Cuando uno se aventura a leer el Zohar tiene que aceptar que perderse también es parte del proceso. Quien no se pierde, nunca se encuentra.
El Zohar es el compendio medieval más importante sobre el misticismo judío. Sus enseñanzas son intensas pero complejas. Nada en el Zohar esta servido en bandeja y uno debe leer y leer las mismas paginas una y otra vez hasta encontrar el sentido. Pero por sobre todo uno aprende al leer el Zohar que el tradicional método de intentar reducir todo hacia algo que uno ya sabe es un error. El Zohar nos enseña que debemos cuidarnos de querer llegar a la “esencia” de las cosas. A pesar que llegar a “la esencia” es el objetivo final en la búsqueda espiritual, en el Zohar esa búsqueda es inadecuada a menos que lo estimule a uno a explorar capas cada vez más profundas que cuestionan los presupuestos que arrastramos acerca de lo que llamamos tradición, Dios y nuestra existencia.
Tal vez el siguiente texto del Zohar mismo pueda ayudarnos:
Había un hombre que vivía en las montañas. No sabía nada de aquellos que vivían en la ciudad. Cosechaba trigo y comía los granos crudos.
Un día entró en la ciudad. Le trajeron un buen pan. Preguntó, “¿para qué es esto?” Le respondieron, “¡Pan, para comer!” Lo comió y su sabor era muy bueno. Preguntó, “¿de qué está hecho?” Le respondieron, “trigo”.
Luego le trajeron tortas amasadas en aceite. Las probó y dijo, “¿de qué están hechas?” Le dijeron, “trigo”.
Finalmente le trajeron pastelería de realeza hecha con miel y aceite. Pregunto, “¿y éstas de qué están hechas?” Le dijeron “trigo”. Dijo entonces, “yo soy el maestro de todo esto ya que me alimento de la esencia de todas estas comidas: ¡trigo!”
Debido a su manera de pensar, no conoció nada de las delicias del mundo y ellas se le perdieron para siempre. Así le ocurre al que comprende el principio de las cosas pero ignora todas las delicias que se derivan y divergen de dicho principio.
Zohar 2:176a-b
La primera vez que leí este texto quede estupefacto. No entendí si el hombre de la montaña era el “bueno o el malo” de la historia. El hombre de la montaña poseía la “esencia” y en consecuencia no necesitaba de nada más. Pero cuando leí por primera vez el final de la historia parecería que tener la esencia no permitía saborear las diferencias.
Tuve el privilegio de estudiar este fascinante pasaje con Daniel Matt hace unos meses y Daniel dijo que esta historia representa “la enseñanza principal del Zohar”. Daniel Matt es quizás hoy uno de los más destacados académicos en Cabalá y se encuentra terminando la traducción entera del Zohar al inglés utilizando manuscritos anteriores a las ediciones impresas. ¡La traducción completa le ha llevado a Matt unos 15 años!
Quiero compartir con ustedes lo que aprendí de Matt y este fascinante pasaje del Zohar.
Debemos comenzar por lo obvio y eso es que esta historia es una gran metáfora o como decimos en hebreo: un mashal. El hombre de las montañas declara ser un maestro del trigo, es decir un maestro de Tora. En la literatura rabínica (Talmud, Bava Batra 145b) la frase “maestro del trigo” significa aquel que es un maestro de la tradición oral judía. En este pasaje del Zohar el trigo y sus cuatro derivados (el grano crudo, el pan, las tortas de aceite y las tortas de miel) simbolizan los cuatro niveles de interpretación posibles (simple, midráshico, alegórico y místico conocidos dentro del misticismo con el acrónimo de PaRDeS). Según el Zohar la maestría del hombre de las montañas es superficial puesto que solo conoce el pshat, la interpretación más simple o literal. Cuando descubre que todo emerge del pshat el hombre de las montañas llega a la conclusión que no necesita saber nada más. Después de todo el hombre posee el conocimiento del trigo, ¡la esencia de todas las cosas!
Como dijimos al comienzo, en la búsqueda del camino espiritual llegar a la esencia es el objetivo del místico. Pero la enseñanza del Zohar en esta metáfora es que ¡la esencia es inadecuada! El maestro del trigo está revolcándose en la esencia en lugar de aventurarse hacia lo desconocido y lo desafiante. Prefiere resguardarse en lo familiar y reducir todo a esa esencia. Tal vez creemos que el conocimiento literal de la Tora es la esencia de todos los demás conocimientos y sin embargo al final de la metáfora el hombre de las montañas se pierde de las delicias, aquellas reservadas para quienes deciden atreverse a probar la variedad de sabores, la diversidad de significados.
