Ningún otro jazán (cantor litúrgico) obtuvo tanta fama y popularidad en audiencias judías como gentiles sin resignar a su trabajo sinagogal como Yossele Rosenblatt. Obviamente, ha habido jazanim que llegaron a tener fama mundial, como por ejemplo Richard Tucker. Sin embargo, en el caso de éste y otros, la labor sinagogal fue sucedida por el ingreso al mundo de la ópera, dejando la jazanut para oficios esporádicos y grabaciones específicas. A pesar de haber rechazado ofertas para aparecer en la ópera, Rosenblatt fue toda una estrella del mundo del entretenimiento norteamericano en la década del ’20, siempre usando su gran kipá (solideo) negra y su levita. Su popularidad se mantuvo incluso por décadas luego de su muerte.
Yossele (el primer niño de la familia Rosenblatt luego de nueve niñas) nació en 1882 en el shtetl (aldea judía de Europa Oriental) ucraniano Belaya Tserkov. Su padre, un judío religioso jasídico del movimiento Ruzhin que frecuentaba el tribunal del Rebe de Sadagora, era jazán. Al reconocer el extraordinario talento de su hijo, el padre de Yossele comenzó a realizar giras para ayudar económicamente a su familia. Mientras al padre oficiaba los servicios religiosos, era el wunderkind (niño prodigio) a quien las multitudes iban a escuchar.
A los dieciocho años y recién casado, Rosenblatt aceptó su primer puesto permanente en Munkacs, Hungría. Su genio compositivo ya había empezado a florecer, y en poco tiempo la ciudad resultó insuficiente para su talento. Cuando se realizó una selección para ocupar el puesto de Oberkantor (cantor principal) en ciudad de Presburgo (actual Bratislava), con muchas más perspectivas laborales que Munkacs, Rosenblatt fue elegido a sus dieciocho años de entre más de 50 candidatos.
Midiendo no mucho más de 1,50 mts., Rosenblatt era toda una figura con su barba oscura y densa, y su apariencia humilde. Tenía una magnífica voz de tenor de gran belleza y rango extraordinario, con un falsete remarcablemente ágil. Además, tenía afinación perfecta y podía leer complejas partituras a primera vista. El timbre dulce de su voz, su excelente control sobre todo en pasajes de coloratura y su “sollozo” distintivo inspiraban a los devotos y emocionaban a la audiencia de sus conciertos. Asimismo, gran parte de lo que cantó y luego grabó era de su propia autoría, influenciada significativamente en su musicalidad por su entorno jasídico.
Sus cinco años en Presburgo fueron testigos de la composición y publicación de 150 recitativos y piezas corales, y en 1905, la primera de numerosas grabaciones fonográficas. Pero a pesar de ser feliz en la ciudad, la demanda de una familia en crecimiento y de sostener económicamente a varios parientes a quienes albergaba en su hogar lo forzaron a buscar un puesto mejor pago. Este puesto lo encontró en Hamburgo, Alemania, donde nuevamente ganó admiración instantánea. Rosenblatt permaneció en esta ciudad cinco años.
Para esta época, la fama de Rosenblatt había comenzado a llegar al Nuevo Mundo tanto a través de sus grabaciones como por intermedio de relatos de viajeros, entre ellos los delegados del Congreso Sionista de 1909, con sede en Hamburgo. En 1911, la comisión de la Primera Congregación Húngara Ohab Zedek de Nueva York invitó a Rosenblatt a oficiar por dos Shabatot, cubriendo todos los gastos del viaje y garantizándole un honorario considerable. El éxito fue inmediato y pronto telegrafió a su mujer para que traiga a su familia a América.
La histora continuará en la próxima publicacion con la llegada de Rosenblatt a los Estados Unidos…
Una de las composiciones más populares de Yossele Rosenblatt, Hineni
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