a mis Maestros, los libros que tengo en casa y leo frecuentemente; las fuentes de dónde provienen muchas de mis ideas centrales y dónde pueden ustedes comprar dichos libros .

 

La Historia Judía

Primero y principal voy a comenzar con el Rabino y Académico más importante de este blog: David B. Ruderman. No conozco personalmente a Ruderman pero sin dudas ha sido la influencia más importante de mi pensamiento y de lo que conforma gran parte de este Blog. Ruderman se recibió de Rabino en el Hebrew Union College de New York en 1971 y realizó luego un Ph.D (Philosophical Doctor) en Historia Judía en la Universidad Hebrea de Jerusalem.

Mi vida cambió rotundamente cuando tuve acceso a su serie sobre el Judaísmo Moderno y luego su otra serie sobre el de Judaísmo Medieval. Ambas series fueron publicadas por la Teaching Company y luego de escuchar todos sus podcasts decidí que ese torrente de sabiduría debía ser puesto en español. Lo que he realizado entonces en mi serie sobre el Judaísmo Moderno (y la serie sobre el Judaísmo Medieval que estoy aún por la mitad) es utilizar todas las fuentes y referencias que Ruderman utiliza y traducirlas al español. Por supuesto que en mis 31 años de vida no he leído todo lo que Ruderman ha leído en sus más de 60 años (¡de lo contrario yo sería un prodigio realmente!). Sino que lo que hecho es “subirme a la espalda de Ruderman” y seguir trepando desde su base. Al traducir sus clases al español, buscar las fuentes que el menciona, estudiarlas y explicarlas luego con mis propias palabras he aprendido muchísimo y parte de ello es todo lo que ustedes pueden escuchar y leer en mis publicaciones sobre historia judía, principalmente como ya dije en las series sobre Judaísmo Moderno y Judaísmo Medieval.

Si quieren ustedes comprar las dos series originales de la Teaching Company que yo utilizo para realizar todas las publicaciones históricas de estas dos series (y de hecho lo he puesto tal cual en cada sección del Blog) pueden hacerlo desde la página oficial de la Teaching Company.

ATENCIÓN: el set doble cuesta 339.90 USD. ¡Es caro pero es una excelente inversión que pueden hacer para su formación judía!

http://www.thegreatcourses.com/tgc/courses/course_detail.aspx?cid=4653

 

Dios de y para los judíos

La segunda gran categoría del Blog es la que lidia con el tema de Dios y el pensamiento teológico en el judaísmo. Aquí mi Maestro y mentor ha sido el Rabino y Académico Neil Gillman. Gran parte de su pensamiento ha estructurado el mío y de él he aprendido a ver las metáforas de Dios.  Libros que consulto a menudo y que deberían tener son:

  • Sacred Fragments: Recovering Theology for the Modern Jew
  • The Death of Death: Resurrection and Immortality in Jewish Thought (Realmente una OBRA MAESTRA)
  • The Way into Encountering God in Judaism (Libro de referencia que he usado siguiendo capítulo por capítulo para escribir gran parte de la sección que habla sobre Dios en este blog)

 

¿Qué es el judaísmo?

La breve sección que habla sobre ¿Qué es el Judaísmo? está basada en una mezcla de muchas obras diferentes pero principalmente en otra serie de la Teaching Company (como verán soy un asiduo comprador de este sitio web) realizada por el Dr. Isaiah Gafni. En la primera clase de este curso Gafni describe qué es el judaísmo y lo que hice fue seguir sus lineamientos y agregar mis ideas. Les recomiendo que se compren el DVD de su serie por Amazon porque está muy barato ¡Por menos de 9 USD pueden recibir su DVD original en casa! Aquí les dejo el link:

  • Great World Religions: Judaism – The Teaching Company DVDs (The Great Courses)

 

Judaísmo & Espiritualidad

La siguiente categoría del Blog lidia con temas de espiritualidad. Aquí he utilizado algunas prédicas del Rabino David Wolpe, podcasts del Rabbi Jonathan Rietti, libros y podcast del Rabbi Akiva Tatz y del Rabbi Yitzchok Jacobson. Me es casi imposible decirles cómo conseguir este material porque está disperso por mi mente a lo largo de todos estos libros y autores. Pero acá va una lista que pueden conseguir (¡y lo mejor es que algunos de estos libros están en español!):

  • JOVEN Y JUDIO HOY (¡Este está directamente en español y apúrense porque no quedan muchas copias!)
  • Living Inspired (este creo que también está en español)
  • Worldmask (este también está en español porque yo tengo una copia…la verdad es que Tatz es excelente pero muy repetitivo. Si consiguen uno de estos tres los otros dos dicen más o menos lo mismo)
  • El Rabino Jonathan Rietti vende online sus podcasts y sus ebooks. Pueden encontrar todo aquí: http://jewishinspiration.com/index.php
  • Toward a Meaningful Life, New Edition: The Wisdom of the Rebbe Menachem Mendel Schneerson (Este es el Libro de Jacobson. Hay una versión más antigua traducida en español como “Hacia Una Vida Plena de Sentido”. También vale la pena tener una copia en casa)
  • Why Faith Matters (¡Este es el último libro del Rabino David Wolpe y es espectacular! Literalmente se pregunta: ¡por qué es importante tener fe!)

Finalmente en esta sección debo contarles que el último tiempo he utilizado un libro para adolescentes que sirve para introducir a mis alumnos de 12 y 13 años en el aspecto más místico del judaísmo como material para contrarrestar un poco la enorme racionalidad con la que llegan a mis clases. Una de mis partes favoritas es animar a mis alumnos a destruir sus metáforas aniñadas sobre Dios y atreverse a definir a Dios en una especie de relación utilizando sus propias palabras y evitando que me digan “es un viejito de barba sentado en las nubes”. El libro que utilizo con ellos (y he utilizado mucho aquí en el Blog también) está escrito por Lawrence Kushner y lo pueden comprar aquí:

  • The Book of Miracles: A Young Person’s Guide to Jewish Spiritual Awareness (¡Es precioso, cortito y barato! Muchas secciones sobre Espiritualidad de este Blog están inspiradas y tomadas de este librito)

 

Kabbalah

La sección de Kabbalah es bastante compleja. Los libros que uso generalmente no son fáciles y están en su mayoría en inglés. Entre los que cito a menudo y recomiendo comprar (aunque insisto que no son fáciles de leer debido a que el tema es complejo en español así que imaginen en otro idioma) son:

  • The Essential Kabbalah: The Heart of Jewish Mysticism
  • The Zohar: Pritzker Edition, Vol. 1
  • God & the Big Bang: Discovering Harmony Between Science and Spirituality
  • Zohar: Annotated & Explained (SkyLight Illuminations)
  • Ehyeh: A Kabbalah for Tomorrow
  • A Guide to the Zohar

 

Judaísmo Hoy

La sección sobre Judaísmo Hoy posee un mezcla tan grande de material que podría pasarme una vida dejándoles los autores. En dicha sección mezclo material nuevamente del Rabino David Wolpe (si quieren escuchar sus clases online en inglés pueden ir a http://www.sinaitemple.org y fijarse donde dice “Learning With the Rabbis”), del Rabino Burton Visotzky e incluso un nombre fundamental que no he nombrado hasta aquí pero consulto diarimente: el Rabino Lawrence Hoffman.

