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Judíos & Judaísmo

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Las Verdaderas 10 Plagas que debes Vencer: la #9 ha sido mi gran desafío

30/03/2018 por Diego Edelberg 85 Comments

Este año en una jevruta con Yael Benadretti me desafió a pensar las 10 plagas del éxodo de Egipto como 10 dioses que adoraban los egipcios y que el Dios de los israelitas tenía que des-endiosar para demostrar Su poder. Confieso que ignoraba esta posible interpretación, pero la misma se convirtió en una invitación fascinante para pensar juntos en forma vigente qué simbolizan hoy estos 10 símbolos que todos nosotros convertimos muchas veces en nuestros propios dioses esclavizándonos de ellos. De esa jevruta surgió esta nueva publicación para Pesaj.

Estos 10 dioses claramente no nos liberan sino que se convierten en nuestro Faraón y nuestro Egipto que no nos permite salir hacia una tierra Prometida.

Aquí vamos entonces con las 10 plagas y una interpretación actual para compartir y debatir este año (y porqué no todo el resto del año).

 

 

#1 Sangre: el dios del Materialismo

En esta primera plaga el Río Nilo se convierte en su totalidad en sangre afectando la fuente principal de la economía egipcia. Atacar el Río Nilo como fuente de vida y sustento material es des-endiosar el valor en lo material para volver a centrarnos en la importancia de los valores más trascendentales. No es sólo lo material lo que nos constituye. No somos sólo lo que tenemos sino quienes somos más allá de lo material que poseemos. Si endiosamos lo material entonces nos esclavizamos y nos arruinamos la vida pensando que allí radica nuestra liberación.

La primera liberación es entender que lo que valemos no puede ser realmente medido por lo material que durante la vida en este mundo pasa por nuestras manos y que no lo llevamos a ningún lado cuando nos vamos.

 

 

 

#2 Ranas: el dios de la Indiferencia

Esta plaga representa la frialdad del ser humano ya que el animal que la simboliza es de sangre fría. Se derriba así la idea ingenua que lo que le pasa al otro no me importa ni me afecta. Por el contario, sabemos que somos parte de un todo, de un mismo ecosistema. En el fondo esta plaga destruye una de las maldiciones más grandes de nuestro tiempo: el self, uno mismo y sus propias ideas como vara para medir y definir lo bueno y lo malo en el mundo representado en la tan abusada selfie del Instagram y las redes sociales que dice primero yo y después el resto del mundo.

La liberación viene cuando entiendo que no existo en soledad sino siempre en relación a otros. Por eso no puedo tener la sangre tan fría como para pensar que puedo «salvarme solo» o que mis decisiones no se replican en otras vidas.

 

 

 

#3 Piojos: el dios de la Vanidad

Los egipcios tenian una técnica hermosa para trenzar sus cabellos que hasta el día de hoy se conoce como «trenza egipcia». Esta plaga nos enfrenta a la importancia que le damos a cómo nos vemos. Los piojos atacan justamente la hermosura del cabello simbolizado en quienes están más preocupados de su apariencia física y su pelo que su espiritualidad.

Hoy que está tan de moda el fitness, las dietas, las cirugias, el botox y el mostrar el cuerpo por todas las redes sociales y canales de televisión, está plaga nos recuerda que somos mucho más de lo exterior que se ve de nosotros. El cuidado del cuerpo por supuesto es muy importante. Pero se torna una idolatría si creemos que será por eso que nos recordarán en la vida. La putrefacción del cuerpo jamás vencera a la perfección del alma.

La liberación viene cuando entiendo que es muy importante cuidar el cuerpo que es nuestra vasija sagrada mientras recuerdo al mismo tiempo que si pienso que me aman y soy por cómo se ve mi cuerpo entonces pondré toda mi autoestima y mi ser en un lugar absolutamente efímero y vacio de sentido.

 

 

 

#4 Animales Salvajes e Insectos: el dios del Ego Negativo

En esta plaga los egipcios eran destruidos sin piedad por animales salvajes e insectos. Incluso sus muertos a los que embalsamaban para preservarlos considerándolos parte fundamental de su historia eran devorados por las bestias hambrientas y moscas que revoloteaban sobre los cadaveres. La momificación es la idolatría de uno mismo como garantía de la continuidad intentando negar la desintegración natural del cuerpo hacia otro estadío. Incluso las pirámides mismas eran tumbas para simples mortales, estructuras para preservar como sea la materialidad del cuerpo y la historia egipcia.

Curiosamente de la antigua civilización egipcia que pasó siglos tratando de preservar estructuras eternas solo tenemos ruinas en museos y un lenguaje en geroglíficos que fue indescifrable por miles de años. Por el contrario, el pueblo hebreo construyó una estructura impermanente en el lenguaje del Mishkan, el tabernáculo móvil que se armaba y desarmaba para llevarlo por el desierto. No hicieron estructuras gigantes como pirámides para adorar seres mortales como los faraónes sino un Templo móvil para invitar al mundo la Presencia Divina. Por eso hasta el día de hoy el pueblo judío sigue vivo compartiendo ni más ni menos que su memoria e historia. El pueblo judío aprendió hace mucho tiempo que su continuidad no depende de la preservación del ego material sino en entender que somos más que polvo de la tierra. Somos lo que dejamos como legado más allá de nuestro cuerpo. Como pueblo enseñamos hace miles de años lo mismo: lo más sagrado de nuestra existencia en el fondo no puede adorarse porque no tiene forma.

La liberación viene cuando dejamos de pensar que seremos recordados por lo que dejamos en cosas materiales al esforzarnos por compartirlas. Nuestra historia y memoria permanecerá justamente en aquello compartido en tiempo y amor que no puede ser guardado en ningún lado sino en el corazón y el sentimiento que dejamos en quienes nos acompañan y se despliega por algo más grande que nosotros mismos. Somos una parte importante de la historia pero no somos la totalidad de la misma. Somos preciados pero no somos tan importantes. Eso también es parte de la liberación que se necesita para poner nuestro talento al servicio de algo más que nuestro propio recuerdo.

 

 

 

#5 La peste sobre el ganado: el dios de la Idolatría

En oposición a la plaga anterior que pone el énfasis en nuestro ego, nuestra historia y recuerdo, esta quinta plaga destruye la idea de poner cosas o personas como centro de nuestra adoración. Así como los egipcios veneraban a los animales como intermediarios de lo sagrado, nosotros a veces idolatramos a otras personas (líderes religiosos, políticos, deportistas, activitas, artistas, etc.) sin darnos cuenta que son igual de maravillosas o especiales que nosotros.

