• Saltar a la navegación principal
  • Saltar al contenido
  • Saltar a la barra lateral principal
  • Saltar al pie de página

Judíos & Judaísmo

antiguo, novedoso, sagrado.

  • ¿Nuevo en el Blog?
  • Acerca del Autor

Si pudieras visitarte a tus 18 años ¿qué te dirías?

22/07/2014 por Diego Edelberg 52 comentarios

Mi Buenos Aires Querido

La entrada anterior a esta la escribí desde el aeropuerto de Frankfurt a punto de visitar familia, amigos y por supuesto mi Buenos Aires que me recibió al mundo desde niño y me acompañó por 28 años (en realidad nunca dejó ni deja de acompañarme). Pero ahora ya estoy en el aeropuerto de Ezeiza a punto de embarcarme para Hong Kong nuevamente donde Dios mediante en unos días arranca lo que para mí representa otro ciclo que se repite.

Cada uno tiene su propio ciclo o experiencia personal del paso del tiempo. Para algunos judíos es la repetición anual de la misma lectura de la Tora de su Bar o Bat Mitzvah. Para otros son los cumpleaños o las fechas en las que recordamos a un ser querido que ya no está físicamente con nosotros. Sin importar si utilizamos el devenir de las estaciones del año, el 31 de Diciembre, el aniversario de nuestras bodas o los cumpleaños de los hijos, todos establecemos una especie de marca temporal en nuestra mente y nuestro corazón que nos recuerda que el tiempo ha pasado y es hora de evaluar con qué cosas ha logrado la vida sorprendernos este año. Es ahí cuando hacemos lo que muchos llamamos nuestro balance personal. Mi balance ocurre varias veces en el año – Rosh Hashana, Pesaj, 31 de diciembre, mi cumpleaños, mi aniversario de casado- y en especial un balance profundo ocurre cuando se concluye cada visita anual a Buenos Aires desde hace 4 años cuando me mudé a Hong Kong. A punto de subirme al avión reflexiono una vez más en otro ciclo de mi vida…

 

Volver al Futuro

Sé que no te interesa leer sobre mi propia reflexión personal sino entender cómo la misma puede ayudarte a reflexionar sobre tú propia vida. Así que aquí comparto una lección importante que creo todos debemos incorporar sin importar los balances particulares. Esta reflexión se la escuché al Rabino Zamek con quien trabajo en Hong Kong. Recordando la maravillosa película de Steven Spielberg Volver al Futuro, el Rabino nos invitó a imaginar

Si pudieras viajar en el tiempo y encontrarte contigo mismo cuando tenías 18 años por unos instantes ¿Qué te dirías?

Parece una pregunta simple pero no lo es. Tienes tan solo un minuto para decirle algo a tu propio yo cuando este acaba de terminar el secundario y está a punto de iniciar una carrera universitaria que quizás defina su profesión por los próximos 30 años. Quizás estás a punto de conocer en unos años un par de amores pasajeros hasta dar con uno con el que decidirás compartir el resto de tu vida. Quizás hoy mirando hacia atrás pienses que sería bueno decirte que no hagas «ese negocio» porque vas a perder tiempo y dinero. En un minuto de tiempo tal vez lo mejor sería decirte cómo evitar todo el sufrimiento que te causó aquella mujer u hombre, ese jefe maldito o aquel trabajo aburrido que te consumió un año entero de tu vida. A veces lo mejor es decirse simplemente «no te preocupes porque todo va a salir bien y vas a aprender mucho de los años que siguen…». Tantas cosas podrías decirte en un minuto y sin embargo tienes que causar tal impacto que puedas volver a este tiempo feliz que dijiste lo más importante que aprendiste en tu vida hasta el ahora.

 

Solo se vive una vez

Recuerdo perfectamente lo que el Rabino dijo que se diría si tuviese milagrosamente la posibilidad de encontrarse por un minuto con su «yo» a los 18 años.

Me diría simplemente ¡presta atención! Porque todo pasa demasiado rápido.

