A medida que las fronteras entre los judíos y los no-judíos continúan evaporándose incluso llegando a una situación única en la historia donde ser judío se ha convertido en una condición admirable en lugar de una condición social estigmatizada (como sucedía en otros tiempos y lugares donde ser judío lo encerraba a uno en una posición social específica), los debates sobre «¿quién es judío?» se han vuelto más frecuentes acompañando la diversificación en la forma que el judaísmo es entendido en la actualidad.
En el contexto del mundo moderno numerosos “estilos de vida” y “sub-culturas” judías florecen cada día y son consideradas por millones de judíos como parte de un abanico de opciones que definen a la persona como judío o judía. Estas opciones van desde una práctica religiosa de intensa actividad en la que toda la vida se rige por la Halajá, hacia una orientación más étnica y más “secular” donde la práctica del ritual religioso puede ser importante pero forma parte de los ritos y tradiciones que marcan la herencia del grupo siendo considerados un elemento más entre muchos otros.
La tarea de los demógrafos es cada vez más compleja y consiste en trazar un seguimiento de los cambios, las opciones y expresiones en función de las múltiples dimensiones que están en juego incluyendo (pero no limitado a): una dimensión determinada por la práctica religiosa, otra cultural (entendida como la constitución de elementos que no necesariamente incluyen la creencia en Dios o la práctica de acciones “rituales”) y una tercera dimensión de mayor importancia y complejidad definida por cómo cada individuo define su ser judío. Claramente este enfoque rechaza la noción de una definición única de lo que es un judío y la pregunta interesante surge al examinar las formas en las que las personas se conectan con lo que personalmente consideran judío tanto a nivel «objetivo» (a través de herencia familiar y prácticas determinadas) como “subjetivo” (lo que creen con respecto a lo que están haciendo). ¿Bajo qué condiciones es más o menos probable que «lo judío» sea algo que la persona también tiene dentro de él o ella? ¿Y cuál es el contenido de esta categoría? ¿Es como el «género» en el que uno puede ser un hombre o una mujer entendiendo su constitución de formas diferentes?
Definir estas ideas no es poco importante. Por eso Bethamie Horowitz realizó un estudio en el que reconsideró cuatro hipótesis principales que se han construido en los últimos 40 años en la tradición de la investigación demográfica sobre los judíos particularmente en Estados Unidos:
1. El viejo enfoque es imputar la identidad judía de una persona a partir de los comportamientos judíos o actividades que reportan sin examinar esto en forma más directa. Por el contrario para Horowitz un enfoque alternativo para la identidad judía debería preguntar acerca de la “auto-comprensión” que la persona tiene sobre el lugar que lo judío ocupa en su vida. Horowitz llama a esta idea la diferencia entre lo «exterior» y lo «interior».
2 . En segundo lugar, el enfoque tradicional le pide a las personas que indiquen las prácticas religiosas y comunales que siguen calificando los resultados en una escala de «más judío» a «menos judío». En cambio Horowitz ha tratado de hacer que la gente le hable de los aspectos del judaísmo que encuentran más significativos (cualesquiera que estos sean) independientemente de si estos aspectos son sancionados oficialmente o incluso reconocibles como judíos por otras personas. Horowitz llama a las diferencias entre estos dos enfoques como el contraste entre «el deber ser» y «lo que es».
3. La mayoría de las investigaciones demográficas han tratado de forma implícita la judeidad de una persona judía como algo estático e inmutable a pesar que es evidente que necesitamos una perspectiva más dinámica para el seguimiento de los cambios en el curso de vida de una persona.
4. La literatura sobre la identidad judía ha asumido que la identidad se transmite a través de la educación y sin embargo está demostrado que la educación no viene con garantías absolutas y el producto final (el “judío ideal”) puede no corresponder con el ideal que el maestro (padres, rabinos, educadores, etc.) deseaba originalmente. Por eso Horowitz amplió el alcance para incluir factores adicionales que pueden desempeñar un papel en la configuración de las conexiones de una persona y su judaísmo.