La liberación viene cuando entendemos que realmente nada ni nadie (sin importar cuán sagrado, inteligente o importante puede ser o parecer) es un intermediario hacia nuestra conexión con lo sagrado. La liberación de los ídolos es lo que nos permite admirarlos para aprender de ellos y ellas y también enseñarles que como todo el resto de la creación también tienen mucho para aprender incluso de nosotros mismos.

 

 

 

#6 Úlceras y forúnculos en la piel: el dios del Odio

Esta interpretación se la debo al Rab Yosef Jacobson. El explica que la sexta plaga, en la cual las brasas de un horno caliente fueron arrojadas sobre la tierra y se convirtieron en forúnculos en la piel de la población egipcia es el símbolo físico del rechazo más cruel manifestado a través del odio.

Un alma sana necesita saber cómo rechazar, así como debe saber cómo abrazar. A menudo se le pide a uno que rechace un impulso destructivo, que corte una relación insalubre, que diga no a un niño mimado o una oferta comercial no ética. Eso es fuego saludable. Es un fuego que destruye lo negativo para construir lo positivo. Sin embargo, cuando nuestra capacidad interna de rechazo se convierte en odio, amargura y crueldad, las brasas de nuestra alma se convierten en una fuerza destructiva. Al igual que los forúnculos, infectan nuestras vidas y las de las personas que nos rodean.

La liberación viene cuando dejamos de ser llevados por las pasiones oscuras. Nuestro fuego destructivo de rechazo nos hiere, nuestro odio nos quema por dentro y no puede ser tolerado naturalmente convirtiéndose en un cuerpo extraño que quiere salir a la fuerza generando lastimadura en nuestro límite humano que es la piel. Lo peor de todo es que ese odio es tremandamente contagioso.

 

 

 

#7 Granizo: el dios de la Codicia

En Enero de este año estuve en Costa Rica y por 10 días no paró de llover y se inundaron varias regiones. Una persona del lugar que hace más de 53 años que vive allí me dijo que jamás había visto algo así en esa época del año. ¿Qué estara pasando? Su respuesta fue: cambio climático.

¿Se imaginan lo que deben haber sentido los egipcios cuando comenzó a caer granizo con fuego? La tormenta bíblica dañó gravemente a los huertos y cultivos egipcios, así como a las personas y al ganado. Si bien nosotros no controlamos el clima de nuestro planeta, podemos influenciarlo para bien y para mal. En humildad debemos reconocer que la Tierra es más poderosa que nosotros en su capacidad de sintetizar y preservarse. Pero nosotros somos parte de la misma Tierra y nuestra existencia también afecta al mismo ecosistema.

Esta plaga nos enseña entonces sobre el valor de nuestro entorno, de la tierra y sus riquezas, a no abusar de sus recursos que parecen ilimitados para tomar sólo lo necesario. Por sobre todo a no olvidar que si abusamos de la tierra, su poder está por sobre nuestras posibilidades de control.

La liberación viene cuando entendemos que no estamos divididos de la tierra que nos nutre con alimentos, líquidos e incluso el aire que respiramos. Cuando perdemos ese centro y nuestra codicia abusa de la naturaleza como si fuera algo separado de nosotros entonces se ven afectados nuestros huertos, cultivos, ganados y nosotros mismos. La Tierra no nos pertecene sino que nosotros pertenecemos a ella. Dios lo deja claro cuando dice en Levítico 25:23: «la tierra es mía y vosotros sois sólo forasteros y peregrinos para conmigo.»

 

 

 

#8 Langostas: el dios de la Soberbia

Si bien la tradición rabínica celebra la racionalidad y nuestra capacidad de intuición lógica -especialmente en el Talmud y la Halajá- tenemos que tener cuidado que nuestro intelecto no devore todo sin permitir aceptar la experiencia espiritual que muchas veces es profundamente verdadera pero no es coherente ni puede explicarse utilizando la mente. La entrega del corazón y la confianza en lo que sentimos puede nunca surgir porque lo tapamos con nuestros cerebros.

La intelectualidad llevada al extremo no permite el goce y justamente esta plaga viene a comerse lo que queda después del desastre. Las langostas devoran todo a su paso y nuestra soberbia humana puede comerse la puerta que abre el espacio hacia la experiencia transformadora de conexión con aquello que jamás podremos explicar recurriendo a la razón.

La liberación viene cuando entendemos que sin desligarnos de nuestra capacidad de pensar que Dios nos regaló, no idolatramos nuestros propios pensamientos devorando como las langostas toda experiencia filtrada por la razón. Como nos enseñó Blaise Pascal, «”El corazón tiene razones que la razón no entiende”. ¡Liberemos un poco nuestra extrema racionalidad para que ocurra la redención!

 

 

 

#9 Tinieblas y Oscuridad: el dios de la Ingratitud

Esta plaga es tan clara que oscurece todo. En nuestra intepretación representa las veces que estamos inmersos en la negatividad que no somos capaces de ver, sentir o de pensar más allá de nuestras propias sombras. Es necesario destruir esta oscuridad y llenarla de luz para así poder ver todo lo bueno que nos rodea y que tiene el potencial de suceder. Pero nada de eso sucederá si lo único que percibimos es un tunel oscuro sin salida.

No hay dudas que muchas festividades del ciclo anual judío celebran la renovación. Sin dudas Pesaj es paradigmática en esta enseñanza de renovación no solo del ser humano sino de la tierra misma durante el mes de la primavera en Israel.

La liberación viene cuando entendemos realmente que la creación se renueva a cada instante y por eso hay infinitas posibilidades por desplegarse que jamás podemos imaginar ni anticipar. Es una transgresión pensar que no hay salida sino solamente oscuridad porque la luz se renueva cada día y no debemos dejarnos vencer por instantes de oscuridad. Después de la noche siempre despunta el alba.

 

 

 

#10 La Muerte de los Primogénitos: el dios del Fatalismo

Esta última plaga es la peor de todas. Es el último recurso divino y es el que destruye no solo la vida humana sino todo el mensaje de Pesaj. Es más, esta plaga revierte el orden y desarticula el sentido de la liberación que da sentido al mensaje central de la fiesta de la liberación.