En forma gradual el hombre de las montañas puede hacer la transición del trigo al pan en forma bastante simple. Noten que prueba el pan y encuentra que su sabor es muy bueno. Es decir que le es simple pasar de la Tora al Talmud, el midrash y la literatura rabínica. Pero luego cuando le traen tortas amasadas con aceite pregunta – apenas termina de probarlas- de qué están hechas y no dice si son buenas o malas. Finalmente cuando le traen trigo mezclado con aceite y miel- lo más elaborado del trigo- ni siquiera lo prueba sino que directamente pregunta de qué está hecho. En definitiva no prueba la última y más elaborada delicia que le traen porque siente que ya conoce la esencia de todas estas cosas.
El texto claramente es un ataque hacia el fundamentalismo o la lectura literal de la Tora. Es un ataque hacia aquellas personas que piensan que “conocen la esencia” pero no pueden abrirse a nuevas, diferentes y variadas lecturas.
Aquí nadie esta rechazando la importancia del nivel más simple o literal, el pshat. La esencia es necesaria para crear todas las delicias. Pero las delicias, según el Zohar, no se encuentran en la esencia sino en sus derivados.
Como escribí al comienzo, perderse es parte del proceso y quien no esta dispuesto a perderse nunca podrá encontrarse.
Si he finalmente logrado confundirlos un poco y sienten que esto suena medio intrincado solo puedo decirles una cosa: bienvenidos al mundo del Zohar.
Entonces ¿debemos buscar la esencia o la diversidad de las cosas? El Zohar nos da una clara respuesta: si, ambas cosas.
Al final de cuentas se trata del viaje… y también de la esencia.
Excelente Diego, la escencia es básica, pero es el punto de partida para sus derivados, que son los que en forma escalonada, nos brindan la verdad para llegar a lo místico y verdadero, aunque todo es verdad.
saludos Rene De Leon
Amen!
Gracias Diego:como hago para tener en mi mail este articulo ,,ya que me es mas comodo que FB.-Podrias mandarmelo por mail????Gracias.-Excelente,,as usual.-Que estes bien.-Shavua Tov y rosh Jodeh Tov.-Beatriz,,de Buenos Aires.—
Hola Beatriz,
no entiendo tu pregunta. Lo estás viendo desde el blog y no desde facebook…
Estoy comenzandoa leer el Zohar y me ha venido muy bien este articulo. El relato del hombre de las montañas es fascinante y su explicación perfecta para entender la profundidad de este libro.
Muchas Gracias Diego.
Gracias Antonio.
La explicación se la debemos al genial Dr. Daniel Matt!
Saludos y suerte en tus exploraciones…
Quizás haya dos tipos de esencias: primaria y final.
La esencia primaria fueron los elementos químicos y los principios físicos, que desembocaron el el género humano. También para él y según su esencia tuvimos unos Principios: valores, virtudes, actitudes, mandamientos… Con los que empezamos a andar y que se van desarrollando, pero ojo, hay que validar que estén de acuerdo con los primeros principios que Dios nos dió, sino estaremos haciendo el mal (libertinaje, falta de amor, falta de respeto…) Esa Esencia hay que conservarla y es deliciosa porque en cuanto nos desviemos de ella perderemos la Felicidad que Dios nos desea a cada uno de nosotros. La torta de aceite puede no ser buena para el que padece diabetes o colesterol. En éste sentido quizá la esencia primaria sea la mejor, aquello con lo que sí todo se desmadra, podemos reanudar.
La Esencia Final, tendrá escalones, por ejemplo: la esencia de una persona, de un colectivo, de una comunidad, de un hospital, del mundo, del universo, del multiverso….y la final es Dios. Ésta esencia nos estimula constantemente a desarrollarnos, a dar lo mejor de nosotros de acuerdo al Plan de Dios. Ésta esencia también sería el ir progresando en las delicias que nos cuenta el Zohar.
Gracias Diego. Esperamos con ilusión tus escritos.
Rafa.
Gracias Rafa querido por compartir tu interpretación de este texto.
No quiero darte una opinión sino dejar abierto justamente para que cada uno pueda hacer múltiples lecturas sobre el las lecturas mismas.
Abrazo
Diego
‘estoy de acuerdo con buscar la esencia y la diversidad. a mi me gusta llegar a lo profundo de las cosas y para ello debo pasar por la diversidad. mil gracias .maravillosa leccion. amor para ti.
Gracias Aura.
Creo que algún punto ahí está la búsqueda: disfrutar de la esencia y los derivados al mismo tiempo sin.
Si no interpreté mal, esa búsqueda permanente del sentido que no debería legar a una determinación última y cerrada de la esencia de las cosas, no sería más que una actitud de cuestionamiento permanente (que en algún sentido podríamos llamar relativismo).
Saludos
Isaac