Habiendo tomado nota de estas cuatro diferencias con respecto a la suposición subyacente, Horowitz discute cómo cada una de éstas juega un rol importante en cuanto a la metodología del estudio sobre la identidad y pertenencia judía.
Breve video sobre la idea central de la identidad judía por Horowitz
El exterior y el interior
Hasta ahora el modo dominante para estudiar a los judíos ha sido seguir su comportamiento (por lo general por medio de encuestas demográficas). La mayoría de las investigaciones sobre los judíos se han centrado en las cosas que los judíos hacen asumiendo que esas cosas son los indicadores de la identidad judía (encender las velas de Shabat, asistir a la sinagoga regularmente, estudiar textos “aceptados como judíos”, leer periódicos, revistas, páginas web o blogs sobre judaísmo y donar dinero a organizaciones benéficas judías). La vida religiosa y comunitaria judía ha puesto tradicionalmente un alto valor en las acciones observables exteriormente, es decir: comportamientos comunalmente significativos y aceptados como reconociblemente judíos.
Sin embargo considerar solamente las acciones nos lleva a la comparación entre los que hacen teóricamente más con respecto a aquellos que hacen menos – por ejemplo, comparar los que observan diez o más rituales frente a los que no siguen ninguno. Estas medidas de comportamiento son bastante razonables para contrastar los extremos, pero carecen de los matices que iluminan las experiencias de las personas en el medio. Así se asume que una persona que ayuna en Taanit Ester (El ayuno de Ester) probablemente sigue una serie de otras prácticas y en consecuencia está bastante involucrado en la vida judía mientras que una persona que no ayuna en Iom Kipur está mucho menos involucrado en el judaísmo. Pero ¿qué pasa con las personas que observan algunas prácticas pero no otras? ¿Qué tan bien los entendemos como judíos si sólo consideramos el comportamiento externo como barómetro? Es evidente que el seguimiento de la práctica judía es muy importante, pero este enfoque no es suficiente para el examen de la naturaleza de la identidad o el compromiso con el judaísmo de una persona. Categorizar a los judíos solamente por lo que observan nos proporciona una visión muy limitada de su identidad y pertenencia judía.
Como un ejemplo Horowitz nos presenta el caso de Sharon, una mujer de 40 años que se describe a sí misma como “tradicionalista” y que le describió su experiencia judía a Horowitz como “el mantenimiento de las prácticas religiosas judías que había heredado”. En el momento en que Horowitz la entrevistó Sharon había comenzado a re-evaluar su práctica judía dándole más importancia al descubrimiento del significado del acto en lugar de seguir practicando y haciendo las cosas por puro hábito, costumbre o “porque sí”. Así Sharon llegó a verse a sí misma y por primera vez como la que tomaba decisiones. Por ejemplo, Sharon le describió a Horowitz cómo dejó de comer kasher: todo comenzó luego de un accidente de auto en la que terminó hospitalizada. Cuando sus amigos venían a visitarla, muchos de ellos no traían comida kosher. Sharon describió cómo encontró estas visitas mucho más importantes (¡psíquicamente nutritivas!) y prefirió aceptar la comida en lugar de mantener una kashrut que se encontraba manteniendo sólo por costumbre (y no porque sentía el kashrut de manera vinculante o convincente). Al salir del hospital y sentir la falta de seres queridos que la rodearon y le dieron más importancia a su persona durante su estadía en el hospital, Sharon le describió a Horowitz su decisión de unirse a una sinagoga por primera vez en su vida adulta.
Desde un punto de vista halájico el patrón de Sharon con respecto a la observancia de mandamientos es inconsistente y difícil de explicar: dejó de comer kasher pero al mismo tiempo se unió a una sinagoga y más tarde describió cómo en lugar de asistir a los servicios en Shavuot prefería ir de caminata por un bosque ya que eso la hacía sentir más llena de Dios en el día que festejamos la Revelación divina.