En nuestra interpretación llegamos con Yael a la conclusión que esta plaga representa la muerte del asombro y la fascinación por la vida, la perdida de nuestro niño interno, nuestra parte creativa y soñadora, la que nos hace sentir que podemos aprender y cambiar el mundo. Perdemos la inocencia y la capacidad de conectamos con la esperanza, la luz y la libertad. Perdemos toda posibilidad de cambiar si se muere el niño que habita dentro nuestro. Ese niño que puede llorar y al instante reír. De creer que mañana las cosas serán realmente distintas. Por supuesto que crecer implica desarrollar la conciencia de los actos de uno y corregirlos. Pero matar al niño interno simboliza que ya nos hemos convencido que el mundo y las cosas «son así» y ya no tienen remedio ni posibilidad de cambiar. ¡Realmente esta plaga es el mensaje invertido de Pesaj y el peor mensaje porque es la idolatría de la desesperanza!

La liberación final viene entonces cuando entendemos que es mentira que el pueblo judío está por desaparecer, que todos nos odian, que el futuro está cada vez peor, que las generaciones pasadas eran todas mejor que nosotros y cuando idolatramos el pasado en lugar de soñar con la esperanza del presente y el futuro. El fatalismo nos destruye y evita que suceda el mensaje central de Pesaj. Nos lleva de regreso a la esclavitud y al mundo binario del faraón en donde hay buenos o malos, ricos o pobres, esclavos o libres.

 

Que podamos entonces enfocarnos para liberarnos este año del materialismo, la indiferencia, la vanidad, el ego negativo, los ídolos, el descontrol, la codicia, la soberbia, la ingratitud y el fatalismo. Nunca es tarde para cambiar y liberarse. ¡Les deseamos Jag Sameaj!

 

Filed Under: Calendario Hebreo (Luaj)

¿Por qué a tantos judíos les molesta Purim?

15/02/2018 por Diego Edelberg 84 Comments

Todos sabemos que lo que creemos y asumimos como absoluto cambia a medida que vamos viviendo y experimentando la vida. La vida misma nos va tomando por sorpresa haciéndonos cambiar nuestras grandes ideas, nuestras idolatrías sobre cómo las cosas y las personas son o deberían ser. Incluso el tipo de relación que tenemos con nuestros seres más queridos va cambiando de formas impensadas. Lo único constante es el cambio. O como Julio Numhauser Navarro lo inmortalizó mejor que nadie en su canción, «Cambia, todo cambia»

Acá va mi confesión de algo que cambió: Purim era una molestia en mi vida. No me gustaba. Me parecía la fiesta más extraña de nuestra tradición por el simple hecho que yo asociaba lo judío con lo solemne, lo profundo, aquello que siempre me dejaba maravillado por su nobleza y su intelectualidad. Pero Purim me invitaba a enfrentarme con esta ridiculización de mi tradición. Hacer burlas, beber, disfrazarme, ponerme en ridículo enfrente de personas que días después me compartían grandes momentos de crísis que estaban atravesando en la vida mientras yo pensaba «¿se acordará que me vio hace pocos días disfrazado de pirata? ¿cómo puede esta persona tomarme en serio después de eso?» Si bien se que hay un mensaje profundo en la Meguila (escribí sobre eso hace unos años en esta publicación) no lograba asociar lo payaso con lo sublime del judaísmo.

Todo esto como todo en la vida cambió hace unos años. Y ha sido una gran lección. ¿Qué cambió? ¿Cuál es la lección?

 

 

 

La manifestación de lo escondido

Lo fascinante y profundamente humano de Purim es que sale de lo común y esperado. Esto debe ser contemplado no solo durante Purim sino todo el resto del año. En Purim las sinagogas se convierten en un patio de recreo escolar. Vemos niños felices y orgullosos disfrazados de super heroes, princesas y otros personajes. Al hacerlo notamos lo divertido que es ver a los niños crear y soñar con diferentes identidades. Juegan a imaginarse de formas diferentes e incluso quizás se atrevan a incorporar algo de esos personajes que admiran porque ninguno de ellos y ellas se disfraza de algo que no les gusta ni sueñan ser. Es por eso que vemos la niñez y la adolescencia como la etapa en la que uno prueba y construye diferentes identidades.

Sin embargo con el paso del tiempo algo esperado pero trágico ocurre: nuestras identidades dejan de cambiar y se convierten en algo fijo. Creemos que eso es crecer y es lo que supuestamente deberíamos hacer para mostrar que somos ya adultos. A partir de ese momento no solo dejamos de representar algo sino que asumimos que somos ese algo que nombramos. Ese es el motivo por el cual a los adultos nos cuesta más “jugar” y disfrazarnos en Purim. Al mismo tiempo que lo vemos simpático nos resulta “tonto”, inapropiado o poco digno para nuestra edad.

Pero justamente Purim es la fiesta en la que descubrimos quienes somos. La heroína de la historia se llama Ester cuyo nombre significa “escondido”. No solo porque parte de quienes somos realmente permanece escondido ante otras personas sino incluso ante nosotros mismos. Incontables veces vamos a hacer cosas y luego decirnos “¡no puedo creer que yo hice o dije eso!” Obviamente somos nosotros manifestando una parte escondida de nosotros mismos que ni siquiera nosotros conocemos que está ahí. Parte de disfrazarnos es jugar a descubrir una vez más que quienes somos no es solo lo que nosotros mostramos sino lo que elegimos mostrar. Al elegir mostrarnos elegimos crear nuestra propia identidad. Definir por nosotros mismos quiénes somos y quién nos gustaría ser.

 

 

 

No tienes permiso para ocultarte

El hecho que la palabra Ester significa “escondido” tiene otra dimensión más profunda. La Meguila es el único texto en todo el TaNaJ en el cual Dios no es mencionado por su propio nombre ni una sola vez. ¿Significa esto que Dios está ausente de la historia de Purim? Obviamente para nuestra tradición tal idea es inconcebible. El significado más profundo es que a imagen y semejanza, Dios también está escondido en el mundo. Si nosotros nos escondemos probablemente Dios también esté escondido. Por lo tanto el desafío no es preguntarnos dónde está Dios sino cuándo está Dios. En qué momento y no en qué lugar. No es necesario pararse ante la inmensidad del mar o las montañas sino simplemente mirar en los ojos a otro ser humano para descubrir lo escondido.

