Cuando analizamos nuestra relación con la Creación de Dios en publicaciones previas, vimos que el estatus especial que recibieron los seres humanos en el segundo relato bíblico inspiró la formulación rabínica que los humanos somos socios con Dios en la Creación. Para los Rabinos el hecho que Dios “puso al hombre en el jardín del Edén para trabajarlo y cuidarlo” (Génesis 2:15) implica que Dios no creó (u ordenó) el mundo en forma total y perfecta sino que el mundo precisa de nuestra ayuda y por eso fuimos creados y asignados el primer trabajo que es mencionado en la Biblia: esforzarnos para cuidar al mundo y hacerlo un lugar mejor.
Así, luego de haber explorando las diferentes formas en la que los Rabinos y los judíos han entendido la Revelación de Dios y la Tora en las últimas publicaciones, podemos arribar a otra conclusión fascinante: también somos socios con Dios en Su Revelación.
Los primeros Rabinos eran totalmente conscientes del hecho que su propia expansión de la Ley Judía iba mucho más allá de aquello que estaba explícitamente escrito en la Tora que leemos semanalmente en las Sinagogas. Por tomar un solo ejemplo entre los miles disponibles, toda la elaboración del sistema concerniente a las leyes alimenticias en lo que respecta a no mezclar carne con leche se apoya tan solo en una sola oración bíblica repetida tres veces en la Tora: “no cocinarás un cabrito en la leche de su madre”. Incluso Dios mismo le dice a sus ángeles en un famosísimo relato que se preserva en el Talmud Ierushalmi (Rosh Hashana 1:3) que la determinación anual del día que se festejará Rosh Hashana cada año depende del decreto de las cortes humanas. Es decir que si los humanos decidimos cambiar la fecha de Rosh Hashana o posponerla un día ¡Dios se ajusta a nosotros y nuestras decisiones!
Por supuesto que el calendario y las fechas de las festividades judías ya han sido matemáticamente calculadas por los antiguos rabinos y por eso podemos saber con precisión desde hoy hasta la llegada del Mesías en qué día caerá cada festividad. Pero lo importante del relato del Talmud es la enseñanza que nos deja sobre la audacia de la interpretación rabínica. Escribí un poco sobre este tema en dos publicaciones sobre el concepto de tradición en el judaísmo: ¿qué mantuvo viva a la tradición judía? y Tradición: ¿cambio o continuidad? Respuesta al judaísmo Ortodoxo. La primera de ellas es muy propicia para Pesaj que aquí en Hong Kong comienza esta misma noche.
El desafió sobre el concepto de tradición y Revelación se presenta en la manera en la que los judíos hemos entendido la noción de ser socios con Dios en Su Revelación: por un lado los primeros rabinos creían en la aceptación incondicional de la Revelación de Dios y la Tora y por eso en la literatura rabínica dicha Revelación no puede ser negada o revocada por ninguna autoridad individual. Por otro lado cuando uno comienza a explorar seriamente la literatura rabínica uno descubre una enorme libertad interpretativa y una maestría extraordinaria sobre el texto revelado. Al fin de cuentas, como dice el relato del Talmud, Dios debe rendirse a los procesos y las reglas de las academias rabínicas humanas. Nosotros terminamos siendo la autoridad máxima y los que tienen la última palabra para decidir qué significado tiene el mensaje del texto sujeto a los múltiples y variados contextos.
Los pensadores tradicionalistas que son serios (generalmente agrupados en la categoría “Judíos Ortodoxos”) aceptan en su mayoría que los rabinos expandieron y expanden las leyes judías mucho más allá de lo que figura literalmente escrito en los primeros cinco libros de la Biblia. De hecho negarlo sería inútil o incluso mediocre. Pero para no limitar el Poder de Dios y la Revelación recurren a una interpretación muy divertida y al mismo tiempo profunda: Dios mismo es el que está guiando estas deliberaciones de las autoridades rabínicas y cualquier cosa que parecería ser una innovación en realidad no lo es ya que fue revelada también a Moisés quien no solo la transmitió oralmente a sus sucesores y a los rabinos del Talmud (dicho sea de paso estos Rabinos del Talmud vivieron miles de años más tarde y en otra geografía) sino e incluso en forma más increíble ¡a los rabinos contemporáneos! De todos modos estos pensadores sostienen que esta comprensión sobre la Revelación no afecta en absoluto la Revelación bíblica de Dios en el Sinaí en donde Dios reveló en forma completa la Tora que nosotros poseemos.
Por otro lado los teólogos y pensadores liberales (generalmente agrupados en la categoría “Judíos Conservadores” o “Reformistas”) insisten en una substancial contribución humana en la Tora desde la revelación misma del Sinaí. Para la mayoría de estos judíos el factor humano y la multifacética forma de entender un mensaje o vivir una experiencia fue determinante desde el primer momento. Todos nosotros podemos experimentar un mismo suceso y sin embargo comprenderlo de infinitas formas distintas de acuerdo a nuestra historia personal que es única y diferente de todas las demás. Dios sin dudas se reveló pero la pregunta no es esa sino ¿qué entendieron de dicho suceso cada uno de los que estuvieron presentes? ¿Es posible que la Revelación haya sido experimentada de formas diferentes de acuerdo a nuestras experiencias condicionas por la forma en que fuimos educados, nuestro bagaje histórico, nuestros esquemas de referencia, nuestros prejuicios y expectativas?
La tensión entre estas dos posturas puede ser resuelta de diferentes maneras. ¿Debemos seguir la palabra literal de Dios o la palabra interpretativa de los rabinos? La respuesta a esta pregunta es muy simple: si. El rango de soluciones posibles enriquece nuestra propia lucha para seguir debatiendo la Revelación de Dios.
Para el Judaismo moderno que significa el Cristianismo? Es oposicion o es un camino equivocado o es lucha de poder?