Pero si alteramos nuestro criterio analítico de “lo judío” desde un sistema arraigado en la práctica religiosa judía normativa hacia uno que atiende al significado, las opciones de Sharon pueden ser vistas como parte de una secuencia intencional en la profundización de su compromiso con “lo judío” en forma totalmente consciente. Su historia se basa en la búsqueda por convertirse en un agente más activo en la elaboración de un judaísmo para sí misma que es efectivo en sus cambiantes circunstancias de la vida.
El caso de Sharon argumenta la necesidad de añadir una nueva dimensión a nuestra comprensión de “lo judío”. Además del seguimiento de la práctica judía tenemos que mirar el aspecto interno o subjetivo de lo que significa ser judío para cada persona. Aquí estamos preguntándonos cuán significativo o importante es ser judío en un plano personal: ¿Es algo psicológicamente central y significativo como fuerza motivadora en la vida de una persona? ¿O es simplemente un hecho dado y heredado que está de fondo en la vida? Al conceptualizar lo judío como una expresión que se manifiesta en dos dimensiones es posible explorar la relación entre la propia conexión interna y subjetiva a lo judío y las acciones exteriores, aquellas que son exteriormente observables que pueden o no ir junto con ese compromiso.
El deber ser y lo que es
El enfoque de Horowitz difiere con respecto a la forma más convencional de estudiar la identidad judía en una segunda manera. La forma más antigua y predominante de examinar la identidad judía comienza con una imagen normativa de lo que significa ser “un buen judío”, lo que resulta en una serie de juicios sobre lo que es digno de ser estudiado para evaluar lo que es ser judío. En este tema la práctica tradicional o convencional es preferida frente a métodos innovadores o no convencionales.
¿Qué significa lo normativo para Horowitz? Un ejemplo que ella presenta es el que sucedió cuando el dramaturgo Tony Kushner hizo las siguientes observaciones al recibir un premio entregado por la National Foundation for Jewish Culture (2000):
Parte de ser “un buen judío” es estar eternamente preocupado de que uno es en realidad “un mal judío” o más bien “un judío fallado”. . . Acepto este premio con profunda gratitud, en un espíritu de descontento, malestar, dislocación y con falta de inclinación debido a un sentido más o menos duradero de no estar ni aquí ni allá cuyo sentido mismo creo que me hace, si no un judío en buen estado, entonces por lo menos inconfundiblemente judío.
El público que escuchó esta descripción rió con ganas y con conocimiento de causa frente al juego de palabras de Kushner ya que entendió que el judaísmo no sólo se define por la adhesión a una práctica religiosa o comunal. Basándonos en una sola medida para limitar y definir quién es “un buen judío” amenazamos con apoyar una determinada forma de ser judío mientras obscurecemos de nuestro mismo pueblo otras expresiones culturales reconocibles tales como la de Kushner del “judío no suficientemente bueno”
En el estudio titulado “Las Conexiones y Los Viajes” llevado acabo 15 años atrás, Horowitz incluyó entrevistas individuales y grupales utilizando una encuesta en la que optaba por emplear un enfoque centrado en la persona buscando la definición de lo judío que examina y explora la realidad actual de lo que ser judío significa para las personas cuando piensan en sí mismas y sus vidas. Esto significa partir con la idea que el judaísmo se refiere a las creencias, imágenes, sentimientos y prácticas que la persona considera judías. En vez de preguntar ¿qué es un «buen judío”? El énfasis en este estudio era responder: «para usted personalmente ¿qué significa o qué involucra ser judío?». Las respuestas a esta pregunta pueden desviarse de otras posibles definiciones con respecto a “lo judío» que son convencionalmente prescritas por la tradición, la comunidad judía, los rabinos, los padres, los educadores o por cualquier otra persona. Las explicaciones de la judeidad ofrecidas por las personas entrevistadas por este tipo de estudio eran descriptivas y personales, en lugar de normativas. Esta formulación puede presentar un agudo contraste con lo que los líderes comunales, rabinos o educadores pueden llegar a responder cuando se les solicita que definan ellos mismos los elementos que consideran son constituyentes de la identidad y pertenencia judía.
