La mayoría de los sidurim (libros de oración) del judaísmo ortodoxo y las corrientes jasídicas incluyen una secuencia de tres bendiciones en las que un hombre agradece a Dios por no hacerlo gentil (es decir ‘no-judío’), mujer o esclavo. Estas bendiciones a menudo incomodan a los judíos modernos, tanto por sus formulaciones negativas como por su aparente menosprecio hacia los demás.
La realidad es que estas bendiciones han sido controversiales durante dos mil años. Desde que aparece la instrucción de recitarlas en el Talmud de Babilonia, las autoridades rabínicas han insistido debidamente en hacerlo, pero a partir del propio Talmud y continuando desde entonces hasta hoy, los judíos han debatido la formulación adecuada de las bendiciones, así como quién debería recitarlas y cuando. La historia de estas bendiciones dice mucho acerca de cómo los judíos han usado regularmente las palabras de la liturgia para crear y expresar identidad.
Desde el siglo VIII e.C y tal vez antes, estas bendiciones han sido parte de
la liturgia diaria. Sin embargo, no fue así como comenzaron. La primera parte de esta publicación trazará brevemente parte de la historia y el desarrollo de estas bendiciones mientras se enfocará en la que se considera la más controversial: «Bendito seas Dios, por no haberme hecho mujer». La segunda parte ofrecerá posibles alternativas para ser recitadas para aquellos que se sienten incómodos recitándolas.
Variaciones desde la Tosefta al Talmud
Desde una perspectiva histórica, la primera fuente que tenemos de estas bendiciones aparece en Tosefta Berajot:
תוספתא ברכות ו:כג : ר’ יהודה אומר שלש ברכות צריך לברך בכל יום ברוך שלא עשני גוי ברוך שלא עשני אשה [ברוך] שלא עשני בור. גוי (ישעיהו מ) כל הגוים כאין נגדו .אשה אין אשה חייבת במצות .בור שאין ירא חטא ולא עם הארץ חסיד…
El Rebbi Yehudah dice: “Una persona está obligada a decir las siguientes tres Berajot (bendiciones) todos los días: Bendito seas porque no me hiciste gentil; Bendito seas por no hacerme mujer; Bendito seas por no hacerme un ignorante. La razón para decir una Beraja por no hacerlo un gentil es porque dice ‘como nada son todas las naciones para Él’ (Isaías 40:17). La razón para decir una Beraja que no lo hizo una mujer es porque las mujeres no están obligadas en Mitzvot (mandamientos). La razón para decir una Beraja por no hacerlo un ignorante es porque un ignorante no teme al pecado.
La segunda vez que aparecen escritas las vemos en forma casi idéntica en el Talmud de Jerusalén:
תלמוד ירושלמי מסכת ברכות פרק ט דף יג טור ב /ה»א: תני רבי יהודה אומר שלשה דברים צריך אדם לומר בכל יום ברוך שלא עשאני גוי ברוך שלא עשאני בור ברוך שלא עשאני אשה .ברוך שלא עשאני גוי שאין הגוי’ כלום כל הגוי’ כאין נגדו ברוך שלא עשאני בור שאין בור ירא חט ברוך שלא עשאני אשה שאין האשה מצווה על המצות
El Rebbi Yehudah dice: “Tres cosas debe una persona decir todos los días: Bendito seas porque no me hiciste gentil; Bendito seas por no hacerme un ignorante; Bendito seas por no hacerme mujer. La razón…etc
Y la tercera y última vez que la encontramos en su aparición histórica es con una variación significativa en las ediciones impresas del Talmud de Babilonia:
מנחות מ״ג ֵע׳׳ב: תניא היה ר»מ אומר חייב אדם לברך שלש ברכות בכל יום אלו הן שעשאני ישראל שלא עשאני אשה שלא עשאני בור .רב אחא בר יעקב שמעיה לבריה דהוה קא מברך שלא עשאני בור אמר ליה כולי האי נמי אמר ליה ואלא מאי מברך שלא עשאני עבד היינו אשה עבד זיל טפי
En una braita se enseña que el rabino Meir decía: un hombre está obligado a recitar tres bendiciones todos los días alabando a Dios por sus bondades, y estas bendiciones son: Quién me hizo un israelita, Quién no me hizo mujer y quien no me hizo un ignorante. Rav Aja bar Ya’akov escuchó a su hijo recitar la bendición: “Quién no me hizo un ignorante”. Rav Aja bar Ya’akov le dijo a su hijo: “¿Es correcto ir tan lejos al recitar estas bendiciones?” El hijo de Rav Aja bar Ya’akov le dijo: «¿Qué bendición debería recitar? Si dices que uno debe recitar: Quién no me hizo esclavo, un esclavo es lo mismo que una mujer; ¿Por qué debería uno recitar dos bendiciones sobre el mismo asunto?» Rav Aja bar Ya’akov respondió: «di la bendición por no ser un esclavo«
Si ahora comparamos las tres fuentes judías, encontramos similitudes y diferencias muy interesantes.