Parte de nuestra naturaleza de ser judíos es descubrir quiénes somos una y otra vez en la vida. Si Dios no es un ser estático sino un devenir dinámico entonces nosotros creados a su imagen y al igual que absolutamente todo lo que nos rodea en el ecosistema del que formamos parte, vamos cambiando continuamente. Si dejamos de hacerlo a los 20, 30, 50 o 80 nos hemos olvidado que parte de estar creados a imagen de lo divino significa también que lo divino es infinito y por eso nosotros tenemos infinitas posibilidades por delante. Como escribió Neruda, «Muchos Somos»

Nadie nos prepara para lo que vinimos a hacer y desplegar. Por eso hay un momento en la Meguila que pasa desapercibido para muchos pero para mí es crucial, especialmente al haber decidido dedicar mi vida al judaísmo. Cuando Ester tiene que ir a hablar con el Rey su tío Mordejai le dice quién sabe si no es para esto que recibiste este honor (Ester 4:14). En otras palabras, incluso cuando jamás imaginaste que esto era parte de tu misión en esta vida, ¡sorpresa! había dimensiones escondidas de tu personalidad y tus posibilidades que ahora tienen que ser realizadas. Ahora debes mostrar y mostrarte quién eres en tu integridad. En forma orgánica y en tu totalidad. Incluyendo aquello escondido que no creías iba a ser necesario.

 

 

 

La llegada es una pregunta, nunca una respuesta

La pregunta que debemos hacernos es ¿por qué en determinado momento no buscamos nuevas identidades? ¿Por qué no buscamos nuevas posibilidades? Creo que es por miedo. Tenemos miedo de salirnos de quiénes fuimos, cambiar los patrones de lo que hicimos hasta ahora, descubrir nuevas facetas de nosotros mismos que estaban ocultas, nuevas posibilidades, nuevos amores, nuevas pasiones y nuevas amistades. Nos cuesta mucho esfuerzo constituirnos y justificarnos en quienes somos y creemos debemos ser para replantear todo y volver a mirarnos con ojos que desconociamos. Pero en gran parte de eso mismo se trata el judaísmo. De una incesante búsqueda por llegar sabiendo que la llegada es siempre una nueva pregunta y nunca una respuesta. Fijar la identidad es idolatrarla en respuesta. El judaísmo es el dogma del no dogma. La curiosidad incesante. La pregunta eterna.

Sabemos que hay en este mundo todo tipo de peligros y problemas. Pero nos equivocamos cuando pensamos que tenemos que mantenernos seguros, tranquilos, callados, fijos y con todas las respuestas. Confundimos tener claridad con sentir que las cosas se mantienen en calma dentro de una rutina predecible que no nos desafíe demasiado sino nos de certezas y nos diga qué tenemos que hacer y sentir.

Pero una y otra vez necesitamos ser desafiados para seguir creciendo y creyendo, descubriendo quiénes somos y quién queremos ser. Lo mejor de todo es que Dios nos dice que si hay algo que no tenemos que tener es miedo. Purim nos recuerda el peligro de quedarnos callados ante el miedo de ser. Y Najman de Brastlav nos recuerda que todo el mundo es un puente muy angosto y lo más importante es no tener miedo.

Filed Under: Aforismos, Citas, Espiritualidad y Religión, Calendario Hebreo (Luaj) Tagged With: purim 2018

¡Esta es la verdadera historia de Jánuca! ¡Shhh no le cuentes a los niños!

21/12/2017 por Diego Edelberg 60 Comments

¿Dónde se narra la historia de Jánuca?

Fácil: en los libros escritos por los héroes mismos que celebramos y nos llenan de orgullo desde hace miles de años, aquellos judíos que pelearon por defender la libertad religiosa y sostuvieron el valor para declarar que no todos tenemos  que creer y vivir de la misma forma. Estos son nuestros queridos Macabeos, aquellos que todos felices y pomposos recordamos cada año celebrando la esperanza de la luz encendiendo las velas en emoción aún cuando aquí en Chile oscurece en Diciembre a las 21:30.

Hay solamente un pequeño detalle con estos libros escritos por los judíos Macabeos: ¡los mismos no forman parte del TaNaJ! Cuando los rabinos decidieron qué libros quedarían dentro de la Biblia Hebrea y cuales no lo harían, decidieron dejar fuera el propio relato de los Macabeos. Gracias al mundo cristiano que decidió preservarlos es que aún podemos leerlos y son parte de los que se conoce como los apócrifos (los que debemos «ocultar» en relación a los que podemos «mostrar»). ¿Por qué? ¿Qué paso realmente? ¿No era que estábamos orgullosos de los Macabeos?

Si…pero los libros de los Macabeos describen la victoria militar y cómo luego festejaron por ocho días. Si alguna vez se preguntaron de dónde salió la historia de festejar por ocho días, el libro de Macabeos II nos cuenta que festejaron por ocho días porque no habían podido celebrar Sucot durante el año de pelea (Sucot era considerada la fiesta en el mundo bíblico)

 

 

 

Y ¿Dónde se narra la memoria de Jánuca?

¿Falta algo a esta crónica histórica de Jánuca escrita por los Macabeos mismos? ¡Sí, el milagro del aceite que duró ocho días cuando supuestamente alcanzaba para un solo día! ¡Ajá! Pero atención a la primer pregunta que hicimos porque los libros de los Macabeos que no entraron en el TaNaJ narran sobre la historia de Jánuca. Es en el Talmud donde leemos sobre la memoria de Jánuca y el milagro del aceite. En efecto, el Talmud parece tan sorprendido como nosotros los lectores cuando en medio de otra discusión un rabino pregunta –ya que estamos hablando sobre encender velas- «¿Qué es Jánuca?» Así el Talmud nos da pie para conocer lo que los rabinos recuerdan en su memoria de lo que fue Jánuca. Los rabinos no eran historiadores. Eran rabinos, maestros espirituales.

La verdad es que tenemos incluso una Meguila de Jánuca que se llama Meguilat Taanit que nunca prendió del todo en la tradición (¿se entendió el chiste que nunca prendió? Como el fuego que no prende…en fin). Esta Meguila es nombrada en el Masejet Shabat del Talmud y de forma interesante mezcla la historia y la memoria de Jánuca. En la forma en que está escrita la Meguila Taanit, todo el evento militar es descripto pero considerado secundario al hecho central que fue el aceite que duró ocho días (Si quieren leerla aquí está Meguilat Tannit y aquí hay un excelente ensayo del Rab Dr. Zev Farber sobre la misma – ¡todo en inglés, sorry!)

 

 

¿Qué pasó entre la historia y la memoria de Jánuca?