La recopilación de los datos finalmente es muy diferente partiendo de preguntas y consideraciones muy distintas. Al explorar y analizar las opiniones de los individuos el analista puede comparar la relación entre estas imágenes normativas del judaísmo y cómo las personas experimentan en realidad su ser judío.
Si el enfoque convencional para el examen de la identidad judía puede ser comparado con la idea de ordenar comida desde un menú con precio fijo, la nueva forma de ver la judeidad planteada por Horowitz es análoga a un estilo “buffet”, “tenedor libre” o incluso un “salad bar” donde se llena el plato con una variedad de ingredientes cualesquiera los cuales pueden ser utilizados para constituir lo judío: lo que es más convencional, reconocido o típico, mientras que otros son más particulares e idiosincrásicos. Cada persona pone un conjunto único de ingredientes en su plato y esta imagen representa el contenido de la identidad o sentido de “lo judío” en una persona. El trabajo del analista consiste en capturar la amplia gama de elementos e ingredientes que la gente emplea para definirse a sí mismos como judío.
¿Un ser estático o un devenir dinámico?
El tercer contraste entre el enfoque de Horowitz para el estudio de la identidad judía con respecto a los otros estudios convencionales consiste en considerar la dimensión del tiempo y la cuestión de lo que este significa para resumir el comportamiento de los judíos en el nivel total. Los sociólogos y demógrafos que han estudiado las comunidades judías en los últimos 40 años han contemplado una serie de prácticas religiosas y étnicas judías en incrementos de diez años para luego resumirlos en un determinado nivel asumiendo o suponiendo que los patrones individuales subyacentes al ser judío permanecen estáticos e inmutables. En “Las Conexiones y Los Viajes” Horowitz intentó retratar una imagen más dinámica y longitudinal en la vida de los individuos.
Idealmente, para aprender acerca de la identidad judía en el curso de la vida de las personas deberíamos emplear un estudio longitudinal para poder ver la gama de influencias en el ser judío y cómo el sentido de “lo judío” en una persona evoluciona con el tiempo y bajo las circunstancias constantemente cambiantes. Pero este tipo de estudios son muy caros y nunca se han llevado a cabo por la comunidad judía. La mayoría de los estudios que existen en la actualidad son esencialmente una “fotografía” instantánea de un momento particular y determinado en el tiempo. Así se asume que la vida útil de “lo judío” capturado en cualquier estudio se sostiene durante los siguientes 10 años (hasta que se realiza el siguiente estudio).
En “Las Conexiones y Los Viajes” los encuestados hablaron de sus crianzas y sus experiencias pasadas con el judaísmo además de sus experiencias actuales. Horowitz incluyó preguntas sobre la naturaleza de la experiencia judía de la persona durante la infancia, la relación de los padres con “lo judío” cuando el entrevistado era un niño, la práctica judía de la familia a lo largo de los años y la importancia de “lo judío” en la vida de la persona cuando tenía 11, 12 y 13 años.
Las oportunidades de crecimiento más adelante en vida
La última diferencia entre el enfoque convencional y la nueva mirada a la identidad judía resulta al considerar la pregunta, ¿qué es lo que contribuye con una conexión de sentido al judaísmo en la edad adulta?
Por lo general los investigadores han abordado esta cuestión mediante el examen de dos elementos principales en las personas entrevistadas: (1) el carácter judío de la familia de origen y (2) la educación judía formal mientras el entrevistado vivía con su familia de origen. Pero este tipo de investigación pasada ha examinado estas influencias de una manera bastante limitada. Generalmente todo lo que se sabía acerca de la familia de una persona durante la crianza era la denominación de los padres mientras que la educación judía se ha había considerado limitada a la educación formal hasta la escuela secundaria.
En “Las Conexiones y Los Viajes” Horowitz tomó una mirada mucho más amplia de los factores que podrían haber desempeñado un papel importante en la vida de la persona:
- Las primeras experiencias en el hogar incluyendo la imagen que la persona entrevistada tenía de los compromisos judíos sus padres y el clima emocional del hogar.