La versión de las oraciones del Talmud es parecida pero no idéntica a la versión que encontramos en los libros de oración posteriores. En el Talmud, ya no es Rabbi Yehuda sino Rabbi Meir. Por otro lado, el primer término está redactado de manera afirmativa, «quién me ha hecho un israelita [ yisra’el ]» en lugar de negativamente, «quién no me ha hecho un gentil» (como aparece en la Tosefta y el Talmud de Jerusalén). Muchos libros de oración (sidurim) modernos también prefieren el afirmativo «me hizo israelita» (traducido habitualmente como «me hizo judío»). A menudo, una nota señala que esta sustitución es consistente con el lenguaje del Talmud.
Sin embargo, los manuscritos del Talmud, que datan de antes de las ediciones de imprenta, dicen, «quién no me hizo gentil» (como la Tosefta y el Talmud de Jerusalén). Aquellos que tienen la lectura «me hizo un israelita» muestran evidencia clara de haber sido censurados y corregidos. Las ediciones impresas del Talmud no conservan la redacción original; reflejan los cambios impuestos por los censores de la iglesia a partir del siglo XV. El texto talmúdico contiene otra diferencia de la versión que se convertiría en estándar en los libros de oración. Su tercera bendición es «quién no me hizo un ignorante». Pero el libro de oraciones (sidur) tiene «quién no me hizo un esclavo». El Talmud mismo explica este cambio con la historia de Rav Aja bar Ya’akov y su hijo quien comete el error de creer que un esclavo y una mujer son lo mismo:
Rav Aja bar Ya’akov escuchó a su hijo recitar la bendición: “Quién no me hizo un ignorante”. Rav Aja bar Ya’akov le dijo a su hijo: “¿Es correcto ir tan lejos al recitar estas bendiciones?” El hijo de Rav Aja bar Ya’akov le dijo: «¿Qué bendición debería recitar? Si dices que uno debe recitar: Quién no me hizo esclavo, es lo mismo que una mujer; ¿Por qué debería uno recitar dos bendiciones sobre el mismo asunto?» Rav Aja bar Ya’akov respondió: di la bendición por no ser un esclavo
Basado en esta historia del Talmud, la secuencia «gentil, mujer, esclavo» se convirtió finalmente en la versión estándar.
De Slogan Griego a Plegaria Judía (el verdadero origen de estas bendiciones)
Estas tres bendiciones no siempre fueron parte de la liturgia judía y ni siquiera está claro si estaban destinadas a serlo. La enseñanza judía tradicional es que fueron la invención de los rabinos o, tal vez, una práctica antigua redescubierta que se remonta incluso más allá de ellos. La tradición no puede imaginar que las oraciones judías se originaron en una fuente no judía. Pero, de hecho, al menos en este caso, lo hicieron. Originalmente, estas no eran oraciones en absoluto, sino consignas o declaraciones que afirmaban la identidad de las personas que las decían.
Nuestro texto judío es una respuesta a dichos similares que los judíos que vivieron en la antigüedad tardía escucharon de sus vecinos griegos. Lo sabemos porque los manuscritos de estos textos griegos con estas fórmulas anticipan por cientos de años la aparición de fórmulas similares en la literatura judía. Un principio central de la cultura griega antigua era la fe en la superioridad de los griegos sobre los demás. Los grupos no helénicos fueron caracterizados universalmente por los griegos como «bárbaros». Esta afirmación de superioridad griega, junto con otras ideas sobre la identidad griega, se resumieron en un aforismo que el biógrafo griego del siglo IV a. C. Diogenes atribuyó a nada menos que Sócrates:
Diógenes «Tales I. 33» : Hay tres atributos por los cuales estoy agradecido a Fortuna: que nací, primero, humano y no animal; segundo, hombre y no mujer; y tercero, griego y no bárbaro.