Lo que pasó fue que la familia de los Macabeos luego de la victoria se convirtieron en líderes y curiosamente se helenizaron (¡se hicieron ellos mismos más griegos que los demás judíos!). Hicieron algo más que ofendió a los fariseos años más tarde y tal vez por eso sus libros eventualmente quedaron fuera del canon con el paso del tiempo: rompieron la estructura de separación entre el líder político (el rey) y el líder religioso (Cohen Gadol). Iojanán mismo se declaró ambas cosas concentrando todo el poder político y religioso en una sola persona y como bien sabemos la mezcla de política y religión casi nunca termina del todo bien. Por eso mismo la historia de Jánuca no terminó del todo bien tampoco. Pero gracias a Dios también tenemos la posibilidad de construir una memoria. Y fue justamente la memoria y no la historia la que salvo a ambas de la mano maestra de los genios rabínicos (¡ya perdí la cuenta de cuántas veces escribí que admiro a los primeros rabinos grecorromanos que reinventaron con audacia, inteligencia y creatividad todo el judaísmo! ¡Qué haríamos hoy si fuera por ellos!)

¿Cómo se recuperó Jánuca entonces? Fue la grandeza rabínica que decidió celebrar el milagro de la luz, la esperanza y la libertad religiosa por sobre la victoria militar que no solo genera más violencia sino que no transforma el alma ni la eleva.  Los rabinos decidieron crear una narrativa que demuestra que podemos perder lo físico pero jamás podremos perder lo intangible, lo espiritual. Esa es la genialidad y audacia de nuestros sabios del Talmud. La capacidad de retener el fondo, la esencia y transformar la forma. Vivir con la memoria del Templo pero sin el Templo.

Somos un pueblo que busca la vida y no la muerte. La libertad y no la opresión. La luz y no la oscuridad. Los rabinos insistieron en eso y por eso tenemos todas las berajot que ellos escribieron para que nada nos pase desapercibido. Pero por sobre todo nuestra Tora y nuestra tradición tienen que estar inspiradas en la búsqueda de la paz y no en el odio, la ignorancia y la indiferencia. Esa es la razón por la cual la historia de Jánuca sigue siendo tan esperanzadora y jamás perderá vigencia. Es una enseñanza eterna de cómo podemos elegir una memoria que celebra la bendición de la vida y no la historia de una guerra. La memoria de Jánuca es al final una lección para todos aquellos que, como dice el Rab Jonathan Sacks,  matan en nombre del Dios de la vida, hacen la guerra en nombre del Dios de la paz, odian en el nombre del Dios del amor y practican la crueldad en nombre del Dios de la compasión.

¡Que las luces de Jánuca nos iluminen para todo el año y no solo ocho días!

Filed Under: Calendario Hebreo (Luaj), Judaísmo Antiguo

Cómo asegurarte que desperdiciaste Pesaj: 3 Casos De Ceguera Espiritual por Cumplir la Halajá

17/04/2017 por Diego Edelberg 20 Comments

 

Caso 1: Pesaj libre de Jametz…¡y de la familia y el sentido!

Una familia está tan preocupada que no va a poder remover el jametz de su casa que prefiere cerrar todo, recitar la fórmula de bitul jametz (anulación), vender el jametz que se encuentra en la casa (un permiso originalmente creado para quienes comerciaban con productos de jametz tan grande que era imposible tirarlo y no para el uso doméstico que requería comerlo, regalarlo o desecharlo) e irse a un hotel en la playa que ya está preparado para Pesaj por otras personas que sí limpiaron su jametz. Como esta familia no puede pagar el costo para también llevar a los abuelos ni lograr que tíos y primos puedan acompañarlos, decide dejar a sus hijos sin experimentar la limpieza del jametz y sin los abuelos, tíos y primos durante el Seder «familiar». De paso algunos de estos hoteles a los que llegan ofrecen jóvenes contratados para entretener a los niños durante la semana así que mejor aún, los padres descansan «libres» incluso de sus propios hijos durante una semana entera. ¡Viva Pesaj!

Así Pesaj, la celebración judía por excelencia que no sucede en el shil sino en la casa y en la mesa familiar compartida con historias y relatos transgeneracionales es truncado de raíz perdiendo todo su significado en aras de evitar jametz. Para peor la esclavitud es revivida en forma tan sofisticada que se experimenta en una semana de vacaciones en un lugar paradisiaco en la playa, las montañas o -aunque no lo crean- ¡incluso hay disponibles cruceros kosher le pesaj! Curiosamente ninguna de estas familias cerraría todo para ir a un hotel al lado de su casa. Por lo tanto es sospechoso si realmente el jametz y la humildad de la esclavitud es lo que los conmueve o la oportunidad de convertir Pesaj en unas pequeñas vacaciones familiares «sin la familia completa» en un resort all inclusive y sin tener que ahondar en el jametz propio.

Si bien haciendo todo esto se cumple con la Halaja y el jametz físico ha sido «removido» y vendido mientras permanece encerrado en casa (y hacemos un tecnicismo mecánico simbólico para aparentar que no está), esta familia y sus hijos llevan el jametz espiritual más profundo del alma todo el resto del año. En lugar de celebrar Pesaj compartiendo en familia nuestra historia en la humildad y el recato del recuerdo de la esclavitud limitando la sobreabundancia del resto del año, convertimos esta fecha en una celebración tan complicada de observar que lo mejor es irse a otro lado y hacerle entender a los hijos que estas otras familias que están en el hotel con nosotros son más preciadas que la propia de origen que decidimos dejar en otro lado en aras de la tradición que nos une. Sin darnos cuenta es eso lo que les estamos enseñando que significa Pesaj al hacer lo que hacemos.  Dormimos tranquilos porque «cumplimos» con lo que nos han contado que debemos hacer en Pesaj sin evaluar si realmente nuestros sabios alguna vez imaginaron que así sería celebrada la fiesta simbólica de la liberación de la esclavitud. De todas formas, si aún consideran que hacer esto es celebrar Pesaj como Dios y Jazal (los Sabios) imaginaron por favor háganlo bien y no se pierdan de ver http://passover-resorts.com para elegir el mejor resort para compartir el pan de la pobreza (¿cuántos pobres podrían pagar un hotel así para compartir el pan de la aflicción?)

