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Entre el grupo de grandes poetas españoles que hablamos en nuestra publicación anterior se encuentra la figura principal de esta publicación. Su nombre es Yehuda Halevi y nació en 1085 y murió en 1142.
Yehuda Halevi es importante no solo como un poeta sino principalmente como un pensador que crítica seriamente la cultura de su tiempo y el énfasis en la razón y la filosofía que están tan de moda en todos sus contemporáneos.
Apesar que es mayor que Maimonides, lo que vamos hacer entre esta publicación y la próxima es crear un diálogo entre ambos y ver claramente que lo que tenemos aquí es la continuación de la Filosofía Judía que iniciamos con Saadia en las publicaciones previas. Es mi deseo que entre lo que pudimos compartir de Saadia y su filosofía, lo que veremos de Yehuda Halevi en esta publicación y lo que hablaremos de Maimonides en la próxima publicación, podamos tener argumentos un poco más sólidos y poseer así una mini introducción a la historia del pensamiento Medieval judío.
Yehuda Halevi fue una figura realmente destacada de la cultura española que hablamos en nuestra publicación anterior pero al mismo tiempo fue su enemigo y desertor principal. Y esa ambigüedad no surge de la nada en él sino que es el reflejo de su relación con poetas anteriores (en especial Dunash ibn Labrat y el poema que compartimos al final de nuestra publicación anterior). Si recuerdan la primera parte del poema que leímos al final de la publicación anterior, vimos que Labrat nos contaba sobre la buena vida en la España islámica: cantar, tomar vino y disfrutar la naturaleza. Pero la segunda parte del poema concluía con un sentimiento melancólico en el que el poeta no se sentía tan pleno puesto que los judíos no estaban en Sión o Israel, no estaban en el mundo de la Tora, no estaban llevando una buena vida judía sino que estaban demasiado concentrados en el mundo general que los rodeaba y sus ideales. El motivo por el cual compartí ese poema de Labrat en la publicación anterior es para que realmente puedan armarse una idea del pensamiento de Halevi. Y como dije también en la publicación anterior, en lo personal siento escalofríos al analizar esto y eso es que si bien hay casi mil años entre Halevi y mi vida y mi contexto actual, pareceríamos estar debatiendo muchas veces lo mismo hasta el día de hoy. Muchas veces me siento dialogando con Halevi y me encantaría compartir con él preguntas como: ¿Cuánto de lo que somos es judaísmo “puro”, es decir sin interacción del mundo circundante? ¿Existe realmente algo así en la actualidad como “judaísmo verdadero y puro“ que no haya sido afectado por la interacción con otras culturas? ¿Existe un judaísmo hoy que no posea nada de la interacción milenaria con otros pueblos a lo largo de todo el mundo? ¿Acaso no es el judaísmo el producto de tradiciones, valores y practicas consolidadas a partir de la interacción con otras culturas, tradiciones e idiomas?¿Qué vamos absorbiendo de cada lugar al que llegamos? y en forma inversa ¿qué absorbe de nosotros el lugar al que llegamos y la gente que allí vive? ¿Cuánto de lo que pensamos y hacemos es producto de la asimilación de las culturas a las que históricamente fuimos llegamos? ¿Deberíamos volver todos definitivamente a la tierra de Israel en forma concreta en lugar de verlo como un anhelo? Todas estas preguntas que a mi gusto siguen siendo tremendamente actuales, ya están presentes de algún modo en el pensamiento de Halevi y espero que podamos verlas en su propio contexto dentro de esta publicación.
Yehuda Halevi estaba totalmente inmerso en la cultura en la que vivía. Su prosa estaba toda escrita en árabe y sabía mucho de ciencia y filosofía. A su vez escribía poesías en hebreo sobre el vino, las mujeres, la homosexualidad y la buena vida en la España Medieval islámica. Pero simultáneamente a todo esto estaba claramente incomodo con toda esa cultura y sentía en sus entrañas que España no era el objetivo final de la existencia judía. España era simplemente un lugar de paso y no era el lugar en el que el judío iba a estar conectado con su esencia. No quiero ser repetitivo sobre esto pero realmente estas ideas resuenan tanto en nuestra vida porque siguen siendo contemporáneas. Muchas veces los judíos vivimos con ese sentimiento de ambigüedad entre dónde deberíamos estar y que deberíamos ser y hacer como judíos mientras notamos que nuestra propia vida se va acondicionando por los lugares a los que llegamos y las experiencias diferentes que tenemos en cada uno de estos lugares. Así los judíos que nacen en Argentina por ejemplo son parecidos pero no idénticos a los judíos que nacen en Estados Unidos, Francia, Israel o Mexico.
Y en la búsqueda por resolver ese conflicto de su identidad judía Yehuda Halevi finalmente emigra de la España islámica hacia Israel en la Edad Media. No se sabe cómo llego hasta ahí pero tenemos documentos que certifican que llegó e incluso se mencionan algunas partes de su viaje en varios registros del Geniza del Cairo saliendo de España, pasando por el Norte de Africa y llegando finalmente a Israel.