Los judíos de la antigüedad tardía estaban, sin duda, familiarizados con consignas y declaraciones como éstas, escuchándolas en los baños públicos, el mercado y otros lugares culturales compartidos. El dicho que Diógenes pone en boca de Sócrates no es una réplica exacta de las tres bendiciones del Talmud, pero es similar, y afortunadamente, el Talmud no es nuestra única fuente de lo que los judíos rabínicos estaban haciendo y diciendo. En la famosa Genizah, el almacén de la comunidad judía medieval de El Cairo, tenemos muchos documentos con tradiciones litúrgicas diferentes a las encontradas en el Talmud o las que fueron canonizadas por los Geonim en los siglos IX y X.
En general, la Genizah preserva la liturgia y las prácticas de la Tierra de Israel y sus alrededores, incluido Egipto, en contraste con el énfasis del Talmud de Babilonia en la práctica de Babilonia. De las muchas formulaciones diferentes de Genizah de estas bendiciones, prácticamente todas tienen la forma de «hacerme afirmativo y no negativo». Un ejemplo típico es: «Alabado seas, Hashem nuestro Dios, Rey del universo, que me hiciste una persona y no una bestia, un hombre y no una mujer, un israelita y no un gentil, uno que circuncida [a otros] y [no es] incircunciso [él mismo], libre y no es esclavo ”.
Otra evidencia de la familiaridad popular de este dicho proviene del Nuevo Testamento. Las versiones judías y griegas de estas dicotomías circularon ampliamente en el siglo I d. C., así que Pablo trató de vencerlos a ambos al afirmar la suprema superioridad del «bautismo en Cristo»:
Gálatas 3:28 (NT) : “No hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay hombre ni mujer; porque todos sois uno en Cristo Jesús «.
Las respectivas posiciones superiores, «griego [y no un bárbaro]» y «judío [y no un griego / gentil]» están igualmente disueltas, según Pablo, en el bautismo. La eliminación de las diferencias entre griegos y judíos debe haber importado especialmente en la iglesia primitiva, que estaba dividida por los antecedentes conflictivos de sus miembros. La oposición adicional que comparten las versiones griega y judía, hombre versus mujer, también se borra aquí.
En los textos de la Genizah, encontramos una gran variedad de estas bendiciones. Muchos incluyen «quién no me hizo un ignorante» pero luego agregan «quién no me hizo un esclavo». De esta manera, la versión anterior se conservó junto con las instrucciones del Talmud para corregir la redacción. La bendición «que me hizo una persona y no una bestia» o «que no me hizo una bestia», que no aparece en absoluto en el Talmud, también se encuentra en muchos fragmentos de la Genizah. Estas variaciones continuaron siendo preservadas durante siglos por los judíos en Italia, por ejemplo, donde las costumbres de la Tierra de Israel (a diferencia de Babilonia) se tomaron especialmente en serio. Mucho después de que el lenguaje del libro de oraciones se estandarizó en gran medida, estas bendiciones continuaron demostrando formulaciones alternativas. En última instancia, fue la imprenta la responsable de reemplazar las variaciones locales con las versiones «apropiadas» aprobadas rabínicamente.
Los cambios medievales y la voz femenina
Si bien la controversia sobre la redacción de «quién no me hizo un gentil» se ha resuelto en gran medida para los judíos modernos, la cuestión de si los hombres deberían decir «quién no me hizo una mujer» (y qué, si acaso, las mujeres deberían decir en su lugar) todavía se está debatiendo. Los griegos y los judíos de la antigüedad tardía pueden haber estado en desacuerdo sobre por qué los hombres eran superiores a las mujeres, pero coincidieron en su verdad. La lógica judía era que las mujeres están exentas de algunas mitzvot. Por lo tanto, los comentaristas explicaron que los hombres deberían expresar gratitud por el privilegio de poder cumplirlos a todos.