- La exposición a la vida judía en el hogar, en la escuela, en la sinagoga,
- Participación en contextos que se podrían llamar «experiencias judías voluntarias». Es decir, experiencias que son el resultado de decisiones que la persona hace en el transcurso de la adolescencia adultez.
Resumen
En resumen, las diferencias entre el enfoque convencional de la condición judía en relación al enfoque que Horowitz adoptó en el diseño de “Las Conexiones y Los Viajes” fueron:
- En primer lugar, hacer hincapié en la importancia de considerar lo “interior” así como lo «exterior» mirando tanto el comportamiento o la actividad junto con la fijación interna y la conexión con el ser judío a nivel personal.
- En segundo lugar, distinguió los aspectos descriptivos de aprendizaje sobre el contenido judío que la gente vio como significativo o importante para ellos mismos en contraposición a partir de una expectativa normativa sobre qué es “lo judío” asumiendo que la gente debería ajustarse a un modo particular de ser judío.
- En tercer lugar, en el transcurso de cuatro décadas de investigación sociológica sobre la comunidad judía estadounidense los estudios se han basado en aproximaciones transversales de un solo momento en el tiempo sin tener en cuenta las formas en que la vida de los individuos se desarrollan dentro de los contextos . En “Las Conexiones y Los Viajes” Horowitz examinó “lo judío” a lo largo de la vida (al menos lo que recordaba el/la entrevistado/a), asumiendo que el perfil judío de una persona en un momento dado en el tiempo no va a mantenerse durante todo el tiempo o la vida igual.
- Finalmente, todo esto ha comenzado a ampliar nuestra forma de pensar acerca de la formación de la identidad judía.
Por lo tanto los métodos que se utilizan para estudiar la comunidad judía son los que dan forma al retrato que luego podemos representar. Si preguntamos sólo ciertos tipos de preguntas delimitamos los tipos de respuestas que son posibles. Pero si empezamos a explorar la identidad judía en términos más generales -atendiendo a las circunstancias cambiantes que están dando forma a las estructuras de oportunidades- empezamos a desarrollar una forma más compleja y más matizada de entender lo que está pasando con los judíos hoy en día.
Realmente no entiendo el empeño en buscar para basar tus artículos fuentes mas que discutibles como validas!
Comencemos por el principio, tu afirmación de que las fronteras entre lo Judío y lo no Judío tienden a desvanecerse deberías de contárselas a los Judíos franceses que sufren el antisemitismo asi como a los de muchas otras regiones.
Si dices que los Judíos asimilados son cada día mas asimilados, estoy 100% de acuerdo, pero no me preocupa, ya que están claramente *los números fríos no mientes( en extinción por mas que acepten como Judío a cualquiera que diga «se siente Judío» Respecto a los demás Judíos, esa afirmación es completamente incorrecta!
En cuanto a los casos que estudia esta señora (obviamente es una científica y no tiene formación religiosa) entran todos dentro de un mismo marco, gente sin base solida de Judaísmo, gente que ignora lo que el Judaísmo realmente es, gente que como muchos de todas las religiones cree posible ser vegetariano y comer carne a la vez.
Realmente creo que este tipo de artículos hacen mal a la colectividad ya que validan cosas que si bien pueden ser dichas por Judíos, no tienen nada que ver con el Judaísmo y promueven corrientes humanistas que hasta hoy han fracasado tanto en mantener su identidad como en lograr crecimiento alguno.
Esto no es Judaísmo!