La historia de Halevi es la historia del deseo de retornar a Israel. De hecho tenemos toda una serie de poemas que escribió titulados “Lírica religiosa y cantos de Sion” (Ediciones EGA, S.L. Bilbao, 1993). En dichos poemas se expresa el deseo que para poder realmente cumplir con la existencia judía, España no era suficiente. Halevi se pasa la vida diciendo que está por emprender el camino de regreso a casa -es decir a Israel- para poder satisfacer así el sentido de su vida como judío. Y tal vez, si hay un milagro para esta historia, es que en un tiempo en que movilizarse no era tan sencillo como sentarse por unas horas en un avión, Halevi finalmente llega a Israel.
Halevi al igual que muchos judíos de su tiempo -y me atrevo a decir del nuestro también- vive durante su vida en dos mundos y siente esa dualidad de la existencia judía al vivir fuera de la tierra de Israel. Siente que realmente pertenece más a la tierra de Israel y al mundo de la Tora que a cualquier otra tierra y otra vida cultural. Halevi sigue siendo actual para muchos de nosotros que, como judíos que no vivimos en la tierra de Israel, sentimos constantemente esa ambigüedad entre nacionalidad y religión, es decir, ¿cuánto de lo que somos esta condicionando por la tierra en la que nacemos, su cultura, su idioma, sus costumbres y cuánto somos de lo que arrastramos de nuestros antepasados inmigrantes y sus tradiciones, valores, practicas y formas de ver la vida? ¿Qué deberíamos ser: “ciudadanos que practican el judaísmo” o “judíos que practican la ciudadanía de un país determinado”? ¿Pueden ver cuan actuales son estas preguntas? Históricamente lo que vamos viendo en forma repetitiva a lo largo de toda la experiencia judía es que los judíos al absorber tanto las culturas a las que llegan, sus preguntas y dudas sobre sus identidades y pertenencias vuelven a cambiar y se formulan sobre la propia práctica y la propia continuidad judía?
Lo que quiero hacer en esta publicación no es enfocarnos tanto en su poesía que de todos modos es maravillosa y nos ayuda a entender quién era este hombre, sino quiero que nos concentremos en su mundo filosófico. Así veremos que ese deseo de “retornar al judaísmo” y a la tierra de Israel que salta a la vista en su poesía termina siendo articulado también a través del pensamiento racional de su filosofía.
El libro filosófico (o tal vez deberíamos llamarlo “anti-filosófico”) que Halevi escribe es conocido en hebreo como Sefer HaKuzari que literalmente significa “El Libro de los Jázaros”. Aquellos de ustedes que prestaron atención en nuestra publicación anterior recordarán que hablamos del reino de los Jázaros y el intento de Hasdai ibn Shaprut de vincularse con el Rey José de los Jázaros. Este era el famoso reino judío mitad real y mitad mito que se encontraba al Sur de Europa y que alimentó la fantasía e imaginación de toda una generación de judíos soñando con judíos que tenían autoridad, poder, realeza y riqueza aumentando la sensación que los judíos no eran realmente esta minoría sin poder sino que había todo un reino judío del otro lado del mar.
Todas las cartas de Hasdai y todos los ideales de ese reino poderoso de judíos circuló por varios siglos en el inconsciente colectivo del pueblo judío y por eso no es una casualidad que Halevi elige el tema de los Jázaros para escribir esta ficción histórica como argumento de su obra filosófica.
El Sefer HaKuzari fue escrito originalmente en árabe al igual que todas las obras filosóficas de las que hablamos en estas publicaciones. Si bien ya hemos mencionado esto varias veces en estas publicaciones es interesante notar que cuando uno escribía en este momento en árabe claramente quería que su libro no solo fuera leído por aquellos judíos que no leían hebreo sino también por el público mayoritario. Halevi podía tranquilamente escribir en hebreo si lo deseaba y de hecho como vimos, esa era la forma “obligada” en el género de la poesía judía de este período. Pero la prosa era escrita generalmente en árabe. Por lo tanto lo que veremos es que apesar que los judíos se sienten en parte incómodos en la cultura islámica española, los mismos forman parte intrínseca de la misma y se expresan en las formas culturales que de allí absorben. En otras palabras quiero que entiendan que Yehuda Halevi jamás se encuentra completamente desconectado de la España Medieval Islámica que tanto critica y no es solo un enemigo de la misma sino que es un activo partícipe de esa cultura y ese mundo al mismo tiempo que es crítico y desertor de la misma. Quiero que sientan esa relación amor-odio que Halevi tiene con España y con el hecho de ser un judío que no encuentra su pertenencia plena al vivir en la diáspora y utilizar textos litúrgicos judíos que anhelan el regreso a Israel.
Voy a contarles la historia del libro de Halevi en forma resumida y con mis propias palabras para así analizarlo luego en forma conjunta.
El libro Sefer HaKuzari es como dijimos una ficción en la que Halevi se imagina cómo fue que el Rey José de los Jázaros decidió convertirse al judaísmo habiendo tantas otras religiones y posibilidades. La pregunta central del libro es ¿Por qué elegir el judaísmo como camino de vida?