 

TaNaJ y Literatura Rabínica

Finalmente lo más importante para el final. Las obras que más utilizo para chequear textos de Tora y comentarios de la literatura rabínica son:

  • Etz Hayim: Torah and Commentary
  • The Jewish Study Bible: Featuring The Jewish Publication Society TANAKH Translation (Una obra ESPECTACULAR Y ESENCIAL)

 

¿Por qué escribí todo esto?

¡Porque no quiero ir preso por temas de copyright y derechos de autor! 🙂

Pero realmente lo hice por dos motivos: primero porque la tradición judía dice que quien cita el autor de una fuente trae la redención al mundo. Por eso en la literatura rabínica siempre leemos que tal Rabino dice tal cosa en nombre de aquel otro Rabino que estudió con ese otro Rabino. ¡Así que aquí tienen todas mis fuentes!

Segundo porque no quiero que alguna vez den con un libro y digan “¡ajá! ¡De aquí se lo robo Diego y nunca dijo nada!”. Por este motivo y con mucho orgullo les cuento de dónde robo todo lo que escribo. Y como robo, sintetizo, hago mi versión y luego la comparto con ustedes no me preocupa ser una especie de “ladrón espiritual”.

La realidad de todo este proceso es que finalmente me doy cuenta que cuando comienzo escribir cada publicación o tema del Blog una suerte de cajones en mi mente se van abriendo e intercambiando la información de todos estos libros, podcasts y muchísimas otras obras de filosofía, historia, teología, prédicas, diálogos casuales con amigos y desconocidos sobre temas múltiples, clases de Tora con Rabinos, shiurim, obras musicales que he estudiado y experiencias cotidianas incontables se presentan y emergen al mismo tiempo para dar vida a una nueva idea que en realidad no es mía sino que le pertenece a todos estos grandes Maestros. Creo que todos ellos dirían a su vez que sus ideas les corresponden a alguien más también.

En conclusión podríamos decir que  todo manantial de sabiduría le corresponde a una sola entidad: “la tradición”.

Archivado en: Educación Judía Etiquetado como: big bang, de dios, dios, hebrew union college, historia judia, judaísmo hoy, kabbalah, las fuentes, maestros, rabino, religion, zohar

Misticismo y Mesianismo: los peligros de hacer del Mito una Historia

26/04/2013 por Diego Edelberg 2 comentarios

 

Luego de haber abandonado por un par de publicaciones el tema de la Redención o Salvación final en el judaísmo quisiera retomarlo nuevamente en esta publicación. En la publicación anterior sobre el tema disfruté de un debate sobre el concepto de tikún y la Cabalá de Isaac Luria con Ezequiel, fundador del blog Un Debate Judío (dicho debate puede ser leído en la publicación ¿Los humanos necesitamos a Dios o Dios nos necesita a nosotros?). En las respuestas a esa publicación Ezequiel y yo analizamos el significado de este concepto de tikún según diferentes corrientes del judaísmo actual y profundizamos en las implicancias que tiene entender esta palabra de una manera o la otra.

Hoy quería compartir con ustedes una de las combinaciones más peligrosas que se pueden hacer de este concepto de tikún y eso es cuando se lo utiliza para tejer las ideas judías de Misticismo y Mesianismo.

Son pocos los que saben quién fue realmente el que reinstaló este ideal del tikún en forma exponencial y novedosa dentro de nuestra tradición. Su nombre, como ya lo he mencionado varias veces, es Isaac Luria (1534-1572) y con él nos estamos refiriendo a un gran Rabino cabalista que vivió durante mediados del siglo XVI y transformó no solo a su generación sino a todas las siguientes. Sus enseñanzas sobrevivieron gracias a Jaím Vital -su discípulo principal- puesto que Luria no escribió nada sino que descargó su sabiduría en sus discípulos. Luria hechizó a sus seguidores explicando el dramático mito cabalístico de la Creación, Ruptura, Reparación y Redención del alma individual, nacional y cósmica que ya hemos explorando en otras publicaciones de este blog (para más sobre el mito de Luria ver: Socios con Dios en la Redención ¿qué debemos hacer para reparar el mundo? y Dios y el Big Bang).

El sistema cabalístico de Luria fue originalmente comprendido por muy pocos seguidores. Pero el concepto de la corrección cósmica a través de un proceso llamado tikún se convirtió en un ideal tremendamente popular que logró capturar la experiencia del exilio individual judío junto a la falta del centro colectivo judío luego de la expulsión de España en 1492. Las ideas de Luria despertaron la vocación del pueblo a “unificar las chispas divinas” para limpiar, corregir, enmendar y unificar el mundo entero. La Cabalá de Luria representó así un movimiento místico judío que logró integrar la visión de la restauración nacional junto a la regeneración cósmica del pueblo judío.

Lo cierto es que la Cabalá de Luria sigue siendo tan compleja hoy como lo fue en su propio tiempo. No se preocupen si no han entendido bien de que se trata, solo recuerden que su idea de reparación fue atravesando diferentes etapas llegando a ser entendida hoy como la idea que si cada uno se dedica a corregir y mejorar su propia vida (utilizando el judaísmo y sus mandamientos como herramientas o guías) vamos a ir agregando ese granito de arena que hará de todo el desierto del mundo y la existencia un verdadero paraíso.

Más allá de la belleza de este sistema místico y su sabiduría, lamentablemente la interpretación que se haría de la Cabalá de Luría luego de su muerte haría estragos en la historia judía por varios siglos y me atrevo a decir que aún lo percibimos en algunos grupos judíos de la contemporaneidad. El testimonio claro del efecto nocivo que puede tener un mito místico como el de Luria cuando cae en las manos equivocadas es el hecho que nos llevó a uno de los momentos más traumáticos de la historia judía: el movimiento mesiánico centrado en la figura de Shabetai Tzvi.

Shabetai Tzvi (1626-1676) fue un judío originario de Turquía que proclamó ser el Mesías y convenció a un importante número de judíos que la tan ansiada Redención o Salvación Final había finalmente arribado. Mientras viajaba por el mundo intentando sumar adeptos a su causa Shabetai es capturado y amenazado de muerte para que se convierta al Islam. Sorpresivamente (o tal vez no tanto) Shabetai decide convertirse al Islam y sus seguidores mas devotos ven esto como un ejemplo y se convierten también ellos al Islam. Todavía tenemos remanente de familias que vienen de estos judíos que se convirtieron al Islam y son conocidos como los Dönmeh. Tal vez creeríamos que esta historia de Shabetai Tzvi no tendría por qué transcender demasiado en la historia judía y sin embargo el tema del mesianismo y en especial el de Shabetai Tzvi deja una marca imborrable.