 

 

 

Caso 2:  La esclavitud de la sobreabundancia

Cuando me encuentro ante lo que parece ser un caso complejo en la práctica judía generalmente me pregunto, ¿cómo hacían mis antepasados con este caso hace unos 1200 o 2000 años atrás? La historia judía no se evalúa en décadas o siglos sino en milenios. Así y todo no es necesario ir tan atrás en el tiempo. Pero este segundo caso que traigo me recuerda un comic o historieta que alguien compartió hace unos años en el que una mujer esclava de la generación que salió de Egipto le decía a su marido:»Rápido, Moshé está esperando y tenemos que salir ahora mismo». Lo gracioso era ver a su marido vestido como un esclavo hebreo absolutamente perplejo e indeciso parado frente un estante de supermercado moderno viendo toda la sofisticación de productos Kosher le Pesaj con matzah de tantas variedades diferentes que no sabía cuál elegir. Menos mal que la generación que salió de Egipto no vivía en el mundo comercial de la sobreabundancia de elecciones modernas porque nosotros seguiríamos en Mitzarim. De hecho, ¿no hemos logrado esclavizarnos nuevamente de la locura kosher le Pesaj?

Me siento feliz de pertenecer a una generación que está volviendo a apropiarse las prácticas judías que para nuestros abuelos o bisabuelos quizás habían caído en desuso. Sin juzgar a nadie entiendo que cada generación tiene sus propios desafíos y la necesidad de una conexión con lo espiritual en el mundo super material está de moda (¡no es casualidad que los best-seller sean hoy los libros de autoayuda!). El aumento de la observancia religiosa judía es algo que celebro. Temo al mismo tiempo que estemos pagando un precio muy alto sin comprender la esencia de nuestra tradición: lamento ver la pérdida del sentido y la espiritualidad que nuestros antepasados nos legaron en lugar del trastorno obsesivo compulsivo de la Halajá mal entendida en estos días. En este segundo caso que traigo nos invito a pensar que hace no mucho tiempo atrás (décadas no siglos) Pesaj era una época del año en que uno aprendía que puede conformarse con menos. La vida era generalmente más simple y Pesaj era aún más sencillo. Casi no había productos comerciales «kosher para Pesaj» ni listas interminables de productos que sí se pueden y cambian todos los años. No había ni comestibles ni cosméticos, ni siquiera aspirinas, detergentes, edulcorantes o café para Pesaj. Uno se arreglaba durante ocho días con incluso menos de lo poco kasher que estaba disponible todo el resto del año. Había una belleza por la simplicidad que Pesaj imponía y que justamente se relacionaba con la matzah que es el pan de la pobreza y la libertad al mismo tiempo. El tener menos nos hacia más libres y apreciar más.

Gracias a Dios muchos judíos hoy vivimos en una era de sobreabundancia y agradezco a Dios vivir en un tiempo que mis abuelos jamás hubiesen siquiera soñado con los avances maravillosos en la medicina y toda la sofisticación tecnológica moderna. Sin embargo, siento que estamos perdiendo el contacto con ese modo de vida más simple. Hay un sentimiento tácito que debemos tenerlo todo. Este sentimiento impregna nuestras vidas todo el año cuando pretendemos que cualquier producto disponible para la sociedad no judía debe ser obtenible como sea en una forma kosher (sushi kosher, Mc Donals Kosher, etc.) y todo lo que esté disponible todo el año en forma kosher debe estar de una forma u otra disponible también para Pesaj. Tal vez deberíamos preguntarnos si no hay algo que estamos haciendo mal si nuestros hijos deben tener papas fritas, goma de mascar, bagels y pizza que sea kosher le pesaj.  Cuando planificamos nuestras preparaciones de Pesaj debemos entender y aceptar que parte del espíritu de Pesaj es la conciencia que uno no necesita todos los electrodomésticos para salir de Egipto. Hay un aprendizaje en liberarse de lo material que nos aprisiona. Si tenemos dificultades para vivir cuatro días al año sin un lavavajillas, una minipimer extra, un horno o parrilla extra para Pesaj entonces necesitamos reevaluar nuestra relación con Dios, Sus mitzvot y nuestra actitud hacia la vida en general. Estos son pensamientos que debemos contemplar mientras nos preparamos para Pesaj y que muchos de nosotros no estamos viendo en aras de cumplir rigurosamente con la Halajá.

 

 

 

Caso 3: Jumrot y el Trastorno Obsesivo Compulsivo de Pesaj

Pesaj saca a la luz el lado más obsesivo compulsivo de la gente. Es paradójico que la fiesta de la libertad resulta para muchos una prision. Es de entender que esto suceda para quienes no pueden diferenciar entre un orden de realidad que lidia con lo que las cosas son y otro orden que lidia con lo que estás mismas cosas significan. Si ambos órdenes no son diferenciados y uno cree que lo que las cosas son es literalmente lo que significan entonces uno comienza un trastorno por estar a la altura de lo que se demanda al nivel de lo real y no lo simbólico. ¡Y Pesaj está saturado de simbolismo! Pero mal entendido puede volvernos paranoicos si consideramos que estamos frente a una tradición que dice que para cumplir con este jag (fiesta) hay tolerancia cero frente al jametz que no puede verse ni poseerse (bal ieraeh bal imatzeh), no puede mezclarse bajo ningún caso (batel bemashe-hu) y para peor si nos quedó jametz durante la semana de Pesaj del cual no nos desprendimos entonces ese jametz está prohibido de consumir luego del jag (jametz sheavar alav hapesaj). No solo eso, toda la vajilla e implementos de cocina que usamos durante el año no pueden ser usados en Pesaj a menos que uno los kasherice para Pesaj y para eso uno necesita comprender el tipo de material que está kasherizando puesto que el principio de absorción y expulsión (keboló kaj poltó) que valida la kasherización no es igual para todos los implementos. En pocas palabras y como dice mi maestro de Halajá, si kashrut es complejo entonces kashrut le pesaj es una subcategoría muchísimo más compleja y fascinante de estudiar.