Acá está el escenario que Halevi nos presenta y nuevamente todo esto es una ficción ya que él nunca conoció ni estuvo en el reino de los Jázaros pero lo importante aquí es el mensaje que Halevi quiere dejarnos utilizando este mito o leyenda.
La historia comienza con el Rey José de los Jázaros quien despierta sobresaltado de sueño que tiene. No es casualidad que Halevi elija un sueño como argumento de la trama. En ese sueño el Rey ve un ángel quien le dice -“tus intenciones son buenas pero tus acciones no lo son”-.
En Rey se despierta agitado y no entiende qué es lo que el mensaje del ángel en el sueño le esta indicando. Y por lo tanto para intentar responder este sueño llama a un grupo de consejeros para que descifren su sueño.
Los consejeros que se presentan son: un filósofo, un musulmán, un cristiano y finalmente un judío. Y si bien esto parece la introducción a un típico chiste, en la fantasía de Yehuda Halevi estos cuatros personajes representan de alguna manera las cuatros verdades que hay en el mundo que Halevi conoce. De hecho el judío es presentando como alguien que en realidad ni siquiera estaba contemplado, pero nosotros sabemos de antemano que del modo que se nos contará esta historia narrada por un judío “el que ríe último ríe mejor” y así finalmente el judío saldrá victorioso.
Antes de seguir quiero decirles que todo lo que voy a hablar a continuación sobre este libro y esta historia no es una representación objetiva sino totalmente subjetiva de cómo ve Halevi al judaísmo, las otras religiones y la filosofía. Así que lo que voy a presentarles no es una posición honesta o justa con respecto a las religiones o la filosofía sino que es la perspectiva personal de una persona que de alguna manera no puede despegarse de su esencia judía al criticar o intentar entender a los otros. En otras palabras no hay en esta obra un intento sincero por apreciar las diferencias entre las religiones y la filosofía sino el esfuerzo de aplastarlas demostrando que La Verdad la tiene el judío y el judaísmo.
La historia continúa con la intención del Rey de simplemente narrarle el sueño a estos cuatro personajes para ver quien puede darle la respuesta correcta.
El primero que se presenta para entender el significado del sueño del Rey es el filósofo.
Como podemos imaginar y luego de habernos dedicado a Saadia y a la influencia griega en toda etapa Medieval el filósofo es de alguna manera la voz más “seria” y autorizada en todo este período.
El filósofo le explica que el mundo es creado de modo científico y racional y debemos entender el mundo a través del intelecto, la razón y los principios filosóficos, etc.
El Rey se siente poco atraído por esta interpretación. El Rey tuvo un sueño, tuvo una experiencia visceral y emocional y el filósofo le esta dando una respuesta fría, racional, objetiva y filosófica. De este modo el filósofo y la razón son descartados debido a que no pueden racionalmente explicar ese sentimiento del Rey.
Luego le pregunta al musulmán y este le responde contándole sobre su religión y el Rey tampoco se siente atraído debido a que hay mucha guerra, asesinatos y destrucción. Como ya les dije no les estoy presentando una descripción objetiva de las tres religiones. Claramente el judaísmo que esta por debajo de todo esto emergerá por encima de las otras dos religiones y la filosofía al final de esta ficción. No esperen mucho más de Halevi que eso. Esto no es una historia racional, objetiva sino subjetiva y tendenciosa que intenta demostrar que si algo es Verdad lo demás no puede serlo.
Luego el cristiano se presenta y el Rey dice que su espiritualidad es muy interesante pero suena como si vendría del judaísmo. Si todos los valores principales del cristianismo están tomados del judaísmo el Rey se pregunta ¿por qué debería seguir una versión falsa de la Verdad original? Otra vez insisto, este es Halevi hablando y no yo y esta no es una presentación justa para el cristianismo o el islam.
Como ya dije estoy parafraseando muy libremente aquí toda esta narración que y por supuesto que todo esto no es literal. Pero simplemente espero poder transmitirles la esencia del tema para que puedan comprender el debate en cuestión.
Finalmente el último que queda es el judío. El judío responde diciendo más o menos lo siguiente: “nosotros creemos en el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. El Dios que nos saco de Egipto y la esclavitud, nos dio la Tora en el Monte Sinaí y nos llevo a Israel, la tierra prometida”.
El Rey se pregunta “¿qué tipo de respuesta es esa? Los otros trataron de explicarme su religión y tú me estás dando historia. No me interesa la historia. ¿Tu crees en Dios? ¿Qué clase de Dios? ¿Cuáles son los fundamentos de tu religión?”
De todos modos el judío se mantiene firme en su respuesta y le aclara que éste es el modo que el judío entiende su fe y su existencia. Como podemos apreciar, la respuesta que Halevi nos presenta en la voz del judío no fue improvisada sino cuidadosamente elaborada.