Lo importante de entender un poco lo que explicamos sobre la Cabalá de Luria nos permite comprender cómo justificaron teológicamente los seguidores de Shabetai el comportamiento extraño de su Mesías . En efecto, el cocktail que mezcló la Cabala de Luria con los ideales mesiánicos de este período puso a los judíos -y en extensión a gran parte del mundo- en una terrible borrachera mesiánica. Los seguidores de Shabetai argumentaron que el “pecado” de su Mesías judío de convertirse al Islam no había sido tal sino un acto sagrado. Para ellos Shabetai había descendido hacia el reino del “mal” para generar un tikún, es decir una reparación al estilo Luria, y liberar así las últimas chispas divinas que estaban en Ishmael y el Islam y lograr así restaurar al pueblo judío y la humanidad en su totalidad. En conclusión lo que Shabetai había hecho era sacrificarse en nombre del pecado de todos los hombres y así traer la tan esperada redención que iba a ser comprendida por toda la humanidad al momento que el Mesías final de todos los tiempos se revele trayendo la redención al mundo entero. Dicho sea de paso, si todo esto les suena medio parecido al cristianismo y a las respuestas teológicas que los discípulos de Jesús tuvieron que construir para responder a la paradoja de la crucifixión de su Mesías no están tan errados. Justamente varios de los seguidores principales de Shabetai eran judíos conversos (¡nos referimos a judíos que habían nacido y vivido como cristianos!) que se sintieron totalmente atraídos por este tipo de Mesías-a-la-Jesús que vivía ahora y al igual que ellos con el secreto de una doble identidad religiosa (judío y musulmán). Para entender un poco más el impacto de esto en el judaísmo actual les recomiendo mi publicación: Judíos conversos, marranos y mesiánicos en el siglo XVII.

Lo que debemos aprender y recordar de todo este episodio al analizar la Redención judía es que debemos ser cuidadosos de no convencernos que venga otra persona como Shabetai y le creamos que él es el Mesías y que debemos hacer lo que nos dice “porque sí”. La realidad es que el hecho que Shabetai terminó siendo uno más de los tantos falsos Mesías que la historia ha coleccionado es irrelevante. Lo importante es aprender que el problema central de todos los mitos sobre la redención es el riesgo que puedan terminar siendo falsos bajo la experiencia histórica. Los mitos sobre la redención del mundo son efectivos siempre y cuando mantengan su funcionalidad mitológica. Mientras continúen siendo visiones, esperanzas, anhelos o deseos de algo que está por llegar está bien preservarlos y utilizarlos. Pero cuando se hacen demasiado concretos o inmediatos inevitablemente llevan a la desilusión. Ciertos grupos jasídicos han pagado un precio muy alto debido a todos estos temas y a la incapacidad de separar entre historia y mito dentro de su interpretación.

La redención está siempre esperando a la vuelta de la esquina. El propósito de todas las visiones que redimen no es detallarnos literalmente qué va ocurrir y a qué hora sino hacer del hoy algo esperanzador. Los mitos de la redención deben siempre permanecer dentro de su funcionalidad mitológica. Cuando comenzamos a forzarlos para hacerlos una realidad generalmente nos conducen a un solo y peligroso camino: el delirio místico y fundamentalista.

Archivado en: Cabalá, Dios de los judíos Etiquetado como: big bang, conversos, isaac luria, judaismo, los mitos, mesianico, mesianismo, misticismo, siglo xvi

El Verdadero relato de la Creación del Mundo

07/03/2013 por Diego Edelberg 3 comentarios

La mayoría de las personas imaginan en formas diferentes la Creación del mundo. Lo que debemos asumir sin temor es que cada vez que intentemos hablar sobre cómo empezó el Universo vamos a terminar saliendo del reino espacial y temporal que habitamos y conocemos para entrar en otro reino totalmente distinto y desconocido: el de la poesía, el relato imaginario o el mito. Ni la mente humana ni el lenguaje como herramienta descriptiva pueden reducir en términos literales cómo fue que empezó todo.

 

En lo personal me sorprenden los presupuestos que algunos judíos y no-judíos también tienen sobre cómo aconteció la Creación. Así estuvimos analizando en las últimas publicaciones algunos conceptos que asombran a quienes conocen un solo relato de este episodio:

  1. Dios no crea “de la nada” sino que ordena material preexistente.
  2. Cuando hablamos de la Creación bíblica debemos especificar cuál de los dos relatos que se preservan en la Biblia estamos haciendo referencia.
  3. El material preexistente se opuso al ordenamiento de Dios.
  4. La Creación filtrada por los primeros Rabinos al crear la bendición cotidiana que celebra la Creación en la plegaria judía no solo es entendida en forma diferente a la narrada en la Biblia sino que además esta Creación acontece todos los días y en forma constante. Para la tradición rabínica Dios no solo creó sino que sigue creando a cada instante.

La búsqueda obsesiva con el fin de entender cómo empezó todo y cómo va a terminar impulsó a los seres humanos a lo largo de la historia dando como resultado diferentes relatos tanto científicos como religiosos. Si bien algunos científicos pueden sentirse terriblemente ofendidos que su hacer está siendo comparado aquí con el religioso, la realidad es que en lo que respecta al origen del Universo la ciencia solo puede describirnos qué sucedió luego del big bang ya que el big bang en sí o la descripción sobre qué había antes del big bang pertenece como ya dijimos al reino de la poesía y el mito.

Más allá de todos los intentos que hagamos para “volver en el tiempo” usando nuestra imaginación, llegaremos siempre a un callejón sin salida. Detrás de la pared que encierra ese callejón solo hay una cosa: misterio. Pero si bien más allá de esa pared nuestras mentes racionales o lógicas no pueden avanzar nuestro lenguaje e imaginación pueden hacerlo partiendo hacia el reino de lo mítico, lo imaginario y lo poético. Al leer la Creación bíblica o la descripción detallada del big bang estamos funcionando en forma imaginativa o metafórica pero no literal ni científica.

Todos los relatos imaginarios, míticos y poéticos sobre la Creación son verdaderos. Justamente la poesía y el mito son verdaderos porque su relato no es históricamente certero o real sino imaginario. Entendidos tal cual son (simples relatos imaginarios, poéticos o metafóricos) no intentan demostrar un hecho real sino ofrecer «sentido». Y en ese sentido nadie puede negar que son verdad. Así cada relato religioso o científico captura una parte de la Creación. De ambos relatos aprendemos que nuestro mundo mantiene un frágil balance natural e histórico. Aprendemos que nuestro mundo y nuestra vida parece ser un patrón ordenado que por momentos experimentamos también en forma tremendamente desordenada. Por encima de todo esto es innegable que los humanos somos algo especial en este entramado: aparentemente somos las únicas criaturas que escriben sobre el origen del mundo.