Todo este enredo ha dado lugar a una cantidad inmensa de jumrot. Una jumrá es una prohibición u obligación en la práctica judía que excede los requisitos de la Halajá para ayudar a evitar la transgresión. Y son tantas y tan complicadas estas jumrot en Pesaj que no sólo aumentan cada año debido a un juego actual entre judíos titulado «a ver quien tiene el trastorno obsesivo compulsivo de observancia religioso más riguroso que el otro y es supuestamente así más judío»  en el que nos perdemos de entender la profundidad espiritual y celebramos el quedarnos en la forma en lugar del fondo (¡algo parecido a quienes escuchan la Meguilá de Purim en hebreo y creen haber «cumplido» pese a que jamás entendieron ni leyeron de qué se trata la historia!), sino que muchas de estas jumrot las autoridades actuales no logran del todo encontrar una justificación para cuándo empezaron y de qué nos protegen que podríamos llegar a transgredir. Nadie tiene claro por qué algunos prohiben comer ajo, frutas secas, huevos sin lavar o maní durante Pesaj (lo del maní o cacahuate lo sabemos pero es tan largo que lo dejo para otra publicación). Otra jumra popular que la gente hace es no comer matzah rota disuelta en líquidos. Sí, por si no lo sabían hay una minoría judía ashkenazi que no come sopa con kneidalej hasta el último día de Pesaj puesto que este día es de origen rabínico aún cuando la mayoría de las autoridades sostienen que una vez que la harina y el agua han hecho matzah y no jametz (es decir el tiempo ha sido cuidado lo cual es la única diferencia entre una y la otra), la matzah puede absorber todo el agua del mundo que jamás se volverá jametz.

En nuestra tradición es digno de elogiar aquel que quiere hacer más de lo que se le pide sin que haga de eso una demostración sino solo por amor a su tradición (es demasiado difícil evaluar si una persona lo hace por amor a la tradición o para demostrar ser más frente a los demás así que lo mejor es ni preguntar…). Pero toda esta tendencia hacia la restricción se ha llevado a tal extremo que hay quienes sólo comen matzah en la noche del Seder para cumplir la mitzvah pero no comen el resto de la semana por miedo a que la matzah no haya sido horneada en forma apropiada en su origen. Y así llegamos al absurdo judío más fascinante por miedo a transgredir la Halajá: ¡abstenernos de comer matzah durante la semana de Pesaj porque no sea cosa que al comer matzah estemos por error comiendo jametz!

 

 

 

¡Hay esperanza porque siempre hay una salida!

De mi parte y habiendo pasado Pesaj espero hayan tenido un hermoso jag y hayan logrado utilizar la tradición para realmente transformarse espiritualmente enfrentando los faraones y el jametz físico  y espiritual que los aprisiona (personas, ideas, objetos y enredos mentales). Si no lo hicieron y solamente cumplieron con contar la historia de la hagada y sus símbolos sin entusiasmar a las siguientes generaciones para que puedan apropiarse de su narrativa y utilizarla como cocreadores al darle sentido a su vida aprendiendo a liberarse una y otra vez del jametz físico y espiritual no se preocupen que aún están a tiempo de quitarse de encima ambos jametz según Maimonides:

מי ששכח או הזיד ולא בדק בליל ארבעה עשר בודק ארבעה עשר בשחרית. לא בדק בשחרית בודק בשעת הביעור. לא בדק בשעת הביעור בודק בתוך החג. עבר הרגל ולא בדק בודק אחר הרגל כדי שיבער מה שימצא מחמץ שעבר עליו הפסח מפני שהוא אסור בהנייה

Una persona que, inadvertidamente o intencionalmente, no buscó [el jametz] en la noche del día catorce, debe buscar en la mañana del catorce. Si no buscó el día catorce en la mañana, debe buscar en el momento de destruir [el jametz]. Si no buscó en el momento de destruir el jametz, debe buscar en medio de la fiesta. Si la fiesta pasó sin haberlo buscado [al jametz], debe buscar después de la fiesta para destruir cualquier jametz que pudiera encontrar que él poseía durante Pesaj, ya que se nos prohíbe beneficiarse [de tal jametz] (Mishne Tora Jametz uMatza 3:5)

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¿Qué Tora vas a recibir este año?

21/05/2015 por Diego Edelberg 20 Comments

Se acerca Shavuot y volvemos a reflexionar sobre qué significa recibir la Tora nuevamente. De la mano de Marc Zvi Brettler, uno de mis académicos favoritos, comparto una traducción de esta publicación para reflexionar estos días.

Aunque no figura en forma explícita ni literal en la Tora o el Tanaj, según la tradición judía Shavuot es זמן מתן תורתינו, la festividad que conmemora la entrega de la Tora. La lectura de la Tora del primer día de Shavuot corresponde al libro de Shemot (Éxodo) capítulos 19-20 y dicho pasaje relata la revelación en el Sinaí cuando Dios le dio al pueblo de Israel los llamados «diez mandamientos» o lo que algunos llaman el Decálogo («las diez expresiones divinas» puesto que ¡hay mas de diez mandamientos en los diez mandamientos!). Pero la Tora no sólo se centra en el Decálogo. Desde la perspectiva de la Tora la ley sólo es importante cuando está incrustada en una historia. Y estamos tan seguros que conocemos esta historia que pocas veces volvemos a leerla de adultos. Pero, ¿sabemos realmente qué fue lo que ocurrió en el momento de la revelación?

 

 

 

¿Habló? ¿descendió? ¿alguien lo vio?

La mayoría de los judíos han sido educados para comprender la revelación del modo que aparece escrita en Devarim (Deuteronomio) 4:12:

 וַיְדַבֵּר יְהוָה אֲלֵיכֶם, מִתּוֹךְ הָאֵשׁ: קוֹל דְּבָרִים אַתֶּם שֹׁמְעִים, וּתְמוּנָה אֵינְכֶם רֹאִים זוּלָתִי קוֹל

«El Eterno os habló de en medio del fuego; oíais el sonido de palabras, mas no veíais una forma, solamente un sonido.»

Esto concuerda con la noción de Maimonides que Dios no tiene forma física lo cual se conmemora en el poema litúrgico Yigdal que es cantado en las plegarias: אין לו דמות הגוף ואינו גוף, «no tiene cuerpo ni apariencia corporal.»  ¿Pero es eso lo que el capítulo del Decálogo en Shemot dice originalmente?

En la misma Tora leemos en Shemot 19:18

 וְהַר סִינַי, עָשַׁן כֻּלּוֹ, מִפְּנֵי אֲשֶׁר יָרַד עָלָיו יְהוָה, בָּאֵשׁ

«Todo el Monte de Sinaí estaba humeante, porque El Eterno había descendido sobre él en el fuego»

¿Puede un Dios sin forma física «descender»? Para complicar más las cosas, varios versículos más adelante leemos:

 אַתֶּם רְאִיתֶם-כִּי מִן-הַשָּׁמַיִם, דִּבַּרְתִּי עִמָּכֶם

«Habéis visto que os hablé desde el cielo.» (Shemot 20:19).