La idea que Halevi reintroduce en el pensamiento judío es que Dios se revela a través de la experiencia histórica del pueblo judío. El judaísmo y la revelación de Dios no se despliegan a través de la filosofía ni la especulación racional sobre qué es la fe, Dios, la Tora o el judaísmo en sí. Sino que experimentando a través del tiempo la historia de este pueblo en diálogo con Dios, desde los patriarcas y llegando al punto más elevado con la entrega de la Tora en el Monte Sinaí uno comprende así y logra formar parte de la Verdad del judaísmo.
Para Halevi al igual que para otros judíos la entrega de la Tora en el Monte Sinaí es el momento crítico y sagrado en el cual el judaísmo es creado como tal y por lo tanto para él la historia -a través de la experiencia de los judíos- se convierte en el inicio de toda esta tradición y Verdad.
Lo que emerge en lo restante del libro es el diálogo entre el judío y José el Rey de los Jázaros tratando de comprender el judaísmo y todas las facetas que lo forman. Y así lo que tenemos con este nuevo libro de Halevi es una especie de continuación de lo que habíamos visto con Saadia en este nuevo género literario judío que es una especie de “Introducción al Judaísmo” pero ahora desde el punto de vista de Halevi. Recuerden que les comenté que en la literatura rabínica, eso es la Mishná y la Guemará conformando ambos textos el Talmud, el editor de dichos textos asume que el lector ya sabe de lo que se está hablando. Pero a partir de Saadia y los restantes pensadores veremos ya la necesidad de escribir una especie de introducción o explicación sobre lo que el judaísmo es.
Cuando llegamos al final del último capitulo del libro, el judío dice que ya no puede quedarse debatiendo puesto que que esta apurando ya que debe emprender el camino de regreso a casa y eso es Israel.
Por lo tanto el personaje imaginario del libro esta imitando la vida, el pensamiento y los deseos de Halevi. En pocas palabras este libro escrito por Halevi crea a este judío imaginario que es Halevi mismo quien debe tanto en la imaginación como en la realidad volver a Israel ya que allí es donde el judaísmo debe continuar su desarrollo histórico.
Resumiendo la historia a medida que intentaremos ahora explicar la teología de Halevi vemos que el Rey tiene un sueño en el cual sus intenciones no son buenas. Intentando entender qué debe hacer con su vida va pasando y descartando la filosofía, el cristianismo y el islam arribando finalmente al judaísmo. El judío que representa al judaísmo ubica su fe y sus prácticas no en la especulación racional filosófica sino en la experiencia histórica de su pueblo.
Noten que en el contexto de la filosofía griega lo importante no es aquello que cambia sino aquello que es eterno. A los griegos y su filosofía les interesan las “ideas eternas” y aquello que no cambia. Los griegos sospechaban de la historia y el cambio. Pero con Halevi tenemos una nueva situación en donde esto esta invertido. La Verdad no está en la filosofía -lo eterno, lo que no cambia- sino por el contrario: para Halevi La Verdad del judaísmo reside en la experiencia histórica que va en crescendo desde el pacto con los patriarcas, la esclavitud en Egipto, la liberación, la entrega de la Tora, la redención y la llegada a la Tierra Prometida. A través de cada generación diferente de judíos experimentando el judaísmo a su manera, Dios se hace presente.
Así que tenemos muchas cosas sucediendo simultáneamente en la presentación que Halevi hace del judaísmo. Primero esta el hecho de acceder o “conocer” a Dios a través de la historia. Pero más importante aún es lo contrario a esto y es que Halevi nos muestra que no podemos acceder a Dios a través de la especulación racional filosófica.
Esta idea de Halevi aparece una y otra vez a lo largo del Sefer HaKuzari y debemos preguntarnos ¿cuál es realmente el problema que Halevi tiene con la filosofía?
Y para responder esta pregunta deberíamos de hecho preguntarnos si puede la racionalidad, el intelecto y la lógica capturar la esencia de lo que sentimos en nuestros corazones. Hablamos un poco de este tema cuando analizamos la filosofía de Saadia Gaón y les comenté que Halevi iba a preguntarse lo mismo.
El “sentimiento” como la sensación más profunda que uno tiene por Dios o la fe ¿puede ser articulado en palabras? ¿Puede ser reducido a una idea? Cuándo imaginamos o describimos a Dios con palabras -aquello que gran parte de la Filosofía e incluso la Teología Medieval estaba haciendo- ¿estamos realmente capturando y explicando al Verdadero Dios? ¿O simplemente estamos aproximándonos de la mejor manera que podemos a definir lo que es Dios? ¿Estamos especulando sobre una idea o estamos de hecho sintiendo, encontrando o experimentando a Dios en si mismo? ¿Podemos realmente explicar qué es o quién es Dios? Podríamos ir más lejos aún y preguntarnos: ¿Podemos realmente sentir a Dios? ¿Cómo sabemos que estamos sintiendo a Dios? ¿Podemos relacionarnos de algún modo con Dios? Tal vez el filósofo se pasa la vida engañándose a si mismo pensando que cuando crea una idea de aquello que llama Dios ha logrado así encontrar al Verdadero Dios.