Pero hay una diferencia muy importante en el tipo de preguntas y respuestas que buscamos a través del relato científico y el relato religioso. Las respuestas bíblicas no están preocupadas por ofrecernos un listado bien detallado sobre cómo ocurrió todo sino de proveernos sentido a la inexplicable e inconcebible sorpresa de vivir. La religión es un intento muy humilde por parte del ser humano para recuperar el asombro por aquello que resulta misterioso y brindarle a ese misterio una suerte de reconocimiento y en el mejor de los casos agradecimiento.

Para nuestros antepasados judíos Dios nunca fue la conclusión del argumento sino el punto de partida. Para ellos y ellas había un Dios (o una Diosa) en el mundo y ese mundo era Su Obra Maestra. Nuestros antepasados no intentaban comprender a Dios desde su propia experiencia humana (lo cual era el objetivo del racionalismo medieval) sino comprender la propia experiencia humana a través de Dios.

Finalmente podríamos concluir aceptando que el conflicto entre creacionismo y evolucionismo no discute conclusiones sino suposiciones. Y como ya mencionamos, todas las suposiciones son igualmente poéticas, imaginarias y mitológicas. Todas las suposiciones en tanto son Verdad. Tal vez Dios creó el mundo utilizando átomos, partículas elementales o recurriendo a la física cuántica. Sin embargo todas estas cosas también son una construcción de la imaginación humana.

Archivado en: Biblia Hebrea: Tora, Profetas y Escrituras, Dios de los judíos Etiquetado como: antepasados, big bang, dios, el relato, la mente humana, origen del universo, plegaria, rezo

Dios y el Big Bang

18/06/2012 por Diego Edelberg 19 comentarios

 

Esta publicación es tal vez la más compleja que he presentado hasta ahora.

Este año en Shavuot tuve la posibilidad de conocer y estudiar con Daniel Matt: probablemente hoy el académico más importante en el mundo en Cabalá, la rama mística del judaísmo. Matt ha escrito mas de diez libros sobre el tema y se encuentra terminando la primera traducción del Zohar (el compendio medieval más importante del misticismo judío)desde el arameo original comparando siete manuscritos diferentes que han sobrevivido anterior a las ediciones impresas. La traducción completa del Zohar es un emprendimiento que le ha llevado a Daniel 18 años solo dedicados a eso y la obra total incluye 12 volúmenes.

Esta publicación sobre “Dios y el Big Bang” está basada en su libro publicado en inglés “GOD & THE BIG BANG”. A continuación les ofrezco la primera traducción al español de la presentación que él hizo sobre este libro.

Lo que van a escuchar o leer a continuación no es simple puesto que es un resumen del libro en formato de clase. Hay mucha información junta sobre dos temas muy complejos: Cabalá y Cosmología contemporánea.

Mi recomendación es que escuchen la publicación (simplemente haciendo click en el botón de “play”) o la descarguen y la escuchen en algún momento que dispongan de 40 minutos de concentración. De hecho y como Matt recomendó, es bueno escucharla entera y luego tomarse un minuto de silencio para digerir todo lo presentado.

Antes de comenzar debo decirles que el propósito aquí no es demostrar que los cabalistas del siglo XIII sabían sobre lo que los cosmólogos están descubriendo. La idea es yuxtaponer dos aproximaciones diferentes -la científica y la espiritual- y experimentar viendo una a la luz de la otra. No vamos a sintetizar a las dos puesto que sus perspectivas no deben colapsar. Lo que vamos a hacer es poner en diálogo ambas perspectivas y notar las diferencias pero por sobre todo las intrigantes resonancias.

Espero les guste.

Para quienes quieran leerla del inglés original aquí está el enlance: http://www.srhe.ucsb.edu/lectures/text/mattText.html

 

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En el principio fue el big bang, hace catorce mil millones de años. Un vacío primordial que carecía de materia. Pero no estaba realmente vacío – se encontraba más bien en un estado de mínima energía, embarazado de potencial, lleno de partículas virtuales. A través de una fluctuación cuántica surgió entonces una especie de burbuja en este vacío. En el interior de la burbuja se encontraba una suerte de semilla caliente y densa más pequeña que un protón que contenía, sin embargo, toda la masa y la energía de nuestro universo. En menos de una billonésima de segundo esta semilla se enfrió y expandió enormemente, más rápida que la velocidad de la luz, inflándose hasta alcanzar el tamaño de un pomelo. La expansión del universo luego se desaceleró pero realmente nunca se ha detenido en forma completa.

En sus primeros segundos, el universo era una sopa indiferenciada de materia y radiación. Se necesitaron tan solo unos pocos minutos para que las cosas se enfríen lo suficiente como para que los núcleos se formen. ​​

Llevo por lo menos unos 300.000 años más para que los átomos finalmente aparezcan. Durante eones de tiempo, nubes de gas se expandieron y enormes esferas  resplandecientes de gas caliente formaron las estrellas. En lo profundo de estas estrellas, reacciones nucleares dieron a luz elementos como el carbono y el hierro. Cuando las estrellas envejecieron explotaron arrojando estos elementos en el universo mismo. Con el tiempo estos elementos se reciclaron en nuevos sistemas solares. Nuestro sistema solar es tan solo un ejemplo más de este reciclaje; una mezcla de materia producida por los ciclos de las estrellas – estrellas que se forman y explotan continuamente. Nosotros, junto con todo lo demás que existe en el Universo, somos literalmente polvo de estrellas.

La Tierra se formó y comenzó su enfriamiento hace cuatro mil quinientos millones de años. Mil millones de años más tarde varios microorganismos se había desarrollado. Exactamente cómo se desarrollaron, nadie lo sabe. Sabemos que la atmósfera primitiva de la Tierra estaba compuesta de hidrógeno, vapor de agua, dióxido de carbono y gases simples, tales como amoníaco y metano. Bajo estas condiciones climáticas, los compuestos orgánicos tal vez lograron sintetizarse de manera espontánea.

O tal vez la vida derivó hacia la Tierra en forma de esporas de Marte o de otro sistema solar en nuestra galaxia o de otra galaxia en el universo. Sea como sea la vida finalmente comenzó. Todas las formas que constituyen lo que llamamos vida comparten códigos genéticos similares y se remontan a un antepasado común. Todos los seres vivos somos literalmente primos.