Hola Daniel,
Quizás olvidé agregar un poco de información sobre Horowitz. Por supuesto que es académica. Ignoro su formación religiosa. Si lees inglés aquí hay algo de información sobre ella:
Socio-psychologist Bethamie Horowitz has conducted research about major issues and problems facing the Jewish people for more than two decades. She has an active research and consulting practice, working with a wide range of audiences: decision-makers, organizational and communal leaders, strategic planners, and the scholarly community. She began her professional career studying «images in conflict» in the Middle East. As research director at New York UJA-Federation in the 1990s she designed and conducted the 1991 NY Jewish Population Study, and subsequently developed the groundbreaking Connections and Journeys Study documenting patterns of Jewish engagement among baby boomer and younger American Jews. She served as Research Director of the Mandel Foundation Israel from 2000 to 2006. Her «Trend Spotting» columns about noteworthy developments affecting American Jewry appeared monthly in The Forward from 2003-2007. She teaches the core doctoral seminar in the Education and Jewish Studies at NYU’s Steinhardt School of Culture, Education and Human Development. She received her AB from Harvard University in anthropology and her Ph.D. from The Graduate Center, CUNY in socio-psychology.
La idea de desvanecimiento la utilizo por el hecho que considero que ya no vivimos separados o aislados del mundo más amplio (de hecho nunca lo hicimos del todo). Vivimos plenamente como parte del mundo hoy con todo lo que esto implica. La política del mundo general es nuestra política, sus tendencias son nuestras tendencias, su tecnología es nuestra tecnología y viceversa. Durante siglos los judíos aprendieron a temerle al mundo exterior y verlo como una amenaza. Aunque aún ciertos grupos predican estos ideales y sin duda este tema es un motivo de inquietud para muchos judíos, el miedo no nos ayudará ni nos inspirará. Lo que se desvance parecería ser son las diferencias y creo que en esto estás de acuerdo conmigo porque mencionas la asimilación. En Francia además de antisemitismo seguramente también hay asimilación desvaneciendo las diferencias.
Con respecto a tu comentario de que segun Horowtiz todos los judíos «entran en un mismo marco» efectivamente es eso lo que ella quiere analizar. Generalmente la idea contraria ha sido partir desde una idea de lo que un judío debería ser limitando (o peor elimando) a quienes no encajan en nuestras categorías o definiciones. Probablemente nosotros dos tengamos una idea de lo que un judío es, ¿pero que hacemos con aquellos que no encajan con nuestras categorías o ideas? Lo que Horowitz intenta hacer no es justificar el judaísmo individual (lo que vos o yo, los rabinos, educadores, etc) definen como judío sino analizar una realidad social sobre las respuestas que ella como demógrafa recibe en las encuestas que hace. Es muy probable que si partimos con ciertos presupuestos llegaremos a las conclusiones preestablecidas.
Remarco como importante que hayas incluido humildemente la palabra «creo» al declarar estos artículos como que hacen mal a la colectividad. No todos piensan igual. Algunas personas siguen interesándose por las encuestas y resultados sobre el devenir de los judíos y sus compresiones sobre su propia identidad y pertnencia.
Hola Diego, soy Cubano, me esposa es Argentina, vivimos en EEUU. No soy judío pero en los últimos meses he estado muy activo informándome acerca del judaísmo en general, historia y costumbres.
Creo que será mejor comenzar por el final. Esta es mi pregunta; Podría suceder que alguien que no sea judío, y nunca ha tenido contactos con judíos se sienta como que pertenece al judaísmo? Es algo difícil de explicar, como que por miles de años tus antepasados fueron judíos y por cosas de la vida eso se perdió generaciones antes de tu nacer pero que aún lo llevas en la sangre, en el ADN. Y de pronto, cuando comienzas a conocer más sobre el Judaísmo te das cuenta que eso eres tú, que le encontraste el nombre, la explicación a ese algo que siempre estuvo contigo, pero no entendías que cosa era?
En Cuba fui criado en un ambiente católico no muy practicante pero desde niño me gustó mucho leer y cuestionarlo todo, me di cuenta rápidamente la gran hipocresía y contradicciones que hay en el cristianismo, especialmente el catolicismo porque es del que más conozco. No acepte las religiones organizadas y “oficiales” a mí alrededor, pero tampoco me sentía como un ateo. Simplemente me sentía “diferente”, mi forma de pensar, de ver las cosas, siempre fue muy diferente al promedio que me rodeaba. Siempre a la búsqueda de algo, pero sin saber que era exactamente.