Para Halevi darse cuenta de este problema es fundamental y de hecho es lo que él esta criticando. Para Halevi cuando yo experimento una “idea” de lo que Dios es, no estoy sintiendo a Dios en si mismo. La razón, el pensamiento y las ideas no nos permite sentir la Verdad de Dios. Uno puede hablar y especular todo lo que quiera acerca de Dios pero uno no puede hablar con Dios. Y acá ya estoy utilizando el lenguaje que se utilizará en la Modernidad por Martín Buber (de hecho les recomiendo que luego de esta publicación escuchen mi otra publicación sobre Buber) ya que Buber usa el mismo lenguaje que Halevi. Y estoy seguro que Buber, Rosenszweig y todos los filósofos del siglo XX que presentamos en nuestra serie sobre el Judaísmo Moderno estuvieron influenciados por las nociones de Halevi.
En pocas palabras lo que estamos diciendo es que lo más importante que podemos aprender sobre la fe judía es que no es filosofía sino que peor aún, Halevi y otros pensadores posteriores nos están diciendo que la filosofía puede incluso distorsionar la Verdadera experiencia judía.
Si lo que uno esta buscando es “la Verdadera fe judía” entonces uno tiene que recurrir a la historia y entender el desarrollo de la misma porque allí se encuentra el diálogo de Dios con su pueblo elegido. La experiencia histórica de los judíos que leemos desde la Biblia hasta la actualidad se aproxima mucho más a Dios y el judaísmo que la especulación racional filosófica.
Por lo tanto el primer intento de la teología de Halevi es separar entre el Dios de los filósofos y el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Y está es exactamente la misma formulación que retomará Martín Buber en el siglo XX pero ya la planteaba Halevi mil años antes. Los judíos no debemos ir en busca del Dios de los filósofos sino el Dios de nuestros antepasados y esa experiencia religiosa solo podemos alcanzarla a través de la vida ritual y la practica de las mitzvot, es decir los mandamientos o preceptos. Solo así uno se relaciona con la historia del pueblo judío y uno puede experimentar de qué se trata ser judío.
Así que lo primero y más importante con lo que Halevi contribuye a la historia del pensamiento judío -y noten cuan diferente es esto comparando con la filosofía de Saadia e incluso será también diferente a Maimonides en la próxima publicación- es que la filosofía no nos provee con una respuesta para la experiencia y la fe judía. La fe es una categoría que no puede ser reducida en una formulación filosófica. Y ésta es la primer gran crítica.
Hay algo más que es único en la filosofía de Halevi y que tal vez no resuena tanto en muchos de nosotros. Halevi está obsesionado con la “soledad”. Pero esta soledad que se pregunta Halevi es la siguiente: si los judíos son el pueblo elegido por Dios ¿por qué no tienen poder político? ¿por qué son siempre separados, marcados y vistos como diferentes? ¿por qué son siempre sacados del medio por los musulmanes, los cristianos y otras culturas? ¿por qué los judíos estamos “solos” en esta experiencia humana? ¿Cómo puede ser que este sea el pueblo glorioso elegido por Dios? Y por lo tanto Halevi se preguntará ¿cómo debemos entender este estatus del judío?
Y para responder esta pregunta Halevi recurrirá nuevamente a la filosofía. Tomado directamente de Aristóteles Halevi nos presenta las 4 esencias o cosas que definen lo que nosotros experimentamos en el mundo. Estas son las 4 categorías de lo que existe. La primera es Mineral, la segunda es Vegetal, la tercera es Animal y la cuarta son los Seres Humanos. Estas ideas están tomadas directamente de Aristóteles y no hay ninguna sutileza de Halevi aquí. Así que aunque critica la filosofía Halevi la necesita para construir su contra argumento. De hecho la traducción del árabe al hebreo usa la palabra medaber para referirse a esta categoria. Es decir que la diferencia entre un animal y un ser humano es la cualidad del habla humana y la capacidad de comunicarse. Apesar que nosotros sabemos hoy que hay ciertos animales que pueden comunicarse entre ellos ésta es la definición que heredamos de Aristóteles.
¿Qué nos va a traer de nuevo Halevi frente a estas categorías? Para Halevi hay una quinta esencia o forma de existencia. Aristóteles nos presenta 4 formas de existencia y Halevi agrega una quinta que llama “Profecía”. Y con esto nos encontramos con una definición muy interesante sobre la profecía según Halevi.
Según Halevi para ser un Profeta uno debe hacer dos cosas:
- primero uno debe ser judío y practicar el judaísmo (es decir no cualquier judío sino un judío que practica las mitzvot o mandamientos del judaísmo).
- Y segundo para alcanzar ese nivel de Profecía uno debe vivir en la Tierra de Israel y por lo tanto la mitzva más elevada e importante es hacer alia, es decir instalarse en Israel. No en España con toda la hermosa naturaleza, el buen vino y la buena comida sino que según Halevi solo en la Tierra de Israel sentimos el esplendor y la energía necesaria que le permite a un judío practicante de todas las mitzvot convertise en un Profeta.
Y por lo tanto la quinta esencia que constituye aquello que existe en el mundo es un ser biológico que de hecho es superior a todo lo demás incluido el ser humano normal y ese ser biológico es único ya que debe ser judío y vivir en la tierra de Israel.