A nosotros, los humanos, nos gusta sentir que somos el pináculo de la creación y en efecto es cierto que somos las cosas más complejas en el universo conocido. Nuestro cerebro contiene cien mil millones de células unidas por cien billones de conexiones sinápticas. Sin embargo somos simultáneamente parte del proceso evolutivo, descendientes de las bacterias que surgieron hace 3500 millones de años. En el vientre de nuestra madre, cada uno de nosotros vuelve a trazar todo el lapso del desarrollo que lleva de la ameba al ser humano. Nuestra especie – Homo sapiens – es un primate que se desarrolló en África separándose de la línea de los chimpancés hace aproximadamente siete millones de años. Todavía compartimos con los chimpancés el 99 por ciento de nuestros genes activos. Si se me permite la expresión, somos simplemente un mono mejorado.

El Big Bang es una teoría, no es un hecho. Para los cosmólogos esta teoría nos ofrece la explicación más convincente de la evolución del universo, «la mejor aproximación a la verdad que actualmente poseemos». Esta teoría como cualquier otra teoría podría estar equivocada. Lo más probable es que el Big Bang finalmente termine formando parte de otra teoría más amplia que surgirá algún día. El consenso científico es que la teoría del Big Bang es correcta dentro de su propio ámbito específico: es simplemente una explicación de la evolución de nuestro universo desde una mil millonésima de segundo acontecida luego del origen inicial llegando hasta la actualidad. Qué pasó antes de esa primera fracción de segundo está más allá de los límites de esta teoría. El término «Big Bang» sugiere la existencia de un principio definido en un tiempo finito. Pero esta teoría no se extiende más allá de ese punto inicial en la historia del Universo. El origen último del universo sigue siendo en esta teoría algo impenetrable.

Una versión de esta teoría, conocida como “inflación cósmica caótica y eterna”, fue desarrollada por Andrei Linde. Esta versión representa un universo que de forma continua va reproduciéndose a sí mismo alcanzando así la inmortalidad en forma aleatoria. Nuestro universo es tan solo uno más de los incontables universos que se van auto-reproduciendo en forma de «burbujas». En cada una de estas burbujas, las condiciones iniciales son diferentes y diversos tipos de partículas elementales interactúan en formas inimaginables. Incluso diferentes leyes de física que ni conocemos tal vez se apliquen en cada una de estas burbujas.

No todos los dominios del universo se van inflando como burbujas hasta explotar en nuevos universos, pero los dominios que si lo hacen (como el nuestro) dominan el volumen del universo y logran en su continua expansión hacer brotar otras burbujas en una reacción en cadena perpetua. Así el universo entero es un “árbol de vida”, un grupo de burbujas unidas entre sí, creciendo de manera exponencial en el tiempo. Cada universo en potencia nace en lo que puede considerarse un Big Bang, es decir, “una gran explosión”. En realidad, para ser más precisos deberíamos decir realmente una explosión pequeña, una fluctuación de vacío seguida por inflación continua.

Si las especulaciones de Linde son correctas, tal vez deberíamos traducir las palabras del Génesis no como «En el principio…», sino «En un principio Dios creó los cielos y la tierra.» De hecho, esto representa una traducción más literal del hebreo original: Be-Reshit: «En – un principio».

La ciencia no tiene un consenso sobre el origen último del Universo. Algunas teorías defienden un comienzo bien definido, mientras que otras, como la de Stephen Hawking, no lo hacen. Sin embargo ambas teorías sugieren una lectura radicalmente nueva del Génesis. Si Dios creo el mundo a través de la palabra, dando órdenes “para que se haga la luz, las aguas y las estrellas”, entonces el lenguaje divino es lo que conocemos como energía; el alfabeto, las partículas elementales; la gramática de Dios, las leyes de la naturaleza. Muchos científicos han detectado una dimensión espiritual en la búsqueda de estas leyes naturales. Para Albert Einstein el discernimiento de las leyes de la naturaleza era una manera de descubrir cómo piensa Dios.

¿Pero tiene el universo un propósito? ¿Hay un sentido para nuestra existencia? ¿Por qué debemos vivir éticamente? En este sentido, la cosmología no nos puede ayudar demasiado. Darwin intensifica aún más estas preguntas. ¿Somos diferentes de otros animales? ¿Se puede superar la violencia y el salvajismo? Tal vez, como la esposa de un obispo anglicano comentó al enterarse de la teoría de Darwin, «descendientes de los monos?! Mi Dios! Esperemos que no sea cierto, pero si lo es, recemos para que no se convierta en conocimiento general!». Su comentario se hace eco del temor que conocer la verdadera naturaleza de nuestros antepasados ​​amenaza con deshacer nuestro tejido social construido a partir de miles de años.

Hemos perdido nuestro mito. Un mito es una historia, imaginada o real, que nos ayuda a hacer comprensible nuestra experiencia humana ofreciéndonos una construcción de la realidad. Se trata de una narración que arranca el orden del caos. No nos contentamos con ver los acontecimientos como desconectados, aleatorios e inexplicables. Anhelamos comprender el orden subyacente en el mundo. Un mito nos dice por qué las cosas son como son y de dónde vinieron. Un relato como este nos conforta asegurándonos que el sentido de nuestra existencia es algo útil. En efecto un mito es algo esencial. Sin un mito no hay un significado o propósito para la vida. Sólo hay un enorme e infinito vacío.

Los mitos son mucho más que explicaciones. Los mitos sirven de guía para los procesos mentales acondicionando nuestra forma de pensar e incluso la forma en que percibimos las cosas. Los mitos cobran vida constantemente al servir como modelos para el comportamiento humano. En la noche del viernes cuando comienza Shabbat (el día de descanso judío), a veces me imagino a Dios creado el mundo en una semana muy ocupada finalizando Su Creación -literalmente- con un descanso propicio luego de semejante tarea. Según la Biblia «Dios descansó y se recuperó» (shabbat va-yinnafash). Esta imagen mítica me permite hacer una pausa, ir más despacio, apreciar la creación. Al observar el Shabbat estoy literalmente imitando a Dios según el Génesis. Así, el orden re-emerge semanalmente del caos inminente de mi vida.

Pero ¿qué hacemos cuando los mitos de la tradición se han deshecho, cuando el Dios de la Biblia parece tan poco creíble? ¿Realmente hay alguien «allá arriba» controlando todo lo que ocurre “aquí abajo”, trazando el rumbo de la historia, rescatando a los necesitados, haciendo el recuento de nuestros actos buenos y malos registrándolos en los libros de la vida y la muerte, de la recompensa y el castigo? Muchas personas han perdido ya la creencia tradicional y son más propensos a experimentar un enorme vacío en lugar de vivir en plenitud de la presencia de Dios. Si creen en algo eso es tal vez la ciencia y la tecnología. ¿Y qué proporciona la ciencia a cambio de creer en ella? Proporciona el progreso en todos los campos a excepción de uno: el sentido último de la existencia. Algunos científicos insisten en que en realidad no existe algo así como “el sentido”. Como un físico destacado ha escrito: «cuanto más sabemos sobre el universo, más evidente se hace que el mismo es inútil y no tiene un sentido”.