¿Estaba Dios en el cielo o en el Monte Sinaí? ¿Se había encarnado de alguno modo físico para «descender» o seguía sin cuerpo? ¿Alguna vez Dios viene hacia a nosotros o permanece siempre en el cielo?

Aún más notable es finalmente el siguiente relato de Shemot 24:9-11:

 ט וַיַּעַל מֹשֶׁה, וְאַהֲרֹן-נָדָב, וַאֲבִיהוּא, וְשִׁבְעִים, מִזִּקְנֵי יִשְׂרָאֵל. י וַיִּרְאוּ, אֵת אֱלֹהֵי יִשְׂרָאֵל; וְתַחַת רַגְלָיו, כְּמַעֲשֵׂה לִבְנַת הַסַּפִּיר, וּכְעֶצֶם הַשָּׁמַיִם, לָטֹהַר. יאוְאֶל-אֲצִילֵי בְּנֵי יִשְׂרָאֵל, לֹא שָׁלַח יָדוֹ; וַיֶּחֱזוּ, אֶת-הָאֱלֹהִים, וַיֹּאכְלוּ, וַיִּשְׁתּוּ.

«Moshé, Aarón, Nadab y Abihu, y setenta ancianos de Israel ascendieron. Tuvieron una visión del Dios de Israel, y bajo Sus pies había como un embaldosado de zafiro, y era como la esencia del cielo en pureza. Contra los grandes de los Hijos de Israel Él no extendió Su mano: ellos contemplaron a Dios, comieron y bebieron.»

Algunos intérpretes entienden este pasaje metafóricamente aún cuando nada en el texto indica esto. Por el contrario, el texto utiliza dos sinónimos para ver, … וַיִּרְאוּ («y vieron»), y … וַיֶּחֱזוּ («vieron a»), como para subrayar que estas personas realmente vieron a Dios.

 

 

 

Una revelación con infinitas interpretaciones

Estas diferencias son importantes. La Biblia, especialmente la Tora, es el texto central que usamos para entender a Dios. No solo eso sino que la Tora representa simultáneamente a Dios como lejano y cercano, como físico y sin forma. Las respuestas que ofrece la Tora configura nuestras creencias más profundas. Obviamente no somos los primeros en darnos cuenta de estas diferencias. Abran el Mikraot Guedolot y encontrarán numerosos intentos de reconciliar estas imágenes. ¿Pero deberían ser reconciliadas?

La Pesikta de Rav Kahana, una obra rabínica del siglo V escrita en la tierra de Israel, ofrece una alternativa a los esfuerzos de otros comentaristas quienes intentan llegar a una sola imagen uniforme de Dios. A diferencia de la mayoría de las obras midráshicas que se estructuran en torno a los libros bíblicos, la Pesikta se estructura en torno a las festividades e incluye el siguiente pasaje en su sección de Shavuot:

«R. Janina bar Papa dijo: El Santo se le apareció a Israel con un rostro severo, con una cara ecuánime, con una cara amable, con una cara alegre…Por lo tanto, El Santo les dijo: «Aunque me ves en todas estas formas [sigo siendo uno] -«Yo soy el Señor tu Dios» R. Levi dijo: El Santo se les apareció como si Él fuera una estatua con caras en todas las partes, por lo que a pesar que un millar de personas podrían estar mirando la estatua, la misma les hizo creer que estaba mirándolos a cada uno de ellos en forma personal…Por lo tanto cuando David dijo «La voz del Señor está en su fuerza» (Salmo 29:4) se refería a su fuerza para hacerse oír y entenderse de acuerdo con la capacidad de cada uno y de cada persona que escucha la Palabra Divina. Por lo tanto El Santo dijo: No se dejen engañar porque oyen muchas voces. Sepan que Yo soy el que es uno y el mismo: «Yo soy el Señor tu Dios» (traducción original de Braude y modificada un poco por mi)»

Esta es una de las tradiciones rabínicas más notables. La misma reconoce que la palabra de Dios es multi-vocal en lugar de unívoca. La palabra de Dios habla a los seres humanos los cuales somos todos diferentes y, debido a nuestra naturaleza, necesitamos diferentes concepciones de Dios. Incluso la misma persona puede ver a Dios de manera diferente y entender Su palabra en forma muy distinta a lo largo de una misma vida. Así como muchas cosas van cambiando en nuestra vida, así también cambian nuestras metáforas e imágenes de Dios y del significado de Su revelación a lo largo de los años.

 

que tora

 

¿Qué Tora vas a recibir este año?

Como un judío perteneciente a la modernidad entiendo las diferentes concepciones de la revelación que se encuentran en Shemot y Devarim (e incluso dentro de Shemot mismo) como procedentes de diferentes fuentes y pertenecientes a diferentes épocas y lugares. El texto de la Pesikta nos sugiere que la Biblia no sólo tiene diferentes concepciones de Dios sino que estas diferentes concepciones representan diferentes entendimientos humanos de lo divino. La Biblia refleja los sentimientos de diferentes personas y está escrita en diferentes momentos y lugares. Todos estos entendimientos están condicionados y mediados por la experiencia humana. Pero para mí, la erudición bíblica judía no sólo se basa en la deconstrucción, sino también la reconstrucción. Aquí la Pesikta es muy útil: nos permite e incluso nos alienta a buscar las diferentes voces de la Tora y apreciar esta diversidad como un reflejo de los diferentes intentos de nuestros antepasados ​​para entender a Dios y Su revelación. Esta es una búsqueda que en lo personal y como un fiel amante de esta tradición, continuo haciendo todos los días. Estoy agradecido a Dios que Su Tora no ofrece una respuesta única para todos los tiempos y eventos que se narran sino que la misma ha incorporado varias respuestas y perspectivas muy diferentes que podemos apreciar, apropiar y nunca agotar. Queda en nuestras manos descubrir la parte de Dios que habita dentro nuestro siguiendo las palabras de la Pesikta: según nuestra «fuerza» y nuestra capacidad.

¡Que tengamos un buen recibimiento de Tora!

¡Jag Shavuot Sameaj!

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Acerca del Autor

 Hola, soy Diego Edelberg, el fundador del blog Judios&Judaismo.com. Me apasiona todo lo relacionado con la música, el judaísmo, la interpretación, la educación, la mitología, la filosofía, la religión, la ciencia, la historia, el arte, la física, la cosmología, la evolución, la sociología, la epistemología, la metafísica, la cabalá y en especial aquello que resulta contradictorio, paradójico y absurdo. Para conocer más sobre mi y de qué se trata mi blog visitá la sección Acerca del Autor

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