Nunca he tenido ningún contacto con judíos, hasta la mitad de mi vida lo que sabía de ellos era lo que ya sabes de cómo ven a los judíos la mayor parte del mundo, como portadores de todos los males y vicios, culpables de todo lo malo que paso, pasa y pasara…….pero había algo dentro de mí que nada de eso me convencía, no pasaba ni el más sencillo de mis análisis.
En estos últimos meses, durante el conflicto entre Israel y Gaza aumente mis estudios sobre todo lo judío por aquí en internet, desde la historia, hasta ver películas y documentales sobre el Holocausto, principalmente las historias de quienes ayudaron a los judíos a escapar, o la vida cotidiana en el Israel moderno (lo he hecho por muchos años, pero nunca tan intensamente). Cuanto más conocía, más sentía esa extraña atracción a todo lo referente al judaísmo y sus costumbres. Lo mismo como religión, que como estilo de vida, llegando al punto de estar convencido que hubiera estado muy orgulloso de haber nacido judío. O desde otro punto de vista, me siento como un judío, al que nunca le enseñaron como ser judío.
Te hice una pregunta, pero en realidad no necesito la respuesta, más bien lo que necesitaba era hablar, desahogar estos sentimientos sobre este tema. Tus escritos aumentaron en mi ese deseo de hablar lo que siento por eso me decidí a hacerlo al leer este en particular, que habla sobre la identidad judía.
Un abrazo a todos,
Luis.
Hola Luis,
Gracias por compartir tus inquietudes.
Como finalmente contestaste tu propia pregunta en esta reflexión, no sé si puedo ayudarte de alguna manera…
Te deseo lo mejor en tu viaje de exploración y cualquier duda no dudes en consultarme.
Abrazo
Diego
Hola Diego, claro que tengo muchas preguntas, o simplemente necesidad de conversar sobre algunos temas, pero a la vez entiendo lo ocupada que es tu vida, por eso preferí dejarlo todo como un “desahogo” mientras que por internet puedo seguir encontrando por mí mismo respuesta a mis inquietudes.
Lógicamente una conversación personal seria lo perfecto pero no es imprescindible por eso el tan solo sentirme escuchado sería suficiente.
Ojala tuviera la opción de conocer familia judía a la cual acercarme, pero personalmente no conozco a ningún judío. La otra opción sería ir a una sinagoga o centro comunitario, pero en mi caso no solo están a 1 hora de distancia manejando, lo peor es que se habla inglés solamente, y yo hablo inglés, pero no lo suficiente como para hacer algo así. Soy una persona introvertida de manera que no soy muy bueno buscando “aprobación” o “amigos”!.
Desde que escribí en tu Blog he aprendido muchas cosas, me ha ayudado mucho un documental Argentino que vi en YouTube, “judíos por elección”. Ya tengo claro que no necesito “convertirme” al judaísmo, pero a la vez sigo sintiendo como que no estoy donde pertenezco, ya esa será otra parte del viaje que estoy seguro pronto solucionaré.
Abrazo,
Luis.
Hola Luis,
Me alegro que sigas explorando y aprendiendo. Puedes acercarte a una Sinagoga y mencionar que has estado leyendo mi blog y te gustaría aprender más por una inquietud espiritual. El Rabino que te reciba sabra guiarte y ayudarte a ver si es el judaísmo la respuesta (o pregunta) a tus búsqueda existencial o no lo es.