El Big Bang es una historia contemporánea de la Creación del universo. La energía se convierte en materia y esa materia vuelve a convertirse en energía. No existe un plan preciso para lo que es creado y ni siquiera ese plan está elaborado de antemano. Por una combinación intrincada e irrepetible de azar y necesidad, la humanidad ha evolucionado a partir de y junto a un sinnúmero de otras formas de vida durante miles de millones de años. En última instancia, nuestra historia evolutiva es gratificante: nos permite ver que somos parte de una totalidad, de una misma unidad.

Ser «religioso» significa, en palabras de un físico contemporáneo, “tener un sentimiento intuitivo de la unidad del cosmos”. Esta unidad se basa en un hecho científico concreto: estamos hechos de lo mismo que todo el resto de la creación. Todo lo que es, fue y será comenzó conjuntamente a partir de un solo punto infinitesimal: la semilla cósmica.

La vida se ha ramificado desde entonces pero esto no nos debe cegar en su unidad subyacente. La maravilla más profunda es la unidad en y dentro de la diversidad. Esto se refiere a la gran variedad de manifestaciones materiales diferentes, únicas y particulares, emanadas todas de la misma fuente o energía. Tomar conciencia de esta unidad multifacética puede ayudarnos a vivir en armonía con otros seres humanos y con todos los seres vivos del planeta apreciando junto con todos nuestros compañeros en el tiempo y el espacio, nuestras propias transformaciones de energía y materia.

Si el Big Bang es nuestro nuevo mito Moderno de la Creación (la historia que explica cómo empezó el universo) entonces ¿quién es Dios? «Dios» es un nombre que damos a la unidad de todo.

¿Cómo se puede nombrar la unidad? ¿Cómo se puede nombrar lo innombrable? La tradición mística judía llamada Cabalá, nos ofrece una serie de posibilidades. Una de estas posibilidades es Ein-Sof, literalmente: «Sin-Final». Ein-Sof es el Infinito. Robando una frase de la mística cristiana, Meister Eckhart nos habla del “Dios más allá de Dios”.

Muchas veces los cabalistas utilizan un nombre más radical que Ein-Sof para referirse a Dios. Este nombre es ain – literalmente “nada” en el lenguaje hebreo. No solo encontramos este bizarro nombre entre los místicos judíos sino entre los cristianos también. Así, Juan Escoto Erígena escribiendo en latín llama a Dios “nihil”; Meister Eckhart en alemán lo llama “nichts” y San Juan de la Cruz en español lo define simplemente como la “nada”. Pero para estos hombres místicos y profundamente religiosos llamar a Dios «nada» no significa que Dios no existe. Esto no es ateísmo. Por el contrario, este nombre transmite la idea que Dios no es una “cosa”. Ni siquiera es una idea. Dios anima todas las cosas pero no puede ser contenido por ninguna de ellas. Dios es la unidad que existe en cada particular sin materialidad.

Esta mística “nada” no está vacía ni es estéril. Por el contrario es fértil y está desbordada de innumerables formas de vida. Los místicos enseñan que el universo emana de la “nada divina”. Del mismo modo, hemos visto que los cosmólogos hablan del vacío cuántico, un lugar lleno de potencial donde es generada la semilla cósmica. Este vacío no está realmente vacío. Es una espuma hirviente de partículas virtuales que constantemente aparecen y desaparecen.

¿Cómo emergió el universo desde una prolífica “nada”? Según la Cabalá y la teoría clásica del Big Bang, esta transición se caracterizó por un solo punto inicial.

Los físicos llaman a este punto una singularidad, un punto infinitamente denso en el espacio-tiempo. Una singularidad es a la vez destructiva y creativa. Cualquier cosa que cae dentro de una singularidad se funde con ella perdiendo su identidad mientras que la energía que emerge de una singularidad tiene el potencial para convertirse en cualquier cosa. Las leyes de la física no pueden aplicarse a ese instante de separación en el que la energía o la masa emergen.

Según Moisés de León -tal vez el cabalista judío más destacado del siglo XIII- «El principio de la existencia es un punto oculto y secreto. Este punto es el comienzo de todas las cosas ocultas que se extienden a partir de allí y emanan de acuerdo a su especie. Desde este único punto se pueden ampliar las dimensiones de todas las cosas».

A medida que avanza la emanación, a medida que Dios comienza a desplegarse, el punto oculto y secreto inicial se expande en un círculo. Del mismo modo, sabemos que desde el Big Bang nuestro universo ha estado expandiéndose sin interrupciones. Sabemos esto gracias al astrónomo Edwin Hubble quien midió la velocidad en la que otras galaxias están constantemente alejándose de nosotros. En 1929, Hubble determinó que cuanto más lejos está una galaxia de nosotros, más rápido se está alejando. El universo se está expandiendo en todas las direcciones. Pero no es que el universo se expande en el espacio. El espacio en sí es el que se está expandiendo.

La consecuencia más dramática del descubrimiento de Hubble es lo que nos dice sobre el origen de nuestro universo. Simplemente invirtamos la teoría de Hubble: si el universo se está expandiendo significa que una vez fue mucho menor. ¿Qué tan pequeño fue el punto desde que se expandió? Según la teoría clásica del Big Bang, si nos remontamos lo suficiente en el espacio-tiempo y desandamos los caminos de las galaxias y su formación, toda la masa y energía del universo se contrae en un punto inicial, una singularidad, aquel punto infinitesimal del cual el cosmos emergió en su totalidad.

Un cabalista, Shimon Lavi, entendió la expansión como parte del ritmo de la creación y escribió:

 

“Con la aparición de la luz, el universo se expandió.

Con la ocultación de la luz, las cosas que existen fueron creadas en toda su variedad.

Este es el misterio del acto de la Creación.

Aquel que entiende entenderá”.

 

Cuando la luz brilló el tiempo y el espacio comenzaron. Pero dijimos que el universo al comienzo era una sopa indiferenciada de materia y energía. ¿Cómo emergió entonces la materia desde esta sopa contenida en la olla universal? El místico dice que la luz se ocultó. El científico diría que la energía se congeló. La materia es energía congelada. Ningún núcleo o átomo podría formarse sin que la energía se enfríe lo suficiente para poder atarla y empaquetarla en partículas estables de materia.

Einstein descubrió la equivalencia entre masa y energía. En última instancia, la materia no es distinta de la energía sino que simplemente es energía que ha asumido temporalmente un patrón particular. La materia es básicamente energía en forma tangible, ambos, materia y energía son en definitiva estados diferentes de un mismo continuo, nombres diferentes para dos cosas que en esencia son la misma cosa.