¿Cómo interpretamos nosotros esta definición de Halevi? Muchos judíos se han sentido terriblemente ofendidos por esto porque marca una especie de superioridad racial ya que según Halevi ni siquiera uno puede convertirse a esta categoría. Uno debe nacer judío, practicar todos los mandamientos del judaísmo y vivir en Israel para convertirse en lo más elevado de la existencia que es en definitiva convertirse en un Profeta. El Profeta tiene acceso directo a Dios. Habla con Dios. No especula racionalmente, no piensa acerca de Dios, no habla acerca de Dios, Dios no es una idea para un Profeta sino que es una realidad. Para el Profeta Dios es una realidad. Pero Dios es una idea para el filósofo. Y por lo tanto el Profeta está por encima del filósofo y el filósofo ni siquiera puede llegar a convertirse en Profeta. En el mundo griego y en especial en la filosofía platónica lo más elevado que uno puede alcanzar como ser humano es convertirse en un filósofo. Para Platón el esfuerzo de nuestro vida debe ser realizado para alcanzar lo más elevado y eso es convertirnos en alguien parecido a él. Según Platón lo hemos logrado si hemos logrado convertirnos en filósofos. Pero acá Halevi está argumentando que existe una categoría aún más elevada que esa y que no es para cualquiera sino solo para el judío.
Y lo que estamos viendo aquí que afectará directamente a ciertas ramas del judaísmo posteriormente es una especie de creencia que el judío es único y puede acceder a algo más elevado que todo el resto de la creación. Hay una aquí un intento de establecer una superioridad racial de este grupo. No quiero esconder esta faceta de Halevi ni evitar este tema porque es una realidad que escribe Halevi. No quiero bajo ninguna noción sugerir que esto no está presente en su obra sino que está ahí claramente presentado. Pero aunque pueda repugnarnos esta idea que el judío es mejor o superior que todo lo demás que existe en el Universo debemos poner en contexto porque Halevi hace este argumento y esto se debe a que está intentando justificar o entender ese estatus de ser el pueblo elegido y sin embargo sufrir tanto. De todos modos esta argumentación no está diciendo que cualquier judío es un Profeta sino que ciertos judíos que hacen ciertas cosas y viven en un lugar determinado son potenciales Profetas y así tienen acceso directo a Dios que es en esencia lo que todos están buscando según Halevi.
Para Halevi la Verdad más absoluta del judaísmo ocurre en el acto de la revelación de Dios y claramente las nociones racionales de la filosofía no alcanzan. Los dos requerimientos necesarios para ser un judíos según Halevi son entonces observar los mandamientos judíos e instalarse en la tierra de Israel.
Halevi como pueden apreciar es un hombre muy interesante en la historia del pensamiento judío. Su legado es realmente importante incluso para Maimonides en ciertos aspectos, de quien hablaremos en profundidad en nuestra próxima publicación.
Pero lo que me interesa es que podamos entre esta publicación y la próxima ponerlos en diálogo a Halevi y Maimonides y podamos así comprender mucho mejor el mundo Español Medieval bajo dominación islámica. Pero eso es lo que sigue en la próxima publicación.
Con Halevi tenemos la creación de géneros literarios que son el claro producto del mundo español islámico escribiendo en árabe y hebreo sobre filosofía, gramática, ciencias, historia judía y teología. Estamos hablando de un hombre profundamente culto e inteligente que escribe en su Sefer HaKuzari sobre temas muy interesante en forma de diálogos tomados por supuesto del modelo de diálogos de Platón (obras como El Banquete o Fedón entre otros). Al usar ese estilo en forma brillante Halevi utiliza las formas de moda en la época como medio para bularse de ellas mismas y desarmarlas. Y ahí es cuando vemos que el es un desertor de este estilo ya que usándolo demuestra que el mismo no funciona.
Halevi es la persona que afirma que ama el mundo de Hasdai ibn Shaprut, sus poetas, el mundo “secular” islámico de España, la idea de ser una especie de “humanista” y un “caballero perfecto”, un hombre que habla varios idiomas, conocedor de las artes, las ciencias, la religión, la teología judía, la literatura rabínica, el Talmud, la filosofía (siendo -con toda esta descripción- esa especie de “ideal cultural judío” que mencionamos al final de la publicación anterior) pero al fin de cuentas todo esto ni siquiera alcanza o peor aún, seguir este ideal esta incluso equivocado según su visión. Halevi le está diciendo al judío que vive fuera de la tierra de Israel que todo eso que le apasiona del mundo en el que se ve inmerso no es realmente su verdadera esencia. Y aquí volvemos otra vez a ver reflejada la segunda parte del poema de Dunash ibn Labrat que compartimos al final de la publicación anterior. Claramente hay algo raro, incómodo o equivocado para Halevi si uno esta viviendo rodeado de todo esto mientras su verdadera tierra, su verdadero lugar en el mundo como judío es Israel y ese lugar no esta siendo parte de la geografía de la vida de uno como judío. Sin vivir en la tierra de Israel y sin importar cuanto sepamos de nuestra tradición ni cuanto practiquemos sus leyes estamos incompletos frente a Dios.