Y considero que ese consejo es lo mismo que me diría a mí mismo. Estamos tan preocupados por el futuro – o el pasado que hicimos mal (o porque permitimos que nos hicieron mal a nosotros)- sin darnos cuenta que ambos tiempos no existen realmente. Son una construcción de nuestra imaginación. El futuro y el pasado son tan solo palabras, abstracciones. Lo único que tenemos es el ahora. Si alguien hubiese descubierto el futuro tendríamos una estatua en su honor. Pero nadie lo ha hecho. Por lo tanto el futuro es tan incierto para nosotros como lo fue para Moisés mismo (ver la publicación ¿Qué escribió Moisés y cuándo lo hizo? Elogio a la incertidumbre). No deberíamos asustarnos por una abstracción. El futuro no existe sino en nuestra propia imaginación. Cuando entendemos esto logramos la mayor libertad creativa y espiritual de la existencia. Dejamos de ansiosamente anticipar un escenario peligroso que no está. Mañana todo puede cambiar. Mañana puede empezar otra vida diferente para nosotros. Incluso puede sucedernos esto mismo en este instante.

Y lo mejor de descubrir esto es aceptar que el pasado tampoco existe porque aún cuando podríamos jugar a vernos a nuestros 18 años lo que veríamos es un ahora. Solo escuchen que absurdo suena decir «ahora estoy en el pasado«. Si viajáramos en el tiempo estaríamos viviendo simplemente un presente en el pasado. En conclusión el ahora no puede ser un pasado del mismo modo que no puede ser un futuro. El ahora es el ahora y por eso a cada instante debemos decirnos «¡presta atención! porque esto mismo ya va a pasar». ¿Esto implica no planear la vida ni aprender de las experiencias pasadas? Absolutamente no. Significa solamente que tu vida ya está aconteciendo y si hay un deber para ti es: ¡no te la pierdas! ¡por favor estate atento!

 

¿Qué te dirías?

Están llamando para subir al avión y ya no tengo tiempo para seguir escribiendo. Pero me gustaría poder leer tu propio mensaje. Nuevamente, si pudieras visitarte a tus 18 años ¿qué te dirías? 

Archivado en: Aforismos, Citas, Espiritualidad y Religión, Judaismo Hoy Etiquetado como: atención, carpe diem, el tiempo, hong kong, rosh hashana, vive el ahora

¿Para qué vivimos? Cómo desarrollar la habilidad para distinguir lo importante

08/01/2014 por Diego Edelberg 2 comentarios

 

El objetivo en la búsqueda por el sentido es alcanzar la unificación de todo lo que vemos, escuchamos y hacemos hacia una unidad. Cuando tomamos conciencia que absolutamente todo esta conectado con todo lo demás y que nada existe aislado de otra cosa reconocemos lo espectacular del mundo, la gente que nos ama y el fascinante ciclo de la existencia.

El Shema que recitamos todos los días, dos veces por día, nos recuerda esta misma verdad. La vida es una unidad indivisible de momentos que consideramos buenos y momentos que experimentamos como no tan buenos. Solo Dios es perfecto, el resto de nosotros atravesamos alegrías y tristezas, certezas e incertidumbres.

Como pertenecemos al mismo entramado de la Creación, hay una parte de Dios en cada uno de nosotros. A veces nos cuesta tomar conciencia de esta idea pero deberíamos reflexionar al menos por un instante todos los días que somos especiales. No existe nadie como nosotros, no ha existido nadie como nosotros y no existirá nadie igual a nosotros durante un tiempo. Esto no debería asustarnos sino motivarnos, ¡somos realmente un milagro!

Cuando apreciamos el milagro que somos nos acercamos a Dios, la Unidad de la que emana toda la Diversidad. En ese instante sentimos que lo que parece malo y errado está tejido con nuestra presencia y requiere de nuestra ayuda. Por eso no solo estamos en este mundo para disfrutar sino también para realizar un tikún, una corrección cósmica, agregando nuestro pequeño granito de arena para que el desierto se haga un oasis.