Durante los primeros mil años después de que estas bendiciones entraron en la tradición judía, no hay evidencia registrada de lo que las mujeres judías dijeron o hicieron sobre esta bendición. Solo en el código medieval, el Tur, de Iacov ben Asher (España, 1269 – c.1340), aprendemos que “las mujeres habitualmente dicen, ‘quién me hizo según su voluntad’, y es posible que hagan esto como quien acepta la justicia de un mal [decreto] «. Iacov ben Asher lo entiende simplemente como una declaración de renuncia de las mujeres al estatus secundario: su situación puede no ser deseable, pero está de acuerdo con la voluntad de Dios:
טור (1249–1340), אורח חיים מ״ו: ברוך אתה ה’ אלקינו מלך העולם שלא עשאני אשה,” שאינה חייבת במצוות עשה שהזמן גרמא. ונהגו הנשים לברך “שעשאני כרצונו,” ואפשר שנוהגים כן, שהוא כמי שמצדיק עליו הדין על הרעה
Tur: «Bendito eres Tú, que no me hiciste mujer» ya que no está obligada a las mitzvot positivas vinculadas con el tiempo. Y la costumbre de las mujeres es bendecir «que me hiciste según tu voluntad» y tienen permitido seguir esta costumbre como quien acepta la justicia de un mal [decreto]
En el registro faltan las voces de las mujeres judías. Las autoridades rabínicas solo dicen que es «costumbre de las mujeres» recitar esta bendición; nunca dicen quién escribió el texto de bendición o quién instruyó a las mujeres a decirlo. El reconocimiento generalizado por parte de los hombres de que las mujeres decían esta bendición indica que las mujeres judías estaban orando en hebreo y que estaban comprometidas con en el libro de oraciones. Evidentemente, algunas mujeres no estaban satisfechas con decir «quién me hizo según su voluntad». Tres manuscritos renacentistas, escritos para mujeres en el sur de Europa durante los siglos XIV o XV, conservan alternativas más asertivas. Dos de ellos fueron copiados por un cantor y escriba italiano, Abraham Farissol, en Ferrara, en 1478, y en Mantua, en 1480. Estos dos libros de oraciones son aún más fuertes: dicen: «quien me hizo mujer y no hombre.» Si bien el estilo de bendición de «me hizo afirmativo y no negativo» todavía era común, esta bendición está más allá de lo que cualquier figura rabínica masculina podría haber aceptado (ver la línea número 5 en la siguiente imagen).
Esta evidencia limitada demuestra que la vida real de las mujeres judías del Renacimiento no está completamente representada por las descripciones encontradas en los códigos halájicos, las responsas u otras fuentes escritas por los rabinos. En los últimos años, las mujeres observantes en Israel y en el extranjero han estado explorando otras alternativas que pueden usar en su oración diaria.
Alternativas ofrecidas hasta ahora
Aunque no es la última voz en la historia de halaja, el Shuljan Aruj, el código halájico más autorizado del mundo premoderno, finalmente establece la fórmula de bendecir a Dios «por no hacerme una mujer» según la tradición sefardí del rabino Iosef Caro y la opción de «según su voluntad» por el rabino ashkenazi Moshe Isserles,
אורח חיים מ ׳׳ ו (1488-1575) :צריך לברך בכל יום שלא עשני גוי שלא עשני עבד שלא עשני אשה : הגה ואפי ‘ גר יכול לברך כן [ ד » ע ] אבל לא יאמר שלא עשני גוי שהרי היה גוי מתחלה [ אבודרה » ם ] והנשים מברכות שעשני כרצונו
Uno necesita bendecir todos los días «que no me hizo gentil, que no me hizo esclavo y que no me hizo mujer»: Isserles – incluso un converso puede bendecirlo (sus propias palabras), pero no puede decir «quien no me hizo un no judío», he aquí, no era judío al principio (Abudarham), «quién no me hizo esclavo», «quién no me hizo mujer». Y las mujeres bendicen «quien me hizo según su voluntad» [en lugar de la última]
Para muchos judíos, lo que está escrito en el Shuljan Aruj se ha convertido en la última palabra de halajá. Pero igual que ha sido por toda la historia del judaísmo, ningún código representa la última palabra en materia de práctica judía. Ahora sabemos que el flujo de debate sobre estas bendiciones en nuestra liturgia ha sido una parte intrínseca de su propia historia. Y con el advenimiento de la era moderna, la controversia en torno a estas tres bendiciones regresó con dilemas nuevo-antiguos. En palabras del Rabino Ortodoxo Moderno Zvi Farber, «Muchas mujeres se ofenden al recitar la bendición ‘Quién no me ha hecho mujer’. Algunos hombres también han comenzado a sentir que esta bendición denigra a las mujeres y que recitarla se siente falso y no refleja sus puntos de vista sobre las mujeres o el lugar de las mujeres en su sociedad. Además, hay muchos que sienten que la bendición ‘Quién no me ha hecho gentil’ es ofensiva para los gentiles y no es consistente con la forma más circunspecta de expresar las diferencias habituales en las comunidades progresistas. Además, en estas mismas comunidades, se ha expresado el temor de que la valencia negativa de este conjunto de bendiciones (es decir, quién no me ha hecho…) puede tener un efecto perjudicial en el recitador y reforzar las actitudes negativas hacia las mujeres y los gentiles». [1]
Durante el último siglo no solo encontramos respuestas a qué hacer con estas bendiciones entre los movimientos que abrazan una relación dialógica abierta con la modernidad, como el Reformismo o el Conservadurismo, sino incluso de grupos ortodoxos que tienden a ser más restrictivos. De hecho, es el rabino Zvi Farber (un judío ortodoxo moderno) quien examina en su artículo las sugerencias que se han presentado hasta ahora para reemplazar estas bendiciones y después de mostrar lo que no funciona de acuerdo con su propio marco de comprensión, propone sus propias bendiciones.