Al igual que el físico, el místico también está fascinado por la relación íntima de la materia y la energía aunque la descripción mística está concebida en una tonalidad diferente. La existencia material surge de ain, esa “nada” que representa la piscina de energía divina. En última instancia, el mundo no es otra cosa que Dios ya que esta energía divina se oculta dentro de todas las formas que existen. De no haber sido ocultado, no podría haber surgido la existencia individual. Todo se disolvería de nuevo en la unidad o mejor dicho la “nada”.

A mediados del siglo XVI en Tzfat, una ciudad ubicada en la cima de una montaña en Galilea, el cabalista más famoso que jamás haya existido – Isaac Luria – reflexionó sobre la creación y se preguntó: «¿Qué había antes?» Luria creía que sólo había Ein-Sof, es decir Dios como Infinito. Pero si Ein-Sof invadía todo el espacio, ¿cómo podría haber espacio para algo más que Dios? Luria llegó así a la conclusión que el primer acto de la creación no fue emanación sino contracción:

«Antes de la creación del universo, Ein-Sof se retiró a su esencia, de sí mismo para sí mismo dentro de sí mismo. Desde su esencia misma dejó un espacio vacío en el que podía emanar y crear”.

 

Este principio se conoce en la mística judía como tsimtsum que literalmente significa «contracción». Esta contracción sugiere una especie de “retirada”. Una “retirada” en la cual Dios hizo espacio para algo más que Dios. El vacío primordial esculpido por tsimtsum se convirtió en el sitio de la creación: no más que un punto infinitesimal en relación con Ein-Sof y sin embargo lo suficientemente amplio como para albergar la totalidad del cosmos. Pero el vacío no estaba realmente vacío sino que mantuvo una huella: un residuo de la luz de Ein-Sof.

Al igual que el vacío que procedió al Big Bang, esa gran explosión, el Universo tampoco estaba completamente vacío sino en un estado de mínima energía, embarazado de potencial creativo y lleno de partículas virtuales.

Según Luria cuando Ein-Sof comenzó a desarrollarse, un rayo de luz divino se canalizó en el vacío a través de vasijas materiales. Todo iba bien al principio hasta que algunas de las vasijas -las menos transparentes- no pudieron resistir el poder de la luz. Se quebraron y la mayor parte de la luz que contenían volvió a su fuente Infinita: «al vientre de la madre». Pero el resto, cayendo como chispas junto a fragmentos de vasijas rotas, quedaron atrapadas finalmente en la existencia material. Nuestra tarea de acuerdo a la Cabalá, es liberar estos destellos de luz y restaurarlos a la divinidad. Viviendo ética y espiritualmente, elevamos las chispas produciendo así un tikkun, una «reparación» del cosmos.

Si los recipientes originales no se hubieran roto nuestro mundo constituido por la  multiplicidad no existiría. Nosotros existimos porque hemos perdido la unidad.

La cosmología moderna tiene una teoría que es paralela a la ruptura de los recipientes: la teoría de la “simetría rota”.

La simetría puede ser inestable. Imagínense en una elegante cena de bodas, sentados junto a una docena de invitados alrededor de una mesa circular. Copas de champán se han colocado en forma precisa entre cada plato de comida y la siguiente: una perfecta simetría entre derecha e izquierda. Un camarero llena las copas con champán y todo el mundo se sienta, esperando a que alguien levante una copa. De golpe sentimos un poco de sed y al darnos cuenta de que las burbujas de color rosa no va a durar para siempre, decidimos tomar un sorbo. Pero, ¿qué copa deberíamos tomar? No estando completamente versados ​​en las reglas de una cena de etiqueta, podríamos fácilmente elegir la copa de la izquierda como la derecha. De cualquier manera al momento que tomemos una decisión eligiendo una copa o la otra, la simetría se rompe. A menos que todo el mundo tome simultáneamente la misma decisión, alguien tendrá que estirarse a través de la mesa para conseguir una copa restante. Uno de los retos de la ciencia es descubrir la simetría oculta dentro de la maraña de la vida ordinaria.

El universo empezó en un estado extremadamente caliente de máxima simplicidad simétrica. A medida que se expande y se enfría, esta simetría perfecta se rompe dando lugar al mundo de la diversidad y la estructura en que vivimos.

Para nosotros las fuerzas fundamentales de la naturaleza parecen hoy diferentes: separamos entre “la gravedad”, “el electromagnetismo” y otras dos fuerzas conocidas como “fuerzas nucleares fuertes y débiles”. El equilibrio entre estas fuerzas determina la existencia y el comportamiento de todo lo que existe en nuestro universo visible. Originalmente las cuatro fuerzas estaban vinculadas y hoy los científicos sueñan con encontrar un único conjunto de ecuaciones que describan la unión de ellas en una simple fórmula. En los últimos años, al chocar las partículas subatómicas, los físicos han descubierto que a temperaturas extremadamente altas las diferencias entre las fuerzas comienzan a desaparecer.

Hagamos un último acto de imaginación. Imaginen que viajan atrás en el tiempo llegando cada vez más cerca del momento del Big Bang. Cuanto más lejos en el tiempo viajan más caliente y más denso se torna el universo y las simetrías rotas comienzan a restaurarse. Viajan millones y billones de años en el tiempo. Finalmente llegan a la más mínima fracción de tiempo que un físico puede imaginar: 10 a la menos 43 segundos después del Big Bang, es decir una diez millonésima de una billonésima de una billonésima de billonésima de segundo, después del comienzo. Ir más allá de este punto es difícil porque la densidad de la materia se vuelve tan grande que la estructura y tal vez el sentido del espacio y el tiempo se descomponen. En este punto todas las interacciones entre las fuerzas fundamentales son indistinguibles. Alcanzamos así una simetría perfecta.

¿Cómo fue que la simetría del comienzo se distorsionó tanto en el transcurso del tiempo? A medida que el universo se expande y comienza a enfriarse, la radiación y las partículas pierden energía. Así es como las diversas fuerzas se distinguen unas de las otras.

Mientras tanto la materia también está perdiendo su unidad. En el momento en que el universo es sólo una mil millonésima de segundo de edad, hay cuatro fuerzas y dos docenas de partículas elementales. Esta fractura de la simetría crea las partículas de materia y energía que se encuentran hoy en día a nuestro alrededor – y dentro de nosotros mismos.

La simetría perfecta suena atractiva, pero es estéril. Si el motor principal no se hubiera roto en cuatro fuerzas, el universo sería un lugar muy diferente, si es que de hecho hubiese alguna vez existido. Las pequeñas desviaciones en la uniformidad perfecta dan lugar a los núcleos, átomos y moléculas; seguido de galaxias, estrellas, planetas y personas. Nosotros existimos en nuestra condición presente (con todos nuestros defectos e imperfecciones) gracias a la simetría rota. Al igual que nos enseña la Cabalá, nuestra confusa y manchada realidad se deriva de la ruptura de los recipientes o vasijas de luz divina.