Ser consciente de la Presencia de Dios y nuestro propósito suena como una hermosa idea. ¿Pero quién puede realmente recordarla todo el tiempo? Hay tantas distracciones y problemas que requieren nuestra atención…y para peor todos ellos parecen importantes. Pero si todo es importante en el fondo nada lo es del todo.

Desde tiempos inmemorables nuestros antepasados han inventando diferentes técnicas para mantenerse en el estado espiritual que requiere la continua conciencia de la unidad. El pueblo judío ha inventado y preservado una tradición saturada de canciones, historias, leyendas y leyes que sirven para ayudarnos a recordar una y otra vez la Presencia y nuestro propósito.

Esta antigua, novedosa, misteriosa y sagrada tradición judía está diseñada con el único propósito de permitirnos desarrollar la capacidad para distinguir lo que realmente es importante en nuestras vidas.

Archivado en: Aforismos, Citas, Espiritualidad y Religión, Judaismo Hoy Etiquetado como: atención, dios, la unidad, para que vivir, presencia de dios, sentido, sentido de la vida, shema

Shabat, el Poder del Ahora en el judaismo

06/01/2014 por Diego Edelberg 8 comentarios

 

Shabat

Cuando uno mira un rollo de Tora descubre que el hebreo está escrito sin vocales. Lo único que tenemos son las consonantes y por lo tanto debemos mentalmente completar las palabras a medida que vamos leyendo. La persona que sabe hebreo puede generalmente intuir las vocales e insuflar el sentido que tiene el texto. Pero cada tanto nos encontramos con alguna palabra que puede ser vocalizada de distintas maneras dependiendo de las vocales que le pongamos a las consonantes.

Esto ocurre con una palabra del Génesis 2:1. Ahí nos encontramos con las consonantes vav, yud, jaf, lamed, vav a las cuales generalmente se les asigna una determinada combinación de vocales que hacen que dicha palabra se pronuncie vaiejulu. Vaiejulu significa “fueron terminados”. En dicho contexto lo que se refiere en ese verso es que “el cielo y la tierra fueron terminados…”. Esta cita de la Tora es recitada por los judíos cada Viernes por la noche durante el servicio de Shabat en el cual nos suspendemos en el espacio por un tiempo consagrando el instante.

 

Un Juego de Palabras

En el Talmud leemos que el Rabino Hamnuna nota que, agregando una combinación diferente de vocales, las mismas letras pueden ser leídas como vaiejalu. Vaiejalu significa “y terminaron”. En dicho contexto lo que se refiere en ese verso con estas otras vocales es que “y terminaron el cielo y la tierra” (Shabat 119b).

Por supuesto que la pregunta que sigue es, ¿quiénes son los que terminaron el cielo y la tierra? Hamnuna llega a la conclusión que se refiere a Dios y los seres humanos. Por lo tanto no solo ayudamos a Dios cuidando y reparando Su Creación sino que nos unimos con Dios cada Shabat dando por terminada nuestra tarea.

 

El Poder del Ahora

¿Por qué es tan importante dar por terminada la tarea? Tal vez porque cada cosa que dejamos sin terminar (algo de nuestro trabajo, nuestros estudios, la casa sucia, alguien que necesita de nuestra ayuda, un hobby que nos entusiasma) demanda de nuestra atención. Cada cosa que sentimos que hemos dejado sin terminar nos tira hacia el ayer, haciendo que nos preocupemos por lo que no hicimos, o también nos empuja hacia el mañana preocupándonos por lo que aún tenemos que realizar. Y cuando estamos en los problemas del ayer o fantaseamos las adversidades del mañana descubrimos que estamos en cualquier lado menos en el único lugar donde deberíamos estar y donde realmente estamos: el aquí y ahora. Nuestros cuerpos están aquí pero nuestra atención se ha fugado a otra dimensión.