Otro abrazo
Diego
Leyendo atentamente, algunas apreciaciones, considero que hay que detenerse a analizar algunos puntos. El centro del problema, es encontrar una definición, que le permita hoy en los inicios del siglo 21, al judaísmo continuar, adaptarse a su entorno, rescatando, manteniendo, pero también incorporando elementos que le permitan actualizarse. La metamorfosis, no debe ser entendida, como un degeneramiento del concepto central del judaísmo, si no como el camino a una adaptación.Tal es el caso de la actualidad de la Torah o el Talmud. Y esto se relaciona por ejemplo con una pregunta clásica: ¿El pueblo judío salvó el Shabat, o el Shabat salvó al pueblo judío?….Hoy gracias a la incorporación de las TIC´S (tecnologías de la Información y la Comunicación), la persona interesada en estudiar y aprender, puede complementar sus estudios de Talmud Torah, por citar un ejemplo, ya no de la forma clásica o recurrir a una vídeo conferencia. Esto es, a lo que me refiero con metamorfosis o adaptación. La otra parte es, la deuda histórica, para con el pueblo judío.El pueblo judío es un pueblo de continua adaptación y eso está claramente señalado en su historia. Por ejemplo podemos citar casos, como el de Noemí, esposa de Elimélej, quien acompaña a su esposo, abandonando su tierra. Conforme a las normas de la Halajá, la mujer puede oponerse a que el marido la obligue a abandonar la Tierra de Israel (Shuljan Aruj, Even Haezer 75, 3—4). Tal es la importancia de la permanencia en la Tierra de Israel que puede considerarse una causa de divorcio cuando una de las dos partes de la pareja desea emigrar a la Tierra de Israel y la otra no. Noemí no se opone a la salida del país ni a la aculturación de los hijos, quienes terminan casándose con mujeres moabitas, Ofra y Ruth. Por otro lado, Ester y Ruth, (esta última quien era MOABITA), están unidas en la búsqueda de su identidad. Ambas optan por ser judías cuando bien podrían haber elegido no serlo. Ruth cuando proviene de un pueblo extranjero repudiado por los israelitas por una acción anterior. Ester, nacida judía, lleva dos nombres: Hadasa (Mirta), su nombre judío, y Ester nombre común entre los asimilados de entonces. Hoy, Ester y Ruth son nombres judíos típicos, como homenaje a quienes los portaron con orgullo. Ruth y Ester arriesgaron en su elección parte de su propia vida. Sus inicios en el judaísmo no son rituales sino existenciales.Ester que había ocultado su identidad, podría haber continuado con la farsa, después de todo, la había ocultado para candidatearse para ocupar el lugar dejado por Vashti, la soberana del imperio.La transformación de Ruth es todavía más radical. De la ajenidad a la pertenencia. De ser extranjera a ser parte del cuerpo social. De un destino lejano a asumir el nada simple destino histórico del pueblo judío. No es sólo el destino de Noemí el que eligiera. Con él, recibía su fe y su destino nacional. Ruth corta con la casa materna, como Abraham con la suya y se incorpora al pueblo por elección y por fe. Ruth se convierte en el paradigma de quienes eligieron a lo largo de la historia, incorporarse al pueblo judío guiada por una convicción inquebrantable y no por la conveniencia o la moda, ni siquiera por amar a un hombre.Recordemos que Ruth, fué la bisabuela del Rey David. Pero es interesante, destacar en todo esto, que Ruth decidió incorporarse, respetando la cultura, en su totalidad, abrazar y vivir dentro del mundo judío, no modificando o degenerando, si no en esa elevación espiritual aportando.La deuda histórica con el pueblo judío es muy amplia. En muchos períodos de la historia, muchas personas no pudieron elegir, recordemos el proceso de la inquisición, lo de los judíos conversos, las persecuciones, las matanzas, el destierro de SEFARAD. Muchos mantuvieron el legado » Bejol dor va dor» ( de generación en generación), otros por multiplicidad de causas no pudieron. Pero la cultura, siempre sobrevive como dice ATIKVA » mientras en lo profundo del corazón palpite un alma judía…….». Repito una vez más la deuda histórica para con el pueblo judío Shemá Israel…..no es sólo desde afuera hacia adentro únicamente , también como una Mitzbá para la construcción permanente, es de adentro hacia afuera.Yo he aprendido a rescatar y vivir mi judaísmo, participando en comunidad, en la vida diaria y haciendo además una profunda introspección. Siempre tratando de sumar, aportar no de intentar poner palos en la rueda. El judaísmo debe ser luz para el mundo, ya que la luz es virtud del alma.