La ruptura de la simetría y la ruptura de los vasijas son teorías distintas, cada una generada por un enfoque diferente con respecto a la cuestión del origen del universo: sin embargo, su resonancia es intrigante. La mente humana ha ideado estrategias alternativas – científicas y espirituales – para encontrar nuestro origen. Las dos estrategias son distintas pero complementarias. La ciencia nos permite sondear las partículas infinitesimales de la materia y las profundidades inimaginables del espacio comprendiendo cada una a la luz de la otra al buscar a tientas el camino de regreso hacia el principio. La espiritualidad nos conduce a través del espacio interior, nos desafía a recorrer nuestro camino interno hacia la unidad para vivir a la luz de lo que descubrimos.

Como hemos visto, los místicos judíos imaginan chispas divinas en cada cosa que existe. Un científico diría que hay energía latente en las partículas subatómicas. La tarea espiritual es elevar las chispas con el fin de restaurar el mundo a Dios siendo conscientes que cada cosa que hacemos, vemos, tocamos o imaginamos es parte de la unidad, parte de un patrón de energía. La elevación de las chispas divinas es una poderosa metáfora; transforma la religión de una larga lista sobre lo “permitido” y lo “prohibido” o una lista de dogmas en una aventura espiritual.

Dios no es un ser independiente que hasta «allí arriba». Ella está aquí, en la corteza de un árbol, en la voz de un amigo, en el ojo de un extraño. El mundo está lleno de Dios. Puesto que Dios está en todo uno puede servir a Dios a través de todo. En la búsqueda de la chispa divina descubrimos que lo común es realmente espectacular.

El mundo está fracturado y Dios nos necesita para que lo arreglemos. Al arreglar el mundo – social, económica y políticamente – vamos curando a Dios, cuyas chispas se encuentran dispersas por todas partes.

Pero no debemos engañarnos a nosotros mismos. Nunca habrá un tikkun completo, una reparación completa del mundo. Las cosas nunca serán perfectas. La sociedad nunca será completamente justa. ¿Cómo terminará todo esto? ¿Hay un Mesías que viene a redimirnos? Los Mesías cautivan nuestra imaginación porque el mundo es injusto y la historia es volátil. Se nos dice que cuando venga el Mesías todo será corregido definitivamente: el bien finalmente triunfará y el mal será eliminado. Esa sería una buena noticia…pero ¿es esa la forma en que las cosas funcionan?

¿Cuál es el futuro a largo plazo de nuestro planeta según la ciencia? He aquí el pronóstico:

Nuestro Sol tiene unos cinco mil millones de años y es aún confiable. Sin embargo, cinco mil millones de años a partir de ahora, el combustible de hidrógeno en el núcleo del Sol se acabará. El núcleo se hundirá mientras que la atmósfera del Sol se expandirá engullendo varios de sus planetas más cercanos entre ellos probablemente la Tierra. Poco a poco la mayor parte de esta atmósfera se caerá dejando una bola densa y caliente de materia inerte.

La vida no necesariamente llegará a su fin. Para ese entonces los seres humanos (o cualquier tipo de vida inteligente relacionada cósmicamente con nosotros) habrán desarrollado la tecnología necesaria para pasar a otro sistema solar más seguro.

Mientras tanto, aquí estamos. Todavía tenemos bastante tiempo hasta el año 5 mil millones. No habrá perfección final. Nadie ha dispuesto el futuro antes de tiempo, nada está predeterminado. La probabilidad jugará un papel importante en la forma en la que se desarrollarán las cosas, del mismo modo que siempre lo ha hecho. Debemos aprender a negociar con el azar. Debemos trabajar en arreglar nuestras propias quebraduras, nuestro tejido social y nuestro planeta, de la mejor manera que podamos.

¿En qué clase de Dios podemos creer? La palabra hebrea emuná, «creencia o fe», originalmente significaba confianza y fidelidad, tanto humana como divina. Sino confiamos en otras personas, no podemos amar; sino confiamos en los demás, no podemos construir ni sostener una comunidad. Pero, ¿cómo podemos confiar en el cosmos o en este Dios de la unidad?

Podemos confiar que somos parte de algo mayor: una vasta red de existencia en constante expansión y evolución. Podemos detenernos en el camino, abrazar un árbol y sentir la savia que corre por las venas. Cuando miramos el cielo nocturno podemos reflexionar que estamos hechos de elementos forjados en las estrellas y de las partículas que nacen en el Big Bang. Podemos sentir que estamos buscando aún la vuelta a casa. La vuelta al origen. Cuanto más lejos miramos en el espacio más viajamos atrás en el tiempo. Si vemos una galaxia a diez millones de años luz de distancia, estamos viendo esta galaxia tal como era hace diez millones de años luz. La galaxia se toma este largo tiempo para que su luz antigua pueda llegar hasta aquí ahora en forma nueva. Más allá de cualquier nueva estrella que alguna vez identifiquemos, se encuentra ante nosotros el horizonte del espacio-tiempo a catorce mil millones de años luz de distancia. Pero ni Dios ni el Big Bang están tan lejos. El Big Bang no ocurrió en algún lugar fuera de nosotros. Por el contrario, nosotros comenzamos nuestra historia en el interior de la gran explosión; hoy encarnamos la energía primordial. El Big Bang aún no se ha detenido.

¿Y qué hay Dios? Dios no es un objeto o un destino fijo. No hay una sola manera definitiva para llegar a Dios. Pero nuevamente, no es necesario llegar hacia algo que está en todas partes. Dios no está en otro lugar oculto de nuestra vista. Dios está aquí pero nosotros no podemos verlo. Estamos esclavizados por las rutinas. Corremos de un evento a otro, de una tarea a la otra y rara vez nos damos una pausa para observar el esplendor que está justo enfrente de nosotros. Nuestro sentido de la maravilloso se ha marchitado por culpa de nuestro ritmo de vida.

¿Entonces cómo podemos encontrar a Dios? Una pista la proporciona uno de los muchos nombres por como se llama a la Shejina -el aspecto femenino de Dios, la presencia divina en este mundo. En la Cabalá Ella se llama océano, jardín o huerto de manzanas. En hebreo Ella también se llama zot, que significa simplemente «esto«. Dios no está “afuera y arriba”. Dios esta “abajo y adentro”. Dios está aquí contigo en este mismo momento, renovado, inesperado, tomándote por sorpresa. Dios es “esto”.

 

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 Hola, soy Diego Edelberg, el fundador del blog Judios&Judaismo.com. Me apasiona todo lo relacionado con la música, el judaísmo, la interpretación, la educación, la mitología, la filosofía, la religión, la ciencia, la historia, el arte, la física, la cosmología, la evolución, la sociología, la epistemología, la metafísica, la cabalá y en especial aquello que resulta contradictorio, paradójico y absurdo. Para conocer más sobre mi y de qué se trata mi blog visitá la sección Acerca del Autor

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