Según el rabino Zvi Farber, se han propuesto las siguientes alternativas para aquellos que no pueden continuar recitando estas bendiciones sin sentirse incómodos frente a Di-s.
- Re-interpretación. Algunos han sugerido que la bendición se puede re-interpretar para que parezca inofensiva. Uno puede explicar que «Gentil» se refiere a paganos antiguos, y que la bendición sobre las mujeres se refiere puramente a su posición de estar obligadas en menos mitzvot.
- Omitir recitación pública. Dado que el servicio público comienza oficialmente con Pesukei D’zimra, algunos han sugerido no rezar en voz alta Birkot Hashajar (donde se recitan tradicionalmente estas tres bendiciones) para no avergonzar a nadie.
- Crear paridad (3 opciones). (1) «Sheasani isha/ Quién me ha hecho mujer«. Otra solución es usar la paridad del nusaj (costumbre litúrgica) descrita anteriormente. Los hombres agradecerían a Dios por hacerlos hombres y no mujeres, y las mujeres agradecerían a Dios por hacerlas mujeres y no hombres . (2) «Sheasani kirtzono/ Quien me hizo de acuerdo a su voluntad.» Para hombres y mujeres, Gili Zivan ofrece un modelo de paridad diferente. Aunque no es su solución preferida, sugiere que tanto hombres como mujeres puedan decir «Quién me ha hecho de acuerdo con su voluntad». (3) «Sheasani ben/bat Yisraeli/ Quien me hizo un hijo/hija israelita«. Hagai ben Arzi ofreció una tercera sugerencia. Sugiere que la tercera bendición de la serie se cambie con «she-asani ben Yisraeli» (que me hizo un hijo israelita) y «she-asani bat Yisraeli» (que me hizo una hija israelita) para hombres y mujeres respectivamente
- Re-comprensión y re-escritura. El Rabino Yishai Jasida ofrece la creativa sugerencia que este conjunto de bendiciones se ha entendido mal desde el principio. En lugar de ver este conjunto de bendiciones como un conjunto único de bendiciones formadas negativamente, sugiere que se las vea como idénticas en estructura a las bendiciones de la mañana. Como tal, argumenta que realmente deben haber sido escritas en positivo y deben estar basadas en versículos bíblicos. Jasida sugiere lo siguiente como la forma original de las bendiciones (presten atención al cambio en la última letra de la palabra «shelo» con la letra hebrea vav y no alef, que significa así «su» en lugar de «no«):
שלו עשני גוי – Quien me hizo su nación
שלו עשני עבד – Quien me hizo su siervo
שלו עשני אשה – Quien me hizo su esposa - Sacarla completamente de la liturgia. Varios libros de oración simplemente dejaron de lado la bendición «Quién no me ha hecho Gentil». En el siglo pasado, esta solución también se sugirió para la bendición de «Quién no me ha hecho mujer».
- Hacer una sola bendición. «Sheasani Yisrael/ Que me hiciste Israelita» Otros ofrecen la solución creativa de cambiar la bendición sobre los gentiles en la formulación positiva y aceptar las consecuencias de esto, es decir, que a uno no se le permitirá hacer las otras bendiciones, ya que serían ahora redundantes y estarían todas cubiertas por «Quién me ha hecho israelita» (es decir, eso también incluye no ser esclavo ni gentil).
- Una nueva serie. El rabino Farber sugiere eliminar por completo la bendición «que no me ha hecho Gentil» de la serie y reemplazarla con una de las alternativas medievales, específicamente con una versión de shelo asani behemah («quién no me ha hecho una bestia»), es decir la bendición entre ser un ser humano y no un animal. Además, aboga por cambiar las tres bendiciones de esta serie de negativas a positivas:
שעשאני אדם – Quien me ha hecho ser humano
שעשאני חפשי – Quién ha hecho me libre
שעשאני ישראל – Quién me ha hecho israelita
«Que me hizo a su imagen», la versión del Judaísmo Conservador/Masortí, ¡la que rezo yo!