Hacer Shabat entonces va mucho más allá de observar los mandamientos correspondientes. Significa unirse con Dios en la Creación terminando literalmente nuestra tarea o diciéndonos: “aún cuando no he terminado voy a pretender que lo he hecho”. En Shabat no deberíamos preocuparnos por aquello que ayer no terminamos ni por todo lo que tenemos que hacer mañana. Debemos estar presentes en el momento en el que estamos.

 

*Esta publicación está inspirada en «Being Here» del libro «The Book of MIRACLES» por Lawrence Kushner

Archivado en: Aforismos, Citas, Espiritualidad y Religión, Judaismo Hoy Etiquetado como: ahora, atención, con dios, el poder del ahora, shabat

Cómo hablar con Dios y desarrollar nuestra espiritualidad: humildad y atención

19/04/2013 por Diego Edelberg 2 comentarios

 

Moisés, el líder más importante en la historia del pueblo judío, es descripto en la literatura rabínica con una característica principal: su humildad. Ser humilde significa siempre recordar que debemos caminar todo el tiempo con dos frases o mantras en nuestras cabezas. La primera frase dice “todo el mundo fue creado para mí” y la segunda frase dice “no soy más que polvo de la tierra”. Ese contraste debe ser vivido a cada instante en el desarrollo espiritual.

La vida es una y debemos vivirla intensamente. Debemos jugarnos por lo que creemos y defender aquello que en lo profundo de nuestro corazón sabemos que merece ser salvado. Debemos disfrutar de cada cosita material que hay allí afuera, de todo lo que podemos oler, ver, tocar, sentir y escuchar. Debemos conectarnos con todo, disfrutar de ello y gozarlo al máximo. Pero al mismo tiempo debemos siempre recordar que estamos de paso por la vida, que no importa cuánto acumulemos cuando seamos llamados para irnos definitivamente dejaremos todo aquí y lo único que realmente quedará de nosotros es el amor que hemos compartido. Así la humildad de Moisés era la conciencia que debía hacer todo lo posible por ayudar a su pueblo y simultáneamente reconocer que en el fondo era un mero instrumento de Dios o de algo mucho más grande que su propio ego.

¿Por qué se hizo Moisés merecedor de tan alto prestigio y fama en la historia del pueblo judío y en extensión de toda la humanidad? Porque no solo era humilde sino también atento. Antes de convertirse en un gran líder Moisés era un pastor de ovejas. Un día mientras cuidaba sus ovejas una de ellas se escapó y Moisés, preocupado por “cada una de sus criaturas”, salió a buscarla. Allí se encontró con un arbusto que estaba prendido fuego pero milagrosamente el fuego no consumía el arbusto. Esa fue la primera vez que Dios habló con Moisés. Es decir que Moisés no solo se preocupaba por las criaturas de la Creación sino que además estaba atento a percibir esos fenómenos que simplemente llamamos «cosas».

Muchos creen que Dios utilizó la táctica del arbusto que no se consumía para llamar la atención de Moisés y sin embargo si Dios puede hacer lo que quiere (abrir un mar al medio, hacer que salga el sol, darle brillo a las estrellas, etc.) ¿por qué eligió un milagro tan modesto? Posiblemente el arbusto prendido fuego no era un milagro para Dios sino una prueba para Moisés. Tal vez Dios quería saber si Moisés podía ver el misterio en algo tan simple como un pequeño arbusto en llamas. Quizás Dios quería saber si Moisés estaba prestando atención. De hecho Moisés tuvo que detenerse un buen rato para darse cuenta que las ramas no se quebraban con el fuego. Moisés tuvo que estar atento para darse cuenta que estaba pasando algo increíble. En ese momento, cuando Dios vio que Moisés era curioso, Dios supo que era el momento de presentarse.