De alguna manera podríamos decir que Halevi es un Nacionalista. Halevi es la persona que finalmente siente que “no puede vivir en dos mundos”. Su intelecto no le permite tolerar esa parte de su existencia. Solo puede vivir en un solo mundo. Y ese mundo que constituye su esencia jamás llegará a través de la filosofía ni en la matriz cultural y social de la vida cortesana Medieval en la que nace y se siente envuelto. Pero lo que hace a Halevi tan cercano a nosotros es que el se irrita sabiendo que no puede dejar -ni nunca dejará de ser- un producto de la cultura en la que nació y creció mientras que así todo le repugna esa misma cultura. Quiere salir de allí y sin embargo es una parte constitutiva de su ser. Su judaísmo estaba fusionado con su españolidad. Esta idea que yo siento tan propia siempre me ha llevado a lo que George Steiner presenta cuando menciona a Borges como “aquel que rechaza los límites de una sola herencia” siendo este rechazo aquello que constituye para Steiner un elemento constitutivo del ser judío.
Halevi esta criticando la vida elitista del judío asimilado en las culturas del mundo y en especial y en su caso particular la vida cortesana de España. Para él, cuando finalmente el Mesías llegue y los judíos sean reconocidos por su valor en la historia, hay que estar en la tierra de Israel y no en España.
Y así tenemos este “tire y empuje” con todo el pensamiento de Halevi que interesantemente la mayoría de los judíos del mundo con quienes hablo parecen también poseer. Hablamos de ese sentimiento de ambigüedad entre lo que son por el judaísmo y lo que son por haber nacido dentro de cada cultura particular.
De todos modos Halevi no es el único judío Medieval que articulará este pensamiento sino que vemos tanto judíos bajo dominación cristiana como musulmana a lo largo de toda la Edad Media anhelando retornar a la tierra de Israel. De hecho los judíos hasta el día de hoy vemos a Israel como el centro de nuestra existencia litúrgica y todos nuestros rezos reflejan el sueño y anhelo milenario de este pueblo de retornar a la tierra de Israel. Debemos recordar que la liturgia o rezo era considerada por los primeros rabinos como una especie de “suplencia temporal” a la crisis que estaban enfrentando de no tener más el Templo y vivir en el exilio, es decir fuera de la tierra de Israel. Esto lo sabemos ya que todos nuestros rezos mas sinceros y profundos dirigidos a Dios -aquello que los judíos rezamos todos los días y le pedimos a Dios en todas nuestras plegarias desde lo profundo de nuestro corazón- es volver a la tierra de Israel, reconstruir el Templo y volver a matar animales en un altar. Eso es lo que pide nuestro Siddur, nuestro libro de rezos. Si uno esta utilizando el Siddur y de forma abierta expresa los deseos que ahí están escritos uno está pidiendo eso.
Pero lo que tenemos a lo largo de todo el período Medieval es un acto aún mayor que simplemente anhelar. Tenemos registros de muchos judíos haciendo aliot, eso es emigrar a la tierra de Israel.
Lo más interesante es que en el transcurso del siglo XX la mayoría de los historiadores que eran sensibles al Sionismo enfatizaban este aspecto. Estos historiadores veían a Halevi como un ejemplo de este anhelo judío. Ese judío que simultáneamente se sentía contenido en la diáspora pero también sentía un vacío dentro de ella, se sentía un extraño, alguien que usurpaba la cultura de otros y por ende debía volver a la tierra de Israel. Así los Sionistas declaraban algo que es real y debatimos en nuestra publicación sobre el Sionismo Judío en nuestra serie sobre el Judaísmo Moderno y eso es que la idea de volver a la tierra de Israel fue siempre y sigue siendo una idea antigua y al mismo tiempo moderna. Y justamente Halevi se convierte en un ejemplo de ese ideal Sionista.
Pero no solo los Sionistas se sintieron a gusto y en conexión con Halevi. Sino que también como mencionamos ya, el pensamiento judío del siglo XX. En el momento de crisis en la Modernidad, cuando el judaísmo se ve envuelto en el racionalismo y las articulaciones filosóficas sobre Dios, la Tora y el pueblo de Israel -en especial con la filosofía de Hermann Cohen- de golpe tenemos una contra reacción iniciada por Leo Baeck, Martin Buber, Franz Rosenzweig y Heschel quienes claman que nos estamos desviando y que esto ya no es judaísmo. Estas son las voces judías que dicen al igual que Spinoza en siglo XVII, que la filosofía y el judaísmo no son la misma cosa y no deben ser reducidas una por encima de la otra. Para descubrir a Dios, lo transcendente, lo sagrado, aquello que transforma nuestro espíritu tenemos que ir a buscarlo en la vida ritual, en la fe y en las mitzvot que no tienen nada que ver con la especulación racional filosófica. Si escucharon mis publicaciones sobre Judaísmo Moderno podrán apreciar este mismo debate entre Hermann Cohen y sus opositores que critican que lo peor que uno puede hacer es convertir a Dios, la Tora y el pueblo de Israel en una idea. Todas estas cosas deben ser vividas y no disecadas como si estuviésemos en un laboratorio.