En 1946, el movimiento conservador judío en Estados Unidos publicó su libro de oración (sidur) de Shabat y de las festividades (majzor), reformulando las tres bendiciones de una manera que desde entonces se ha vuelto común a la práctica no ortodoxa en general: «que me has hecho a Tu imagen, que me has hecho libre, que me hiciste israelita«. Como judío Conservador, ésta es la serie que orgullosamente rezo yo todos los días.
Robert Gordis, presidente del comité que preparó el libro, explicó el origen de esta innovación en un artículo escrito cuarenta años después de su introducción. El comité editorial había considerado eliminar las bendiciones, pero consideró que «eliminar las tres Bendiciones Preliminares no era satisfactorio porque contienen valores religiosos significativos que deberían preservarse». En realidad, el comité tenía la intención de mantener la estructura pero no las ideas de la liturgia recibida: las tres bendiciones tradicionales fueron reemplazadas, no borradas. Mantener la estructura mientras se cambia el idioma proporciona una continuidad a pesar de la novedad real. Las nuevas palabras proporcionaron una nueva idea; como el mismo Gordis explicó, «quien no me hizo esclavo» se convirtió en «quién me hizo libre», una bendición para la libertad política:
«Uno solo tenía que adoptar she’asani yisra’el (» quien me hizo israelita») para la primera bendición y formular la segunda en positivo, she’asani ben jorin (» que me hizo libre «). En su nueva forma, la bendición «que me hizo libre» expresa la convicción básica de que la libertad no es un regalo conferido a los seres humanos por mandato gubernamental y, por lo tanto, puede restringirse o eliminarse a voluntad del gobernante o el deseo de la mayoría. La libertad es el derecho inalienable de todo ser humano, derivado de su estado como criatura creada a imagen de Dios «.[3]
Las generaciones anteriores entendieron «quién no me hizo esclavo» en forma literal, tal como seguramente lo hicieron los antiguos griegos y los primeros judíos rabínicos. Los judíos estadounidenses del siglo XX vieron en esta declaración fundamentos teológicos para los derechos civiles. La invocación de Gordis del lenguaje del discurso político estadounidense —más adelante en el artículo se cita la Declaración de la Independencia— es consistente con el esfuerzo del judaísmo estadounidense de mediados de siglo para encajar en la religión civil estadounidense.
Gordis le da crédito al rabino Max Gelb por proponer el reemplazo de «quien no me hizo mujer» con she’asani b’tsalmo («quién me hizo a su imagen»). También reconoce que este cambio introdujo un nuevo valor religioso, «el concepto de que cada ser humano está dotado por Dios de una dignidad y responsabilidad innatas e inviolables». Mientras estructuralmente hay una correspondencia uno a uno con las bendiciones que han reemplazado, las nuevas bendiciones resuenan entre sí más que a sus predecesores. La reformulación de las bendiciones, y los nuevos significados que invoca su nuevo lenguaje, se hicieron habituales para la liturgia no ortodoxa en la segunda mitad del siglo XX.
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[1] El rabino Zev Farber enmarca y comparte estas alternativas mientras considera comentarios adicionales de otros eruditos y rabinos. En términos generales, esta publicación se basa en la investigación presentada en el libro «Las tres bendiciones: límites, censura e identidad en la liturgia judía» de Yoel Kahn; el artículo «Las bendiciones de la creación y las bendiciones de la mañana: un estudio de caso sobre la fluidez de la liturgia y sus aplicaciones prácticas» por el rabino Zev Farber; My People’s Prayer Book, Vol. 5 : ‘Birkhot Hashachar’ (Morning Blessings) Traditional Prayers, Modern Commentaries by Lawrence Hoffman; y «Revisión de escritos legales judíos por mujeres en Nashim: una revista de estudios de mujeres judías y cuestiones de género 2, 1999» por Moshe Benovitz.
[2] «Las bendiciones de la creación y las bendiciones de la mañana: un estudio de caso sobre la fluidez de la liturgia y sus aplicaciones prácticas» por el rabino Zev Farber
[3] Robert Gordis, «‘A su imagen’: una nueva bendición, una vieja verdad», Judaísmo conservador 40: 1 (1987): 81–85.