Algunas veces estamos físicamente en un lugar pero no estamos prestando atención. En esos casos es muy probable que si bien nuestro cuerpo está en un lugar nuestra mente y corazón estén en cualquier otro lado. En esta era donde la palabra multitasking (que significa hacer múltiples tareas al mismo tiempo) es cada día más celebrada debemos hacer el esfuerzo doble para estar atentos y receptivos. Dios y su espiritualidad están buscándonos. Pero encontrarnos con Dios no requiere solo un acto físico. Muchas veces nos acercamos o distanciamos de otra persona que ni siquiera está físicamente con nosotros. También podemos estar distantes de otra persona aún cuando se encuentra con nosotros en la misma habitación. Si esto nos sucede con otros seres humanos. ¿Cómo se imaginan que nos sucede con Dios y la espiritualidad?

Lo apasionante del lenguaje es cómo el mismo nos enseña distintas maneras de ver la vida. Por eso siempre digo que no aprendemos un lenguaje sino que el lenguaje nos aprehende (nos agarra) a nosotros mismos. En español “prestamos” nuestra atención. En inglés “pagamos” (pay attention) y en el hermoso lenguaje hebreo la misma expresión se dice literalmente “poner el corazón” (sim lev). De ese modo descrubimos que los judíos tenemos en realidad una herramienta maravillosa para poder recordarnos una y otra vez que debemos prestar atención o poner nuestro corazón. Esa herramienta se llama brajá o bendición. Las bendiciones en la tradición judía no son para Dios sino para nosotros. Son una forma de frenar un poco la multiplicidad de tareas y pensamientos y pensar por un instante el milagro que vamos a realizar: gracias por el pan, el vino, la vida…

Cada vez que digan una bendición conéctense con el lado espiritual que ésta posee. Están diciendo algo así como “¡Presta atención! ¡Algo asombroso está sucediendo en este instante y no debes perdértelo!”. Y así es como en esa espiritualidad lo ordinario o mundano se hace misterioso y espectacular.

Archivado en: Aforismos, Citas, Espiritualidad y Religión, Judaismo Hoy Etiquetado como: atención, conciencia, dios, ego, el tiempo, espiritualidad, humildad, pensamiento, pueblo

Lo más leído

  • Ayin: el concepto de Dios como Nada en el Misticismo Judío
  • El órgano más poderoso del cuerpo
  • ¿Cuál es el significado más profundo de Sucot?
  • El Mejor Comentario de RaShi a Toda la Tora - Humildad, Ignorancia, Curiosidad y Asombro
  • Esto es lo que necesitas recordar para nunca quedarte solo
  • Qué pregunta debes cambiar para no tener miedo a la muerte
  • ¿Estás seguro que quieres ser libre para pensar y hacer lo que quieres?
  • La razón irracional de la Halaja: un sistema absurdo para lidiar con el absurdo
  • "El Violinista en el tejado estaba equivocado": porqué el judaísmo está espiritualmente ascendiendo más que nunca
  • ¡No mandes a tus hijos a ese colegio! La educación infinita y el juego del miedo educativo en Chile

¡EXPANDÍ TU SABIDURIA!

 

diostapa




Acerca del Autor

 Hola, soy Diego Edelberg, el fundador del blog Judios&Judaismo.com. Me apasiona todo lo relacionado con la música, el judaísmo, la interpretación, la educación, la mitología, la filosofía, la religión, la ciencia, la historia, el arte, la física, la cosmología, la evolución, la sociología, la epistemología, la metafísica, la cabalá y en especial aquello que resulta contradictorio, paradójico y absurdo. Para conocer más sobre mi y de qué se trata mi blog visitá la sección Acerca del Autor

Todas las Publicaciones

Nube de Etiquetas

antisemitismo biblia comunidad conciencia conservador conversos diferencias dios duda edad media educación judía el cristianismo el siglo xx en la Modernidad esencia existencia de dios expectativa hong kong israel Jerusalem judaismo judios kabbalah la biblia las religiones maimonides mandamiento midrash misticismo misticismo judío modernidad ortodoxo pesaj plegaria pueblo de israel rabino reformista religion sentido shema israel siglo xvi Sionismo spinoza talmud tora

No me sigas, conversemos

  • E-mail
  • Facebook
  • Google+
  • Twitter

Copyright © 2019 · Aspire Theme en Genesis Framework · WordPress · Iniciar sesión