Para estos judíos del siglo XX Halevi era quien los ayudaba a entender cuál es la verdadera esencia del judaísmo y de hecho como vimos en esas publicaciones las críticas eran que la filosofía del idealismo alemán no ayudaron sino de hecho corrompieron al judaísmo haciendo que los judíos se pierdan del camino original.
Puedo incluso nombrar un pensador anterior al siglo XX muy relacionado con este mundo y estas problemáticas llamado Heinrich Heine. Heine fue un gran poeta judío que también mencioné en la serie del Judaísmo Moderno como uno de los miembros fundadores de la Organización para la Ciencia del Judaísmo (Wissenchaft des Judentums) en la Alemania del siglo XIX. Heine tradujo la poesía en hebreo de Halevi sobre el Sionismo y el amor por Israel al alemán. Pero lo que es increíble de esta historia es que Heine repudiaba el yiddish y a los judíos de Europa Oriental que fueron los que en su gran mayoría iniciaron el Movimiento Sionista y volvieron a la tierra de Israel. Ahora escuchen esta paradoja porque Heine -que era el típico judío culto y amante de su herencia alemana en el siglo XIX- traduce poemas en hebreo de Halevi -un poeta Medieval español- al alemán y estos poemas que traduce hablan del deseo de volver a Israel lo cual era lo último que Heine personalmente deseaba. De hecho Heine termina convirtiéndose al cristianismo! Y el anhelo de volver a la tierra de Israel en la Modernidad y realmente llevarlo acabo termina siendo una realidad gracias a los judíos de Europa Oriental que se ven influenciados por los ideales de la Modernidad y el Iluminismo Judío que llamamos en hebreo haskala impulsados por judíos alemanes que lo último que querían era irse de Alemania!
En otras palabras, el iluminismo y la razón que comienzan en Alemania con judíos que querían buscar la mejor manera para racional e intelectualmente integrarse en las sociedades Occidentales, termina influenciando a otro tipo de judío que no tenía nada que ver con ese mundo y era el judío de Europa Oriental que hablaba yiddish y todo esto le despierta la sed de volver a Israel y finalmente lo lleva acabo.
Miren lo que puede llegar a despertar un texto medieval en las manos de judíos diferentes con diversas interpretaciones y maneras de ver el mundo.
Realmente es fascinante todo lo que emerge desde esta compleja y a la vez interesantísima persona que es Halevi quien trata de definir qué es la espiritualidad judía y cuál es la esencia de ser judío. En las relecturas que se harán a lo largo de la historia podemos apreciar de su obra lo que podríamos definir como la otra cara de la Comunidad Judía de España. Recuerden que hablamos al final de la publicación anterior toda esa fascinación de los judíos del siglo XX por esa “Edad Dorada” de judíos escribiendo poesía, filosofía, arte, ciencia, Talmud, literatura rabínica, etc. Pero Halevi nos presenta esa otra voz que trata una y otra vez a lo largo de la historia de recordarle a los judíos quiénes son, cuál es su esencia, cuales son sus valores, tradiciones, prácticas, costumbres y les pide de alguna manera regresen todos juntos al lugar geográfico que pertenecen y eso es la tierra de Israel.
Lo último que quiero decir para cerrar este impresionante legado de Halevi es que claramente su obra es una respuesta a las crisis que los judíos comenzarán a vivir cuando -como vimos en nuestra publicación anterior- la España Medieval islámica comienza a ser atacada y los judíos son echados. Halevi no podía entender cómo este pueblo era el elegido por Dios mientras vivía subyugado por otras religiones y pueblos. Para subir la moral y el espíritu de toda esta gente Halevi intentó hacer del judío un ser único y especial dándole no solo un pasado, una esencia y una misión en su propio tiempo sino que finalmente termina influenciado a judíos como nosotros hasta el día de hoy.
Me confunde el que el movimiento sionista haya emergido desde tiempos tan remotos, quizá desde la diáspora misma o en todas y cada una de los retornos de las emigraciones padecidas por los judíos, cuando regresan a Canaán guiados por Moisés en el éxodo y luego regresando de Babilonia y finalmente en el siglo XX al ser ayudados por occidente a recuperar su territorio original en la tierra prometida de acuerdo con La Torá.
¿Un diálogo Halevi-Maimónides? Se oye interesantísimo. Disiento de las afirmaciones de que el judaísmo no es una filosofía. La cuestión es que la razón no está «encima de», sino que argumenta al lado de la explicación histórica, religiosa, ético-moral, sociológica, geopolítica, idiosincrásica, etcétera. Sí, Buber es importante, pero también lo es Sholem y otros filósofos, historiadores y sociólogos del siglo XX. Sugiero la lectura del «Diccionario Jázaro» de Milorad Pavic, pues el texto menciona a los jázaros sin decirnos un poco más de su cultura..